27. Todo había terminado
Magnus POV
Cuando Alec estaba dormido sano y salvo, de nuevo en su atuendo hospitalario, salí a hablar con los Lightwood. Aun estaban llorando, solo el pequeño Max estaba dormido en los brazos de Jace. Tratando de controlarme y poner rostro positivo, comencé a hablar..
– Se quedará y tomará la quimio. –
– Oh gracias... – no escuché el resto porque la oscuridad me envolvió y comencé a caer al suelo.
Cuando me desperté, había unas manos sosteniendo fuertemente mi mano, y una suave luz blanca me rodeaba. Mi cabeza y mi garganta dolían.
– Hey, – una voz de hombre, muy familia, dijo. Tratando de enfocarme, moví mi cabeza alrededor, a la fuente de la voz. Había una masa rubia y otra negra en frente mío. Después de unos segundos, finalmente se aclaró. – Finalmente despiertas. –
– ¿Qué pasó? – pregunté con garganta seca.
– Te desmayaste, – dijo Maryse. – La doctora dijo que era por tantas emociones. Fue demasiado para ti, y tu cuerpo se desplomó. Llamé a tu mamá, la cual entró en pánico. Le llamaré ahora que has despertado. –
– Realmente nos asustaste, hombre, – dijo Jace. – Quería agradecerte. –
– ¿Por qué? – dije sentándome en la cama, sacándome la intravenosa.
– Por hacer que mi hermano no detuviera el tratamiento. –
– Le dije que voy a pelear por él, incluso si el ya quiere luchar. –
*
Así que si, Alec comenzó a tomar la quimio de nuevo. Y esperábamos, realmente esperábamos, que esta vez si funcionara.
Dicen que si crees verdaderamente en algo, se puede volver realidad. Y dios, yo creía realmente que Alec podía vencer esta enfermedad. Al igual que toda nuestra familia. Si, se habían convertido en mi familia también. No, no me casé con Alexander. Solo nos tratábamos ya como familia.
Después de la segunda dosis de quimio nueva, y más fuerte, los niveles de leucocitos en sangre de Alec disminuyeron, solo un 2%, pero aun así era algo bueno. Lo celebramos con una linda tarde.
– Recientemente, – comenzó Alec, inclinándose en mi hombro. – Quiero decir... he leído algo recientemente. Un libro que Ellie me trajo. –
– Mmm...– mis dedos acariciaban su brazo derecho, que estaba un poco frio. Levanté un poco más la sabana, tapándole. – ¿Qué libro? –
– The smoke jumper. –
– Nunca he escuchado de el. –
– Y encontré algo que me gustaría que leyeras, – abrió el cajón del gabinete al lado de su cama, y saco un libro con cubierta morada. Me lo entregó y vi que tenia un separador rojo. – Ábrelo. –
Hice lo que me dijo. Dentro había un poema. Me dijo que lo leyera, por lo que eso hice.
If I be the first of us to die (Si soy el primero de nosotros en morir)
Let grief not blacken long your sky (No dejes que el dolor ennegrece tu cielo)
Be bold yet modest in you grieving (Se valiente y modesto con tu dolor)
There is a change but not a leaving (Hay un cambio pero no un abandono)
– Para, – susurró. Las lagrimas estaban amontonadas en mis ojos, tratando de salir. Alec tomó el libro de mis manos y comenzó a leer.
So when you walk the woods where once we walked together (así que cuando camines por los bosques donde una vez caminamos juntos)
And scan in vain the dappled bank beside you for my shadow (Y busques en vano en la vieja banca al lado tuyo por mi sombra)
Or pause where we always did upon the hill to gaze across the land (O te detengas donde siempre nos deteníamos a observar a través de la colina)
And spotting something, reach by habit for my hand (Detectando algo, buscando por hábito, tomar mi mano)
And finding none, feel sorrow start to steal upon you (Y no encontrándola, y sientas el dolor apoderarse de ti)
Be still (Detente)
Close your eyes (Cierra los ojos)
Breathe (Respira)
Listen for my footfall in your heart (Escucha mis pasos en tu corazón)
I am not gone but merely walk within you (No me habré ido, si no estaré caminando en tu corazón)
Alec levantó la mirada de su libro y me miró, y por un momento nos quedamos viendo en silencio. El único sonido era el de nuestros corazones. El mío fuerte y rápido y el de Alec lento. Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero estaba bien. Alexander besó cada una de ellas, y acarició mi mano que sostenía con sus labios.
– ¿Por qué querías que lo leyera? – pregunté en susurro.
– Por que quiero que lo sepas, que incluso aunque muera, siempre estaré contigo, – señaló mi pecho. – Aquí, en tu corazón. –
– No morirás, amor. – Alec sonrió un poco. – No morirás, no lo permitiré. –
– Te amo demasiado Magnus, – conectó nuestros labios en un beso lento. Yo le sostenía fuertemente en mis brazos, pero sin lastimarle. Cada vez estaba más frágil – Demasiado. –
– Yo también te amo bebé. –
– Es por eso que no quiero que ni tu ni mi familia sufran cuando muera. Quiero que sigan viviendo sus vidas. Que estén juntos. Quiero que todos recuerden cosa buenas de mi, lo felices que éramos. Lo mucho que los amo. – Hizo una pausa, mientras yo estaba al límite de las lágrimas. – Siempre estaré con todos ustedes. En sus corazones. Nunca les dejaré. Siempre estaré a su alrededor, aunque no me puedan ver. Siempre estaré contigo. –
*
Después de la cuarta quimio, Alec había empeorado. Su cuerpo comenzó a rechazar las medicinas. Estaba más y más débil. Dormía durante casi todo el día, y casi no comía. Ahora podías ver todos sus huesos a través de su camisa gris. Sus ojos estaban más hundidos y a mi me destrozaba verle así, sin poder hacer nada.
Lo intentamos todo. Una dosis más fuerte de quimio, radiaciones, y nada funcionó. No sabíamos que más hacer. Hasta que la doctora nos dijo que podíamos intentar un trasplante de médula ósea. Así que ahora intentábamos encontrar un donador. Todos nosotros hicimos la prueba, pero nadie salió positivo. Excepto por el pequeño Max.
– Max tiene una mayor compatibilidad histológica, con un pareo de tres antígenos y seis alelos. Lo que significa que es un perfecto donador para Alec. – Explicó la doctora. Todos nos quedamos sin palabras, pero no por la buena noticia, si no porque su oportunidad era el pequeño Max.
– No, – dijo Alec firmemente. – No acepto. No voy a hacerle pasar ningún dolor. No. Podemos encontrar otro donador. –
– Alec, – dijo la doctora en un tono cansado. – Miré en la base de datos de donadores alrededor del mundo. Y créeme, si hubiera alguien más... lo sabría. Pero no hay nadie más compatible que Max. –
– ¡Entonces me rehúso a tomar el trasplante! – se cruzó de brazos como un niño y nos dio la espalda. – Todos váyanse. Quiero estar solo. –
Hicimos lo que nos pidió. En el pasillo, la doctora Anderson nos miró con simpatía, antes de hablar de nuevo.
– Alec es un adulto y no podemos forzarle. Pero si aceptan que Max sea el donador, podrían salvarle la vida. Así que es su decisión, Max no es un adulto aun. – Hizo una pausa y sonrió tristemente. – Les dejaré solos para que decidan. –
– Mamá, papá, ¿qué vamos a hacer? – preguntó Jace.
– No lo se cariño. No lo se. –
*
Max POV
Max se escapó del cuidado de sus padres y sus hermanos, dado que estaban demasiado absortos hablando. Mientras iba por el pasillo, le pidió a una enfermera que le llevara con la doctora Anderson. Una vez dentro de su oficina se sentó en la silla y comenzó a hablar.
– ¿De verdad soy el único que puede ayudar a Alec? –
– Si cariño, – la mujer se levantó de la silla y se acercó al pequeño niño. – Tu eres su hermano y la mejor opción. Desafortunadamente Isabelle solo tuvo 4 alelos de compatibilidad, y eso es muy poco para Alec. –
– ¿Le dolerá a Alec? ¿La operación? – preguntó.
– No. Si la hacemos, ambos estarán anestesiados, – el niño asintió. – Y entonces sacaríamos médula ósea y se la inyectaríamos a Alec. –
– Ok, no suena tan mal. – La mujer le sonrió. – ¿Y el no sufrirá daño? –
– No. –
– ¿Y eso le ayudará? ¿Ya no estará enfermo? ¿Podrá venir a casa con nosotros? –
– Si tu médula se adapta a su cuerpo, entonces si, Alec sanará. –
*
Magnus POV
Alec estaba acostado en la cama, cubierto de pies a cabeza con mi sabana amarilla. Gentilmente, me senté en el borde de la cama y puse mi mano en su hombro.
– Si estás aquí para convencerme de que acepte el trasplante, entonces te puedes ir. –
– No. No estoy aquí para eso. –
No podía... no podría ni siquiera intentarlo. Si la situación fuera diferente, y yo estuviera enfermo, y mi hermanito fuera el que potencialmente pudiera salvar mi vida, tampoco aceptaría. Sería como pedirle a Alec que lo hiciera. Incluso aunque mi corazón y mente rogaran porque el aceptara, no podía hacerlo. Ni podía forzarlo.
– ¿Entonces por qué estás aquí? –
– Por que te amo. – Se asomó entre las sábanas, dejándome ver sus ojos rojos de tanto llorar. Limpié el resto de lágrimas de sus mejillas y besé su frente.
– No puedo hacerlo Magnus. No puedo dejar que mi hermano pequeño sufra por mi culpa. No puedo. –
– Lo entiendo cariño. De verdad, – Alec movió su sabana para que me acostara a su lado. Cuando lo hice, lanzó la sábana sobre nosotros. Estábamos cubiertos en la oscuridad, pero aun así podía ver sus ojos azules. – Se que no querías que fuera de esta forma. –
– ¿Estás enojado conmigo? – su voz era un susurro.
– No. Nunca podría estar enojado contigo. – Nos quedamos viendo a los ojos por un rato. Ojos verde-dorado en azules. No necesitábamos palabras. todo lo que queríamos decirnos, estaba plasmado en nuestros ojos.
Luego alguien entro, escuchamos unos pies ligeros, seguida por una voz infantil.
– ¿Alec? –
– Max, – Alexander se quitó la sábana. Después se sentó y jaló a Max para que se sentara en medio de nosotros. – Hey. –
– Les dejaré solo ¿vale? –
*
Alec POV
Mi hermano pequeño se acurrucó en mi, mientras yo acariciaba su largo cabello. Necesitaba decirle a mamá que se lo cortara.
– Te quiero Alec. –
– Yo también te quiero Max. Demasiado, – besé su frente.
– ¿Estás sufriendo? –
– No, estoy bien, – movió sus pequeñas manos a mi cabeza y las dejó ahí.
– Mami y papi dicen que estás mal. Jace e Izzy también. Magnus se la pasa llorando. Ellie también esta mal, ¿lo sabias? No quiero que sigan tristes. –
– Yo tampoco Max. –
– Escuché lo que la doctora Anderson les dijo, – le miré confundido. Todos habíamos estado de acuerdo en no decirle nada a Max del tratamiento. Era demasiado pequeño. – Que yo fui compatible con tu médula ósea. –
– Max...–
– Y fui a hablar con ella, – me interrumpió firmemente. – Y me dijo que éramos compatibles porque somos hermanos y tenemos los mismos aliados. –
– Alelos, – chasqueó la lengua cuando le corregí.
– Y me dijo que si te doy mi médula ósea entonces te curarás y podrás venir a casa conmigo, – me miró con sus ojos grises llenos de suplica. – Y yo quiero que vuelvas a casa. –
– Oh Max...–
– Ella me dijo que puedo ayudarte, – dijo. – Y quiero ayudarte. Quiero hacerlo. –
– Max, no es tan simple. –
– ¿Recuerdas cuando solíamos leer comics sobre el hombre araña y superman? – asentí. – Ellos eran superhéroes. –
– si. –
– Y yo también quiero ser un superhéroe. Quiero ser tu superhéroe. –
Finalmente después de una larga plática con Max, acepté y llamamos a toda la familia.
– Max y yo...– dije mientras todos nos veían. – Decidimos que haremos el trasplante. –
Todos tenían lágrimas en los ojos mientras nos veían en silencio.
*
Magnus POV
Por un momento creí que mi corazón se había detenido y que nunca volvería a latir, cuando Alec dijo que harían el trasplante. Las lágrimas corrían por mis mejillas, pero como el resto de nosotros, no me molesté en limpiarlas.
Mi Alec se iba a curar.
Por los siguientes días tenia prohibido verle, bueno, estar en su misma habitación. Su médula ósea estaba siendo destruida completamente, para que la nueva médula pudiera adaptarse correctamente. Así que ahora solo le veíamos por tres o cuatro horas durante el día, y solo a través de una ventana. Estaba conectado a varias máquinas.
– Te amo, – le articulé por la ventana.
– Te amo, – me dijo de vuelta antes de que cayera dormido.
Finalmente era el día de la cirugía. Él y Max estaban listos en ropa de hospital y les estaban llevando a la sala de cirugía.
– Último recordatorio, – dijo la doctora Anderson. – Como en todas las cirugías, está el riesgo de que el paciente no sobreviva. Esa es una advertencia global. También necesitan saber que aunque la médula de Max es compatible, el cuerpo de Alec podría rechazarla. Hay mínimo un 10% de probabilidad de ello. Después del trasplante, Max tendrá que descansar por dos días y Alec estará reconstruyendo sus sistema inmune por al menos de 3 a 4 semanas. Después de eso, podremos ver si la médula se adaptó al cuerpo de Alec.
Luego esperamos. Toda la cirugía tardo más de cuatro horas.
Ambos sobrevivieron a la cirugía, eso nos dio alivio. Pero Alec estuvo separado de nosotros por el siguiente mes. A penas podíamos verle a través de la ventana. Los doctores decían que teníamos que darle tiempo a su cuerpo para que reconstruyera su sistema inmune. Así que en esos días, estaba en mi casa o en la de los Lightwood. Sabíamos que todo lo que podíamos hacer era esperar y rezar para que Alec estuviera bien.
Y eso fue lo que hicimos. Rezamos para que no rechazara el trasplante.
Un día finalmente la doctora Anderson nos llamó a todos al hospital. Estábamos todos con miedo, y dado que yo estaba en casa en Brooklyn, tarde un poco más en llegar.
Cuando llegué Alec ya no estaba en su habitación. Las sabanas estaban cambiadas. Las máquinas apagadas, y eso me hizo sentir enfermo y preocupado.
Entonces vi a Maryse, Robert, Izzy y Jace. Todos estaban llorando. Maryse en los brazos de Robert, temblando. Igual que Isabelle en los brazos de Jace.
La mirada en sus rostros me lo dijo todo
Todo había terminado...
😭 😭 Y ya nada más falta el epílogo mis pequeñines
Jaja quieren que lo suba el jueves o viernes??
No olviden votar y comentar 😁 😁
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