꒰ ⌗ siete: pantera🐈⬛ ! ꒱
Las vacaciones de verano estaban llegando, nótese por el calor que apretaba a todos y por el sofoco de cualquiera al salir de clases. Para los profesores era un alivio saber que dentro de nada podrían disfrutar de sus vacaciones, que descansarían por una larga temporada de jóvenes adolescentes.
Y para Yoongi no era diferente, solo que el cambio de temporada era algo duro para él. Es un conejito de largas orejas y la mayoría del tiempo están cabizbajas y sonsas, teniendo en cuenta que se alzan únicamente cuando él quiere o cuando se sorprende. Por lo que en verano, cuando el sol acribilla a todo aquel que ose salir, sus orejas no quieren estar alzadas y el calor en su cabeza es insoportable.
Jimin se mofaba de ello. Desde su escritorio, dando vueltas en aquella chirriante silla y bebiendo tranquilamente un zumo de naranja con hielo, era muy divertido ver al azabache agarrarse las orejas y alzarlas, dándose aire con un abanico de papel hecho después de una buena clase de papiroflexia que recibió de un canal de YouTube.
Él tenía un pequeño ventilador portátil, era práctico, funcional y muy lindo. De color morado con orejitas de osito.
—Deberíamos quitar las bolsas de las ventanas, tal vez de esa forma entre aire fresco... —Propuso el Omega haciendo rizos con su cabello grisáceo, muy entretenido e ido como para pararse a meditar en la cara de espanto que tenía su compañero.
Yoongi era un conejito belier, moriría si las ventanas se despojaban de su envoltura, el calor de fuera no era equivalente a la "temperatura ambiente" del interior.
—Solo... decía... —Musitó. Jimin volvió a girar y se acercó a la raya que seguía intacta en el suelo, había perdido algo de coloración pero era perceptible el color morado que les separaba.
—Bajaré a la cafetería... —Dijo en un tono decepcionado.
—¡Iré contigo! —Afirmó alegre y Yoongi desde su sitio no hizo más que sonreír ante la energía de su compañero— Tengo un descuento en la zona de bollerías por ayudar a tirar la basura, ser útil te genera ganancias —Comentó esperándole en la puerta mientras terminaba de recoger y tomaba su billetera.
Jimin era esa persona de apariencia chula pero que generaba ternura. Suele llevar ropa ancha, Yoongi jamás le ha visto fuera de sus camisetas oversize y de sus pantalones de tela anchos, como de los vaqueros rasgados de las rodillas que le van sueltos por todos lados. Es más de llevar la misma paleta de colores pero algún día que otro día parece que le vomitó encima un unicornio y que los colores no pegan ni con cola.
Pero ese día iba de blanco y azul, combinaba bastante bien con el gris de su cabello y lo negro de su rayada cola. Se había peinado, o eso parecía. Normalmente no le gustaba pelear con su pelo enredado y tampoco era fan de darse tirones, pero Seokjin le lavó el cabello esa mañana y con sus cuidadosos dedos se encargó de mimarle todo lo posible. Se asemejaba a un cachorro cuando Jin cuidaba de él.
—¿Descuento en la zona de bollería? —Preguntó Min haciéndose el interesado, cuando realmente mataría por conseguir un descuento en esa zona— ¿Lo usarás? —Continuó con un tono meloso, siguiendo los pasos del tigre que meneaba su cola coqueto.
Jimin dio saltitos feliz, girándose sobre sus talones sabiendo que a Min no le daría tiempo a frenar y se estamparía con él. Y pensó bien las cosas, con sus manos alzadas y nada de dónde poder tomarle, Yoongi tuvo que sujetarle de la cintura y perdiendo el equilibrio acercó mucho sus cuerpos. Realmente no quería estar así con el Omega si éste no lo quería así, pero la sorpresa se la llevó él cuando las manitas ágiles del contrario se posaron en sus mejillas. ¿Recuerdan los choques eléctricos que se producían en sus dermis? Min juró que su piel perdió toda la sensibilidad cuando los dedos del Omega acariciaron sus pómulos de manera gentil.
—¿Quieres el descuento? Yo no lo quiero, te lo regalo —Habló despreocupado, con esos orbes grises absorbiendo toda la racionalidad del más alto, en verdad buscaba indicios que le dijesen que el Alfa también sentía esas corrientes traspasarle el cuerpo.
Y los encontró, justo cuando él empezaba a quejarse del picor en sus labios, Yoongi retiró sus manitas y las sostuvo con leves temblores. Le sonrió cómplice pero el Alfa ya buscaba las palabras para disculparse, con sus ojos negros inmersos en el suelo.
—P-Perdón... —Y se alejó, dejando a su Omega en un triste rechazo indirecto.
Puede que su tristeza no se demostrase mucho en un puchero pues Yoongi avanzó sin más, dejando ese aroma a lluvia y el rastro suave de ron en su camino. Y el Omega, esclavo de sus impulsos, le siguió muy de cerca.
Llevaba oliéndole más de dos meses, intentaba acercarse mucho a él para tocarle discretamente, tonteaba, le hacía regalos, le coqueteaba descaradamente algunas veces, pero Min siempre apartaba la mirada y se centraba en otras cosas, como si su corazón no fuese abofeteado en cada rechazo. Jimin lo había aceptado hasta cierto punto, Yoongi no le vería jamás en un ámbito amoroso porque son compañeros de trabajo.
Se lo comentó a Seokjin una tarde en el porche de su casa, cuando sus sobrinas yacían dormidas en sus regazos y la noche les acompañaba con la luna sirviéndoles de testigo. El mayor se limitó a hacer trenzas con el cabello de Chaewon mientras ésta suspiraba cansada entre sueños, escuchaba atentamente a su hermano y sin querer se le estiraban las comisuras de los labios al querer sonreír por su forma torpe y linda de redactar. Al menos Yoongi sabía que Jimin tenía TDAH, que tenía una serie de enfermedades ligadas y que bueno, no era un Omega muy fácil de enamorar.
Y su manera tímida de contar algunas cosas fue clave para el zorro, pues se dio cuenta que su hermano se estaba enamorando de ese Alfa de una manera más.. bonita y lenta, se permitió conocerlo, formaron una amistad que se anclaba en una pequeña sala de trabajo, extrapolaron esa confianza en salidas a sitios más comunes y se descubrieron cómodos con el contrario.
Puede que no sea un enamoramiento muy fuerte y que simplemente sea gusto, pero Jimin está dispuesto a buscar más de ese pálpito suicida de su corazón, quiere deshilachar cualquier posibilidad.
Quería atreverse a más, a poner a prueba a Yoongi. Le iba a tomar de la mano para ahogar las corrientes eléctricas entre sus manos entrelazadas.
—Yoongi—Se oyó la voz de alguien en una de las salidas del pasillo, impidiendo a Jimin alcanzar la mano de Min.
—Suran —Soltó en un suspiro que se mezcló con una risa suave— ¿Qué haces aquí?
Y la chica, esa de ojitos pequeños que se ensanchaban por los lentes de uñas gafas transparentes, le mostraba una sonrisa alegre. Jimin intentó olerla, así como sentía el aroma de Yoongi, supuso que podía percibir el de ella, pero nada. No podía percibir su olor.
—Bueno, me enteré que te decidiste por un instituto público y decidí ir por el mismo camino —Le dijo, acercándose a ellos e ignorando totalmente la presencia del pequeño tigre peligris— Vengo a hacer la entrevista, tal vez seamos compañeros el año que entra...
Jimin atisbó la cola negra detrás de ella, se movía como si tuviese un sondeo programado. Arriba, cuando su lacio cabello comenzaba a caer, dos orejas filosas totalmente negras se alzaban. Por el tono amarillento de sus ojos y la forma de éstos, Jimin se encogió en su sitio cohibido. Era una pantera.
No era por miedo pero panteras y tigres no tenían un cuento con final feliz en la naturaleza.
—¿En serio? —Sin prestar atención a la postura de defensa que tenía el tigre, Min se acercó a ella y la envolvió en un cariñoso abrazo.
El mentón de la pelinegra cayó en el hombro del más alto y fue allí, en esa postura íntima, cuando los ojos de ambos felinos chocaron. El gris y el amarillo se fundieron en el color contrario, ella dejó salir una sonrisa y él frunció mucho más el entrecejo, las manos de ella subieron por la espalda del conejito y vio sus largas uñas ceñirse a su camisa. El corazón del peligris comenzó a latir con moderación pero fue cuestión de segundos para que se volviese loco.
—Sería genial trabajar otra vez contigo —Continuó hablando el Alfa, terminando con una risa suave que contagió a la más baja.
Se separaron un poco sin dejar mucho espacio entre ellos y rápidamente el brazo del azabache fue capturado por Suran, que contenta le dedicó una sonrisa amistosa.
Jimin meneó sus labios, descontento. ¿Este no era el primer trabajo de Yoongi? ¿Cómo podrían haber trabajado antes?
—Lo mismo digo, Yoonie —Musitó y le hizo avanzar un par de pasos— ¿Ibas a algún sitio? Tengo un par de minutos antes de empezar.
Yoongi recordó al tigre, mismo que hace un momento tenía entre sus brazos. Se giró en un rápido movimiento y le encontró cabizbajo, su cola recaía hasta rozar el suelo y sus orejitas se habían escondido.
—Jiminie —Llamó y no se movió de su sitio, solo le vio desde abajo con esos luceros asesinos, mostrando clara molestia— ¿Vamos?
Pero antes de que pudiese unirse a ellos e ir a la cafetería, donde seguramente pasase un rato incómodo con los conocidos, sus dos sobrinas llegaron corriendo y se notaba que ya habían ido a su sala de trabajo y que estaban buscándole con urgencia.
—¡Tío!
—Papá nos ha abandonado, no nos ha preparado el almuerzo.
—Moriremos de hambre.
—Peor, nos sonará el estómago cuando estemos en clases —Dijo la que llevaba pantalones de educación física, fue la única prenda que tenían diferente y por lo que podían diferenciarlas— Y todos nos mirarán...
—Y dirán que nuestros padres no nos quieren...
—Bueno —Eunchae se encogió de hombros de la nada, acercándose al tigre— Nos darás de comer, ¿cierto?
—Eres nuestro tío favorito —Añadió la otra.
—Soy el único tío que tienen —Musitó Jimin.
—Ah.
Jimin le daba vueltas y más vueltas a la pajita de plástico engullidla en el frapucchino con nata que pidió hacía más de diez minutos, no había sorbido absolutamente nada y el granizado comenzaba a decaer en el envase.
Los ojitos grises del Omega no se posaban en sus sobrinas frente a él, tampoco en su almuerzo o en la pantalla de la cafetería, sus orbes detallaban cada facción de la chica que conversaba con Yoongi. Suran tenía la piel muy blanca, tanto que podía captar sus sonrojos con facilidad y al parecer Min la estaba halagando mucho, pues sus mejillas llegaban a arder algunas veces. Sonreía, asentía, se quedaba perpleja en el Alfa y en algún momento sus ojos amarillos penetraban los grises de Jimin. No era una mirada que caía sin querer en él, mucho menos se trataba de un flechazo por él, sus ojos eran capaces de hacerle sentir como un pequeño gatito acorralado y miedoso.
El Omega vio a Yoongi hablar como nunca hablaría con él, con alegría y entusiasmo mientras la miraba a los ojos...
Apartó su café cuando la nata se había dado por vencida y estaba todo mezclado y líquido al fondo del envase. Las pequeñas cachorras lo vieron ladeando su rostro al mismo tiempo, sus ojuelos morados se posaron en la expresión tristona y mediocre de su tío, que suspiraba y se lamentaba en su sitio.
Se vieron mutuamente y tras la breve conversación sin palabras que solían usar, regresaron la vista al frente.
—Mimi—Llamó Eunha— ¿Nos darías tu café?
Jimin la observó por milésimas de segundo para después asentir sin más, pasándole su bebida a la pequeña. Chaewon, a pesar de tener un historia académico repleto de amonestaciones y castigos, era más lista con las expresiones faciales de los mayores, como también había heredado el buen olfato y su tío no tenía un aroma muy atractivo en ese momento.
—Mimi —Habló ahora Chaewon al tiempo que robaba una magdalena a su hermana— ¿estas muy triste porque se acaba el curso?
—¿Uhm?
—Tío —Dijo negando mientras suspiraba— papá nos ha dicho que naciste con la nariz rota y que por eso no puedes oler, pero te advierto que hueles a...
—Un campo de flores —Interrumpió Eunha con los ojos bien abiertos, la cafeína entrando en su sistema como chutes de adrenalina— Un campo de flores quemándose...
—Ah... no exactamente —Murmuró su hermana intentando quitarle el vaso a la otra— Es como si..
—La manzanilla se consumió y la flor de lavanda se hizo cenizas —Casi gritó— ¡Dame!
—Sí. Tío, sueles oler muy rico pero ahora apestas a quemado —Expresó la menor con un deje de tristeza— Eunha, papá no te deja beber café.
—No veo a papá aquí.
Tal vez la hibrido de zorro no había afinado bien sus sentidos o puede que la cafeína sí fuese tan perjudicial como para distorsionar su buen don para el oído porque no escuchó los pasos duros, toscos, irritantes y escandalosos de su otro padre en la puerta de la cafetería, y hubiera sido menos terrible si al menos tuvieran permiso para saltarse clases. Pero no tenían permiso para escaquearse de sus clases, tampoco tenían permitido llamar a Jimin "tío" dentro de la institución y bueno, las Kim no habían siquiera hablado con Namjoon esa mañana para el almuerzo.
Así que técnicamente, estaban un poco metidas en una gran y terrible piscina sin fondo de arena movediza.
—Fue idea tuya... —Susurró Eunha, estampó el vaso en la mesa y lo arrastró hasta hacerlo llegar a Jimin.
—Oh, claro hermanita, échame la culpa a mi. Total —La fulminó con la mirada y la otra le devolvió cualquier tipo de amenaza lanzada— tengo una lista interminable de travesuras que da igual añadir una más.
—Veo que me entiendes —Se limitó a decir cazando su zumo de manzana de la mesa, como si no sintiese su corazón latir con ímpetu en su pecho
Jimin tenía su atención puesta en otro sitio y era muy difícil para él poder dividir esa atención, no era su culpa y tampoco tenía la capacidad de enfocarse en una sola cosa, finalizarla y centrarse en otra... él simplemente acumulaba tareas y las más próximas se quedaban a medias. Por eso mismo, cuando Namjoon se acercó a ellos con cara de pocos amigos, el tigre no se dio cuenta de que le había proporcionado a Eunha un vaso de café con azúcar, tampoco recordó que ambas niñas le habían llamado por apodos cariñosos y familiares. Y estaba tan enfrascado en su mente y en sus propios problemas, que no vio llegar al Alfa enfadado.
Y no se dirigió a Jimin en concreto, ni siquiera le nombró mientras regañaba al par de cachorras, pero el tigre sabía que estaban bajo su cuidado y que debió avisar a Seokjin sobre el almuerzo de las menores. Namjoon se disculpó con él después de la breve reprimenda y le pidió que no informase a Jin sobre lo que pasó porque era responsable de las niñas y olvidó ponerles el almuerzo en sus mochilas.
Pero Jimin nunca supo manejar sus emociones y en ese momento no sabía que tenía un revoltijo de celos haciéndole cosquillas en el corazón, queriendo entrar para hacer daño y que él, sin conocimientos sobre el amor, no sabía que estaban por allí. Sumándole la culpa infinita que sintió cuando Chaewon tuvo que cargar con el castigo, la osita de carácter relajado era igual que Namjoon y no supo echar de cabeza a su hermana y él, que debió evitar que Eunha bebiera café, optó por bajar la cabeza.
No quiso seguir acumulando celos y ningún otro tipo de emoción no identificada, por lo que regresó a su zona de trabajo. Su acogedora zona de trabajo con olor a fresas, al suave olor que desprenden los libros, el toque de ron que emborracha sus células y el fresco aroma que deja la lluvia al pasar. Sí, tal vez reconozca que es horrible manejando emociones fuertes, pero sabe que si tiene de cerca la mezcla de esos cuatro olores, todo regresa a su punto de partida, todo se torna más claro y él puede zambullirse en su silla sin pensar en nada más.
Únicamente el recuerdo de Yoongi pasando sus brazos por sus hombros, el cálido aliento del Alfa chocando con la piel de su cuello y todas esas veces que sus pieles intercambian una corriente eléctrica. Le basta eso para hacer que las emociones dañinas se vayan esfumando poco a poquito. Pero para Jimin nunca hay calma completa.
El tigre se preguntaba si Yoongi era su media Luna. Si el Alfa estaría con esa misma duda. Se paraba a pensar en si él podría llegar a cortejarlo, como lo hacen en los cuentos.
Seokjin también le contaba esos cuentos con finales felices, incluso llegó a preguntarle por su relación con Namjoon sin saber que Seokjin decidió separarse de él únicamente para cuidar de Jimin en casa de su madre, turnándose así el cuidado de las gemelas.
Jimin no tenía porqué saberlo, era mejor así.
—No sabía que tenías prisa por volver... —No conocía esa voz— Mucho gusto, soy Suran...
No era un gusto para Jimin tenerla allí.
—Oh... s-soy Jimin... —Balbuceó sin querer salir de su silla, fingiendo estar muy ocupado en una lámina.
La pantera alzó una ceja, curiosa por el comportamiento del tigre.
—No sabía que los tigres de bengala fuesen tan tímidos... —Habló y el sonido de la puerta cerrándose alertó al que estaba sentado, batiendo su cola con desconfianza— Podemos llevarnos bien, Yoongi y yo somos amigos desde hace muchos años y me dijo que eras una persona muy linda.
Oh, ¿Yoongi dijo eso de él? Sin quererlo, Jimin sonrió cohibido.
—Pero dijo que eres muy torpe... —Su sonrisa decayó y en consecuencia ella sonrió— Que algunas veces eres molesto... —Los ojitos del mayor fueron a parar en la lámina, aunque realmente no estaba enfocando nada con claridad— ¿Será verdad que eres un Omega? Aquí huele muy mal como para que sea tu aroma... Uhm, dime —Se acercó a él y Jimin apreció el momento justo en el que su corazón ralentizó sus latidos— ¿No sería mejor que tuvieses una sala para ti solito? Tal vez de esa manera no incordies a los demás, dejarás de ser una carga y, aunque estés solito y deprimido, las demás personas podrán ser felices.
La lámina comenzó a tener marcas de lágrimas en el borde y la humedad se fue haciendo más grande y todo gracias a aquellas palabras. Él no podía controlar su aroma y Yoongi lo sabía, hacía todo lo posible para que el Alfa pudiese estar cómodo en la sala y siempre preguntaba si debía beber supresores.
—Oh, Jimin... —Hizo un puchero y con su pulgar acarició la mejilla del peligris, ejerciendo presión en la punta de su dedo para que su uña rozase su piel, desgarrando su dermis— No lo digo para que llores, ¿eres muy pequeño para que te diga las cosas así?
No se quejó del dolor en su mejilla, tampoco se iba a dignar a verla. Esperaría a que se marchara, o tal vez terminaba por irse él primero.
—¿Te comió la lengua el gato?
Ambos tenían un oído muy bien trabajado y eran muy capaces de captar los pasos de Yoongi al final del pasillo, así que la pelinegra se echó un par de pasos hacia atrás y el tigre se secó las lágrimas con el dorso de su mano, olvidándose del corte en su mejilla.
Y se vio a Yoongi entrar despreocupado, sorprendido después cuando vio a Suran hurgar las estanterías.
—Oh, ¿me buscabas? —Le preguntó a la pantera y la sonrisa falsa que había adoptado desde que llegó no se hizo de esperar.
—Sí, de hecho estaba esperándote —Murmuró con la voz chillona, tratando de verse linda para él— ¿Vendrás conmigo a catar vinos?
Las cejas del Alfa se alzaron y muy distinto a la respuesta esperada, la negación se escuchó por las cuatro paredes.
—Me encantaría pero no soy muy de vinos, yo prefiero el chocolate caliente y esta tarde la tengo ocupada.
—No importa —Se dirigió a la puerta tras decirlo, como si el rechazo no le quemase el pecho— Otro día quedamos y tomamos chocolate caliente.
Ella salió y Yoongi esperó un par de segundos antes de acercarse a la mesa de Jimin para ver lo que hacía, no pudo estar con él en la cafetería por su visita y no le había visto desde entonces. Llegó a él por detrás, su cabeza por encima de su hombro viendo con atención el dibujo a carboncillo de un rostro. Pero se fijó también en la zona humedecida al final del folio, pensando que lo había echado a perder con agua o algo similar.
Min tardó diez segundos en identificar en aroma agrio de la sala, y otros cinco para descubrir el rastro de lágrimas en los ojuelos grises del tigre.
—¿Jimin? ¿Estás bien? —Giró su silla y se colocó a sus pies, viéndole desde abajo con preocupación— Estás sangrando, ¿te has hecho daño?
Y el Omega le habría dicho la verdad sino fuera por el remolino de sensaciones en su interior. Yoongi le veía con los ojitos grandes, con una mueca preocupada y estaba buscando su tacto al retirar el dibujo de sus manos, tomándolas con cuidado. Sacó un pañuelo de papel y lo presionó en su mejilla.
—Tienes que tener más cuidado, Jiminie... —Murmuró, Jimin supo ocultar absolutamente nada, sonrió tímido, sus mejillas ardieron y sus manitas se entrelazaron con las del conejito.
—G-Gracias, Min Yoongi... Prometo tener cuidado.
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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