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Capitulo 8: Una noche en las tinieblas

—Creo que beberé un té— me moví entre el lavaplatos y la cocina a gas para colocar la tetera —. ¿Quieres algo también?

—¿Te quedará algo de tarta de fresa en tu refrigerador?

Cuando me giré a verle lo noté sentado junto a la encimera con los codos apoyados mirandome con una sonrisa y seguramente notando que yo no estaba de bromas, cosa que al parecer le dió más gracia terminando por reír enseñando sus dientes y arrugando la nariz.

— Té está bien para mi.

—Ha sido un día horrible— suspiré tras decirlo —. No lo entiendo 

—¿No rescatas nada del día?

Al escucharlo decir aquello mis mejillas se calentaron de la nada. Mi mente trajo la imagen de mi misma hecha un lio afirmándome a duras penas contra el marco de la ventana mientras mi entrepierna hormigueaba, esa sensación unica y excitante que desearía volver a sentir.

—Bueno, hay cosas que se alejan de esa descripción pero no puedo dejar de pensar en la familia de JuHan— me acerqué a la encimera para dejar las tazas y el azúcar entre nosotros —. Se veían tan desamparados.

—¿Ocurre algo con ellos?

—Darán en adopción al más pequeño de sus hijos— miré a un punto fijo en la mesa perdiéndome en mis pensamientos —. Solo me imagino como fue el momento en el cual mis padres hicieron lo mismo conmigo.

—¿Crees que tus padres te dieron en adopción porque eran pobres o algo así?

—¿Por qué otra razón lo harían? Yo jamás me alejaría de un hijo por muy acomplejada me viera, incluso sola lo criaría, como fuese— dentro de  mi había una rabia de injusticia.

—¿Y que pasaría si no fuera ese el caso?

—¿A que te refieres, JungKook?— lo miré ahora mientras él paseaba sus dedos por las líneas dibujadas en la madera.

—Podría ser que te alejaron de tu madre o quizás te quisieron ocultar... todo puede pasar.

—El Padre Lee...— la tetera sonó interrumpiendo mi reflexión, haciendo que me levantara de mi asiento para cogerla y servir el agua caliente en cada taza.

—¿Qué sucede con el Padre Lee?— preguntó él muy atento a nuestra conversación.

—Él es quien se llevaría el bebé y creí escuchar que él lo había hecho antes.

—Bueno, me imagino que la gente le tiene mas confianza a un hombre como él que en cualquier persona.

—Él solía llegar con niños al orfanato donde yo me...— estaba tan inducida en mi pensamiento que no di cuenta que había derramado mi taza de té y que el agua había caído contra JungKook. Él para evitar que yo me quemara, a pesar de que su pantalón estaba algo mojado en el agua caliente me apartó de la mesa lo mas rápido que pudo. 

—JungKook, tu pantalón— miré su jeans mojado en su pierna y su rostro afligido.

—No importa, ¿Tu estas bien?— me miró a los ojos y tocó la tela de mi vestido y mis muslos palpando por si había resultado herida.

—Necesitas quitarte esto— me moví tomándolo de la mano hasta salir de la cocina.

Como veía que él no hacía nada tomé la iniciativa de quitarle el broche del pantalón y bajarlo para evitar que el calor siguiera quemándole su muslo, donde estaba la mayor marca de agua. Tomó asiento en el sillón mientras yo iba por una crema para calmar el ardor.

—YuMi, no fue nada. Solo está rojo y no me duele— yo aplicaba algo de crema contra su piel con la yema de mis dedos sin escucharlo ya que estaba preocupada.

—Esto me pasa por traer mi cabeza en otros lados— bufé molesta conmigo misma —. ¡Podría haber sido peor!

—Pero no fue así y estoy bien— me tomó de la mano apartándola de su piel haciendo que tomara asiento junto a él esta vez.

Sus pantalones estaban hasta la rodilla y su camiseta cubría algo de su boxer de color negro que le llegaba a la primera porción de los muslos. Lo miré algo avergonzada fingiendo que no me incomodaba todo lo que había hecho bajo la adrenalina de la preocupación.

—YuMi — dijo entre el silencio del momento tomándome la mano y quitando de ella el poco ungüento que quedaba —. Te entiendo respecto a las ganas de saber quienes son tus padres pero no sabes con que te encontrarás si te pones a investigar sobre ello.

—Tengo derecho a saber 

—¿Y si están muertos?— le miro asumiendo que lo que me dice es cierto pero me niego —. YuMi, quizás deberías vivir más el presente que buscar respuestas en el pasado. Vive tu presente, no el que desea tu padre, no el que ese cura te plantea. Tu presente.

—No tengo idea cual es mi presente, JungKook

—Si lo sabes pero no quieres asumir lo que deseas porque todos a tu alrededor te han dicho lo que hacer y que no— acarició mi mejilla trasmitiéndome su calor, por primera vez sentía su mano más tibia que nunca.

—Quiero tener una familia—susurré tragándome mi tristeza.

—La tendrás— respondió con una sonrisa —Con muchos hijos y un esposo que te ame— sonreí ante la idea.

—Una niña

—Una niña y unos niños también si quieres— rió —Solo prométeme que si tienes una niña la llamarás SoHan.

—¿SoHan?

—Sí, es un lindo nombre

—Park SoHan— dije en susurro y la verdad es que sonaba muy lindo.

—¿Park?

—Por Park JiMin—sonreí recordando al quien seguía siendo el amor de mi vida.

—Park SoHan entonces— llevó su cabeza hacia atrás descansando en el sillón y lo miré detenidamente, sus facciones, sus ojos cerrados, su piel.

—¿Cuál es tu presente, JungKook?— me atreví a preguntar.

—Tu, Han YuMi

—Hablo en serio— reí pero no recibí respuesta —. JungKook, tu sabes que yo amo a JiMin y que tu para mi eres como...

—Una aventura de campo de la cual jamás hablarás con nadie— me miró y yo le regalé una caricia —. Lo sé y no tengo problema con ser ese momento en tu vida.

—¿Cómo un evento canónico?

—No se que es eso pero si tu lo dices seré eso. Un evento canónico—suspiró peinándose el cabello con ambas manos, quintándolo de su frente —. Yo ya tuve ese amor intenso en mi vida y quizás no se repita otra vez, pero aún así no me niego a las aventuras pasajeras que quedan luego en el olvido.

—Si JiMin no quiere estar conmigo cuando vuelva a la ciudad me gustaria que nos tomáramos un café y conversáramos de la vida al menos una vez al mes.

Al decir aquello alzó su cabeza sentándose en el sillón más erguido terminando por acercarse a mi para besarme levantamente, arrastrando sus labios sobre los míos y mis mejillas recorriendo hasta oído.

—Eres tan buena para este mundo, Ángel 

—JungKook...

Sus besos eran tan suaves, delicados y sutiles. Sus labios trabajan contra mi piel haciéndome recordar lo bien que se sintieron mientras me lamía y besaba la fina piel de mi entrepierna haciéndola ahora palpitar sin siquiera haberla tocado.

—Dime, Ángel— susurró acariciando el lóbulo de mi oreja contra sus labios.

—Puedes hacerme...— su lengua repasó el cartílago de mi oreja haciéndome suspirar entre la frase .—Eso que hiciste cuando estaba en la... ventana.

—¿Quieres que te lama ahí abajo, YuMi?— sonrió contra la piel de mi cuello.

Asentí mientras me dejaba llevar por la sensación de sus caricias ya que sus manos comenzaron a jalar de mi para que me sentara sobre él rodeándolo con mis piernas su cintura. Me sentía indecorosa y envuelta en una emoción incontrolable por sentirme cerca de él, un impulso que venia desde mi estomago que nunca había sentido que aceleraba también mi corazón.

Le miré a los ojos con una sensación de miedo y temor al arrepentimiento. Yo sabía cuan seguro estaba JungKook de hacerme suya y toda la paciencia que había tenido para llegar a este punto y tenerme sentada sobre su regazo dispuesta a que hiciera conmigo lo que él había aprendido con otras chicas, y yo, sin una gota de experiencia y un cuerpo tembloso, sentía que después de 26 años, este era mi momento aunque él no era el hombre con el que me hubiera gustado. 

Me sentía segura porque él me hacia sentí segura de lo que estaba haciendo.

—Te enseñaré otras formas de sentir placer— me tomó desde la espalda baja para inclinarme mas cerca de él y quedar cara a cara —. ¿Estas dispuesta a dejar que yo te guié en esto?

—Sí — respondí sintiéndome abochornada por el momento y él sonrió tomando mi cabello hacia atrás y deslizó la tela de la chaqueta  por mis brazos hasta quitarla por complejo dejándola caer al piso.

Cuando se disponía a acariciar mis mejillas la luz se fue dejándonos a oscuras bajo la fria luz de la luna que se colaba por la ventana; aquello me preocupó pero al intentar apartarme para ir a ver que sucedía JungKook me acercó más a él haciendo que rozara mi entrepierna con la suya sintiendo su masculinidad en esplendor. Estaba firme y extensa dándome escalofríos y miedo, un miedo a que doliera porque no lograba dimensionarla bajo de mi pero era grande al roce.

—No me siento preparada para que entres en mi— dije en un susurro.

—No lo haré si no quieres. No creas que es la unica forma de darte placer— acarició mis muslos y cintura sobre la tela de mi vestido de florecitas —.No necesito estar dentro de ti aún pero quiero que sepas que lo deseo y mucho.

—¿Y qué puedo hacer para que me sigas deseando?— sus labios comenzaron a besar la piel descubierta de mis hombros dándome apretones con sus grandes manos en mis muslos como si estuviera masajeándome.

—Solo no me aísles de ti, no me alejes, no me temas— sus manos acariciaron mi vientre haciendo un camino hasta mis pechos sobre la tela de mi vestido y mi sostén.

—No lo haré 

Miré como sus manos me acariciaban a duras penas con la luz de la luna, entrando por la ventana junto al sillón, JungKook era una sombra ante mis ojos pero sus manos eran reales y sus caricias también. Sus dedos hacían presión en el centro de mis pechos con paciencia, y cuidado sin dejar de mirarlos y entendí que sin la tela de por medio sus dedos podrían tocarme mejor. 

Llevé mis manos atrás para bajar el cierre del vestido, me estaba desnudando con la intención de que me acariciara un hombre que apenas conocía pero que en unas semanas había logrado ganarse mi confianza y abrirme a una realidad que no reconocía por mucho que la tuviera frente. Con él en frente siento que la gente que me resultaba inofensiva es la que hace más daño.

—Seré delicado, te lo prometo— acarició la piel desnuda de mis pechos con la yema de sus dedos para luego contener a ambos desde la base empinándolos a hacia su boca.

Su boca y la piel de mis senos eran una, mi cabeza se iba a los rincones más oscuros de mi mente dejando al deseo al mando, haciendo que mi garganta emitiera sonidos que no sabia que podía hacer; temblando entre las manos varoniles que se aferraban a mis muslos y subían pervertidamente hasta mis nalgas bajo el vestido. Sus uñas se clavaban contra la piel de mi trasero y lo movían hacia él frotándome ásperamente contra su miembro duro haciéndome jadear aún más. 

—YuMi

—YuMi

—YuMi

Jadeaba cada vez que me frotaba con más fuerza contra su cuerpo soltando por unos segundos mis pezones ya rojizos y brillantes de saliva. Mis manos apoyadas contras su hombros subieron hasta su cabeza enredándome con su cabello largo y bajo la luz de la luna nuestros ojos se encontraron por casualidad conservando un lindo destello.

Él separó su boca de mi seno para quedare en silencio y mirarme detenidamente ahora que le prestaba atención.

—No me mire mientras lo hacemos. No lo hagas, Ángel

—¿Por qué?

—Porque corro el riesgo de enamorarme de ti y querer irme al cielo contigo— acarició mis espalda desnuda y luego deslizó sus dedos por el interior de mi vestido hasta las bragas —. Estas en el punto indicado para unirme a ti.

—Me da miedo— me sinceré —Tengo miedo de que duela

—No puedo prometer que no lo hará pero si que me detendré cada vez que lo desees— acarició esa zona sensible de nuevo solo un poco haciéndome vibrar —. Dame la oportunidad

—Es que...

—Tienes miedo a no ser la misma, temes que al levantarte mañana resulte ser como las bestias que tu padre te describe o que el Padre Lee venga por ti y desee quemarte en una hoguera en la plaza publica— sonrió —. Eres una santa YuMi, pero te mueves sobre mi como una pecadora— capturó mis labios en un beso — Se mi esta noche, ángel.

Sus manos seguían tocándome ahí abajo de forma tan impura y sexual que lograron su cometido, el doblegarme al punto de asentir mientras mi cuerpo se endurecía y chillaba por mi orgasmo. 

Mi cuerpo aturdido por las sensaciones fue escoltado hasta mi cuarto y sentí la suavidad de mi cama en la espada una vez que me dejó contra el. Mis ojos permanecían cerrados y aunque los abriera vería muy poco por la oscuridad de la noche y apenas unas estelas de luz de luna que me espiaban por la ventana que tenia la persiana alzada.

—Piensa en JiMin— la voz profunda de JungKook inclinándose contra mi cuerpo sobre la cama me hizo despertar de lo que creía que era un sueño —. Piensa en él y lo disfrutarás más

—Me siento adormecida

—Es el efecto del orgasmo, Ángel. Haz tenido uno poderoso y fuerte— sentí como sus dedos ahora fríos se colaron en mi cintura y el crujir del cierre que no bajaba — Se atoró el cierre.

Intenté bajar mis manos hasta el lugar pero antes de que pudiera siquiera acercarme el cierre sentí el rasgado de la tela del vestido y como JungKook jalaba de él con una fuerza hasta desprenderlo de mi cuerpo.

—Mi vestido— susurré y abrí los ojos encontrándome a JungKook deslizando mis bragas por mis piernas, ahora yacía completamente desnuda frente a él tendida en mi cama sintiéndome cansada, acalorada y somnolienta.

Separó mis piernas y sus dedos se hundieron en mi intimidad haciendo que diera un respingo ante la sensación gélida e inusual pero no había dolido como penaba o quizás mi cuerpo se había adaptado naturalmente. 

Lo que siguió de ello fue su respiración agitada y la mía, besos que tomaban de mi lo más privado que tenia y que ahora no era tan mio; con el paso del momento podía imaginarme a JiMin contra mi, con sus labios pomposos, su olor a cielo, algodón y mar, sus ojos risueños pero de la nada abría los ojos y veía a JungKook, sudando con su cabello largo apegado a la frente y sus ojos intensos y negros  que ahora me miraban fijamente.

—Voy a entrar, Ángel— habló entre jadeos separando su mano de mi intimidad viendo a contra luz la viscosidad que provenía de mi —. Estás más que lista

Ví se acomodó un preservativo en su miembro a los pies de la cama con la luz de luna de contraste dejándome ve con detalle todo su cuerpo desnudo, fibroso y varonil haciéndome sentir atraída por una onda magnética; esperé paciente a que se acercara a mi y se posara entre mis piernas y sobre mi como lo estaba antes pero no fue así.

—Dame esa almohada— apuntó la que estaba a un costado de mi cabeza y se la entregué sin cuestionarme —. Ahora ven aquí — tendió su mano hacia mi y la tomé arrastrándome con mis rodillas sobre la cama.

Una vez a su lado me dió la vuelta haciéndome mirar hasta el respaldo de la cama para besar mis hombros, acariciar la piel de mi vientre y subir y bajar con sus dedos entre el inicio de mi vulva y mis senos mientras los besos hacían ruido contra mi piel. Detrás podía sentir el roce de su miembro contra la curvatura de mi espalda solo por el alcance de nuestros cuerpos cercanos.

—Quiero que descanses tu cuerpo boca abajo con la almohada a la altura de tu vientre— acarició mi espalda dándome un leve empujoncito en la espalda para que tomara posición.

Yo había comenzado a sentirme extraña pero presentía que solo era la ansiedad del momento así que solo seguí su instrucción encontrándome en una posición comprometedora mirando hacia la ventana con el rostro contra las sabanas mientras no sabia mucho que pasaba a mis espaldas. JungKook acomodó la almohada haciendo que la curva de mi trasero se alzara un poco más y mi corazón comenzó a latir a mil por hora.

—JungKook, creo que me siento...

El roce de su miembro entre mis nalgas hasta llegar a ese punto mágico me hicieron temblar y fue aquel el punto de no retorno hasta que forma instintiva encontró mi entrada, ese lugar donde había metido sus dedos y comenzó a pujar.

—JungKook, duele— gemí en respuesta mientras el seguía avanzando por el mismo lugar.

—Respira, Ángel 

—No, necesito que pares— suspiré aferrándome a las sábanas y cerrando los ojos con fuerza, el centro me quejaba y era semejante a quitarse miles de costras frescas de una herida, como si agujas me punzaran en el interior.

—Si me detengo te dolerá más. Y se siente increíble estar dentro de ti como para retroceder, Ángel — se cargó contra la cama y luego de un momento sus muslos tocaron los míos.

Sus labios nuevamente comenzaron a rozarme la espalda y entre ellos algunos mordiscos hasta que las embestidas fueron más rítmicas. Por los costados de  mis ojos caían lagrimas de dolor hasta que ya no había más e inconscientemente mi cuerpo se movía con él como hipnotizado.

—Me gusta como me mueves, Ángel— susurró —. Llévame al cielo— gimió posesivamente.

—¿Cómo puedo hacerlo?— me cuestionaba si era necesario hacer otra cosa mas que estar tirada con su cuerpo sobre el mio.

—Déjame ir más rápido y solo quédate en calma respirando profundo— estiró su mano para despejar mi rostro del cabello revuelto y poder verme desde su perspectiva.

—Está bien— cerré los ojos y respiré hondo hasta sentir que iba hasta lo mas profundo de mi y volvía atrás para impulsarse nuevamente.

Me sentía fuera de mi misma mientras él arremetía contra mi y mordí la almohada para no seguí chillando de la forma en la que quería hacerlo ya que la sensación me ahogaba, me sacudía mi interior y buscaba salir por algún lugar. El sonido erotico que provocaba el movimiento y la humedad de nuestras partes era lo único que se escuchaba hasta que sentí el miembro de JungKook mas firme dentro de mi y sus movimientos fueron parando hasta ya no ser más que un vaivén calmo mientras por su garganta se liberaban gemidos que trataba apaciguar. Se recostó a mi lado gateando por la cama buscando mi rostro mientras yo abría mis ojos nuevamente.

—¿Estás bien Ángel? 

—Me duele el cuerpo— intenté moverme sin éxito —. Me arde abajo

—Y pasará, es tu primera vez ¿Lo recuerdas? — acarició mi rostro — No llores.

—Lo siento— suspiré y la sensación de angustia inundó mi pecho —. No creo que haya sido lo correcto, JungKook — estaba envuelta en una ola de arrepentimiento e incomodidad conmigo misma.

—¿A qué te refieres?

—Yo debía hacer esto con alguien a quien amara— me di vuelta en la cama como pide y me cubrí con la almohada mientras sentía mis lagrimas ardientes recorrer por los costados del rostro hasta tomar la decisión de cubrirme el rostro por vergüenza.

—No sientas vergüenza por esto— me acercó a su cuerpo fundiéndome en un abrazo encontrándome con su cuerpo frío —. Comprendo si quieres que me vaya...

—No, no te vayas— me aferré a él —. Duerme aquí conmigo para no sentirme sola—.

Nos cubrimos con las mantas de la cama sin preocuparnos de la ropa, con el calor del otro nos bastaba. Era suficiente para mi, estaba vez, dormir junto a alguien con su cuerpo apegado al mio, protegiéndome ante la inminente visita del Padre Lee quien parecía ser atraído ante mis repentinas ganas de caer en pecado.

Un bebé.

Un bebé lloraba y lo escuchaba desde el pasillo por la puertecilla hacia la bodega, lo escuchaba llorar cada vez más fuerte y también había una mujer gritando, lloraba llamando a su bebé.

—¡Mi bebé, dame a mi bebé!

Abrí los ojos y vi la llama de una vela asomarse por de bajo de la puerta. Quité la mano de JungKook la cual em rodeaba por la cintura y me coloqué mi bata de levantarse para salí a ver quien era y que hacia en la casa en la madrugada.

Abrí la puerta y vi la puerta trasera abierta hacia la bodega.

—Mi bebé mamá, ¿Dónde está mi bebé?— sollozaba la mujer que escuchaba por el pasillo hasta el cuarto donde se suponía que estaba JungKook dormido.

—¡SoRa cálmate, SoRa sangrarás más si te agitas!— una mujer hablaba desde la habitación y cuando miré hacia el otro lado del pasillo vi a un hombre mayor pasar con una especie de manta hasta el costado de la bodega donde había otro hombre quien recibió el buleo en sus manos y caminó hasta el auto que estaba estacionado a las afueras aún encendido mientras el bebé seguía llorando.

—Mi bebé, Mamá— seguía llorando la mujer de la habitación.

—Murió SoRa, murió— le gritaba la mujer.

—¡Mientes, lo escuché llorar, estaba llorando!— su llanto se me colaba en el corazón y me preocupaba.

—Es tu imaginación, ha nacido muerto SoRa...

—¡No! ¡Dame mi bebé!

El grito feroz que dió me hizo despertarme de un salto. Estaba desnuda y en la cama pero esta vez estaba sola y la ropa de JungKook no estaba en la pieza. Tomé la bata y me levanté notando que la puerta de la habitación estaba abierta y me asomé a ella escuchando a JungKook hablar con alguién más.

—¡No sé de que infierno haz venido demonio pero me encargaré de que vuelvas de donde te escapaste!— la voz del Padre Lee sonaba alterada.

—No se preocupe al mostrarme su cruz Padre Lee. No se como puede portarla con tanta seguridad sin que le queme el pecho— el tono de voz burlesco de JungKook me colocaba nerviosa.

—¡Aléjate de ella y vete de este pueblo. Ella jamás debió pisar estas tierras!

—¿A qué le teme Padre Lee? ¿Sus mentiras no han sido suficientemente buenas como para dormir por las noches?

—Rezaré por tu alma jovencito y sea lo que tengas dentro de ti.

—Rece por usted mismo Padre Lee y pídale a su Dios que tenga misericordia cuando todo salga a la luz.

Los pasos se hicieron sentir y un portazo certero dió cierre a la conversación siendo este el momento para salir de mi escondite.

—¿Qué sabes del Padre Lee, JungKook?— el muchacho de cabello largo se giró a verme con un rostro sin gesto — ¿Por que él te ha llamado demonio y te ha pedido que te vayas del pueblo?

Lo sé, está largo el capitulo pero es que siento que debían saber todo esto. Más pistas es igual a más mentiras, más personajes involucrados y con ello más teorías.

No se olviden pasar a las historias de @dorasilove  @WangNini_  

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