Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4

Termino de abrochar la camisa blanca que he decidido ponerme para ir a ver al rubio creído, problemático e idiota con el que me ha tocado cruzarme.

Me miro al espejo y no quedo conforme por lo cual decido desabrochar tres botones de mi camisa, dejando a la vista mi tatuaje, sonrío y tomo mi bolso.

La llamada de mi amigo llega avisándome que está esperándome y no tardo en bajar.

Ayer hablé con él sobre lo que paso, le describí físicamente al chico y terminó mostrándome una foto de el "Hijo Harris", al parecer la empresa es de los Harris, Agus tuvo una reunión con ellos hace poco y entonces rápidamente pude conseguir la dirección de la empresa y todo eso.

Cuando Agus estaciona el auto, miro el lugar con los labios abiertos al ver lo grande que es el edificio y lo magnifico que es esto. Definitivamente la persona que diseñó el espacio y decoración de esto se merece millones de dólares.

—Bien, tienes que comportarte.

Lo miro con indignación.

—Sabes que te quiero, pero a veces eres un poquito... —lo miro mal—, solo un poquito directa.

Asiento.

—Bien, carajo creo que no quiero entrar.

—Ya estás aquí, sal y ciérrale la boca.

Me despido de mi amigo y entro a la empresa con mi bolso y el sobre entre mis manos, camino con mirada seria, siento que eso me hace sentir empoderada y me detengo en donde la recepcionista que me mira con una sonrisa.

—Buenos días —sonrío educadamente—, busco a el señor Harris.

—Buenos días, deme un segundo por favor —habla por el teléfono antes de asentir y mirarme—. Puede subir, piso ocho. El ascensor te lleva de frente a la oficina.

—Gracias —subo al ascensor y marco el piso ocho, que es el último.

Jugueteo con mis dedos con nerviosismo mientras miro la pantallita que me avisa que faltan tres pisos para llegar.

Cuando el ascensor se detiene suspiro cuando se abren las puertas y descubren al rubio sentado en su escritorio, mirándome seriamente mientras doy dos pasos dentro de la oficina, tiene un vaso de algo que parece whisky entre sus manos.

Mira su reloj y entorno los ojos disimuladamente.

—Son las once y dos.

—Un minuto mientras la recepcionista te llamaba y un minuto mientras el ascensor subía —sonrío sarcásticamente.

—Toma asiento —ordena, lo hago mientras abro el sobre que tengo entre mis manos.

—¿Necesita revisar los documentos antes? —pregunto.

Asiente tomando las hojas que le extiendo, pasa hoja por hoja, leyendo y frunciendo el ceño.

Mis ojos curiosos no pueden detenerse y pasan desde el gran ventanal que hay detrás de él, que muestra la ciudad entera, hasta su escritorio.

Es un hombre ordenado, muy ordenado. Cada cosa que hay está en un orden por uso y forma. La placa de su nombre es negra, y las letras, las letras son...

Paso saliva al leer el nombre.

Jayden Harris.

Alzo mi vista rápidamente al rubio, detallando su cabello rubio, la camisa que lleva puesta esta remangada y deja a la vista algunos tatuajes.

No se quiso quitar la camisa, los tatuajes son muy reconocibles.

Él me mira confundido mientras su mirada va bajando hasta detenerse en mi escote, en mi tatuaje.

Su mirada sube inmediatamente y ambos nos miramos, yo con los ojos muy abiertos y el serio, pero con algo de sorpresa.

—Carajo —jadeo levantándome del asiento rápidamente, tomando mi bolso y caminando a toda velocidad al ascensor.

—Espera ¡Tú de aquí no te vas! —marco el piso uno mientras mi dedo tiembla y las puertas del ascensor se cierran en su rostro justo cuando está por detenerlo.

—Mierda, mierda, mierda ¡Mierda! —llevo mis manos a mi cabeza con desesperación.

Cuando las puertas se abren mi intención de salir a toda velocidad se va a la borda cuando el empresario me espera en la recepción con los brazos cruzados en su pecho y mirada desafiante.

¿Cómo bajó?

No me importa, paso por su lado intentando salir de aquí, pero su mano se cierra en mi brazo deteniéndome.

—Suélteme.

No lo hace.

Lo único en lo que puedo pensar es que el sexo sin compromiso me ha salido muy mal, terminé sabiendo la identidad del desconocido, y él sabiendo la mía.

—Señorita Levine —dice mi apellido con completa seriedad—, necesitamos hablar... —lo miro negando lentamente con mi cabeza—, sobre las cuentas de la empresa que deseo adquirir.

Sé que no, presiento que no. Me deshago de su toque y salgo a toda velocidad del lugar, tomo le primer taxi que se me cruza y el indico el nombre del restaurante en el que trabajo.

Cuando entro al local Andrew me mira con los ojos entrecerrados.

—¿Tan rápido terminó la reunión? Recién son las doce.

—Hubo un pequeño inconveniente, nada del otro mundo.

—¿Entonces no te atendió?

—Eh, si, si —asiento—, solo creo que tendré que volver a ir.

—Ah bueno —asiente antes de perderse en la cocina.

Ya hay varios clientes así que me pongo el mandil y comienzo a atender a las mesas.

• • • • •

—¿Cómo te fue? —pregunta Agus mientras entro a su apartamento.

—¿Cómo sabes que soy yo?

—Eres la única persona que no soy yo que tiene mis llaves y que entra a mi casa sin avisar.

—Me siento halagada.

—Es que eres una confianzuda.

Lo miro con mala cara y le sonríe, cuando estoy por tirarle las llaves a la cara alza las manos en señal de rendición.

—Es broma.

—Más te vale.

—Cuéntame ¿Cómo te fue con el empresario?

—Fue el chico con el que folle la noche del evento.

—¿Q-qué?

—¡No sabía que era él! Pero luego vi su nombre y recordé que no se quiso quitar la camisa y cuando llegué ahí tenia las mangas de la camisa remangadas y tenía tatuajes...

—Carajo...

—... entonces conecté todo y me di cuenta que pues no se quiso quitar la camisa y es porque los tatuajes son muy fáciles de reconocer ¡Y yo no me tape mi tatuaje! Él también me vio el escote y se dio cuenta de mi tatuaje, nos miramos y salí corriendo del lugar —parece que estoy en medio de un rap y mi amigo me mira con los ojos muy abiertos.

Comienza a reír y yo lo miro con el ceño fruncido.

—¡¿Por qué te ríes?!

—La situación es muy graciosa, chica se folla a un empresario multimillonario y días después de entera que quiere comprar el restaurante en el que trabaja —su voz de reportero hace que me quiera reír, pero termino mirándolo con un puchero.

—¡No es gracioso! —chillo.

—Si lo es.

—Me voy —digo abriendo la puerta para salir nuevamente.

—¡Ya! ¡Vale!

—Una broma más sobre el tema y no te vuelvo a hablar.

—Primero, sin bromas no soy nada. Segundo, no me dejarías de hablar, aunque cometa un crimen.

—Pues tienes razón, pero no quiero más bromas sobre esto, tengo que pensar cómo manejarlo.

Asiente.

—Oye ¿Pensaste en lo de vivir conmigo? —su cambio de tema tan abrupto hace que lo mire sin entender, pero termino suspirando y sentándome a su lado.

—Lo he pensado —asiento—, y quiero hacerlo —él se levanta del sillón mientras intenta celebrar, pero lo detengo— con algunas condiciones.

—¿Cuáles?

—Te tengo que ayudar a pagar el alquiler.

—Es un apartamento comprado, no se paga alquiler.

—Pues te ayudo a pagar los servicios básicos, agua, electricidad, comida y todo eso.

—Heather...

—Son mis condiciones, no quiero ser una mantenida y lo sabes, tampoco quiero aprovecharnos de nuestra amistad.

—Bien, está bien. Lo entiendo, entonces vayamos ahora mismo a recoger tus cosas. ¡Es hora de mudanza!

—Son las nueve de la noche Agus.

—Qué más da, vamos ahora.

No hay manera de decirle que no, así que terminamos montados en su auto camino a la residencia.

—¿La cama la donaras? —pregunta.

—Si —asiento—, pienso trabajar para luego comprarme mi apartamento ya amoblado así que esto no lo necesitaré luego.

—Eso es. Además, en mi casa la habitación que es tuya tiene closet, cama y todo lo que necesites.

—Gracias.

—No agradezcas, comencemos a poner todo en las maletas.

Organizamos mi ropa y la metemos en las maletas que tengo aquí hace mucho.

—Mañana venimos nuevamente a empacar la cama y el mini armario.

Mini armario —lo imito riendo.

Bajamos las escaleras mientras cargamos dos maletas cada uno, que incluyen ropa, libros y algunas otras cosas que había y que podíamos llevar ahora mismo.

Cuando estamos por subir al auto me fijo en una cabellera muy reconocida para mí, estos últimos días me he cruzado mucho con ella.

El rubio idiota.

Tiene puesta una camisa negra, los dos primeros botones de su camisa están desabotonados y no trae corbata. Suficiente para hacerme pasar saliva.

—Buenas noches —se acerca a mí y a Agus con las manos metidas en su bolsillo, y postura demandante.

—Eh buenas noches —carraspeo mientras Agus aguanta la risa.

—Señorita Heather, necesitamos hablar.

—¿Cómo consiguió mi dirección?

—En tu ficha de contrato lo dice.

—¿Mi ficha de...?

—La del restaurante donde trabaja.

—Agus sube al auto, y espérame ahí —digo cuando suelta una risita.

—Pero...

—Al auto, ahora Agus —mi amigo me mira asintiendo divertido mientras el rubio nos mira con una ceja enarcada—. Bien ¿Qué desea y por qué ha venido hasta donde vivo?

—Primero que todo no he venido porque he querido, he venido porque mañana en la noche tenemos que firmar el contrato de la compra del local y nombre del restaurante y no tengo nada de conocimiento sobre los porcentajes de ventas y ganancias gracias a que has salido corriendo de mi oficina como si hubieras visto un fantasma.

—No me puede culpar —mascullo.

—Yo no mezclo mi vida personal con mi vida profesional.

—No supe que más hacer, era una buena idea para mí.

—Mañana tienes que estar en mi oficina, a las nueve de la mañana, puntual.

—¿Solo ha venido a donde vivo para avisarme que tengo otra reunión con usted?

—En tu ficha de trabajo no pusiste tu número, pero si tu dirección, fue la única opción.

—Pudo haber ido a mi lugar de trabajo o haber mandado a alguien más.

—Eso hice antes de venir aquí, por el momento no tengo asistente y ya había terminado la hora laboral de mi secretaria, lo único que quedaba era que venga yo a atender el problema, de otra manera no hubiera venido —mira a los lados con una mueca.

—Bien, igual mañana actualizaré mi ficha ya que ya no vivo en este lugar y los datos serian errados, de todas maneras, le puedo dar mi numero por si hay algún cambio o algún inconveniente para la reunión de mañana.

Asiente mientras me extiende su móvil.

Apunto mi numero antes de registrarme con mi nombre "Heather Levine".

—Bien, buenas noches señorita Levine.

—Buenas noches —muevo la cabeza en señal de despedida "educada", el hombre se sube en una moto antes de perderse por las calles.

Subo al auto de Agus mientras el ríe desesperadamente y yo le doy un golpe en la frente antes de que comience a conducir, haciendo bromas todo el camino.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro