5.Serios problemas
Capítulo 5
Gaia Remington
Gaia
Toda mi vida ha sido como la de una princesa, siempre lo he tenído todo, y a la vez nunca he tenído nada. Aunque suene algo extraño, o quiza muy infantil, siempre he vivido con el sueño de encontrar a mi príncipe azul, aquel que me escucha, me mima, me ama de verdad y me protege a capa y espada, pero ese solo ha sido uno más de mis absurdos anhelos de recibir amor de manera incondicional. Soy la hija única, de un empresario y de una modelo exitosa de talla internacional, que más se podría pedir en la vida que dos padres millonarios, ese sería el sueño de cualquier persona y no niego que no sea el mío, pero mi niña interior aún guarda la esperanza de que un día nos reuniremos como una verdadera familia, pasaremos tiempo juntos, tiempo de calidad, dónde nada es más importante que yo, su hija. Mi madre siempre ha estado enfocada en su carrera, los pocos momentos que hemos compartido juntas los ha dedico a cuidar más de mi imagen que de mi salud física o mental, es por eso que año a año desde que tengo memoria hice una triumphant entrance, al principio me sentía muy incomoda, sentir la mirada de todos sobre mi era espeluznante, me ponía muy nerviosa, pero con el tiempo mi madre se encargo de ayudarme a normalizarlo, y fue así que mi triumphant entrance se volvió una tradición para mi, y con el pasar de los años Glenda y Brenda se unieron a mi, siguiendo mis pasos, por supuesto, nunca tratando de pasar por encima de ellos.
Este año había sido el peor de la historia para mi triumphant entrance, todo gracias a la estúpida de María Elisa Manoban Luna, una intrusa que llego para arruinarme la vida.
—Gaia ¿en serio crees que van a venir? No las creo tan valientes— dijo Brenda, quien estaba junto a mi en el patio trasero frente a los dormitorios femeninos.
En contexto estabamos esperando a María Elisa y a Camilita para arreglar lo que sucedió en nuestro primer encuentro. Había una y mil formas de arreglarlo, lo sé, pero esta era la mejor, para mi era la mejor.
—Brenda ¿Acaso no has visto que tipo de locas son? Por supuesto que van a venir, solo que no han encontrado la forma de salir, pero en cuanto lo hagan barreremos el pisi con ellas.
Las había citado de noche para evitar sanciones disciplinarias y así arreglarlo entre nosotras— o al menos eso les hice creer—a mi manera, obvio, esta vez todo estaba a mi favor, les tenía preparada una buena palisa, mis clases privadas de defensa personal por fin servirían de algo.
— Gaia aunque tienes razón en querer darles su merecido ¿Estás segura de que quieres que grabe todo?— quiso saber Glenda, con una voz ingenua como siempre. Volque los ojos y solté un bufido al tiempo que posaba las manos sobre mis caderas.
Mi plan era usar tapa bocas y cubrir mi rostro y el de Brenda mientras que Glenda grababa como las haciamos pedados, de esta manera todos en redes sociales sabrían que con Gaia Remington nadie se mete. Obvio había elegido un vestuario cómodo e iconico, porque este momento pasaría a la historia, además de que una mujer puede ir a la guerra pero jamás dando pena. Llevaba mis zapatos deportivos de confianza color blanco con cordones rosa brillante, un traje muy sport con pantalón, camisa y suéter rosa en distintas tonalidades. Una coleta alta, y una cinta blanca manteniendo mi cabellera en su lugar,
—No estoy solo segura, estoy totalmente...
Justo cuando estaba por recalcarle mi decisión a Glenda, aparecieron frente a nosotras María Elisa, Camilita y la tumba del grupo, la famosa Noah. Las tres venían saliendo del edificio a escondidas, se detuvieron a una distancia de diez metros de nosotras, una distancia bastante considerable para su seguridad
—...segura—concluí con Glenda para empezar con María Elisa, hice un chasquido con mis dedos a las chicas en señal de que tendríamos que avanzaramos.
Caminaba muy segura de mi misma, moviendo mi cabello de un lado al otro, me detuve a tan solo cinco metros de distancia de ellas.
—¿Saben? por un segundo pensé que su valor era igual que su belleza... totalmente escasa— empecé a atacar con un tono burlesco cruzándome de brazos.
Maria Eliza dibujo una sonrisa amarga en sus labios y contesto:
—¿Eso es un insulto? Y yo que llege a pensar que tu cerebro era más grande que tus pechos, pero ya veo que en esa cabezita solo guardas las semillas de esos limoncitos.
Force una sonrisa, pero no separe los labios. Cegada por la ira me acerque a ella a pasos agigantados y cuando la tuve frente a frente no solo pude constatar que estábamos a la misma altura si no también que no me tenía ni una gota de miedo, sus ojos solo disparaban rayos como si su odio hacia mi fuera más grande que el mío hacia ella.
—Eres una entrometida, una ofensa para la sociedad y el mundo, personas como tu no pertenecen a este colegio, tú y yo no podemos respirar el mismo aire, eres el extraterrestre del Discipline School. No perteneces aquí, deberías largarte y volver a la selva de la que te sacaron.
— ¿Sabes? No sé porque pero me encanta el hecho de caerte mal si pudiera hacer algo para caerte peor, lo haría, con tal de fastidiarte la vida me haría tu vecina, iría a la misma Universidad que tú y de ser posible...me robaría lo que más amas
No lo soporte más, no la doporte más, me deje llevar por la ira contenida y la que me había provocado en ese instante. Me lancé sobre ella, la agarre del cabello jalandola hacía mi pecho, para luego recibir un fuerte aruñon en mi cuello de su parte, haciendo que la suelte.
—Creo que tu y yo también tenemos algo pendiente ¿no es así Camilita?— Brenda ignorando totalmente mis actos con los de María Elisa levanto una ceja y reto a Camila.
— En realidad, yo no tengo nada pendiente contigo, pero al parecer no tuviste suficiente el otro día. Ya que has venido por más como podría negarme— al instante Brenda y Camila emprendieron una pelea independiente agarrándose de los cabellos y cayendo instantaneamente a darse de golpes al cesped.
Siempre he sabido que Glenda carece de inteligencia, pero esta vez no solo dio a notar su ausencia de cerebro sino también el hecho de que estaba grabando por lo que Noah alcanzo a verla y se le abalanzó a tratar de quitarle el celular, mientras Glenda trataba de impedirlo también cayeron al suelo peleando por el celular.
Por otra parte María Elisa y yo nos mirábamos fijamente esperando a que una de las dos lance el siguiente golpe. Mis clases de defensa personal deberían servirme en este instante y darme la ventaja, más lo que no esperaba es que María Elisa también sabría como defenderse. Tras una tensa espera, me decidí, le lanze un golpe a la cara y aunque ella trato de ebadirlo impacte su labio inferior y por lo consiguiente empezó a sangrar. Ella toco su labio y al ver la sangre en sus dedos me lanzo una mirada llena de ira y me finalmente me devolvío el golpe, su primer puño fue hacia mi cara y sin poder evitarlo me dio fuertemente en la nariz, ya hasta siento que también voy a sangrar pero eso no se iba a quedar así, para inmovilizarla me envolví en su cintura y la lance al suelo donde le empecé a dar de golpes hasta que ella retomo el control y me los debolvio uno a uno. Así continuamos un par de minutos, entre puños, arañazos y jalones de pelo hasta que un extraño chico apareció de la nada y grito:
— ¿Qué les pasa a todas ?.
Por su puesto no iba a dejar de darme de golpes con María Elisa para contestarle, y creo que todas pensamos exactamente lo mismo, dado que todas lo ignoramos.
No sé como, ni quien les dijo, pero tan solo pasaron unos segundos para que Max, Erick y el chico nuevo osea Jeff, también aparecieran a unos cuantos metros. No sé como o que rayos hacían allí pero lo primero que hizo Max fue volcar sus ojos y fruncir el seño, mientras que Erick y Jeff no paraban de murmurar entre ellos y de reír, de un momento a otro se escucho una voz autoritaria no entendí lo que dijo pero tampoco me importaba, tenía a María Elisa sujetada del cuello y no iba a soltarla por nada del mundo.
—Sueltence ¡Ya basta, maldita sea!— Exigió Max con un tono de voz fuerte mientras trataba de separarnos, pero entre más lo trataba, menos probabilidades tenía de lograrlo. No puedo asegurarlo, pero me pareció que María Elisa lo golpeo en el rostro después de que yo evadíera su puño.
Max se paso la mano por su mejilla con molestia.
—No se queden mirando como un par de idiotas y separen a las otras. — Lo escuche ordenarles a los otros chicos.
Después de intentar y fallar en repetidas ocasiones, Max por fin logro separarnos, con ayuda del chico que había salido de la nada. Mientras Max sujetaba de la cintura a María Elisa y la alejaba de mi, el chico misterio utilizaba su cuerpo como pared para bloquearme el paso y evitar así que fuera tras un segundo raund.
—Sueltame maldito idiota, voy a romperte la cara a ti también si me sigues sujetando— Protestaba María Elisa mientras trataba de librarse de Max.
—Mejor acepta la derrota, estúpida, yo te gane — le grite en un tono burlesco, sí no había consegido grabar al menos conseguiría erirle el orgullo, de todas formas Max no iba a permitir que me hiciera más nada.
—¿Ganar tú? Por favor, primero mírate en un espejo barbie— contesto irritada.
—¡Callense las dos! Dejen de comportarse como un par de chiquillas y calmense, o me veré obligado a callarlas a mi manera— advirtió Max soltando a María Elisa hacia un lado con brusquedad, como sí verdaderamente de una muñeca se tratase.
Ofendida, tanto por el trato como por la exigencia de Max, María Elisa búfo y protesto.
—¿Y cómo con qué derecho te atreves tu a callarme? Yo me callo solo si se me da la gana ok— poso las manos en sus caderas con molestia y lo encaro.
—¿Quienes están allí? Muestrense en este instante o de lo contrario abriremos fuego— No manches, en serio noo manches era la voz del Cabo Gomes, y detrás de el seguro que venía Guerra.
—¡Mierda! Nos descubrieron ¿qué hacemos Max?— Cuestionó Erick a su amigo.
—¿Qué es lo que quieres decir exactamente con nos descubrieron?— quiso saber el chico que salió de la nada hace un rato, tal vez venía del edificio de los dormitorios masculinos y no lo vi, pero sí de algo estaba segura es que era un estudiante nuevo, un rostro masculino así con un cuerpo atlético no es algo que yo olvide fácilmente.
—No nos queda de otra más que llevarnoslos a todos, sí dejamos a uno entonces caeremos todos— contestó Max la pregunta de Erick con un semblante bastante serio.
—En cuanto a ti—se dirigió con voz seca al chico nuevo —no sé quien seas, pero solo espero no cometer un error al llevarte con nosotros— lo señalo con el dedo indice al tiempo que le dedicaba una mirada dura y fija.
—Más asustado debería de estar yo que tú, pero sin embargo, eres tu quien lanza las amenazas de desconfianza— Contesto aquel chico enarcando una ceja ofendido.
— Pues si no quieres venir quédate aquí afuera y espera a que te maten, de todas formas no es cosa que me importe tu vida— contesto Max frío como el témpano de hielo que es.
—De eso no queda ni la menor duda, a ti no te importa la vida de nadie— arremetió el chico.
Max cerro sus puños con fuerza.
Oh, oh.
Antes de que la discución terminara en una pelea, Noah intervino.
—Quieren parar de discutir los dos, se supone que las que se iban a matar eramos otras— nos señalo a todas con el dedo indice.
— No perdamos más tiempo o Gomes nos sacara una buena boleta— apunto Erick.
—Y si no es él, lo hará Guerra— añadió Jeff.
No tenía idea de hacia donde estabamos llendo, pero lo que sí sabíamos era que estar afuera de los dormitorios a esa hora de la boche no solo nos iba a costar una sanción sino que también un interrogatorio a muerte. Esto no era lo que yo tenía planeado, en definitiva no lo era.
Todos seguimos la voz de Max y nos dirigimos a paso apresurado hacia la que era la vieja casa del difunto jardinero.
—¿Qué hacemos aquí? Obviamente esto esta cerrado— quiso saber la minión del grupo.
—¡Shuss! Tu solo observa— le dijo Erick llevando un dedo frente a sus labios enfatizando en que hiciera silencio.
En cuanto nos acercamos a la puerta Max saco de su bolsillo una llave la cual obviamente abrió la cerradura. Para mi no era sorpresa que tuviera una llave de esta casa, lo que para mi era verdaderamente sorprendente es que nos haya traído a todos aquí, cuando esta casa debe ser...algo especial para él.
—Entren todos rápido, y no toquen nada—Señaló Max quedándose en la entrada hasta que todos estuviéramos dentro.
La casa era bastante...acogedora, y con acogedora quiero decir no muy grande, no es que quiera demigrar al jardinero, obvio no, pero definitivamente, que mal gusto. No era mucho lo que se podía divisar puesto que estábamos a oscuras, y para nuestra pésima suerte Gomes estaba con un grupo de vigilantes cerca de la casa rondando. Todos permanecimos en cuclillas hasta que las luces se alejaron.
—Ahora si, nos puedes explicar Max como es que tu tienes la llave de esta casa, se supone que nadie puede entrar aquí— exigió saber Brenda al tiempo que se incorporaba. La verdad es que este par no se llevan tan bien, menos desde que Brenda se le declaro a Max por enésima vez y él como aún trapo de cocina la rechazo.
—Deberías estar agradecida, por no haberte dejado afuera a merced de los guardias en lugar de hacer preguntas estupidas— le espeto Max como respuesta.
—Pues por primera vez en mi vida no me párese que Brenda haya hecho una pregunta estupida, en cierta parte tiene algo de lógica y es el ¿por que tienes una llave de esta casa?— arremetió María Elisa mientras comodamente se sentaba en una silla.
—No me interesa responder tus preguntas, ni la de ninguno en realidad, no tengo porque darles explicaciones— la corto Max.
—¿Sabes qué? Tienes razón, no tienes porque explicarnos nada. Debería salir y llamar la atención de los guardias para ver sí a ellos si les respondes, porque estoy segurisíma de que a ellos también les interesa tu respuesta— arremetió Noah como toda una mujer fría y calculadora. Quisiera ver que hace un témpano de hielo con otro.
—Tú no te metas en lo que no te incumbe— respondió Max echándole una mirada sobre su hombro.
—Pues bien, dado que das luz verde veremos que dicen ellos— concluyo Noah al tiempo que se dirigía hacia la puerta.
Cuando puso su mano en ella para abrirla, Jeff, Erick y Max corearon al tiempo un ¡Noo!. Acto que la detuvo, se dio vuelta e hizo un gesto con su cara como señal de que esperaba que Max hablará.
— Esta bien tu ganas — le aseguro Max con una voz aspera— sí, es cierto que tengo una llave de esta casa pero eso no quiere decir que yo la haya robado, Sebastian era muy amigo mío y de mi padre. Él te-ní-a un ga-to, si un gato, el cual yo vine a buscar para llevarmelo—Su excusa era totalmente ridícula pero no del todo falsa, quizás yo sabía el verdadero motivo de su visita a esa casa, pero como no sé me antojaba decirlo ni tampoco me compete, me limite a quedarme callada y sentarme a como se las arreglaba Maxito. Las razones por las que vino son un secreto de Max que conozco desde hace años, pero que nuncañ rebelado ni siquiera a Brenda quien dice amarlo tanto y es mi mejor amiga, es justo por ello que Max me tiene cierto estima.
Al oír tal barata escusa Noah rio en son de burla, Breda bufó, Glenda se aoego a mi brazo, mientras que Erick y Jeff mantenían su semblante en blanco.
—He oído cosas estúpidas y luego están tus excusas baratas— comento María Elisa.
Cuando parecía iniciarse otra discusión se escucho un fuerte estruendo venir de la puerta.
¡Pun!
Alguien dio una fuerte patada a la puerta y entro.
No puede ser es..es Guerra.
—Todos con las manos donde pueda verlas. ¡Al suelo! ¡Al suelo! .
Exigió Guerra y detrás de él sus guardias.
Las luces segaban mis ojos, no podía ver bien, pero hice lo que indicaron.
Estaba viviendo la peor humillación de mi vida y todo por culpa de María Elisa.
----------------------Horas antes -------------------
Max
Los días pasan y la impotencia segía creciendo en mi, no podía qurdarme dr brazos cruzados, él no merecía morir así, sin embargo ahora solo quedo yo y este dolor que me atormenta.
—¿De dónde vienes? Te estuve buscando para ir a comer algo, pero no te encontre por ninguna parte— cuestiono Erick al verme entrar en la habitación.
—Salí a pensar, quería despejarme un poco pero solo termine atormentandome más —en realidad había ido a la azotea con el fin de encontrarme con aquella chica que no juzga y sabe escuchar, que me fastidia pero me da compañía, quizá no del todo física, pero si emocional, hace varios días que no ha ido a la azotea por lo que no hemos hablado, solo su voz me alivia cuando me siento desesperado o ahogado en mis pensamientos, al menos hablando con ella me olvido de todo por un rato, pero desafortunadamente no he podido coincidir con ella.
—Deberías dejar de pensar tanto, olvidate de lo que fue, y no sé, preocuparte más por lo que va a ser — dijo con una voz suabe tratando de confortarme, aunque su comentario más que consolarme me hizo pensar, en si yo espero que la justicia venga a mi, nunca llegara, así que...yo debería ir a buscarla ¿no?.
— Tienes razón bro. ¿Sabes qué? Vamos a salir esta noche, preparate, y de una vez te aviso que no voy a dejar de preocuparme por lo que fue, porque entonces olvidaría mis razones para lo que voy a hacer.
—No te entiendo, tienes insolación—toco mi frente desconcertado con su mano, en un movimiento la quite con brusquedad.
—Por favor Erick no seas imbecil si tuviera insolación estuviera alucinando o por lo minímo mareado, no tendría porque tener la frente en llamas. Céntrate bro por favor, te estoy hablando con toda la cordura del mundo.
—Mira bro, puede que no tengas insolación, pero sabes lo que estas diciendo no tiene sentido, como pretendes que vamos a salir durante la noche, sí sabes que eso es un suicidio hoy en día, porque si no nos agarra Guerra, quien sabe que otra cosa lo hará, y esa cosa...— se inclino y susurro— esa cosa podría matarnos.
—No es una cosa y de eso estoy seguro, es más bien un alguien, y lo que quiero es que salgamos en secreto tonto, piensa—le toque la cien con los dedos—piensa por instante, tampoco vamos a salir frente a las narices de Guerra diciéndole ¡Hey! Mira atrapanos si puedes nos estamos fugando. Ya tengo casi ideado otro plan, solo quiero saber si te arriesgas o no.
En eso estro Jeff a la habitación logrando escuchar mi pregunta y apuntándose al plan sin siquiera saberlo.
— Yo estoy más que ready, tu dime cuando y dónde, y allá estoy, lo único que arriesgaría es mi A en conducta.
—Ves, que te cuesta reaccionar así Erick, o qué ¿ahora vas a ser el amargado del grupo?— acorrale a Erick usando mi vieja confiable, se que es muy competitivo, así que si aplaudo la valentía de Jeff entonces Erick...
—¿Y quien te dijo que yo no iría? Solo estaba poniendo aprueba tu lucidez nada más, pero obvio voy, no tengo nada que arriesgar después de todo.
Tal y como lo pensé, Erick siendo Erick, aunque la verdad no quería involucrar a Jeff en todo esto, ni siquiera lo conosco bien, lo único que sé es que es muy extrovertido, remalll estudiante y algo irresponsable, lo único que le apasiona es tocar la guitarra de vez en cuando y echarse una que otra cantadita que por cierto no lo hace nada mal.
-----------------Horas más tarde-----------------
Max
—Bro, aunque dije que sí te acompañaría, esto no deja de preocuparme, me pone nervioso el hecho de que alguien nos vea o más bien que Guerra nos encuentre— confeso Erick mientras esperábamos a Jeff en el pasillo.
—Erick, agradesco que estes aquí, pero tampoco quiero arrastrarte conmigo contra tu voluntad, así que si deseas irte pues...
Erick me corto.
— Por supuesto que no voy a irme, voy a estar contigo en todas, solo me preocupo por nuestras vidas y por lo que pueda pasarnos.
—Solo vamos hasta su casa, entramos buscamos las pistas que nadie a encontrado y volvemos, ni siquiera vamos a salir del colegio no te preocupes tanto, nada malo pasara te lo aseguro.
— Listo chicos, ya atendí mi urgencia—anuncio Jeff.
—¿Y cual era tu urgencia exactamente Jeff? Llevamos aquí media hora esperándote — exigió saber Erick.
—Pues la...bueno, para ser exactos, la del corre que te alcanzo y pues yo le gane si corrí —contesto Jeff entre carcajadas. Erick hizo un esfuerzo por no reír con él, mientras yo me límite a poner los ojos en blanco.
—Vamos chicos, no ahí tiempo que perder tenemos que evitar ser vistos a toda costa— los apresure.
Después de avanzar con cautela y de escondernos un par de veces para evitar a los guardias, por fin llegamos a la salida y en cuanto llegamos ¡Bom! María Elisa, Gaia y todo su clan estaban dándose de golpes en el cesped. Bueno esto era algo que ya se veía venir pero que fastidio tener que presenciarlo justo ahora. Volque los ojos ante tal espectáculo y frunci el ceño, esperaba poder llegar a la antigua casa de Sebastián sin ningún tipo de problema, peeero tenían que ser María Elisa y Gaia las protagonistas de mi demora.
—¿Ya viste? Se están sacando la madre— comento Jeff con voz burlona.
— No seas idiota lo que se están sacando es sangre jajaja— bromeó Erick antes de echarce a reír con Jeff.
—Buena esa, eh.
Pense en seguir y no meterme en su pelea, en fin, a mi que más me daba, pero de pronto se escucho una voz autoritaria corriendo la voz de que habían ruidos extraños en el patio, eso ponía en riesgo mis planes, no solo eso sí no que tambien podría arruinarlos. Así que no me va a quedar de otra más que ir y separar a ese par de esquizofrénicas, para tratar de ocultarnos de Guerra.
Evie♡
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