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1. Compañero nuevo.

La lluvia caía en torrentes sobre las calles de Boseong, convirtiendo el pueblo en un mar de luces parpadeantes y sombras alargadas. En medio de este caos, caminaba rápidamente hacia la escena del crimen, la gabardina empapada pegándose a mi cuerpo. Cada paso resonaba en el pavimento mojado, marcando el comienzo de una nueva encrucijada.

Al llegar al callejón acordonado por la policía, observé el cuerpo sin vida tendido en el suelo. La escena me resultaba inquietantemente familiar, como si alguna vez hubiera visto algo similar. El detective Min, mi amigo y compañero, me saludó con un gesto serio cuando llegué a su lado. Bajó su cámara lentamente y suspiró.

-¿Qué tenemos?

-Hombre de quizás unos treinta años con múltiples golpes en su cabeza, pies y manos atadas, boca amordazada... - observé el charco de sangre que había alrededor y restos del cráneo. Hice una leve mueca. - son claros signos de tortura. Creo que el asesino fue muy astuto, no dejó ninguna huella, ningún objeto abandonado que pudiera dar algún indicio, absolutamente nada...

-Ya lo sabes, Yoongi. - giré mi cabeza para conectar con sus ojos felinos que me observaban con curiosidad. - ningún asesinato es perfecto, todos en algún punto caen... - me agaché para mover levemente la cabeza del hombre, notando como un pequeño anillo brillaba en la misma sangre. - y este no será la excepción.

Él solo atinó a reír para agacharse y con unas pinzas tomar el objeto que más tarde sería investigado. La lluvia continuaba cayendo a cántaros en Boseong y yo no podía sentirme mas cansada.

Anoche no había dormido lo suficiente por estar con un caso pendiente. Mi superior seguía insistiendo en que necesitaba un compañero para poder relajarme un poco, pero mi respuesta seguía siendo la misma.

No lo necesitaba. Podía hacerlo sola.

-Al parecer el hombre no estaba solo. - escuchaba las palabras de Yoongi atentamente mientras tomaba una pastilla para quitar este horrible dolor de cabeza que me estaba atacando. Levantó un celular que estaba tirado a unos metros de distancia. Uno de los oficiales puso el número dos justo donde fue hayado el artefacto y Yoongi con cuidado lo echó a otra bolsa para no manchar las evidencias.

Si el asesino fue cuidadoso, uno también debía serlo.

-Tendremos que investigar quien en el hombre que estaba junto a él. - revolví mis cabellos con frustración. - ¿por qué no me la pueden hacer fácil estos hijos de puta?

-Porque así no sería divertido, Lee.

-Amo mi trabajo, amo mi trabajo, amo mi trabajo... - me repetía muchas veces haciendo reír a Yoongi. Estaba cansada, muy cansada, pero realmente amaba este trabajo.

Desde que tenía memoria, las historias de asesinatos siempre me habían fascinado. De niña, mientras otros niños jugaban a ser princesas de cuentos de hadas o astronautas, yo pasaba horas frente al televisor, embelesada por los casos de misterio que se desarrollaban en las series policiacas. Cada episodio era un desafío para mi mente joven y me deleitaba deduciendo, mucho antes que los detectives en pantalla, qué había sucedido y quién era el culpable.

A mi papá nunca le gustó mi obsesión por los crímenes y mi deseo de ser parte de la policía de investigación. Él decía que era un mundo peligroso, un mundo en el que no quería verme. Pero para mí, el peligro era parte del atractivo. Resolviendo casos, desentrañando verdades ocultas, sentía que estaba haciendo algo significativo. Ya había decidido que sería detective, con su apoyo o sin él.

Nuestra relación, sin embargo, era prácticamente nula. Después de que mamá nos abandonara por un hombre con dinero, papá se sumió en una amargura que nunca logró superar. Yo no tengo memoria de aquel abandono; era demasiado pequeña. Pero la ausencia de mi madre dejó una marca indeleble en nuestro hogar.

Cada vez que papá bebía demasiado, volvía a desenterrar aquel dolor. "Tu madre es una zorra que nos abandonó" murmuraba entre dientes, con los ojos perdidos en el fondo de una botella. "Nunca nos quiso." Y aunque podía ser cierto, yo me permitía dudar de su versión. Siempre he tenido un ojo crítico, una incapacidad para aceptar las cosas sin cuestionarlas.

¿Qué tuvo que haber sucedido para que ella se fuera sin mirar atrás?

Esta pregunta me perseguía, como un caso sin resolver. Papá nunca hablaba de los detalles, solo de su amargura y resentimiento. Pero yo sabía que detrás de cada decisión drástica hay una historia compleja. Ella debía haber tenido sus razones, razones que quizás nunca comprendería completamente.

Pero siento que ha sido mi único caso sin resolver hasta la fecha, porque a pesar de múltiples investigaciones por mi cuenta, no pude obtener información de ella, como se llamaba, donde vivía o que era de su vida. Preguntarle razones, charlar un momento con ella. Absolutamente nada. Como si jamás hubiera existido, como si se la hubiera tragado la tierra.

-Ey, es mejor que vayas a descansar. Mañana tendrás mas detalles y podremos ponernos en marcha. Ahora déjanos este trabajo a nosotros, ¿cuando hemos fallado en algo?

Min Yoongi era la única persona que tenía mi simpatía en todo el equipo. No es que fuese antisocial por naturaleza, pero el trabajo en el departamento de criminología podía ser agotador y aislante. Sin embargo, con Yoongi, todo era diferente. Él era una constante en mi vida profesional, siempre meticuloso, siempre enfocado en su misión de obtener todas las pistas y evidencias posibles para resolver nuestros casos. Llevábamos cinco años trabajando juntos, y aunque al principio nuestra relación fue estrictamente profesional, con el tiempo, una especie de amistad comenzó a florecer. No era una amistad convencional, llena de risas y bromas, sino más bien una conexión silenciosa y sólida, forjada en el calor de largas noches de trabajo y conversaciones breves pero significativas.

Yoongi era un hombre que siempre parecía enojado, probablemente porque nunca dormía lo suficiente. Podía consumir galones de café y aún así tener ojeras tan profundas como un pozo sin fondo. Pero había algo en su perpetuo estado de irritación que me resultaba extrañamente reconfortante. Quizás porque, en muchos aspectos, éramos similares. Yo tampoco era la persona más amigable. Seria y directa, no dudaba en lanzar un puñetazo si la situación lo requería, aunque afortunadamente, no lo había hecho en mucho tiempo.

Nos entendíamos sin necesidad de muchas palabras. Bastaba un gesto o una mirada para comunicar lo que otros necesitarían frases enteras para expresar. Este entendimiento silencioso nos hizo unirnos cada vez más. Yoongi no solo era un colega eficiente, sino que también se había convertido en alguien en quien confiaba plenamente. En un trabajo donde la confianza podía ser un lujo, contar con él era un alivio.

Pero claramente no le diría lo que él significaba para mí. No quiero que su ego crezca aún más.

-Está bien Min, nos vemos mañana a primera hora.

Hizo un gesto con su mano para voltear su cuerpo y caminar hasta Suni, quien había esparcido luminol sobre varias partes de la calle y enfocaban la luz ultravioleta.

Bien, iría a descansar. Mañana será otro día igual o peor. Pero a pesar de todos los pensamientos negativos que tenia la mayoría del tiempo, no mentía cuando decía que amaba mi trabajo.

Descubrir la verdad era parte de mí.

Desperté con más dolor de cabeza del habitual. La pesadez en mi cráneo era casi insoportable, como si una banda de presión se apretara sin tregua alrededor de mis sienes. Me levanté lentamente, dirigiéndome al espejo del baño. Las ojeras que me devolvieron la mirada eran más profundas y oscuras que de costumbre, un testimonio de noches de insomnio y preocupaciones acumuladas. Suspiré y busqué el corrector en el cajón, tratando de ocultar las marcas de mi agotamiento. No solía maquillarme mucho, pero había días como este en los que la necesidad de parecer más compuesta se volvía urgente.

Bajé las escaleras con pasos pesados y el corazón apretado. Al llegar al salón, vi a papá desplomado en su sillón, con una cerveza en la mano, mirando el partido de fútbol matutino. La escena era tan familiar como desgarradora. No pudo evitar fruncir el ceño al notar que, una vez más, no había ido a trabajar y ya estaba gastando el poco dinero que tenía en alcohol.

-Maldito infeliz -murmuré para mis adentros, la amargura quemándome la garganta. Con un esfuerzo para controlar mi voz, dije: -¿No crees que es muy temprano para beber?

Mi tono tenía un pequeño tinte de desafío, aunque sabía que las palabras eran inútiles. Él giró la cabeza lentamente hacia mí, sus ojos vidriosos y llenos de desdén.

-¿Qué te importa? Si no te gusta, las puertas están abiertas para que te largues de una buena vez.

-Es lo que más quiero, créeme. Ya me queda poco para salir de este infierno.

Y hablaba en serio. Desde que me gradué de la escuela de policías, mi único objetivo había sido ahorrar suficiente dinero para tener mi propio hogar, lejos de este lugar donde cada día era una lucha. Había sido un excelente plan, y lo seguía rigurosamente, sabiendo que no podía permitirme distracciones ni desvíos.

Caminé hacia la cocina, necesitando poner distancia entre nosotros. Preparé una taza de café, dejando que el aroma fuerte y familiar me ofreciera un consuelo momentáneo. Sabía que no podía dejar que sus palabras me afectaran. Mi futuro dependía de mantenerme enfocada, de seguir adelante sin mirar atrás.

-Solo un poco más de tiempo -me dije a mí misma, tomando un sorbo de café-. Solo un poco más y estaré fuera de aquí. No permitas que nada ni nadie te desvíe, Heesul.

Era un recordatorio casi diario que tenía. Las casas no eran muy baratas y sabía que debía juntar mucho dinero para por fin tener lo mío. Sé que pude alquilar cualquier otro lugar para evitar roces, pero lo veía como un método de escape. Mi dinero no se derrochaba en alquiler y compraba lo justo y necesario para mí.

Todo lo demás, a mi cuenta de ahorro.

Quizás pude haber salido en uno de esos programas de tacaños extremos, pero no me importaba. Después de que esa meta se viera tan lejana, ahora podía verla.

Y estaba cerca, muy cerca.

Sonreí tenue para tomar mi termo y salir hasta mi viejo auto, aquel que había adquirido de un local de compra y venta en las afueras de la ciudad. No era el más bonito, ni el más moderno. La pintura estaba desgastada en algunos lugares, y tenía unas cuantas abolladuras que contaban historias de su pasado. Pero para mí, tenía un valor incalculable.

Era mi primer auto.

Al acercarme, pasé la mano por el capó, notando la aspereza de la superficie y los pequeños arañazos que había tratado de pulir sin éxito. Abrí la puerta con un chirrido familiar y me senté en el asiento del conductor. El interior olía a una mezcla de cuero viejo y el ambientador de pino que había colgado del retrovisor. En el asiento del pasajero había un mapa arrugado y algunas viejas notas de casos en los que había trabajado.

Manejé de forma tranquila intentando relajarme un poco. Finalmente, aparqué y caminé hacia la entrada del edificio, sintiendo cómo mis pies parecían pesar más con cada paso. A pesar del cansancio, saludé amablemente a todos los que me encontré en el camino. Podía tener una cara de pocos amigos, pero mis modales permanecían intactos.

-Lee, justo te iba a llamar. Creí que llegarías más tarde.

Me detuve, observando al Director de mi sección, quien me esperaba con una enorme sonrisa. Arrugué la frente, confundida por su actitud tan inusualmente alegre.

-¿Cuándo he llegado tarde?

Su sonrisa se desvaneció gradualmente, y asintió en respuesta.

-Buen punto...

Algo andaba extraño, no cabía duda. Suspiré, esperando lo inevitable.

-¿Me dirá lo que quiera decirme ahora o...?

-Ah, no puedo fingir, tú ganas -suspiró con fuerza y volvió a sonreír-. Tendrás un nuevo compañero en tus trincheras.

Pestañeé varias veces, buscando algún rastro de broma en su rostro, pero no había nada, absolutamente nada.

-Ya le dije, señor, no necesito a un compañero. Soy eficiente, hago mi trabajo muy bien. -expliqué nuevamente, con un tono de frustración creciente-. ¿O no es así?

Su expresión se tornó más seria.

-Lee, no es una cuestión de eficiencia. Es una decisión de arriba. Necesitamos distribuir mejor la carga de trabajo y...

-No necesito a nadie, señor. -lo interrumpí, más firme que antes-. He manejado todo perfectamente hasta ahora.

Él suspiró, entendiendo mi postura pero firme en su decisión.

-Esta vez tú no ganas.

A pesar de mis quejas, de mi frustración, era inútil intentar hacer cambiar de parecer. Antes pude hacerlo cambiar de parecer muy fácilmente, pero esta vez extrañamente no fue así.

-¿Quién será? -murmuré molesta.

El señor Kim palmeó mi hombro, evidentemente divertido por mi reacción.

-Un detective novato, lleva un año ejerciendo. Viene de un pueblo aledaño, pero tiene buenas referencias...

-¿Me pondrá a alguien novato? - si antes estaba molesta, ahora estaba molesta e indignada.

-Será un buen momento para enseñar lo que sabes. Serán un gran equipo, no tengo dudas de ello.

-Señor...

-No me la hagas más difícil, Lee. Ya te dije que es una decisión tomada por los altos mandos.

-Usted es el jefe. -dije, obvia.

-¿Y? El jefe tiene jefe. Veo tu cansancio. No habrá modificaciones.

Estaba tan molesta con tal decisión. No me gustaba tener a alguien a mi lado. Podía hacer perfectamente mi trabajo sola.

-¿Dónde está? -pregunté resignada.

Esa fue la señal que necesitaba el señor Kim para guiarme hasta su oficina. Al abrir la puerta, vi al chico sentado, observando su celular.

-Lee, él es Jeon Jungkook, tu nuevo compañero.

El hombre se puso de pie al verme, y yo quedé pasmada en mi lugar, observándolo mejor. Su rostro era armonioso, con una nariz ancha que encajaba perfectamente en su fisonomía, su cabello corto, sus cejas marcadas, y su boca... Todo en él irradiaba juventud y determinación.

-Mucho gusto, detective Lee. Espero que podamos ser un excelente equipo.

Mi molestia se esfumó rápidamente cuando estreché su mano, sintiendo algo extraño apoderarse de mí. Una mezcla de curiosidad y sorpresa que no esperaba.

Jungkook mantenía una expresión seria pero amable, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de respeto y ansias por aprender. Por un momento, me quedé sin palabras, perdida en la inesperada reacción que su apariencia había provocado en mí.

¿Qué era todo esto?

Primer capítulo de esto 😱. Es como una introducción mas detallada de la vida de Heesul.

No olviden pasar por el perfil de cada autora, porque como bien saben, está conectado ❤️‍🩹.

Espero les agrade, nos vemos en el próximo 👄.

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