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—¡Heather! Llegarás tarde si no te despiertas ahora mismo —la puerta de mi habitación se azota al abrirse y al cerrarse
—¿Huh? —emito ese sonidito de cansancio mientras me muevo en la cama perezosamente.
Agus vuelve a entrar, mis ojos siguen cerrados hasta que doy un respingo sintiendo como agua completamente helada cae en mi rostro cayendo por las sabanas y mojando mi pijama.
—¡Agus!
—Me dijiste que te levante y lo llevo intentando hace mucho, son las ocho y media de la mañana, tienes que estar en la empresa de los Harris a las nueve.
—¡Carajo! —salto de la cama, casi resbalando con el piso que está mojado por el agua de hace un momento, entro al baño de mi habitación y tomo una ducha de cinco minutos intentando quitarme la pereza que habita en mí.
Tomo la camisa que parece vestido, junto al cinturón y las botas altas que me pondré y me cambio rápidamente tomando un bolso y la carpeta con mi tesis, saliendo de la habitación.
—Por favor secas el piso —sonrío a Agus mientras tomo el jugo de naranja que me ofrece a toda velocidad—. Bien, me tengo que ir. Deséame suerte.
—¡Suerte! —salgo del apartamento y no tardo en tomar un taxi que me lleve a la empresa de el rubio problemático e idiota.
Cuando llego al lugar hago el mismo recorrido de la primera vez, la secretaria llama a el rubio, me sonríe amablemente y me dice que me espera arriba. Subo al ascensor mientras retuerzo mis dedos pensando una y otra vez en cómo reaccionar y evitar que me cohíba alrededor de este hombre, porque a pesar de mi personalidad extrovertida y coqueta, el hombre impone y es un poco jodido que me entre un temblar al recordar al rubio bueno... haciendo su trabajo... en mi habitación.
No pienses en eso Heather.
Repito eso una y otra vez en mi cabeza antes de suspirar cuando las puertas se abren.
El hombre está sentado en su escritorio, con los brazos cruzados en su pecho, mirándome con completa seriedad, mira su reloj tal como el día de ayer y vuelve su mirada a mí.
—Nueve y veinte —dice mientras camino hacia su escritorio.
—Buenos días, disculpa... —carraspeo—, disculpa la tardanza. Tuve un inconveniente y me retrasé un poco.
Asiente mientras me pide que tome asiento, así que lo hago.
—Los documentos los deje en recepción —murmura distraídamente—, pero los pase a el portátil.
Asiento.
—Bien —voltea su portátil haciendo que la pantalla quede en frente de mi rostro—, explícame porque todos los números rojos.
Ayer tuve una reunión con el jefe del restaurante y Andrew, en la cual me explicaron muchas cosas, desde el incremento de precios hasta la decaída de visitantes.
—Bueno... —carraspeo cuando se levanta de su silla y camina hacia detrás de mí y se inclina un poco mirando la pantalla, suspiro antes de seguir hablando—. Básicamente puedes ver que los números rojos están reinando en los documentos, ya que las ventas decayeron cuando los precios incrementaron. Él se... ñor... —me quedo callada cuando su rostro queda al lado del mío cuando se inclina más.
El perfume masculino que desprende me hace pasar saliva y carraspear.
—¿Tienes algún problema en la garganta? —pregunta haciéndome fruncir el ceño.
—¿Eh? No —niego rápidamente.
—Te la pasas carraspeando.
—Lo-lo lamento solo... —niego otra vez intentando centrarme.
—¿Deseas algo de tomar?
—No gracias. Bien, como decía todos los números decayeron cuando decidieron subir los precios, al ser un lugar que queda en una calle muy recorrida donde hay más locales, el tener precios excesivamente altos lo único que hacen es que las personas busquen otras opciones y ya nadie vaya —hago una pausa para pasar saliva al sentir su respiración cerca de mi mejilla.
¿Qué carajo está pasando?
—Siga hablando señorita Levine —ordena.
—Antes... —comienzo con voz baja y la voy modulando poco a poco—, antes el restaurante tenía muchos clientes y era muy reconocido, lamentablemente las distintas situaciones hicieron que todo se vaya a la borda.
Hablo por un largo rato más sobre cada tema que hay en el archivo, sintiendo al rubio detrás de mi casi chocando su abdomen contra mi cabeza.
—Y eso sería todo —suspiro cuando finalizo, veo el reloj de mi móvil disimuladamente y la hora me sorprende. Son casi las doce de la tarde.
—Bien, todo está muy bien explicado —asiente sentándose nuevamente en su lugar, en frente mío.
—Si eso fue todo, supongo que me puedo retirar. Fue un gusto —cuando estoy por levantarme tomando mi carpeta con mi tesis y salir del lugar, él habla nuevamente.
—Señorita Levine ¿Seguirá trabajando en el restaurante? —pregunta haciendo que voltee a verlo.
—¿Perdón?
—Me parece una persona muy inteligente, al parecer sabe retener muchas cosas y realmente estoy buscando una asistente personal para la organización de algunas cosas que no puedo manejar por el exceso de tiempo ocupado que tengo.
—En realidad yo... Bueno yo estoy por terminar la universidad y me estoy especializando en algo en lo que deseo ejercer. Realmente su ofrecimiento me parece una buena oportunidad, pero creo que prefiero trabajar en lo que estoy terminando de estudiar. En caso que desea alguien que trabaje para diseño gráfico y estrategia publicitaria puede llamarme. De igual manera gracias. Adiós señor Harris —el ascensor se abre y no demoro en entrar a este mientras las puertas se cierran y el hombre me mira con su expresión sería que parece ser habitual.
Salgo del edificio caminando un poco por las calles, respirando y distrayéndome de todo.
El nombre de Agus aparece en mi pantalla y contesto.
—Hola Agus.
—Hola Heather ¿Cómo te fue?
—Todo bien, espero la venta del restaurante si suceda.
—Genial, Heather linda... te quiero pedir un favor.
—Claro, dime.
—Puedes tardar dos horas más en venir a casa.
—¿Qué?
—Bueno, tendré un polvo mañanero y pues estaré en mi habitación, por respeto te aviso que no vengas para no llevarte una imagen mental abrumadora...
—¡Bien, muchos detalles! —chillo—, pasaré por el restaurante, hoy tengo día libre por haber ido a la empresa de los Harris, pero supongo que puedo pasar un rato por ahí.
—Bien ¡Gracias! Te quiero y te debo una.
—Bien ¡Diviértete! —lo aliento antes de colgar la llamada.
Recuerdo la carpeta entre mis manos y bufo al darme cuenta que tengo que llevar esto a la universidad para presentarlo, tienen que aprobarla y si no la hacen tomaré en cuenta la opción de comenzar a cruzar la calle sin mirar a los lados.
Tomo un taxi que me lleve a mi universidad y cuando llego camino a pasos rápidos a la oficina del maestro que está encargado de una pequeña parte de revisión del tema.
—Buenas tardes —saludo.
—Buenas tardes.
—Vengo a entregar mi tesis.
—Bien, necesito que complete estos datos —me pasa una ficha de identidad y la comienzo a rellenar antes de entregársela, finalmente entrego mi carpeta y me retiro del lugar.
Nada del otro mundo.
Ahora para ir al restaurante, tomo un bus porque no pienso gastar mis últimos billetes en un taxi.
Cuando llego Andrew me mira extrañado por mi presencia.
—¿Y tú no tenías día libre?
Me encojo de hombros.
—No tengo mucho que hacer realmente ¿Te puedo ayudar en algo?
—Por favor atiende esas mesas de allá, tengo que preparar algunos pedidos —asiento ayudándolo mientras él se pierde en la cocina.
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