Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C19 || Catarsis

Catarsis; liberación o eliminación de los recuerdos que alteran la mente o el equilibrio nervioso.

El auto se estacionó frente a mi y las luces me cegaron e impidieron que pudiera ver a la persona que conducía.

Ya no tenía fuerzas para continuar corriendo, ya no quería huir, era hora de enfrentarme a quien sea que estuviese tras estas persecuciones misteriosas.

El motor del coche que rugía, poco a poco se fue apagando, hasta quedar sumidos en un terrible silencio. — ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi?

Se apagaron las luces y solo una farola alumbraba aquel estacionamiento. — ¿No me recuerdas mi pequeña Halley?

Se bajó del auto y caminó hasta sentarse sobre el capó. Su rostro, su forma de hablar, sus manos callosas sujetando un cigarrillo, su barba mal recortada y sus ojos negros llenos de maldad.

Caí al piso desmayada, no podía lidiar con tantas emociones a la vez.

— Puedes hablar, nadie te creerá. — terminó de cerrar su cinturón y se sentó sobre el colchón para abrocharse las botas.

— ¿Hice algo para que me castigues así? — sonrió al mismo tiempo que negaba.

— Pero si esto no es un castigo, es más bien un curso. Te estoy enseñando para que complazcas mejor a tu futuro marido. — acarició mi mejilla, besó mi frente y salió de mi habitación.

Fui corriendo hasta el cuarto de baño y pasé casi treinta minutos bajo la fría agua de la ducha. Restregando con la esponja la suciedad que había dejado sobre mi cuerpo y despejando mi mente de cualquier asqueroso recuerdo que había plasmado con anterioridad.

Me coloqué unos pantalones largos y una sudadera gruesa... estábamos en julio, pero las marcas de su agarre estaban por todo mi cuerpo.

Mamá llegaba de la guardia y Haydeen estaba en su habitación dibujando o viendo animados en la tele. — Hola amor. — besó el centro de mi cabeza con cabellos aún húmedos.

— Hola mamá. — ¿Por qué no notaste algo raro en mi?

— Hola mi vida, ¿qué tal el trabajo? — se besaron en la boca y una arcada de vómito me recorrió la garganta. Corrí escaleras arriba y como cada noche expulsé todo lo que comía en el día.

Tenía quince años. No le importó mamá, ni que tenía a su hija en la habitación de al lado... Félix me violó por meses, que se convirtieron en años.

Las últimas veces no me daba tanto asco, comenzaba a acostumbrarme a sus manos ásperas y el mal aliento que siempre llevaba. Incluso llegué a confundir con amor eso que me hacía.

Mamá murió, Haydeen creció, y yo... yo me cansé de ser aplastada.

— Despierta preciosa. — un fuerte olor a alcohol inundó mis fosas nasales y abrí los ojos con rapidez.

— Tú... tú estabas en la cárcel. — sonrió... tenía los dientes más amarillos que la última vez que lo vi.

— Pero todo tiene su final. Me redujeron la condena por buena conducta. — intenté salir de su auto, ¿en qué momento había llegado ahí?

— Quiero irme. — las puertas estaban aseguradas.

— ¿No me vas a dar algo de recuerdo? — recordé los entrenamientos de boxeo con Río y lancé un puñetazo en su tabique que hizo que se encogiera en el lugar y gimiera de dolor.

Tiempo suficiente tuve para desactivar los seguros de las puertas y salir corriendo de ahí. Cambié mis piernas por patines y corrí como nunca antes, huyendo del monstruo que tantos años me había quitado el sueño, me había causado tantos miedos y trastornos.

Doblé en la esquina que tantas veces había visitado y me detuve en el número ochenta y nueve. Toqué el timbre dos veces y miré nerviosa a ambos lados. — Consultorio de la Doctora Linda, a esta hora estamos cerrados puede...

— Linda, necesito hablar con alguien.

— ¿Halley? ¿Qué...

— Por favor. — abrió la puerta y corrí hacia ella.

Me recibió en pijamas y con los cabellos oscuros recogidos en dos trenzas.

— ¿Qué pasa?

— Ha salido. — caminé de un lado al otro. — Félix ha salido, llevaba días persiguiéndome en un auto negro, me ha metido a su auto y me ha pedido que le de "un recuerdo" — hice movimientos con los dedos simulando unas comillas.

— ¿Su condena no eran veinte años? — asentí.

— Por buena conducta ha salido antes. ¡Mucho antes! ¿Qué buena conducta puede tener un hombre que abusó de la hija de su esposa?

— Todos podemos cambiar.

— Lo sé, pero él no lo hizo.

— Quizás se acercó para pedir perdón.

La miré con el ceño fruncido. — ¿No crees en mi? — negó repetidas veces.

— No es eso. Tengo que tener argumentos fuertes para llevar esto a la policía. Hasta ahora es tu palabra contra la de él, quien obviamente negará todo lo que acabas de decir. — me senté y sostuve mi mandíbula con una mano.

— Linda, todo lo que me ha pasado hasta el momento tiene su nombre detrás. Quiero vivir mi vida en paz y lejos de él.

— Lo sé. ¿Hay algo más de lo que quieras hablar? — asentí.

— Las personas que me rodean están sospechando de mi pasado y han descubierto gran parte de él.

— ¿Tú antiguo trabajo? — asentí.

— No me avergüenza lo que hice, porque en algún momento me daba estabilidad y felicidad. Solo no quiero reabrir heridas que me costó tanto sanar.

— Entiendo. — se acomodó los lentes. — Es más sencillo de lo que piensas. — la miré con curiosidad. — En realidad no has soltado tu pasado, y no quieres hacerlo porque a pesar de lo negativo, viviste momentos muy felices.

>> Félix supo cómo jugar con tu mente, lo cual es lógico, pues tenías quince años. Te hizo creer que era amor eso que hacía, por lo cuál, cuando alguien te demuestra la más mínima atención o intenta acercarse a ti, crees sentirte atraída.

— Eso es lo qué pasa con...

— Sí, psicológicamente hablando no puedes enamorarte de seis personas Halley, o por lo menos al mismo tiempo no. Puedes sentirte atraída... pero el amor es diferente... diferente a lo que te mostró Félix.

>> Ahora hablemos de tu trabajo. Fuiste striper porque querías sentirte deseada y aunque suene macabro, con él te sentías así. Te acostumbraste tanto a él que necesitabas sentir algo parecido, disfrutabas bailar aunque no pudieras ser tocada por nadie, en el fondo solo querías que él te tocara, no por placer, por costumbre.

— Crees que deba hablarlo con los chicos.

— Es tu decisión. — asentí, la abracé y me marché.

Llegué a casa e intenté dormir, me fue imposible.

Traté de leer un libro, ver una película o revisar mis redes sociales, pero no podía concentrarme en nada.

— Las dos de la tarde. — me quejé, tomé el teléfono y marqué su número.

— ¿Puedes venir?

¿Dónde estás?

En casa, pero nos encontramos en el parque frente al café de Lou.

Ya salgo.

Compré unas golosinas y un par de sodas. Me senté y esperé pacientemente. Mordí mis uñas, en demostración de ansiedad y nervios.

— Hola. — tomé una respiración extensa.

— Nunca había hablado de mi pasado con alguien que no sea la terapeuta y mi hermana. Pero ahora me han dicho que a veces es necesario hablar, que quizás me sienta mejor después de esto. — le pasé una soda y la abrió. — Cuando tenía quince años. — tragué grueso. — El ex esposo de mamá me violó, el padre de Haydeen. Me amenazó y obviamente era una niña que no tenía el valor para decírselo a su madre, porque quizás no le creería. Porque mamá estaba enamorada de él hasta las trancas y había pasado por tantas cosas malas que no quería seguir rompiendo su felicidad. — no lo miré a los ojos. — Pensé que sería sólo una vez, pero las veces fueron aumentando y el asco disminuyó. — lloré. — Por más asqueroso que suene, me acostumbré a ser maltratada por un hombre que me triplicaba la edad. — sostuvo mi mano. — Cumplí dieciocho, mamá murió, tuve los ovarios de decirle a Haydeen, lo denunciamos y estaba preso.

— ¿Estaba?

— Hace casi un mes me viene persiguiendo un auto negro, hoy me ha frenado en medio de la calle y me han montado dentro. Era él. — limpié las lágrimas.

— ¿Has llamado a la policía?

— Rojo, es su palabra contra la mía.

— Pero ya tiene antecedentes por violaciones, se supone que no puede estar cerca de ti. Eso viola la condicional.

— Hay más. — comí un chocolate pequeño. — Cuando detuvieron a Félix, sentí un vacío increíble. Un vacío que llené siendo stripper. — abrió la boca, formando una "O" — No fui prostituta, no me dejaba tocar, solamente bailaba y hombres con mucho dinero pagaban para verme a través de un cristal.

— Una...

— Difícil de superar, ¿eh? — bromeé.

— No lo parecías. — notó que dijo algo mal. — No es que exista un prototipo de striper, es solo que jamás pensé que detrás de esa carita inocente, existiera un pasado tan oscuro.

— Te pediré algo.

— Mi boca está cerrada. — fingió cerrar sus labios con una cremallera. — Cuando te sientas preparada lo hablas con los demás.

— No quería hacerlo realmente. Yo... Rayo también me lastimó mucho y no... — el sonido de mi teléfono me interrumpió.

— Hola Lou.

Sabes que jamás te llamaría si no te necesitara con urgencia. Necesito que vengas a cubrir un turno que no puedo estar aquí hoy.

— Estoy cerca, ya voy. — colgué. — Supongo que es hora de regresar a la realidad. — se encogió de hombros.

— ¿A qué hora terminas? — me preguntó.

— A medianoche. No te preocupes, puedo ir sola, todos me conoces de camino a mi casa y la calle está bastante agitada a esa hora, aunque no lo parezca.

Asintió y besó mi cabeza. Trabajé duro y llegué sana a casa, eran un poco más de la doce. Abrí la puerta y maldije en voz alta. —¿Otra vez problemas eléctricos? — intenté accionar el interruptor y todo se encendió.

"Feliz cumpleaños Halley"

El cartel diseñado con letras púrpuras fue lo primero que pude ver, seguido por una mesa completamente adornada con corazones y rosas, algunos bocadillos y un pastel redondo con muy buena pinta.

— ¿Quién hizo esto? — sonreí y busqué por toda la sala de estar.

Entré en la cocina y sobre una encimera había una nota. "Sigue la melodía, como mismo sigues a tu corazón" Una canción proveniente del patio trasero resonó en todo el lugar.

When your legs don't work like they used to before.

Caminé siguiendo el camino de velas falsas que se iluminaban según iba pasando. Abrí la puerta trasera y Rayo, Haydeen, Rey, Riva, Ritmo, Rojo, Río y Rizos, estaban ahí. No sabía cómo reaccionar.

And I can't sweep you off of your feet.

— Chicos... esto es.

— ¡Feliz Cumpleaños! — gritaron al unísono y se acercaron para abrazarme.

— Muchas gracias. — lloré, estaba confundida.

— No llores, que esto recién comienza. — me sonrió Haydeen y corrió a buscar algo. — Te tenemos un regalo.

— No hacía falta... — sacó una caja cuadrada pequeña y me la entregó.

Will your mouth still remember the taste of my love.

Rompí el envoltorio y abrí la tapa. Una pulsera de plata con un pequeño accesorio en forma de infinito.

— Infinito porque siempre estaré ahí para ti y quiero que lo tengas presente. Esto es para siempre. — nos señaló a ambas con el dedo índice.

— Te amo tanto. — la abracé.

— Mi turno. — se acercó Rey con una pequeña pieza en forma de piña. — Quizás pueda probar la pizza con piña en algún momento. Tal vez no es tan mala. — curvó hacia un lado los labios y lo abracé también.

— Gracias. — le dije en voz baja apoyando mi cabeza en su pecho.

— Una estrella. — me enseñó el charm. — Aquel día bajo las estrellas descubrí otro motivo por el cual debía dejar de consumir, y te agradezco mucho por eso. — Rojo besó mi frente.

— Hubiese preferido una ducha. — habló. — Porque bajo esa ducha en aquel gimnasio, comprendí que eras la salvación a todos mis problemas. Ahí entendí que no eras alguien pasajero en mi vida. Te amo Halley. — contuve las lágrimas y solo asentí. — Pero solo pude conseguir este pequeño Rayo, para que pase lo que pase me recuerdes.

— Gracias. — besé su mejilla y aspiré con lentitud su olor.

— Cuando le pedí a la encargada de la tienda, un charm en forma de torbellino, me hizo una mueca que jamás olvidaré. — sonreímos. — Era lo más parecido a tu apodo, pero no pude conseguirlo. — miró sus pies. — Eres mi escorpio favorito, además de eso, te ves tan pequeña, delgada e indefensa. — sonrió otra vez. — Pero eres fuerte y capaz de derribar todo, sin importar el tamaño. — me colocó el adorno. — Siento mucho haber sido el idiota que fui.

— Rizos, no tienes que preocuparte, todo está olvidado. — me abrazó.

Río me mostró el pequeño guante de boxeo. — Espero que nunca olvides las lecciones. — me guiñó un ojo y no pude evitar sonreír.

— Nos conocemos hace poco, y no tenemos tanta afinidad como con los chicos, pero eres especial Halley. — me colocó en la pulsera un pequeño planeta con brillos.

— Es precioso Riva, muchas gracias.

— Falto yo. — Ritmo tomó mi mano. — No sabía que regalarte, todos tienen momentos lindos contigo y yo solo recuerdo una persecución y un tipo casi muerto. — sonreí con nostalgia y me entregó el pequeño trozo de cristal enmarcado. — Cuando sientas que estás haciendo algo mal, que ya no aguantas la presión sobre ti, siempre mira este espejo, y recuerda quien eres. — traté de contener las lágrimas, pero no pude. Comencé a llorar y todos se me acercaron para abrazarme.

Esa noche bebí mucho... esa noche, fue la antesala a problemas mayores de los que ya tenía.

*******************************************
N/A: gracias por la paciencia! los amo y perdón los errores. <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro