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|☪ Cᴀᴘ. 88 ☪| sᴇ ᴀᴅᴇʟᴀɴᴛᴏ́ ✔


     —¡YoonGi, Jimin! —Gritaba desesperada desde la habitación, un líquido transparente se escurría entre mis piernas.

     Miré el suelo manchado como pude y tragué saliva, había roto fuente y al parecer me encontraba sola en el apartamento, sin tener la posibilidad de moverme por el miedo a perderlo. Habían pasado tres meses desde que llegó mi hermano a Miami junto a su novio, dándome la sorpresa más bonita e inesperada que podrían darme.

     “Nuestro Seung ya quiere nacer. Desea conocerte” —Habló mi loba con voz dulce.

     Yo también deseaba conocerlo y tenerlo entre mis brazos, haciéndole mimos, alimentandolo, bañandolo, vistiendolo y viviendo aquellos inolvidables momentos.

     —¡YoonGi, Jimin! —Grité de nuevo, esperando alguna respuesta de su parte, pero no llegaba.

     Según la fecha que tenía, el parto sería en una semana, pero se había levantado. Mi pequeño Seung ya quería estar en mis brazos y no dentro de mi vientre haciendo que me dé asco todo tipo de alimentos, el olor me dieran náuseas y aumente mi apetito excesivamente.

     “No es su culpa. Estabas comiendo por dos” —Defendió mi loba a nuestro Seung, como si estuviera echándole culpa de todos mis malestares.

     —¡¿Qué pasa, Jules?! —YoonGi había entrado a la habitación asustado, observando a su paso cuales eran los motivos de mis gritos.

     —¡Rompió fuente! —Gritó Jimin detrás de él con cara sorpresiva, no esperaba que justo ahora estuviese pasando esto y menos lo aterrada que me encontraba.

     —¡Duele mucho! —Grité desesperada, era madre primeriza y no sabía que hacer con exactitud.

     —No sé si pueda alivianar un poco tu dolor, quizás pueda atrasarlo por unos treinta minutos. Nos da tiempo de sobra para ir con cuidado al hospital privado —Habló Jimin de forma apresurada.

     Ambos me veían asustados, pero un click resonó en sus cabezas y sus cuerpos comenzaron a moverse sin más. Mi hermano preparaba una maleta con cosas necesarias, ropa para su sobrino y otras más personales, mientras Jimin susurraba cosas muy cerca de mí, aliviando no en su totalidad el dolor incesante.

     —Debemos movernos, Seung quiere nacer en éste instante —Habló Jimin acercándose a mí.

     Lo que venía no era tarea fácil. YoonGi tomó las cosas que había guardado y salió corriendo fuera del apartamento, mientras yo estaba apoyándome en Jimin, intentando no caerme en el proceso de caminar hacia la entrada. El ascensor llegó y Jimin me dejó dentro de el, recostada de aquella caja metálica, viendo en todo su esplendor como le ponía el seguro a mi apartamento con las manos temblorosas.

     —Todo estará bien —Repitió en el trayecto.

     Tanto él como yo, estábamos asustados, quizás aterrados por el repentino suceso, pero él no perdía la cordura delante de mí, sólo estaba tembloroso y susurraba palabras que desconocía, pero no perdía su norte... De cierta forma, me daba seguridad estar a su lado.

     Me cargó como pudo hasta el interior del Audi que conducía actualmente, pero que ahora mismo estaba siendo conducido por mi hermano mayor, mientras apretaba el volante con fervor.

     —Seung estará bien, todos estaremos bien —Mi hermano me vió por el retrovisor y esperó a que su novio subiera para poner en marcha el auto.

     Era imposible no soltar quejidos de dolor, las contracciones eran muy fuertes y no se detenían, en efecto, se multiplicaban y prolongaban. Veía como YoonGi rebasaba los autos dejándolos atrás e incluso como se saltaba varios semáforos en rojo, sabía que pronto nos llevarían las multas de tránsito.

     Un gran edificio se hizo presente en mis retinas, habíamos llegado al hospital privado de maternidad. YoonGi gritaba como un loco, esperando a que le trajeran una silla de ruedas para poder sentarme en ella y así fuera más fácil el trayecto a admisión, donde se encontraba la de recepción atendiendo un teléfono local.

     —¿Cuál es la emergencia? —Preguntaba la de admisión con tranquilidad

     ¿Qué acaso no veía mi estado? Estaba respirando de forma agitada y estaba sentada en una silla de ruedas, ¿Qué le hacía pensar que todo estaba bien?

     —Mi hermana tendrá a mi sobrino allí en la silla de ruedas, si no la ayudan. —Soltó mi hermano de forma apresurada— El parto se adelantó una semana, tenía fecha para la semana que viene.

     —¿Con cuál Doctor? —Preguntó mirando el computador.

     —La doctora Choi Eunji —Respondí rápidamente, ella estaba al pendiente de todos mis cuidados prenatales.

     —La doctora no se encuentra.

     —¡Duele, duele muchísimo! —Grité con desesperación, no iba a dar a luz a mi bebé en la silla de ruedas.

     Tomó el teléfono e hizo una llamada a un doctor que se encontraba disponible en el edificio, Wesson Smith, él le pidió que me trasladaran a una camilla y me subieran de emergencia a la sala de partos.

     —Un placer, señorita Min. —Dijo dándome la mano, mientras me retorcía de dolor— Deben ser su hermano y esposo, ¿Estoy en lo correcto? —El rubio se preparaba para traer a mi bebé a éste mundo.

     —No. Soy su hermano y él su cuñado —Soltó mi hermano sin dejar de verme.

     —Correcto. Ambos esperen en la sala de espera, les mantendré informados —Les pidió el doctor con prontitud.

     Mi hermano y Jimin obedecieron al doctor sin rechistar, dejándome un último beso antes de salir por aquellas puertas.

     Las enfermeras llegaron a la sala de partos y comenzaron a cambiarme la ropa que traía puesta por una bata de hospital blanca con azul, el doctor abrió y posó mis piernas en el posa pies, observando mi vagina, comprobando mi dilatación.

     —Puje, señorita Min —Pidió con emoción.

     —¡No puedo! —Gritaba desesperada, mientras el doctor esperaba una pequeña señal de mi bebé— ¡No lo voy a lograr! —El dolor era incesante, pero no quería ninguna epidural, no había tiempo para seguir atrasando el parto.

     —Vamos, señorita Min —Animaba el doctor Smith, pero no era suficiente— ¡Puje con todas sus fuerzas! —Animó el doctor de nuevo, no tenía fuerzas para hacerlo.

     —Vamos, muñeca. —Aquellos brazos y manos que rodeaban los míos eran muy familiares, al igual que aquella voz tan masculina— Nuestro hijo es un Jeon y tú eres una mujer fuerte, tu puedes, muñeca —Animó nuevamente.

     Giré un poco mi rostro, intentando ver el suyo y era igual a él, pero éste estaba vivo, su calor era sin igual y apoyaba su mentón en mi hombro, susurrando palabras que deberían ayudarme.

     —¿Qué haces aquí, Jung Kook? Tú estás muerto —Afirmé con los ojos bien abiertos, lo sentía tan real.

     —¿Creías que iba a perderme el nacimiento de nuestro hijo? —Soltó una risa amarga, de esas que tanto extrañaba— No. Será el próximo líder de la manada —Soltó seguro sin dejar de darme apoyo.

     —No, en eso te equivocas. Nuestro hijo no será ningún líder y tampoco tendrá el mismo final que tú —Negué, no quería que nuestro hijo siguiera sus pasos.

     Parecía un sueño, nadie interfería en nuestra burbuja de felicidad, mientras intentaba dar a luz al más pequeño de los Jeon.

     —¡Vamos, vamos, falta un poco más! —Gritó el doctor Smith.

     —¡No puedo Jung Kook, realmente no puedo! —El dolor era insoportable— Lamento no haber hecho nada para que pudieras vivir a mi lado —Susurré con lágrimas en los ojos.

     Unos labios se posaron en mi mejilla, dándome aquel afecto y contacto que tanto deseaba por tener.

     —Eres la Diosa Omega, una de las mujeres más increíbles y fuertes que jamás había conocido en mi vida. Gracias a tí, ambos estamos aquí —Susurró con cariño, haciéndome tragar saliva de forma abrupta.

     Iba a tener a éste bebé me costara, lo que me costara.

     —No puedo —No podía seguir, estaba cansada.

     —Eres Jules, la mujer de mi vida y la única que he amado con todo mi ser... —Sus palabras fueros calladas al escuchar el llanto de un bebé.

     El llanto de nuestro bebé.

     —Felicidades, señorita Min, es un hermoso varón —El doctor tenía a mi hijo en brazos, pero mi vista comenzó a nublarse abruptamente, desvaneciendo la imagen.

     —¡Se desmayó!

[☪]

     —¡Mi bebé, mi bebé! —Grité sentándome de golpe en la cama de la clínica, mientras protegía mi vientre.

     Ya no estaba, mi cachorro ya no estaba dentro de mí.

     —Tranquila, hermana, pronto lo traerán —Dijo YoonGi con delicadeza, al parecer los había despertado con mis gritos.

     —¿Él está bien? ¿Lo han visto? —Sólo había escuchado su llanto, pero no lo había visto.

     Jimin se levantó del sofá blanco que estaba a un costado para caminar hacia mí y tomar mi mano de forma cariñosa.

     —Déjame decirte que tengo un sobrino muy hermoso —Comentó abiertamente.

     YoonGi por otra parte lo miró de mala forma por haber llamado a mi pequeño Seung sobrino.

     —Aún no nos hemos casado, así que no es tu sobrino —Protestó el mayor con los brazos cruzados.

     —Pronto lo haremos —Jimin estaba muy convencido de ello.

     —No pienso pedírtelo.

     —¿Quién dijo que espero que lo hagas? —Contraatacó el más bajo de los dos.

     —¿Y Jung Kook dónde está? —Frené su conversación prematrimonial, ganándome miradas sorprendidas.

     —Jules... Sabes que falleció... Hace cinco meses... —Dijo YoonGi con cuidado.

     —¡Yo lo ví antes de desmayarme! —Estaba segura de lo que había visto.

     —Jules...

     —¡Te juro que lo ví, YoonGi! —Estaba alterada, mi hermano no me creía, me veía con pena y lástima.

     El toque de la puerta de la habitación frenó nuestra absurda conversación. Una enfermera había traído a mi bebé, era tan pequeño, frágil y delicado. La felicidad albergó todo mi cuerpo y unas lágrimas no tardaron en salir cuando lo dejaron en mis brazos para amamantarlo.

     —Eres igualito a tu padre.

¡Holaaaa!

Gracias a todos por sus lindos deseos y felicitaciones por privado, son unos lindos lectores y seguidores😍

Gracias por leer❤️

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