⁸| ven, pasa.
Nunca hablaron conmigo de sexo, ni de aquellas cosas que los adultos deberían explicar desde una corta edad, a los niños, como los abusos o las decisiones que no deberias tomar. Bueno, supongo que siempre fui libre a todas esas experiencias, supongo que nunca entendí su verdadero punto.
No lo entendí.
No lo entendi cuando tome alcohol, cuando me convencieron de ingerir esas sustancias. No lo entendí cuando dude de mi inocencia, cuando sus manos pasaban por mi cuerpo y el dedo en su boca mandaba un “silencio".
Cuando nadie me defendió, cuando aquel hombre me abusaba. Cuando nadie me creyó, cuando nadie lo impidió, cuando nadie me salvó.
Cuando la etiqueta de “mentirosa" me adoptó por siempre.
Si, Sentia odio, sentía asco por todos ellos.
Siempre estaría atenta a cualquier debilidad, a cualquier cosa que pudiera dañar, a cualquier punto bajo que pudiera tocar en alguien. Siempre estaría ahí. Esperando el momento perfecto para devolver el dolor que me hicieron sentir alguna vez.
Nadie tuvo piedad conmigo, a nadie le importo nunca lo que sucedía conmigo. Todos me ignoraron como si nunca hubiera tenido derecho a vivir con dignidad.
¿Porque yo debia hacer algo por alguna de esas desgraciadas vidas? ¿Porque yo debía hacer algo por el mundo, cuando el solo me dio la espalda? ¿Porque debía ayudar a aquellos que gritaban por ayuda y se ahogaban?.
Yo grité miles de veces, yo pedí ayuda y llore hasta quedarme sin fuerzas. Supongo que solo escuché burlescas risas como respuesta a todas esas frías peticiones de auxilio.
-¿Cómo estas hoy Alexa?.
Se aprovecharon de mi, de todas las maneras que les fueron posibles. Se dejaron llevar por aquellos días en dónde no entendía nada. Cobardes, aprovechados, malditos, yo solo era una niña.
Ok, basta.
está bien, está bien. Ya no hay problema con eso. Ya podemos tener una revancha. Ya no soy esa niña, ya no tengo 6 años, ya no te tengo miedo papá. Y ya solo siento asco por ti tío, ya solo me amenaza la pena que siento por todos esas personas que terminaron yendo en mi contra, huyendo con mi confianza.
Ok.
ya estamos al mismo nivel, ¿Verdad mundo? ¿Podemos empezar otra vez con toda esta guerra ahora que es más justo?.
Joder.
-¿Alexa?
No era mala. Yo solo queria vengar a esa pequeña niña confundida en su habitación, yo solo quería que se arrepintieran, yo solo quería que desearán no haber hecho lo que hicieron.
-¡Alexa!
-estoy bien- contesté de golpe, entre la poca luz de la oficina. Mientras aquel hombre se mecía lento en su silla. -solo me quedé pensando..- murmure.
Fijo su vista en mi y unio ambas manos sobre su pequeño escritorio, regado de hojas.
-¿Y en qué?
-en qué, es raro..¿No? A las personas malas siempre le va bien en todo.- asumí con algo de molestia, mientras apretaba las manos a los lados de la silla.
Me observo con seriedad y suspiro unos segundos. Según el, hacer pausas entre conversaciones, lograba bajar el nerviosismo de la situación. Pero en mi caso, aquello solo me dejaba con más incomodidad.
-creo que debes dejar ir aquellos recuerdos de tu infancia. No volverás a tener esa edad, no será lo mismo nunca. Ya deja descansar esos recuerdos.- háblo con calma, mientras me miraba fijamente.
Mis ojos seguían atados a la orilla de aquel escritorio algo desgastado por el tiempo. Las palabras de ese hombre me causaron algo de gracia.
-¿Que lo olvide?- pregunte cómo si fuera un chiste aquella idea.
-se que no podrías olvidarlo. Nadie puede hacerlo, es imposible - aclara mientras juega con el bolígrafo en la mano -pero es un peso que no te pertenece a ti. Le pertenece a quienes te maltrataron, a quienes te abusaron. Pero jamás a ti - suavizó la mirada y sonrió -no..mereces vivir perseguida por todo eso, alexa- acabo diciendo.
Sentí el nudo en la garganta. La repulsión me llegó a la cabeza tan rápido la imagen de el psicólogo dijo semejante estupidez.
me causo ganas de reír -estas loco.- solté.
Negó con la cabeza. Tomó un poco de aire e intento dar su mejor cara nuevamente desde su silla.
-debes trabajar en ti. No ganas nada con llevar ese rencor contigo, ya solo sueltalo.- dijo con tranquilidad.
Emtrecerre los ojos ante el cinismo, que traían sus palabras -¿Y que se quede así?- pregunté con rabia -¿Que ellos ganen? ¿Que ellos sigan ahí riéndose por siempre?- pregunté otra vez con la molestia aumentando.
-no puedes ir por la vida, tomando venganza de todo el mundo porque el resentimiento de los maltratos de tu padre, los abusos de tu tío y las traiciones de quienes te conocieron te atormentan - dijo con seriedad y carácter. Ocasionando mi silencio - nadie tiene la culpa de que todo eso te haya ocurrido. No puedes esconderte de el mal de el mundo ni pensar que siempre podrás tomar venganza y ganar- demandó mientras acomodaba sus cosas.
Intenté dar una respuesta severa a eso. Pero su teléfono me lo impidió, en cuanto comenzó a vibrar, avisando que aquella sesión había acabado.
-creo que la sesión ha terminado por hoy..- dijo mientras guardaba sus cosas y se levantaba de esa silla. -come bien y toma tus medicamentos.- me recordó, mientras hechaba una última mirada -y no tengas miedo de darle la cara a el verdadero mundo- murmuro.
Lo mire mal.
-tengo mi propio mundo.- avisé.
Se rió a causa de mis palabras. Hizo una mueca y Suspiro -recuerdo que dijistes que todo aquello que te sacará de tu "mundo" seria una amenaza - me recordó. Mientras se detenía unos momentos en el marco de la puerta y me observava.
Asentí sin ganas -si, eso dije ¿Y?- Respondí de mala gana con aquel dolor de cabeza empezando a aparecer.
Sonrió.
-¿Que hay de André entonces?- murmuro con algo de carisma. El había estado nombrando a André demasiado en las últimas sesiones y aquello era sumamente...
Asesinador.
Trague duro. Llevé mis ojos hacia el hombre que Lucia la pulcra bata blanca con la pequeña palabra “salud mental" en una esquina.
Sonreí, olvidando cualquier rastro de nerviosismo en el ambiente. El no podía conocer realmente quien era, ni conociendo mis traumas, ni hablando diario conmigo. Yo era engañosa, yo era cualquier adjetivo sospechoso.
-andre no me ha sacado de ese mundo, al contrario. Yo lo he invitado a pasar al mío.- solté.
•••
Siempre había visto el contacto físico tan vacío, tan poco, tan nada.
Supongo que solo entenderia aquello por un par de roces, manoseadas o toques indecentes. Creo que jamás por abrazos, cariños en la cabeza o alguna de esas cosas.
Supongo que después de todo nunca le temi a la intimidad. Supongo que me disfracé detrás de un absurdo atrevimiento y dominio, que pesaba, que mentía, que muchas veces ni yo podía creermelo.
-oh..si...cariño- murmuré. Mientras besaba sin ningún respeto a el chico frente a mi con sueter, que se perdía en medio de cada choque de nuestros labios.
Sus manos iban y venían hacia mi, sin ningún ritmo, mientras las mías se perdían entre su cabello y lo tiraban de vez en cuando con lascivia, ganas.
-eres mío - demandé cuando mis manos llegaron en segundos a su cuello con algo de presión. El deseo me impacto tan pronto la cara de el chico bajo mi, mostró una pequeña sonrisa.
-lo s-soy.- dijo algo entrecortado, debido al escaso aire que llegaba a sus pulmones por mi agarre.
Lo observé entre el rotundo silencio de ese reducido espacio. La poca luz, la corta separación entre ambos, mi corazón perdiendo la coordinación, mi mente yéndose al carajo en tan pocos minutos.
Todo me tenía alterada. Abrumada, perdida. Pero nunca había deseado tanto aquello como al notar que el lo provocaba.
-soy tuyo, alexa- menciono nuevamente con más claridad, al momento que despegue el agarre de su cuello.
Me quedé ahí, sentada sobre el, mientras pensaba seriamente en aquello que había soltado hace unos patéticos segundos.
Perdí la batalla mental.
Me deje caer sobre su pecho y cerré los ojos al mismo tiempo que escuchaba con lentitud su respiración. Las ganas de aferrarme a el con fuerza se hicieron presentes, Pero deseche la idea al mismo tiempo que temblaba.
Quería a André en mi cama, lo quería encima de mi, mientras me hacía suya y me tocaba, lo quería en mi cama mientras dictaba poses y me hablaba con perversión.
Lo quería, lo deseaba, lo anhelaba cada día de mi miserable vida.
Pero.
¿Aquello era suficiente? ¿Tener a André en mi cama era suficiente? Observé al chico descansar a mi lado, mientras suspiraba y cerraba los ojos unos minutos.
¿Todo esto iba a gustarle? ¿Todo esto lo haría quedarse? Vamos, perla nisiquiera necesito besarlo para que ese chico perdiera la cabeza.
¿Enserio todo eso, haría que sintiera algo por ti? ¿Algo sincero? ¿Algo real? Ja, bueno, nisiquiera yo lo soy, que podría exigir.
-calmate...- acaricio mi cabeza, al sentir mi cuerpo agitado sobre el suyo.
Tome aire.
-lo estoy - respondí al instante, tratando de acomodarme a su lado, mientras las voces en mi cabeza peleaban por hacerme entrar en razón.
“perla no necesito ni un pequeño toque para embobarlo". Se rieron de mi
"Perla siempre será quien gane el corazón de André de la manera más pura. sin mentiras, sin farsas, sin nada más que lo que es ella". Se burlaron.
“perla no necesita engaños, perla lo tendría a sus pies cuando ella lo desee" rieron com fuerza una vez más, esas detestables voces.
Me levanté de golpe. Intenté tomar aire y pensar con claridad, al mismo tiempo que el cuerpo me temblaba en nerviosismo. No, Esas veces no existen, no son nadie, no están, son imaginarias. Aquellas solo basan sus palabras en mis patéticos miedos, ¿No?.
Respira.
-¿Estás bien?.
-perla.
-¿Perla?.
-te gusta aún, ¿No?- pregunté de golpe. Con las manos sobre mi cabeza.
Mientras todas esas malditas risas me acusaban en debilidad y se burlaban de mi con tanta fuerza, que ocasionaban dolor de cabeza.
André negó varias veces -¿Que? ¿Perla? ¡No! Te he dicho mil veces que no- contestó.
No era suficiente. Besar, tocar y acostarme con André no lo era. Eso no significaba nada, todos esos malditos vínculos vacíos eran traiciones. Las cosas sexuales lo eran, los besos lo eran, las palabras envicibales y falsas lo eran.
¿Me deseas André? ¿Solo me deseas?
Me tienes aquí besándote, rozandote, matandote lentamente ¿Solo lo disfrutas? ¿Solo lo disfrutas mientras yo cedo?.
Yo te he resguardado, yo te he amado, yo te he cuidado de mi, yo te he dado el puesto que jamás pensé que alguien ocuparía.
Yo te he invitado a pasar a mi mundo, André. Pero no lo has entendido de el todo, porque aún estás en la puerta debatiendote aquello.
No, André.
Ven, no temas, pasa. Perdona el desorden.
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