Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C4 || Tentaciones

Te dicen que no lo hagas, porque solo esperan a que falles, a que caigas en la tentación para juzgarte de la forma más estúpida que encuentren. No tienes dueño cariño, haz lo que te de la gana y mándalos a volar... después de todo las tentaciones están para caer en ellas.

— ¿Que mierdas haces saliendo de ahí?

— Buen día Río. Te agradecería que no gritaras porque la puta resaca me está matando. Adiós Río.

— Mira niñata. — dio grandes zancadas hasta llegar a mi. — Deja de jugar. — sujetó mi cuello y entreabrí los labios.

— Me encanta jugar. — le sonreí de lado. — Y no me detengo hasta que gano.

— Pues has encontrado al peor de los oponentes Halley. — me dijo

— ¿Apostamos? — sonrió.

— Ten mucho cuidado con lo que dices. Apuesto cosas que quizás no puedes darme.

— Haz el intento Río. Desafíame.

— Hola, ¿pueden hablar más bajo? Algunos intentamos dormir. — habló Ritmo y se separó de mí con rapidez.

Salí de ahí como si no importara nada más. Demasiado temprano para tanto dilema y aún tenía un montón de cosas que hacer. En la cocina abrí la nevera, como si fuera mi maldita casa y me serví un poco de jugo.

— Un poco atrevido de tu parte, ¿no crees?

— Que manía de asustarme tienen. — le dije a Rizos y sonrió. — Tengo un dolor de cabeza que me está matando y necesito calmarlo un poco para poder irme.

— No me refería a eso. Recuerdo exactamente cada parte del show que me hiciste anoche. — ¿Dios? ¿Estás ahí? Soy yo de nuevo.

— Bueno, con respecto a eso...

— Ni te atrevas a disculparte. Ambos lo disfrutamos, ¿no? — asentí brevemente.

— Es curioso. — continuó. — Te moviste como toda una experta. — tragué grueso.

— La práctica debe ser. — sonrió y negó al mismo tiempo.

— Si tú lo dices, será cierto.

— ¿Me llevas a casa? — tomó un sorbo de su café y dejó la taza sobre la encimera.

— Vamos bailarina. — aquella forma de llamarme no me gustó.

— Me llamo Halley. — le dije mientras lo seguía hasta el garaje.

— Lo sé, pero no tienes ningún apodo de amigos. — lo miré con cara de interrogante. — Ya sabes, algún sobrenombre con el que...

— Sé lo que es un apodo, Rizos. — cerré la puerta del copiloto luego de subirme en el auto. — Solo que mi nombre está bien.

— Si. Pero un pequeño...

— ¿Cual es la obsesión por los apodos?

— No lo llamaría obsesión, es más como una forma de hacer más divertidos nuestros aburridos días.

— Vale. Escoge uno, pero con una condición.

— Te escucho.

— Solo me llamarás así tú. Si alguien se entera, conoce, o me llama de la misma forma en que lo haces, te golpearé tan fuerte que olvidarás como se baila.

— Pero que violenta, te llamaría Rocky, pero ya eso está en un libro.

— ¿Lees?

— Desde que estaba en la escuela. — lo fulminé con la mirada. — A veces utilizo la aplicación naranja. — formé una O con los labios. — ¿Que?

— Nada. — reprimí una sonrisa.

— ¿Renacuajo te parece bien? — le lancé un golpe en el hombro y sonrió. — Revoltosa me gusta. — llevé el dedo índice hasta mi barbilla y lo moví varias veces.

— Si dejas de cumplir con la condición, se cancela el acuerdo.

— Vale. — el auto se quedó en silencio.

— Rizos...

— Revoltosa. — sonreí de lado.

— Sobre lo de ayer...

— No creo que pueda olvidarlo, pero el tema queda cerrado.

— Gracias.

— Debes beber con más frecuencia. — aparcó fuera de mi casa.

— No creo que lo haga en varios meses. — sonreí y me bajé del auto. Recosté ambos brazos en la puerta ya cerrada y le agradecí por la carrera.

Entré al apartamento y recosté la cabeza sobre la puerta al cerrarla. Repasé el reguero y todo lo que debía hacer antes de mi turno en el café. Antes que nada me duché rápidamente para aminorar el dolor de cabeza y el vapor que todo mi cuerpo emanaba.

Dos horas después estaba satisfecha con mi trabajo, todo limpio y organizado. Haydeen había llegado y había subido directamente a su habitación, cuando hice ademán de preguntar algo, negó con la cabeza y entrecerró los ojos, haciendo una mueca. Me sentía la madre que pide explicaciones a su hija adolescente.

Coloqué sobre mi menudo cuerpo el uniforme de camarera con el logo del café, me despedí de Deen y le subí una sopa.

— ¡MIERDA, EL AUTO! — grité al mismo tiempo que las puertas automáticas se abrían.

Di vueltas en el lugar y tapé mi rostro con ambas manos. ¿Y si se habían robado el auto? ¿Y si lo habían encontrado ahí y habían llamado a Luca?

Volví a quedar frente a la ya puerta abierta del garaje y me sobresaltó lo que había adentro. El auto de Luca.

Corrí a ver si no tenía golpes o rasguños y estaba intacto. Tenía una nota en el parabrisas...

"Necesito que tomes alcohol siempre. Me encantó lo que hicimos anoche, así que me pareció justo compensarte de alguna forma...
                           Rojo."

¿Lo que hicimos anoche? ¿Qué hicimos anoche? Recuerdo que bailamos, bebimos, jugamos, y luego a dormir.

"¿Qué hiciste Halley?" Me pregunté una y otra vez mientras me dirigía al trabajo.

— Hola Halley. — levanté por primera vez en el día la mirada a un cliente. Me mantuve con el aspecto de muerta viviente todo el día.

— Hola Greg. ¿Qué tal Dest?

— Pues ya tiene ventiseis semanas y cuatro días. Va faltando menos. — lo miré rara y sentí compasión por su chica.

Aún recuerdo cuando vinieron por primera vez y ella no podía ver... es increíble hasta donde han llegado.

Ojalá algún día encuentre a mi Greg.

— ¿Lo de siempre? — asintió. Le di su pedido y lo vi marcharse por la puerta.

Pasé todo el día entre mesas y cafés, limpiando por aquí y sirviendo dulces y bebidas. El lugar se quedó vacío y justo antes de cerrar la caja, la campanilla de la puerta me hizo maldecir para mis adentros.

— Está cerrado, vuelva mañana y le complaceremos. — hablé sin levantar la cabeza, estaba sumida en aquellas cuentas, con ganas de irme a casa.

— Esto es un asalto. — dejé el lápiz sobre el mostrador y tragué grueso.

Un vapor me recorrió el cuerpo, me comenzó a molestar todo lo que llevaba encima, me sentía pequeña e indefensa en aquel lugar. Me coloqué detrás del mostrador, donde no podía ver al asaltante y este tampoco me tenía en la mira.

— No llamaré a la policía, ni siquiera te he visto, toma el dinero, toma lo que quieras...

— Te quiero a ti Halley.

— Pues no vas a... espera, ¿qué?

Conocía esa voz, obvio que la conocía.

— ¿Rey? — sonrió ampliamente.

— ¿No te da vergüenza ser tan miedosa? — me levanté apoyándome de la barra y tomé las solapas de su sudadera.

— Soy mucho más valiente de lo que crees.

— Pues no lo parecía hace un momento.

— Deja de ser idiota Rey, ¿qué pasa si tuviera un trauma porque fui asaltada en el pasado? — arqueó una ceja.

— ¿Eso pasó? Lo siento, yo no...

— No pasó Rey, pero pudo haber pasado. Deja de pensar solo en ti joder.

— Hey ya me disculpé. Vamos te invito a cenar.

— ¿Cómo sabes que trabajo aquí? — se volteó y caminó hasta sentarse en una mesa de las que ya había limpiado y dejado listas para el día siguiente.

— No lo sabía, pasé de casualidad y te vi.

— Mmm, vale. — no le creí, nadie pasaba por estas zonas tan vacías a estas horas y menos él que acostumbraba ir a lugares caros, ademas, no había nada más que un parque justo al lado, es decir que no había motivos para pasar por aquí.

— ¿Aceptas mi invitación? — no tenía por qué pasar algo que yo no quisiera, así que asentí y terminé con la caja registradora.

— ¿Este es tu auto? — miré boquiabierta el pedazo de chatarra que tenía en frente.

— ¿Por qué la pregunta? — pateó dos veces la puerta y está se abrió.

— Pues no parece nada de lo que tendría un R6.

— Llamar la atención no es lo mío.

— Lo puedo notar. — le dije sarcástica.

— Vamos, conozco el mejor lugar donde venden pizzas en la ciudad.

— Eres todo lo contrario a lo que creí que serías. — no lo miré, me entretuve con las luces de la ciudad y la forma en que el viento revolvía mi cabello.

— No hay tiempo para que sepas cómo soy realmente.

— Lo sé, pero...

— Hay quienes me conocen desde que nací y tampoco a son capaces de describir más allá de lo físico. — eso había sido profundo.

— ¿Te refieres a tus hermanos? — no, se refería al perro de la vecina.

— Es aquí. — observé desde afuera el sitio y sonreí una vez más.

La cafetería estaba ambientada con decoraciones de los 80's. Máquinas de música, luces neón, posters de shows de la época y fotografías enmarcadas de famosos que habían visitado el lugar.

— Esto es...

— Otra onda. — lo miré, le sonreí y lo llevé adentro jalado de la mano.

Todos nos miramos por la forma en que llegamos, había música de Elvis Presley y de camino a la mesa incité a Rey para que bailara conmigo. Hizo una especie de ola con sus brazos extendidos y yo la seguí, me dió una vuelta y me dejó caer hacia atrás.

— ¿Van a hacer la orden ya? — era idéntica a Wednesday Addams, incluso llevaba las dos coletas a ambos lados de la cabeza.

— ¿Me prestas el menú? — puso los ojos en blanco. — Mejor no, quiero una pizza con piña y un batido de chocolate... por favor.

— ¿Y para ti? — miró a Rey quien estaba boquiabierto mirándome.

— ¿Cómo te puede gustar la pizza con piña? — formé una O con mis labios y abrí mucho los ojos.

— En este momento quedamos declarados enemigos de batalla Rey. — le extendí la mano para sellar el trato y antes de que la uniera a la mía, la camarera carraspeó.

— No tengo todo el día, tórtolos.

— Una pizza sin piña y queso doble por favor. — recalcó aquel "sin piña" — Y un batido de chocolate.

— Y he terminado. — murmuró mientras se alejaba y Rey y yo nos miramos para sonreír.

— Espero que nunca me atiendas de esa forma en el café, ahora que sé donde es pienso pasar muchas veces por allá.

— Pues no te recomiendo que te dejes servir por una tal Halley, dicen que escupe en las bebidas de los asaltantes. — se carcajeó.

— En serio lo siento, soy un alma de niño  en cuerpo de arrogante. — le sonreí de lado.

— Las pizzas. — colocó ambas enfrente de nosotros. — Y un solo batido con dos pajitas porque ya no tenemos más. Viva el amor, ahora pueden acercarse y compartir gérmenes. — muy sarcásticamente habló y se retiró.

Observé el batido con ambas pajitas, observé a Rey y este me observó a mi. Tomé un trozo de mi pizza e intenté llevarlo a su boca, selló los labios y negó sujetando lejos mi mano. — La piña no te matará.

— Que no me gusta. — sonrió y me incliné para tomar un sorbo de la bebida.

Él hizo lo mismo y nos miramos así de cerca, bebiendo del mismo vaso y con nuestras respiraciones chocando entre sí.

— ¿Rey? — levanté la vista y una chica rubia de cabello corto y ojos verdes lo miraba con cara confusa.

— Riva.

**************************************************
CAPÍTULO ESPECIAL DEDICADO A: 3rramos2003
GRACIAS POR EL APOYO❤️❤️

Hablemos del capítulo:

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro