
10. A entrenar part 2
Capítulo 10
¡A entrenar!
Parte 2
Max
No entiendo muchas cosas en esta vida, y aunque no las entiendo trato de vivir con ellas, pero a quien definitivamente no entiendo y con quien jamás podre convivir es con....
—Miren a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que al líder del equipo Max Placios —comento María Elisa sentándose a una distancia moderada sobre el mismo tronco seco en el que me encontraba sentado, con el tono de voz que tanto la caracteriza.
Es ella a la que simplemente no entiendo. Un día se gana mi respeto y al otro toda mi ira. Teníamos ya una semana en el campamento, nos levantavamos a las cuatro de la madrugada para estar listos a las cinco —y todo porque a las princesas les costaba levantarse y arreglarse en cinco minutos durante la madrugada — y así iniciar el día con ejercicios, clases de estrategia y charlas esperanzadoras sobre nuestra actitud o respuesta ante el peligro y el compañerismo entre nosotros. Había sido una semana agotadora para todos, sumándole a eso que las discusiones entre Gaia, Noah, Camila y María Elisa no terminaban e iban en incremento, más las miradas e indirectas que Mahelo me lanza a diario, en conclusión puedo decir que este equipo esta lleno de fallos y de discusiones que no nos llevaran a ningún lado.
—¿Ya terminaste de pelear con Gaia? O ¿Quieres que te ayude a buscar una manera de llevarte mejor con ella? —comente con sarcasmo.
—Jajaja — solto una sonora carcajada,. Carcajada que aún que parezca extraño me resulto familiar. — Habló pues, el que no puede ver a Mahelo ni en pintura.
Sonreí de costado con amargura.
-—Creo que no te has fijado bien, el que no soporta verme ni en pintura, es tu amigito.
—Bueno pues, creo que tú tampoco te has fijado bien, pero la que no me soporta más que a nada, es Gaia a mi, no yo a ella.
—No creo que no la odies, porque si no la odiaras ¿Cual es la razón de sus alborotos diarios?.
—Créeme cuando te digo que no la odio, de verdad, el odio es algo que se le tiene a alguien que jamás podrás perdonar o que quieres matar con el solo hecho de tenerlo en frente, lo mío con Gaia...— penso un momento —es por deporte, por no aburrirme, y al menos por el momento no encuentro mejor fuente de entretenimiento que Gaia —concluyo divertida.
—¿De verdad piensas eso sobre el odio? — pregunte frunciendo el ceño.
—Si, bueno eso es lo que yo pienso, pero...tú ¿qué piensas, es algo peor o algo mejor?
—Odiar...ahora que lo preguntas, es cuando pienso seriamente ¿qué es?, y aun más el ¿porqué existe? A veses odiamos a personas sin justificación alguna, y otras veces somos odiados injustamente por cosas que no hicimos... el odio puede ser injusto.
—Okay, qué buena definición —dijo elevando las dos cejas —casi me dieron ganas de abrazar a Gaia, menos mal no esta por aquí —se esnvojio de hombros.
—Pero si esta parada detrás de ti ¿Quieres que la llame? —dije señalando a su espalda.
María Elisa se puso rígida, miro por en cima de su hombro y al ver que no mentía el color se escapo de sus mejillas.
—¿Sabes que? Acabo de recordar que no me baño desde ayer, así qur me voy, adiós —susurro levantandose tan pronto como pudo para luego salir huyendo.
Sus acciones me causaron gracia, y al mismo tiempo sus palabras me hicieron pensar en como perdí mi amistad con Mahelo hace dos años. Nuestra hermandad se termino de un momento a otro por culpa de su hermana, ella probablemente ahora este muy feliz y sonriente mientras que yo tengo que cargar con las palabras hirientes de Mahelo y el odio que él siente hacia mi, y sí, Mahelo de verdad me odia, porque estoy seguro que en cuanto me ve, lo primero que quiere hacer es matarme, pero le hice una promesa a su hermana y no se hasta cuando tenga el valor y las fuerzas suficientes para cumplirla.
Entre tanta incertidumbre y estrés en lo único que puedo pensar para tratar de olvidarme de todo esto es en la chica cielo, mi chica ¿Cómo la estará pasando?¿Seguirá subiendo a la azotea? Dada la forma en la que nos trajo Guerra ni siquiera pude despedirme de ella, seguro debe pensar que deje de subir a la azotea. Pensar en ella es lo único que puede distraerme en este momento, desearía que estuviera más cerca de mi, que de mi mente.
***
Después de terminar el almuerzo, nos preparabamos para una tarea especial, no teníamos idea de cual sería pero estaba seguro de que no sería algo fácil.
—Formen — ordeno la Teniente.
Esta vez era la primera vez que la veíamos desde aquel día en que se enfureció porque nos levantamos tarde. Toda esta semana estuvimos acargo de otros oficiales durante el entrenamiento, por lo que hoy ya sabíamos como formar la fila correctamente frente a ella, lo hisimos rápidamente y sin quisquillar.
—Veo que han mejorado, y eso habla de sus ganas de querer aprender. Por eso su verdadero entrenamiento empieza ahora —un oficial con uniforme militar le paso un tablero con unas hojas. La teniente las leyo con detenimiento.
—Dado a que ninguno parece ser de proceder sedentario, y ya que he confirmado que tienen resistencia, creo que es hora de poner esa resistencia en practica —dijo entregando el tablero a su asistente antes de dirigirce hacia las afueras del campamento, por un sendero que iba hacia las colinas.
La seguimos a una distancia prudente mientras trotavamos.
—¿A dónde creen que nos lleve la loca? —cuestiono Jeff.
—A su manicomio no creo —comento Erick divertido haciendo gestos de miedo.
—Yo opino que se callen —les espetó Noah pasando por el costado de Jeff tomando la delantera.
—Yo opino exactamente lo mismo —añadió Gaia pasando por el costado de Erick yendo tras Noah.
Segundos después la Teniente se detuvo.
—Hemos llegado —anunció la teniente.
Nos detuvimos delante de un oficial que tenia sujetados a dos perros Pit Bull que no parecían nada agradables. Al vernos empezaron ladrar desesperadamente, más no tuvimos que soportar sus ladridos por mucho tiempo, pronto el oficial que sujetaba sus correas descendió por la colina que había detrás de el, dirigiéndose hacía la cima de la colina contraría con ambos canes bien sujetos.
—Vaya, eso es lo que yo llamo un par de ejemplares indomables —dijo María Elisa casi contenta de ver ese par de perros ladrar.
—¿Qué son ese par de bestias? —quiso saber Gaia, con una expreción de desagrado en el rostro.
—Perros —contesto María Elisa divertida, haciendo quedar a Gaia como ignorante.
Mahelo se aclaro la garganta.
—Antes de que empiezen la discusión del día, porque no mejor...nos centramos en los lindos cachorros — intervino Mahelo sabiamente, con algo de sarcasmo, pues claramente no eran cachorros eran canes que imponían respeto con su sola presencia.
—Hoy quiero que pongan en practica sus clases de táctica y estrategia, y para eso deben bajar la cuesta que esta frente a ustedes —dijo la teniente mostrándonos el camino, una vez el oficial estuvo del otro lado.
—Otra ve...—Gaia hiso un intento de chistar pero gracias a Dios Mahelo reacciono y le tapo la boca antes de que nos metiera en problemas a todos.
—Si mi Teniente —respondimos los demás en coro.
No sé cual sea el propósito de esta mujer, pero si algo tenemos claro es que una objeción ante cualquier orden nos sale carísimo.
—Algo en esta situación no huele muy bien —comento María Elisa mientras desendíamos en la loma.
—Sea lo que sea, ten por seguro que yo no fui —puntuó Mahelo divertido levantando las manos en señal de inocencia.
—Cállate, no me refería a eso —dijo María Elisa dándole un empujón.
—Espero estén listos —advirtió la Teniente.
—Su objetivo es llegar al otro lado ilesos.
—¿A qué se refiere con ile...?.
Las palabras de Erick se quedaron en el aire en cuanto un feroz gruñido irumpio la paz entre las colinas.
—No tengo la menor idea, pero creó que esos perros están incluidos en su plan — señalo Jeff a los canes que ya venían a nuestro encuentro.
—¡Corran! —Grite al ver a los dos perros corriendo hacia nosotros.
Cada ladrido era una alerta de que estaban más y más cerca.
—¡Voy a matar a Guerra! —escuche decir a María Elisa.
—¡Corran por sus vidaaaaass! —grito Jeff aterrorizado, corriendo mucho más rápido que cualquiera de nosotros.
—¡Guerrraaa voy hacerte pedasitos! — Noah, Gaia y María Elisa parecían tener la misma idea en mente, pues no paraban de gritarla a los cuatro vientos.
—¡Max diles que se detengan!. —Exigió Gaia.
—Crees que tengo aires de encantador de perros —chisté, pero en el mismo instante solté un poco el aire y apolle ambas manos sobre mis rodillas, porque después de tanto correr, estábamos de vuelta en la cima con la Teniente. Ella c hizo una señal al aire levantando una mano para que el oficial desde labotra colina detuviera a los canes, él obedeció y con tan solo un silbido logro detenerlos y hacer que volvieran junto a él, me pareció algo increíble y más porque ese tipo de perros son muy difíciles de controlar cuando están enojados.
—¿QUÉ CARAJOS CREEN QUE ESTÁN HACIENDO? —exclamó la teniente hecha una furia.
—Emm, salvando nuestras vidas tal vez —ironizo Gaia de mala manera.
—Ah Salvando sus vidas, que bonito — dijo la teniente, dibujando una sonrisa amarga en su rostro. —Ustedes son idiotas, o simplemente todavía no entienden el ¿Donde? y el ¿porqué? están en esta situación —nos espeto a todos
—¿Nosotros unos idiotas? Jajaja —Noah solto una risa algo extraña —Sí nosotros somos unos idiotas, entonces usted es una psicópata que conoce bien el instinto asesino que tienen esos perros en sus genes, y aun así nos envía allí y se molesta solo porque tuvimos la decencia de salir corriendo para salvar nuestras vidas —concluyo exaltada, muy exaltada.
Tonito que para nada le gusto a la Teniente. Sin embargo demostró ser alguien profesional, negó con la cabeza y volvió a dirigirse a nosotros.
—Escúchenme muy bien, porque probablemente esta sea la única vez que se los diga —adbirtio paseando su mirada sobre nosotros —A mi no me interesan sus vidas, a mi no me interesa detener, capturar o destruir a los Dark Players, y mucho menos me interesa proteger al Discipline School, me da igual absolutamente todo. Y sí los estoy entrenando es porque ustedes vinieron hacía mi, yo no fui hacía ustedes. Les dije claramente que hoy pondría a prueba su resistencia y que tanto han aprendido en sus clases de táctica y estrategia. Escojan de una buena vez, quien es su amigo y quien es su enemigo, a quien quieren de su lado y a quien quieren vencer, a mi me consideran una psicópata que sin piedad mando hacia ustedes un par de perros EN-TRE-NA-DOS, para poner a prueba sus habilidades, mientras que los verdaderos psicópatas no se tentaran el corazón con ustedes, ni mucho menos enviarán perros para ayudarlos a entrenar, ellos enviarán los perros entrenados para matarlos —concluyó con una mirada firme.
—Para entonces nosotros seremos quienes acaben con esos perros —le aseguro María Elisa con un semblante serio y desafiante.
—Demuestrenmelo entonces, como dirian ustedes los adolescentes haganse ver. Pero les adbierto que esta vez no me molestare en levantar mi mano para evitar que los perros los ataquen —dijo la teniente con la mirada fija en María Elisa.
—No me subestime, sí pude crecer sin una madre, puedo sobrevivir si un par de perros o...una víbora me atacan —todos pudimos percibir que el comentario de VÍBORA iba dirigido hacia la teniente creando aun más tención en el ambiente —vamos a demostrarle lo que verdaderamente podemos hacer —afirmo María Elisa sosteniendole la mirada.
—Espero y tus palabras sean igual de directas que tus acciones en el campo de batalla —añadio la teniente señalando el sendero cuesta abajo con el menton.
—Tenga por seguro que mis palabras tienen el mismo peso que mis....
Interrumpí porque la tensión iba en incremento, y conociendo a María Elisa como la conozco era muy capaz de caerse a golpes con la teniente.
—Tenga por seguro que nuestro equipo florecerá aun en el más crudo invierno — dije tomando de los hombros a María Elisa llevándola conmigo por el sendero.
—¿Qué fue eso? —quizo saber Jeff algo incrédulo cuando estabamos a una distancia considerable de la Teniente.
—Eso mi estimado fue María Elisa Manovan Luna en acción —contesto Mahelo orgulloso tomando a María Elisa por los hombros arebatandome mi lugar.
—Casi me dieron escalofríos —confeso Erick.
—Dejemos ese tema aparte por ahora ¿Quieren? Porque esos perros solo esperan que llegemos al final de la colina para venir tras nosotros —nos recordo Gaia irritada.
—Bien ¿Cúal es el Plan? —pregunto Camila, cruzándose de brazos sin dejar de avanzar.
—¿Alguna idea? —dije apartando a Mahelo del costado de María Elisa para poder acercarme, y aunque me gané una mirada exstranguladora por parte de él, me sentí extrañamente bien al hacerlo.
—El oficial los controla, así que nuestro objetivo no son los perros, sino llegar a quien los controla —dedujo María Elisa con la mirada fija en el oficial de lentes oscuros en la cima de la colina.
—Entonces sí nosotros uímos, los perros nos atacaran con mayor intensidad...pero sí los atacamos primero al menos tendremos una ventaja...—pensé en voz alta.
—¿Qué ventaja? —quizieron saber todos.
—Dar el primer golpe.
Justo en ese instante el oficial soltó a los canes, quienes ya venian hacia nosotros a toda velocidad.
—Vayan hacia ellos, con piedras y palos, defiendanse con lo que encuentren y no les tengan pena, así como la Teniente no la tiene con nosotros. Dividamonos así será más fácil combatirlos, ayudemonos mutuamente..., ñrecuerden somos un equipo, y nuestra misión es sobrevivir —sin más que decir tome la iniciativa de dividirnos, tome a María Elisa de la mano y ambos empezamos a correr hacia unos arbustos.
Los perros se dividieron de igual manera —tal y como lo predije —y siguieron a los chicos, quienes ya corrían en diferentes direcciones lansandoles todo lo que encontraban en el camino. Al parecer los chicos entendieron mi plan, Mahelo y Gaia distraían a los canes y los demás buscaban de todo para tratar de mantenerlos a raya.
—Buen plan —susurre aun sujetando la mano de María Elisa.
—¿Me devuelves mi mano? —enarco una ceja señalando nuestras manos con la mirada.
Me aclare la garganta al tiempo que la solté con una extraña incomodidad.
—¿Cúal es el plan ahora? —volví mi mirada hacia ella.
—¿Plan? Ja —sonrió de costado —en estás situaciones se me da mejor improbisar —en el mismo instante en el que termino de hablar salió corriendo rumbo a subir la cuesta en la que se encontraba el oficial.
—¡Simplemente tenías que ser tú! —solte entre dientes antes de echarme a correr detrás de ella.
No sé sí fue la adrenalina del momento o el físico en mejora de María Elisa pero corrió mucho más rápido que otras veces.
Al llegar a la cima lo único que alcance a escuchar fue...
—...o prefieres que sea por las malas — María Elisa amenazando al oficial, pero al parecer a él no le intimidada mucho. En realidad no lo intimido en lo más miníno, seguía manteniendo su postura rigida y puestos sus lentes oscuros impidiendo que observáramos su mirada, con las manos estrategicamente acomodadas en la espalda, como sí no escuchara ni viera nada a su alrededor.
Fue entonces que decidí actuar, no había tiempo que perder. Me acerque a el tan rápido como pude e intente golpearlo, pero obviamente el esta mejor entrenado, evadio mi ataque en un solo movimiento. Fue entonces cuando María Elisa aprovecho para lanzarle una patada a la cara, provocando que el hombre enfureciera, y tomara a María Elisa del cuello, claramente su intención no era solo detenerla, la estaba aficciando y cuando menos me di cuenta ya estaba poniendo mis manos rodeando el cuello del oficial intentando hacerle una llave, momento exacto en el que María Elisa aprobecho para darle un rodillazo con todas sus fuerzas en su parte baja haciendo que este se retorcíera del dolor y la soltara de mala gana dejandola caer de culo al suelo.
Aproveche su momento de debilidad para golpear con mis rodillas su espalda y hacer que cayerá de rodillas al suelo, yo segía sujetando su cuello con todas mis fuerzas hasta que vi a María Elisa ponerse de pie tocandose su cuello entre jadeos, iba a preguntar sí se encontraba bien, pero como siempre no me dio tiempo, le dio un fuerte golpe al oficial el la cara provocando que este sangrára por la nariz y soltara un pequeño jadeo, de un solo golpe le quitó los lentes al oficial y los pisoteo en el suelo.
—Es tu última oportunidad, deten a esos perros —le exigió María Elisa pero el oficial continuó sin mostrar rastros de querer ceder, lo que termino con la paciencia de María Elisa.
—Muy bien, tu lo decidiste así —dijo hacercandose al oficial con audacia metió su mano en un costado de su cinturon. Apenas parpadeé cuando ella se levanto de golpe y lo amenazo con su propia pistola.
—¿Qué crees que estás haciendo muchachilla? —cuestionó el oficial hecho una furía intentando levantarse, pero yo reaccione y le pisotié una de sus manos, provocando que el hombre jadeara del dolor.
—Hago lo que tu me obligaste a hacer — le espeto María Elisa y sin darle tiempo de respuesta
¡Bum!
Una bala salió del arma, impactando en la pierna del oficial.
Yo di un pequeño respingo, al tiempo que el oficial soltó un gruñido.
María Elisa acababa de disparar un arma sin si quiera tituvear.
—Aunqué me mates no haré lo que me pides estúpida —le escupio el oficial manteniendo contacto visual con ella.
Por instinto lo tire de cara al suelo y empeze a patear sus costillas.
—Levantalo —ordeno María Elisa bajando el arma.
No sabía que podría estar pasando por esa cabezita loca, pero la obedecí, tome al oficial del cabello y lo hize arrodillarse. Ella se acerco nuevamente, se inclino hacia su oreja, susurro algo que no logre escuchar y poso su pie en la hería de bala del oficial, haciendo que este empezara a retorcerse del dolor.
Sus gestos de dolor iban en aumento, gruñía, se retorcía, yo le sujetaba las manos pegadas a la espalda, y María Elisa continuaba ejerciendo fuerza contra el muslo del oficial con su bota, pisoteaba su herida como sí de un chicle se tratara.
—¡Lo hare! ¡Lo hare! ¡Esta bien! — suplico entre gruñidos el oficial.
Al instante dio un vago silbido y los perros de inmediato vinieron a su encuentro. María Elisa tiro a unos cuantos metros el arma del oficial, y se dejo caer en el suelo.
Deje caer al oficial al suelo y me dirigí hacia ella.
—¿Estas bien? —cuestioné poniendo una mano sobre su hombro.
—Si, bueno, no. Extrañamente me siento algo débil, pero estoy bien...creo —afirmo con la respiración agitada llevándose una mano al pecho. Me puse de cuclillas a su lado, rodeando sus hombros con mis manos.
No paso mucho para que llegaran los canes y detras de ellos los chicos.
—¿Estas bien Max?—cuestionó Gaia.
—¿María Elisa qué tienes? ¿Estas bien? —cuestiono Camila poniéndose de cuclillas al otro costado de María Elisa.
—¿Qué paso bro? —quiso saber Erick.
—¿Qué le paso a ese hombre? —Jeff fue el único que se molesto en preguntar por el oficial en el suelo.
—¿Oímos un disparo? Pero les paso nada ¿Quien disparo? —cuestiono Noah.
—Estamos bien —dije haciendo un gesto con una mano para que bajaran la voz, María Elisa no se veía nada bien, el oficial había intentado asfixiarla.
Más en ese mismo instante escuchamos una voz femenina que venía detrás de los chicos.
—Levántese oficial, no sea tan dramatico —le espeto la teniente al oficial, mirandolo con desaprobación al oficial.
El no pudo hacerlo por si solo, Jeff y Erick se apiadaron de él y lo ayudaron hacerlo.
—Les felicito, culminaron con éxito esta misión. De los ocho ¿ninguno salió herido? —dijo dirigiendo su mirada a María Elisa quien seguia sentada en el suelo y con la mirada caída.
—Estamos bien —me apresure a decir — pero ella necesita descansar —señale a María Elisa con el mentón.
—Bien, todos lo harán. Han de mostrado que al menos pueden trabajar en equipo cuando se trata de sus vidas, pero ahora deberán pasar una última prueba.
—¿Qué? —cuestionamos admirados.
—Para bajar he irse deberán...vencerme —concluyo con una voz maliciosa. Esta claro que ella no bromeaba cuando dijo que nuestras vidas no le importaban y ahora lo estaba demostrando más que nunca, porque aun observando a María Elisa convaleciente nos puso más travas.
—¿Cómo? —cuestionamos incrédulos.
—Somos ocho ¿Esta segura teniente? — quiso saber Mahelo sonriendo de lado.
—Si son ocho, pero ¿y? —enarco una ceja.
Cerre los puños con fuerza, no podía permitir una injusticia, no cuando ellos son mi responsabilidad, Guerra los puso a mi cargo por algo, y no iba a defraudarlo, ni a él ni a mi padre.
—Me llevaré a María Elisa, ella derroto al oficial y no esta en condiciones de volver a pelear —dije con voz firme a la Teniente.
—¿Disculpa? —chisto Gaia —María Elisa no podrá ponerse en pie y todo lo que tu quieras, pero nosotros estuvimos corriendo de un lado para el otro con esos estúpidos perros, también merecemos algo de consideración ¿no crees?.
—Opino igual —protesto Mahelo — yo tambien puedo llevarme a María Elisa y cuidarla ¿Por qué mejor no te quedas tú aquí?
—¿Crees poderla cuidar mejor que yo? —le espete, aniquilandolo con la mirada. Sus indirectas y comentarios mal intencionados empezaban acabaron con mi paciencia.
—Yo no creo...estoy seguro —le asegure de mala manera dándole un empujón con ambas manos en sus hombros.
—¿Seguro? —dio un paso hacia mi.
—¿Acaso no recuerdas lo que le paso a la última chica que decías cuidar? —le escupí en la cara.
—Eres un hijo de...—dijo tomándome del cuello de la camisa.
—¡Alto ahí! ¿Qué es esto? ¿Una especie de trío amoroso? — chisto Gaia metiéndose en medio de ambos tratando de separarnos.
—Si es así, iu —nos miro la teniente con expreción de asco.
Más inesperadamente Mahelo saco del medio a Gaia y justo cuando pense en que nos caeriamos a golpes, me sujeto fuerte de la camisa, se acerco a mi oído y susurro —No vuelvas a mencionar el pasado delante de ellos o no respondo. Llevátela, y más te vale que la cuides — culmino soltandome bruscamente, dirigiendo su mirada hacia la teniente, quien nos observaba de brazos cruzados con mala cara.
—Ya terminaron con la cursilería —dijo con voz obstinada. Ni siquiera le importaba el oficial, los únicos que se preocuparon por él fueron sus canes.
—Tiene razón es hora de actuar —añadió Mahelo antes de lanzarce contra la Teniente.
De inmediato me puse de cuclillas delante de María Elisa para subirla a mi espalda.
—Te ayudo —se ofreció Camila —cuídala mucho, se ve muy desorientada.
—Yo cuidaré de ella, pero te ruego tu cuides de ellos, eres la única más cuerda, así que te dejo a cargo —dije al incorporarme paseando mi mirada en los chicos.
Gaia tenía cara de desaprobación.
Noah parecía ligeramente preocupada por Maria Elisa.
Camila tenía expreción preocupada.
Jeff y Erick intentando dar su mejor esfuerzo para ayudar a Mahelo con la teniente.
— Y ayuden a los chicos, pero no se lastimen —dije a Camila quien me regalo un asentimiento de cabeza.
Deje a todos allí, y me lleve conmigo a María Elisa sin rumbo alguno, si no hubiera visto lo que vi, probablemente la hubiera dejado allí y me hubiera quedado con los demás para darle su merecido a la teniente, pero ella me necesitaba, necesita de mi, y mi deber era protegerla.
—María Elisa resiste, por favor, debes explicarme muchas cosas, debes acompañarme más tiempo, no tienes permitido dejarme, resiste por favor Resiste.
Evie♡
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