11. Él es bueno para mí
Alec POV
– ¿Estás seguro que va a venir? – me preguntó la joven mujer rubia, de mediana estatura. Yo solo le sonreí mientras asentía.
– Si Sra. Blackwell, va a venir. –
Miré alrededor del salón de teatro. Finalmente después de un mes y medio, habíamos comenzado a preparar la obra. Fue retrasada por el no tan exitoso intento de destruir el salón. La mayoría de los actores estaban aquí, al igual que el staff de decoraciones, el mismo que del año pasado. La profesora Blackwell había decidido quedarse con la gente que ya conocía, excepto por el papel principal. Este año quería a alguien nuevo, y tenia a cierta persona en mente.
– Ah, Alexander, – Lacey se acercó a mi, y comencé a rogar en silencio de que ya llegara, y rápido. – Cariño, veo que tu vas a ser mi compañero principal. Estoy tan emocionada, – me guiño un ojo. – ¿Tu también? ¿Estas emocionado de que actuaras conmigo? –
– Lacey, yo no voy a actuar en la obra, – me miró confundida. – Estoy ayudando con el set. –
– Pero si tu no eres mi pareja entonces ¿quién...– No pudo terminar la ultima palabra, porque él entró a la habitación, justo como una verdadera diva.
– Bueno... aquí estoy, – hizo su camino hacia el frente del escenario. Yo solo me quede admirándolo. Hoy, estaba usando unos pantalones rojos ajustados con brillos, por supuesto, y playera con letras rojas que decía "Demasiado sexy para ti". Unas botas negras militares y una chaqueta negra con brillos. Estaba seguro de que era adicto a él.
– Es bueno que decidieras unírtenos,– habló la profesora Blackwell. – Hemos estado esperándote. –
– ¿Están bromeando? – Lacey estaba mirándole de pies a cabeza, después volteó a ver a la profesora. – ¿Magnus Bane? ¿Magnus Bane va a tener el papel principal en la obra escolar? ¿Me están haciendo una broma? ¿Esto es una broma verdad? –
– No Lacey, – explicó la mujer, sonriéndole a Magnus – Magnus va a actuar en la obra. –
– Hola, – intentó presentarse con Lacey, antes de acercarse a mi. – Entonces ¿cuál es la obra?
– Vamos a hacer West Side Story este año, una versión moderna. –
*
– Entonces... – comenzó mientras se sentaba en la mesa frente a mi. Frotó ligeramente mi mano que estaba en la mesa, casi justo a mis rodillas. – Si hubiera sabido que trabajabas en la obra escolar, hubiera aceptado antes. –
– Por favor Magnus... – le dije, tratando de mantenerme tranquilo. – No hubieras aceptado. De hecho, aun me pregunto porque aceptaste. No es por créditos extras ¿verdad? –
– No, – me sonrió juguetonamente y se acerco para susurrarme en el oído. – Es por esas formas tan maravillosas que tienes de convencerme. –
– ¡Magnus! – exclamé, sintiendo como me sonrojaba. – Aquí no. –
– Okey cariño, – puso una mecha de mi cabello detrás de mi oreja. – Pero pienso cobrármela más al rato. –
– Mag... –
– Magnus, ¿puedes venir un momento? – la profesora nos estaba viendo con una mirada curiosa. Magnus solo asintió y saltaba de la mesa. Y yo seguí trabajando en los árboles de la obra.
Magnus POV
– Okey, vamos a comenzar a ensayar ¿si? – todos asintieron mientras se reunían en el escenario. – Lacey, empiezas desde esta escena. –
– Tony , ¿qué vamos a hacer cuando mi hermano se entere? ... nos matará a ambos. – Su voz estaba llena de preocupación y miedo. Tenia que admitir que ella estaba poniendo todas sus emociones al actuar.
– No temas Marie, no dejaré que nos separe, – dije intentando mirarla con sentimiento, pero no lo sentí. – No temas, pelearé por nosotros. –
– Y yo pelearé por nosotros igual, – ella tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. – Te amo. Puede que sea joven, pero te amo Tony. –
– Y yo te amo a ti Marie. –
– Alto, – interrumpió la Sra. Blackwell – Magnus, ven aquí un momento. –
– ¿Si? – miré sobre ella para ver a Alexander mientras pintaba unos árboles. Estaba muy enfocado en su trabajo. Se veía demasiado lindo con la pintura verde y café expandida en sus brazos y pantalones. No pude evitar admirarle.
– ¿Me estás escuchando? – salí de mi admiración y la volteé a ver un poco avergonzado. – Eso pensé. –
– Lo siento ¿qué estaba diciéndome? –
– Te decía que tienes que poner más emoción al actuar, – apuntó a una de las sillas para que me sentara. Mientras lo hacia, se sentó en frente de mi. – Lo estas diciendo todo sin convencimiento. Mira a Lacey. – Mis ojos vagaron hacia su dirección, donde la chica estaba platicando con otra chica. – Ella es Marie. El amor de la vida de Tony. El amor de tu vida. Tienes que meterte en eso, en la mente de Tony. –
– Lo intento Sra. B., realmente lo intento... pero no se como, – Alec pasó sus manos por su cabello, desordenándolo y haciéndolo ver más sexy.
– Imagínate a Alec, – la miré confundido mientras ella me sonreía, y miraba directamente a Alexander. – Cuando hables con Lacey siendo Tony, imagínate que ella es Alec y que estas hablando con él. –
– Yo... – mi boca se quedó sin palabras. ¿Cómo lo sabía?
– He visto la forma en que lo miras. Con esa admiración, pasión, interés, incluso amor. –
– ¿Es tan obvio? – le pregunté en voz baja. Solo asintió con la cabeza.
– La forma en que lo miras es la forma en que Tony debe mirar a Marie, – murmuró, tomando mi hombro. – Imagina que le estas diciendo esas palabras a Alec. –
*
Estábamos manejando en un silencio cómodo hacía mi casa. Estaba pensando en lo que me dijo la Sra. Blackwell. ¿De verdad miro a Alec con pasión, admiración y amor? ¿Eso significa que lo amo? ¿Pero cómo saberlo? Nunca he amado realmente a nadie. ¿Puede estar pasando tan rápido? Solo hemos estado juntos por tres semanas ¿Puedo estar sintiendo amor tan pronto?
– ¿Estás bien Mags? – su voz me sacó de mis pensamientos. Me di cuenta de que ya se estaba estacionando en mi entrada.
– Estoy bien cariño. Vamos adentro, –
Caminamos hacia dentro de la casa y saludamos a mamá. Hoy ella tenia turno de noche en el restaurante. Era realmente bueno que fuera la dueña de su propio negocio de fiestas con la mamá de Ragnor. Fuimos directo a mi habitación. Fue bueno que recordara que Alec venía y limpiara mi desorden. Que le podía hacer, era un chico desordenado.
– Hola Presidente, – Alec se inclinó y acarició a mi gato detrás de las orejas, haciendo que le ronroneara. – Así que ¿deberíamos comenzar a estudiar? –
– Creo...– me acerqué a él mientras se sentaba en mi cama. Me senté junto a el y puse mis manos sobre las suyas. – ...Que quiero hacer algo primero. –
Me incliné y capturé sus labios con los míos. Como siempre, el beso comenzó lento. Otra vez, me encontraba aprendiéndome la forma de sus labios. No tan rellenos pero tampoco tan delgados. La suavidad era ideal. Después de un momento nos separamos y tomé la sonrojada mejilla de Alec.
– He querido hacer eso todo el día. – Le dije, ganándome una adorable sonrisa suya. – Realmente te extrañe todo el fin de semana mi dulce guisantito. –
– ¿Dulce guisantito? –
– Estoy probando nuevos y lindos nombres para ti. – le besé la nariz.
– Dulce guisantito... no. Quédate con el cariño si quieres – simplemente asentí. Alec sacó su libro de matemáticas y yo le mandé una mirada de asco al estúpido libro. – ¿Qué? sabes que necesitas estudiar. Tienes tu último examen en tres días. –
– Lo seeee, – había un pequeño gimoteo en mi voz – pero las matemáticas son tan aburridas. –
– Entre más tarde terminemos, menos tiempo tendremos para... para esas cosas placenteras. – Me guiñó el ojo mientras se sonrojaba intensamente. Amaba cuando jugueteaba conmigo. Le hacía lucir más caliente. Mordí mis labios haciendo que se pusiera más rojo, y tomé el libro en mis manos.
– Bueno... vamos a comenzar, mi sexy tutor. –
Alec me estaba explicando trigonometría. Aun no podía creer que hubiera reprobado eso. No era tan difícil, por lo que pronto cambiamos de tema. Era casi nuestra segunda hora estudiando cuando decidí que necesitaba un descanso. Mientras Alec estaba sentado en la cama con su espalda recargada en el cabecera, yo puse mi mano en su rodilla. Bajó el libro y me miró confundido.
– Señor, ¿podemos tomar un descanso? – le pregunte juguetonamente. – He sido un buen chico y me he aprendido todo. –
– Ok... okey... vamos... vamos a tomar un descanso, – murmuró. Me senté en frente de él y puse mis manos en su cuello. Lentamente lo atraje hacía mi, dándole la oportunidad de parar si era lo que quería. Pero Alec estaba lejos de eso. Se inclinó hacia mi y presionó sus labios con los míos.
Besar a Alec era como probar la miel, algodón de azúcar y menta. Un sabor delicioso, del cual, lentamente me estaba volviendo adicto. Cuidadosamente mordí su labio, solo para ver si me dejaba adentrar mi lengua en su boca. No habíamos tenido un beso francés aun, porque todo esto era nuevo para Alec, y yo no quería presionarle a hacer algo que no quisiera. Pero dios, Alec me sorprendió cuando abrió su boca para mi. Una vez que mi lengua estuvo dentro, lentamente toqué la suya. Estaba moviendo mi lengua sobre la suya cuando finalmente él también comenzó a moverla, un poco torpe, pero intentándolo. Gentilmente, lo acosté sobre la cama, mirando directamente a sus ojos, por alguna señal de que no quisiera, pero no hubo ninguna. Puse mis rodillas entre sus piernas, aun viendo que estuviera de acuerdo con ello. Era lo más lejos que habíamos llegado. Mientras lo hacíamos, sentí un toque frio sobre mi columna, lo que me hizo temblar. Alec inmediatamente quitó su mano.
– Perdón, – murmuró, intentando tomar aire y sonrojándose intensamente.
– Está bien, solo tienes las manos frías, bebe, – solté el aire. Era la sesión más larga de besos. O estaba falta de práctica o Alec podía dejarme sin aire fácilmente.
– Wow, – exclamó.
– Bueno, mis habilidades para besar usualmente son descritas de mejor manera, pero eres tan lindo que aceptaré ese wow. – Alec puso sus manos tapando su cara, y de mis labios salió una carcajada. – Corazón, no te escondas de mi. Déjame ver ese adorable sonrojo. –
– Noooo,– murmuró cuando traté de remover sus manos. Finalmente gané. Su cara estaba tan roja, que le hacia ver incluso más lindo. No pude evitar darle un pico en los labios.
– Dulce, – me miró un poco confundido. – Sabes dulce, como mi dulce personal. –
– Oh dios...– había vergüenza en su voz, así que decidió no jugar con el más. – Pero... pero a mi también me gusta. – Susurró y sonreí genuinamente. –
– Entonces ¿qué tal si lo repetimos? – recibí un pequeño asentimiento, antes de conectar nuestros labios de nuevo.
Era como choques eléctricos, cuando deslizo su lengua en mi boca y puso sus manos frías debajo de mi playera. No hacía muchos movimientos, solo las mantenía en mi espalda. Lentamente deslice mi brazo sobre el suyo, y me debute en el dobladillo de su playera. Lo rosé y poco a poco fui tocando su piel debajo de la playera. Era suave, justo como lo pensé. Con cuidado, acaricié un lado, observando sus reacciones. Tembló ligeramente y su respiración se aceleró.
– ¿Estás bien con esto? – le pregunté inseguro cuando nos separamos.
– S-si – ahí vino otra sesión de besos, pero esta vez más corta que la anterior. Alexander fue el primero en separarse. – Deberíamos...– dijo con su respiración errática. – Deberíamos terminar de estudiar. –
– Oh cariño, pero estoy estudiando. Estoy estudiando tu anatomía, – bromé, depositando besos en sus mejillas, nariz, frente, y finalmente, sus labios rosas.
– Deberías estudiar matemáticas no anatomía, – me sonrió parpadeando juguetonamente.
– Abre tu boca de nuevo y estudiaré matemáticas. Estudiaré el largo de tú lengua, el tamaño y volumen de tú boca, – se quedó boquiabierto. – Lo ves... puras cosas de matemáticas. –
– Pero sabiendo eso no pasarás el examen, – intentó razonar. Eso me hizo girar los ojos, pero finalmente estuve de acuerdo. Y con eso volvimos a estudiar las aburridas matemáticas.
Después de otra hora terminamos. Estaba seguro de que pasaría el examen ya que Alec me había hecho estudiar muy duro. Lo acompañé a la puerta y antes de que se fuera, estampé mis labios sobre los suyos. Me besó con fuerza. Estaba seguro de que nos besaríamos por siempre, pero desafortunadamente la mamá de Alec le llamó, pidiéndole que fuera a casa.
– ¿Te veo mañana? – mantenía su mano en la perilla, mientras me sonreía tímidamente.
– Te veo mañana, cariño –
Después de que se fuera, fui a la sala, y vi a mi madre arreglarse para el trabajo.
– ¿Cómo te fue hoy? – me preguntó mientras buscaba algo en su bolsa.
– Increíble mamá, – me alzó una ceja – estuve estudiando con Alec. Estoy seguro de que pasaré el examen, –
– Que bueno. Estoy agradecida de que encontraras a ese chico. Es buena influencia para ti. –
– Si, lo es. Él es bueno para mi. –
Este capítulo esta bien bueno para la diabetes 😍 ¡Disfrútenlo!
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