8. Sin vuelta atrás
Capítulo 8
Sin vuelta atrás
Max
Las cosas en el colegio estaban tensas, yo estaba tenso. Pero todo esto me permitió pensar con claridad. Los Darck Players estaban de vuelta, y no solo eso: ya tenían presas en la mira.
Sin hacerme anunciar, y sin sin sí quiera tocar, me colé en la oficina de Guerra.
—¡Guerra! Estoy más que dispuesto a ser parte de lo que sea. No quiero volver a ver a nadie padeciendo una muerte que seguramente quedara en la impunidad — le asegure con mi mano firme sobre el escritorio de Guerra.
Él me dedico una mirada fría por un instante, pero no se mostró sorprendido al verme allí. De pronto salto del susto al ver que una segunda persona llego y de igual forma dio un manoton sobre su escritorio.
—¡Estoy totalmente dentro!. No estoy dispuesta a ver a Camila agonizando— afirmo María Elisa con la mirada fija sobre Guerra.
—¿Qué maneras son estas de irrumpir en mi oficina? —se sobresalto él. —Saben perfectamente lo que les dije sobre...—otro golpe lo sorprendio pero esta vez fue en la puerta, tanto María Elisa como yo nos giramos para encontrarnos de frente con una Gaia de mejillas enrojecidas, totalmente energica.
—Usted lo sabía ¿verdad?. Usted pudo haber evitado esto, sí-si...sí nos hubiera entrenado con anticipación para detener a los Dark Players—le recriminó a Guerra histerica.
—Espera.¿Eso quiere decir que estás dentro? —la tome del brazo al tiempo que fruncí el ceño. Ella se giro hacia mi con los ojos muy abiertos.
—¿Y tú qué crees? —contesto de mala gana.
—Creo que van a necesitar mucho apoyo...—la voz de Mahelo invadió la oficina. Estaba parado bajo el marco de la puerta abrazando lateralmente a Camila.
—Y más integrantes —concluyo Noah posando una mano sobre el hombro de Camila.
Camila esbozó una pequeña sonrisa al sentir la mirada de María Elisa.
—Muy bien —dijo Guerra paseando su mirada por cada uno de nosotros al tiempo que se incorporaba detrás de su escritorio. —Veo que este acontecimiento los ha dejado muy consternados. Por eso, ahora que veo la desición en sus ojos, quiero que cada uno lo reflexione bien. Sí están aquí es porque están decididos, dispuestos a comprometerse, a entrenar, a pelear, y o lo que sea que tengan que hacer con tal de defender su vida, y la de todos. Recuerden bien que las decisiones una vez tomadas no pueden deshacerse. Entiendo que son jóvenes, pero sé que también son personas racionales capaces de decidir. Quiero que tengan presente que no los estoy obligando, ustedes han venido por su cuenta, pero una vez que entren no estoy dispuesto a permitir que falten a su palabra ¿entendido?. El que este verdaderamente desidido a ser participe de una persecución para frenar los omisidios en el Discipline School que firme esta hoja en blanco —dijo al tiempo que ponía un montón de hojas sobre el escritorio y nos ofrecía un lapicero.
Los chicos empezaron a mirarse entre ellos con recelo, y no era para menos, Guerra puso un ultimátum que empezaba a pesar en nuestras mentes, o al menos en las de ellos, porque yo sí estaba decidido a lo que fuera, por él, por el respeto a la vida, por la justicia o por mi venganza...iba a acabar con los Darck Players.
—Confío en usted Guerra —dije mientras levantaba el lapicero del escritorio. Le sosguve una dura mirada, el asintio con la cabeza, y entonces no lo dude más, firme.
—Pueden quedarse tranquilos, esto solo lo hago por prevención, por sí durante el entrenamiento llegaran a flaquear y a querer dejarlo. Recuerden que yo no les estoy poniendo un arma en la frente. Firmar es su desición, pero una vez que lo hagan ya no hay vuelta atrás
Mientras Guerra continuaba explicando le ofrecí el lapicero a María Elisa. Bajo su mirada hasta mi mano, obserbo el lapicero en ella. Por un segundo llege a pensar que no lo tomaría, que se acobardaría, pero María Elisa demostro lo contrario. Tomo el lapicero, me dedico una pequeña mirada y luego se la dedico de la misma forma a Guerra, le dio un asentimiento con la cabeza y firmo sin titubiar. Debo admitir que admiré su coraje, aún en situaciones como esta su pulso no tembló para nada. Luego uno a uno fueron firmando, Jeff y Erick quienes habían llegado conmigo —y que extrañamente se habían mantenido en silencio— fueron los últimos en hacerlo, les di un apretón en el hombro en señal de agradecimiento.
—Debo felicitarlos jóvenes. Al firmar estas hojas me han demostrado su valor y determinación, son valientes. Solo espero seguir pensando así durante su entrenamiento y demás trabajo en acción, por ahora no puedo darles más información sobre el tema, Brenda es la prioridad en estos momentos, debemos resguardarla, pero no se preocupen, su entrenamiento se dará pronto, y esto —pozo su dedo indice sobre las hojas en su escritorio, pero mantuvo la mirada en nosotros —es algo totalmente secreto no pueden comentárselo a nadie, su vida y seguridad depende de ello...¿comprenden?.
Todos estuvimos de acuerdo a excepción de....
—Camila debería ser su prioridad ahora, Brenda ya esta en el hospital mientras que Camila sigue aquí corriendo todo tipo de riesgos.
María Elisa por supuesto.
Le di a Guerra la nota que dejaron los Darck Players en cuanto puso un pie sobre el cesped del estadio, tenía que verlo, de otra forma nadie lo hubiera creído.
—Camila fue amenazada, pero no se esta muriendo en un hospital, y lo único que les pido para mantenerla a salvo es que por ningún motivo la dejen sola y mucho menos —su mirada se poso en Camila —demuestres temor...porque sí lo haces, te aseguro Camila que no duraras más de tres días sin un rasguño.
Después de dichas palabras, Guerra se abrió paso entre nosotros para abandonar su oficina dado que recibió un mensaje por el radio que siempre llevaba en su pantalón.
Pero justo antes de cerrar la puerta a sus espaldas recalco —Esto no lo puede saber ni una sola pared, el silencio será su mejor arma, cuídense...y sí aman su vida y la de sus amigos, guarden el secreto —cerro la puerta de golpe.
—Nos volveremos a reunir pronto... traten de sobrevivir hasta entonces — dije antes de salir de la oficina dirigiéndome al único lugar donde puedo respirar un poco de paz la azotea.
Probablemente tomar aire no era lo único que quería, lo que en verdad quería era escuchar aquella voz, la voz de la chica cielo. El día se ve triste, el cielo esta pintado de gris, el color perfecto para describir mi vida. Antes no me molestaba en mirar hacia arriba, en mirar el cielo, pero ahora, ahora estaba por hacer justicia, él me estaba viendo...
—Probablemente no haya tomado la mejor decisión, pero eso no quiere decir que sea la peor del mundo ¿verdad?.
Cuestione con mis manos en los bolsillos observando el cielo, tratando de idealizar la respuesta que él me daría sí siguiera con vida.
—Tu me dijiste que el valor de una persona esta en su interior, no en sus bolsillos...es por eso que deseo seguir tus pasos, espero y mis acciones sean de tu agrado —concluí con melancolía.
—Mientras tus acciones no dañen a otros, estoy segura que él se sentirá orgulloso de ti.
¡Guou! Ella de verdad esta aquí...la chica cielo estaba aquí.
—Chica cielo, tiempo sin...bueno, sin oírte.
—Las cosas han estado algo...tensas estos días ¿no crees? Muy aparte del nuevo atentado, se podría decir que he tenido los días más entretenidos de mi vida. ¿Sabes? a sido complicado...pero divertido, si lo veo a mi manera...¿Y tú?¿cómo has estado? ¿Qué tan descabellada a estado tu vida en estos días?.
—Sí te soy sincero, en estos momentos llevo una gran carga sobre mis hombros es todo un reto pero...viéndolo a tu manera tal vez sea divertido.
—Jaja —una sonora carcajada se escucho al otro lado, siento que podría hasta reírme de su propia risa —no sabía que mi locura sería contagiosa.
Esboce una sonrisa divertido ¿Quien lo creería? Yo que le vivo huyendo a la locura de las mujeres, me contagié accidentalmente con la locura de una, sin sí quiera conocer su rostro.
—¿Alguna cura que sugieras? —pregunte en un tono divertido.
—Pues es algo complicado —se lo penso por unos segundos —ser feliz tal vez..., esa es la cura, una cura muy codiciada pero muy difícil de encontrar ¿Serás capaz de sanar entonces?.
—Creo que viviré enfermo hasta mi muerte — esboze una sonrisa amarga. La felicidad verdaderamente era difícil de alcanzar para mi, más ahora que había aceptado ser participe de la persecución contra los Darck Players.
—Pues que afortunado eres, porque aunque no te consideres feliz al menos con mi locura nunca estarás aburrido te lo aseguro.
—¿Y eso debería alegrarme o asustarme?.
—Todos pensamos de manera diferente...tómalo como mejor te parezca.
—Ok, eso sonó a que debería preocuparme.
Hablamos de cosas sin sentido por un rato. Me resultaba terapeutico hablar con ella, hablar con alguien fiferente a Erick, hacía que mis problemas desaparecieran por un instante y se desvanecian entre sonrisas ocultas que ni ella ni yo veíamos, era extraño hablar así, sabiendo que el otro está a tan solo una puerta de distancia. De alguna forma lo encontraba hasta divertido, podía imaginar sus facciones al tiempo que escuchaba su risa sonora, su cabello, incluso sus ojos, podía idealizarla y escucharla al mismo tiempo. Pero por ahora debo dejar de imajinar y consentrarme en entrenar sí quiero llegar a conocerla. Debo ser fuerte para poder protegerla, mis problemas no serán más un problema, de ahora en adelante serán desafíos llenos de adrenalina y locura...la locura de la chica cielo.
***
Noah
Camila ha sido un pequeño rayo de luz en mi vida. Desde que mi padre falleció no había sentido ningún tipo de aprecio por ninguna persona, pero ella sin si quiera conocerme se acerco a mi y me ofreció su amistad desinteresadamente, me dio un abrazo sincero y me acepto tal y como soy. Por ello no estoy dispuesta a dejar que los Dark Players le hagan daño, solo por ella acepte ser parte de esta locura, de lo contrario jamás hubiera aceptado.
—¿En que piensas Noah? Acaso ya te arrepentiste de...bueno lo que ya sabemos — cuestionó Camila sentándose en la otra esquina del sofá en el que me encontraba.
Despues de salir de la oficina de Guerra ambas nos dirigimos hacia nuestro dormitorio para cambiarnos de uniforme, pero María Elisa se fue a...bueno ella no nos dijo dónde.
—El arrepentimiento es algo inútil, lo hecho, hecho esta, así que...la resignación es lo único que nos queda —le asegure.
—Yo sigo aterrada, todavía no me resigno al hecho de ser la siguiente...y me es imposible no sentir miedo. Desearía nunca haber venido a este colegio.
—No digas eso —me acerque para tomar su mano —si tú no hubieras llegado aquí, jamás me hubiera reconciliado con María Elisa y mi estadia aquí sería horrenda, ahora eres una pieza clave para este colegio, debes ser valiente. No, corrección, eres valiente, ok.
Una lagrima estuvo apunto de rodar por mis mejillas. Camila era tan fragil, y a la vez tan...ella. En ese momento las puertas de la habitación se habríeron de golpe, obvio no era María Elisa, era la loca de Lili llorando desconsolada.
—Camiiii. Cami, ¿Estás bien? ¿No te paso nada? En la multitud me dio mucho miedo al ver a Brenda así, y Josélo tampoco estuvo ahí para consolarme, solo pensé en ti...y ashhh no sé.
—Lili ¿Estás llorando porque viste sangre o por qué tu amado Josélo se te perdió? —pregunto Camila levantando una ceja.
—Las primera. Bueno las dos cosas quizás...pero tú también me preocupas, en mi corazón despúes de Josélo estas tú —dijo Lili dejando de llorar y empezando actuar de manera bipolar.
—¿Es en serio? Lili. ¿Cuando? Dime ¿Cuando será el día en que te olvides de Josélo? Ese idiota solo te esta usando, ¿No lo vez acaso? Él no te ama, solo te usa entiendelo —le espetó Camila agarrando a Lili de los hombros.
—La que no entiende eres tu Camila, tienes la atención de todos los que te rodean, y eres feliz con eso...pero aún así no te basta.
Lili limpio sus mejillas con la viva rabia desbordandole los ojos. Se incorporo acomodo su uniforme y acto seguido Camila hizo lo mismo.
—¿De qué hablas? — cuestionó Camila.
—No te hagas la santa que no te va Quieres destrozarme pidiéndome que deje a la única persona que me ama de verdad....¿Crees que sí lo hago serás más feliz? —le escupió Lili en la cara.
—¿Sabes qué Lili? No hay peor ciego que el que no quiere ver. A veses te compadezco. ¿Y sabes qué? Has lo que quieras, me da igual, eres tú quien manda en tú vida y quien la esta destruyendo, así que vete. Vete de aquí a buscar a tu amado Josélo que de seguro debe de estar besuqueandose con otra en alguna esquina — Camila se salió de control, saco a empujones a Lili de la habitación.
—Cami, te estas pasando ¿Cómo puedes hacerme esto? —chistó Lili.
—No Lili, estas equivocada la pregunta aquí es ¿Cómo puedes tú hacerte esto?¡Reflexiona!.
Luego de esas palabras ¡PUM! Camila cerro la puerta de golpe, más en cuanto le dio la espalda se habrio nuevamente. Camila se volteó y casi explota de la impreción, pero se calmo al ver que era María Elisa.
—Menos mal eres tú — susurro Camila llevándose una mano al pecho.
—¿Alguien me puede decir de que me perdí? Lili salió hecha un mar de llanto y furia —quiso saber María Elisa.
—Nada que ya no hayas visto, cada vez esta más insoportable —respondió Camila entre dientes.
—En resumen esas lagrimas y la escena de hace un rato, tienen nombre y apellido: Josélo el vividor —añadí.
—Tienes razón...pero —María Elisa se puso pensativa y se recostó en un sillón frente a mi.
—¿Pero qué? — cuestionó Camila.
—Creo que ahora lo entiendo...
—¿Entender que? —cuestione viéndola con el ceño fruncido.
—Acérquense —hizo un gesto con la mano. Camila y yo nos apresuramos a ponernos de cuclillas frente a ella.
—Creo que ya se porque estas en la lista de los Dark players —explico en forma de susurro. —Recuerdan lo que les dije sobre la organización de los Dark players y su supuesta protección hacia los becados —ambas acentimos con la cabeza —pues escuchen. Camila tú sabes que Lili es becada, y desde que llegaron no has parado de confrontarla y de pelear con ella, y aúnque sabemos que lo que tratas es hacerle un bien a otros puede parecerles que la maltratas y humillas.
—Pero eso no es lo que yo hago — Protesto Camila levantando la voz, razón por la cual María Elisa le tapo la boca con una mano haciéndole un gesto que baje la voz.
—Solo quiero que ella entre en razón su noviasgo con Josélo es muy...muy toxico, él se aprovecha de ella y es quien verdaderamente la esta maltratando, no creo tan estúpidos a los Dark Players —se defendió Camila.
—Camila, ellos solo jusgan lo que ven, y lo que ellos ven es a un novio amoroso y a una amiga que la desprecia y maltrata a gritos todo el tiempo —aclaro María Elisa.
—Osea que...ellos creen que yo estoy maltratando a Lili, y por eso seré la siguiente — dedujo Camila desconcertada, tratando de asimilar lo que María Elisa había dicho.
—Pero ok, Camila siempre termina discutiendo con ella, Josélo siempre la trae detrás de él con su mochila y libretas de un lado para el otro, pero aparenta quererla ante los demás aunque sea de forma sarcástica, pero aún así yo no entiendo en que forma la esta destruyendo —puntúe.
—Es obvio como la esta destruyendo Noah. Lili es totalmente dependiente del idiota de Josélo, ella ve por sus ojos, ve lo que él quiere que vea, y podría jurar que hasta come lo que él le dice, la esta volviendo su títere, y aúnque la engaña constantemente con otras chicas, la muy tonta no se da cuenta y hace caso omiso a mis consejos.
—Es cierto, esa relación es unilateral, hasta siento pena por la pobre, pero si ella esta tan aferrada como dices, aunque lo vea poniéndole los cuernos con sus propios ojos, se va a ser la ciega con tal de no afrontarlo. Lo único que nos queda por hacer en estos momentos cruciales es tratar de que Camila y Lili no se encuentren —propuso María Elisa.
—Entiendo, pero no comprendo, desde cuando ser cacho alegre se volvió algo tan normal. Sí yo fuera Lili lo hubiera mandado al carajo desde el momento en que se me declaró ¿Quien soportaría a ese idiota más de una hora? —dije poniéndome de pie detrás del sillon de María Elisa.
—¡Lili! —respondieron al unisono.
Evie♡
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