—Y el muy maldito dijo que me extrañaba —me quejo caminando de un lado a otro mientras mis amigos me miran con los labios apretados— ¡AAAAHG! Lo odio, maldita sea.

—No grites, Hunter y Hayley ya están dormidos.

—Lo sé —suspiro—. Dios, quiero escapar.

—Vayámonos de viaje —dice Agus mientras se desparrama en el sillón.

—¿Eh? —Andrew y yo emitimos el mismo sonido de pregunta y duda.

—Sí, vayámonos de vacaciones, los cinco.

—Claro, yo dejo el trabajo como si nada.

—Pues en eso no hay problema, en una semana son tus vacaciones y podemos irnos en esa semana.

—Bueno, en eso tienes razón.

—¿Te apuntas Andrew?

—Los aventureros juntos en otra aventura.

—Genial, al fin algo bueno en este mes.

—En fin, en otras cuestiones... ¿Heather, conseguiste los condones?

—¿Es en serio? —pregunto mirándolo con mirada asesina mientras tomo un cojín.

—¿Eh? —chilla mientras se levanta del sillón y yo lo persigo con clara intensión de estamparle el cojín en el rostro—, era bromita Heathercita bonita... jijiji. Agus ayuda —abre la puerta de la salida y sale corriendo mientras yo lo sigo hasta el pasillo.

—¡Heather no! —grita riendo, cae al suelo y no pierdo la oportunidad de quitarle un zapato, yo no tengo zapatos así que el hala mi cola de cabello mientras yo también caigo al piso encima de él.

—¡No! —grito cuando comienza a hacer cosquillas en mi estómago— Carajo ¡Agus ayuuuudaaaa! —el mencionado sale del apartamento con los brazos cruzados.

—No parece que seas la mamá y adulta responsable —niega con una ceja enarcada, divertido.

Me levanta del piso y no tardamos en entrar los tres nuevamente.

• • • • • •

—Hayley, por favor cariño. La zanahoria es deliciosa, cómela ¿Si?

—Nop —me mira desafiante mientras mueve sus pequeños piecitos que cuelgan de la silla.

—Mira, si te la comes te llevaré al supermercado a ti y a Hunter a por chocolates.

—¿Po qué daia pemio a Jaed po come yo?

Genial, ahora mi hija me reclama el darle un premio también a su hermano cuando ella será la que comerá.

La miro con una ceja enarcada.

—¿Ves comida en el plato de Hunter?

Niega lentamente.

—Pues bien, le daré también un premio a tu hermano porque él ya comió todo.

—Pue yo no quieo come.

—Hayley...

—Mamá... —hace un puchero.

—Nada de pucheros señorita, te comerás todo lo que hay en ese plato.

—¡No quieo!

—No grites Hayley —advierto moviendo mi dedo cerca de su rostro.

Frunce sus labios, cruza sus brazos y sin mirarme más come todo lo que hay en su plato.

—Genial, ahora como ustedes ya están bañados, me toca a mí ¿Bien? Por lo tanto, ambos se sentarán aquí a ver televisión mientras mami toma una ducha ¿De acuerdo?

Asienten y les pongo un dibujo que ambos suelen ver y los entretiene lo suficiente para no pararse en unos buenos diez minutos, suficiente tiempo para tomar una ducha rápida.

Ambos miran con atención la pantalla y yo casi corro a la ducha, enjuago mi cabello rápidamente, paso el jabón por mi cuerpo y cuando salgo de la ducha y termino de secar mi cuerpo escucho la puerta del apartamento siendo abierta.

¿Qué...?

—¡Mami, Juiet quie ise de la casa! —cómo puedo y a toda velocidad me pongo un albornoz y corro fuera del baño.

La puerta está abierta y Hunter mira todo con sus ojitos muy abiertos, Hayley está estirando su brazo mientras presiona el botón para que el ascensor se abra, pero este está ocupado, corro hacia ella cuando este se abre y cae hacia enfrente estampando sus manos contra el piso evitando que se golpee el rostro.

—Hayley —la riño acercándome y tomándola en mis brazos mientras reviso que no se haya lastimado.

—Mami... ¿Mi hemanita ta bie? —Hunter da pequeños pasos hacia donde estamos nosotras.

—Si cariño. Tú y yo hablaremos seño...

—¿Heather?

Mis ojos se abren completamente y alzo mi vista a toda velocidad. Me ahogo con mi propia saliva al ver a Jayden frente mío con los ojos muy abiertos mientras saltea su mirada de mí a Hunter y de Hunter a Hayley.

—¿Qué... qué haces aquí? —pregunto mientras retrocedo a toda velocidad, envolviendo a mis pequeños en mis brazos en forma de protección.

—¡Mami! —grita Hayley con una sonrisa en su boquita—, e seño que queia tu ayua en la tiena.

—Mierda.

—¡Maa paabra! —esa nuevamente es Hayley.

Volteo a ver a Hunter quien mira con mala cara al otro rubio que está frente a nosotros, frunce los labios y el ceño, se cruza de brazos y da media vuelta metiéndose a casa.

— Juiet ve aquí a juga —grita desde dentro, mi hija se remueve en mis brazos y la bajo, no tarda en correr dentro de casa.

—¿Quiénes son ellos? —pregunta pasando por mi lado intentando entrar a mi casa.

—Detente —lo tomo por el brazo haciendo que deje de caminar.

Todo mi cuerpo tiembla.

—¿Por qué soy tan parecidos a mí? —no sé qué responder, ni siquiera sé si puedo hablar, mis ojos se llenan de lágrimas y el olor que desprende su cuerpo no me ayuda.

Todo esto se me hace jodidamente difícil, el ambiente es tenso y el viento que corre fuertemente hace todo completamente tétrico y triste...

—¿Quiénes son Heather? —pregunta tomando mi barbilla haciendo que suba mis ojos hacia los de él.

—Son... son... —suelto un hipido acompañado de muchas lágrimas, y me rompo, me rompo como hace mucho no lo hacía. Mi cuerpo tiembla sin control y las lágrimas no dejan de salir, siento mi cuerpo querer caer, pero Jayden me mantiene en mi lugar— Son Hayley Juliette y Hunter Jared —murmuro.

HJ. Heather y Jayden. Hayley Juliette y Hunter Jared.

—No... ¿No los abortaste?

—No... no lo hice y no me arrepiento —murmuro—, no es necesario que hagas nada —sigo hablando atropelladamente—. Sé que tienes tu familia y... y... no es necesario que intentes ser parte de la nuestra cuando claramente no lo quieres... Solo..., solo actúa co-como si nunca hubiera pasado nada.

—¿Cómo si no hubiera pasado nada? ¿En serio piensas que actuaré como si nada después de ver a mis hijos los cuales todo este tiempo pensé que nunca nacieron?

—No son tus hijos, lo dejaste claro hace tres años atrás, cuando me mandaste a abortar, cuando me dejaste y cuando...

—Castaña por favor, yo... yo cometí muchos errores, pero déjame remediarlos. Por favor...

—Jayden no.

—Son mis hijos.

—No tienen tu apellido.

—Sabes que lo son.

—No... —niego retrocediendo.

—Tenemos que hablar.

—No, no ahora, no... —niego soltándome bruscamente de su toque y entrando a casa, cerrando la puerta mientras los golpes de Jayden a esta se escuchan repetidamente.

—¡Tenemos que hablar! ¡Heather!

—¡Déjame en paz Jayden!

—Lo haremos, tenlo por seguro —es lo último que escucho de su voz antes de que vaya a la habitación de mis hijos a buscarlos, ambos están sentados en el piso jugando carreras con sus carros a control remoto. Alzan sus ojitos hacia mí y mi pequeño hace un puchero.

—¿Po qué lloa mami? —pregunta mientras me siento en su cama y cada par de manitas envuelve mi cuerpo en un abrazo que, de alguna manera, por uno seres tan pequeños, me hace sentir segura.