41
Quiero correr.
Quiero tomar a mis hijos y escapar de aquí.
Mi barbilla tiembla, pero me esfuerzo para no hacerlo notar, aprieto mis puños a los lados de mi cuerpo y solo volteo la mirada hacia donde está Agus, siento mis piernas débiles, pero no me dejaré ver sensible o débil ante Jayden, no otra vez.
Mi pecho se aprieta y camino hacia mi amigo.
—No me lo dijiste —paso saliva con fuerza—, no me dijiste que iba a tener que trabajar con este...
—Heather, escucha...
—No lo haré —hablo con toda la seguridad que puedo juntar—, no trabajaré con él. Que Asher lo haga.
—Bien, si no quieres trabajar con él lo entiendo —asiente apretando mi mano sutilmente—, le encargaré a alguien más el proyecto —me sonríe intentando tranquilizarme.
Quiero llorar, mi pecho arde porque puedo sentir la presencia de Jayden Harris atrás de mí, mirando la escena.
Lo único que maquina mi cerebro es a mis hijos, a mis pequeños y en lo que pasará si Jayden se entera. No quiero que él lo sepa, no quiero que me recrimine nada porque él nunca los quiso, no quiero saber que tan feliz es con Allie y su hijo, no quiero nada, solo quiero correr. Pero no es posible.
Intento salir de la oficina, pero una mano se envuelve en mi brazo haciendo que de un respingo y que de la única manera en la que pueda reaccionar es dar media vuelta y estampar la palma de mi mano en la mejilla de Jayden, haciendo que el golpe resuene por todo el lugar y que él suelte mi brazo para poner la mano en su mejilla con una mueca en sus labios, sus ojos verdes me miran con intensidad mientras yo retrocedo sin despegar mi mirada de él y no tardo en escapar del lugar y situación casi corriendo.
Necesito respirar, siento que el aire me falta.
Salgo de la empresa y camino a pasos rápidos por el parque que no queda a menos de una cuadra, mis ojos pasan por todo el lugar intentando pensar una y otra vez en maneras para que mi respiración se normalice.
—¡Hey, Heather! —volteo mi rostro encontrándome a Asher quien me mira con curiosidad y se acerca— ¿Dónde vas? —pregunta con su característica sonrisa.
—A tomar un café —su energía es contagiosa y hace que sonría un poco, pero no tanto, sigo sintiéndome mal, rara, nerviosa y con ganas de vomitar.
—¿Te puedo acompañar? También voy para allá.
Asiento.
—Sí, claro.
Caminamos juntos por el parque hasta que llegamos al café en el que suelo tomar mi preciado cappuccino.
—Me da un cappuccino y un... ¿Tu qué quieres Asher?
—Oh no te preocupes, yo puedo.,.
—Yo invito, no te preocupes ¿De qué lo quieres?
Sus mejillas se enrojecen un poco y asiente.
—Un café expreso está bien.
—Genial. Un cappuccino y un expreso.
Mientras esperamos hablamos de cosas laborales que realmente me distraen de lo que ha pasado en la mañana.
A pesar de que Jayden no dijo ni una sola palabra, no pude evitar sentir mi corazón desembocado por todo lo que recordé cuando su mano hizo contacto con mi brazo.
—Su pedido —un hombre joven nos entrega los envases y después de pagar decidimos volver a la oficina caminando mientras tomamos el café.
—¿Crees que ese tal Jayden Harris sea un buen trabajador?
No puedo evitar sentir el nudo en mi garganta.
—Supongo, no lo conozco —juego con el lapicero que está encima de mi escritorio.
—Esperemos que sí, porque es exitoso, pero no sabemos cómo trabaja. Lo vi muchas veces en noticias siendo nombrado por su gran exitoso, trabajo y todo eso, creo que estaba prometido con una mujer rubia que dijo que estaba embarazada en algún momento, pero nunca logré...
—Asher —carraspeo— ¿Podemos vernos luego? —pregunto sintiendo el dolor creciente en mi pecho cuando habla de Allie y Jayden, porque en mi mente no deja de reproducirse cada segundo de el preciso momento cuando me rompió el corazón, cuando unos segundos, minutos o horas después me echo como basura, me deposito dinero para abortar como si hubiera sido un simple jueguito con el que cometió un error...
—Sí, está bien —asiente— Podemos almorzar juntos, si te parece.
—No creo poder almorzar contigo, almuerzo con mis hijos siempre.
Asiente poniendo sus manos encima del escritorio, muy cerca de la mía.
—¿Una cena? ¿Te parece?
Dudo un poco sobre que responder porque... porque nada, carraspeo antes de comenzar a mover mi cabeza de forma afirmativa.
—Sí, solo dime que día y...
—Hoy, en la noche —se ve muy decidido y entusiasmado.
Sonrío negando divertida.
—Bien ¿Dónde?
—Te paso a ver.
—Pero yo puedo ir en mi auto, no es necesario que... —no termino de hablar, ya que sale de mi oficina después de plantarme un beso en la mejilla haciendo que abra los ojos con sorpresa.
Frunzo el ceño poco a poco mientras alzo mis ojos logrando ver a Agus fuera de mi oficina después de mirar la situación con los ojos muy abiertos y los pulgares alzados, casi saltando.
Es momento de que pida que quiten las paredes de cristal de mi oficina.
Bufo algo divertida y me dejo caer en mi asiento, mirando el portátil con atención mientras intento concentrarme en otra cosa que no sean los ojos verdes y cabello rubio del idiota de Jayden quien se ha vuelto a aparecer en mi vida, cuando simplemente yo no quería.
• • • • • •
—¡Mami! —gritan mis pequeños corriendo hacia mi mientras alzan sus manitos.
—Mis amores —los abrazo a ambos al mismo tiempo, dejando besos por sus rostros mientras ellos ríen.
—Buenas tardes Señora Heather.
—Buenas tardes maestra —saludo sin decir nada sobre lo de "Señora" porque estoy tan encantada con mis hijos que no tengo ganas de quejarme por nada— ¿Cómo se han portado? —pregunto.
—Muy bien —sonríe—, son realmente unos niños muy inteligentes.
—De eso estoy más que segura.
Asiente y antes de que hable mi niño se adelanta.
—Mami teno hambe.
—Ahora nos vamos mis amores, esperen un momento ¿Si? —ellos asienten y miran a su alrededor.
—Bueno señora, le quería decir que para mañana los niños tienen que venir con algún disfraz que ellos deseen, es la semana de cosas divertidas, la hacemos por una semana cada mes.
Asiento y hablo unas cosas más con la maestra antes de despedirme y caminar junto a mis niños a mi auto. Los pongo en sus asientos y me aseguro que todo esté bien puesto y no haya riesgo de nada.
—¿Qué quieren comer? —pregunto a mis hijos.
—Pizza.
—Papas.
Gritan ambos.
—¿Papas? —alzo la ceja hacia Hayley.
—¡Chi! Hambugesa y papas.
—Oh bueno... Y Hunter quiere comer Pizza ¿Verdad?
—Si —asiente mi hijo muy feliz.
—Bien —suspiro pensando cómo hacer—, pues vayamos a un restaurante.
—¿Tío Andiu y tío Aus?
—¿Qué pasa con ellos mi niño?
—¿Vedan?
—Los llamaré a ver si nos quieren acompañar en el almuerzo.
Llamo a mis amigos para invitarlos a almorzar, ambos aceptan y les indico el nombre del lugar mientras yo comienzo a conducir.
Llego al restaurante y no veo a mis amigos aún, busco una mesa y camino junto a mis rubiecitos para ubicarlos e ir pidiendo su comida.
—Buenas tardes —sonríe el hombre que me atiende— ¿Qué desea ordenar?
Señalo el menú y hablo.
—Me da una pizza de pepperoni personal y una hamburguesa con doble porción de papas y dos jugos, uno de fresa —miro a Hunter— y uno de pera —miro a Hayley quien asiente moviendo sus pies con impaciencia.
—Está bien señorita, no tardo en traer su pedido.
Agradezco y el hombre desaparece.
Mi móvil suena y el nombre de Andrew aparece en mi pantalla.
—Hooolaaa —saludo.
—Hola querida amiga, diosa, empoderada, empresaria, exitosa, madre luchona... ¿Qué más?
Rio con ganas y él hace lo mismo, puedo escuchar de fondo a Agus haciendo lo mismo y niego divertida.
—¿Ya llegan?
—Estamos afuera ¿Ya estás adentro?
—Sí, estoy en el segundo piso, junto a el ventanal, justo los estoy viendo.
Ambos alzan la mirada las cuales se topan con la mía, cuelgan la llamada y rápidamente entran al lugar.
Como ya se hizo costumbre, mis bebés corren hacia ellos, quienes gustosos los reciben alzándolos en el aire y abrazándolos.
—¡To etañe! —grita Hayley intentando unir a ambos de mis amigos y a su hermano en un solo abrazo, como pueden lo hacen y luego vuelven a mí, se sientan y cada uno de mis amigos deja un beso en mi mejilla.
—¿Cómo les fue en la guardería a los casi copias?
Los mellizos responden con sus palabras, contando lo que hicieron y riendo de las cosas que ellos mismos dicen, mi mirada esta fija en ellos y en lo rápido que siento que han crecido. Recuerdo haberlos tenido en mis manos tan pequeñitos y delicados y que de un momento a otro ya hayan crecido tanto, tengas tres años y sean los niños más preciosos que haya visto jamás me da mucha nostalgia.
—¿Ah sí? ¿Y de qué quieres que sea tu disfraz?
—Pincesa —sonríe Hayley.
—¡Y yo home aaña! —Hunter alza las manos haciendo que yo ría hipnotizada por mis pequeños.
—Una princesa y un hombre araña, genial. Tengo los sobrinos más lindos y poderosos del universo.
La comida llega y aprovechamos para pedir nosotros, mis hijos comienzan a comer mientras seguimos conversando, por momentos los tengo que ayudar a cortar y otras cosas, pero logro que coman todo y al menos no terminen con media comida en la ropa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro