C8 || Revoltosa
— No señora, mi casa está chamusqueada. ¿Cómo vamos a sobrevivir? — gritó Haydeen al teléfono.
— ¡No! No puedo esperar un mes entero para que recuperen mi casa. — señaló con el dedo, como si aquella mujer pudiera verla. — No me cuelgue. ¡No! ¡Me! ¡Cuelgue! — lanzó el teléfono y gruñó.
— Ya veremos cómo salimos de esta Deen. — me miró de reojo.
— ¿A donde vamos Halley? ¿Qué pasará con todas nuestras cosas? Las cosas por las que mamá trabajó tanto.
— Hey, a mi me afecta igual que a ti. Pero ¿qué solucionas con ese enojo? — me levanté del columpio del jardín. — Es tarde, primero debemos encontrar donde pasar la noche. — asintió y tomó el teléfono.
— ¿Podemos pasar la noche con ustedes? — se mordió las uñas, odiaba que hiciera eso. — No. — giró los ojos. — Todo está bien. — asintió. — Solo se nos quemó la casa. — hizo una pausa. — No fue mi culpa. Halley dejó la máquina de lavado en marcha y explotó todo.
— Oye no exageres... solo fue la lavandería, la cocina y las habitaciones.
— Todo lo que estaba en el ala derecha de la casa. — me respondió y le saqué la lengua.
— Amja... sí... te esperamos. — colgó. — Vienen en diez minutos. Subamos a recuperar algo de ropa.
Me sentía muy mal, toda la noche estaba siendo una locura... quizás el vestido de la suerte no daba tanta suerte.
La cocina estaba completamente negra y el olor a plástico derretido asqueaba. Las escaleras, la sala de estar y el comedor mantenían su estado habitual.
Mi habitación... desde la puerta cerrada pude ver la mancha de tizne y al abrir una oleada de humo me hizo estornudar.
La cama destrozada junto a la ventana de cristales sucios... la tela chamusqueada de mi ropa y un único cajón salvado... el cajón donde guardaba la ropa que había usado en mi antiguo trabajo.
Tantos recuerdos me pasaron por la mente... recuerdos dolorosos y tristes.
Abrí y revisé lo que había dentro... de todo solo me quedé con una foto de mamá, papá y yo. La solía tener siempre en mi camerino.
Extrañaba tanto esos momentos, éramos sólo ellos y yo... todo el día hablando del universo, de las estrellas... y ahora eran una de ellas.
Salí con la foto. — ¿Solo eso? — asentí.
— Lo demás está perdido. — le sonreí con pesar.
— Río y los chicos están abajo. — la seguí por el corredor.
— ¿Recuperaste algo de ropa? — negó sutilmente.
— Ya estiraremos los ahorros para comprar ropa, y reparar la casa. No te preocupes. — bajó las escaleras y se aseguró de que todo estuviera cerrado.
Me adelanté un poco y salí al jardín delantero, frente a la casa estaba un auto grande, totalmente negro y los chicos dentro.
— Hola otra vez. — les dije.
Río fumaba frente al auto, parecía una chimenea últimamente.
Rey iba al volante y Riva estaba pegada a su brazo.
Rayo tenía las manos sobre el rostro y estaba recostado en el asiento.
Rojo miraba el móvil y Rizos se levantó cuando me vió llegar.
— ¿Cómo estás? — besé su mejilla.
— Bien, un poco cansada solamente. — me sonrió de lado y tocó mi cabello en forma de caricia.
— Vámonos ya. — Río pasó y golpeó su hombro.
— Hey, no seas tan brusco. — me miró de arriba a abajo y se subió al auto.
— Idiota. — entorné los ojos y esperé a que Haydeen subiera.
— Aquí ya no hay espacio. — habló Rojo.
— Ven, te hago un hueco. — dijo la rubia y me abrió la puerta con la misma tranquilidad que me había hablado aquella noche en la cafetería, cuando me encontró con su novio.
— Gracias. — le dije y traté de sonreír.
Rey me miró, esperando un saludo o algo por el estilo... pero no creo que pueda actuar como si nada después de lo que había pasado.
Me había mentido y yo odiaba eso.
El trayecto se me hizo más largo de lo habitual y un terrible silencio incómodo hizo acto de presencia.
Llegamos y fui directo hasta un sofá, me senté y analicé mi alrededor.
Haydeen buscaba algo en la nevera como si fuera su propio hogar. Río había ido hasta su habitación y había cerrado la puerta de un tirón. Riva sobre Rey todo el tiempo, pidiéndole besos que él daba con mal carácter. Rizos preparaba algo en la cocina y Rojo preparaba todo para jugar videojuegos. Desde el show no veía a Ritmo, y ahora también había desaparecido Rayo.
— ¿Donde está Ritmo? — dije y abracé mis piernas. Se miraron entre ellos.
— Tuvo un asunto que solucionar. — carraspeó Rey.
— ¿Donde dormirán chicas? — habló otra vez Riva.
— ¡Me pido dormir con Rojo! Sus sábanas siempre huelen bien. — gritó Haydeen y sacó una bandeja llena de emparedados.
— Bueno, yo... emm. ¿Rizos? — me sonrió y asintió. — Primero, ¿me puedo duchar?
— Ven, te llevo. — se brindó Rojo y lo seguí por el corredor.
— Rojo, ¿puedo preguntarte algo?
— Claro, ¿qué pasa?
— Bueno, la otra vez que me llevaste el auto a casa. — asintió. — Decías que habías disfrutado mucho lo que había pasado la noche anterior. — asintió y comprimió una sonrisa mordiendo su labio inferior. — ¿Te referías a algo en específico?
— A lo libre que eres cuando bebes. — sonrió otra vez. — Es como si la Halley rebelde que comprimes siempre, se siente en libertad de hacer lo que ha querido hacer todo el tiempo.
— Creí que había hecho algo... más.
— ¿Y qué si lo hubieras hecho? — curvó los labios hacia un lado y se marchó.
Abrí el grifo y dejé que el agua caliente recorriera mi cuerpo. El jabón deshizo mi maquillaje y el shampoo masculino fue la única opción para limpiar mi cabello.
Estiré la mano y cubrí mi cuerpo con una toalla blanca, miré mi reflejo en el espejo y solo ahí caí en cuenta que no tenía ropa.
Entreabrí la puerta y miré a ambos lados nerviosa, no había nadie, pero, ¿a donde iría?
Corrí y abrí la primera puerta que encontré. Era una habitación con la decoración totalmente rosa, algunos osos de peluche y un rincón preparado para estudiar. ¿Riva dormía ahí?
Tomé lo primero que encontré, que para mi sorpresa fue un top de mi talla y unos shorts ajustados. La ropa se veía intacta, como si nadie la hubiera usado en mucho tiempo.
— ¿Qué haces aquí? — me dijo Rey asomándose por la entreabierta puerta.
— Lo siento, no tenía ropa que ponerme y...
— Vámonos de aquí. — le obedecí y cerró la puerta con mucho cuidado.
Me apresuré y llegué a la sala de estar vacía... eran casi las dos de la madrugada, obviamente todos estarían durmiendo.
— Voy a dormir yo también, ya sabes donde están las habitaciones. — asentí y vi al chico de cabello largo marcharse escaleras arriba.
Tomé un poco de agua y me dirigí a la habitación de Rizos, di dos toques antes de pasar y lo encontré en la cama, cubierto por una sábana blanca hasta la mitad del torso desnudo y con el antebrazo cubría sus ojos.
— Hola. — alzó la cabeza y sonrió.
— Revoltosa. — dio dos toques en la cama a su lado, invitándome a acomodarme y lo hice.
Me dejé caer tensa sobre el colchón y lo sentí girarse hasta quedar de frente a mi, hice lo mismo y lo miré a los ojos... los tenía cerrados, pero no estaba durmiendo.
Estiró un brazo y peinó mi cabello. — No hagas eso. — dije y me miró fijamente a los ojos.
— ¿No hago qué? — sonreí.
— Esto qué haces. — sonrió.
— Pero no he hecho nada. — levanté una ceja y crucé los brazos. — Eres muy linda. — deslizó un dedo por mi frente, bajando por el puente de mi nariz, hospedándose en mi labio superior y recorriéndolo con el pulgar.
— Basta. — dije en un susurro que ignoró.
— Son solo caricias. — sonrió y se fue acercando más a mi.
Me inundó el olor a jabón y colonia masculina... olía tan fresco.
Acunó mi mejilla con la palma de su mano y mordió sus labios. Rizos era sexy, era guapo, era carismático, eso no lo podía negar, pero la amistad que habíamos creado, no valía la pena romperla por una tonta atracción.
— Tengo calor, creo... creo que iré a tomar el aire. — descalza fui hasta el corredor y lo sentí hablar antes de cerrar la puerta. — Te espero aquí.
El pasillo estaba en completo silencio y oscuridad. El reflejo de la luna entraba escaso por la ventana de cristales grande que había al final. A medida me fui acercando a las escaleras encontré una puerta entreabierta que dejaba escapar un rayo de luz.
— No entiendes Rayo, nadie quiere llenar el espacio de ella. — unos golpes secos sobre un saco de boxeo se hicieron espacio en el local.
— Pues dejen de actuar como si ella fuera el remplazo perfecto. — sentí unos pasos y lo próximo que vi fue a Rayo saliendo furioso y a Río entrenando con el torso desnudo.
— Se te da bien lo del chisme. — no me miró y siguió golpeando el saco.
— ¿Te pasa algo? — le pregunté.
— No. — dijo cortante.
— No me engañes, te conozco. — entorné los ojos.
— ¿Me conoces? ¿Por qué haces lo que sabes que me molesta entonces?
— Pero ¿qué hice ahora? — me acerqué hasta él y dejó las pesas en los soportes.
— Nada Halley. — gruñí.
— ¿Por qué te lo reservas todo siempre? ¿Qué te cuesta abrirte un poco?
— Tú no lo hiciste conmigo. ¿Te recuerdo quién tenía novio? ¿Te recuerdo quien tiene un supuesto pasado oscuro que nadie conoce?
— Entonces ¿se trata de eso? ¿Esto va de quién es más misterioso? Muy maduro de tu parte. — me giré para irme pero antes de salir me detuvo.
— Lo siento.
— Así no funcionan las cosas Río.
— Lo sé. — abrió los brazos y me acerqué hasta quedar dentro de él. — ¿Quieres entrenar? — lo miré extrañada.
— ¿Entrenar? — asintió y fue al estante en busca de unos guantes.
— Primero las vendas. — estiré ambos brazos y los envolvió en una tela blanca, colocó ambos guantes sobre mis manos y me sonrió.
— ¿Qué debo hacer?
— Golpear el saco. — entrecerré los ojos. — Imagina que es alguien que odies, y envía un puñetazo fuerte. — asentí.
Imaginé ese rostro y lancé un puñetazo fuerte. — ¡Wow! — sonrió. Lancé otro golpe, recordé todo lo que me hizo. Tres golpes seguidos... me dolía la muñeca y los dedos, pero no me detuve. Junté los guantes y le pegué, una y otra vez, dañando mis manos.
Grité con fuerza y Río solo me miraba, no me detuvo, quizás eso era algo que me gustaba mucho de él... siempre me dejaba actuar, dejaba que las cosas fluyeran y luego se acercaba.
Abracé el costal y comencé a llorar... hacía mucho tiempo que no me dejaba llevar de esa manera emocionalmente... sentí un desahogo increíble, mis rodillas flaquearon y me dejé caer al suelo.
Ahí se acercó y me abrazó, me hizo sentir segura, tranquila, feliz. — Todo está bien. — besó mi frente y frotó mi espalda. — Todo estará bien.
************************************************
N/A: los amo, solo eso. <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro