Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

『 19 』

-¡Príncipe Hiccup! Qué gusto verlo pero ¿qué está haciendo aquí? -preguntó un ciudadano al ver al muchacho de cabello cobrizo con varias cosas en mano.

-¡Hola! Yo, eh... -no podía decirle la razón por la cual estaba ahí.

-Busca a la reina, ¿cierto?

El ojiverde al principio titubeó. Pero cuando pensó que sería una buena forma de deshacerse de éste hombre sin ser descortés, asintió.

-Sí sí, verá; yo sólo estoy de paso, tengo mucho qué discutir con la reina y muy poco tiempo. Si usted pudiera ayudarme trayéndola, le agradecería eternamente.

-¡Claro que sí, príncipe Hiccup! Espere aquí.

El señor, con paso veloz, se dirigió al castillo.

-Qué entregado -se susurró el hermano Weterford mientras caminaba, saliendo del puerto y adentrándose a las grandes veredas de Arendelle.

-¿Dónde te vi por primera vez? -se preguntó, observando a todas direcciones.

Ni siquiera se tomó la molestia de poner su atención en dónde caminaba. Y ese fue su movimiento de suerte.

Chocó contra un cuerpo cálido y pequeño. Las cajas envueltas en papel regalo se le cayeron de los brazos.

-¡Ay, perdóname! No te había visto -la muchacha se disculpó, poniéndose en cuclillas para recoger lo que había tirado.

-Bah. No te preocupes. Nada era frágil por suerte -bromeó Hiccup, un poco seco.

Ah pero cuando, al levantarse, vio aquellos cabellos largos y rubios tejidos en una trenza con adornos entre cada unión, un vestido en rosa pastel que llegaba hasta los tobillos, con mangas largas y destellos dorados, junto con esos labios pequeños y carnosos, la respiración se le cortó.

Al igual que ella, ya que tropezó con uno de los príncipes de las Islas del Sur, y le tiró todo. Seguro estaría en problemas.

Lo que me faltaba, pensó la joven.

-Príncipe Hiccup. Lamento mi torpeza, yo no me había dado cuenta de su presencia -y para finalizar su segunda disculpa, hizo una reverencia.

Él se quedó estático, aún sin poder digerir que ya la había encontrado.

A esa chica que había estado apareciendo en sus más desérticos sueños.

-¿Se encuentra bien? -la chica le sonrió un poco burlona cuando se da cuenta que el castaño le observaba atónito.

-Ah... Ah... -y nada mas salía de su boca.

-¿Son para tu hermano? -preguntó, señalando con la mirada los regalos.

-¡No! ·gritó, por lo que ella frunce el ceño, confundida·. No. Bueno, bueno sí. Sí y no, es... Es muy complicado -se regañó mentalmente, por hablar como si fuera un chico torpe y puberto. Se suponía que ese chico de hace cinco años estaba enterrado en su pasado. Y ahora surgía de entre los muertos con ésta linda chica pueblerina.

-Qué buen hermano eres trayéndole un regalo de Navidad, aún estando arrestado -en sus adentros, él pensaba que no era precisamente lo que ella decía. Pero tampoco tenía el valor de contradecirla-.¿Sabes? De haber sido el consejero el que haya tomado la decisión de estar o no aquí, quizás el príncipe Hans estuviera muy lejos de ellas -los dos rieron.

-Y... Él no es el único que recibirá un regalo -le sonrió coqueto.

-¿Ah, sí? -ella se puso una mano a la altura de la cadera, viéndolo curiosa.

-Pasa que hace unos días, quise presentarme ante una bella dama pero por cosas de la vida no se pudo. Aunque, al parecer, tal dama ya sabe mi nombre -y alzó las cejas con gracia.

-Cierto, Hiccup Weterford -volvieron a reír, pero ésta vez, fue algo sincero.

-Toma -él le entregó una caja, no tan pequeña pero sí de proporciones grandes, ella se quedó sorprendida-. Esto es para ti -su cara estaba sonrojada.

-¿No estás jugando conmigo, cierto? -le vio directamente a los ojos, intentando descifrar qué malévolo plan tramaba.

Y es que no todos los días un gallardo príncipe te obsequiaba algo.

-¿Qué? Por supuesto que no. En serio, es para ti -y lo volvió a extender.

En la cabeza de la chica sucedía un torbellino de sentimientos. No sabía qué hacer, si aceptarlo y parecer interesada o rechazarlo y ser descortés.

Nadie la había entrenado para eso.

-Yo... No, no puedo -susurró ella, caminando hacia atrás. Se sentía acorralada.

-¿Por qué no? Es para ti, tómalo.

Ella se rascó el dorso de su muñeca, nerviosa.

Él empezó a comprender lo que pasaba.

-No te preocupes, no pasará nada si los aceptas. Te doy mi palabra.

Se quedaron en silencio por unos minutos.

-Gracias -susurró finalmente.

Extendió sus manos de manera tímida, hasta tomar la caja.

-Espero te guste, lo elegí pensando en ti -al mencionar estas últimas palabras, sus mejillas se tornaron coloradas.

-¡Príncipe Hiccup! La reina ya está aquí -le anunció el caballero que, anteriormente, le había "ayudado".

-Tengo que irme, nos veremos pronto -se despidieron, dándose la vuelta, pero sin dejar de verla.

-¿Pronto? -repitió, haciendo una mueca de confusión.

-¿Acaso creías que sería la última vez que nos veríamos? -le sonrió coqueto, a lo que la chica negó divertida.

Y ese fue el fin de la conversación, aunque no el fin del deseo de conocerse.

-Reina Elsa -el castaño bajó cortésmente la cabeza en forma de saludo.

-Príncipe Weterford, ¿qué lo trae por aquí? -preguntó recién estaba cerca del joven.

Otra vez ese sentimiento de peligro se instaló en el interior de Hiccup. Y era tan molesto porque no podía entenderlo.

-Ahm, vine por dos cosas -realmente eran tres, pero por obvias razones no lo mencionaría-, regalos y un evento al cual, por orden del rey Marco, se le solicita la presencia del príncipe Hans.

-¿Evento? ¿Qué evento podría hacer que el rey Marco quisiese incluir a su hijo arrestado? -y se cruzó de brazos.

-La boda de su hermano mayor.

-¿Ah, boda? -preguntó una voz ajena a la discusión.

-Hola Hans -farfulló Hiccup, sonriendo falsamente.

-Hiccup -le respondió el susodicho.

Elsa pudo notar esa tensión tan... Incómoda entre ellos dos. Y le molestaba un poco.

Al menos no lo golpea o corta, como los demás.

-Nuestro padre quiere que vayas a la boda de Jason, será el 31 de Diciembre.

-¿Qué? No tiene más de tres meses que se comprometieron, ¿por qué tan pronto? -el pelirrojo le alegó, alzando sus cejas al son de su enojo.

-Oye. No me reclames a mí, yo sólo soy el mensajero -se defendió el cobrizo.

-Está bien -se masajeó las sienes-, perdón por eso.

Los dos presentes, tanto la reina como el príncipe, se quedaron sorprendidos. Más que nada Hiccup, que jamás había escuchado un "perdón" por parte de su hermanito menor.

Tener una chica cerca de él hace que sus hormonas se controlen.

-El 29 vendrán por ti, así tendrás tiempo de elegir tu traje y a tus guardias -bufó.

-Ja, ja, ja, qué gracioso -arrugó la nariz con fastidio.

-Es en serio.

-Iré, si hay una condición.

-¿Disculpa? Tienes que ir, sí o sí -pasó una mano por su cabello acomodándolo un poco. El hablar con él le resultaba estresante porque siempre quería llevarle la contraria.

-No me importa. Iré, si invitan a la reina Elsa.

-¿Que yo qué? -se metió la rubia a la conversación de manera espontánea.

-Creo que sería la oportunidad perfecta para arreglar los últimos detalles de mi reintegración a Las Islas del Sur. ¿O no lo piensa así, majestad? -volteó a verlo. Y le guiñó un ojo con complicidad.

Elsa resopló con discreción, pero terminó aceptando.

-Mhm. Viéndolo así, me parecería bien. Pero tenemos que consultarlo con papá. Él toma las decisiones. Ya sabes, se vuelve loco cuando deciden por él -lo último lo balbuceó.

¿Qué has hecho, Hans?

Editado
Lunes 8 de Junio, 2020.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro