35
—¡Heather! Abre la puerta por favor —la voz de Agus se escucha lejana mientras mi cuerpo está apoya entre el piso y la pared, sentada en un rincón de mi habitación con los ojos llorosos y unos audífonos en mis oídos.
—¡Heather, vamos a tirar la puerta! —ese es Andrew, quisiera pararme, pero simplemente no puedo, mi cuerpo me lo impide y me quedo sentada mientras miro a la nada con la vista completamente borrosa por las lágrimas que se acumulan ahí.
La puerta se abre de un golpe fuerte contra la pared, ni siquiera estoy cerca, pero parece que he perdido la capacidad de reaccionar, no hay gritito, no hay respingo, no hay nada, solo yo mirando la puerta chocar con la pared en la otra esquina de la habitación, mis amigos entrando a toda velocidad y acercándose a mí. Ambos me rodean entre sus brazos mientras yo me dejo guiar como una muñeca de trapo.
—¿Qué haces con esas pastillas? —la voz de Agus es de preocupación pura mientras recoge las píldoras que están en frente mío— ¿Qué intentabas hacer Heather? —gruñe.
Niego.
Quiero hablar, pero mi voz se corta.
—Son pastillas para dormir —da por hecho el pelinegro.
—Mierda ¿Has tomado alguna? —niego—, dime la verdad. No puedes tomar estás pastillas estando embarazada Heather, no puedes.
—No las tome —digo en un susurro, con voz débil.
—¿Qué querías hacer? —pregunta suavemente mientras pasa su mano por mi espalda.
—Yo... yo... tenia sueño, iba a tomar una pero antes de eso leí las advertencias y leí que no las puede tomar mujeres embarazadas así que las deje en el piso. Juro que no quería hacer nada malo —prometo mientras algunas lágrimas caen por mis mejillas.
—Lo sé cariño, lo sé.
Me abrazo a su cuerpo mientras Andrew busca un té en la cocina.
—No estás bien estando sola Heather... —murmura—, ha pasado una semana cariño.
—Por favor no lo digas —pido y el niega.
—Sonaré como una mierda Heather, pero él no volverá.
Mi labio tiembla mientras instintivamente toco mi vientre y paso mis dedos de manera suave por la zona.
—Él tomo su decisión, él no volverá y ahora eres tú, los niños, Andrew y yo que estaremos para apoyarte en todo. Necesitas salir, esta semana te permití quedarte en tu habitación porque lo estabas asimilando, pero no puedes seguir encerrándote para evitar lo que le sigue a esto. Eres fuerte Heather, ahora lo tienes que ser mucho más por tus hijos y por ti.
Asiento.
Tiene razón, él no volverá y aunque me duela admitirlo será mejor así. Tengo que ser fuerte, por mis hijos y por mi felicidad.
—Vamos a desayunar —me levanta y quita los audífonos que ya no reproducían música de mis oídos—, hice esa papilla de avena con plátano que tanto te gusto estas semanas.
Una pequeña sonrisa aparece en mis labios y el me envuelve en sus brazos nuevamente.
—Me gusta ver a la mujer que es como mi hermana sonreír.
Ambos salimos de la habitación y caminamos hacia el comedor donde Andrew ya estaba sentado esperándonos, su mirada está fija en el móvil.
—¿Estás bien?
—Me otorgaron una beca para estudiar en otra ciudad —murmura con los labios entre abiertos.
—¿Eh? —chillo con mejor humor, él estuvo buscando esto hace varios meses.
—Si... en la universidad más prestigioso del continente.
Andrew le dice el lugar de la beca y Agus instantáneamente comenta sobre la sede de la empresa de su familia en esa ciudad.
Mis ojos pasan por ellos, por mi mente pasan miles de cosas, pero una, solo una pasa más de seis veces.
—Quiero ir a vivir allá —murmuro—, puedo sola, siempre pude. Puedo conseguir un trabajo en la empresa de tu familia, tengo el dinero suficiente para comprar un apartamento y para vivir por algunos meses sin trabajar, puedo empezar de nuevo, lejos de todo...
—Heather —me detiene Agus— ¿De qué hablas? ¿Comenzar tu vida de nuevo?
—No quiero estar aquí ¿Por qué crees que no he salido de casa en una semana? Porque sé que todo me recordará a él, sé que cada minuto que pasará pensaré en que si tan solo se hubiera quedado... No quiero eso para mí, quiero estar bien y quiero estar lejos de cualquier recuerdo presente sobre Jayden —duele mencionar su nombre, pero es necesario.
—Heather... son muchas cosas.
—Quiero hacerlo, soy una adulta Agus.
—Una adulta embarazada.
—Estar embarazada no es estar enferma o ser menos capaz.
Entorna los ojos, pero habla nuevamente.
—Tengo una tía que tiene una empresa de inmuebles allá ¿Estás segura de que quieres hacer eso? —asiento—, me pondré en contacto con ella entonces.
—Bien. Felicitaciones Andrew, te lo mereces, te has esforzado mucho para llegar ahí.
—Gracias —besa mi mejilla—, si vas a vivir allá nos podremos ver siempre y podré cuidar de estos bebes cuando nazcan —le habla a mi vientre mientras Agus ríe y yo logro tener la primera sonrisa gigante después de una semana y un día.
Desayunamos en tranquilidad mientras conversamos de planes futuros, nos hemos organizado y ya nos creamos una vida sin estar ahí. Agus menciona que, si nosotros nos vamos, él también va con nosotros ya que puede ser trasladado a la otra sede y el mismo trabajo le ofrecería un apartamento.
• • • • • •
Pasó otra semana y Agus entra a mi habitación con un plato con pastel de chocolate en sus manos.
—El antojo para la reina, el príncipe y princesa de la casa —se sienta a mi lado mientras mi saliva se hace agua al ver el pastel de chocolate con manjar y fudge del mismo, bañando la masa ya hecha.
—¡Se ve delicioso! —chillo— Gracias.
Estoy con tan solo un top deportivo y unos pantalones muy holgados, Agus mira mi vientre por unos segundos antes de hablar.
—A crecido —murmura con voz entrecortada.
—¿Eh? —mi boca ya está llena con el pastel mientras él se levanta de la cama y llama a Andrew.
—¡El vientre de Heather ha crecido!
Ambos entran de nuevo a mi habitación a toda velocidad mientras miran mi vientre con atención y con los ojos brillosos.
No sé de dónde sacan una cámara, pero toman algunas fotos mientras intento sonreír mientras paso mi mano por mi vientre y mi cerebro comienza a pensar en lo mucho que me gustaría que Jayden también pase estos momentos conmigo.
Mis bebes están creciendo dentro de mí, eso es lo único que me tiene que importar porque ahora mismo es lo único que me mantiene feliz.
—Hablé con mi tía —dice Agus después de unos minutos viendo las fotos—. Tiene un apartamento disponible en un vecindario cómodo, está cerca de un parque y hay zonas para niños a las que podemos llevar a los casi copias cuando nazcan.
—¿Casi copias? —sonrío un poco.
—Me gusta ver que poco a poco vas recuperando tu brillo —él solo me ve en las tardes, en las noches cuando estoy sola es otro cuento...— y si, casi copias. Casi son gemelos, pero no, son mellizos.
—Los mellizos también pueden ser del mismo sexo.
—No, siento que serán un niño y una niña.
—El otro mes lo podremos saber.
—En fin, sigamos con lo del apartamento ¿Estás segura de que quieres hacer esto?
Asiento.
—Muy segura.
—Bien, tienes que darme todos tus datos, documentos, y tienes que solicitar que en el banco te den tus documentos que confirmen que no tienes ninguna deuda con ninguna entidad financiera.
—Vale —suspiro—, supongo que ahora iré a hacer eso. Quiero salir a respirar un poco.
—Ve con cuidado y llámanos cualquier cosa.
—No te preocupes, estaré bien.
Sale de mi habitación y me centro en tomar una ducha con agua tibia antes de buscar ropa y vestirme, es ropa holgada y fresca así que me siento cómoda con ella.
• • • • • •
Otra semana más.
Suspiro mientras me acurruco en mi cama después de cerrar la puerta con seguro, apenas lo hago mis labios tiemblan mientras se forma un puchero en estos dejo que las lágrimas llenes mis ojos.
Otra semana más sin Jayden, pero con mis hijos dentro de mi vientre. Me duele pensar que él ya no está conmigo, aunque diariamente he tratado de convencerme de que todo estará bien. Estoy embarazada, sentimental y además no dejo de tener antojos y comer ¡A este paso no podré ni bajar las escaleras!
Mi reloj marca las cuatro de la mañana cuando me levanto de la cama a toda velocidad al sentir las náuseas cubrir mi ser, maldita sea. Me dejo caer de rodillas frente al váter y lo abro a toda velocidad comenzando a devolver todo.
—Por favor... —murmuro a mi vientre—, venga amores, no ahora —tomo mi cabello en una coleta cuando vuelvo a vomitar.
Cuando siento que he dejado todo puedo respirar con normalidad, me levanto del piso y paso mis manos por mi rostro acercándome al lavador y enjuagando mis manos, mi boca, mis dientes y mi cara.
Al volver a mi cama no demoro en caer dormida otra vez porque recuerdo que mi madre nos invitó a pasar el día en su casa y tenemos que aparecer por ahí a las diez de la mañana.
Ni siquiera parece que dormí algo porque mis amigos ya están en mi habitación despertándome mientras mi alarma suena.
—Tenemos que llegar temprano —lanza una camiseta a mi rostro—, ¿Cómo han amanecido los bebés? —habla Andrew a mi vientre.
—Ellos están muy bien, aunque me tuvieron vomitando buena parte de la madrugada, espero sean más buenos con mami de ahora en adelante —murmuro mirando mi vientre como si ellos realmente pudieran escucharme.
—Ellos no lo serán, sus tíos les enseñarán a molestar a mami.
—Eres un idiota Andrew —finjo ser la mujer más indignada del mundo.
—Ajá.
Después de que ya estamos listos salimos de casa y subimos al auto de Agus quien será el chofer de este viaje. La casa de mi madre queda las afueras de la ciudad así que tenemos una hora y media de viaje, se supone que teniendo en cuenta la hora que es llegaremos ahí a las diez o diez y media, dependiendo el tráfico.
—Oigan —carraspeo—, creo que los bebés tienen hambre.
—Bonita excusa.
—En serio, bueno yo lo tengo que comer para darles de comer a ellos así que...
Andrew ríe y me extiende una bolsa con un sándwich de huevo y también me pasa una botella con yogurt.
Frunzo los labios.
—No quiero huevo... es decir, no quieren huevo.
—Ajá —entorna los ojos—, come eso Heather, que les hará bien a las casi copias.
Gruño, pero acato la orden, llevo la comida a mis labios mientras lo degusto, no está tan malo después de todo.
El viaje es largo y duermo buena parte de él, cuando llegamos a casa de mi madre ella ya nos está esperando fuera de la que a ser sinceros es un hermoso hogar.
—¡Qué bonita casa! —halago el lugar mientras la abrazo, mis amigos imitan mi acción y mi madre nos invita a entrar.
—¿Cómo ha estado señora Diana?
—Muy bien Agus ¿Cómo están ustedes?
—Bien —Andrew asiente.
—Les tengo un desayuno preparado, venga siéntense.
Cuando veo la mesa casi lloro de emoción al ver la cantidad de frutas coloridas que adornan todo.
—Uhm peras —sonrío y tomo una llevándola a mi boca.
Mi madre ríe mientras comienza a desayunar y siento la pierna de Agus patearme suavemente por debajo d ela mesa.
Sé que quiere decir eso.
Es el momento.
—Mamá —carraspeo—, tengo que decirte algo.
—Claro hija, dime ¿Qué pasó? ¿Cómo está...?
—Estoy embarazada —lo lanzo tan de repente que los nervios se apoderan de mi mientras juego con mis dedos y muevo mi pie con impaciencia al esperar una respuesta.
—¿Qué?
—Estoy embarazada de mellizos.
Sus ojos están muy abiertos y casi grito cuando se levanta de su silla a toda velocidad y me envuelve entre sus brazos, riendo y llorando al mismo tiempo.
—¡Por dios! ¡Jayden debe estar muy feliz! —la sonrisa se me borra de inmediato para convertirse en unos ojos llorosos.
—Él no está —murmuro bajando la mirada.
—¿De qué hablas hija?
No puedo hablar. Pensarlo es algo, decirlo es otra cosa.
Miro a ambos de mis amigos esperando que ellos hablen.
—Jayden no quería hijos y termino su relación con Heather.
—¡Lo voy a matar!
—Mamá, no —niego—, ya pasó —mentira— ya no duele tanto —MENTIRA, DUELE MUCHO—, solo por favor no se lo digas a nadie. Me mudaré de ciudad y quiero rehacer mi vida.
—¿Te mudaras? —asiento— ¿Sola?
—Andrew y Agus también, pero viviremos en casas distintas.
—Hasta después de unos meses de que des a luz, tenemos que ayudarte a cuidar a nuestros sobrinos.
Mi madre asiente y sonríe con lágrimas en los ojos, dice algo sobre querer agua y se pierde en la cocina.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro