19. De vuelta al cuento de hadas
Alec POV
Había algo cálido presionado contra mi cuerpo. Algo cálido y familiar. Mientras mi mente volvía a la realidad, fui consiente de más cosas. Estaba sobre algo blando y de seda. Y había algo suave y muy cálido abrazando mi pecho. Algo demasiado familiar.
– ¡Isabelle, sal de mi cama! – gruñí sin abrir los ojos.
– ¿Me parezco tanto a tu hermana? – la voz detrás de mi era de hombre, pero al mismo tiempo melódica. Mas aun, definitivamente la voz era familiar. Mis ojos se abrieron y me sacudí en la cama.
– ¿Magnus? ¡¿Qué estás haciendo en mi cama?! – el susodicho abrió los ojos y me miró con una sonrisa torcida.
– Técnicamente bebé, tu estás en mi cama, – dijo mientras bostezaba y me encarcelaba en sus brazos. – Y ahora acuéstate para que podamos dormir más. –
Observé la habitación donde estaba. Definitivamente no era la mía. Hasta donde me quedé, mi cuarto no tiene paredes de colores, sabanas amarillas ni tanta ropa colgando. Era la habitación de Magnus y estaba durmiendo en su cama. De repente los recuerdos volvieron a mi. Su carta y nuestras lagrimas. Disculpas, promesas y cayendo dormidos juntos. Mis mejillas se pusieron rojas en un segundo. Estaba durmiendo en una cama con mi novio.
– ¿No vas a volverte a dormir, verdad cariño? – se sentó en la cama y se estiró, haciendo que su camisa roja apretada, se levantara, dejándome ver sus músculos. – Buenos días. –
Magnus se estaba inclinando para besarme, cuando automáticamente puse mi mano sobre mi boca, haciendo que me viera confundido.
– Tengo mal aliento. Primero limpio mi boca, luego nos besamos, ¿ok? – después de que suspirara y girara los ojos exasperado, se levantó de la cama y le seguí a su baño. No pude evitar ver su figura, esbelto, piernas largas cubiertas en su pijama azul. En el baño, Magnus busco en dos gabinetes y me entregó un cepillo de dientes verde.
– Tengo algunos para cuando mis amigos se quedan y olvidan los suyos. –
Después de terminar, me arrastró de vuelta a su habitación y me empujó a la cama, sentándose a horcadas sobre mis caderas y besándome apasionadamente. Fue un beso realmente largo que hasta sentí que me desvanecería por la falta de aire, cuando nos separamos, ambos estábamos en el mismo estado, jadeando y ruborizados, yo como un tomate.
– Ahora, ese es un apropiado "buenos días", – dijo, dejándose caer a mi lado con su cabeza en mi pecho.
– ¿No deberíamos... mmm... levantarnos y vestirnos? – inquirí.
– ¿Para qué? Es sábado bebé. Relájate y quedémonos en cama hasta el medio día. –
– ¿Y que haremos en la cama por tanto tiempo? – Magnus se recargó en uno de sus brazos y me sonrió inocentemente.
– Tengo algunas ideas, – me guiñó, haciéndome sonrojar aun más.
– ¿Qué... – no pude terminar, cuando ya tenia su cuerpo encima mío y sus labios en los míos.
Separó mis piernas con sus rodillas y sin romper el beso se arrodilló entre ellas. Cuando me hiso falta el aire me separé de él. Pero él se recuperó más rápido, moviendo sus deliciosos labios sobre mi cuello, donde lamió y mordió. Hiso todo lo que siempre había soñado, y eso logró que dejara salir un fuerte gemido. Diablos, me sentí demasiado avergonzado por ello, pero al parecer a Magnus le gustó. Casi ronroneó cuando lo hice de nuevo, después de que chupara mi punto en mi cuello. Estaba casi seguro que eso dejaría un gran chupetón.
– Amo cuando haces eso bebé, – sus manos estaban sobre acariciando mi pecho debajo de la playera y yo solo rezaba en que no se me pusiera dura en ese momento.
– Mmm... – se me salió de la boca.
– ¿Te gusta? Entonces que tal sin pla... –
– Chico, ¿ya se levantaron? – la mamá de Magnus entró a la habitación, haciendo que empujara a Magnus lejos de mi. Obviamente Magnus se veía molesto.
– Mamá... – Magnus bufó.
– Lo siento chicos, – sentía que me iba a explotar la cara. Estaba más rojo que un tomate. – Em... yo... traje la ropa de Alec. Ya se secó... y ... si... los dejaré... – Apresuradamente, dejó la ropa de Alec y algunas toallas en el borde de la cama y salió, casi huyendo.
– Padres... – Magnus exclamó después de cerrar la puerta. – Siempre en el peor momento. – Solo pude reírme. – Supongo que nuestro buen momento se acabó, – solo asentí. – Eso pensé. ¿Por qué no te das una ducha mientras te consigo ropa limpia? –
– ¡Pero sin brillos! –
– Si, seguro. Aun no estás listo para el brillo. ¡Vamos cariño! –
Después de la ducha bajamos a desayunar.
– ¿Nene, que prefieres? ¿Huevos o algo más? –
– Lo que tu quieras, solo que no lleve tomates. –
– ¿No puedes comerlos? ¿eres alérgico? – la mamá de Magnus preguntó.
– No, es solo que me dan nauseas con ... los medicamentos, – Magnus solo asintió y me sonrió ligeramente.
– Nada de tomates. Anotado. –
– Así que, ¿cuáles son sus planes para hoy, chicos? – preguntó la señora.
– ¿Quedarnos aquí? – Magnus me miró sonriendo, mientras comía su desayuno.
– Claro, pero a las tres necesito ir a la iglesia, – dije, mientras ambos me miraban confundidos. – Tengo una sesión de terapia. No es realmente eso, es más un montón de chicos juntándose para hablar de cualquier cosa... algo así. –
– Claro, – dijo Magnus. – Yo te llevo. –
– ¿Paso por ti a las cinco? – preguntó Magnus mientras se estacionaba en frente de la iglesia.
– No tienes que hacerlo. Puedo llamar a mis papás. –
– De ninguna manera, – me interrumpió. – Pasaré por ti y después podemos ir a tu casa a ver películas. –
– Me gusta la idea. –
Bajamos del auto y visualicé a Ellie sentada en una silla platicando con un chico del grupo. Magnus tomó mi mano mientras me acercaba a él, se inclinó y capturó mis labios en un dulce beso. Y por primera vez no me avergoncé de besarlo en público, me sentí orgulloso. Mis brazos se enrollaron en su espalda, pegándolo más a mi. Después de un rato escuchamos una tos fingida y nos separamos. Para ser honestos no estaba sorprendido cuando vi a Ellie parada en frente de nosotros sonriendo.
– Hey Ellie, – dijo Magnus.
– Hola tu, –
– Ya me voy, – me guiñó, – Te amo cariño. –
– Yo también te amo. –
– Olala... Te amo aww, yo también te amo, – dijo Ellie tratando de imitar nuestras voces cuando Magnus ya se había ido.
– ¡Cállate El! – le pasé mi brazo por sus hombros mientras entrabamos a la iglesia.
– ¿Así que... – inició. – ... han vuelto a su cuento de hadas? –
– Sip. –
– Bien, – sonrió genuinamente. – ¿Ye está bien con lo de tu enfermedad? –
– Dijo que no me dejará. Que estará para mi. Y le creo, – Ellie me sostuvo del codo antes de entrar, haciendo que la mirara confundido. – ¿Qué? –
– Estoy feliz de que Magnus vaya a estar para ti. –
– Si... yo también. –
Después de la reunión Ellie y yo esperamos afuera, ya que terminó temprano.
– Okey El, ¿por qué la cara larga? – me miró confundida. – Has estado callada por casi dos horas. Eso no es normal. –
– No es nada, – le miré escéptico. – Es solo que rompí con Drake. Y se supone que me iba a llevar al baile escolar. Incluso compré un vestido para ello y ahora no lo usaré. –
– Oh... um, – balbuceé. – ¿Qué pasó con Drake? –
– Fue un cabrón y te ofendió. Así que claramente no puedo salir con él, – Ellie entrelazó nuestras manos. – Nadie ofende a mis amigos. –
Me sorprendió que rompiera con su novio por mi, pero por otro lado, se que yo haría lo mismo,
– De todas formas... me arruinó toda la sesión. ¿Y que onda con esa playera? – señaló mi playera ajustada con un "se mi amor" escrito en blanco. – ¿Fuiste de compras sin mi? Es linda pero no es tu estilo, así que...–
– Es de Magnus. –
– ¿Así que ahora comparten ropa? ¿en serio? – me sonrió burlonamente.
– No. Me quedé a dormir en su casa anoche y hoy me la prestó, – en ese momento los ojos de Ellie se abrieron sorpresivamente, junto con su boca.
– Alexander Gideon Lightwood... ¡¿dormiste con tu sexy novio y no me dijiste nada?! Esas cosas se cuentan inmediatamente. –
– No entiendo el por que....–
– ¿Fue bueno? ¿estuviste arriba o abajo? ¿usaron protección cierto? – en ese momento capté lo que estaba insinuando y dios, no sabia que era capaz de ponerme tan rojo.
– ¡Ellie! No hicimos... – me miró poco convencida. – No tuvimos sexo. Solo dormimos en la misma cama, pero pasó nada. –
– ¡¿Estás. bromeando. verdad.?! – Ellie no podía parar de parpadear mientras tenia la boca abierta. – Tu y tu caliente novio quien es totalmente sexo andante... durmieron en la misma cama... juntos... ¿y no paso nada? ¿No sexo? ¿No se tocaron? ¿Ni una mamada? –
– No... – susurré sonrojándome aun más. – Solo nos enrollamos un poco en la mañana. –
– ¡Ah! ¡Así que si pasó algo! –
– Pero su mamá entró, – alzó las manos al aire exasperada y sacudió la cabeza.
– O Jesús, padres, siempre en el peor momento. –
– Lo mismo me dijo Magnus, – se rió por ello, mientras yo le seguía.
– Tiene razón. –
– ¿Tu crees que quiere...? Ya sabes... conmigo... – a veces me preguntaba si Magnus quería tener algo más conmigo. Pero el nunca me había forzado o implicado que quería más. Claro, nos enrollábamos, incluso había veces demasiado calientes. Nos tocábamos por debajo de las playeras. Incluso antes de la "ruptura" ya habíamos llegado a quitarnos la playera. Pero nada más. Nada más allá. Y eso me dejaba pensando si el quería más.
– ¿Quizá está esperando a que tu estés listo? – inquirió.
– Quizá. –
– ¿Y estás listo? –
– Para ser honestos, – me asintió. – No lo se. –
– Pero recuerda, no hacer nada que no quieras hacer ¿okey? – solo le sonreí.
Pronto Magnus llegó y nos fuimos.
– ¿Hey Magnus? – me volteó a ver interrogante. – ¿Te gustaría ir a algún club esta noche? –
– ¿Perdón? – dijo claramente sorprendido. – ¿Quién eres tu y que has hecho con mi novio? –
– Hablo enserio, – aun me miraba sin tomarme en serio. – He pensado que últimamente has estado haciendo mucho por mi... – intentó interrumpirme pero le callé. – Y se que no has estado en una fiesta desde hace mucho. Así que estaba pensando que quizá podríamos ir esta noche. Podríamos invitar a nuestros amigos... bueno, ya sabes, Jace, Izzy, Simon, Clary, Eliie, Ragnor, Tessa, Cate, Jem e incluso Will si quieres. ¿Una noche de amigos? –
– ¿De verdad quieres ir? – le pregunté mientras me estacionaba fuera de su casa.
– Sip. Necesitamos divertirnos. –
– Bueno si es lo que quieres, entonces vayamos a un club. –
Al final, le di a Ellie una razón para usar su nuevo y corto vestido negro. Podía notar que se la estaba pasando en grande. Estaba bailando con Will. Mis hermanos y los amigos de Magnus también bailaban.
– Vamos a bailar, – escuché la voz de mi novio detrás de mi, con su aliento acariciando mi cuello, haciéndome temblar. Sin darme oportunidad de responder, me llevó hacia la pista de baile.
La canción era rápida. Podía reconocerla de las veces que Magnus ponía su música en el iPod. Puso sus manos en su cadera, acercándome. Estábamos presionados uno con el otro, tan cerca que podía sentir cada uno de sus músculos debajo de su camisa rosa y chaleco dorado.
– Te lo dije, si puedes bailar, – me susurró, antes de acariciar con su boca mi nariz.
– Solo con...contigo, – mi mano subió hacia su cabello y tiré de el, haciendo que Magnus gimiera. Me miró a los ojos y vi sorpresa cuando capturé sus labios con los míos. No todos los días Alec Lightwood daba muestras públicas de afecto, pero con cada día me sentía más y más cómodo con ello. Y quería darle más, incluso aunque no estuviera completamente seguro de ello. – Vamos a mi casa... mis papás no están y Max tampoco. –
Magnus se separó y me miro confuso.
– ¿No te sientes bien? – dijo con rostro preocupado.
– No... o sea... quiero ir a casa contigo, – la mirada confundida no desaparecía. Mi rostro debía estar rojo, un rojo intenso. – Ya sabes... tu... y yo... solos... en mi habitación. –
– Oh...oh... – finalmente lo entendió y la mirada de confusión desapareció. Magnus me arrastró hacia el baño y una vez dentro le dijo al único chico dentro. – Tu, vete. –
– Es un lugar público. –
– Vete, – el chico finalmente salió y Magnus cerró la puerta. Luego se giró hacia mi y por un momento solo se quedó viéndome a los ojos, como intentando descifrar algo, aunque no sabia que. – ¿De dónde salió eso? –
– ¿A qué te refieres? –
– Ya sabes... lo de tu y yo... en tu habitación. ¿Realmente lo quieres? ¿Ahora? – su voz estaba llena de sorpresa. – ¿Estás seguro? –
– S...si... – no había mucha convicción en mi voz pero realmente quería hacer esto por él.
– ¿De verdad? – solo asentí. Magnus se acercó a mi, quedando pegados pecho con pecho. El chico puso su mano en mi pecho y lentamente la deslizó hasta mi cinturón. Cuando lo abrió mi respiración se aceleró y simplemente cerré los ojos y esperé. Pero nada pasó. Cuando abrí los ojos Magnus estaba parado a unos pasos de mi. – No puedo. –
– ¿Qué? –
– Ninguno de los dos está listo, – esta vez yo le miré confuso. – Alec, quiero que tu primera vez sea perfecta, maldición, ríete de mi, pero quiero que sea mágica. No apresurada. Ambos necesitamos estar listos. Y lo siento, pero yo no lo estoy. –
– Creo que yo tampoco lo estoy, – dije honestamente. Mientras lo sobrepensaba, Magnus me sonrió cariñosamente mientras me acariciaba la mejilla.
– Te amo demasiado bebé. Y cuando hagamos el amor será mágico. –
– Lo se. También te amo. –
Incluso aunque aun no hiciéramos el amor, estaba seguro de que realmente nos amábamos. Que estábamos en nuestro propio cuento de hadas.
Un poco más de miel antes de que se venga todo lo malo C:
Y se que les había dicho que hoy subía nueva historia porque pensé que me iba a quedar en mi casa todas las vacaciones pero resulta que no, y no he podido traducir mucho, y normalmente subo una historia cuando ya tengo más de la mitad de la historia traducida porque hay días en los que de plano solo llego a dormir a mi casa, así que yo les aviso cuando. Pero será pronto, no desesperen C:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro