4. No te hagas ilusiones
Magnus POV
– Y dime, ¿Cómo te fue el sábado? – preguntó Catarina, mientras aparcaba en el estacionamiento. Mientras mi pierna estuviera rota tenía que lidiar con ella para que fuera mi transporte. Es la mejor amiga que pude haber tenido. Comenzamos a ser amigos desde el kínder, cuando me defendió de otros niños que se burlaban de mi por usar lentes. Les dijo que me dejaran en paz y desde ese día somos inseparables.
– Estuvo bien – dije mientras salía del auto.
Y era verdad. El sábado estuvo bien. Incluso más, estuvo increíble. El esfuerzo que puse en tratar de enseñar a Maureen fue recompensado. Toda la noche del sábado estuve pensado en esos ojos azules electrizantes, ese enmarañado pelo negro y su adorable sonrojo. No podía sacar a Alexander de mi mente. Era aterrador y excitante al mismo tiempo. Nunca había pensado mucho quien, si, lo veía en el escuela. Pero el sábado vi un lado diferente de el. Una versión más libre y viva de él. Una versión más feliz, reía y sonreía y hablaba fácilmente con otras personas. Verlo me hizo sentir feliz y celoso al mismo tiempo. Porque quería quería que riera siempre como el otro día. No podía entender como porqué de repente pensaba tanto en el. Sentía como que algo me atraía hacia el. Algo fuerte. Y tenia que admitir que cuando lo bese en la mejilla, mi corazón dio un vuelco. Y disfruté ese sentimiento demasiado.
– ¿ok? Como bien... ¿te divertiste? – abrió la puerta de la escuela para mi y fuimos a nuestra primera clase. Matemáticas.
– Si. Fue divertido. –
– Te estás convirtiendo en un nerd– bromeó y simplemente rodeé los ojos
Cuando entramos tomamos nuestros lugares usuales hasta atrás. Alec ya estaba ahí. Cuando pase por su lado le sonreí tímidamente. Y otra vez, sus mejillas se volvieron rosas. Una preciosa vista.
– Hola Alexander – dije casualmente.
– Ho-hola – murmuró en una forma muy linda, haciéndome sonreír otra vez.
Cojeé hacia mi silla y me senté al lado de Cate. Y la clase comenzó. No podía concentrarme en lo que el profesor decía, porque no podía quitar mis ojos de Alec. Hoy traía unos pantalones negros rasgados y una sudadera negra. Nada sorpréndete. Siempre usaba cosas como esas. Su cabello era un desastre y sus mejillas tenían un poco de rosa en ellas, cuando de vez me cuando miraba hacia mi.
– Deja de mirarlo – escuché que mi susurró una voz familiar. Mire hacia Cate, quien estaba girando los ojos. – Tengo el presentimiento de que algo pasó el sábado. Así que suéltalo mi brilloso amigo. –
– No mucho, simplemente...–
– Bane y Loss – volteamos hacia el profesor Starkweather, quien nos estaba mirando – si no están interesados en mi clase se pueden retirar – Negamos con la cabeza y nos callamos – y señor Bane... me gustaría verlo después de clases. –
–¿Qué crees que quiera ahora? – Cate susurró. Simplemente me encogí de hombros, no tenia idea.
Cuando la campana sonó y los chicos salieron, vi al Sr. Starkweather susurrando algo a Alec. El chico de ojos azules solo asintió y se fue. El profesor apunto su dedo hacia mi y me acerque lentamente a su escritorio. Me señalo una silla e inseguro, esperé a que hablara.
– Señor Bane, estoy muy decepcionado de usted. Cuando llegó a esta escuela usted tenia muy buenas notas. Ahora esta reprobando mi clase. –
– ¿Estoy qué? –
– Esta reprobando matemáticas – me mostró mis notas – los últimos cuatro exámenes no saco nada mejor que D – se detuvo por un segundo. Yo solo veía confundido mis notas. ¿Cómo no me di cuenta antes? Oh, bueno Magnus, no te importaba, me decía a mi mismo. – Magnus, realmente no quiero que repruebes mi materia. Quiero que pases tu último año. –
– Yo quiero eso también Sr, no puedo reprobar mi último año– le aseguré – ¿Qué puedo hacer? –
– Quiero ayudarlo. ¿Sabe que hay un grupo de chicos que da tutorías a estudiantes? –
– Yo estoy en eso. Ya sabe, desde mi detención. –
– Cierto. Pero necesita más que estudiar solo los sábados en tutorías. Por eso es que le conseguí al mejor tutor, mi mejor estudiante, y él acepto ayudarle. – Cuando dijo él, se me vino una cara a la mente. E internamente recé para que fuera real. Y cuando el Sr. S. abrió la puerta, me sentí brincando de felicidad. En frente de mi estaba Alec Lightwood, sonriéndome incómodo. – Alec aceptó ayudarlo. Así que Magnus, has un esfuerzo y déjale ayudarte. Porque lo necesitas. Ya se pueden retirar. –
– Así que, ¿cuándo comenzamos? – Alec preguntó mientras salíamos del salón. Estábamos caminando muy cerca, hasta podía sentir como mi brazo tocaba el suyo.
– Cuando esté bien para ti– le sonreí dulcemente – Gracias... por aceptar ayudarme. No se que decir. –
– No me agradezcas aun. Agradéceme cuando pases el semestre. –
– Prometo ser un buen estudiante. Y si no, puedes castigarme – Le guiñé un ojo, y sus mejillas se volvieron rojas otra vez. Mi, mi Alec, ¿tienes una mente sucia? Pensé. – Así que ¿Cuándo y dónde? –
– Ah, ¿después del escuela en mi casa? – solo asentí, antes de que la campana sonara, nos fuimos en diferentes direcciones. – Te esperaré en tu locker –.
Las clases pasaron y por fin era la ora del desayuno. Fui tan rápido como pude, con mis muletas, a la cafetería, para encontrar a Catarina y a Tessa. Me sorprendí un poco cuando vi que no estaban sentadas con Ragnor, Woolsey y, Camille, Will y Jem. Pasé de ellos y me fui a sentar con las chicas.
– Ahora dinos que paso el sábado – dijo Cate mientras me pasaba unas papas a la francesa.
– Exactamente, dinos– agregó Tessa.
– No mucho. Vine, ayude a una niña. Luego Alec me llevó. Le besé. Y nos separamos– dije tan rápido como pude. Pero ellas cacharon la parte más importante. Lo note cuando pegaron un grito chillón.
– ¡Oh por dios! ¡Lo besaste! – dijo demasiado alto. Tuve que poner mi mano en su boca.
– ¡Cállate Cate! Nadie tiene que saber – Después de unos segundos asintió y se calmó un poco, así que quité mi mano. – Si le besé– vi sus caras de emoción. – Pero no en la boca. Le besé en la mejilla por agradecimiento. –
– Maldición – Murmuró Tessa – y yo que pensé que era algo muy bueno –
– Lo fue – le dije – Fue fantástico. Si hubieras visto sus mejillas después de eso, fue encantador–
– Así que ¿Ahora qué? – preguntó Tessa
– No lo se. Tengo sesiones de estudio hoy con él, en su casa – ambas me miraron en shock – Estoy reprobando matemáticas y Alec accedió a ayudarme. Así que hoy voy con él y ya veré que pasa. Quizá después de hoy le invite a salir. –
– ¿Estás seguro de que es gay? – inquirió Cate – Nunca le he visto con un chico. –
– Quizá está en el closet. ¿Alguna vez le has visto con una chica? – Ella negó – exactamente. Te lo digo, Alec es gay. Lo siento. Mi radar gay nunca falla. –
– Pero no te ilusiones mucho, ¿Ok? – Tessa me pidió – Porque puede que estés equivocado y no quiero verte herido si el no esta interesado. –
Alec estaba esperándome en el locker, justo como prometió. Se veía todo incómodo. Camille, Ragnor y Woolsey estaban parados en el locker de Camille, el cual, estaba al lado del mio. Ellos estaban mirándolo de cabeza a pies haciéndolo sentir incomodo. Comencé a apresurarme para llegar a el
– Hey – le dije suavemente – siento llegar tarde. Tenia clase de arte y...–
– Es...esta bien... no.. no fue mucho tiempo– dijo tiernamente, acercándose a mi – Así... que ¿nos vamos? –
– Solo tengo que tomar unas cosas y nos podemos ir – asintió y me moví hacia mi locker. –
– Hola Magnus – Woolsey habló – ¿Cómo estás? –
– Mmm bien –
– ¿Podemos hablar? –
– Como puedes ver, estoy ocupado – musité, sacando mis libros y poniéndolos en mi mochila. En unos segundos, Alec estaba al lado mío.
– Puedo tomar tu mochila. –
– Gracias – le sonreí, causando un sonrojo en sus mejillas.
– Magnus, eventualmente tenemos que hablar. Somos mejores amigos – esta vez fue Ragnor el que habló, acercándose hacia mi y Alec. Claro, tenia que mirar al pobre chico, causando que Alec se alejara. Volteé mi mirada hacia Ragnor. – Tu eres mi mejor amigo. –
– ¿De verdad? – de burlé.
– Si – otra vez miro hacia Alec – Chico nerd déjanos solos un rato, ¿sale? –
– ¡No! Alec se queda – grité – Y no le llames así. –
– ¿Porqué? Tu solías llamarle así también – sonrió de forma disimulada – ¿ahora es tu amigo? –
– Al menos no me abandonara como tu lo hiciste – y señalé hacia Woolsey – Y si, Alec es mi amigo. Y si nos disculpan, tenemos prisa, así que adiós. –
El camino a casa de Alec fue en silencio. No quería hablar ni el tampoco. Estaba pensando en lo que Ragnor dijo. Tenia razón en que habíamos sido mejores amigos desde segundo grado. Eventualmente tenía que hablar con él. Nuestra amistad no podía terminar así. Admitía que extrañaba su amistad y nuestras pláticas. Es diferente de hablar con chicas, con Ragnor podía hablar de todo. Es como un hermano para mi.
– Ya llegamos – escuché la melodiosa voz de Alec y me di cuenta de que ya nos habíamos detenido. Entramos y Alec me enseñó su casa. – Así que ¿Dónde quieres trabajar? ¿en las sala o en la habitación? –
– Tu elige. –
– ¿Puedes subir escaleras? –
– Alexander, tengo una pierna rota pero no soy una damisela en peligro – me reí – además, si tropiezo tu puedes ser mi caballero en su brillante armadura y cacharme, previniendo mi caída épica–.
– Claro – lentamente subimos, Alec detrás de mi – creo que deberías hablar con Ragnor y Woolsey. –
– ¿Qué? – me tambaleé y casi caigo. Gracias a Alec por tener buenos reflejos y que me atrapara.
– Wow... te tengo – Ahora estábamos abrazados pecho con pecho. Podía sentir lo rápido que iba mi corazón. Su cara estaba sonrojada. Estábamos mirándonos directamente a los ojos. Podía apreciar la belleza de esos bebes azules. En este momento no quería nada mas que besarlo. Me incliné hacia él, pero al mismo tiempo la puerta principal fue abierta. Alec se alejó un poco, ayudándome a estabilizarme.
– ¿Alguien en casa? – escuché una voz femenina. Probablemente la mamá de Alec.
– Hola mamá –
– Hola carió, ¿qué... hola – nos sonrió a ambos. La saludé con la mano, esperando a que Alec nos presentara.
– Mamá, el es Magnus, es un amigo del escuela. Le voy a dar tutorías hoy. – Alec respondió y sonrió a su mamá. Ella lucia como él. Cabello negro, ojos azules un poco electrizantes. No era tan alta como Alec, así que lo alto probablemente lo había sacado de su papá. Lucía como una mujer muy elegante, usaba un vestido negro y una chaqueta negra. Comenzaba a preguntarme si todos los Lightwood tenia ese look de luto.
– Claro. Magnus te quedaras a cenar ¿verdad? –
– No quiero se un problema señora Lightwood –
– Nada de eso, chico, no hay problema. Les llamaré cuando esté lista. – asentimos y seguimos subiendo las escaleras – Alec cariño, ¿te tomaste tus medicamentos hoy? –
– ¡Antes de ir al escuela! –
– Ok. Diviértanse –
Cuando terminamos de subir, Alec abrió la puerta de su cuarto para mi. Era todo un caballero. Eche un vistazo. Su cuarto no era nada especial. Pareces azules, una cama grande con sabanas grises, un escritorio negro, una laptop y un estéreo. Una gran colección de discos y libros que probablemente no conocía. Nada extraordinario. Pero lo que me sorprendió fue la pared llena de marcos colgados con fotos de Alec y otras personas.
– Te traeré algo de tomar ¿vale? –
– Si, gracias –
Cuando me dejo solo decidí echarle una mirada a las fotos. Reconocí a su mamá, Jace e Isabelle. Algunas eran de Alec y una pequeña versión de él. Debía ser su hermano pequeño. En algunas otras estaba un hombre, probablemente su papá. Pero la mayoría de las fotos mostraba a Alec y a una rubia-pelirroja, como de nuestra edad, un poco más joven. Tenia ojos verdes, que brillaban. En algunas fotos se tomaban de la mano y se sonreían. En otras le besaba la mejilla a Alec, sentados en un columpio. La foto se veía reciente, porque Alec así lucía. Vi la fecha y me di cuenta que fue tomada algunos meses. En todas se veían muy felices. Y sentí celos.
Escuché un carraspeo y volteé avergonzado
– ¿Jugo de manzana está bien? No tenemos nada más. Mamá no ...–
– Está bien, gracias – sonrió un poco y puso el vaso en el escritorio. – Es muy bonita –
– Oh si, Ellie es bonita. –
– Deben ser muy cercanos – dije sentándome en la cama y agarrando el libro de matemáticas.
– Lo somos, amo a esa chica –.
Me congelé por un momento. Trataba de entender lo que acababa de decir "amo a esa chica". Sentí como un golpe en el estómago. Estaba en shock, realmente en shock. Nunca pensé que podría tener novia. Estaba seguro que era gay, que tenía una oportunidad. Pero justo ahora todas mis esperanzas murieron.
La sesión de tutoría paso muy rápido. Decidí que lo mejor era no quedarme mucho tiempo. Estaba bastante enojado de que ya tuviera a alguien.
– ¿Estás seguro que no quieres que te lleve a casa?
– No, tomaré un taxi. No te preocupes –
– Ok. Supongo que... ¿te veré mañana? – dijo cuando el taxi llego a su casa. Caminó hacia el y me abrió la puerta. Le di una pequeña sonrisa.
– Te veo mañana. Y gracias. Adiós Alexander.–
En el camino a casa, llame a Tessa, sabiendo que ahorita estaba con Cate haciendo algunas cosas para la obra del escuela
– ¿Si? – escuché la voz de Tessa.
– Tenías razón Tessa, no debí ilusionarme. –
– ¿A qué te refieres? –
– Alec Lightwood no está interesado en mi – murmuré – Alec tiene novia. –
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