Inconsciente del lio interno de Lan Wangji, Hua Danxin ya estaba presentando al Jade con su padre, tan alegremente como desde que se encontraron. —¡A-die! ¡Él es Lan Zhan, Lan Wangji de Gusu! —se volvió hacia el visitante, aún cargando a su hijo en brazos— Lan Zhan, él es mi A-die. Hua Cheng, título Xue Yu Tan Hua. ¡Guiwang Shen!
Dicho mencionado, centró su único ojo sobre el Segundo Jade. Hua Cheng primeramente lo inspeccionó de pies a cabeza, provocando que el Lan Wangji sudara frío. Fue como, ser puesto bajo la prueba definitiva del padre de su amado para poder pedirle su mano.
—HanGuang-Jun —Hua Cheng pronunció en un tono moderado, libre de reproche y demostrando su respeto por aquel título— ...he oído hablar de usted, Segundo Maestro Lan. Sin duda alguna, le hace juicio a su título.
Lan Wangji no sabe en qué momento había dejado de respirar. Únicamente tomó aire, cuando se inclinó frente al Rey de los Fantasmas. —Wangji agradece las palabras de Chengzhu.
Hua Cheng asintió en reconocimiento, aparentemente divertido por la rigidez del muchacho. Luego, se volvió hacia su hijo. —Madam Tang y FengYu estaban buscándote, A-Yun. Ellos dijeron que te esperarían en Puji.
Hua Danxin abrió sus ojos grandes. —¡Ah! ¡Gracias por recordármelo, A-die! Es precisamente por ellos que traje a Lan Zhan conmigo.
El hombre pareció comprender sus palabras, por lo que le dio una suave sonrisa mientras revoloteaba su cabello. —Primero debes recoger a A-Yang y A-Yen que acabaron ya, sus lecciones. También quieren ir contigo.
—¡Lo haré!
—Entonces, los dejo. Tengo que ir a encargarme de cierto alguien que estuvo causando problemas —comentó el Rey Fantasma, como si fuera un asunto sin importancia.
El menor captando aquello, llevó consigo al Jade dentro de Mansión Paraíso dándole un recorrido mostrándole cada rincón.
Hua Danxin sabía que su padre ha estado demasiado pendiente del mundo de la cultivación, sorprendiéndolo en gran manera. Después de todo, es el mismo Hua Cheng quien lo protege de ese mismo mundo, enviándole miles de tipo de protecciones antes de dejar Ciudad Fantasma.
Lo último que supo, fue que, hace dos años una guerra estuvo a punto de levantarse por culpa del Clan QishanWen. Su Líder de Secta al parecer, se había corrompido luego de manipular cierto objeto poderoso que nubló su juicio. Entonces, muchas personas y Sectas sufrieron bajo su tiranía.
Debido a las oraciones masivas que recibieron en la capital celestial, Xie Lian y Hua Cheng se vieron en la obligación de ir a mirar qué estaba sucediendo. Sin embargo, antes Hua Cheng ya había enviado a sus subordinados a despejar su camino y les detallaran los sucesos. Hua Danxin fue testigo de la ira de su padre, quien se encargó de los herederos Wen y Wen RuoHan sacándolo de su puesto no solo de Cultivador Jefe, sino que además, de Líder de Secta llevando a QishanWen a la ruina.
Fue en ese entonces, que Hua Danxin encontró a un recién nacido A-Yuan envuelto en mantas blancas. Su madre, lo había dado recién a luz y murió en el parto dejando a su bebé bajo la protección de un conjuro.
Gracias a ello, conoció a una rama secundaria del Clan Wen que residían en Yiling bajo el liderazgo de Wen Qing. Una reconocida médico de la misma Secta, quien al enterarse que Hua Danxin era en realidad hijo de dos seres poderosos, le pidió su ayuda para salvar a su familia. Cosa que el Príncipe Heredero por supuesto no pudo negar, y terminó llevándose a aquella familia Wen a vivir en la aldea Puji.
Actualmente, viven en una armonía y paz que jamás habían tenido desde que vivieron en Qishan. Tiempo después se enteró de que, A-Yuan, era hijo de unos primos lejanos de Wen Qing y su hermano pequeño Wen Ning. Hua Danxin estaba tan sorprendido y feliz por ello, que hasta el día de hoy no se arrepintió de haberlos ayudado.
Desde aquel día, había ganado una hermana mayor y un hermano menor a quienes ama con todo su corazón. Incluso, ellos adoptaron honrados su apellido, siendo recibidos felizmente como hijos también de Hua Cheng y Xie Lian.
Meses después de que los ex Wen se instalaran en Puji, Hua Danxin había salido de viaje junto a Hua Ning (Ajswndjs..me sonó a Juanin de 31 minutos). Él le estaba enseñado a su didi a cultivarse, y poder pelear con una espada. De esa manera, poder defenderse en cualquier circunstancia. Ya sea que esté o no Hua Danxin con ellos presente.
Ambos habían visitado el jardín de Tanzhou, desviándose directamente a Yueyang. En donde rescataron a un A-Yang se siete años, que casi fue arrollado por una carroza. El niño había pasado por muchas penurias en la calle, y crueldades viniendo de las personas. Es por eso que sin siquiera pensarlo un momento, Hua Danxin se había llevado con él al niño, siendo apoyado como siempre por su Ning-di.
Hua Qing (en español suena como Joaquín xd), los había mirado por un largo tiempo golpeteando su pies en el suelo, mientras ellos simplemente se le quedaron viendo en silencio, temiendo que su Jiejie los regañara por traer a un niño a casa sin dar aviso.
Pero contra todo pronóstico, ella simplemente suspiró. —Bueno, son tus hijos después de todo; tú te haces cargo, A-Yun.
Entonces, de inmediato Hua Danxin había adoptado al pequeño Xue Yang como Hua Yang; algo similar que sucedió con A-Yen, a quien rescataron de su abusiva familia.
Hua Danxin y Hua Ning llevaron a los niños de viaje, siendo escoltados por los guardaespaldas impuestos por Hua Cheng; en ese entonces, llegaron a tierras desconocidas para ellos, terminando en la Villa Mo.
Hua Yen era hijo de la Segunda Madam de la familia Mo. Sin embargo, falleció un año antes de que Hua Danxin y Hua Ning lo encontraran. Entonces, el pobre pequeño de cuatro años quedó bajo el cuidado de su tía quien lo maltrataba. Por eso, no les fue difícil llevarse al niño lejos de esa podrida familia para darle una nueva oportunidad de vida.
Aquella vez, fue su tío Mu Qing quien lo miró de pies a cabeza, antes de agitar la suya diciéndole. —Sólo tú recolectas niños como un orfanato andante, A-Yun.
Sus padres por otro lado, estaban más que contentos de tener a nietos a quienes mimar. A ellos les encantan los niños, y son demasiado blandos con ellos. Es por eso que sus Tres pequeñas flores los aman tanto.
Más tarde conoció a Madam Tang junto a su hijo, Tang Tian.
La mujer había llegado desorientada a Puji pidiendo su ayuda para poder recuperar su memoria. Gracias a sus esfuerzos de meses, logró dar con nombres que pudiesen darle algunos indicios de sus orígenes.
La razón por la cual llevó consigo a Lan Wangji.
—Mansión Paraíso es la residencia más grande que tenemos —dijo Hua Danxin— la segunda es el Palacio de A-Niang en la capital celestial. Y por último, el templo que A-die envió a reconstruir en la aldea Puji.
Lan Wangji estaba más que impactado por aquella nueva información; también, feliz de que su amado tenga todo lo que siempre mereció. Porque para él, Wei Ying se merecía el mundo entero. ¡Él debía ser tratado como alguien de la realeza!
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Llegaron hasta unos enormes portones que yacían cerrados. Desde afuera de ellos, Lan Wangji pudo escuchar las voces emocionadas de unos niños que lo llenaron de curiosidad. Luego recordó lo que Hua Cheng le había dicho a Hua Danxin, sobre recoger a unos menores de sus lecciones.
Como si leyera sus pensamientos, Hua Danxin le dijo. —Quiero presentarte a mis otros dos hijos, Lan Zhan.
Entonces el Segundo Jade se encontró inhalando profundamente. Un repentino sentimiento de pánico se instaló en su estómago al pensar, de dónde habrán salido esos niños. Si bien Hua Danxin le había mencionado sobre dar a luz al pequeño A-Yuan, puede que tenga cierto grado de veracidad como de mentira. Después de todo, conociendo bien al otro Joven, siempre podían esperarse sus absurdas bromas.
Pero, ¿qué haría Lan Wangji si esta vez no fuera una broma?
Por ello, para asegurarse antes de quedar como un completo estúpido a quien luego le fueran a presentar a su rival amoroso. Se encontró preguntándole a Hua Danxin, luciendo lo más calmo posible. —¿Quién...es la madre de los niños?
El Príncipe heredero lo miró divertido. —Yo soy su madre.
Lan Wangji frunció ligeramente sus cejas. —¿Cómo?
Notando que el Jade realmente estaba creyendo sus palabras, Hua Danxin no encontró razón para seguir molestándolo. Por alguna extraña razón, le calentaba el corazón querer obtener reacciones de Lan Wangji. —No lo malinterpretes, Lan Zhan. —él se rio— los tres son adoptados. Como te lo dije, no estoy casado o algo parecido.
Solo entonces la paz colmó el corazón del Jade.
—Ahora, ahora. Entremos, A-Yang y A-Yen deben estar esperándome —instó Hua Danxin, empujando los portones para abrirlos.
Lan Wangji quien tenía puesto sus ojos sobre Hua Danxin, solo desvió su mirada cuando el chillido emocionado de los niños gritaron por su baba. —¡baba!
—¡baba, ya llegaste! —exclamó uno de ellos, notándose que era el mayor de ambos. Él vestía túnicas similares a las de Hua Danxin, con los bordados dorados en forma de flores de cerezo. También, tenía su cabello atado en una alta coleta adornada con una cinta roja.
Solo recién Lan Wangji recordó esa característica, volviendo hacia Hua Danxin para darse cuenta de que en vez de llevar una alta coleta, el menor tenía su cabello semirrecogido a media cola con dos mechones cayendo por sus mejillas. Tan ensimismado estaba por haber encontrado a su Wei Ying, que no tomó en cuenta el cambio en su peinado. Sin embargo, de todas formas se veía completamente bello.
—¡Pequeños bollos! —canturreó alegremente Hua Danxin, agachándose a la altura de sus hijos— conozcan Lan Zhan, Lan Wangji de Gusu, título HanGuang-Jun. —se volvió al Jade, teniendo que mirar hacia arriba desde su posición— Lan Zhan, ellos son Hua Yang y Hua Yen; saluden, niños.
El más grande de ellos se inclinó. —Mi nombre es Hua Yang, tengo ocho años.
—Mi nombre es Hua Yen, tengo seis años —dijo el más pequeño, repitiendo las acciones de su hermano mayor.
Lan Wangji se encontró tímidamente devolviendo el saludo, con una ligera inclinación de cabeza pensando en lo mucho que los niños se parecían a su amado a pesar de ser adoptados.
Hua Danxin había dejado a Hua Yuan en el suelo. —Muy bien, pequeños rábanos. ¿Están listos para irnos a Puji? Por cierto, ¿dónde está el Maestro Fu?
Hua Yang respondió alegremente. —Él se marchó cuando Laoye dijo que habías llegado, baba.
—Oh, ya veo —Hua Danxin asintió— correcto, entonces. ¿Nos vamos?
Hua Yen dio saltito, antes de tomar la mano de Hua Yuan. —¡Vamos!
El Príncipe Heredero estaba seguro de que sufriría de un ataque por la ternura de sus pequeños bollos. Lan Wangji pareciera estar experimentando lo mismo, derritiéndose ante la interacción de su amado con sus hijos.
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Partieron rumbo a la llamada aldea Puji. Lan Wangji todavía no podía evitar maravillarse por el método de transporte que poseía Wei Ying; él simplemente lanzaría sus dados, movilizándose a través de una puerta y listo.
Las calles de Puji eran un tanto ruidosa, pero no de manera desagradable. Habían muchas personas interactuando alegremente entre sí. Comerciantes sonriendo, tratando a sus clientes con suma calidez, que provocaba inconscientemente a los demás sonreír por ello mismo.
Hua Danxin los guío por medio del camino, saludando como lo había hecho en Ciudad Fantasma. Habían ancianas o señoras que lo saludaban, tratando a Wei Ying como un hijo o nieto cariñosamente. Los niños, saltaban alrededor de su amado tratando de llamar su atención. El menor les daría el gusto, cargándolos de vez en cuando haciéndolos chillar de alegría.
Lan Wangji jamás se había sentido tan pleno, desde que tiene uso de razón.
Salieron de la calle transitada, para seguir un camino a través de un sendero. A lo lejos, Lan Wangji visualizó un pequeño templo que más se asimilaba a una cabaña. No era ostentosa, pero sí se notaba lo bien cuidad que estaba. Se preguntaba si era templo del cual Hua Danxin le hablaba.
De pronto Hua Danxin le dijo. —Por cierto, Lan Zhan; es posible que lo que veas, sea demasiado impresionante para ti.
Lan Wangji inclinó su cabeza hacia un lado. —¿Por qué?
—Uhm, es porque, te presentaré a un persona que posiblemente te conozca —respondió el menor, con una sonrisa tímida. Los niños iban caminando delante de ellos, charlando entre sí con toda la energía del mundo. Hua Yang y Hua Yen, tenían en medio de ambos tomado de la mano a su pequeño didi Hua Yuan. El infante de dos años, de vez en cuando era alzado en el aire por sus hermanos mayores robándole risitas de diversión.
El Jade únicamente pudo sentirse un tanto curioso como desconcertado por las palabras de Hua Danxin. Él jamás había visitado Puji como para que viva alguien que lo conozca, y no se acuerde. —¿Cuál es su nombre?
Hua Danxin tarareó pensativo. —Preferiría que la vieras con tus propios ojos. Bueno, a ambos.
—¿Ambos?
—Así es, ella...
—¡Oh! ¡Los niños y A-Yun ya están aquí! —se oyó la voz de una mujer. Y tan pronto como la escuchó, Lan Wangji giró su cabeza tan bruscamente que Hua Danxin temió que se rompiera el cuello.
Cuando el Jade vio el rostro de la mujer, tanto su cuerpo como corazón se paralizaron inmediatamente. Aunque no fue el único. Ella parecía tan sorprendida como él, llevando una de sus manos a su boca.
Tenía los ojos abiertos de par en par. Vestía túnicas rosa pálido, que contrastaba con lo clara de su piel. Ojos suaves y oscuros. Su cabello tomado con una cinta blanca, en una larga trenza. A pesar de los años, mantenía su belleza y rasgos jóvenes dignos de un alto nivel de cultivo.
Lan Wangji solo se dio cuenta de que había acortado la distancia entre ella y él, cuando la mujer dio el ultimo paso levantado sus manos para acunar su rostro; había lágrimas brillando en sus ojos. —A-Zhan...
La voz del Jade se quebró. —A-Niang...
—Oh, mi pequeño A-Zhan; estás aquí, ¡realmente estás aquí! —pronunció su madre entre sollozos, atrayéndolo hacia sus brazos— mi dulce bebé; estás tan grande y guapo...
—A-Niang —durante toda su formación, Lan Wangji jamás se había permitido tan libertad de expresar sus sentimientos abiertamente. La única vez que fue con una fuerte intensidad, se llevó a cabo detrás de sus cuatro paredes en el Jingshi. En donde fue consolado por su hermano mayor, llorando la ida de su alma gemela a quien creyó perdió para siempre.
Años de reprimir sus emociones le impidieron incluso llorar la partida de su amada madre, quién de un día para otro había desaparecido de sus vidas. ¿Cómo iba él imaginar que la volvería a ver algún día?
Hua Danxin observaba la escena totalmente conmovido, con sus tres niños sonriendo de igual manera; a pesar del gran trabajo que le tomó reestablecer los recuerdos de Madam Tang, para él valió la pena si el resultado era este mismo.
Un emotivo reencuentro después de años de separación forzada.
Una vez que madre e hijo se hubiesen separado para mirarse las caras. Con una enorme sonrisa y ojos acuosos, Tang Huifang le sonrió al menor. —Has crecido bien, mi pequeño Zhan-er. Tienes que contarle todo a mamá.
Lan Wangji asintió con frenesí, presionando sus labios tragándose las ganas de seguir llorando demasiado feliz para desperdiciar el tiempo de esa manera. —Lo haré.
—Muy bien, cariño —los ojos de Madam Tang se desviaron hacia el Príncipe y sus hijos; ella se veía tan radiante como el mismo Hua Danxin— muchas gracias por todo, A-Yun.
—¡De ninguna manera! —dijo el Joven sonriente— Fang-ayi, no necesitas agradecerme nada. ¡Fue un placer!
Al ver la curiosidad en el rostro de su hijo. Tang Huifang le contó. —La razón por la cual estoy aquí contigo ahora, fue todo gracias a A-Yun y su familia, A-Zhan; les debo mi vida a ellos.
—¡Fang-ayi! A-Niang, A-die y yo te hemos dicho muchas veces que no nos debes absolutamente nada —insistió Hua Danxin, demasiado apenado por tan sinceros agradecimientos viniendo de la mujer. Además, recibir la mirada de absoluta adoración por parte de Lan Wangji no estaban ayudando mucho que digamos.
Desde que se conoció con el Jade, el otro muchacho no ha dejado de mirarlo como si fuera su mundo entero. Como si Hua Danxin fuera su sol, su luz o algo parecido; porque tan pronto como lo vio, el Príncipe se dio cuenta de cómo la mirada de HanGuang-Jun se iluminaba como el cielo después de una intensa tormenta.
Sin mencionar la forma en que pronunciaba su nombre; ya fuera que lo llamara Wei Ying o Hua Yun. El sentimiento transmitido era el mismo, y, eso, de alguna manera lo pone demasiado tímido. Algo que jamás había experimentado con alguien, tomando en cuenta cuantas personas lo han llamado con cariño "A-Yun" o "A-Xin". Sin embargo, con Lan Wangji es tan diferente, y, de alguna manera tan...familiar. Aun cuando lo llama "Hua Yun".
Nota: ¡Ah! No sé cómo demonios salió la idea para este capítulo. Como siempre, dejé mi cerebro tomar posesión de mí 🤦🏻♀️
¡Tuvimos reencuentro entre Madam Lan y Lanchita! 🥺💞
¿Qué les pareció? La verdad es que planeaba hacerlo más largo, pero luego recordé que ese largo sería la explicación de qué fue lo que sucedió con Hua Danxin. Así que, ¡Será para el próximo capitulo!🤭
¡Nos leemos la próxima! ✌🏻😘🏳️🌈
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