Se acercaba el baile de fin de curso, para los de ultimo año sería especial. Se imaginaran, que las chicas estaban vueltas locas ya preparando sus vestidos  y otras esperando que su ligue o su gran amor les pidiera ser su cita ese día. Planeando la decoración en el gran auditorio, todo debía salir perfecto. Aunque fuera un baile diseñado para despedir a los graduados toda la escuela estaba invitada. 

Por eso, el mejor amigo de nuestra chica estaba demasiado nervioso y ansioso por preguntarle si le encantaría ser su compañía ese día, tenía miedo, pavor que la chica lo rechazara y lo mandara a la friendzone como mucha veces ya lo había hecho. 

No tenía mente para nada más en ese momento, ni siquiera había prestado atención a la clase que se estaba impartiendo, sus pensamientos solo estaban en aquella chica, al otro lado del aula. Su amor imposible, como lo llamaba él. Fantaseaba sobre su cuaderno abierto, las anotaciones plasmadas fueron remplazadas por pequeños garabatos de corazones con una "R" en el centro, tirando suspiros al aire y mirando fijamente el patio central, esperando encontrarse con su amor. 

Cuando el timbre sonó fue el primero en guardar sus cosas y salir del aula. Inhalaba luego exhalaba, se preparaba para la gran propuesta. Se acerco paso a paso hacia el aula de su chica, nervioso con su mirada gacha contando los pasos que daba, entonces escucho una risa, una risa que conocía demasiado bien. Levanto ferozmente su cabeza en dirección hacia el sonido mas hermoso que muchas veces había escuchado antes y fue cuando la vio, riendo con alguien que no era él.

Su pecho se desinflo y la propuesta que se traía entre manos se resbalo dolorosamente cayendo ante sus pies. 

Rachel reía, pero su risa era diferente esta vez. 

Él puedo notarlo, pudo sentirlo  en cada parte de su ser. Jamás la había visto reírse así antes ni con él, el fantasma de los celos se impregnaba cada vez más en Thomas. Algo dañino, algo aterrador que no era bueno para él ni para el chico que se robaba las risas de su hermosa Rachel. Risas que Thomas se decía que eran solamente suyas. 

Cuando termino de acercarse apretó una mano en un puño, la tensión subía por su brazo pero no llegaba a su rostro, que relajo en cuanto la chica lo noto. Cambio totalmente su expresión de tener el cejo fruncido y malhumorado, lo relajo y sonrió.

Era bueno fingiendo pero no se percato que Dylan lo había descubierto.

─ ¡Hola Thom! ─saludo la joven con la misma sonrisa que tenia desde hace un rato.

─ ¡Ey! ¿Nos vamos Rachel? Nece-necesito hablar contigo ─informó, concentrándose solo en la chica e ignorando a su acompañante. 

Dylan muy serio, se despidió de su amiga con un guiño que prácticamente derritió a la enamorada secreta. A Thomas lo ignoró, en su mente rodeaba la idea que ese chico, el que se decía ser el mejor amigo de Rachel, era mas que un farsante y un mentiroso. Se propuso la idea de evidenciarlo pero a la vez tenerle cuidado ya que noto algo incomodo ante su presencia. 

Se fue dando grandes pasos alcanzando a Brook Reed que lo esperaba, un plan para él.

Después de que Dylan se fuera, se concentro en su amigo. Aunque prestó muy poca atención a lo que este le había pedido, su mente aún vagaba en la propuesta de aquel chico, «¿Enserio me había pedido ser su cita en el baile?», se preguntaba.

─ ¿Rachel? 

Escuchar su nombre la trajo de vuelta a la realidad, sonrió por ultima vez y se dirigió a donde su amigo le indicaba aún con las famosas mariposas revoleteando en su estomago. 

«¿Es así como se siente? ¿Es así siempre cuando te has enamorado?», se preguntaba una y otra vez en silencio. 

Silencio y más silencio...

─ ¿Entonces que dices? ¿Rachel? ─de nuevo una pregunta sin contestación, agito su cabeza, se sobo su estomago y dio un suspiro. 

─ Lo siento Thomas, ¿qué, qué decías? ─Rachel le devolvió la pregunta y aún sostenía la sonrisa en su rostro, se seguía cuestionando y reprochando. ¿Cuántas veces no había juzgado a las chicas por andar en ese estado por un chico? ... Muchas. Y ahora le tocaba a ella, que gran karma, pero le gustaba. En ese momento estaba anestesiada con amor. 

─ Te pregunté si ¿Quieres ir al baile conmigo?

Y de un segundo a otro, la anestesia pasó y el pinchazo de desilusión empezó a crecer. Su mente quedó en blanco, por primera vez no tenía respuesta, más bien si la tenía sólo que no quería responderla. Rachel veía a su amigo nervioso, pasando el peso de un pie al otro, debió de haberlo imaginado. Se decía así misma, como no se le había ocurrido antes que su mejor amigo le iba a pedir eso. Pero no le quedó de otra que hablarle con franqueza.

─ ¡Oh Thomas! ─se lamentó, haciendo un puchero.

─ Me dirás que no, ¿verdad?

Rachel no veía ninguna reacción en su rostro, se le hacía extraño. Quería examinarlo, quería averiguar que era lo que pensaba pero su semblante no le decía mucho. Le gustaba hablar directo, sin rodeos y esperaba que su amigo lo entendiera.

─ Le he dicho que si a Dylan, Thomas ─lo soltó sin más. Mirándolo a los ojos, mientras el chico hacia todo lo posible para no alterarse ni delatar cuanto le habían dolido aquellas palabras.

─¿A sí? ─logró pronunciar, no podía tragar el nudo que se había formado en su garganta.

─ Si, pero... ¿Porqué no le preguntamos a algunas de nuestras amigas? Para que vallan contigo, será fantástico ir los cuatro.

Una sonrisa apareció en su rostro pero el brillo no le llegó a sus ojos, parecía un robot forzando algo que no le llegaba al alma y sobre todo a su corazón.

Rachel no se dio cuenta de eso, pensaba que su mejor amigo sólo le había hecho la propuesta solo por cortesía, ya que siempre ha sido alejada de chicos e invitaciones a fiestas. Lo encontraba considerado pero a la vez no quería que sufriera con la responsabilidad de llevar a la mejor amiga y a la antisocial a un baile cuando podría estar con alguien que le gustará, claro eso pensaba ella.

─ Si, si es lo que haré entonces.

El timbre sonó de nuevo, dando señal a que pronto empezaría la siguiente clase. Ambos chicos se despidieron con una sonrisa para después dirigirse a sus respectivas aulas.

Rachel pensaba en que al fin podría darle el gusto a su madre y la haría feliz, por un día. Reía imaginándose su reacción.

Pero Thomas quería arrancarse el corazón, se decía a sí mismo que debía acabar con esa amistad aunque costará el plan de Rachel. No quería que nadie la alejara de él. Ella era suya, sonaba trastornado y obsesionado pero se excusaba con que la relación de años lo valía.

Fue cuando nació un nuevo camino, un nuevo propósito para Thomas.

NOTA de la Autora:

Hola, gracias por empezar a leer mi nueva historia. Quiero decirles que me esta encantando escribirla espero a ustedes les genere el mismo sentimiento que a mí al leerla. Gracias y más gracias, espero sus comentarios los leo aunque a veces no conteste siempre estoy atenta, perdón por tardar tanto con mis historias, mi tiempo a estado apretado por mi trabajo.
Saludos y abrazos...
DenisseVzz.