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Cuarto día de viaje.
Son las siete de la mañana, el rubio y yo estamos terminando de arreglar nuestras maletas porque en un par de horas el crucero se detendrá en el puerto de las Bahamas ya que el paseo ha llegado a su fin. Bueno, no del todo, porque Jayden me comentó que nos quedaríamos un día en las Bahamas y que luego tomaríamos un avión de vuelta a la ciudad.
—¿Estás lista?
Asiento, abrazando su cuerpo. Estos días he estado especialmente cariñosa.
Estoy por hablar, pero el sonido de un móvil hace que ambos nos miremos.
—No es el mío.
—Es el mío —dice buscando donde lo ha dejado hasta que lo ubica en la mesa de noche que hay al lado de la cama.
Llego a visualizar la pantalla a lo lejos, el nombre de "Allie Simone" adorna la pantalla. Mientras el frunce el ceño al leer el nombre yo me centro en terminar de cerrar mi bolso después de revisar que tenga todo completo.
El móvil vuelve a sonar y el nuevamente lo ignora, pero la tercera vez que suena soy yo la que lo miro.
—¿No contestaras? —pregunto mirándolo.
—Son cosas del trabajo —niega—, se supone que estoy de vacaciones.
—Puede ser urgen... —la mujer vuelve a insistir al móvil y aprieto mis labios.
¿Por qué tanta insistencia?
—Iré a ver unas cosas —murmuro pasando por su lado para salir de la habitación y que pueda hablar.
—Castaña...
—Eres el jefe Jayden, y entiendo tu trabajo —sonrío con sinceridad, me pongo de puntillas y dejo un casto beso en sus labios antes de salir por la puerta con mi móvil entre mis manos.
Entro al chat con mis amigos mientras reviso los últimos mensajes que han dejado, básicamente hablando sobre lo perdida que estaba y que esperaban que me contacte con ellos pronto.
Heather: Hola, hooolaaa ¿Me extrañaron?
Andrew: Hola, querida amiga.
Agus: ¿Cómo estás?
Heather: Prometida.
Andrew: ¿Qué?
Agus: AAAAAAAAH, pero di el chisme completooo.
Heather: Jayden me pidió matrimonio.
Agus: Oh por dios.
Andrew: ¡Felicitacioneees!
Agus: Pero es que mujer, es genial. Te mereces lo mejor, Heather.
Andrew: Ya no tendrás que preocuparte si estás embarazada, al final se van a casar y van ser felices.
Heather: No estoy embarazada.
Agus: ¿Te hiciste la prueba?
Heather: No...
Andrew: Entonces no descartes ninguna posibilidad.
Suspiro intentando no pensar en eso, porque tengo miedo de que sea un positivo, aunque las posibilidades sean casi nulas, casi.
Heather: Yo ahora no quiero pensar en eso.
Sigo caminando y me concentro en distraerme haciendo algo mientras Jayden resuelve lo que tenga que resolver en la ciudad desde un móvil.
Jayden Harris
Veo a la castaña salir de la habitación y aunque ni siquiera ella se haya dado cuenta, una pequeña mueca se instala en sus labios.
Maldita Allie ¿Qué mierda quiere ahora?
Contesto la llamada y el poco buen humor que me quedaba después de ver que llamaba se van al carajo cuando la escucho hablar.
¿Qué?
—¿De qué hablas? —pregunto con la sangre hirviendo en cólera.
—¿Leo aun no te lo dice?
—¿Decirme qué?
—Están en quiebra... y tendrás que hacer grandes esfuerzos para poder hacer que todo vuelva a estar como antes.
—Habla de una puta vez y déjate de rodeos.
—En la sede de Madrid han hecho una mala organización del dinero, sin contar las malas opiniones que han dado de los trabajos dados ahí. Muchas empresas piden un rembolso, otras que hagan el trabajo de nuevo, los empleados están renunciando y todo se ha jodido —puedo sentir su asquerosa sonrisa hasta aquí— y mi padre, muy bondadosamente por cierto, le ofreció un trato a tu papi.
—¿Qué trato?
Cuando suelta el cual se supone que es el maldito trato mi sangre se hiela y cuelgo la llamada inmediatamente. Busco entre mis contactos el número de Leo, mi padre y él no tarda en contestar.
—¿De qué habla Allie? —suelto sin siquiera saludar.
—Hijo... tenemos que hablar.
• • • • • •
La castaña entra a la habitación aproximadamente una hora después de que haya colgado la llamada con el imbécil quien se supone que es mi padre.
Cuando Heather se deja caer en la cama, a mi lado, intento levantarme sin saber por qué exactamente, pero no lo logro porque su brazo ya me rodea.
—¿Pasa algo? —pregunta lentamente mirándome con preocupación.
—Nada —mascullo sin mirarla.
—¿Estás segu...?
—¡No me pasa nada Heather! —da un respingo en su lugar, quitando la mano de mi abdomen antes de abrir los ojos con sorpresa mientras frunce el ceño.
—Bien —se levanta de su lugar—, iré sacando las maletas. No tardamos en llegar al puerto —esta vez ni siquiera me mira, puedo ver sus ojos luciendo brillosos.
Juro que me detendría a preguntar qué le pasa, y a intentar consolarla, pero ahora no quiero hablar con nadie. Dejo que salga de la habitación sin mirarme, con su bolso y su maleta entre sus manos.
Heather Levine
Salgo de la habitación con los ojos empapados en lágrimas, maldita sea, odio ser tan sensible.
Dejo las maletas a mi lado y pierdo tiempo revisando mis redes sociales, sentada en un área común donde hay algunas personas tomando desayuno y conversando.
Pido un agua y una ensalada de frutas mientras me centro en mi móvil y en no sentirme mal por cómo me acaba de tratar Jayden.
• • • • • •
Jayden hace un rato llamo a mi móvil y habló con el mismo tono que usaba para hablarme cuando recién nos conocimos.
Estoy en donde se supone que vamos a bajar, ya estamos por llegar.
Fue lo único que dijo, supuse que era un "Ven", me levante de mi lugar y no tarde en verlo justo ahí, donde me había indicado. Mis pasos son cada vez más lentos, no quiero estar peleada con él, pero tampoco aceptaré su trato así que solo me paro a su lado y ni siquiera lo miro más, paso mi vista por el hombre que está en frente de nosotros ubicando algunas cosas para el final de todo.
—Bien, pediré orden —dice mientras se hace a un lado permitiéndonos salir, suspiro mirando los lados y el mar que nos rodea completamente celeste y limpio, parece de película.
—Por aquí —me habla Jayden, asiento y lo sigo mientras me dirige hacia un auto negro donde un hombre con traje nos espera para ayudarnos a subir las maletas.
No pregunto nada, me encargo de subir al auto y sentarme pegada a la ventana derecha, mientras Jayden se sienta al lado de la ventana izquierda.
Mi móvil suena y el nombre de mi madre ilumina la pantalla, respiro antes de poner mi mano izquierda sobre él, el anillo en mi dedo anular brilla y alzo mis ojos nuevamente, contestando la llamada a toda velocidad.
—¿Hola?
—¿Hija? ¿Hola?
—Hola mamá.
—¿Cómo estás? —pregunta.
—Bien, llegando de un viaje —suspiro— ¿Cómo estás tú?
—Muy bien a decir verdad, tu tía me vino a visitar fuera de la ciudad, ya sabes, donde estoy viviendo.
—Eso es genial, espero poder ir a verte pronto.
—Eso quería comentarte ¿Quieres venir?
—Claro, pero dame unos días para poder organizarme, sabes que estoy trabajando.
—Claro que si cariño, no te preocupes. Puedes venir con tus amigos, Agus y Andrew.
—Bien, yo les aviso. Nos vemos, cuídate.
—Cuídate.
La llamada se cuelga y suspiro tocando mi cabeza al sentir el mareo que nuevamente me abarca.
Lo disimulo como puedo y apoyo la cabeza en el respaldo del asiento, cerrando mis ojos mientras juego con mis dedos nerviosa, tengo que comprar una prueba de embarazo apenas llegue a la ciudad mañana.
—Han llegado a su destino, señores —el hombre indica mientras saca nuestras maletas adentrándolas en el hotel y abriendo nuestras puertas, ambos bajamos y agradezco mientras Jayden camina a pasos rápidos alejándose de mi y entrando rápidamente al hotel, casi corro hacia él y tomo su brazo.
—¿Qué se supone que te pasa? —pregunto en voz baja intentando obtener una respuesta, me jode esto.
—No me pasa nada —se separa de mi toque y bufo.
—Bien ¿Así quieres continuar? Genial, no diré nada más, tu verás que haces.
Doy media vuelta cuando otro hombre se encarga de tomar las maletas para llevarlas a nuestra habitación y salgo del hotel, caminando a no sé dónde porque ni siquiera conozco el lugar.
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