Capítulo Único
Cuando abrió los ojos, tan rápido como lo hizo Alex los cerró nuevamente con un único pensamiento. Toda la culpa la tiene Cinthya.
Porque si algo malo sucede en el mundo, en definitiva, es culpa de esa mocosa.
Esa loca adolescente había estado jugando con sus raros 'conjuros de invocación al poderosísimo Patriarca de Yiling'. La niña hizo extraños dibujos en el suelo a los cuales llamó matrices o algo parecido y en ellos, escribió claramente el nombre de Alex junto a los caracteres que según ella decían "Wei WuXian".
Porque esa demente es una mierda en caligrafía tanto en español como en chino.
Alex siempre supo que estaba loca, y vaya que no se equivocó. ¡Sólo miren en la situación que lo puso!
Verán, Cinthya es una adolescente de quince años, hermana menor de su novia Aylin de veintitrés. Durante mediados de dos mil diecinueve, Aylin arrastró a Alex junto a su 'encantadora hermanita' a ver a la fuerza una serie de drama chino ancestral. Porque si decía que no, lo categorizaría como el peor novio del mundo mundial llorando como magdalena hasta el cansancio. Y como Alex adora, ama a su novia, no halló algo en sí mismo para negarse por lo que tuvo que acceder a regañadientes.
Aylin le había contado que The Untamed estaba basado en un libro BL chino. Alex estaba tan sorprendido de que el blanquito, al cual su novia llamaba Lancha, de la serie fuera alguien que se la pasaba 24/7 pensando en cómo someter a su persona amada. O que el negrito que llamaban Wifi, era realmente un sujeto de categorización S/M.
Joder, Alex no sabía en qué enredo se había metido cuando se dejó vencer por las manipulaciones de su novia.
Y desde entonces, un nuevo mundo se abrió paso para el pobre Alex. Día y noche escuchando a su novia y hermana llorar, gritar, reír, medio llorar y medio reír. ¡Hasta él se aprendió de memoria la historia con guiones, y nombres!
Terminando el dos mil veinte junto con la maldita pandemia que seguía, habían decidido con la familia de Aylin irse a vivir a california. Afortunadamente Alex y su novia terminaron su carrera de ingeniería en la universidad. Tenían una buena base curricular, e inglés en nivel tres. La madre de Aylin, la señora Elizabeth, lo recibió en su familia una vez que los padres de Alex murieron por el virus; desde entonces ha sido mucho más unido a ellos –sin contar los tres años de noviazgo que tiene con su amada novia–.
Al menos se adaptaron al nuevo cambio de ambiente, para iniciar una nueva vida. Entonces, en medio de una excursión en un extraño bosque, Cinthya que los había arrastrado a ambos, se las dio de esquizofrénica comenzando a realizar extraños juegos. Fue ahí que ella dibujó esos extraños bosquejos en el suelo a mitad de un enorme bosque a la oscuridad de la tarde casi noche. ¡Con pintura roja que Alex no sabía si en realidad era o no sangre! ¡Está loca!
—Aylin, ¿qué demonios está haciendo tu hermana? —le había preguntado un poco-mucho aterrado a su novia.
Por lo cual, ella sonrió respondiendo con naturalidad. —Déjala, Alex. Sólo está jugando, ya sabes cómo es ella.
¡Jugando mi trasero! Quería decirle él.
No es normal que una mocosa esté fabricando estúpidos inventos satánicos a base de un pornográfico libro homosexual porque se halla cachonda con un personaje ficticio. ¡Es algo en definitiva nada sano desde el punto de vista de salud mental! Una adolescente como Cinthya debería estar saliendo con amigas. O si le gusta tanto estar en su cueva, leer a puertas cerradas y llorar en su habitación. ¡Estar en casa! ¡No en medio de la nada haciendo sacrificios a Belcebú!
Cuando Cinthya comenzó a hablar al revés, Alex se convenció que su cuñada de alguna manera había logrado ser poseída por algún ente maligno. Para ese momento, era demasiado tarde para hacer algo al respecto.
De un segundo a otro todo se volvió completamente oscuro. Claro que pudo apreciar, aterrado, cómo la sonrisa maniática de esa adolescente brillaba porque su estúpido conjuro de alguna manera surtió efecto.
Él se preguntaba si Aylin lloraría su muerte o algo parecido; ya que cuando se desmayó, su adorada novia al menos estaba preocupada de su condición gritando su nombre una y otra vez.
Ahora estaba aquí, en un lugar desconocido, acostado entre dos cuerpos de adultos y de alguna forma, Alex era un enano. ¿O tal vez un gremlin?
Y ahora, ¿qué mierda hizo esa mocosa?
Hubo movimientos, y entonces Alex se encontró siendo sostenido en brazos por una hermosa mujer de ojos grises. En su vida había visto a una mujer tan linda además de su novia. No obstante, debía de admitir que Aylin se quedaba corta con este ángel. Junto a ella, había un hombre guapo, debía de admitirlo. De esos hombres que te voltearían como tazo en menos de un respiro.
Sin embargo, la belleza de ambos desconocidos era lo de menos. Lo importante para Alex, era saber dónde demonios estaba.
No fue hasta que la mujer habló, que algo de razón acaparó su juicio. Alex había creído que era producto de su imaginación o mala audición, pero que él recuerde, jamás tuvo problemas de audiencia para tomarlo como una opción.
Esa mujer acababa de dirigirse a Alex con otro nombre; de eso, no cabía dudas. Ahora, para ubicarse en qué idioma estaba, ve tú a saber.
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No sabe cuánto tiempo transcurrió hasta que por fin logró entender a duras pena algo, y no. Eso definitiva no lo alivió ni un poco.
¡Cinthya realmente logró hacer funcionar sus inventos descabellados! Alex fue a parar al mundo del Gran Maestro de la Cultivación Demoníaca, y, precisamente. ¡Al cuerpo del protagonista!
No, no. ¡Alex no es un manga-cortada! ¡¿por qué tuvo que pasarle esto a él?!
Si bien jamás tuvo nada en contra de la homosexualidad, Alex siempre fue hetero en todo sentido. Quién iba a pensar que iría a parar al cuerpo del protagonista G4y y además, ¡Pasivo!
¡A la mierda con todo! ¡Alex tiene todo el jodido derecho de llorar hasta quedarse totalmente seco!
—Oh, oh, A-Ying. ¿Qué pasó cariño? —preguntó la mujer, no, su madre. La hermosa Cangse SanRen. En ese sentido, tuvo que darle créditos a su suerte incluso si no está conforme. Tanto el ex discípulo de Jiang y la cultivadora de SanRen, son realmente una belleza. Qué buenos genes ha de haber heredado de esas dos hermosas criaturas.
Una voz habló del otro lado, en donde Alex estaba sentado. —¿Será acaso sus dientes? Nainai solía decir que cuando los dientes crecen, los bebés lloran desconsoladamente. A-Ying pronto cumplirá un año, es natural que sienta esas incomodidades.
—Pobre de mí Ying-Er —Cangse arrulló— no te preocupes cariño, pronto pasará.
Y Alex lloró más fuerte. Porque, ¿cómo les iba a decir que su llanto no era por el maldito diente que le estaba saliendo sino que, por el hecho de que su crisantemo está en peligro?
—Está bien, mi amor, está bien —SanRen lo consoló, meciéndolo ligeramente. Y pronto, Alex comenzó a sentirse somnoliento. No sabe si fue por el agotamiento mental, o porque en realidad su cuerpo de bebé necesitaba descansar.
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Cuando, Alex, oficialmente declarado Wei Ying cumplió los cuatro años, se resignó completamente a vivir esa nueva vida. Por lo tanto, comenzó a tratar de ser un poco más independiente. O sea, le gustaba ser mimado por sus padres, sin embargo, había veces que lo frustraba no poder hacer cosas que en su cuerpo antes podía. Tales como escalar árboles, correr por horas, usar un arco y flechas. Después de todo, en su vida anterior era un experto en tiro con arco, participando en competencias y esas cosas. Él era todo un deportista junto a su novia, por eso congeniaron tan bien siendo dos personas que compartían la misma pasión.
—Bueno, nadie antes había vivido algo así... —se dijo a sí mismo— esto está bien, un nuevo comienzo. ¿Qué podría salir mal?
Cangse y Changze parecían encantados por su rápido desarrollo intelectual. Wei Ying había insistido que le enseñaran desde ahora ya, a leer y escribir. Después de todo, prodigio no se hace, se nace. Pese a, con su personalidad culera, Alex ya había arruinado el intelectual del protagonista, y necesitaba estar a la altura.
Él demostró absoluto interés y seriedad cuando le enseñaron sobre caligrafía. Lo que se extendió, a adelantar la creación de talismanes debido a la dificultad de las runas en estos mismos. Después de todo, cada uno posee un sello diferente que requiere precisión y habilidad para plasmarlo.
—Y este es el sello del agua —murmuró Changze, guiando la mano de su hijo sobre la hoja llena de garabatos de los demás caracteres— puedes enlazarlo con el hielo, el viento, entre otros.
Wei Ying asintió. Él miró a su papá. —¿Qué hay del fuego?
—Ese es un sello más complicado y requiere de supervisión, Ying-er. Tu baba y yo podemos enseñártelo, pero siempre debes usarlo mientras nosotros estemos contigo, ¿de acuerdo? —Cangse SanRen condicionó, con una expresión suave intentando ser severa y fallando en el intento. Después de todo, su madre es la mujer más dulce en todo el mundo.
Sin embargo, no queriendo agraviarlos, el niño estuvo inmediatamente de acuerdo. —¡Sí, A-Niang!
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Para cuando Wei Ying había cumplido los cinco años, sus habilidades y conocimientos estaban a la altura del protagonista. Él, orgulloso por sus logros le suplicó a su padre practicar todavía más, para comenzar a fortalecer la base del pequeño núcleo dorado que con la misma insistencia logró formar. Además, de alguna manera debía mantenerlos pendiente de él mismo con la finalidad de impedir que mueran como dictaminaba el canon de la historia.
Si no mal recordaba, ocurriría cuando cumpliera los seis años. Sin embargo, Wei Ying no está dejando que sus amados padres se vayan de su lado. Debía de admitir que su amor hacia ellos creció inevitablemente. Le hizo recordar qué se sentía el calor maternal de quien te arrulla todas las noches cantándote canciones de cuna. O, qué es tener a quien te enseñe las cosas de la vida para fortalecerte en todo sentido.
Por lo tanto, se dio la tarea de protegerlos a toda costa. Y Wei Ying cumpliría sus objetivos, dando todo de sí mismo para lograrlo.
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Cuando llegó el momento por el cual se había estado preparando, Wei Ying tuvo que esperar a que sus padres se marcharan, dejar pasar un largo tiempo, antes de salir por la ventana de la habitación de la posada para seguirlos. Él llevaba su pequeño carcaj colgado en su hombro, junto a su arco que el mismo Wei Changze fabricó para el infante.
Bajar de un segundo piso por la ventana de la posada con la ayuda del árbol que afortunadamente se encontraba a dos metros de distancia, fue pan comido. Ser pequeño tiene sus ventajas, ya que es más liviano y fácilmente empujado por el viento.
Corrió por la oscura noche en dirección al bosque, persiguiendo el rastro dejado por la pareja de cultivadores. Su corazón en su pequeño pecho, latía descontroladamente por la adrenalina. El pavor de no lograr llegar a tiempo o salvar a sus padres, estaban llenándolo de inseguridades, pero Wei Ying fue perseverante, indispuesto a rendirse hasta cumplir su misión.
Para él era más rápido saltar por los árboles, por lo que escaló uno continuando su trayecto. Se sentía como todo un ninja con tales habilidades; saltar sin llegar a ser percibidas sus pisadas, esas eran las ventajas de ser niño, al menos.
A medida que iba avanzando, escuchaba los ruidos provenientes de una lucha. Fue entonces que, la resplandeciente luz roja de una espada le confirmó la ubicación de sus padres, que Wei Ying se preparó para el ataque.
Jamás imaginó que lo que presenciaría sería una horrible criatura de tal magnitud. Lucía como un hombre de las nieves, versión dark por su pelaje oscuro y ojos enrojecidos. Muchas veces leyó sobre ese tipo de bestias, llamadas Yao. Generalmente lucirían como un lobo mutante y espeluznante. Aunque en esta ocasión, bonito tampoco era.
Escondiéndose de la vista de sus padres, Wei Ying preparó un par de flechas apuntándole a la criatura. Su idea era esperar a que esta le diera la espalda, para atacar antes de huir. Sería la perfecta distracción que le permitirá a sus padres tomar ventaja antes de que lleguen los refuerzos. Después de todo, yendo hacia aquel sitio, en el camino vio un grupo de cultivadores que marchaban en la misma dirección.
Por un corto periodo de tiempo, el Yao se posicionó tal y como él quería. Entonces Wei Ying sólo necesitó disparar las flechas, dando en el blanco.
Un rugido inhumano llenó el bosque provocando que las aves nocturnas salieran de sus refugios. Wei Ying había traspasado un poco de energía espiritual a sus flechas, para darle más potencia y probabilidades de dar en el objetivo. Claro que no imaginó que funcionaría tan bien, a tal grado que penetró unos cuantos centímetros dentro de la piel de la bestia.
—¡Changze, ahora! —la voz de su madre, le dio aviso que era su momento de marcharse. Dándoles un último vistazo, Wei Ying viajó a la misma velocidad que llegó saltando a través de los árboles.
El niño iba tan pendiente de no ser descubierto por sus adultos y la bestia, que no miró hacia el frente cuando dejó el bosque. Por eso, no fue capaz de notar la presencia de un hombre parado en medio de su camino estrellándose contra este mismo.
Wei Ying cayó sentado en el suelo, sintiendo cómo sus sesos se sacudieron por completo; no obstante, sin dejar pasar su error, se levantó de inmediato. Él hasta se inclinó, en una perfecta reverencia. —¡Mis disculpas, Xiansheng! ¡Este no se fijó por donde iba!
La voz de un hombre le respondió. —Está bien, Joven Maestro, ¿te lastimaste?
Aturdido por la amabilidad del desconocido, Wei Ying alzó la vista.
Casi dio un grito de la impresión al encontrarse con un hombre alto vestido completamente de blanco. Llevaba una cinta con patrones de nubes en la frente, contrastando con los colores de sus elegantes prendas; una expresión estoica en su rostro, luciendo sereno aunque también se veía severo. Sin embargo, todo aquello se vio opacado –a su parecer– por esa ridícula barba de chivo pegada a su perilla.
Tuvo que morderse la lengua para evitar que un comentario desagradable saliera de su boca, obligándose a ser lo más cortés posible. —Para nada, estoy completamente bien. Muchas gracias por su consideración, Xiansheng. Si me disculpa, tengo que llegar lo más pronto posible antes de que mis padres sepan que no estoy.
El hombre parecía sorprendido, tratando de digerir que realmente se estaba dirigiendo a un niño en ese instante por su manera tan formal de hablar. A los momentos, logró recobrar su compostura para preguntarle. —¿Escapaste de tu hogar?
—Bueno, no lo diría de esa manera —Wei Ying rio avergonzado, rascando su cabeza— más bien, me cercioraba de que mis padres lleguen a salvo a casa. Son cultivadores y siempre salen de cacería. Pero por alguna razón, sentí que esta noche sería diferente y temía que algo les sucediera.
Hubo un breve momento de silencio, antes de que el hombre respondiera. —Por lo que acabas de decir, más fue la preocupación de un hijo muy filial. Si no es osado de mi parte preguntar. ¿Cuál es tu nombre, Pequeño Joven Maestro?
Felizmente, el menor respondió formando un arco con sus cortos brazos. —Este se llama Wei Ying, y tengo seis años, Xiansheng.
Al mayor se le cortó la respiración. —¿W-Wei? ¡¿Eres hijo de Wei Changze y Cangse SanRen?!
Wei Ying parpadeó estupefacto por su exagerada reacción. Aunque ya sospechaba de quién se trataba, no esperaba aquello. —¿Xiansheng los conoce? ¿cuál es su nombres?
Viendo que un menor actuaba mucho más cuerdo que él, el hombre se sintió absolutamente ridículo. Por lo tanto, recomponiéndose dijo. —Este se llama Lan QiRen, Maestro y Líder interino de GusuLan.
—Oh, un placer, Lan-Xiansheng —Wei Ying asintió— aunque fue agradable hablar con usted, es hora de que me marche. —una amplia sonrisa se dibujó en su rostro— si mis padres se enteran de lo que hice. ¡Me castigaran por una luna completa sin entrenamiento!
Lan QiRen abrió y cerró la boca, incapaz de articular algo al respecto. Ya sea por la conmoción o incredulidad, habiéndose detenido a tener una formal charla con un infante que apenas le llegaba a la cadera. ¿Es que acaso esa era una noche de locos?
Había recibido la carta de los aldeanos pidiendo ayuda con una horrorosa bestia que estaba intimidando a los residentes de Yiling. Muchos cultivadores perdieron la vida durante el enfrentamiento, como muchos salieron con suerte despiertos de este mismo; por eso, incapaz de hacer la vista gorda, GusuLan atendió el llamado. Lan QiRen, por la última carta que recibió del matrimonio Wei, supo sobre su estadía en el mismo sitio.
Aunque no lo admitiría en voz alta, estaba preocupados por ambos sabiendo también sobre su hijo menor a quien había tenido oportunidad de conocer cuando el niño tenía apenas unas lunas de vida. Era prácticamente de la misma edad que su sobrino menor. ¿Cómo podría hacer la vista gorda? Puede que sea el Maestro pedante más estricto de GusuLan, pero cuando de niños trataba, sacada a flote un lado blando suyo que nadie conoce.
Además, Wei Ying demostró poseer modales y una personalidad que difería con la de su alocada madre. Más se asemejaba a su padre. Wei Changze siempre fue un hombre más tranquilo y vergonzoso, sacado de su zona de confort por la desenfrenada mujer discípula de BaoShan SanRen. Los dos, como el agua y el aceite, pero aun así fueron capaces de congeniar perfectamente bien.
Lan QiRen estaba aliviado de que al menos, el menor sacara más de su padre que de su madre.
Tan sumido estaba en su estupefacción, que no se dio cuenta en qué momento Wei Ying se había marchado dejándolo completamente solo parado en medio de la calle. Así lo encontraron dichos cultivadores que el niño se había empeñado en evitar.
—¿Lan QiRen? —llegó una suave voz sorprendida, perteneciente a un hombre.
El aludido, saliendo de su trance se sacudió ligeramente mirando a su alrededor, antes de posar su atención en la pareja que se acercaba a él. Wei Changze era afirmado con dificultad por su esposa, quien estaba tan desaliñada como él evidenciando la difícil batalla a la que se habían enfrentado.
Una sonrisa de diversión se curvó en los labios de la única mujer presente, provocando que al Lan le zumbaran los oídos por el dolor de cabeza anticipado. —¡Barba de chivo, también estás aquí!
Lan QiRen habló entre dientes. —Cangse SanRen —cuando se dirigió al marido de la fémina, fue más cortes— Wei Changze. Me alegro de verlos a salvo.
Si bien mentir por omisión estaba en contra de sus reglas y las acciones de Wei Ying fueron para más peligrosas por su edad y capacidades. Lan QiRen no iba a deshonrar la confianza que el niño dejó en él. ¡Ni menos cuando fue tan respetuoso! ¡Nunca iba a olvidar su comportamiento!
Se preguntaba mentalmente si sería posible que tanto Wei Ying como su sobrino menor podrían ser amigos. Tendrá que preguntarle a los cultivadores pícaros si aceptarían una invitación a Gusu.
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Wei Ying terminaba de copiar la última hoja con las palabras: "No perseguir a mis padres a una peligrosa cacería nunca hasta que sea mayor"
Después de dicha cacería, cuando sus padres regresaron a la posada con su baba herido acompañado del mismo Lan QiRen, el niño que fingía dormir, fue sacado de la cama de un solo jalón de su madre que lo sostuvo de una pierna dejando que colgara cabeza abajo. Ella tenía una ceja alzada mirándolo interrogante. Wei Ying, aparentando recién despertarse, dijo. —¿A-Niang?
—Aha, no creas que con esa actuación podrás engañarme, pequeña cosa. Yo te parí, y todos los trucos que sabes han sido enseñados por mí —respondió, sacando de su bolsa una flecha partida a la mitad. Wei Ying supo de inmediato que estaba en problemas.
Únicamente pudo reír tímidamente. —Jaja, ¿qué cosas no?
Cangse SanRen entrecerró los ojos en su dirección. —Estás castigado por una luna.
Wei Ying gimió en descontento restregándose el rostro, ignorando el resoplido de risa de su baba que era atendido por Lan QiRen. Esto lo sorprendió, ya que no sabía qué tan cercanos eran sus padres con el otro hombre. Si no mal recuerda, según el libro, Lan QiRen siempre que mencionaba a su madre lo hacía con disgusto como si fuera un mal presagio pronunciar su nombre; aunque al menos, inclusive si el anciano no hizo el juramento de no exhibirlo, él no mencionó siquiera una palabra de su reciente encuentro. De hecho, fue el mismo Wei Ying que solo se acusó.
Verán, cuando su baba fabricó su pequeño arco, también fabricó flechas que solamente funcionaban con la energía de Wei Ying; estas tenían un sello tipo nombre de una marca, que fácilmente sería reconocida por la familia de tres. Fue su propio descuido por no utilizar una flecha ordinaria que terminó delatándolo.
Pero al menos, su castigo no fue tan severo debido a que en realidad los ayudó para derrotar a la bestia.
—De no ser por tu flecha, los dos habríamos sido desgarrados por ese Yao, Ying-er —dijo su madre como quien menciona un comentario divertido, que hizo su cuerpo estremecerse de solo pensarlo. Incluso, le pareció ver por el rabillo de su ojo que hasta Lan QiRen lucía horrorizado como lo estaba él en su interior.
Entonces, intercambiando miradas con el hombre de GusuLan, los dos recordaron la charla que tuvieron en su primer encuentro, y vio la realización en los ojos de Lan QiRen. Tal y como Wei Ying le había dicho, algo habría sido distinto en esta cacería si él no hubiese intervenido.
Por eso, su castigo fue copiar la misma línea durante una luna; pero al menos, sus padres estaban vivos, sanos y a salvo con la herida de su baba ya curada. Y ahora mismo, se dirigían a Gusu por invitación del mismo Lan QiRen.
Wei Ying sintió un poco de ansiedad al darse cuenta de que conocería a Lan Wangji antes de tiempo. Todo esto, solamente por haber impedido que sus padres murieran. Conoció al tío del chico que al parecer tuvo una buena impresión del infante.
A pesar de que al llegar a ese mundo temía por su destino, debe de admitir que tiene mucha curiosidad por ver cómo es realmente el rostro del Segundo Jade; si es tan hermoso como un dios bajado del cielo como tanto alardea el fandom de Mo Dao Zu Shi. Y si, tal vez, aunque sea un poco narcisista e incluso arrogante de su parte, sea capaz de llamar la atención del otro chico cuando lo conozca, tal y como lo había hecho el Wei WuXian original del libro.
Dándose cuenta de sus pensamientos absurdos, Wei Ying agitó su cabeza enviando lejos la idea. Luego, guardó sus cosas para darle aviso a sus padres y puedan partir rumbo a Gusu.
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Está bien. Todo está totalmente bien.
No, tachen eso.
No está bien. Pensó en pánico.
Wei Ying y sus padres habían llegado casi a media tarde al Receso de las Nubes. El niño iba sobre el lomo de Min Jia, el burro de su madre, mientras esta le cantaba canciones que incluían rimas trabalenguas para que él memorizara los caracteres y sus significados. Su padre, que guiaba dicho animal, iba feliz de escuchar a sus dos personas favoritas divertirse, aportando una que otra oración a las improvisaciones de su esposa.
Entonces, cuando se pararon en la entrada del sitio en donde eran esperados por Lan QiRen y dos pequeños niños a su lado. Wei Ying tuvo que hacer una doble toma para poder procesar lo que sus ojitos estaban viendo. Porque, mierda. Había escuchado de Aylin y Cinthya sobre la belleza y ternura del Segundo Jade durante la niñez, características que fueron captadas gracias a la adaptación en Donghua que hicieron y cientos de fanart en internet. Sin embargo, verlo en persona es otra historia.
Ese niño, era como un muñeco hecho de porcelana en vida.
Ojos dorados y serenos que incluso a tan corta edad, capaz de expresar miles de emociones en lugar de hacerlo con su propio rostro; nariz pequeña de botón como un conejito, labios diminutos y regordetes color cereza. Tenía su cinta bien atada en su frente parado con una digna postura de Lan, mirando con curiosidad bien oculta a los recién llegados invitados. Se notaba que se estaba aguantando las ganas de ir tomar la mano de su hermano que se hallaba junto a él, mirando con expresiones abiertas a los desconocidos pero con cortesía siempre por delante.
Los Gemelos Jades. Tan similares y tan diferentes a la vez. Porque, a pesar de que evidentemente el mayor que mostraba lo que sentía y se notaba lo sociable que es. Nada podía evitar que los ojos de Wei Ying permanecieran en el niño más pequeño junto al Lan mayor.
Su madre, su queridísima madre. Habiéndose dado cuenta de la reacción de Wei Ying, luego de los saludos llenos de burlas viniendo de la mujer y cortesía del hombre, no dudó ni siquiera un segundo en sugerir que su hijo se familiarizara con los herederos de GusuLan. Para variar, Lan QiRen estuvo totalmente de acuerdo. ¡Es como si estuvieran conspirando en contra de Wei Ying!
Así que, no queriendo demostrar su caos interior. Como el niño obediente que siempre es, Wei Ying acató la orden. Se acercó a ambos infantes saludando con una tímida reverencia apenas logrando la perfección por su nerviosismo, y lo poco acostumbrado que estaba con ese tipo de cortesía a pesar de los años. —Saludos Jóvenes Maestros, este se llama Wei Ying.
El mayor de ellos, con una sonrisa amistosa respondió. —Es un placer, Joven Maestro Wei. Soy Lan Huan, y este es mi didi...
—Lan Zhan —respondió el mencionado interrumpiendo a su hermano mayor, para impacto de este mismo y Wei Ying, que bien sabía sobre cómo el Lan Wangji del libro fue retraído teniendo que Lan XiChen responder por él.
Wei Ying parpadeo. A pesar de su sorpresa inicial, también sintió una repentina diversión y ternura por el Segundo Jade; fue inevitable que una gran sonrisa se le formara en su rostro.
Ante el gesto, Lan Zhan quedó completamente anonadado, se dio cuenta Lan Huan. Su hermanito miraba con asombro al otro niño, como si fuera una maravilla en persona; este sin embargo, que se había propuesto no llamar la atención del otro protagonista desde que reencarnó en aquel mundo, sin saberlo dictaminó su propia sentencia.
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Años más tardes....
Un Wei WuXian de quince años y mejillas ruborizadas, se sentaba arrodilla frente a sus padres; a su lado, otro adolescente de su misma edad con una perfecta postura y rostro impasible. Este Joven sin duda era alguien muy guapo, los años hicieron que su belleza resalta aún más y afinando sus rasgos masculinos. Un Lan Wangji de dieciséis, que había atado su cinta de la frente en la muñeca de Wei WuXian, le pedía con toda determinación a los padres del menor su mano en matrimonio.
Wei WuXian internamente gritaba a todo poder, porque cuando menos lo esperó porque bajó muy pronto la guardia, se había enamorado perdidamente de Lan Wangji.
No sólo cambió el destino de sus padres salvándoles la vida, y evitando todo lazo con la familia Jiang. Sino que también el suyo, teniendo a temprana edad una íntima cercanía con el joven que se supone en una próxima vida se convertiría en su esposo.
Él adelantó todos los hechos.
Se suponía que Wei Ying no era manga-cortada. pero ahí estaba, comprometiéndose con un hombre.
Si Cinthya y Aylin vieran esto, seguramente se habrían burlado de él por la eternidad.
Nota: Les juro que no sé por qué se me ocurrió escribir esto, gente. Lo tenía guardado en mi carpetita de Fics cortos desde hace un años.
Lo dejé tal y como lo encontré, porque en realidad no me alcanzó para más la imaginación y por eso avanza demasiado rápido. Les digo que, quien quiera puede hacerle una continuación pidiendo mi permiso y añadiéndole los créditos, por supuesto.
Es por eso que lo dejé como un OS independiente, así le podré ir agregando las continuaciones si alguien se le ocurre una idea. ¡Estaré esperando sus ideas, Chikis!
¡Eso es todo! 😉
[29-01-2023]
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