28.Bienvenidos
Capítulo 28
Bienvenidos
María Elisa
Siempre he tenido días malos, pero esta semana había sido un martirio, y todo gracias a que el Revolution School llegaría mañana para el intercolegial, y a que gracias a mis impulsos ahora tenía a Max acosandome y buscando la menor escusa para estar a solas conmigo para según él cuidarme más de cerca, yo siempre estaba evadiendolo pero él verdaderamente no se daba por vencido.
Toda la semana la pasamos de compras, gracias a que Gaia se encargo de elegir la temática para el baile de bienvenida, temática que por cierto no me comvenció del todo o más bien no me gusto, pero prefiero ya no recordar eso. Todos los salones salieron un día junto a su tutor disciplinario para hacer la compra de sus trajes, en nuestro caso salimos junto a Guerra en uno de los buses del colegio, todo el viaje estuvo lleno de bromas y risas, aunque también hubieron momentos de tensión, pues Erick no podía ver a Josélo, Josélo no podía ver a Lili( quien por cierto, después de terminar con él se hizo un cambio de look total y quedo preciosa, y empezó por fin a valorarse a sí misma, ahora es otra y Josélo muere por ella, pero ella ahora esta muy lejos de su alcanse) Gaia no podía encontrarse frente a frente con Tamara y Brenda no podía verme, aunque siempre que notaba su mirada sobre mi solía voltear a verla y giñarle un ojo o saludarla burlesca con la mano y sí su mirada era insistente optaba por sacarle el dedo corazón, todo con tal de irritarla más, pero todo eso fue manejado por Guerra quien aunque trato de mantenernos bajo control le fue imposible evitar que nos dispersaramos en el centro comercial e hiciéramos compras individuales. Despues de todo quel día fue muy divertido debo admitirlo, además era la primera vez que hacíamos algo como salón de la mano de nuestro tutor, como diría Gaia estábamos creando recuerdos.
—¿Crees que ya pueda quitarme esta babosidad de la cara?— preguntó Noah entre dientes, debido a que Gaia nos había obligado a usar sus mascarillas nocturnas toda esta semana con la escusa de que las chicas Revolution son muy guapas y competitivas en cuestión de belleza, razón por la que ella deseaba que cuidaramos más nuestros rostros.
—Faltan un par de minutos no te desesperes— contesto Gaia casi sin poder abrir la boca.
—Sí, como sí eso se pudiera— búfo Noah.
—Tampoco es que no se pueda...
—Ni que con esta mascarilla me vaya a ahorrar la rinoplastia...
Mientras las chicas discutían mi celular vibro a mi costado, señal de que un mensaje había llegado, tome mi celular sin moverme de la cama mire la pantalla no sin antes asegurarme de que Camila, Noah y Gaia siguieran recostadas y sin prestarme atención.
Max:
¿Duermes?
Yo:
Eso es una misión imposible con Gaia cerca.
Max:
Entienso jaja.
Entonces ¿piensas en mi?
Yo:
Tengo la mente invadida por otra persona ¿recuerdas?
Max:
Es por el vínculo, lo sé
Pero sí no puedes pensarme puedes extrañarme.
Yo:
¿Qué te hace pensar que te extrañaría?
El empezaba a estresarme.
Max:
Porque te gustan mis besos tal vez
Yo:
¿Perrrrdón?
Max:
Quiero verte
Yo:
Estas loco, no pienso moverme, faltan menos de diez minutos para el toque de queda
Max:
Estoy en el pasillo, si no vienes toco a la puerta y entro por ti
Yo:
¿Queeé?.
Como llegaste tan rápido
Max:
Tic, tac.
Corre tiempo
Cinco...
Yo:
No te creo
No te atreverías
Max:
Cuatro
Tres
Yo:
Por mi puedes ir y venir desde el cien, no te creo y no pienso salir
Max:
Dos, y se acaba el tiempo
¡Miércoles! Los dedos en mis pies estaban inquietos de los nervios, Max tal vez sí era capaz de entrar por esa puerta y venir por mi. ¡Ugh! Pero como lo odio, me levante de la cama apresurada, llamando la atención de todas.
—María Elisa.
—¿Dónde vas? — pregunto Gaia
—¿Te sientes mal?
—No, no es nada— tenía que inventar algo rápido antes de salir o ellas vendrían detrás de mi— Guerra me acaba de escribir, dice que quiere hablar algo conmigo— anuncié e hice un ademán de abrir la puerta.
—Entonces vamos contigo— anunció Camila poniéndose de pie.
—No es necesario, él esta aquí afuera, pueden estar tranquilas, quédense aquí— casi exigí.
—¡Hey! Espera, la mascarilla— me recordo Gaia, y gracias a Dios que lo hizo, de lo contrario hubiera salido con esa cosa negra en mi cara, me la quite rápidamente y salí, cerre la puerta y avance con cautela hasta llegar al pasillo que divide las habitaciones de los chicos de las nuestras, y allí estaba Max recostado a la pared con las manos en sus pantalones de pijamas.
— Estas loco— dije en cuanto me acerque.
—De lo contrario no me hubiera enamorado de ti ¿no lo creés?— dijo con una sonrisa mientras me rodeaba con sus brazo
—Eres un tonto, no quiero que se te haga costumbre eh— masculle dándole un pequeño pelliscon por las costillas y apartandolo de mi.
—Si soy un tonto, porque no dejo de pensar en ti, y como sé que también piensas en mi pero no lo quieres admitir, vine a darte un beso de buenas noches— dijo pegando su frente a la mía.
—¡Ahhh!— reprimi un gritillo dramatico— osea que la culpable soy yo.
—Y que bueno que lo escucho de se boca Manovan, porque de otra forma a Palacios nunca le hubiera creído— la voz de Guerra hizo que ambos nos diéramos un empujón separandonos al instante. Genial, Guerra nos había descubierto, y en que circunstancias. Nuevamente me estaban ardiendo las mejillas, pero esta vez de la vergüenza.
—Guerra...— solte por lo bajo, trague saliva y mire a Max, quien por el contrario proceso rápido la sorpresa e intento dirigirse a él.
—Callese Palacios. ¿Cómo es posible esto? Le di mi confianza, le conté mis penas, mi historia... ¿y es así como me paga?— Guerra estaba furioso, pero no por lo que ambos estábamos haciendo sino por lo que Max había hecho.....y eso me pareció algo extraño.
—Escuche, sé que esto no esta bien, pero fue algo que no pudimos evitar, somos seres humanos no un par de rocas sentimos y.... eso fue lo que nos llevo hasta aquí— explico Max lo más sereno posible, aunque Guerra se lo estaba comiendo con la mirada.
—No, es que esto es el colmo. Ni siquiera llevan un año de conocerse Palcios. Pudiste elegir entre un montón de chicas que están detrás de ti en este colegio, ¿por qué precisamente tenía que ser Manovan?
—Porque en medio del montón no esta ella— contesto Max alterado—. Porque para mi ella no es una más del montón, ella es a la que yo quiero, y yo tengo el privileguio de ser el que ella eligió.
Okkkk Medardo Ángel Silva estaba en todo su punto, y aclarando la situación yo aún no lo he elegido en nada. Sin embargo preferí callar.
Guerra paso una de sus manos por su rostro con frustración, soltó todo el aire que contenían sus pulmones y finalmente hablo.
—Esta bien, Palacios, tú ganas, sí ella te ha elegido sus razones tendra, solo espero no tener que verla llorar por causa tuya, porque de ser así vas a conoser mis mejores castigos disciplinarios ¿entiendes?— casi pude ver una daga en los ojos de Guerra enterrandose en el pecho de Max.
—Lo entiendo perfecto, y agradezco su aprobación.
—Yo no he dicho que te aprobara, no confundas té con café que nada tienen que ver.
¿Eh?
—Ok— intervine, abriendo espacio entre ambos antes de que Guerra fulminara a Max con la mirada o con su rifle — no entiendo que tipo de aprobación le tiene que dar usted a Max, pero creo que lo mejor es que él vuelva a su habitación y yo a la mía— propuse haciendo un ademán de avanzar asía el pasillo.
—¡Alto ahí Manovan!, usted y yo vamos a tener una combersación muy sería— su mirada se clavo en mi nuca, y supe que tendría escapatoria— Y usted Palacios, vuelva a su habitación.
—Pero...
—Pero nada, Manovan sigame, y usted no me haga repetir las cosas, porque de lo contrario lo sancionare severamente— amenazo a Max y continuo su camino, me gire hacia Max antes de seguirlo y le hice un gesto para que se fuera a su habitación sin causar mayor problema.
Seguí a Guerra hasta el balcón del edificio, no estaba muy lejos del pasillo así que el suspenso no duro mucho para mi, además de que Guerra caminaba de forma apresurada. Salí al balcón y enseguida recivi en mi rostro el aire frío de la noche, Guerra se quedo de espaldas con la mirada hacia el exterior, yo hice lo mismo, no sabía como iniciar una combersación, ni que combersación "seria" quería tener él conmigo. Finalmente despues de un par de segundos, él hablo.
—¿Estas con él por tu voluntad?. Es decir....te sientes feliz al estar con él
¿Él te hace feliz?.
Ok, me esperaba hasta un sermón del como esta relación podía afectar al grupo, pero esto....
—¿Perdón?— pregunte estupefacta — ¿Me esta hablando a mi?
—María Elisa, sé que esto te puede sonar muy extraño especialmente porque soy tu tutor disciplinario, pero muy a parte de eso, también fui muy amigo de tu madre— Guerra me dio una mirada que jamás había visto ni siquiera en mi padre, era....¿afecto?— y tras está estar ausente, me siento en la obligación de estar aquí para ti y protegerte.
Definitivamente Guerra debió querer mucho a mi madre como para llegar a decirme esto, pero yo... no creo que ella se meresca ese afecto que Guerra parece aun guardarle, aunque el afecto que él tiene en su mirada en este instante, no parece ser para ella....es para mi.
—Le agradezco sus intenciones, pero le aseguro que sé cuidarme sola, no es necesario que se preocupe por mi, estoy bien...me siento bien estando con Max, y sí acepta un consejo, le diría que no le guarde tanto afecto a la imagen de una persona en el pasado, porque aquella persona que usted conoció hace años, no es la misma de hoy en día, ella abandono a una hija— me señale— y que engendro a otra para dejarla al cuidado del servicio.
—No, no es la misma, y tampoco es que le guarde afecto actualmente, solo que....para serte sincero desde que te conocí, te vi como....aquella hija que me hubiera gustado tener.
Mi corazón se encogió en mi pecho, y mis ojos quisieron humedecerse sin mi permiso, era la primera vez que alguien me decía algo así de bonito, mientras que mi verdadero padre no hacía más que resongar sobre mi y mi existencia.
—Bueno, que le puedo decir, no soy un gran ejemplo de hija perfecta, le aseguro que sí hubiera vivído la historía junto a mi madre y yo hubiera sido su hija, se retractaría de inmediato de esas palabras— cerre mis labios con fuerza y baje la mirada.
—Por el contrario, las desiciones que tomo tu madre fueron eso...suyas, tú no tenías culpa alguna, por lo cual sí yo me hubíera quedado solo contigo, a pesar del mal sabor de boca por el abandono de tú madre, me hubiera quedado feliz porque conmigo se quedaba lo mejor que a los hombres nos puede dar la vida, una hija, un mini reflejo de lo que somos y mucho más, una parte de nuestro ser hecho mujer, fuerte, decidida, inteligente, astuta, bondadosa, la mejor amiga que jamas hubiera podido desear, y lo mejor es que esa amiga sería mi hija, una hija que amaría y protegería con mi propia vida solo por ser mi sangre...solo por ser mi hija.
No me contuve más, oírlo decir eso, hizo que me vinieran a la mente muchas cosas, entre ellas las veces que discutía con mi papá, los golpes que me daba de niña para que comiera o para que dejara de llorar, involuntariamente dos lagrimas salieron de mis ojos y no pude evitar preguntar:
—¿Puedo darle un abrazo?
Él sonrió y me extendió los brazos hacia mi, lo rodeé con los míos y allí deje caer un par de lagrimas más, por primera vez sentía lo cálido de un abrazo fraternal, y se sentía increíblemente bien.
—¿Chicas?— pregunto Guerra, y en automatico abrí los ojos para constatar que se refería a Noah, Gaia y Camila, quienes nos estaban observando paradas bajo el marco de la puerta. Seguramente como tarde más de lo pensado se les ocurrió la magnifica idea de buscarme.
—Nunca escuche a alguien decir algo así de bonito, ni siquiera a mi papá— dijo Camila a Guerra, y fue hay que note que ella también tenía un par de lagrimas afuera.
—¿Podríamos unirnos?— pregunto Gaia, quien también traía el rostro llovido, de pronto todas estabamos llorando, incluso Noah aunque intentaba ocultarlo claro, pero la entiendo su padre la amo hasta el día de su muerte.
—Claro que sí— dijo Guerra extendiendoles los brazos.
Las cuatro nos cobijamos entre sus brazos y lo abrazamos fuertemente, después de todo Guerra había sido un verdadero segundo padre para todas nosotras, desde el principio había estado ahí ,escuchandonos, regañandonos, aconsejandonos, pero siempre estaba allí cuando lo necesitábamos.
Después de unos segundos, finalmente nos separamos y secamos nuestras mejillas, pero lo satisfactorio para mi fue que nosotras no habíamos sido las únicas, puesto que Guerra también seco sus mejillas disimuladamente.
—Bien creo que a partir de ahora ya no estaré tan solo, tendré a cuatro bellas hijas que cuidar.
—Nunca estarás solo mientras nosotras estemos cerca.
—Así es, aunque para ser más sincera usted ha hecho por nosotras cosas que ni nuestros propios padres han hecho, y por eso siempre le estaremos agradecidas — dije sacando de mi pecho lo más sincero y profundo que había en mi corazón.
—El afortunado soy yo al saber que las he inspirado y ayudado aunque sea un poco a cada una.
—Es cierto, siempre ha estado allí, por eso aunque nunca se lo hubiéramos dicho en nuestra mente usted siempre sería como un segundo padre o un padrino— le dijo Camila.
—Si padrino suena mejor, me hace sentir más joven— bromeó Guerra, haciéndonos reír.
—Bueno, no quisiera sonar como un padrino mandon, pero ya es tarde y mañana va a ser un día muy largo, así que ya deberían ir a la cama.
—¡Ugh! Es cierto, mañana llega el Revolution School, que estres— soltó Noah.
—Pues lo siento chicas, pero ya saben las razones detrás del caso.
—Es cierto, no podemos despertar con ojeras, debemos dormir ya — dramatizo Gaia mientras nos daba empujones para que abanzaramos hacia el pasillo.
—Saben que siempre pueden encontrarme en mi oficina— escuche decir a nuestras espaldas a Guerra.
***
El día finalmente llego, los estudiantes del Revolution School estaban llegando al Discipline School, y con ellos llegaría el último de los D.P de la antigua generación.
El baile con la tematica sería por la noche, pero como anfitriones teníamos que recibirlos con una gran sonrisa en la mañana, y justo ahora estaba junto a Gaia, Camila y Noah en primera fila con el uniforme formal del colegio ese uniforme detestable que se usa todos los lunes, ellos también llegarían con su mejor uniforme así que según Duque teníamos que estar a la altura y bien presentados, razón por la que opte por una cola alta para el cabello, acompañada de unas gafas de sol oscuras, Gaia opto por llevar el cabello suelto con unas ondas y un pequeño flequillo junto a un par de gafas oscuras, Noah llevaba un par de mini trenzas aún lado y dejo caer el resto de su cabello hacia su perfil derecho, ella obviamente también llevaba gafas oscuras y finalmente estaba nuestra pequeña Cami, ella llevaba el pelo liso como siempre y una pequeña cinta, infaltablemente también llevaba un par de gafas oscuras.
—¿Ansiosa?— le pregunte a Gaia puesto que no dejaba de tocarse las manos.
—Un poco.
Respondió al tiempo de que un autobus del Revolution School arribo a las puertas principales del colegio, después de unos segundos ya podía ver a tres autobuses iguales rodeando la fuente del colegio.
Los chicos empezaron a bajar de los autobuses, y claramente traían con ellos aires de superioridad, cabellos bien peinados, uniformes impecables, ojos claros y labios bien hidratados perfectos para deslumbrar con una sonrisa a cualquiera, claro, a cualquiera que se los permitiera, y por el bullicio de las chicas a mi alrededor, estaba claro que había más de una dispuesta a permitírselos.
—¡Genial! Esta claro que lidiaremos con idiotas con aires de principe— mascullo Noah
—Y muñequitas con aires de princesa— mascullé al ver que del segundo autobus se bajaban un monton de chicas con cabellos perfectamente tratados, piel de porcelana y figura de candidata al Miss Universo, Gaia se quedo corta al advertirnos sobre lo mucho que se empeñan en verse perfectas, pero ya veremos sí son igual de buenas en los juegos.
De inmediato procedieron a bajar del tercer autobus los profesores, directivos e inspectores, y entre ellos estaba el D.P que esperábamos, no me fue difícil identificarlo su contextura era única entre todos. Traía un uniforme militar, gafas de sol y aires que imponian respeto más no lo inspitaban, su forma de caminar fue la clave para identificarlo, estaba claro que era él, y Guerra también lo noto, razón por la cual fue el primero en diriguirse a todos los directivos, pero clavo su mirada en uno en específico, subiendo la tensión hasta llegar al punto en el que estrecho su mano y lo saludo como sí nada, señal de que el D.P aún no sospecha que ya ha sido descubierto.
—Contengan la respiración, Dayanara Hidalgo, esta por pasar— soplo Gaia por lo bajo
Como anfitriones teníamos que saludar a nuestros invitados estrechando sus manos uno a uno, por ello en cuanto bajaron del autobus hicimos una formación previamente planificada y esperamos a que ellos se acercaran a cada uno de nosotros y estrecharan nuestras manos, para luego formarse a un costado.
Varias chicas pasaron y puedo decir que apenas tocaron mi mano, es como sí no tuvieran fuerza en la mano, como sí las uñas se les fueran a dañar sí nos tocan, y la verdad a todas les puse mala cara, hasta que finalmente paso Dayanara al lado de Gaia y fue allí cuando empezó lo interesante.
—Gaia Remington, ha pasado un tiempo— su voz lo decía todo, era toda una diva adolescente, cabello castaño oscuro, ojos azules, alta de piel blanca y gran sonrisa, definitivamente ella sería como la Gaia del Discipline School.
El tiempo que estuve en el Revolution School fue corto razón por la que no tuve tiempo de joderle la vida a Dayanara, la verdad es que estando allá me daba lo mismo caer que quedar colgando, y a pesar de eso no dure mucho.
—No mucho en realidad, es un susto....digo un gusto en verte, digo no es por ofenderte pero....deberías usar más protector solar, tu piel se ve terrible querida— dijo Gaia estrechando su mano y con orgullo puedo decir que todo ello lo aprendió de mi.
—Ja— sonrió amargamente— mi piel se ve como yo quiero que se vea, osea que siempre esta perfecta, lastima que no sepas distinguir entre una piel bien hidratada y una bien bronceada, yo te creía más lista la verdad.
—Lastima que te hayas bronceado demás entonces— concluyo Gaia con una sonrisa, haciendo que Dayanara volcara los ojos y avanzara hasta llegar a mi.
—¿María Elisa?—. Y la diva me reconocío —.No me digas que eres estudiante del Discipline School
—Pues para que te lo digo si no quieres que te lo cuente, yo te creía más lista la verdad
—Tan sangrona como siempre, estoy segura que no duraras más de dos meses aquí— dijo afreciendome su mano
—Pues que te dire, llevo exactamente ocho meses aquí y aún no me han expulsado— dije burlesca estrechando su mano, ella frunció el ceño y avanzo. Algo me dice que estas olimpiadas van a ser más divertidas de lo que yo esperaba.
Evie♡.
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