Al aire: Por una guitarra eléctrica.
|| 02.01.21 ||
Rápidamente tecleó para escribir sobre el buscador que ofrecía su celular: ¿Cómo saber si estás siendo acosado?
Ante el vistazo de cero resultados bufó y volvió a teclear: ¿Cómo identificar a un acosador?
1) Conducta desafiante.
2) Problemas para gestionar el estrés.
3) El poder les ayuda a subir su autoestima.
4) Personalidad obsesiva.
5) Habilidades para seducir y convencer.
—¿De nuevo buscas algo que te diga que BaekHyun es un acosador?
Hizo de sus labios una línea al escuchar el comentario de su primo—. Sabes perfectamente que su forma de actuar no es normal.
—Yo solo creo que le gustas. —El contrario se encogió de hombros y él puso los ojos en blanco.
—SeHun, no lo entiendes porque no hay un chiquillo molestoso gritándote en el oído. —Se sacó las gafas para limpiar la mancha de saliva que cayó en uno de sus lentes cuando SeHun habló—. Además, si consigo alguna prueba de que BaekHyun me acosa será mucho más fácil denunciarlo.
—¡ChanYeol! —Casi como si fuese invocado el ya tan conocido tono de voz se escuchó a lo lejos.
Hizo una mueca al verlo con su sonrisa tan amplía, los ojos achinados junto a ese brillo maquiavélico y la ropa del institución ajustándose a su cuerpo de una forma extraña, pareciendo demasiado desordenado para su gusto con la camisa por fuera de los pantalones y la corbata media suelta.
La primera vez que lo vio estaba exactamente igual, BaekHyun no cambió mucho con el tiempo a pesar de todo lo que sucedió. En aquel momento ChanYeol llevaba un solo año en el instituto, aún se juntaba con su primo SeHun y sus amistades era increíblemente pocas, principalmente porque él no estuvo interesado en tenerlas. Su tiempo estaba exclusivamente enfocado en sus clases de música en el centro cultural y no quería desconcentración porque todo el tiempo que tenía lo invertía en ello.
BaekHyun llegó como una especie de cohete a destruir su cotidianidad. Lo conoció en segundo año a "profundidad", si es que realmente se podía catalogar así. Era San Valentín y ChanYeol acostumbraba a tocar el teclado para la banda de la escuela durante las pequeñas presentaciones que se hacían para la ocasión ante la presión estudiantil. Fue ese mismo día que su compañero apareció con una caja de chocolates por primera vez.
—ChanYeol —lo llamó.
En ese momento no lo conocía directamente. Lo vio durante clases, en algunas exposiciones y quizás trabajó con el chico más de una vez, pero jamás reparó mucho en su presencia.
—Es para ti.
Delante de él, sobre el escritorio que le correspondía —el cual era el último debido a su altura—, su compañero dejó una pequeña caja de cartón con forma de corazón. El objeto estaba envuelto con muchos papeles de colores, cintas, brillantina y letras de música. Era ostentoso a morir, difícil de ver incluso, pero tenía cierto encanto.
—¿Para mí? —preguntó sorprendido. Era la primera vez que le daban una caja de chocolates para San Valentín.
A pesar de que ChanYeol se jactase de que no se juntaba con cualquiera, no era como que alguien quisiese juntarse con él de igual modo. Por lo tanto, aquella aparatosa cajita de no más de cien centímetros cuadrados era la primera presentación de ese estilo que veía.
—Tiene chocolates. —El chico frente a él apuntó hacia la caja y se mordió el labio inferior con nerviosismo—. No sabía qué tipo de chocolate te gustarían, así que tienen distintos rellenos. No eres alérgico a nada, ¿cierto?
Frunció el ceño al ver la cara roja del contrario y abrió la caja. Decidió responder su pregunta con una negación de cabeza, después de todo no creía que el chico le hiciese chocolate con berenjena.
—Ehh...
Su mente comenzó a maquinar, trayendo a su consciente aquellas películas asiáticas que vio con su hermana de obligado. En su momento no les prestó mucha atención porque él siempre se enfocaba en lo que le gustaba —es decir, la música—, pero recordó vagamente que eso tenía un significado mínimamente importante.
¿Se está confesando o no es así como funciona?, pensó nervioso y vio la nota 'Sol' hecha perfectamente sobre la tapa.
—¿Esto que significa realmente? —susurró mirándolo.
BaekHyun para ese momento era el mismo chico desastre que conocía actualmente, solo que con más acné y el cabello más largo.
—Me gustas.
La sonrisa se plantó ante él de una forma tan amplía y sincera que se preguntó quién sería capaz de decir esas palabras sin ponerse nervioso ni verse flaquear. Sin embargo, BaekHyun pareció muy contento confesando sus sentimientos, casi como si supiese que la respuesta sería afirmativa.
—Lo siento, pero no lo puedo aceptar. —Dio una sonrisa incómoda y el chico no cambió ni un poco su expresión.
Al verlo en ese momento se dijo que aparentemente no era para tanto porque su sonrisa seguía ahí tan amplía como cuando recién apareció en el salón de clases. No obstante, actualmente ChanYeol llevaba conviviendo tres años con él y se dio cuenta que BaekHyun tenía una forma particular de entristecerse sin perder la sonrisa.
—Está bien si no te gusto. Solo recíbelos. —El ademán fue claro y ahora la sonrisa se volvió una sin mostrar los dientes—. Me tengo que ir. Mucha suerte con la presentación.
Ese día tocó de maravilla, lo recordaba perfectamente. A la vez, se pasó el camino de vuelta a casa comiéndose los chocolates junto a SeHun, quien se sorprendió de primeras porque alguien le confesara sentimientos de ese estilo, segundo porque le dieran una caja para San Valentín y tercero porque los dulces esos estaban malditamente ricos, especialmente el de trufa. A ChanYeol le encantó y le dijo a SeHun que le pediría al chico la receta y este prácticamente lo atacó en plena calle diciéndole que no podía ser tan hijo del puta, disculpándose luego con su tía.
Por diferencia, en ese instante ChanYeol escaló mucho dentro de sus propios sueños. Se estableció de forma segura en la radio estudiantil como DJ o algo parecido, ya que en el fondo para cada presentación en el instituto lo ponían detrás de la consola de mix. No era su pasión porque de hacer no hacía mucho, pero le gustaba porque era música de igual forma.
Al mismo tiempo, BaekHyun también creció. Sin embargo, las cosas aparentemente no le fueron tan bien como para ChanYeol. De primeras toda la clase pareció enterarse que le gustaba y, a pesar de que para él ya era bastante vergonzoso estar en la boca de todos, sintió un poco de empatía cuando vio los ojos tristes de su compañero por primera vez. Se lo topó después de clases en el campo de fútbol americano. Él solo pasaba por ahí porque necesitaba buscar unos timbales, pero al parecer el más bajito se pasó harto rato debajo de las gradas haciendo quizás qué, pero estaba solo y mucho más desordenado de lo que acostumbraba a estar, roto quizás.
De igual forma ese panorama terminó rápidamente. ChanYeol no supo cómo lo hizo, pero de una forma BaekHyun siempre lograba que las cosas fuesen en pro de él, o puede que sencillamente se aprovechase de todo; no lo sabía. El tema era que de ahí en más le hizo la vida imposible. Siguió intentando acercarse a él, hablarle, sonreírle, realizar juntos trabajos grupales con un sinfín de cosas más. Como toda la clase —o todo el instituto prácticamente— sabía que gustaba de él se volvieron algo así como fans de su relación inexistente, haciendo las cosas aún más difícil si era posible porque todos parecían querer verlos juntos. Y justamente fue por eso que BaekHyun cada día volvía a estar en su lista negra.
—Disculpa que te moleste, pero el profesor Zhang te está buscando. —BaekHyun apareció ante él con el pelo alborotado y la respiración errática, al parecer por correr—. Si tienes tiempo por favor acompáñame.
Lo miró desde donde estaba sentado, que era justamente detrás de la consola de mix como siempre solía estarlo durante el último tiempo. Su primo SeHun permaneció apoyado en el marco de la puerta que daba entrada al pequeño espacio donde su compañero JongIn solía ponerse para narrar los cotilleos.
Por alguna razón, por mucho que su compañero pareciera urgido y quizás, solo quizás, pudiese necesitar de su ayuda, no quería estar cerca de él, realmente no porque luego todos sus compañeros empezaban a hablar, a hacer suposiciones acerca de ellos dos cuando desde el minuto uno no hubo absolutamente nada.
—Iré después. Estoy algo ocupado.
BaekHyun pestañeó unas cuantas veces, como si no se esperase su respuesta—. Está bien. Es solo... Eh... —El chico titubeó—. Creo que hay un hombre de una disquera.
Puede que tuviese rechazo hacia BaekHyun, pero incluso quiso abrazarlo luego de que se enteró que no mentía y que en dirección no solo lo esperaba el profesor Zhang, sino también un hombre pequeño y delgado que era acompañado por otro mucho más alto.
El odioso chico no se equivocó, efectivamente había un hombre interesado en él como músico. No se lo esperaba porque a pesar de las cartas de recomendaciones que enviaban sus profesores a las universidades no se imaginó que estas también iban dirigidas hacia Seúl, que era de donde provenía el empresario. Además, la propuesta que le hicieron no era para nada mala, algo sobre terminas los estudios, te vas a Seúl, estudias música allá y trabajas para la empresa. Sonaba de ensueño y el profesor Zhang se lo confirmó una vez que quedaron ambos solos.
—Falta que acabes este último año, pero ya es bastante bueno que vinieran para hablar directamente contigo. —Su maestro le dio dos palmadas en uno de sus hombros, como si estuviese felicitándolo—. Acordaré una cita con tus padres para que juntos hablemos del contrato.
—Gracias, YiXing —le soltó porque era así como solía hablarle al chico que no sobrepasaba aún los 21 años.
Ese día estuvo sumamente feliz y pensó que no habría nada que le bajara el ánimo, incluso después de que JongIn avisara sobre la semana de San Valentín, dándole así un anticipo de todo lo que tendría que hacer durante los próximos días para la radio y demás actividades. Pero le dio igual. Su felicidad no pudo ser mayor.
El fin de semana se la pasó tonteando con SeHun, pensando en todo lo que haría una vez que se fuera —si es que lograba irse realmente— y se aseguraron de hacer una lista de todo aquello que debía hacer, como teñirse el cabello, por ejemplo.
—¡ChanYeol! —Bufó al escuchar el grito de su primo en la entrada de la habitación—, ¿ya votaste?
Era domingo. Tenía entendido que durante ese día la escuela estaría enviando los formularios de votación para el espectáculo que esperaban mandarse para la semana entrante. De igual forma, a ChanYeol le importaba bastante poco.
—No lo he hecho. Ni siquiera he revisado mi correo.
—¿Entonces no te diste cuenta que te están votando?
—¡¿Qué?!
Su primo entró a la habitación y se sentó a su lado en la cama para mostrarle lo que recibió, ante lo cual él revisó rápidamente su correo estudiantil, dándose cuenta que no le llegó nada excepcional aparte de la nota del último examen de matemáticas.
—¿Qué votación?
—¿No te llegó el correo?
Se acomodó los lentes óptico un tanto abatido porque aún no lograba saber a qué se refería SeHun. No obstante, su primo le hizo la vida muchísimo más fácil al entregarle su celular para que diera un vistazo, dejándolo con taquicardia en el proceso.
—¿Por qué aparezco ahí? —cuestionó afligido al ver su foto junto a su nombre y el circulito de votación.
—Tengo entendido que hicieron una encuesta durante la semana pasada. Estuvo abierta a todo estudiante de la escuela. Te la mostré, ¿recuerdas? —Forzó la vista para apreciar la nueva imagen que le enseñó el contrario—. Pues yo te voté a modo de broma, pero al parecer hay mucha gente que quiere verte sufrir.
Gimoteó y pataleó sobre la cama deshecha en la que pasó toda la tarde con la esperanza de que cuando despertara al día siguiente todo se tratara de una broma, de un mal sueño o incluso de un experimento social. La verdad era que a ChanYeol le daba igual, solo quería que desapareciera su nombre de esa cosa.
—Park ChanYeol.
Jadeó al escuchar su propio nombre de parte del profesor Kim, quien parecía ser el objetivo de matanza de más de uno de los estudiantes que se encontraba en el salón. Eran hartos en el lugar, llamaron a todos los estudiantes que estuvieron en el formulario —él incluido—, sin embargo, no se esperó que el maestro dijera su nombre en indicación de que era otro seleccionado.
—Esos fueron los diez alumnos más votados —soltó el profesor Zhang como si no notara la mirada amenazante que le envió desde el otro lado del salón—. Espero que todos podamos trabajar muy bien en esta ocasión y no olviden que con esto obtienen puntos de competencias estudiantiles en relaciones sociales.
Dejó caer la cabeza sobre el cuello de la guitarra que estuvo sosteniendo todo ese tiempo porque de lo contrario se hubiese caído sobre la batería que tenía por detrás.
—¿Puedo abstenerme? —preguntó de igual forma, contradiciendo por primera vez al profesor y llamando la atención de todos los estudiantes en el salón.
—¿Seguro que quieres hacerlo? —Las cejas del mayor se alzaron hacia él, cuestionando seriamente si ese era su deseo, cosa muy mierda porque ChanYeol no estaba obligado a absolutamente nada, pero aun así sabía que el tener un certificado que lo calificara como un estudiante con buena disposición social era algo que le sería sumamente útil si quería trabajar como compositor en una gran empresa musical.
—Lo haré —le aseguró a SeHun cuando ambos se sentaron en una de las mesas de la cafetería—. Sea quien sea la persona que tenga que conquistar lo haré.
—¿Estás seguro?
El chico frente a él pareció más divertido con la situación que con cualquier otra cosa, generando en él un pequeño tic en el ojo izquierdo porque no pudo creer que su primo se estuviese burlando de él en ese momento, cuando las cosas eran tan dificultosas. Después de todo no era un chico al que le gustara llamar la atención y por lo general se quedaba detrás de bambalinas o en una esquina del escenario con su instrumento musical.
—Lo haré y de seguro obtendré un lugar.
El contrario se carcajeó, pero ChanYeol siguió alentándose mudamente a pesar de ello. Necesitaba mantenerse fuerte y con la mente fría, cosa que no era demasiado difícil, después de todo era una persona que siempre se esforzaba por obtener lo que quería y...
—Byun BaekHyun.
Se quedó sin palabras. Al parecer los restantes en el salón esperaban que dijera algo, aunque sea un improperio, pero lo cierto era que ya no tenía energía como para estar vivo siquiera. Se mantuvo así, escuchando como a su alrededor todos parecían quejarse, gritar y hablar entre ellos. Hasta cierto punto entendió el escándalo porque él se sentía igual de agobiado, aunque no pudo soltarlo hasta que escuchó el nombre de su primo ser pronunciado por entre los labios del profesor Zhang.
—¿Qué no es un bebé?
Frunció el ceño ante el comentario de LuHan, pero se mantuvo en silencio porque en realidad esa era la actitud que solía adoptar siempre. Sin embargo, ya estaba llegando a su límite y fue peor aún cuando escuchó al presidente estudiantil decir que eso parecía pedofilia.
—No es tan menor —soltó y el rubio bufó.
—Pero no me siento cómodo.
—Pues imagínate cómo me siento yo sabiendo que me tocó BaekHyun.
—No lo digas tan así, mierda andante. Recuerda que es mi mejor amigo.
No quería discutir con absolutamente nadie, así que se tragó las cosas que tenía por decir y simplemente se puso de pie para largarse de allí de una vez.
El estilo de la actividad de San Valentín era única para ese año, totalmente novedosa donde no solo los estudiantes tendrían la radio como buzón romántico, sino que también se daría ese absurdo espectáculo donde diez personas conformarían a los conquistadores, es decir, unos cuantos idiotas intentando convencer a otros idiotas, para que vayan con ellos el sábado a una pequeña celebración que harían en el instituto. A ChanYeol le recordaba a los reality amorosos de la televisión.
De igual forma, no esperaba que BaekHyun fuese su conquistado. Y ni siquiera supo por qué le sorprendió, después de todo estaba más que hablado lo que pasó entre ellos —absolutamente nada—. Por lo tanto, todos parecían querer hacer realidad el romance platónico del bajito, aunque ChanYeol no estaba para nada de acuerdo con ello. Se lo pensó muchas veces, demasiadas. Se concentró en su rostro, la barbilla, las cejas, la nariz, los labios... Se tomó el tiempo —ya que después de tres años con lo mismo no tenía para menos— de mirar cada detalle de su compañero, incluso su forma desordenada de vestir y su rápido andar. Le seguía pareciendo extraño, la verdad.
—¿Nunca has pensado que le gusta andar así y no es precisamente por despreocupado?
No, jamás llegó a pensar que esa podría ser una posibilidad a pesar de que se lo comentó SeHun muchas veces, quien parecía tener un poco de misericordia por el más bajito, a quien claramente le seguía gustando a pesar de los años.
—¿Qué tanto tiene BaekHyun? —se quejó entre murmullos frente al espejo mientras se lavaba sus propias manos con fuerza, como si con eso pudiese deshacerse del mal sabor de boca que le generó la situación—. No es más que un desastre andante sin ningún talento.
Para su sorpresa la puerta de uno de los cubículos se abrió con fuerza, provocando que esta se golpeara con la pared contigua. Desde el pequeño espacio pareció tropezarse un chico que peleaba con una corbata negra.
A pesar de lo distinto que se veía lo reconoció de inmediato, esa vez con su pelo más o menos peinado, la ropa ajustándose a su cuerpo y siendo abotonada en los ojales correctos. Llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa blanca que, como siempre, estaba por fuera de los pantalones. Lo que sí era cierto, y claramente evidente, era que el chico se peinó e incluso maquilló porque ChanYeol logró apreciar algo de brillo en su cara cuando sus miradas se encontraron a través del espejo del baño.
—Hola, ChanYeol —lo saludó el otro con suavidad y pareció incluso avergonzado.
No le respondió y apartó la mirada de él, ignorándolo porque puede que estuviese un poco molesto con el chico por todo lo que pasaba. Después de todo, fue ese chico quien armó escándalo hace unos años para que todos se enterasen que le gustaba.
Nop. Definitivamente BaekHyun parecía un desastre como lo era siempre.
Procedió a secarse las manos a la vez que veía gracias al reflejo como su compañero se esforzaba en meter todo en su mochila y arreglarse la corbata al mismo tiempo.
ChanYeol pensó que se iría y eso esperó, pero el chico seguía moviéndose de un lado a otro mientras se acomodaba los botones de las muñequeras, tiraba de su corbata y se pasaba las manos repetidas veces por el pelo. Fue peor aún cuando vio que se le cayó el pequeño cosmetiquero dentro del lavamanos seco, provocando que una de las sombras de ojo —supuso— se quebrara y manchara parte de la encimera.
—Mierda —lo escuchó soltar entre dientes con la cabeza gacha.
Claramente BaekHyun no lo quería ahí porque se mantuvo con las manos sobre la construcción del lavamanos a la vez que permanecía ligeramente encogido, como si desease hacerse cada vez más pequeño y desaparecer.
Caminó hasta la salida del sitio porque le importaba bastante poco lo que pasará con su compañero, o al menos así debió ser, pero no pudo evitar detenerse cuando escuchó la respiración agitada por detrás de él. Nunca vio a BaekHyun llorar a pesar de todas las cosas que llegaron a sucederle, situaciones que se hicieron públicas incluso cuando el chico no quiso porque era demasiado obvio y transparente.
—¿Estás bien?
Su pregunta no solo sorprendió al más bajo, sino que también a sí mismo, pero no se arrepintió. Miró al contrario a través del espejo y no pudo evitar sentirse extrañado cuando notó los ojos brillantes del contrario. Inmediatamente se acordó de la primera vez que le habló.
—Déjame ayudarte.
Caminó con grandes zancadas hacia el contrario y lo tiró de la corbata porque aún seguía cayéndole mal y la verdad era que no sabía cómo relacionarse con él sin sentir las ganas de tirarle un poco de mierda en la cara, de desquitarse por todos esos malos momentos que le hizo pasar durante los últimos años.
—No es necesario... —murmuró el otro y él simplemente lo ignoró.
BaekHyun era increíblemente hablador en clases, se movía de un lado a otro, comía, jugaba con una PSP o hacía sopas de letras. ChanYeol no entendía cómo, pero el chico siempre hacía algo y aun así le iba increíblemente bien con las materias. Si bien ese era el BaekHyun que conocía, las pocas veces que estuvo cerca de él se callaba y quedaba tieso, como si se le fuese su espíritu jovial del cuerpo y él no podía evitar sentirse enfadado porque no creía que fuese para tanto como para que el chico cambiara su actitud ante su presencia, especialmente porque luego todos decían que el único que lo podía controlar era él.
Le abotonó los botones que le faltaban en lo alto de la camisa y acomodó lo mejor que pudo la corbata en torno al cuello de su compañero.
—Ponte la camisa por dentro de los pantalones —exigió porque esa era una de las cosas que más le molestaban del chico.
BaekHyun lo obedeció sin rechistar y mientras tanto él se concentró en acomodar el maquillaje que llevaba el contrario, dejándolo todo ordenado meticulosamente, posicionando lo más grande atrás y lo más pequeño adelante.
—¿Así?
Lo miró a través del espejo y no pudo evitar quedarse de piedra porque se veía bien, bastante decente e incluso mayor.
—Ujum... —soltó por decir algo y desvió la mirada porque verdaderamente no le interesaba mirar de más a su compañero—. ¿Qué harás con esto?
—Yo me encargó. —Escuchó que el chico se puso a su par para limpiar el polvo rojizo que quedó manchando el lavamanos y él se hizo hacia atrás, queriendo alejarse porque BaekHyun se echó demasiado perfume para su gusto—. Gracias.
Asintió aún sin mirarlo y se encaminó hacia la salida de la habitación, decidiendo que ya hizo suficiente ahí como para sentirse un buen samaritano por el resto de su vida.
—¿Tienes presentación? —Las palabras se le escaparon, pero la curiosidad lo estaba matando y no creía que BaekHyun se hiciese problema por su interrogante.
—Sí. —Los ojos del chico parecieron brillar y él mantuvo la mirada en la puerta, no queriendo verlo para nada.
—Buena suerte.
Huyó como debió hacerlo desde el minuto uno y se dirigió hacia la salida del instituto para ir camino hacia su casa, trayecto que hacía caminando porque su hogar no se encontraba muy lejos del edificio. Al día siguiente llegó al lugar de la misma manera. Esperaba entrar a su clase y soportar a la profesora de filosofía, pero ni siquiera pasó por las puertas principales cuando todo pareció volverse un mundo bullicioso donde su nombre se repetía una y otra vez en boca de todos. Cuando escuchó algo del profesor Kim no se le hizo difícil entender que estaban hablando de la semana de San Valentín, por lo tanto, la lista de conquistados ya debió de publicarse.
Sus compañeros no solían dirigirse directamente a él de no ser necesario, por ello no le sorprendió que todos se pusiesen a hablar a distancia mientras él cargaba en su espalda su guitarra acústica. Una vez que tomó asiento sacó su celular para enviarle un mensaje a su primo.
Todos están hablando de mí. 😫
Primo 💀: ¿Por lo de Baekhyun?
Supongo que sí. 😒
Primo 💀: ¿Y él qué tal? ¿Ya saltó sobre ti como pensaste ayer que haría?
Levantó la cabeza con la intención de fijarse en el puesto de BaekHyun, el cual se encontraba colindando con el pasillo, en las filas que se ubicaban del lado de la ventana. Se lo encontró con los brazos sobre la mesa y la cabeza apoyada en estos, a su lado estaba LuHan, quien parecía estar en la misma posición, pero mirando a su amigo, por lo que pudo verle la cara y se dio cuenta que estaban hablando.
A pesar de que ChanYeol no fuese una persona que estuviese muy pendiente de sus compañeros de curso era prácticamente imposible ignorar a BaekHyun debido a que este era un escandaloso de primera. Ante lo mismo se le hizo sumamente extraño que el chico se mantuviese en esa posición a lo largo de la clase y que solo se levantase para tomar apuntes. Fue muy distinto a otras veces porque el chico prácticamente tomaba desayuno durante la primera hora de clases.
Está raro 🤔, le envió por mensaje a su primo y este solo le respondió con un emoji de hombros alzados. Concordaron para verse en el primer recreo en la cafetería. Una vez que se lo encontró comieron juntos de la fruta picada que su madre le mandó como colación del primer receso.
—¿No crees que es raro? —le preguntó SeHun mientras se llevaba el durazno a la boca, provocando que frunciese el ceño—. O sea, si tan escandaloso es en clases como dices que es ¿no crees que estaría feliz al saber que tendrías que conquistarlo?
Abrió la boca para decir algo, pero se quedó estático porque hubo un pequeño recuerdo que se le vino a la cabeza—. Nos vemos luego, SeHun. Necesito hacer algo.
Se puso de pie y antes de correr hacia el salón de música tomó un trozo de piña para comérselo durante el camino.
Puede que algo apareciera en la cabeza de ChanYeol en ese preciso momento, solamente puede... Sin embargo, tuvo una especie de corazonada y se esforzó por correr hasta el salón de música sin que le importase que se ejercitase más que en la jodida clase de educación física.
Entró al salón como un tifón, botando un atril de micrófono sin querer. De inmediato se encontró con unos ojos curiosos desde el otro lado de la habitación, prácticamente oculto detrás del piano. En cuanto lo vio ahí a lo lejos se arrepintió muchísimo de sus propios actos.
—¿ChanYeol? —Vio al chico pararse del otro lado del lugar, mostrándose tan descuidado como siempre—. ¿Pasa algo? El profesor Zhang aún no llega. Quizás podrías encontrarlo en el salón de...
—¿Pasaste? —lo interrumpió, causando en el otro un ceño fruncido—. ¿Cómo te fue en la presentación de ayer?
BaekHyun boqueó y se quedó en silencio los segundos suficientes como para que ChanYeol se arrepintiera nuevamente de las cosas que hacía. No obstante, ya estaba ahí y no conseguiría nada huyendo, así que caminó hacia el chico, dejando que la puerta con cierre hidráulico los dejara solos dentro de la gran habitación.
—¿Y...? —insistió, sorprendiendo aún más a su compañero si aquello era posible.
—Eh... Sí... Sí. Me fue bien. Gracias.
—¿Sí?
El más bajo asintió con rapidez y fue su momento de quedarse ligeramente descolocado porque él hubiese jurado que el comportamiento extraño de BaekHyun era producto de aquello, después de todo los objetivos de su compañero —por odioso que le pareciese— eran semejantes a los suyos.
—Sí. Dijeron que les gustó. O sea... Bien, sí. —El chico asintió para recalcar su punto y ChanYeol se sintió como un idiota—. ¿Es por eso que viniste?
—Me sentía curioso al respecto. —Se encogió de hombros con la intención de restarle importancia al asunto.
Desde el otro lado de la habitación el chico asintió, claramente tan incómodo como él, aunque por suerte la campana que les avisó del regreso a clases.
—Adelántate —le dijo el contrario suavemente—. Yo iré después.
—¿Que no nos toca con el profesor Wang?
A ChanYeol se le hizo bastante divertido ver cómo los ojos de su compañero se abrieron con asombro y que prácticamente en dos segundos estuvo a su lado, listo para abrir la puerta y correr hacia el otro lado del edificio porque en esa ocasión les tocaba caligrafía japonesa.
—Si nos ven...
Ignoró al chico y le dio un rápido vistazo a su reloj de muñeca—. ¡Vamos!
Durante ese día no tuvo muchas ganas de vivir, así que se dijo a sí mismo que podrían matarlo si deseaban hacerlo. Con ese mismo pensamiento optó por tomar el brazo de su compañero para así tirar de él con la intención de que despabilara y caminase de una vez. Solo lo soltó cuando el chico pareció ajustarse a su ritmo de caminar.
—ChanYeol —Lo llamó el chico mientras caminaba, pero él ni siquiera se giró a mirarlo—, ¿lo que hiciste ayer fue porque te toca conquistarme?
—¡Joven Park! ¡Joven Byun! —Él ya vio a su profesor a lo lejos, pero al parecer su compañero no porque se sobresaltó de una forma muy evidente cuando lo escuchó—. ¿Por qué aún no están en mi clase?
El maestro Wang era un odioso, absolutamente nadie dudaba de ello, así que no le importó que tuviese que tomar nuevamente a BaekHyun por la muñeca para tirar de él y así lograr que ambos lograran entrar a la sala de clases. No lo soltó hasta que estuvieron dentro y solo ahí se alejó de la mano del chico, sintiendo un ligero hormigueo en el proceso. Caminó hasta su asiento y dejó caer el culo en la silla con aire derrotado, sintiendo que se le saldrían los intestinos por la boca en cualquier momento.
—Joven Byun, tome asiento.
Esa clase fue sumamente tediosa para todos, por lo que nadie realmente tuvo tiempo y energía para parlotear acerca de la entrada sorpresa que tuvieron ambos. No obstante, se pasaron hablando de ello todo lo que restaba de día. Ni siquiera alcanzó a llegar a la cafetería cuando SeHun lo interceptó en el camino preguntándole qué pasó con BaekHyun. A ChanYeol debería de darle igual, eso era lo que siempre se repetía constantemente y se aseguraba de mantenerse enfocado en lo suyo, de restarle importancia a ese chiquillo que aparentemente tenía un amor platónico con él.
—¡ChanYeol!
Elevó la mirada del equipo de sonido para ver a JongIn, quien parecía tan casual teniendo en cuenta que debía tener una cita para ese sábado con una persona anónima. Empezó a hablarle de su conquista y le pidió consejos. ¡A él!, quien ni siquiera daba su primer beso aún.
—¿No se supone que te tocó el lírico de susurros? —Preguntó sin muchas ganas, pensando que a pesar de las conquistas de los demás la suya era definitivamente la peor.—. Porque a mí me tocó BaekHyun y prácticamente ni siquiera necesito su número porque el chico se la pasa molestándome.
—¡ChanYeol!
—Mierda. Lo invocaste —se mofó JongIn y él no pudo evitar dar un grito ahogado cuando vio a BaekHyun en la puerta de la pequeña habitación donde se ubicaba la radio. Como siempre el chico era un caos total, aunque seguía brillándole la cara de forma extraña como la última vez que lo vio.
—¿Viste que están hablando de nosotros? —El chico llevaba el celular encendido en una mano.
Quiso morirse. Realmente deseó partirse la cabeza contra la mesa de sonido y desaparecer de esa jodida vida que lo consumía de una manera terrible.
—BaekHyun, no me importa —le soltó a modo lamento, no por lo que dijo el contrario, sino porque este se plantó delante de él en primer lugar—. Concéntrate en tus cosas en vez de fijarte en el cotilleo de la gente.
—Pero aun así...
—Por favor vete. Estoy ocupado.
Le dio un vistazo a la plantilla que debía seguir durante ese día y guardó silencio en todo lo que restaba de transmisión, de lo que restaba de día también o de vida si pudiera.
—¿No piensas hacer nada?
Se quedó mirando hacia el techo ante la interrogante de su primo y siguió pensando en cómo podría continuar su partitura para el piano que debía tocar para final de semestre. Una presentación relativamente importante porque sería la primera vez que el hombre que estaba interesado en él de forma profesional lo vería en vivo y necesitaba mostrar todo de sí.
—Es BaekHyun, SeHun. No vale la pena esforzarse.
—¿Pero siquiera viste los premios? —Sus ojos se dirigieron hacia el contrario—. Hay una guitarra eléctrica en juego, hermano.
Frunció el ceño ante la pronunciación extraña de su primo—. Aun así...
—¿Viste las fotos? —SeHun rodó sobre la cama para mirarlo de mejor manera—. Es blanca, ChanYeol. Blanca —recalcó—. Tiene un diseño muy lindo. Es tu estilo.
—Aun así...
—Mira. —El chico casi le golpeó en la cara con su celular, pero aquello fue suficiente para que pudiese darle un vistazo a la imagen—. La encargaron de Seúl. Es preciosa.
Tomó el aparato con cuidado y se fijó en el instrumento. Era hermoso y sí, a su estilo, pero esa guitarra en ese momento era sinónimo de Byun BaekHyun y eso no le gustaba para nada.
—¿Por qué no lo intentas, ChanYeol? —Frunció el ceño al escuchar las palabras lentas de su primo, como si tuviese miedo de su reacción—. Nunca te diste la oportunidad de conocerlo. Solamente te quedaste con lo que ves a simple vista en clases y de seguro esa no es la mejor presentación que puede ofrecer.
—SeHun, no es solo su físico ni su forma desesperante de ponerse el uniforme, sino que es todo. Su actuar desenfrenado, la sonrisa extraña y los ojos achinados. ¿Te diste cuenta que parecen medialunas?
—No. —El aludido pareció aguantar la risa, causándole confusión—. No estoy en tu clase, pero no creo que alguien realmente se detenga a ver esos detalles. —Hizo una mueca con los labios—. De igual forma, dime qué otras cosas te molestan.
—Me molesta su voz, es irritable.
—Canta bien.
—Canta bien, sí. Pero no soporto escucharlo todo el día hablar. No se calla nunca, SeHun. Jamás. Se la pasa hablando de nombres raros en inglés y de cosas que se usan que aún no logro descifrar.
—¿Qué? —SeHun rio—. ¿Desde cuándo espías a BaekHyun?
—¡No estoy espiándolo! Se sienta cerca de mí y habla tan fuerte que lo escucho todo. Además, habla con todos.
—Menos contigo —se burló el contrario.
—Yo le dije que no quería que me hablara.
Se levantó de la cama a regañadientes y se acercó a la ventana, de repente sintiéndose molesto por donde se dirigió la conversación, aunque su primo pareció bastante entretenido desde el otro lado de la habitación.
—Otra cosa. —Agregó mientras alzaba su dedo índice—. Odio que se haga el imbécil conmigo. Sé que lo rechacé o lo que sea, pero ya pasaron tres años, SeHun. Debería superarlo, ¿no?
—¿Crees que le sigues gustando?
—Todos lo dicen.
—¿Pero tú lo crees?
Se detuvo a mirar los ojos oscuros del contrario y sintió una corriente incómoda recorrerle la columna vertebral porque sí, él pensaba que le seguía gustando a BaekHyun. Sin embargo, el que SeHun se lo cuestionase de esa manera tan seria hizo que su cabeza se sintiese un tanto extraña.
¿Y si ya no le gustaba?
—Pues si no le gusto sería genial. Así me deshago de la molestia que es.
Se cruzó de brazos y se volteó para mirar hacia la ventana. Ya estaba atardeciendo y hacía algo de frío, pero estaba empezando a sentir una especie de calor extraño recorrerle el cuerpo, haciéndolo sentir incómodo.
Sintiéndose inestable preguntó—: ¿Cómo puedo saber si le sigo gustando o no?
—¿Por qué no lo invitas a salir y lo intentas, ChanYeol? No tienes por qué encaminarlo hacia algo romántico. Solo debes pedirle a modo de favor que te acompañe el sábado y esa guitarra será tuya.
¿Invitarlo a salir? De seguro a SeHun se le han ocurrido ideas peores, pero cuando entró en clases al día siguiente y se dio cuenta que tenía una pequeña caja de leche sobre su escritorio no pudo sentirse más extrañado, especialmente cuando vio que BaekHyun lo esperaba en el asiento que estaba frente al suyo.
—Buenos días —saludó por cortesía y dejó su guitarra apoyada contra la pared.
En esa ocasión BaekHyun se peinó distinto o directamente no lo hizo porque habían mechones para todos lados. No obstante, no se veía mal, parecía más bien un cantante de las bandas musicales que salían en televisión.
—Disculpa por lo de ayer. No debí molestarte. —El chico empujó suavemente con ambas manos la caja con el lácteo hacia él—. Sigamos con nuestra tregua.
¿Tregua?, se preguntó. ¿Desde cuándo mierda que tenemos una tregua? ¿Se supone que estuvimos en guerra siquiera? Ha estado soportándolo durante todos esos años, sí, pero eso no quería decir que estuvo intentando hacerle la vida imposible ni nada semejante. Entonces ¿a qué se debía aquello? ¿Acaso BaekHyun en verdad pensaba que lo odiaba? O sea, le era molesto, pero no lo odiaba —a pesar de que se lo dijo en algún momento, sí—.
—¿No lo aceptarás?
Miró las cejas alzadas del contrario y rápidamente negó con la cabeza, optando por aceptar ese pequeño regalo del chico porque no tenía intenciones de llevarse nuevamente a toda la clase en contra.
—BaekHyun —lo llamó suavemente cuando vio que este se puso de pie. El chico se quedó mirándolo desde lo alto—, ¿tienes tiempo hoy en la tarde?
Su culo para ese momento ya estaba sobre la silla, así que se vio en la necesidad de mirar hacia arriba con la intención de encontrarse con los ojos de su compañero. ChanYeol no era un chico vergonzoso, pero después de ver que todos los pares de ojos que estaban en el salón se giraron a mirarlos solo quiso que se lo tragase la tierra.
—¿Yo? —El castaño frente a él se apuntó a sí mismo—. ¿Por qué te interesa saber si tengo algo que hacer? —BaekHyun volvió a tomar asiento, al parecer con la intención de que quitaran la atención de ellos—. ¿Hay algo en lo que necesites mi ayuda?
Sip, exactamente eso, pensó. Necesito que me acompañes este sábado a la mierda de San Valentín y aparentes que todo está perfecto entre nosotros y que me amas mucho porque quiero una guitarra eléctrica. ¿Puedes hacerlo?
—No realmente. Solo quiero invitarte a tomar algo, puede ser un batido, un granizado, un helado... —O la mierda que sea, pensó—. Lo que tú quieras está bien.
—¿Nosotros dos? —Asintió—. ¿Con SeHun?
Negó y luego frunció el ceño—. ¿Cómo sabes el nombre de mi primo?
Para su sorpresa BaekHyun se sonrojó—. A mi amigo LuHan le tocó conquistando y se la pasa hablando de él.
Asintió lentamente, sin estar del todo convencido con su respuesta, pero verdaderamente debería darle completamente igual.
—En realidad solo seríamos nosotros dos —soltó bajito después, sorprendiendo al contrario—. ¿Qué dices?
BaekHyun boqueó un poco antes de contestar, como si no terminase de caberle en la cabeza lo que le decía—. ¿Cuándo?
—¿Te parece bien hoy?
El contrario pestañeó un poco aturdido—. Pero mañana tenemos clases.
—Solo iremos a tomar algo. No te quitaré mucho tiempo.
Su compañero terminó por asentir lentamente por lo bajo, como si estuviese pensándoselo. Él permaneció en silencio y dejó que el contrario le respondiera con algo más directo, pero el chico no hizo nada más que mirarlo a los ojos y asentir.
—¿Te parece si hablamos por mensaje para ponernos de acuerdo?
Mierda, no puedo creer que esté haciendo esto, se regañó a sí mismo cuando notó que BaekHyun no podía caber más en su asombro.
—¡Jóvenes, a sus lugares!
Para su sorpresa el castaño robó un plumón negro del estuche de una de sus compañeras más cercanos y luego tomó la cajita de leche para escribir sobre ella. Finalmente la dejó en su sitio y le dio una mirada extraña —porque no le sonrió ni nada, mas parecía asustado—, dejó el plumón de donde lo sacó y caminó hasta su puesto. Una vez solo ChanYeol revisó la cajita, dándose cuenta que BaekHyun escribió con letra apresurada su número de teléfono.
Si bien el resto del día siguió escuchando comentarios estos eran distintos, ya no se trataban de un pobre BaekHyun, sino de un de verdad lo invitó a salir que parecía estar lleno de gritos y chillidos prepubertos.
Cuando lo designaron como conquistador pensó que era una broma, que realmente no podía haber tanta gente interesada en hacerle la vida imposible o en juguetear con él, pero cuando escuchó su nombre de entre los labios de su maestro supuso que algo estaba mal. Se pasó todo el primer día considerando la posibilidad, pero ya era jueves y él no podía quedarse quieto si quería esa guitarra. Sin embargo, no pudo evitar botar un poco de mierda cuando la encargada de divulgar la información les preguntó por el grupo que reunía a los conquistadores cómo iban con sus correspondientes conquistas.
Puede que sea una excusa estúpida, pero estaba acostumbrado a denigrar a BaekHyun apenas le preguntaban acerca de él. No le gustaba hablar de su compañero, pero como la chica insistió tanto a lo largo de la semana no pudo evitar descargarse un poco —aunque solo un poco— de lo incómodo que se sentía. Teniendo siempre en cuenta que el mejor amigo de su conquistado se encontraba en el grupo después de todo.
Cuando estuvo de camino a la radio recordó que tenía una salida con BaekHyun aquel día después de clases, cosa que bajó sus ánimos al menos cien, pero de igual forma se las aguantó, después de todo fue él quien invitó al contrario. Ante la misma idea se alentó por agregar el número del chico —siempre acompañado con un emoji porque tenía la jodida manía— y enviarle un mensaje.
Hola, BaekHyun. Soy ChanYeol. ✌🏼
Te hablo por la salida que tendremos hoy. 👀
Se mordió el labio inferior y esperó a que el contrario le contestara, pero este pareció no tener el teléfono a mano porque se tardó lo que sintió como una eternidad. De hecho, terminó llegando a la radio e incluso JongIn ya empezó a hablar cuando sintió el celular vibrarle en el bolsillo.
BB 🦔: Hola. Perdón por no contestarte antes. Estuve en enfermería. 😅
¿Estás bien?, preguntó por inercia, arrepintiéndose de inmediato porque su mensaje fue enviado demasiado rápido.
BB 🦔: Sí, gracias por preocuparte. En realidad es LuHan quien casi se saca el brazo. 😅
Por alguna razón estúpida estuvo tentado a reírse, pero terminó reparando en que no tenía por qué, así que se concentró en subirle el volumen a la canción que debía sonar durante unos segundos en ese momento.
BB 🦔: Respecto a lo de la salida... ¿De verdad quieres que nos veamos hoy en la tarde? 👉🏻👈🏻
Sip.
¿O no te acomoda hoy? 😅
BB 🦔: No, no. Me parece bien. 🙆🏼♂️✨
¿Dónde nos vemos?
¿Te parece si nos encontramos en la pileta que está frente a la tienda de antigüedades? ¿La conoces? 👀
Podría ser a las seis.
BB 🦔: Sí, sí. Ahí nos vemos entonces.
Soltó un suspiro aliviado al ver que las cosas iban más o menos decentes.
—¡ChanYeol!
Asustado levantó la mirada, notando que el profesor Zhang tomó el control sobre la mesa de sonido, al parecer porque él estaba demasiado distraído hablando con BaekHyun como para recordar que se suponía que su persona servía para algo dentro de esa cabina.
Por suerte no recibió nada más de su profesor aparte que una fea mirada, pero eso se le olvidó a los minutos cuando se encontró con SeHun a la salida para ir caminando juntos a casa. Porque sí, su primo vivía en su casa debido a que se encontraba más cerca del instituto, especialmente teniendo en cuenta que para llegar a la casa de su primo se tardaba tres horas en autobús.
—No me tienes que contar porque ya lo sé —se burló el contrario—. Me interesan los detalles.
—¿Detalles de qué? —susurró por lo bajo mientras acomodaba el estuche de la guitarra a su espalda, pensando que lo mejor sería hacerse el idiota.
—Dime cómo pasó todo, ChanYeol. —El contrario le dio un ligero golpe en el brazo para que le prestara atención—. ¿Cómo es eso de que BaekHyun te regaló una cajita de leche con su número?
—No tenía su número cuando me la regaló.
—¿Entonces sí te regaló una cajita de leche de frutilla?
Hizo de sus labios una línea y suspiró. Dobló a la derecha al ver que debían desviarse del camino principal si querían llegar hasta su casa.
—Sí, me dio una cajita de leche. Y sí, ya me la tomé. ¡Y sí!, yo le pedí el número.
—¡¿Tú?!
Menos mal que por donde estaban no pasaban tantas personas, aunque sobresaltaron a la abuelita que paseaba a su perro en sentido contrario.
—¡¿Por qué le pediste el número?! —le gritó su primo cerca de su oído, generándole una mueca.
—Porque lo invité a salir. Necesito mantenerme en contacto con él. —Se apresuró en hablar al ver que el chico abrió la boca—. Tú me dijiste que lo invitara a salir.
—¡Pero no pensé que en verdad lo hicieses!
—Pues ya lo hice.
Sacó las llaves de su bolsillo con la intención de abrir la puerta, pero la pregunta de SeHun lo dejó petrificado—. ¿Y qué piensas hacer con él durante toda la tarde, quejarte de lo brillante que es su cara?
Si fuese respecto a algún otro tema de seguro de su cabeza saldría alguna respuesta inteligente, pero la verdad era que ni siquiera él sabía qué harían durante esa tarde, solo invitó a BaekHyun porque sintió que era lo que debía hacer luego de lo que le dijo su primo durante la tarde anterior.
—No lo sé —susurró mientras entraba a la casa, dejando que el contrario cerrara la puerta—. ¡Hola, mamá!
—¡Chicos, necesito que me ayuden con los adornos del mousse!
—¡ChanYeol hoy tiene una cita!
—¡¿Cómo?! —Su madre se plantó delante de él con el paño de platos entre las manos y los ojos bien abiertos, prácticamente teletransportándose desde la cocina—. ¿Saldrás con alguien? —Pasó de largo hacia las escaleras con la intención de ignorarla—. ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo es su personalidad? ¿Es linda?
—Es un chico —se apresuró en agregar SeHun y él inevitablemente se detuvo, un poco asustado de la reacción de su madre, aunque sabía que aún no tenía claro si le gustaban los chicos o no.
La mujer pareció balbucear un poco antes de responder, mirándolo directamente a los ojos con una sonrisa—. Pues da igual. Si a ChanYeol le gusta está bien. —Su madre se encogió de hombros, pero enserió su rostro de repente—. Siempre y cuando no sea tóxico. A esos no los quiero.
—Pero si no me gusta... —se lamentó entre dientes, solo para sí mismo.
—Tía —SeHun pasó uno de sus brazos por sobre sus hombros—, necesitamos ponerlo lindo.
—¡Por supuesto!
—¿Que tú no estabas haciendo mousse? —espetó entre dientes.
—He hecho mousse toda mi vida de casada. Esta es la primera vez que mi único hijo se preparara para una cita y no me la puedo perder.
Pero si no es para tanto, gimoteó para sí mismo, sin decir realmente ninguna palabra porque ya lo obligaron a subir por las escaleras para sentarlo sobre la cama mientras ellos empezaron a rebuscar en su armario.
—No es para tanto, mamá. De verdad.
—¿Cómo es él? —le preguntó ella a SeHun de forma ansiosa, sabiendo que su hijo no respondería— ¿De qué color es su cabello? ¿Suele llevar reloj, anillo o collar? ¿Tiene tatuajes o pecas? ¿Hay alguna discapacidad que tenga o...?
—Es idiota —soltó sin pensárselo. La mujer se detuvo y miró hacia él, la vio abrir la boca y supo lo que venía, así que se apresuró en responder—: Es Byun BaekHyun, mi compañero de clase. De seguro lo conoces. Siempre dices que su madre es muy tierna y que parece conejito.
—Oh... —gimoteó ella contenta, olvidándose de lo que dijo en un inicio—. ¿Es el hijo de BaeHee? Es precioso. ¿Que no era tu novio ya? —Su madre se lo pasó durante unos segundos y luego volvió a hablar—: Te vestiremos de colores claros.
Se dejó caer hacia atrás en la cama, dejando que sus dos familiares hablaran entre ellos y se movieran de un lado a otro desordenando su cuarto como si a él de verdad le interesase ir a esa "cita" en primer lugar.
—¿Cómo agregaste a BaekHyun? —SeHun tomó su celular del velador y lo desbloqueó sin pedir permiso, como siempre. No es como que hubiesen hablado de algo muy privado, así que le dio igual—. ¿Porque le pusiste bebé?
—¡¿Ah?! —Su madre ni siquiera terminó de gritar para cuando ya estuvo al lado de su primo.
—No es por bebé. Son las iniciales de su nombre.
—¿Y por qué lo guardaste con un emoji de erizo?
—Porque es tierno —contestó su madre de inmediato, como si fuese obvio.
—Porque se ve lindo desde lejos, pero cuando te acercas te ataca —soltó ChanYeol entre dientes mientras jugaba con su consola que dejó encendida desde la noche anterior, con el juego aún en pausa.
A pesar de que no quería simplemente acató las órdenes de su madre, teniendo siempre a SeHun por detrás riéndose entre dientes para que la mujer no pensara que se estaba riendo de ella. De igual forma uso su propia ropa y no la de su primo, como quiso su mamá en un inicio porque SeHun siempre ha tenido mejores gustos que tú, cariño. De igual forma terminó vestido y eso era todo lo que importaba.
—Pásame mi gorra.
—No la usarás —sentenció su madre y él estiró el brazo para quitarlo de la mano de su primo.
—Pero quiero usarla —se quejó.
—No se te ve la cara con eso en la cabeza, ya suficiente tienes con los lentes. ¿Cómo se supone que podrás besarlo sin que le chutes un ojo?
—¡Mamá!
Ya sin poder aguantarlo más su primo se largó a reír con tanta intensidad que incluso tuvo que doblegarse y aquella fue precisamente su oportunidad para tomar el objeto con rapidez y huir de su casa, sabiendo que llevaba lo necesario en sus bolsillos.
Tomó un autobús para no atrasarse porque con el escándalo que hizo su madre y su intento por echarle del perfume costoso que le robó a su padre armó todo un ajetreo. Una vez que se bajó del vehículo se sintió un poco extraño, nervioso incluso. Puede que esa fuese su primera cita nombrada como tal y con alguien a quien supuestamente le gustaba, pero no se imaginaba que el corazón le fuese a latir tan rápido ni que mucho menos se sintiera desconfiado de su aspecto, hallándose en la necesidad de mirarse en el reflejo de un escaparate para asegurarse de que su jeans negro estuvieran como debía estar al igual que su camiseta gris; aquello fue lo más claro que su madre encontró entre su ropa.
Una vez más confiado retomó la marcha hacia la pileta donde citó a su compañero de clases. El nerviosismo subió a mil cuando se detuvo ahí y no supo qué hacer. ¿Debía quedarse de pie, sentarse, esperarlo con algo de comer o qué mierda? ChanYeol nunca se dio el tiempo para ver películas románticas siquiera. En un intento de pedir auxilio preguntó por el grupo de los conquistadores si comprarle algo previamente a su cita estaría bien.
—¡ChanYeol! —Miró sobre su propio hombro al escuchar el grito a sus espaldas—. Disculpa que llegue tarde, pero mamá se puso a juguetear conmigo como si fuese una muñeca y...
Sabía que BaekHyun estaba hablando, que sonaba alterado por tener la respiración agitada, como si hubiese corrido unas cuantas cuadras para llegar hasta ahí, pero aun así se veía demasiado pulcro, probablemente como nunca antes. Andaba con un jeans negro, zapatillas blancas y una camiseta del mismo color, a exceptuar de que esta tenía unas letras y el diseño de un pez. Se veía casual —normal, se dijo—, como si fuese un chico cualquiera y no supo por qué se imaginó que BaekHyun aparecería como una carpa de circo frente a él.
Se estaba lamentando por haber sido tan básico con su pensamiento, pero se arrepintió de regañarse a sí mismo cuando vio los ojos del contrario. Eran los mismos de siempre, de color castaño oscuro, a exceptuar por aquella sombra oscura y ligeramente rojiza que rodeaba sus ojos. Era algo sumamente ligero, pero apreciable.
Notó que BaekHyun abrió la boca para hablar, pero se le adelantó sin siquiera pensárselo primero—. Wow. Te queda bastante bien.
Pestañeó aún mirándolo y optó por hacerse hacia atrás al darse cuenta que se acercó más de lo necesario al contrario ante el interés de ver su maquillaje. BaekHyun en respuesta no le dijo nada, pero si se pasó la mano por el pelo, tirando de este por el sector de las patillas, supuso que por nerviosismo. Nuevamente ChanYeol hizo una mueca al encontrarse con esa mata de pelo castaña estando para todos lados.
—Gracias —susurró el chico poco después y él solo asintió en respuesta, incómodo. Recién entonces se dio cuenta que, así como dijo SeHun, habló de lo brillante que era su cara.
—¿Entonces qué te gustaría hacer?
El castaño rio de forma nerviosa—. En realidad no sé. No lo pensé mucho. —El chico se encogió de hombros—. No creí que vendrías.
ChanYeol frunció el ceño—. Fui yo quien te invitó, ¿por qué te dejaría aquí?
El contrario no le respondió y solo se concentró en mirar a su alrededor, como si encontrase algo más interesante entre los niños que corrían de un lado a otro.
—¿Qué te gustaría? —preguntó obteniendo la atención del contrario—. Vengo preparado para lo que quieras, así que pide.
ChanYeol solía trabajar, generalmente durante la mayoría de las vacaciones y algunos fines de semana. Como sabía música fue contratado por noches en distintos club o celebraciones para tocar o hacerse cargo del panel de sonido. Incluso estuvo como DJ en una disco, aunque en ese momento no volvieron a llamarlo porque seguía siendo menor de edad. De hecho, era la primera vez que gastaría dinero en algo que no sea la música.
—¿Pedir? —Su acompañante dejó escapar una suave risa, aunque pareció tranquilo—. Tengo dinero. Puedo pagar por mi propia cuenta.
El chico pasó por su lado en dirección hacia las tiendas y él simplemente se quedó plantado ahí como un imbécil porque el comentario del contrario lo tomó por sorpresa. Sin embargo, era su primera "cita" y a pesar de que no tenía ningún interés en el chico estaba decidido a hacerlo bien. Al menos la idea se le metió a la cabeza cuando su madre le contó lo desastrosas que fueron las citas que preparó su padre antes que se casaran mientras le desarmaba el armario —literal porque le botó una repisa—.
—¿Entonces qué deseas hacer?
Vale. Ahí fue cuando empezó el momento incómodo, de eso pudo darse cuenta. De igual forma no le sorprendió, con BaekHyun siempre era así; por mucho que el chico se desenvolviera bien con absolutamente todo el mundo nunca podía hacerlo con él. No se esperaba algo distinto para esa ocasión tampoco.
—Tengo calor —soltó el chico, llamando su atención—. Prefiero estar en algún lugar donde haya aire acondicionado.
Asintió lentamente, pensando que aquello reducía las posibilidades de sitios a los que ir. No obstante, no alcanzó a pensar mucho en ello porque sintió que no tenía por qué pensárselo siquiera, no había ninguna razón justificable por la cual carcomerse la cabeza pensando si debía llevar a BaekHyun donde hiciese calor o no.
—Oye —lo llamó suavemente cuando ambos empezaron a caminar hacia el centro comercial. De inmediato obtuvo la mirada del chico—, ¿por qué no...? —Se calló a sí mismo, nervioso y sintiéndose sumamente estúpido porque jamás hubiese pensado que le estaría por pedir eso al chico más molestoso de la clase—. ¿Puedes actuar conmigo igual como actúas con todos? En clases eres muy animado. Se supone que entre los dos soy yo quien tiene personalidad de ogro.
Fue sincero, lo juraría. Quizás por ello se sintió tan extrañado cuando el castaño se largó a reír a su lado, llamando la atención de algunas de las personas que pasaban a su alrededor. Se dio cuenta entonces que el chico hizo lo que le pidió, aunque claramente eso conllevaba que otras miradas se posaran sobre ellos.
—¿Quieres jugar? —El contrario con un ademán de cabeza apuntó al edificio que estaba por delante de él—. Hay una tienda de arcade.
Bien. Eso sí le gustó mucho más.
Una vez que estuvieron dentro de la oscura tienda ChanYeol, por primera vez en todo el tiempo que llevaba conociendo a BaekHyun, pudo reírse junto a él. Dentro de esas cuatro paredes se sintió como un niño de nuevo y entendió por qué la actitud de su compañero era tal, después de todo era mucho más divertido —e incluso sano— tomarse las cosas animadamente, riéndose ante cada estupidez, a pesar de que con ello se vio en la necesidad de comprarse una camiseta de forma fugaz porque se le cayó el helado encima.
Mientras estuvo con BaekHyun dejó de ser el ChanYeol que conoció durante los últimos años, quien ya con quince se enfocó en lo que quería estudiar y hacía hasta lo imposible para conseguir cada vez más firmas —literalmente— para sonar lo suficientemente prometedor como futuro profesional.
—¿Todo este tiempo te estuviste perdiendo de tu niñez o qué? —se burló su compañero cuando ya iban de regreso.
A pesar de que tenía un reloj de muñeca no vio la hora en toda su estadía en el lugar, pero se quedaron ahí hasta que la arcade cerró. No obstante, el centro comercial seguía abierto.
—Puede ser —soltó por lo bajó mientras jugueteaba con las orejas de elefante que terminó canjeando.
—¿Cómo la pasaste? —preguntó el chico y él sonrió porque se sentía muy feliz. Y muy idiota también.
¿Cómo pudo estar todos esos años quejándose de alguien a quien ni siquiera conocía? No solo rechazó sus chocolates en San Valentín —que eso ya era cosa aparte—, sino que se negó a trabajar con él en el instituto cuantas veces pudo. ChanYeol hizo muchas mierdas para mantenerlo lejos. Cuando fueron designados juntos en la clase de música se negó rotundamente a trabajar con él a pesar de que sabía que BaekHyun era muy bueno con el piano y el canto, que estando los dos juntos prácticamente tenían la nota máxima asegurada, pero aun así decidió reprobar la materia. Tampoco lo saludó para su cumpleaños a pesar de que todos lo hicieron, incluso estudiantes de otros cursos. A pesar de que él sí me saludó a mí, recordó.
—¿Ya volvió el ChanYeol ogro o qué? —se burló el chico, llamando su atención.
Recién estaba atardeciendo y ya con la brisa mucho más fresca BaekHyun no se quejó de caminar de regreso a casa. El sol le daba directamente al chico en el rostro, cosa que provocaba que este achinara los ojos para ver hacia él. Su piel parecía anaranjada, su cabello pelirrojo y sus ojos color miel. Le pareció sumamente atractivo porque a fin de cuentas BaekHyun era guapo, por mucho que se lo estuviese negando a sí mismo durante los últimos tres años.
—Toma. —Le extendió el peluche al chico y este frunció el ceño—. Te lo regalo.
—No te preocupes. Yo ya tengo mi trompo luminoso —se burló y él no pudo evitar reír a su par, pero al ver que seguía manteniendo la mano alzada terminó por tomar el objeto—. Gracias.
Asintió y metió las manos en el interior de los bolsillos delanteros de sus pantalones. Agachó ligeramente la cabeza y pensó en qué podría hacer para alargar aun más el día porque no quería despedirse de BaekHyun todavía.
—Te ves muy guapo. Pareces chico Tumblr.
Frunció el ceño y elevó la mirada, encontrándose a BaekHyun frente a él con el celular en mano, al parecer con la intención de hacer click sobre la pantalla para tomar la imagen. Él dio una gran zancada y se puso delante del contrario con la intención de tomar el celular, tapando la cámara en el proceso.
Estaban cerca, bastante. Era la primera vez que ChanYeol era realmente consciente de la diferencia de estatura que había entre ambos. Sin embargo, su cerebro pareció irse a otro lado cuando sintió el perfume suave y dulce del chico, cosa que de una forma extraña lo puso nervioso e hizo que su corazón bombear con intensidad porque mil ideas pasaron por su cabeza en ese momento y ya tenía miedo de sí mismo y de ese ChanYeol-no-ogro que consiguió sacar BaekHyun de su interior.
Quiero besarlo, pensó y se dijo a sí mismo que lo demás importaba una mierda.
—Perdón. —El chico le mostró una sonrisa nerviosa y dio un paso hacia atrás.
Ni siquiera tuvo que esforzarse para notar que incomodó al castaño porque este bajó la cabeza y pareció encogerse en su mismo lugar.
No, no, no, no. No me bloquees de nuevo, pidió mudamente al ver esa sonrisa amplia en BaekHyun y sus ojos achinados. ChanYeol nunca terminaría de decirse que seguía considerándola rara, demasiado falsa.
—Supongo que no quieres que sepan que realmente nos vimos hoy. Si saco una foto sería inapropiado, lo sé. Disculpa. Yo...
El chico titubeó y él sintió que su estómago se apretujaba de manera incómoda, siendo completamente diferente a cualquier otro sentimiento que le haya provocado el contrario. Entonces se dio cuenta que BaekHyun no estaba fingiendo ni nada por el estilo, que de verdad lo hirió y eso lo hizo enfadarse consigo mismo de una forma inusual.
También lo hizo pensar en otra cosa, así que tomó al chico por la nuca y lo atrajo hacia él, importándole absolutamente nada que se encontraran el medio de la calle, ya situados en el vecindario donde vivía su compañero, un lugar cercano al instituto donde probablemente más de algún estudiante los podría ver. Pero a ChanYeol le dio completamente igual porque los labios de BaekHyun sabían a fresa y yogurt, su perfume era aún más dulce teniéndolo tan cerca y se sentía muy tibio bajo su tacto. Quiso abrazarlo solo un rato más.
No fue él quien rompió el beso, si es que realmente podía llegar a llamarse así, ya que no fue más que una presión de labios. Simplemente le salió y actuó, pero ya separados se preguntó qué tal lo hizo. Sin embargo, ese pensamiento quedó rápidamente en segundo plano cuando pudo reparar en los ojos ajenos, viéndose tan grandes y brillantes que incluso llegó a tener miedo de que el chico le plantara un golpe en la canilla.
—Tú...
Abrió la boca, sin saber qué decir. Pensó en pedir disculpas porque probablemente jodió todo el bonito día que tuvieron, aunque finalmente no terminó diciendo nada y BaekHyun frente a él relajó su expresión.
—¿Eso fue bueno o malo? —musitó el contrario sin dejar de mirarlo.
—¿Qué quieres decir?
Se aclaró la garganta porque sonó demasiado ronco, algo relativamente común en él —y era por eso mismo que no le gustaba mucho cantar—, aunque en ese momento de seguro llegó a sorprender al contrario porque este pestañeó repetidas veces hacia él.
—No lo sé. Me refiero a que si esto lo hiciste a consciencia o de algún modo.... Tú... —BaekHyun se calló y suspiró—. Me voy a casa. Buenas noches.
—BaekHyun —lo llamó, aparentemente manteniendo la voz igual de ronca, de seguro por todo lo que gritó junto al otro durante la tarde—, perdón por lo imprevisto. Fue a consciencia, pero me salió de repente y fue irrespetuoso.
El castaño solo asintió con lentitud. De alguna forma, ya llegaron hasta la vivienda del más bajo, así que ChanYeol volvió a meter las manos dentro de los bolsillos delanteros de sus pantalones, sin saber cómo actuar.
—¿Te parece si mañana nos vemos? —Al parecer su pregunta confundió al chico—. De forma normal, quiero decir. No deseo causarte problemas.
—Claro. —BaekHyun le sonrió y él no pudo evitar imitarlo, sintiendo que el peso que llegó a sentir sobre los hombros desaparecía.
—Bien. Entonces...
—Eh... —El contrario apretó los labios y él se quedó atento, pensando en si estaba por decir algo más o no—. ¿Quieres pasar?
Ojalá nunca lo hubiese dicho porque era la primera vez que ChanYeol entraba a la casa del chico con el que se acababa de besar. Era la primera vez que se besaba con un chico siquiera, por lo que no sabía qué hacer, dónde poner las manos y si quitarse los zapatos o no.
—Ponte cómodo. Te prepararé algo. —BaekHyun despareció de su vista y él miró a su alrededor—. Estamos solos, así que puedes hacer tanto ruido como quieras. El control de la televisión está sobre la mesilla de centro.
Tanto ruido como quieras...
—¿ChanYeol?
—¿Uhm...?
BaekHyun rio con suavidad, le entregó la lata cerrada de refresco y con un gesto de cabeza lo invitó a tomar asiento. Se dijo a sí mismo que no tenía por qué escandalizarse tanto, pero aun así no pudo quitar de su cabeza las clases de biología, provocando que apareciese la profesora en su mente hablándole sobre hormonas y tensión sexual.
—Tengo una consola en mi pieza. Iré a buscarla para instalarla aquí y jugar. —El castaño pareció normal y tan animado como siempre—. Si gustas puede avisarle a la tía YoonAh...
—¿Tía YoonAh? —interrumpió divertido al escuchar el nombre de su madre, cosa que le sacó un sonrojo a BaekHyun.
—Perdón. Tu madre a veces viene a tomar el té con la mía y me la he topado. Van juntas a un taller de bordado —se apresuró en responder, nervioso.
—¿Mi madre practica bordado? —preguntó como si el resto no lo hubiese escuchado, pero incluso ya tenía pensado cómo empezaría con el cuestionamiento una vez que llegase a casa.
—¡Sí! Lo hace muy bien. —Su compañero parecía demasiado urgido por aclararle la situación y a él no pudo enternecerlo más—. Definitivamente su especialidad son los postres. Dijo que mañana traería mousse de chocolate.
—Incluso sabes más de mi madre que yo.
—Perdón. —El chico apretó los labios, pareciendo niño regañado, pero ChanYeol no estaba para nada enfadado—. Supongo que la idea no te agrada mucho. O sea, yo... —BaekHyun tomó un poco de aire y se dejó caer con pesadez sobre el sofá que estaba frente a él, del otro lado de la mesilla de centro—. Mi madre no es como yo, ¿sí? Mira a tu alrededor. Es una fanática del orden y la limpieza. Que yo no lo sea es otra cosa. —Frunció el ceño y tuvo la intención de abrir la boca para excusarse porque estuvo claro que ese comentario llegó a su mente producto de lo que ChanYeol pensaba al respecto—. No tienes que decir nada. Sé que opinas eso sobre mí.
—¿Y te gusta? —preguntó con suavidad y BaekHyun bajó la mirada. No sonreía y eso más el inusual brillo en los ojos hicieron sentir a ChanYeol muy extraño.
—¿Qué cosa? ¿Qué opines o tu opinión?
—Mi opinión.
—No —soltó el otro con suavidad, aún sin mirarlo—. No eres el único que se queja de mí. —Se puso de pie a la misma vez que lo hizo BaekHyun, quien aparentemente se sorprendió por verlo desde aquella posición—. Iré a buscar la consola. Vuelvo en un minuto.
—BaekHyun —lo llamó en cuanto vio que este le daba la espalda. Se apresuró en seguirlo hasta los pies de la escalera—. BaekHyun, quiero hablar contigo.
El aludido simplemente lo ignoró y terminó de subir todos los escalones para doblar hacia la izquierda. ChanYeol se quedó abajo y pensó rápidamente en lo que tenía para decirle, pero no se contuvo mucho más.
—¡Permiso!
—¿Ah?
Subió las escaleras con rapidez, sintiéndose un irrespetuoso porque no era propio de él comportarse así, pero el sentimiento que le generó BaekHyun en ese momento llegaba a ser incluso doloroso a nivel físico. Apenas dobló se encontró inmediatamente con su compañero, quien al parecer tenía la intención de dirigirse hacia donde él estuvo porque no lo alcanzó a escuchar bien.
—¿Por qué no cambias?
—¿Cómo?
—Si no te gusta como eres ¿por qué no intentas cambiarlo?
—No es tan fácil...
—Sí lo es. Puedo ayudarte. Si tan solo...
—Tengo trastorno por déficit de atención con hiperactividad —soltó de sopetón y él se quedó mudo—. No es muy fácil. O sea... —El chico titubeó—. Pude dejar las pastillas hace unos años, pero lo que ves es lo que soy y decidí no limitarme más. —BaekHyun se encogió de hombros—. Así no me va mal. Mi mamá dice que tengo una apariencia tierna, por lo que no parezco agresivo, pero es complicado porque es como... desbordarse. No puedes poner límites y es agobiante.
BaekHyun le sonrió como siempre lo hacía y esa fue la primera vez que ChanYeol se dio cuenta que el contrario hacía eso cuando quería llorar. Se sintió como un idiota, especialmente cuando notó que el castaño cada vez parecía respirar con mayor dificultad. No quería que hablara más porque se negaba a verlo llorar, realmente no quería hacerlo. Sin embargo, el chico pareció tener muchas más cosas por decir.
—No es algo que se termine de entender del todo, especialmente teniendo en cuenta que no es normal que perdure ya pasando la preadolescencia. Es por eso que los médicos creen que tiene que ver con el desarrollo de mi sistema nervioso, lo suelen orientar al encéfalo y este es como nuestra cajita mágica, ¿sabes? Fue así como me lo explicaron de niño y...
—BaekHyun... —lo detuvo con cuidado.
El aludido abrió y cerró la boca unas cuantas veces, aunque terminó por llevarse ambos manos hasta el rostro. Apenas habló por segunda vez comenzó a llorando y de seguro ni cuenta se dio de aquello.
—Espérame un momento. Iré al baño.
No permitió que se fuera, simplemente se cruzó en su camino y dejó que terminará chocando contra su pecho, donde no lo pensó dos veces y pasó ambos brazos en torno al cuerpo menudo, apretándolo contra él finalmente. Obviamente era la primera vez que abrazaba a BaekHyun, puede que incluso fuese la primera vez que ChanYeol abrazase por más de cuatro segundo a alguien, pero sentía algo así como una necesidad desconocida que le pedía que hiciera algo, no podía quedarse ahí quieto mientras veía que el otro chico se hacía trizas frente a él.
—¿Qué tal si jugamos Mortal Kombat y pedimos pizza? —habló suavemente, susurrando incluso.
BaekHyun se sorbió un poco la nariz—. Prefiero Mario Kart.
No pudo evitar soltar una ligera risa y continuó acariciando la espalda del chico—. ¿Te gusta la idea de la pizza o también prefieres otra cosa?
—Está bien.
Fue difícil que todo volviese a sentirse normal y no porque la actitud de BaekHyun no cambiase, ya que este solo necesitó de un trago de energética —que ChanYeol se apresuró en comprar en el negocio que estaba a la vuelta— y empezaron a jugar. El chico tenía distintas consolas y muchos juegos. Supuso que era algo que le ayudaba a botar energía y pudo confirmarlo cuando el castaño empezó a celebrar las victorias con saltos y a tirarle almohadas cada vez que le ganaba. Sin embargo, era divertido. A ChanYeol no le importó terminar con la gorra en una de las esquinas de la habitación de BaekHyun, la cual llegó allí cuando el chico lo golpeó con el peluche de elefante que le regaló ese mismo día, dándole con tanta fuerza que por allá terminó el objeto e incluso le botó los lentes. El chico se disculpó un centenar de veces, pero él no pudo parar con las carcajadas porque la cosa esa fue divertida. Además, cuando llegó la pizza los padres de BaekHyun aún no aparecían, pero no le importó, después de todo dejó su celular en silencio sobre la mesilla de noche de su compañero.
—No pedimos algo para tomar —se quejó el chico apenas dejó la caja sobre la península de la cocina—. Deben quedar más latas.
Lo siguió como si fuese su casa. Realmente se sentía como un crío de ocho años que estuvo jugando toda la tarde con el vecino, del cual ya se volvió mejor amigo.
—¿Te gusta esto?
Frunció el ceño al ver lo que el chico dejó sobre la mesa—. ¿Energética?
—Es pisco con energética. No es mala. A mí me gusta. —El chico se encogió de hombros y él elevó una ceja.
—¿Bebes?
—Pues sí. ¿Si no qué gracia tiene ser adolescente?
Estaba por decirle que no era necesario beber para pasarla bien y ponerse con ese cuento porque era lo que creía. No obstante, BaekHyun tomó cuatro botellas, lo miró con una sonrisa encantadora —o puede que solo le pareciera a él— y subió por las escaleras. Lo siguió de cerca y decidió probar. No era como si no hubiese tomado nunca antes nada, pero estaba más acostumbrado a la cerveza y al vino. Sin embargo, aquello no estuvo mal y lo siguió pensando después de que se terminaron entre los dos la pizza familiar y BaekHyun bajó a buscar otras cuatro botellas.
Probablemente su error estuvo ahí, en vivir todo aquello como si realmente no fuese su vida, como si se encontrase dentro de una película o en algún tipo de realidad virtual. La verdad era que el sentimiento era tan ameno e inigualable que ChanYeol no pudo arrepentirse más cuando se tomó las dos botellas que le quedaban.
No estaba ebrio, tampoco era para tanto, aunque se sentía extraño, demasiado acalorado para estar ya con camiseta mientras BaekHyun parecía estar ahogándose a su lado entre tanta risa. Ambos eran felices junto a la compañía del otro, así que no creyó que fuese malo descansar del juego para recostar la espalda sobre la cama y empezar a acariciar el cuello de su compañero. Definitivamente a ChanYeol se le ocurrieron cosas mejores a lo largo de su vida, pero BaekHyun era realmente bonito de perfil, olía bien y sabía muy dulce.
—ChanYeol... —Su nombre en los labios ajenos se sintió como un ronroneo y él nuevamente se sintió extraño, con la corriente eléctrica recorriéndole todo el cuerpo y haciéndolo sentir inestable.
—¿Me detengo? —la pregunta fue seria, pero sonó bastante ronca y desde ese momento tuvo miedo de que el contrario notara como reaccionó su cuerpo.
BaekHyun se volteó ligeramente para mirarlo. Los ojos le brillaban mucho, pero no porque fuese a llorar. Él se logró dar cuenta de eso. Mas bien parecía... excitado.
Lo besó entonces, primero con lentitud y cuidado para después separarse en espera de que el chico le dijera o hiciera algo porque ChanYeol no tenía ni puta idea de si estaba haciéndolo bien o no. Después de todo, no es como si se besase con cualquier chico o chica con el que se quedase a solas, era la primera vez en su vida que experimentaba todo aquello y aún no terminaba de decidir si debería sentirse mal o dejarse llevar.
Para su sorpresa la siguiente vez fue BaekHyun quien lo besó, acercándose a él en el proceso y apegándolo más a la cama. Se llevó el control de por medio y accionó el juego de Just Dance, pero a ninguno de los dos le importó y simplemente continuaron en lo suyo, besándose y acariciándose porque era la primera vez que ChanYeol tocaba las mejillas y el cabello de BaekHyun con las manos y le pareció tan suave que fue loco.
A pesar de que era un vago de esos que nunca salían de su habitación se sentía más o menos a gusto con su cuerpo, ya que más de una vez se tuvo que pegar caminatas con los instrumentos a cuestas. Tenía algo de fuerza, seguramente más que el castaño porque de una pelea entre agarres y empujones para nada bruscos terminó con BaekHyun contra el colchón y él sobre el chico, aún besándolo y robándose sonrisas porque ambos estaban bastante despiertos a pesar de todo.
Probablemente ChanYeol debió ver más porno en su vida y BaekHyun no debió exponer a su madre con lo del lubricante cuando él le preguntó al chico qué era lo que se supone que seguía. Pero las cosas pasaron y en algún punto de la tarde —o ya directamente la noche— terminó desvistiéndose a sí mismo mientras el castaño lo imitaba desde abajo.
Se sentía increíblemente exasperado, agobiado incluso porque ya estaba más que erecto y tener su miembro por debajo de la tela de los pantalones apretados era jodidamente incómodo, aunque tampoco sabía cuál era el momento adecuado para hacerlo. De hecho, no lo hizo hasta que fue el mismo BaekHyun quien puso las manos sobre la pretina y tiró hacia abajo.
Le mordió el cuello porque el sabor ajeno era directamente exquisito, con ese toque dulce, pero no al exceso, más bien parecía hasta natural.
—¿Crees que deberíamos seguir? —preguntó con cuidado cuando ambos se quedaron con ropa interior y BaekHyun se entretenía mordiendo su cuello.
En cuanto se separó vio el ceño fruncido del contrario—. ¿Quieres detenerte?
—No. Pero no sé realmente cómo hacerlo. Es mi primera vez.
—También es mi primer vez —le susurró sorprendido.
Se sintió ligeramente aliviado por no ser el único y por compartir esa oportunidad con el chico. Además, el confesarle aquello hizo que las cosas fuesen ligeramente distintas y no porque algo en sus acciones cambiase, sino por la transformación que hubo a nivel interno, a su forma de mirar las cosas.
Aquella no solo fue el primer encuentro sexual de ChanYeol, sino también la primera vez en que sus labios se toparon con partes distintas de un cuerpo ajeno. Le besó a BaekHyun las costillas, las caderas y los muslos. Acarició su cabello, enterró la nariz en su cuello y sintió un inmenso placer cuando BaekHyun tocó su erección por debajo de la ropa por primera vez. También era la primera vez que tocaba a alguien ahí, la primera vez que se echaba ese líquido vistoso en la mano y la primera vez que tuvo a alguien gimiéndole contra el oído. Y para ser la primera vez se sentía demasiado bien.
Durante un efímero segundo se preguntó si todos los encuentro serían así, si todos lo sintieron igual como él lo sentía en ese momento. Concretamente no lo sabía, no era como si lo pudiese saber con exactitud o si fuese medible de algún modo. Pero en el fondo no importaba porque en ese momento solo era BaekHyun y él, ambos solos, en silencio, pero con sus respiraciones sonando fuerte, las luces permaneciendo apagadas a exceptuar por la consola, la cual se puso en modo reposo ante la falta de movimiento con el control.
Además, —y aquello era algo de lo que probablemente ChanYeol jamás logrará sacarse de la cabeza— nunca escuchó su nombre tantas veces seguidas. Era como una punzada a su vientre bajo cada vez que BaekHyun lo soltaba entre dientes cuando él se meneaba contra su entrada ya con el preservativo puesto. Eso lo hizo pensar que no quería que ese momento terminara jamás, a pesar de que ni siquiera empezaba del todo.
Definitivamente un encuentro repleto de primeras veces que los llevó a ambos a gemir alto, moverse con fuerza y terminar derrotados sobre la pequeña cama como si hubiesen corrido durante horas, completamente sudados y agitados.
El condón hecho nudo quedó olvidado sobre la mesilla de noche y BaekHyun pareció deshacerse entre sus brazos en cuanto lo acobijó, permitiéndose en ese momento enterrar la nariz en el cabello ajeno para disfrutar solo un segundo más del chico que probablemente le dio la mejor noche de su vida hasta el momento.
—Oye, Baek, ¿estás durmiendo? Mamá pregunta si...
La luz fue encendida por primera vez desde que estuvo dentro de la habitación, cegándolo por completo y casi haciéndolo olvidarse de que estaba desnudo en casa ajena porque ya tenía las palabras listas que le gritaría a su madre por despertarlo siendo que estaba tan cansado. No obstante, vio entonces a una persona desconocida —o puede que no tanto— mirarlo con los ojos bien abiertos desde la puerta de la habitación.
El contrario entró a la pieza con apuro y cerró la puerta por detrás él—. ¿Y tú quién eres?
—ChanYeol —se apresuró a decir porque el contrario se veía mayor y claramente estaba molesto—. Supongo que eres pariente de BaekHyun. De verdad se parecen mucho y...
—Cállate —le exigió el desconocido, asustándolo ligeramente—. Vete de aquí.
—S-Sí... —titubeó algo asustado porque aún ni siquiera acababa de despertar—. Déjame un momento para que acomode a...
Su intención era colocar a BaekHyun correctamente en la cama para que continuara durmiendo porque ChanYeol consideraba que se veía realmente lindo haciéndolo —sí, lo estuvo mirando durante unos minutos hasta que él mismo se quedó dormido—, pero no tuvo oportunidad ni de quitárselo de encima cuando el chico que acababa de entrar a la habitación tomó uno de los cojines que estaba en el suelo y golpeó al chico en la cabeza, despertándolo de inmediato.
—Tú levántate ahora. —Lo apuntó y luego se dirigió a BaekHyun—: Y tú vas a morir hoy, así que despídete de tu novio.
—BaekBeom... —susurró el castaño al reconocer al recién llegado—. ChanYeol no es mi novio. Él...
—¿Y más encima no es tu novio?
Pestañeó aturdido ante la extraña conversación y se apresuró en ponerse su ropa interior por debajo de las sábanas porque ya veía que el aparente BaekBeom le tiraba la consola en la cabeza. Como pudo se las arregló de ponerse los pantalones en la misma posición, pero no tuvo tanta suerte para alcanzar la camiseta porque el chico de un solo tirón de brazo lo sacó de la cama, dejándolo de pie en la pequeña habitación.
—¿Por qué eres tan jodidamente alto? —Frunció el ceño y abrió la boca porque la pregunta fue estúpida, pero el chico no le dio tiempo ni de tomar aire—. ¿Quién eres?
—Park ChanYeol. Tengo diecisiete años y soy compañero de BaekHyun desde los catorce —soltó con cuidado, sintiéndose avergonzado porque seguía sin camiseta y sabía perfectamente que el bajito estuvo rasguñándole la espalda y mordiéndole el cuello hace unos minutos.
—¡Chicos, ¿por qué se tardan tanto?!
—¡Espera, mamá! —gritó BaekBeom sin dejar de mirarlo, aunque luego alternó la mirada en el otro chico que aún permanecía en la cama—. Baek, levántate.
—Hey —mencionó con suavidad, notando que las cosas ya estaban tensas—. Creo que sería mejor que descansara y...
—¿Y tú quién mierda eres como para decirle a mi hermano qué hacer?
—No se trata de eso —se intentó excusar, ya sintiéndose demasiado nervioso al escuchar las palabras del hermano.
—BaekHyun, de pie. No hay forma de que te hagas el idiota. Papá te trajo sushi porque en la mañana llegó la recomendación del cantante ese que te fue a ver y quiere celebrar. —La mirada del chico se dirigió hacia ChanYeol—. Vístanse rápido. Les doy cinco minutos.
BaekBeom cerró la puerta a sus espaldas y él contuvo el aire, pensando en el inmenso embrollo en el que se terminó metiendo.
—¿Y ahora qué? —susurró angustiado al ver como BaekHyun se ponía de pie y peleaba con sus pantalones.
—Odio a todo el mundo ahora mismo, incluido tú.
Frunció el ceño—. Pero ¿yo por qué?
—Es broma.
No pudo haberse sentido más extraño cuando vio la sonrisa de BaekHyun, cosa que perduró incluso después de que el chico le pasó la camiseta y se puso la suya propia. Una vez que ambos estuvieron listos bajaron por detrás de BaekBeom, quien iba cruzado de brazos y parecía querer partir puertas de un cabezazo.
—Hay visitas —soltó el hermano mayor sin muchas ganas una vez que llegaron al primer piso.
Se acomodó la gorra de forma nerviosa y tomó aire profundamente al ver la tabla de sushi en la mesa de centro. El hombre permanecía sentado en el sofá mientras que la mujer estaba hincada sobre la alfombra, al parecer ya atacando los camarones.
—Oh... —dijo suavemente la señora y luego le envió una mirada a su esposo—. Baek, ¿por qué no nos dijiste que trajiste a un amigo?
Sintió al chico respirar agitadamente a su lado y por primera vez lo vio alterado, como si le estuviese faltando el aire y le fuese a dar un ataque de asma, por lo que se apresuró en adelantarse.
—Soy Park ChanYeol. —Hizo una venia en son de respeto—. Un gusto conocerlos.
—¿ChanYeol? —repitió la señora con cuidado, probablemente reconociéndolo.
—¿Park? —le siguió el padre. Vale. Era hora de morir—. Baek, ¿no es el chico que te gusta?
Pestañeó aturdido porque claramente la pregunta no fue dirigida hacia él y tampoco esperaba escuchar algo como aquello. Era de suponerse que seguía gustándole, suponía. Pasaron años desde que BaekHyun le dijo aquello, pero de no ser así no hubiesen terminado los dos en la habitación, ¿cierto?
Pues tú también terminaste en la habitación y supuestamente BaekHyun no te gusta, se dijo a sí mismo dentro de su cabeza, pensamiento que lo hizo sentirse como el mierdas más grande del universo porque hizo todo aquello con su compañero de clase cuando este no recibió ningún indicio de su parte de que como mínimo estaba interesado en él.
—¿Podemos llevar a ChanYeol a casa? Luego conversaremos de ello.
BaekHyun fue quien habló, pero al parecer su orden fue bien recibida porque de inmediato se acató. Por lo tanto, no pasaron más de quince minutos para que ChanYeol se encontrase de pie frente a su propia casa.
—Gracias por todo. —Hizo otra venia y los padres simplemente se despidieron con un gesto de manos antes de echar el vehículo andar.
La puerta se abrió detrás de él—. ¡Park ChanYeol, ¿dónde estabas?!
Desde ese minuto todo pareció convertirse en un caos. Su madre estaba enfadada con él porque no contestó el teléfono, al igual que SeHun, aunque este último no aguantó mucho y después de treinta minutos se le tiró encima para preguntarle cómo le fue en su cita. Por suerte su diálogo iba direccionado a ese ámbito, al menos hasta cuando se dio cuenta de la marca que le dejó BaekHyun en el cuello. Y claro, marca que no era llegar y sacar, por lo que su primo se entretuvo a la mañana siguiente echándole el maquillaje de su madre contra el cuello antes de salir de la casa.
Durante la noche anterior se pasó gran parte del tiempo carcomiéndose la cabeza porque le habló a BaekHyun por mensaje, pero este no le respondió. También lo intentó durante la mañana siguiente antes de llegar al colegio.
BaekHyun no vino a clases, le escribió a su primo al reparar en ese detalle, haciendo que su pecho latiera como loco porque se estaba empezando a preocupar. Probablemente fue aquello mismo lo que lo llevó a acercarse a LuHan, quien lo miró con el ceño fruncido apenas lo reconoció.
—¿Cómo está BaekHyun? —preguntó con suavidad y el contrario simplemente lo ignoró—. ¿Está todo bien con sus padres?
—Todo está bien excepto él.
Al encontrarse sin fuerzas dejó que el contrario lo hiciese dar un paso hacia atrás debido al empujón de hombros que le propinó al pasar por su lado para irse, dejándolo plantado en aquel mismo lugar, sintiendo que cada vez el aire se iba de sus pulmones en cada preciso momento que escuchaba a sus compañeros hablar sobre la cita que debieron de tener y si ya lo invitó al festival del sábado o no.
De igual forma ¿qué sacaba con invitarlo? BaekHyun ni siquiera veía sus mensajes. Justamente puede que fuese eso mismo lo que lo enfadó, lo hizo sentirse incluso utilizado porque el chico estuvo meneándose frente a sus narices durante los últimos tres años, pero cuando él lo necesitaba no se aparecía por ningún lado.
—Uy... —Se burló SeHun al día siguiente, cuando se vio solo con su guitarra acústica en la mano a pesar de todos los mensajes que le envió a BaekHyun durante el día anterior—. Ese es el Karma, primo.
—Una mierda —susurró ronco y sin mirarlo para salir finalmente de la casa y dirigirse hacia el colegio.
Por primera vez en toda su vida tocó como el asco y sobre el escenario duró poco porque YiXing lo bajó casi de un tirón para preguntarle si estaba bien, pero ChanYeol no tuvo nada para decir y acabó negando mientras dejaba su guitarra acústica ahí recargada sobre uno de los pilares del pasillo exterior, importándole poco lo que pasara con lo que —se suponía— era su instrumento más preciado. En vez de detenerse en ello caminó hasta el baño y quiso devolverse cuando recordó a BaekHyun ahí todo nervioso, con la camisa por fuera de los pantalones y ese brillo en los ojos antes de presentarse, así como él, con la finalidad de conseguir a alguien que creyese en él y lo ayudase en sus sueños.
Respiró profundo y se planteó seriamente si sería capaz de llorar por el chico. Le resultaba estúpido porque pasaron tres años, muchos días donde se encontró con el chico de frente y nunca le importó absolutamente nada. Ante lo mismo por un instante deseó no haberlo conocido a mayor profundidad, no invitarlo a salir ni sonreírle, tampoco besarlo ni mucho menos meterse en su cama.
—Hey. —Alzó la cabeza asustado al encontrarse con su profesor en la entrada del baño—. Por favor dime que todo está bien. Tienes cara de que se te perdió una baqueta y tú das vuelta todo el colegio cuando se te pierden.
Jadeó y recargó las caderas contra el borde del lavamanos, sintiendo que de repente todo le daba vueltas y que en cualquier momento sus ojos se cristalizarían debido a la angustia que crecía en su pecho.
—No estoy bien —confesó y el contrario suspiró.
—¿Quieres hablar?
Negó con la cabeza, pero terminó encogiéndose de hombros—. No lo sé.
—¿Qué tal una pista?
—BaekHyun —soltó casi sin aire y buscó los ojos de YiXing, encontrándose con sus cejas alzadas.
—¿Byun BaekHyun? —Asintió para confirmar—. ¿El chico que te gusta?
Frunció el ceño—. No me gusta.
—Claro que sí. —El contrario le mostró una sonrisa y ChanYeol acentuó aún más su expresión, aunque el otro no pareció notarlo—. Durante las clases del taller lo miras todo el tiempo y tarareas de acuerdo a sus pasos. Es algo tonto, pero me di cuenta.
—¿De qué estás hablando? —preguntó casi sin aire y YiXing pareció más serio que de costumbre.
—BaekHyun no puede sentarse durante más de diez minutos seguidos y como el salón de música es amplio suele pasarse de un lado a otro.
—Sí, eso lo sé.
—Pues tú te le quedas mirando siempre y haces la base a partir de cómo se mueve. Ya sabes... Ta, ta, ta... —YiXing dio unos pocos pasos en el lugar mientras hacía un movimiento con la mano, simulando que con una baqueta le daba a algo, supuso. Debió de parecerle ridículo, pero ChanYeol estaba más concentrado que nunca—. A veces utilizas solo el pies izquierdo, solo el derecho o alternas entre ambos. En otras oportunidades lo haces cuando se pone a saltar, esas son las que más me gustas porque son excepcionales y rápidas; la batería queda genial. —Su profesor, de seguro por ver su expresión, hizo una mueca y terminó encogiéndose de hombros—. Lo siento, pero con la música es la única forma que logro explicarlo.
—Lo entiendo... —mencionó, aunque realmente no lo hizo.
—De igual forma, es triste que BaekHyun se aleje de ti. —El otro le puso una mano sobre el hombro, condescendiente—. ¿Es por eso que estás así?
—¿Alejarse? —quiso sonar irónico, pero ni para eso tuvo fuerzas. Para él el otro era como una lapa.
¿O solo era ChanYeol quien lo veía en todos lados?
—¡Sí! Hace lo imposible para no estar contigo. El profesor a cargo me dijo que desde el año pasado que quieren escucharlos juntos, pero BaekHyun insiste en que no quiere hacerlo. —YiXing soltó una risa, como si le enterneciera el asunto, aunque luego se puso más serio—. Incluso rechazó la oportunidad de presentarse al productor de Seúl.
—¿Qué productor? —cuestionó lentamente y se enderezó.
—El que habló contigo. También quiso ver a BaekHyun, pero cuando este se enteró que ambos se presentaría no quiso hacerlo. —El hombre se encogió de hombros é hizo una mueca—. Dudo que sea por conveniencia porque sus fuertes son completamente distintos, tú los instrumentos y él el canto.
—¿Es idiota? —Alzó más la voz, molesto incluso—. Conseguir eso es lo que siempre ha querido.
—Lo sé. Y lo siento. Quizás no le gustes mucho. —Claramente el contrario quiso sonar suave con su comentario, aunque a ChanYeol le dio igual.
—Quizás cree que lo odio mucho —susurró casi sin aire y con los ojos fijos en las baldosas blancas.
—¿Ah?
No se detuvo a contestarle al otro y salió del baño corriendo, resbalándose en la entrada y chocando con el marco de la puerta, pero dándole igual porque siguió vivo. Corrió por el pasillo y tomó su guitarra acústica, olvidándose del estuche y esquivó al profesor Kim cuando este apareció en el pasillo. Se movió lo más rápido que pudo e intentó acordarse de la noche anterior, de cómo era la casa de BaekHyun por fuera, por cuál calle vivía o cualquier mísera cosa porque los nervios lo estaban matando y no lo dejaban pensar con claridad.
¿Le gustaba BaekHyun? ChanYeol no tenía ni idea porque nunca se lo planteó. ¿Lo veía? Sí, y mucho. Siempre pensó que lo hizo para encontrar defectos en el otro, cosas que no deberían gustarle, detalles por los cuales no podía aceptar a BaekHyun. Nunca pensó que aquello sería inspiración para él, así que necesitaba confirmarlo.
La noche anterior estuvo tan ensimismado en su compañero que ni siquiera reparó dónde estaba parado, ante lo cual más de una vez se encontró golpeando la puerta de la casa equivocada y ChanYeol ya estaba rojo de tanta vergüenza. Sin embargo, lo encontró; al menos se topó con su madre toda preciosa como la definía su progenitora, con aquella sonrisa bonita que heredó BaekHyun y ese aspecto de conejito.
—B-Buenas tard-des —saludó algo trabado, avergonzado incluso.
Estaba sudado, sucio y dolido, pero la mujer fingió no notarlo porque sus expresiones no cambiaron y solo le hizo un gesto para que ingresara a la casa—. Tu madre aún no llega, cariño.
—Estoy buscando a BaekHyun.
Sorprendentemente la mujer perdió la sonrisa de una forma tan brusca que lo asustó, pero la señora Byun solo tomó aire profundamente y acabó asintiendo.
—Está en el segundo piso. Puedes pasar. —La madre de su compañero le sonrió suavemente una última vez y le apuntó hacia las escaleras.
—Gracias. —Sonrió por cortesía y subió por las escaleras a grandes zancadas.
Estaba tan acelerado que cualquiera pensaría que entró de sopetón, pero realmente no lo hizo. Solo se detuvo frente a la puerta de la habitación que conocía superficialmente y tomó aire profundamente antes de darle un vistazo a su guitarra, la cual estaba llena de pegatinas y tallados raros por culpa de SeHun y de sus compañeros del club de música, con los cuales tenía una regla extraña de poseer un instrumento de la suerte que parecían adornar cada vez que el dueño ganaba algo digno referente a la música.
Lo único que dejó BaekHyun fue una sonrisa feliz con corrector perdido en el clavijero. ChanYeol en su momento no deseó que volviese a tocar su preciado instrumento nunca más, aunque luego de ese dibujo obtuvo felicitaciones de sus profesores cada vez que bajó del escenario, al menos hasta ese día.
Sin dudarlo abrió la puerta, entró y cerró por detrás de él, encontrándose a BaekHyun de pie frente a su armario, sin camiseta y con un bañador de un color fluorescente que incluso verlo hacía doler los ojos. El chico se veía bien, normal y aparentemente mucho más estable que ChanYeol a pesar de la cantidad abísmate de chupones que tenía en las clavículas.
—¿Qué haces aquí? —preguntó el otro sorprendido y él no supo qué decir.
¿Debería acercarse rápido y subirlo sobre el escritorio que tenía el chico por detrás para besarlo? Si lo hacía de seguro se terminaría quebrando los dientes con lo rápido que tendría que moverse para hacer algo antes de que el otro lo apartase. ¿Y sí se daba media vuelta y hacía como que nada pasó? De seguro eso sería mucho más conveniente para su agitado corazón, pero BaekHyun ya lo vio después de todo y parecía bastante atento a cualquiera de sus movimientos.
—¿Podemos hablar? —Tomó aire y el chico sacó una sudadera para ponérsela con rapidez. BaekHyun se acercó hasta él, pero se mantuvo mucho más alejado de lo que le hubiese gustado.
—Claro. ¿En qué te puedo ayudar?
No le gustó lo impersonal que sonó el otro, pero no tenía muchas opciones tampoco, así que miró a su alrededor y volvió a posar la mirada en esa carita feliz sobre su guitarra. Se enfocó en el otro lado de la habitación y se encontró en el escritorio que se imaginó subiendo a BaekHyun, aunque al final fue él quien cruzó el cuarto para posar la cadera ahí y subir ligeramente un muslo con la intención de tener una base para apoyar la guitarra.
—Canta —pidió suavemente sin mirarlo, demasiado avergonzado porque suponía lo confundido que debía estar el otro.
—¿Qué?
Tomó aire suavemente—. Solo canta.
—¿En base a qué nota?
—Me da igual. Solo quiero escucharte cantar —confesó ansioso, descolocando al contrario. Sin embargo, le obedeció.
—Well, you done done me and you bet I felt it... —empezó BaekHyun con suavidad mientras lo miraba extrañado, pero ChanYeol solo sonrió y dejó que sus dedos cayeran sobre las cuerdas sin dejar de observar al otro—. I tried to be chill, but you're so hoy that I melted...
—I fell right through the cracks... —continuó con suavidad sin detenerse, acoplándose al otro, quien incluso se calló al escucharlo cantar.
—ChanYeol...
—Continúa —lo interrumpió moviendo los dedos contra la guitarra y el chico pareció tan confundido que por un momento le hizo mal dejarlo tan perdido, pero siguió y él se sintió hundirse completamente cuando notó luego de unos segundos la sonrisa de BaekHyun.
Sí, tocar le salía bien, incluso cantar cuando nunca le gustó hacerlo. También su voz se escuchaba demasiado bien junto a la de su compañero y entendió por qué todos quisieron escucharlos juntos. Nuevamente se sintió tonto porque lo fue por mucho tiempo y no pudo creer que fue tan evidente con su malestar que incluso el otro no quería estar cerca de él a pesar de que supuestamente... le gustaba.
Rieron suavemente ante el tarareo final, pero luego de que sus manos tocaron las cuerdas por última vez su sonrisa se perdió y la de BaekHyun también, quien pareció buscar en su cuarto alguna excusa con la cual deshacerse de él, supuso. Sin embargo, no quiso darle tiempo a ello.
—¿Me pasas tu micrófono?
—¿Qué micrófono? —preguntó el otro extrañado y él hizo un gesto de cabeza hacia la guitarra.
El chico pareció confundido, pero terminó buscando entre sus repisas un micrófono pintado con spray de color rosa metálico acompañado de uno brillos que pegaron con silicona y unas cuantas estrellas. Así como BaekHyun y su cajita de San Valentín, era ostentoso a morir, pero así era el chico y ChanYeol no dudó en tomar el objeto de la mano del otro para mirar a su costado hasta encontrar un plumón perdido entre algunos libros.
Rápidamente escribió sobre el aparato en un intento de hacerse cabida entre los otros pequeños mensajes y dibujos. Una vez listo le entregó el objeto al contrario y este frunció el ceño antes de leer en voz alta—: ¿Quieres salir conmigo?
—Por supuesto —contestó como idiota y sonrió, confundiendo más a BaekHyun si era posible.
El contrario no le devolvió la sonrisa, así que ChanYeol entendió que no fue divertido y que de seguro la cagó más de lo que lo hizo en un inicio, así que se puso de pie y tomó la guitarra por el mástil con ambas manos.
Bajó la mirada y tomó aire profundamente—. Perdón.
—¿Qué haces en mi casa, ChanYeol? —preguntó el otro con cuidado, aunque sonó tan dolido que se obligó a mirarlo, encontrándose con sus ojos acuosos, sin siquiera con una sonrisa forzada para esconderlos—. Pensé que necesitabas que cantara para algo puntual.
—Fue para algo.
—¿Para qué? —espetó el otro y él apretó los labios.
—Para darme cuenta de que también me gustas.
—¡No te creo! —Ambos se giraron hacia la puerta para encontrarse a BaekBeom de pie debajo del marco, con una mano sobre la boca y la otra sosteniendo su celular en lo alto.
—¿Qué haces? —preguntó bruscamente BaekHyun y se acercó a su hermano.
—Ahora mismo están en redes sociales y me haré millonario. —Los dos achinaron los ojos para mirar el celular que les mostraba el mayor. BaekBeom efectivamente los grabó mientras cantaban, al parecer escabulléndose por entre la puerta entreabierta que ChanYeol cerró en su momento—. Pero lo mejor es que te acaban de corresponder, hermanito.
BaekHyun titubeó—. N-No es así. Váyanse a-ambos.
El más bajo puso las manos sobre su cuerpo y lo empujó hacia la salida, aunque ChanYeol aún tenía varias cosas que hablar con el otro—. Dame un momento.
—No, ChanYeol. Ya fue suficiente.
—Esperen. Yo...
—¿Por qué? —preguntó ya en la puerta de la habitación, interrumpiendo así a BaekBeom—. Es verdad que no correspondí tus sentimientos hace tres años, pero fui muy idiota al no darme la oportunidad de conocerte. La pasé muy bien contigo y...
—Pues no me dijiste lo mismo por mensaje —espetó el otro entre dientes y ChanYeol se quedó petrificado al escucharlo sollozar.
A pesar de que BaekHyun lloró el día anterior frente a él nunca lo vio así, entre una mezcla de dolido, triste y enfadado, aparentemente tan afectado de una forma negativa que él se sintió perder el aire, pero se las arregló para buscar en su bolsillo su propio celular con la intención de revisar el chat porque no, él no recordaba que le dijo algo malo a su compañero, para nada, se mantuvo insistiendo hasta ese mismo día hace unas horas, cuando estuvo por presentarse.
—Pero no...
—Fui yo —soltó BaekBeom a su lado, sorprendiéndolos a ambos por su intromisión—. Te lleva gustando este chico desde hace años y consideré que ya lo pasaste lo suficientemente mal por él. Pensé que realmente no lo decías en serio —se dirigió hacia él, confundiéndolo aún más si era posible—. Creí que jugabas con mi hermano.
—¿De qué hablas? —espetó BaekHyun molesto y BaekBeom no hizo más que sacar el celular del bolsillo de su pantalón con un suspiro antes de entregárselo.
Intercambió miradas con su compañero antes de que este desbloqueara su celular para revisarlo. ChanYeol notó una variación de expresiones increíbles en el otro, siendo la última un ceño fruncido junto a unos labios crispados.
—¡Mamá!
—Baek, perdón. De verdad. Pensé que mentirte por un rato sería mejor para que lo superases.
—Pues nadie te lo pidió —gruñó BaekHyun entre dientes y ChanYeol no pudo evitar sorprenderse.
—No entiendo... —habló suavemente, obteniendo la atención de los hermanos—. ¿No leíste mis mensajes?
—Le dije a BaekBeom que los leyera por mí porque pensé que... —Nuevamente las expresiones del chico cambiaron y terminó suspirando antes de llevarse una mano contra la cara, avergonzado quizás—. Pensé que te enojarías conmigo y que serías... un ogro.
El mayor no entendió, pero ChanYeol claro que lo hizo, aunque no supo cómo actuar porque BaekBeom seguía ahí y todo era sumamente incómodo.
—¿Alguien me llamó? —La señora Byun apareció agitada por el pasillo, al parecer por correr de quizás donde porque estaba con unos guantes y tijeras de podar.
Para su sorpresa BaekHyun se abrió paso para ponerse delante de la mujer—. BaekBeom me mintió diciendo que ChanYeol me decía cosas feas a través de mensaje cuando no fue así. ¡Me invitó a la fiesta de San Valentín y me la perdí! ¡Es mi último año, ya no habrá otra fiesta!
—Aún tenemos tiempo —susurró y los ojos aguados de BaekHyun se posaron en los suyos, aunque eso lo hizo sonreír—. ¿Vamos?
—¿Ahora?
Asintió y le sonrió con suavidad antes de que todos se mirasen entre ellos, haciendo la situación aún más incómoda si era posible, aunque aparentemente la madre de los hermanos pareció querer remediar la situación porque tomó del brazo a BaekBeom aún con los guantes sucios.
—Hablaremos nosotros dos —sentenció la mujer mientras tiraba de su hijo mayor hacia otra de las habitaciones, viéndose demasiado extraña para ChanYeol porque conejito ya no parecía—. Te quedas sin la contraseña del wifi de casa por dos meses y se acabaron tus datos móviles hasta nuevo aviso. Las disculpas para tu hermano las quiero escritas en letra manuscrita sobre hojas sin líneas, BaekBeom, ¡sin líneas!
Tosió de forma incómoda y se giró para fijarse en BaekHyun, quien pestañeaba curioso hacia la dirección donde desaparecieron sus familiares y ChanYeol se preguntó si el chiquillo tenía la misma actitud de su madre, ya que de repente le parecía demasiado tierno para como se comportó con anterioridad.
—¿Entonces no me rechazaste?
—¿Cómo?
Se encontró con los ojos del contrario y su atención de inmediato se dirigió hacia los labios ajenos, los cual se atrevió a besar porque aparentemente nadie los veía en ese momento, o al menos eso supuso. Sin embargo, BaekHyun se apresuró en alejarlo, miró a su alrededor y luego ingresó a la habitación mientras tiraba de él.
—Puedes leer mis mensajes entonces —comentó con suavidad y le sonrió con algo de miedo por si llegaba a asustarlo, aunque frente a él BaekHyun solo se sonrojó.
—Perdón por dejar que pasara esto. Debí afrontar la realidad yo mismo, independiente de cuál fuese.
—Lo entiendo. —Le sonrió más animado y el otro relajó sus expresiones—. No me importa no estar en la fiesta de San Valentín ni perder los premios. —Tomó aire antes de continuar, sintiendo en el proceso como sus mejillas se calentaban—. Ahora mismo me interesa más estar contigo.
BaekHyun sonrió—. Lo de salir...
—Fue apresurado. Lo siento. —Dio una sonrisa incómoda y a pesar de lo dicho el contrario no perdió la suya—. Me acabo de dar cuenta que me estuviste gustando todo este tiempo y no quiero quiero perderme más años por imbécil. —Tomó un poco de aire y rápidamente se apresuró en agregar—: Si es que estás de acuerdo, claro.
—Podríamos intentarlo porque en realidad yo no... —BaekHyun divagó y ChanYeol lo entendió, así que se apresuró en asentir.
—Sé que para ti es algo brusco y estoy dispuesto a que me pongas a prueba —bromeó, pero a la vez lo dijo muy en serio y el contrario solo asintió luego de soltar una risilla.
—Está bien —concordó y ChanYeol no pudo evitar dar un paso para acercarse, ansioso por tenerlo cerca.
—E independientemente del resultado necesito que me prometas que te presentarás junto a mí cuando venga el productor de Seúl.
BaekHyun pareció algo nervioso—. ¿Qué? ¿Por qué?
—Porque quiero —soltó con una sonrisa de medio lado que quizás el otro percibió de otra manera porque jadeó frente a él y lo miró a los ojos, haciéndolo estremecer—. Y también porque te lo mereces. —Le sonrió más ampliamente, aunque el contrario solo pareció querer esquivar su mirada—. ¿Deseas ir al festival o...?
—¿Q-Qué tal si nos quedamos?
—Me parece genial —susurró y rápidamente dejó la guitarra apoyada en una de las paredes para así tener las manos libres con la finalidad de sujetar las mejillas de BaekHyun antes de besarlo.
|| 15.03.21 ||
| ••• |
¡Terminé! Estoy muy satisfecha conmigo misma por abordar por fin a todas las parejas. 😂
Sé que es un especial KaiSoo y pido disculpas por los especiales, pero no es mi culpa, sino de EXO por ser tantos. 😳🤣
Hablando de este escrito, me gustó mucho escribirlo. Tenía —y aún tengo— muchas ganas de leer school!au. Espero que les haya gustado. 🙈✨
Muchas gracias por leer, votar y comentar.
Saludos y besos, Ary. ♥️
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