|☪ Cᴀᴘ. 041 ☪| ʜᴏʏ sᴏʏ ᴛᴏᴅᴀ ᴛᴜʏᴀ ✔
Capítulo +18
⇒Leen bajo su responsabilidad.
⇒Es bastante extensa la lectura, pero si no les gusta pueden saltarse al siguiente capítulo, no se perderán de nada, sólo el placer que se dan nuestros protagonistas.
Abrí la puerta y me sorprendió ver a Jules en mi apartamento con una hermosa bata negra transparente, apostando todo a que no tenía nada debajo de la misma, ignorando aquello, ella huele riquísimo a perfume junto a su olor, fusionandose ambos aromas, sumándole que tenía el cabello aún mojado, pero peinado.
Se veía jodidamente caliente.
—¿J-Jules, qué haces aquí? —No quería sonar asustado, pero lo estaba, porque Nayeon no me importaba en lo absoluto, en cambio Jules si.
—No sé, tú dime que hago yo aquí, uno de tus hombres me trajo y me dió una copia de tus llaves —No sonaba muy contenta y menos de verme, pero ya sabía lo que tramaba, quiere provocarme una mega erección para dejarme de aquella forma.
Esta vez no la dejaría escapar.
Ignorando lo preciosa que se veía hasta con el ceño fruncido, analice sus palabras, yo no había pedido que trajeran a Jules a mi apartamento y menos había dado una copia de mis llaves. Sólo me alarmé.
—¿Te hicieron algo? —Me acerqué a ella a pasos lentos para examinarla, no podía estar viéndola desde la puerta como un tonto.
—No, estoy bien, fueron muy amables, deberías subirle el sueldo —Comentó viéndome con sus hermosos orbes azulados verdes.
—Lo tomaré en cuenta —No tenía la cabeza en su lugar, verla tan hermosa y deseosa frente a mí, sólo hacía que se me olvidaran cada uno de mis problemas— Estoy algo cansado, ¿Hacemos la cena? —Ella alzó una ceja y se cruzó de brazos ¿Acaso había dicho algo malo?
—Ya hice la cena —Se dirige coquetamente a la cocina.
Veo como se contonea frente a mí en cámara lenta y me excita verla con esa bata negra semi transparente que apenas llegaba a la mitad de sus muslos, haciendo notar que no traía ropa interior, ahora podía confirmarlo.
—¿Puedo decirte algo? —Pregunto siguiéndola hasta la cocina.
—Sí, dime —Me miró de reojo y siguió cortando algunas frutas, supongo que daba sus últimos detalles a la cena que había preparado.
—Estás hermosa —Sonrió inconscientemente y me dió la espalda, dándome una gran vista a través de aquella fila tela, sus glúteos muy bien formados y redondos me saludaban.
—Ve a bañarte, mientras sirvo la cena —No dije nada y sólo asentí, estaba embobado viendo su cuerpo.
Obedecí a lo que ella me había pedido y regresé sólo en unos bóxers, me indicó que me siente en la sala, como buen niño me siento frente a un sillón grande donde había un platón de fruta picada, miel, una botella de vino blanco y una sola copa al principio. La veo llegar con otra copa en mano y la coloca en la mesa sólo para dejarme helado con lo que hace, se sienta a horcajadas con cada una de sus piernas a los lados de las mías, provocando mucha cercanía y fricción entre nuestros cuerpos.
Ella tomó una fruta con un tenedor y la sumergió en la miel, la trae con cuidado hasta mi y por instinto abro mi boca, muerdo la mitad y ella la otra mitad. Si nuestras cenas serán así siempre, no quisiera jamás irme de este apartamento y tampoco dejaría que ella se fuera, claramente.
Ignorando que me estaba dando de comer, por la cercanía podía admirar sus hermosos pechos, redondos y firmes. Siguió dándome de comer aquella deliciosa fruta con miel, luego agarró una de las copas y sirvió vino en ella, me la ofreció y bebí un sorbo, también noté que ella hizo lo mismo con su copa.
—Tienes una amante aquí, ¿No es así? —Abrí los ojos como platos, ¿Para eso estaba vestida así, para sacarme información?
—¿Qué te hace creer eso? —Tomé de mi copa o casi todo el contenido de ella de un sólo trago.
—Cuando le pregunté por tí a Sook, me dijo que te habías ido sin decir a dónde y resulta que yo termino en tu apartamento, ¿Para qué?, ¿Follarme también?
—Por Dios, Jules, ¿Qué no escuchaste lo que te dije en la clínica?, A la única mujer que quiero es a tí, a ninguna otra —Ahora era ella la que tomaba el contenido casi del todo de un sólo sorbo.
—Entonces, ¿Qué haces aquí?
—¿Quieres la verdad?
—Por algo pregunto, Jeon —Soltó seria.
—Hay un beta muy peligroso que quiere extinguir a los licántropos, por eso estoy agotado y estresado, pero verte de esta forma tan provocativa, hizo que olvidara todo por un momento —Confesé invitándola a que me hiciera olvidar todo lo que estaba pasando, por lo menos unas horas.
—¿Nos quiere exterminar? —Asentí— No tengo miedo, porque estoy muy segura de que lo vas a detener —Suelta mordiéndose el labio inferior, viéndose jodidamente sexy y mi pene es emblema de eso, está duro y erecto.
—M-Me alegro que confíes en mis ha-habilidades.
Siguió dándome de comer y de beber hasta que acabamos todo entre ambos, disfrutando de nuestra compañía y cercanía, sin previo aviso se incorpora y levanta todo para llevarlo a la cocina.
—¿Quieres más vino? —Dijo entrando nuevamente a la sala de estar, mientras agitaba su bata.
—S-Sí —Debí verme muy estúpido.
—Así te relajas un poco —Sirvió aquello y se sentó de nuevo a horcadas para besarme en los labios, no me lo esperaba, ¿La bebida tendrá la culpa?
Su lengua jugueteaba y buscaba la mía, que encuentra segundos después con facilidad y se enlazan entre ambas jugueteando eróticamente. Luego se hinca entre mis piernas y agarra mi pene que por cosas de la vida se ha salido del bóxer, le besa la punta sin dejar de mirarme y comienza a chupar despacio toda la cabeza, poco a poco hasta la mitad del tronco, chupa y chupa despacio, succiona la cabeza una, dos y tres veces, la saca de su linda boquita y baja a lamer mis testículos, así como también recorre con su lengua todo lo largo de ella.
Mi miembro ya está duro y bien erecto, con líquido preseminal goteando de la punta, Jules lo nota y con la yema del dedo índice de su mano derecha, lo toma y se lo lleva a la boca, lo saborea y me sonríe. La tomo de su mano izquierda y se pone de pie, se despoja de su bata negra sin decir nada y queda completamente desnuda frente a mí, es hermosa.
La jalo hacia mí y sube al sillón colocando una pierna a cada lado de mi cuerpo, pero sin dejar caer su cadera. Dirijo mi boca a su pecho derecho y comienzo a chuparlo, succionando todo hasta donde puedo devorarlo, jugueteando con mi lengua su pequeño y duro pezón, un suave gemido escapa de los labios de la bella mujer que tengo en frente. Lo saco de mi boca y lo beso, recorriendo cada centímetro de su seno, regreso a su pezón y lo mordisqueo con suavidad, haciéndola gemir más fuerte.
—¡Dios, Kook, si hubiese sabido que eras tan bueno, me hubiese dejado hacer lo que sea por ti! —Dijo Jules entre jadeos, sonreí contra su pecho.
Sin soltarlo, mi lengua juguetea con el, sacudiéndolo de arriba abajo, chupándolo y mordiéndolo. Lo dejo y voy a su seno izquierdo donde hago lo mismo, mientras las manos de Jules acarician mi cabeza y se entraban en mi cabello.
—¿Cuánto me deseas? —Preguntó entre gemidos y jadeos, gracias a mi gran trabajo, los cuales me excitaban de sobremanera.
—No te haces una idea y créeme que ahora me estás volviendo loco —Le contesto, mientras chupo y devoro a besos esos duros y ricos pechos.
—Hoy soy toda tuya.
—¿Y mañana? —La quería conmigo siempre.
—Confórmate con que lo sea hoy —Por lo menos me dejaría hacer lo que quiera con ella hoy.
Sus caderas se comenzaron a mover sobre mi erecto y duro pene, su empapado centro derrama los jugos de su exquisita fruta sobre mi y chorreaba por mis testículoss, mientras mis manos acariciaban sus aterciopelados glúteos.
Se baja de nuestra anterior posición para ponerse de rodillas frente a mí, pero la detengo y le digo que se voltee, recargándose sobre la mesita de centro, le separo las piernas y su hermoso ano queda frente a mí.
—¿Te gusta lo que ves?
—Me encanta —Le contesto y hundo mi cara entre sus nalgas, lamiéndolo con fuerza, un fuerte gemido escapa de sus labios.
Meto mi lengua en su apretado agujerito, la sacudo y luego la saco para volverla a meter con fuerza, una, dos y tres veces, la saco y bajo a lamer su empapado centro. Las caderas de Jules se sacuden con fuerza. Me recosté nuevamente del espalda del sofá y ella se puso de rodillas frente a mí, agarró mi pene con una de sus manos y comenzó a chuparla despacio, primero la punta, poco a poco devorándola cada vez más.
Se la sacaba y metía de su hermosa boquita, una y otra vez como si estuviera saboreando un rico dulce.
—¡Dios, Jules, vas a matarme de placer! —Jadeé.
—Esa es la idea, siente como me haces sentir, cuando me hundes en el placer —Me miraba a los ojos ¿Qué hice para merecer tal mujer?
Era el mejor sexo oral que me estaban haciendo, tan bien estaba que, estuve a punto de venirme, pero no quería que la diversión se acabará tan rápido, así que la detuve después de unos minutos, la separé y le dije que se acomodara en el sillón separando completamente las piernas.
Que bello espectáculo, ver su vagina brillosa y empapada.
Me arrodille frente a ella, pasé mis brazos por debajo de sus muslos y comencé a chupar su rico néctar. La succioné totalmente, con la punta de mi lengua presioné su clítoris y la agité entre sus labios íntimos, haciéndola gemir y sacudir sus caderas. Ella separó aún más sus piernas y hundí mi lengua en su exquisita vagina, saboreando sus ricas mieles. Le metí y saqué la lengua follandola, hambriento de ella y de llegar hasta el fondo para deleitarme de su sabor tan exquisito que, me había dejado atontado.
Saqué mi lengua y busqué de nuevo su clítoris, lo presioné y jugué con el, arrancandole enseguida un glorioso orgasmo. Las manos de Jules presionaron mi cabeza como deseando fundirme con ella, mientras seguía sin parar de disfrutar ese rico manjar.
—Quiero que me folles, vamos a la cama —Ordenó entre jadeos y como buen niño que soy, obedecí, yo también quería follarla.
Me levanté y la ayudé a levantarse, caminaba delante de mi y pude ver el compás de sus hermosos glúteos, de una forma exquisita y provocativa. Al entrar en mi habitación, ella se tumbó sobre la cama con las piernas completamente abiertas, doblando sus rodillas y apoyando sus pies sobre la cama, mostrándome su bello centro.
—Vamos, ¿Qué esperas? —Me invitó a follarla con más rapidez.
Me acerqué a ella, la tomé de sus muslos y la jalé hacia la orilla de la cama, pero quería besarla. Al dejar de devorar sus labios, me separo, levanto sus piernas y las coloco sobre mis hombros, agarró mi pene con su mano derecha y la centró en su vagina, pero la desvió al recordar algo e hice lo mismo, no podía dejar de pensar sobre su virginidad.
—¿Y el condón?
—¿Tomas pastillas? —Le respondí con otra pregunta.
—¿Sabías que es de mala educación responder con otra pregunta?
—Sólo responde —Insistí en la misma posición.
—Sí, Jung Kook, es para regular mis ciclos menstruales, según la ginecóloga con la que me llevaste —Sonreí, por fin lo haría con una mujer y sin condón— ¿Esa sonrisa qué significa?
—Que te follaré sin condón —Su cara era un gran poema, se resignaba a hacerlo sin el.
—Si no hay condón, no hay sexo —Se cruzó de brazos por encima de sus hermosos pechos.
—Vamos, Jules, ¿No quieres ser la primera que se lo meto sin condón? —Ella me miró con un brillo en sus bellos orbes azulados verdes.
—Sí, pero... —No esperé a que terminara.
—¿Eres virgen?
—No, pero... —No esperé a que terminara, ya que se la estaba metiendo poco a poco hasta que sentí como choqué con el fondo de su apretada vagina.
—¡Dios, Kook, se siente tan...! —Gimió al sentirme tan adentro.
—Lo sé, es tan... Joder, estás tan estrecha y húmeda —Sentir su carne con la mía era algo indescriptible.
—No te contengas, Kook, fóllame fuerte —Dice mientras mueve sus caderas.
—Y yo que quería hacértelo de forma delicada —Apretó los músculos de su pelvis y sentí como apretaba mi miembro.
Es riquísima la sensación.
Saco mi miembro un poco y lo vuelvo a meter despacio, una y otra vez, hasta que poco a poco voy acelerando mis embestidas en su apretada vagina. Le separo las piernas y admiro como entra, y sale mi pene de ella, Jules no deja de gemir y jadear de placer. Dejo de penetrarla y saco mi miembro de su interior.
—En cuatro sobre la cama —Ella alzó una ceja y eso que había utilizado mi voz de mando.
—¿Es en serio?
—Vamos, Jules, sé mi sumisa un rato —Le ví girar los ojos, pero terminó obedeciendo.
Se puso en cuatro en toda la orilla de la cama con las piernas separadas. Me acerco a ella y Jules pasa una mano por debajo de ella, agarra mi miembro y la dirige a la entrada de su centro.
Se notaba que lo había hecho antes.
La tomé de sus caderas y de una sola estocada entré en ella con fuerza, mientras mi dedo pulgar de la mano derecha comenzaba hacer presión en su ano, donde poco a poco se iba metiendo hasta que entró todo en ella y comienzo a follárselo despacio con el dedo.
—¡Anal no! —Dice ella entre gemidos.
—Oh, si, anal sí, dijiste que podía hacer contigo lo que quisiera hoy —Escuché un bufido de su parte y sonreí victorioso.
—Eres un tramposo, Jeon... ¡Ahhg, Jung Kook! —Aceleré aún más mis embestidas, escucharla gemir mi nombre era la melodía más hermosa que había escuchado.
Me separé de ella y como rayo veloz me acosté en la cama, ella entendió mi acción junto a una sonrisa y subió sobre mi, apoyó sus manos en mi pecho y comenzó a cabalgarme con furia, aproveché para meter mi mano derecha entre nuestros cuerpos y con el dedo pulgar empecé a masajearle su clítoris, lo cual le hizo enloquecer que comenzó arrecia subiendo y bajando sus caderas, enterrándose con fuerza mi miembro en su centro.
Siento como golpea con fuerza la cabeza de mi pene en el fondo de su vagina. Su respiración acelerada se confunde con sus gemidos, sacude su cabeza y su cabello sobre mi pecho.
—¡Dios, Jules, me vendré dentro de ti! —Solté entre jadeos, me estaba volviendo loco.
—¿Adentro? —Preguntó no muy segura— ¡Me vengo! —Avisó sintiendo como se contraían sus músculos vaginales— ¡Jung Kook!
Ha llegado a un orgasmo, mientras yo aún no. Cae rendida sobre mi pecho y apenas podía seguir moviéndose, pero necesitaba buscar mi propia liberación, la bajé de mi y me levanté de la cama, la jalo a la orilla y separa las piernas, mostrándome su bella vagina abierta y rosita, la cual contemplo por unos segundos, mientras Jules me mira y sonríe toda agotada, pero con una mirada llena de lujuria.
Le meto despacio mi pene en su centro caliente y empapado hasta el fondo, embistiéndola enseguida, poco a poco y arreciando, golpeando sus nalgas con mis testículos.
—¡No pares, no pares! —Pedía a gritos y como buen hombre que soy, complazco a mi mujer.
Siento como se contraen las paredes de su vagina nuevamente, como muerden mi pene deliciosamente. No ha tardado mucho en llegar a un nuevo orgasmo. Agita y sacude sus caderas con fuerza mientras embisto con ferocidad y sin parar hasta que mi miembro comienza a hacer erupción dentro de ella.
Los gestos de satisfacción son evidentes en la cara de Jules, sintiendo como mi leche caliente la inundan por dentro poco a poco a cada erupción, una, dos, tres y cuatro veces. Comienza a escurrir mi semen por sus glúteos y mis testículos.
—A sido una buena descarga, mi alfa —Dice coquetamente, mientras mordía su labio inferior.
—Si sigues, terminaré follandote el ano también —Sonrió con malicia.
—Hazlo —Soló eso bastó para sacar mi miembro aún duro y erecto.
¿Cómo no estarlo?, Estaba con una Diosa.
Enseguida le ayudo a ponerse en cuatro, recostando su rostro suavemente sobre la cama, ¡Dios mío bendito, esto debería ser ilegal!, Podía ver cómo mi semen se escurría por la cara interna de sus muslos.
Lubrico mi dedo medio, mientras ella se abre los glúteos dejándome ver ese hermoso panorama, me acerco y le meto aquel dedo despacio en su anito hasta que entra todo, se lo saco y vuelvo a meterlo para que se vaya acostumbrando y así poder meterle mi miembro sin ningún tipo de problemas. Sigo con el índice y luego con el anular, tres dedos en su anito, se los meto y saco, una y otra vez hasta que siento que ya está lista o lo suficiente dilatada y los saco de su interior.
Centro la punta de mi pene y se la empujo despacio, entrando la cabeza, la saco y la meto otra vez, dos veces más hasta que su ano se acostumbre, luego el tronco y repito hasta que poco a poco le voy metiendo toda mi extensión, sentir como se libera en el fondo la cabeza, la saco y vuelvo a meterselo despacio, arreciando mis embestidas, la tomo de las caderas y de forma brutal la follo, mientras que sus gemidos son muy descontrolados.
—¡Dios, Kook, no creí que se sintiera tan bien! —Me dice entre jadeos y gemidos.
—¡Estás tan estrecha! —Jadeé cuando escuché sus palabras, pero lo que más me excito y que no esperaba oír fue:
—¡Te deseo, Kook, fóllame el ano como no has follado a ninguna otra! —Sus súplicas eran escasas y tenerla bajo el efecto del sexo pidiendome por más, no tenía precio.
—¡Jules! —No tarde mucho en explotar una vez más con la mente llena de perversas imágenes de Jules suplicandome por más en otras posiciones.
—No te puedes quejar —Dice Jules controlando su respiración.
—¿Por qué? —Pregunto bombeandola.
—Porque eres el único con quien lo he hecho con amor y deseo, además, me dejaste llena de tu semen por ambos agujeros —Recordarlo se me hacía agua a la boca.
Era abundante mi venida, ¿Para qué negarlo?, Deseaba como un loco a esa mujer. Luego me fijé como aún seguía bombeándola y expulsando semen. Hasta que acabé por completo, me recosté en su espalda para acariciar sus senos delicadamente y los aprieto sin piedad después, la abrazo suavemente y nos dejamos caer en la cama, permaneciendo de ese modo, enterrado en su interior.
GRACIAS POR LEER💕
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