Capítulo 8
Rachel miraba atenta el pizarrón, eso no quiere decir que su atención estaba en el profesor que se encontraba situado en frente explicando a sus alumnos arduamente clases de historia. Se encontraba fijamente observando un punto imaginario, no se movía, no parpadeaba.
Se reprendía mentalmente, diciéndose una y otra vez lo mala hija que era. Después de la pequeña discusión con su madre se encerró en su cuarto y no volvió a salir para nada, guardaba rencores, pensaba y reclamaba como le había tocado una madre como la que tenía. Ahora, al siguiente día en clase se arrepentía de todos los pensamientos que cruzaron por su mente en la oscuridad de su cuarto.
El timbre sonó y ella ni se percato, todos los demás alumnos empezaron a salir del aula, ella seguía mirando ese punto imaginario en el pizarrón que con cada minuto que pasaba se hacía más y más grande.
De pronto una mano se posó sobre su hombro, la sacudió completamente y solo así volvió en si. Rachel miró aquella mano la siguió con su mirada hasta llegar al rostro de su mejor amigo quien la miraba con una ladeada sonrisa.
─¿Te sucede algo? ─preguntó curioso su amigo, sentándose en el pupitre continuo.
Rachel parpadeo un par de veces, tratando con eso no dejar escapar algunas lagrimillas acumuladas en sus ojos, ardían, esa señal era suficiente para darse cuenta que se estaba conteniendo durante toda la clase. Miró de nuevo la pizarra pero el punto con el cual había distraído a su mente durante la mañana... se había borrado.
Thomas seguía mirándola preguntándose que era lo que le sucedía a su mejor amiga le mataba la angustia pero tampoco quería presionarla demasiado, la conocía desde pequeños y sabía sus reacciones y forma de ser. Se quedo en silencio esperando a que Rachel hablara.
Rachel en cambio en su mente organizaba sus pensamientos, no quería dejar fluir las palabras sabía que si alguna escapaba de sus labios, las lagrimas que contenía saldrían en cascada sin nada que las parara, y no, ya no quería más llorar.
Los dos amigos esperaban, Rachel con sus problemas existenciales y Thomas con su amor al pie del cañón.
Después de unos largos y silenciosos minutos, Rachel se preparo para hablar. Abrió un poco la boca pero se arrepintió al instante, sus malos pensamientos le avergonzaban.
─Vamos, puedes confiar en mi ─Thomas le transmitió confianza apretando su mano un poco ─. Llevo años escuchando y lo seguiré haciendo muchos más.
Rachel asistió.
─Tuve ayer una discusión con mi madre ─comenzó Rachel mirando a su amigo a los ojos ─. No logro comprender que fue lo que sucedió en realidad, solo se que después de encerrar en mi habitación desee que mi madre fuera diferente.
─¿Sigue con sus mismos pensamientos de siempre?
─Peor, piensa que quiero poner a mi padre en su contra ─confesó Rachel, al fin una lagrimilla escapó, rápidamente soltó su mano de la mano de su amigo y se limpio con brusquedad a la traidora que se había escapado.
─¡¿Pero porqué piensa eso?! ─preguntó alterado Thomas.
─Tuve una platica con papá solo quería que la hiciera entender que cada quien tiene sus propios gustos y debe respetarme tal como soy, se imagina cosas...
─Yo podría hablar con ella ─se ofreció su amigo, tomando de nuevo la mano que Rachel se había soltado para limpiarse sus lagrimas.
Rachel lo miró confundida y aterrada, le daba vergüenza lo que su madre podría decirle a Thomas aparte de que jamás le pediría que hiciera algo como eso. Rachel sabía que tenía que pelear sus guerras sola, como siempre lo había echo.
─No Thomas pero gracias, sabes lo que pienso.
Thomas solo asintió.
El timbre sonó y Rachel se lamentaba haberle quitado el tiempo a su amigo por otro lado Thomas le encantaba que ella le contara sus penas, sentía que ella lo necesitaba a él y eso lo ponía más que feliz.
Thomas se despidió de Rachel, soltando su mano se fue forzosamente a su salón de clases.
De nuevo sus compañeros empezaron a entrar al aula, se prepararían para la siguiente clase.
De pronto algo llamó la atención de nuestra chica, a lo lejos Brook Reed acariciaba la mejilla de la chica tímida con la cual Rachel estaba obsesionada. Tenía que poner en marcha su plan, algo pasaba, algo sucedía entre esos dos chicos que ella debía saber.
Los observaba, mirándolos sin parpadear ni se percató cuando empezó de nuevo las clases.
Y mientras lo hacía, un integrante nuevo se unió a aquellos dos chicos que conversaban amenamente... Dylan.
Y entonces se dio cuenta, Rachel se dio cuenta que en cuanto llegó el chico, Brook Reed cambio su expresión y la tensión en su cuerpo se notó, miró a la chica cambiando su rostro completamente de amoroso a ofensivo. La chica se retiro con una sonrisa en su rostro, pero los dos chicos parecía que discutían.
La intriga creció en Rachel...
─Señorita Rachel, ¿podría prestar atención a la clase por favor? ─la voz amarga del profesor, la distrajo de su espectáculo.
Trataba de poner atención a lo que el profesor explicaba pero a la vez no quería perderse ninguna expresión del rostro de aquellos dos chicos afuera. Hasta que se le ocurrió una idea cuando vio que se iban de aquel lugar...
─¡Profesor! ─Rachel llamó al maestro en un grito llamando la atención de todos sus compañeros ─. ¡¿Podría ir al baño?!
─Lo siento Rachel, tendrás que esperar a que una de tus compañeras vuelva.
─Es urgente ─rogó Rachel.
─Lo siento, espera un momento.
─¡Me vino la regla! ─gritó Rachel, al cabo de un segundo todos sus compañeros empezaron a reír, el profesor se puso como tomate por hacer que su alumno dijera su explicación a gritos.
─Oh Rachel, ve, ve.
─Gracias ─agradeció Rachel parándose rápidamente de su asiento y yendo con toda la intensión a donde se encontraban los dos chicos misteriosos que peleaban momentos antes.
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