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Episodio II: Nuevo Amanecer

¡A pedido de mis lindas lectoras y lectores, tenemos continuación! 😘

Solo puedo decirles que...

¡Afírmense!














Lin Yuxuan había escuchado muchas historias a sus cortos diez años de edad. La principal de ellas trataba de un Joven Maestro desaparecido, conocido por ser el mismo sol en persona debido a su radiante sonrisa y personalidad.

Se decía que el Joven Maestro Wei WuXian sonreía incluso en las peores circunstancias. Y por ello, jamás pudieron ver detrás de su máscara llevándolo a aquel trágico final.

Se decía que Wei WuXian era el cuarto en la lista de Jóvenes Maestro de su generación. Su nivel de cultivo lo designaba como un prodigio que, si hubiese nacido como un heredero, tal vez habría estado en el tercer lugar, ya que nadie podía negar su atractivo. Además, poseía un carisma único que atraía a todos como polillas a la luz.

Se decía que aquel niño poseía un corazón tan puro, por lo cual aún hay muchos que se preguntan cómo fueron capaces de herirlo. Seres así como Wei WuXian, deberían ser protegidos a toda costa e impedir que su luz se apague.

Él era demasiado bueno para este mundo, razonó un día Lin Yuxuan.

El Joven Maestro Wei WuXian le recordaba al Gege que conoció en su aldea. Ese Joven sonreía tanto como respiraba. Tenía una energía ilimitada. Es amable con las personas. Siempre ayuda a la Señora Wu Liyin con trabajos pesados. Ella es una mujer ya de edad, y obviamente le cuesta hacer muchas cosas. Entonces, el Gege siempre está para ayudarla.

Lin Yuxuan también sabe que ese Gege le encanta cuidar a los niños. Frecuentemente se le ha visto cargando uno que otro mocoso de la aldea, quienes cada vez que lo ven saltan a su alrededor alabándolo mientras le cantan canciones. Entonces el Gege, tomará unos cuantos niños y los cargará por toda la aldea hasta regresarlos a sus hogares.

Las tías están acostumbradas a él, y siempre lo reciben con sonrisas cálidas hasta con un delicioso jugo de frutas. Gracias a eso, Lin Yuxuan pudo saber al fin el nombre del Gege, quien, además, vive con sus padres a las afueras de la aldea.

Su nombre es Huā Yùn, de cortesía Dànxīn.

Hua-Gege le dijo una vez a Lin Yuxuan que era un cultivador, y que sus padres lo habían entrenado para ser el mejor de todos; pero que, en realidad, lo único que él quería era ayudar a las personas. Hua-Gege también tiene una hermosa espada llamada: Zhēnyì. Una vez Lin Yuxuan la vio de cerca, y su hoja era tan resplandeciente como la misma plata en la cual, podrías incluso ver tu propio reflejo.

Él estaba realmente maravillado con Hua-Gege, por lo cual le hizo muchas preguntas. Una de las primeras, fue el significado de su nombre.

Hua-Gege respondió. —Hua Yun quiere decir la suerte de las flores, mientras Danxin significa Nuevo Amanecer, A-Xuan.

Lin Yuxuan boqueó. —¿Y Zhenyi?

Hua-Gege sonrió. Él revoloteó el cabello de Lin Yuxuan con afecto. —Justicia verdadera.


Li Yuxuan pensó encantado, que definitivamente los nombres de Hua-Gege estaban perfectos para él. ¡Sólo alguien tan bondadoso como su Gege se merece todo el bien del mundo! Li Yuxuan sabe que su Hua-Gege será alguien de una gran reputación, que ayudará a todas las personas del mundo. ¡Pronto verán que así será!

Después de todo, fue tan bueno al recibir una familia de dos personas para refugiarlos en su hogar. Se trataba de una mujer cultivadora errante de nombre Tang HuiFang, con su hijo de diecisiete años llamado Tang Tian, de cortesía FengYu que el mismo Hua-Gege escogió para el adolescente a pedido de este mismo. ¡Todos adoran a Hua-Gege!

Tiempo después Lin Yuxuan supo de boca de Hua-Gege, que él era hijo de un Rey. Por lo tanto, ¡Hua-Gege era un príncipe!






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Cuatro años desde la desaparición de Wei WuXian.

Lan Wangji de veintiún años, lideraba una cacería nocturna en XinXing. Hace tres años embarazosamente, le habían designado un título debido a su traspaso a la adultez. Y desde entonces, era constantemente llamado HanGuang-Jun; todo porque según las personas, él era el portador de la luz a donde quiera que vaya ayudando a otros.

El Segundo Jade no entendía eso. La única luz que habría portado en la vida, se había extinguido hace cuatro malditos años. Era común verlo con su impasible mascara de indiferencia carente de luz en sus ambarinos ojos. Suelen murmurar de él, destacándolo como a alguien que perdió a su esposa o algo parecido.

No están lejos de la verdad.

Desde que Wei Ying se fue de sus vidas, cada día ha sido como aquello. Un día más, sin ver aquella deslumbrante sonrisa. Un día más, sin escuchar la maravillosa risa. Un día más, con la incertidumbre de si alguna vez se volverán a encontrar.

Sin embargo, la vida nunca le ha hecho favores a Lan Wangji. El único favor que le hizo se lo cobró antes de si quiera poder haber hecho algo para disfrutarlo. Y ese fue poner a alguien como Wei Ying en su vida. Entonces, se resignó a que vagará por los confines del mundo sin su alma gemela porque fue demasiado idiota como para no haber comprendido antes sus propios sentimientos; fue ahí que comenzó a dudar de sus estúpidas pedorras reglas.

Su padre una vez se lo había contado de esa forma. Lan Minzhe fue alguien que lo vivió de primera mano, por lo cual sería bastante obvio y coherente hacerle caso, además, dah, era su padre. Y, en el noventa y seis por ciento de los casos los padres tienen la razón.

Así que, ¿Quién es Lan Wangji para llevarle la contraria?

Además, desde que sucedió todo aquello QingHeng-Jun abandonó su reclusión sabiendo de su sufrimiento. Entonces, tomó el rol no solo de Líder nuevamente, sino que de padre también con la intensión de reparar lazos y remediar sus errores.

El Segundo Jade estaba feliz de recibir su apoyo.

Con el tiempo se fueron conociendo desde cero. Lan Wangji no sabía que su padre fuera un bromista, con una personalidad tan similar a la de su hermano mayor; él piensa que, en otras circunstancias, tal vez Lan Minzhe y Wei Ying se habrían llevado de maravilla.

—También pienso lo mismo, A-Zhan. —había comentado aquel día su padre— con todo lo que me has contado tanto tú como A-Huan. Tal parece que el Joven Maestro Wei era un muchacho muy simpático y fácil de querer.

Cuánta razón tiene su padre. Y recordar sus palabras ahora mismo, trajeron una dolorosa nostalgia a su corazón. Decidiendo que debería concentrarse en esta cacería, envió lejos sus anhelos con la finalidad de acabar pronto.

Un crujido de ramas en el bosque, y todos estaban en alerta. Lan Wangji yacía con Bichen desenvainada, siendo el guía en la línea de discípulos que lo respaldaban.

No esperaban que de los arbustos saliera un niño corriendo.

—¡No! ¡A-Yuan hará pipi de las cosquillas! —chilló el infante de ojos grises, vistiendo unas adorables y pequeñas túnicas a color crema. Tenía su cabello atado con una cinta dorada que combinaba con los bordados de sus prendas. Pequeñas botas negras con cadenillas colgando. Un grupo de plateadas mariposas lo acompañaban revoloteando a su alrededor. Él reía brillantemente, provocando que el aliento de Lan Wangji se quedara estancado en su garganta.

El menor corrió detrás del Jade, escondiéndose de quien lo venía siguiendo.

—¡Ah! ¿Dónde está el hermoso rábano de baba? —vino voz masculina, y pronto HanGuang-Jun sintió su corazón temblar. Porque tan pronto se reveló la figura de un apuesto Joven vistiendo similar al niño, tanto los discípulos como Lan Wangji se encontraron jadeando de la conmoción.

Hubo un breve momento de silencio, que fue roto cuando los Jóvenes discípulos de GusuLan reaccionaron, gritando a coro. —¡¿Joven Maestro Wei?!

—Wei Ying... —porque si los discípulos también lo vieron, menos podría equivocarse; era él; su rostro tan brillante como su sonrisa. Sus ojos platas deslumbrantes contra la luz del sol del día. Que independiente de los indudables años dándole a sus rasgos más madurez, lo reconocería en cualquier circunstancia.

Lucía totalmente saludable, libre de tristeza que dejaran en evidencia el sufrimiento interno que había vivido durante años. De hecho, podría hasta jurar que era alguien nuevo.

Como si todo mal hubiese sido borrado de su memoria, corazón y vida.

Al ser llamado de esa forma, el Joven los miró curioso. Él parpadeó desconcertado antes de soltar una ligera risita, acercándose hacia el niño escondido detrás de Lan Wangji para cargarlo en brazos. —¿Wei Ying? ¿Joven Maestro Wei? Ah, creo que han de haberse confundido, Jóvenes Maestros. —sonrió divertido— Mi nombre es Hua Yun, de cortesía Danxin. Y este es mi pequeño hijo rábano, Hua Yuan. Saluda a todos A-Yuan, ¡tal y como te enseñé!

Hua Yuan rio cantarín, juntando sus pequeñas manos intentando realizar una reverencia en los brazos de su padre. —¡A-Yuan es A-Yuan!

—¡Así se hace, cariño! —lo elogió besando sus mejillitas regordetas, provocando que el niño riera nuevamente—...no saben lo orgulloso que estoy. A-Yuan tiene apenas dos años, aprende demasiado rápido.

Lan Wangji, en un intento de recuperar el aliento se vio preguntándole a Hua Danxin lo primero que se le ocurrió. —¿Es...usted...casado?

Hua Danxin parpadeó como si no hubiese entendido su pregunta. Tiempo después, procesó sus palabras. —¡Ah!, por supuesto que no. —una sonrisa pícara se dibujó en su hermoso rostro, y Lan Wangji ya podía sentir cómo su cuerpo cobraba vida—... ¡Yo lo di a luz!

Lan Wangji. —.....

Discípulos. —.....

Hua Yuan. —¡baba es A-Niang!

Hua Danxin jadeó dramáticamente. —¡A-Yuan! ¿Eso quiere decir que A-Niang tiene que llevar a A-Yuan para darle su leche?

Hua Yuan agitó su cabeza sin dejar de reír. —¡No! ¡Baba es baba!

—Eso. Ah, ¿qué hice para merecer al mejor rábano del mundo?

—¡A-Yuan no es un rábano, baba!

—Ok, no es un rábano —dijo Hua Danxin besando por última vez la mejilla de su hijo mientras reía. Luego, como si recordara la presencia de los Lan se dirigió a ellos sonriente—...cierto, no los detendré por más tiempo, Jóvenes Maestros. ¡Me despido de todos ustedes! ¡Adiosito!

Hua Yuan repitió sus acciones, moviendo su mano de un lado a otro. —¡Adiosito!

Al ver a Hua Danxin volteando para marcharse, fue suficiente para hacer a Lan Wangji reaccionar. Él dio un paso adelante tomándolo de la muñeca. —Espera.

El Joven se detuvo en seco, mirándolo perdido. —¿Sí?

Lan Wangji no iba a rendirse. —Wei Ying... ¿realmente no me recuerdas?

Hua Danxin se giró por completo en dirección al Jade; mientras tanto, los discípulos se habían puesto en marcha para dar aviso a todos sobre su descubrimiento, demasiado sorprendidos para tomar en cuenta la situación del Joven desaparecido, que claramente no recordaba haberse llamado Wei WuXian.

Después de estudiarlo por un largo tiempo, Hua Danxin llevando una expresión pensativa negó con su cabeza. —Lo siento, aunque siento que te he visto antes, no sé quién eres. —chasqueó la lengua con una expresión de sorpresa— qué descortés de mi parte. ¿Cuál es su nombre, Joven Maestro?

A pesar del punzante dolor en su corazón, Lan Wangji sintió la esperanza florecer al escuchar que al menos, todavía había vestigios de una familiaridad viniendo del otro Joven, incluso si no era clara. Así que, por ello, respondió con el corazón latiendo a mil por hora ilusionado. —Lan Zhan, Lan Wangji de Gusu.

Los ojos de Hua Danxin se abrieron grandes. —¿Lan Zhan? —murmuró, y Lan Wangji se encontró asintiendo con frenesí ignorando lo desesperado que se veía. El Joven parpadeó con incredulidad. De un momento a otro, su agarre sobre la mano que el Jade sostenía de él fue de vuelto—...tienes que venir conmigo, hay algo que debo mostrarte, Lan Wangji de Gusu.

Lan Wangji quería decirle que sí a todo; pero recordó que no estaba solo, por lo que decidió encargarse de inmediato del grupo despidiéndolos, dándole la noticia a su hermano que regresaría pronto.

Los discípulos no necesitaron de más explicaciones para comprender el mensaje, y pronto se estaban marchando de vuelta al Receso de las Nubes. Ellos estaban tan contentos por cómo la luz volvió a su Segundo Joven Maestro, que deseaban volver pronto a su Secta para darles la noticia maravillosa.

Tan pronto como quedaron solos, Hua Danxin se dirigió al Jade sonriente. —Muy bien. Primero tenemos que encontrar una puerta. ¿Sabe Lan Wangji dónde encontrar una más cercana?

Para él se escuchaba raro que su nombre de cortesía saliera de los labios del más Joven. Puede que haya olvidado su yo anterior, pero para Lan Wangji, Wei Ying siempre será Wei Ying. —Llámame Lan Zhan. —sugirió antes de asentir—...hay una caseta abandonada a unos Li de donde estamos.

Hua Danxin boqueó sorprendido. Sin embargo, aun así, se rio. —¡Muy bien, Lan Zhan! Entonces, llévanos a esa caseta.






━━━━━━━━※━━━━━━━━






Lan Wangji no sabe en qué lio se metió. Lo único que le importaba era el hecho de que nuevamente estaba con Wei Ying; incluso si le pareció extraño que le pidiera una puerta, él se la dio a ciegas. Lo que Wei Ying le pidiera, Lan Wangji se lo daría. Siempre y cuando de esa manera el menor no desapareciera.

Entonces de pronto Wei Ying (Lan Wangji todavía no iba a aceptar el nuevo nombre de su amado) sacó un par de dados, los cuales sostuvo con una mano mientras con la otra todavía cargaba a A-Yuan. Abrió la puerta, y le permitió a él ingresar primero antes de seguirlo y cerrarla detrás suyo.

Así que ahí se encontraba el honorable HanGuang-Jun, parado en medio de una calle bulliciosa bajo una misteriosa noche (él estaba cien por ciento seguro que aún no habían pasado el mediodía), escuchando los gritos de los mercaderes que ahora se daba cuenta, ni siquiera eran humanos.

Lan Wangji. —......

Hua Danxin se volvió a él, extendiendo su mano libre. —¡Bienvenido a Ciudad Fantasma, Lan Zhan! ¡El Reino de mi A-die!

Aquí, Lan Wangji se detuvo a procesar sus palabras. Porque si no se equivoca, ya que es demasiado obvio que todos lo saben. Es que los padres de Wei Ying murieron cuando él aún era un niño; entonces, que de pronto llamara a alguien como padre era algo totalmente desconcertante, más aún cuando ese A-die suyo era el Rey de un lugar como ese. ¿Qué, ciudad fantasma? ¿no era solo un mito bajo el dominio de Hua Cheng? ¿Xueyu Tanhua? Una de las Cuatro Calamidades Supremas que... Joder, lo es.

—¿Qué? —Lan Zhan no sabe qué cara habría puesto, pero al menos hizo reír fuerte y encantadoramente a Wei Ying.

Hua Yuan sonrió al verlo también. —¡Lan-gege! ¡Aquí vive, Laoye!

Hua Danxin asintió de acuerdo, secándose su lágrima traviesa. —¡Correcto! Por lo visto, has oído hablar de este lugar ¿no es verdad?

El más Joven lo instó a caminar. Wei Ying lo guio por el medio de la calle, mirando de puesto en puesto. Le sorprendió cómo todos lo saludaban tan amablemente, felices de verlo a él y A-Yuan.

—¡Hua-Taizi, qué alegría verlo oh, y Xiao-Taizi está con usted también!

—Hua-Taizi, ¿quién es su amigo? ¡Nunca ha traído a alguien con usted, Dianxia!

—¡Taizi Dianxia, debería venir a buscar los obsequios que tenemos para Xiao-Taizi! ¡Li Jun consiguió un conjunto de túnicas para el próximo festival de las linternas!

Al escuchar aquello Hua Danxin se detuvo. —¿En verdad? —él sonaba emocionado— ¡Enviaré a Yu-shushu para que venga por ellas, muchas gracias Señor Bin!

El Señor Bin, Lan Wangji se dio cuenta; era el fantasma de un jabalí con un solo ojo. Nunca había visto algo similar, dejándolo incapaz de procesar esa información.

Únicamente reaccionó cuando Wei Ying lo llevó lejos de la calle del comercio hasta una residencia enorme. Más que una casa, parecía un palacio.

—¡Aquí! Esta es Mansión Paraíso de A-Die —contó Wei Ying mientras ingresaba llevando consigo a Lan Zhan de la mano. Este último, iba felizmente siendo cuidado con tanta atención por el más joven—...espero que esté en casa, estoy seguro de que Lan Zhan y él se llevarán bien. ¡Oh! Sobre todo, con A-Niang, ah; de seguro A-Niang ha de estar ocupado en la Capital Celestial.

A Lan Wangji no le importaba que el menor hablara incoherencias e indagara sin darse cuenta; él feliz escuchó atentamente cada palabra, recolectando información interesante sobre los padres de Wei Ying; hasta ahora tenía que, su padre aparentemente era el Rey de la Ciudad Fantasma dueño de aquella Mansión. Mientras el A-Niang (porque se refirió a su madre como él) es en realidad alguien que trabaja en los cielos porque, ¿dónde más podría existir una Capital Celestial? Además, por alguna extraña razón se le hacen demasiado familiares aquellos nombres.

Su cabeza era un total caos, ya que lo único que acaparaba cada rincón era "Wei Ying" por todas partes. Es por eso que difícilmente podría centrarse en algo coherente para unir las piezas del porqué tiene esa sensación de familiaridad con los nombres.

Antes de que pudiera procesar sus interrogantes, Lan Wangji preguntó. —¿Cómo se llaman los padres de Wei Ying?

El menos le dio un vistazo fugas. —Ah, Lan Zhan; ya te he dicho que mi nombre es Hua Yun, Hua Danxin. Puedes llamarme Hua Yun si quieres, pero no Wei Ying.

—Mi error —se disculpó no muy convencido— los padres de Hua Yun, ¿cómo se llaman?

Hua Danxin tarareó complacido. —Mi A-die se llama Hua Cheng, y A-Niang se llama Xie Lian.

Hua Yuan añadió alegremente desde los brazos de su baba. —¡Abuelos poderosos!

Por fin Lan Wangji comprendió por qué se les hacían tan familiares los nombres que Hua Danxin mencionó. Estaba en los territorios del verdadero Lluvia Sangrienta que camina hacia una Flor: El Dios Rey Fantasma Supremo, cónyuge de El Dios Marcial Coronado de Flores: El Emperador Marcial Celestial.

Bueno. Eso no se lo esperaba. O sea, Lan Zhan sabía que su Wei Ying era alguien especial y único. Pero algo de tal magnitud no se le cruzó por la cabeza; claro que puede que haya imaginado a su amado como una deidad inalcanzable a sus ojos. Sin embargo, esto...esto... ¡Esto era mucho más de lo que se idealizó!

Y, si no pudiese ponerse cada vez más peor. Lan Wangji vio la figura alta de un hombre excepcionalmente guapo vistiendo de rojo arce, cabello negro y suelto que llevaba un parche en su ojo izquierdo. El individuo caminaba con las manos a la espalda con elegancia, acercándose cada vez más a ellos y Lan Wangji sintió que le dolía la cabeza al pensar, en que su Wei Ying ha vivido durante todos estos años con un hombre de tal magnitud.

¡Es claramente un rival por su belleza y presencia imponente!

—¡A-die! —chilló el Joven junto a él con toda la emoción posible.

Hua Yuan le siguió. —¡Laoye!

Lan Wangji jamás en su vida se había sentido más patético que en ese mismo instante. Solo alguien como él bebería vinagre por el padre de su amado.























Nota: ¡Sorpresaaaaaa! 👏🏻👏🏻👏🏻

¡A que no se lo veían venir! 😎

¡Tenemos un paralelo de Eterno, así es!

Lan Zhan al darse cuenta de que estaba bebiendo vinagre por su suegro:


¿Qué creen ustedes que ya pasado para que WiFi perdiera la memoria? ¿Teorías?🤔

¡Espero les haya gustado!

¡Hasta la próxima!😘✌🏻


















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