26
—Mhm Jayden —jadeo cuando sus manos suben por mi muslo, me separo de sus labios y lo miro con los ojos entrecerrados—, no me provoques si no vamos a acabar esto —advierto.
—¿Quién dijo que no lo íbamos a terminar?
—No lo sé, quizás lo pienso porque estamos en un avión.
—Nunca he follado en un avión, no me parece mala idea comenzarlo a hacer ahora.
A mí tampoco me parece mala idea.
Su mano sigue subiendo hasta alcanzar el centro de mis bragas y hacerlo a un lado mientras toca mis pliegues haciendo que muerda mi labio para evitar soltar algún ruido.
—Joder, estás muy húmeda castaña —habla a mi oído sin dejar de atender mi feminidad.
—Mierda Jayden —mascullo cuando juega con mi punto haciéndome estremecer.
Mi espalda choca con el respaldo de mi asiento mientras una de mis manos aprieta su camisa.
—Sigue...—gimo.
—No —se detiene.
—¿Qué te pasa? —chillo intentando no golpearlo.
—Quiero que me montes.
Joder.
Muerdo mi labio levantándome de mi asiento con cuidado sin dejar de mirarlo, mi rodilla se apoya lentamente en su miembro, encima de su ropa, sin hacer fuerza para no lastimarlo y comienzo a mover mi pierna lentamente haciendo que tome mi muslo con fuerza.
—Heather...
—Déjame hacerlo a mi manera.
—Tendrás el control cuando te sientes sobre mí y me hunda dentro de ti, no antes.
—Sabes que no me gusta ceder el control tan fácil.
—Siempre terminas cediéndomelo a mí.
—Pues hoy tienes que esforzarte un poco más para que eso pase —a penas lo termino de decir mi rodilla se comienza a mover nuevamente.
Su mano no deja mi muslo mientras lo veo cerrar los ojos dejándose llevar por el placer que le estoy brindando.
Estoy segura de que, si sigo parada y hay alguna turbulencia, me voy a matar así que mejor no arriesgarse.
Mis manos se apoyan en sus hombros mientras con cuidado me siento sobre él, la falda que llevo puesta me permite chocar mi feminidad cubierta aun por mis bragas con su erección aun cubierta por su pantalón, contorneo mis caderas mientras rozo mis labios con los suyos.
Mis manos bajan por su pecho y su abdomen hasta llegar al inicio de su pantalón, tacto la correa y la comienzo a deshacer lentamente sin detenerme, cuando al fin la logro sacar del camino, sigo con el botón y cierre de este. Los desengancho y bajo un poco su bóxer como puedo para poder liberar su erección, la palma de mi mano sube y baja mientras él lanza pequeños sonidos desde el fondo de su garganta.
Me detengo cuando escucho el carrito del chico que nos estaba atendiendo.
Jayden me mira y niega lentamente.
—Sigue —asiento efusivamente mientras con mi mano libre muevo mis bragas hacia un lado y no tardo en deslizarme por su miembro, mi humedad hace fácil el proceso y la sensación es jodidamente excitante.
La respiración entrecortada que compartimos ambos cuando hago esto lo único que logran es avivar mis ganas de montarlo con toda mi puta energía.
—Te ves jodidamente caliente y preciosa montándome —jadea cerca de mi oído apretando mi trasero con ambas manos—, muévete Heather, quiero verte saltando sobre mi verga.
Jadeo mientras comienzo a mover mi cuerpo de arriba abajo apretando los labios para no hacer ningún sonido mientras Jayden dirige una de sus manos a mis pechos y comienza a masajearlos haciendo que me retuerza encima de él.
Cada minuto que pasa, entre susurros, jadeos, toques y roces hacen que el nudo en mi vientre aumente avisando que estoy por llegar a mi placer absoluto.
—Córrete sobre mi polla castaña.
Muerdo mi labio y cierro los ojos cuando siento mi liberación, mis piernas tiemblan y mi pulso se dispara cuando lo escucho hablar.
—Quiero escucharte decir que eres mía, Heather.
—Soy tuya, jodidamente tuya —jadeo cerca de su oído mientras me sigo moviendo y no tardo en sentir como Jayden se corre dentro mío. Cierro los ojos juntando mi frente con la de él, con la respiración agitada y el corazón a mil.
Alzo mi cadera, haciendo que salga de mí acomodo mi falda y me levanto de su regazo intentando no caerme.
—Iré a el baño —aviso mientras él se acomoda el pantalón y la camisa que tiene hecha un caos.
—Vale —asiente y camino hacia la pequeña cabina donde está el baño y me miro al espejo notando mi cabello desordenado y mi blusa mucho peor que como vi la camisa de Jayden.
Jayden Harris
La castaña va al baño y me quedo arreglando mi camisa y pantalón mientras mi respiración se compensa.
Es que me tiene loco.
Apoyo mi cabeza en el respaldo de asiento mientras veo a Heather regresar, se sienta a mi lado y la miro mientras ella toma la botella de agua para poder tomar del líquido.
Al parecer siente mi mirada porque voltea su rostro y se fija en mí, le sonrío y ella hace lo mismo, sus mejillas se calientan y apoya su cabeza en mi hombro.
No decimos nada, ambos lo sabemos, ambos lo entendemos.
Puedo ver como sus ojos se cierran con lentitud hasta que se queda dormida y dejo que descanse.
Heather Levine
Siento a alguien besando mis mejillas repetidas veces y abro mis ojos lentamente ubicándome en espacio y tiempo.
La cabellera rubia de Jayden hace que sonría y roza mi nariz con la suya.
—Hola... —murmuro viendo su linda sonrisa.
—Hola castaña.
—¿Qué hora es?
—Cuatro de la tarde, estamos por aterrizar —doy un respingo y miro por la ventana sorprendiéndome al ver el mar que rodea el lugar y no muy a lo lejos se ven edificios.
Lo miro con duda en los ojos.
—¿Dónde estamos?
—Averígualo —dice divertido.
Entorno los ojos con una sonrisita y prendo la pantalla que hay enfrente de mi asiento. En estos aparatos se supone que hay una opción para ver la ruta, destino y todo eso.
Busco la opción y mis labios se separan lentamente con sorpresa al ver el destino que marca.
—¿Miami? —pregunto volteando a verlo, antes de que pueda responder algo se escucha la voz del chico que nos ha estado atendiendo diciendo que estamos a punto de aterrizar y que aseguremos nuestros cinturones y no sé qué más.
Estoy en shock, en completo shock, no pensé que iríamos tan lejos, pensé que quizás solo serían unos días en una casa de playa o cabaña dentro de la ciudad, pero claro, si hubiera sido eso no estuviéramos viajando en avión.
Es que estoy feliz, pero de igual forma preocupada por saber que todo esto lo está pagando él, no quiero que piense que me estoy aprovechando y...
—Deja de pensar tanto las cosas —su voz hace que, de un respingo en mi lugar, volteando el rostro para verlo.
—Es que no sé qué decir, estoy muy emocionada, en shock y sin palabras.
—Me puedes agradecer chupándome la polla y listo.
—Eres un idiota —mascullo sintiendo mis mejillas calentarse y volteando a ver la ventana, cierro los ojos cuando siento las turbulencias propias de un aterrizaje, aferro mis manos al asiento hasta que pasa el tiempo y al fin se detiene el avión, puedo abrir mis ojos y sentir la mano de Jayden arriba de la mía.
Nos levantamos de nuestros lugares y pongo mis lentes de sol al igual que él se pone los suyos, toma mi mano y bajamos juntos del avión mientras un hombre se encarga de sacar nuestro equipaje, otro hombre en traje nos espera, le entregan las maletas y él se encarga de tomarlas para dirigirnos por un camino que lleva fuera del aeropuerto.
—Las puedo llevar yo —digo con amabilidad intentando que me de mi maleta, no estoy acostumbrada a que hagan las cosas por mí a pesar de que mi infancia se basó en ayudantes de servicio haciendo absolutamente todo por mí, pero realmente nunca me acostumbre ni acostumbraré a eso.
—No se preocupe señorita, ya estamos por llegar...
—Insisto...
—No se preocupe —el hombre sonríe incómodo y no insisto más porque tampoco busco darle problemas o incomodidades en su trabajo.
Llegamos a un costoso auto al cual Jayden y yo subimos mientras el hombre se encarga de poner las maletas en la maletera del auto, no tarda en subir al auto y encender el aire acondicionado.
Miro a Jayden y no sé por qué, pero el aire acondicionado y el aromatizante que desprende hace que sienta un leve mareo, haciendo que cierres mis ojos y pase saliva con fuerza.
Nunca me había pasado eso, jamás y juro que estoy a punto de desmayarme.
—Joder —mascullo tocando mi frente con mi mano.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? —pregunta Jayden mirándome con preocupación.
—Sí, si... solo... ¿Puedes abrir la ventana? —pregunto.
Asiente aun mirándome y abriendo a toda velocidad la ventana de su lado, el aire fresco entrando y chocando con mi rostro hace que pueda respirar con normalidad y el mareo pase.
—¿Estás mejor? Toma agua —me extiende la botella que hay en el compartimento con bebidas y la tomo a sorbos respirando con lentitud.
—Ya estoy bien —murmuro acurrucándome en su pecho—, háblame —pido— ¿Dónde iremos ahora?
—Por ahora iremos a un hotel a dejar nuestras maletas y luego podemos ir a la playa, mañana en la mañana sale el crucero al que iremos por la semana.
—¿Crucero?
—Así es, iremos a un crucero, el próximo destino después de tres días es las Bahamas y al finalizar la semana volver a Miami, donde nos recogerán nuevamente para regresar a la ciudad —deja caricias en mi brazo mientras miro los paisajes que nos rodean y pasamos.
—Mierda... yo... bueno ¿Tanto dinero tienes?
Se encoge de hombros.
—Algunos lujos de tener una empresa.
Suelto una risita y niego divertida, el auto se detiene en un hotel con una fachada hermosa, es gigante y lindo.
—Bajemos —asiento mientras Jayden abre la puerta y toma mi mano ayudándome a bajar, cuando estamos fuera del auto no suelta mi mano y el hombre que nos condujo hasta acá sale y toma nuestras maletas para poder ayudarnos a entrarlas al hotel, las deja en la recepción.
—Hasta luego —me despido amablemente del hombre—, gracias.
—No hay de que señora Harris...
—Señorita Levine —digo removiéndome en mi lugar incómoda.
—Lo lamento, señorita Levine.
—Te puedes retirar —habla Jayden mirando al hombre, quien asiente y se va del lugar rápidamente.
Jayden habla con la recepcionista mientras la mujer le da información de las habitaciones y demás.
—Castaña —me llama el rubio, volteo mi mirada y lo miro—, ¿Suite o solo una habitación?
—Solo estaremos por un día rubio, una habitación es más que suficiente.
—Bien —vuelve a girar antes de extender su ya muy conocida Black Card, la mujer abre los ojos con sorpresa, igual que yo cuando lo vi por primera vez hace meses y sonrío al ver que no fui la única que reaccionó así en su momento.
Le indica la habitación y le da la tarjeta para abrir la identificación de la puerta.
—Las maletas las llevarán en un segundo, pueden ir avanzando hacia sus habitaciones. Que tengan buena tarde.
Jayden vuelve a tomar mi mano y nos dirigimos al ascensor, no tardamos en llegar a la habitación y un hombre se encuentra fuera de esta con nuestras maletas.
—Buenas tardes —nos deja el equipaje en la entrada, se despide deseándonos una buena tarde y se va a toda velocidad.
Entramos y me dejo caer en la cama mirando el techo y sonriendo.
—Esta es la vida que merezco —comento divertida, Jayden ríe y se deja caer a mi lado.
—Te mereces esto y más.
Suspiro acostándome de lado y rodeando mi brazo y mi pierna en su abdomen.
—¿Quieres descansar un rato? —pregunta pasando uno de sus brazos por detrás de mi cabeza.
—Sip —asiento.
—Bien, pongamos alarma para más tarde poder ir a la playa un rato y luego cenar ¿Te parece bien?
—Me parece genial.
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Si preguntan, yo no escribí eso 🏃🏻♀️🏃🏻♀️🏃🏻♀️
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