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²⁰| ésto es lo que soy.

Tenía una fuerte obsesión por planear todos mis movimientos. Por planificar mi completa existencia. Tanto, que hasta aveces dudaba si existía algo real en mi.

Todo lo que decía, hacia, llevaba a cabo. Todo tenía horas de planeamiento, de esfuerzo y momentos de desesperación total.

Era obvio que no lograr lo que quería, me dejaba en un estado destructivo, en dónde deseaba acabar con todo lo que se me atravesará.

Aquello era un rasgo psicópata, estamos seguros. Pero mis diversos psicologos habían descartado aquello desde que tenía muy poca edad. Mi impulsividad no podría ser causada por un patrón de psicopatismo, Pero si de psicotisismo.

¿Era diferente? Si. Mi mente es aún más debil ante pensamientos y acciones, sensación, emociones. Yo no podía controlarlas. Cuando al contrario, los psicópatas pueden hacerlo a la perfección.

Nah, ¡Como sea! No importaba lo que dijera mi expediente psicológico, yo solo era una persona que intentaba expresar de todas las maneras posibles lo que la sociedad merecía, recordar todo lo que ellos debian pagar.

¿Porque debían dirijirse a todo eso con “transtornos o condiciones"?.

-haz dado en el blanco, alexa- la chica que está a mi lado en aquella cocina, se ríe un poco.

Mi corazón latía muy rápido. La presión en el pecho mandaba punzadas.

El cuchillo en mi mano y aquellas verduras sobre la tabla de madera, son lo único en mi campo de visión. Mientras intentaba equilibrar la respiración y aquel desagradable odio que siempre aparecía de la nada, durante el día.

-eso creó - conteste sin ganas. Con el rostro totalmente inexpresivo.

-¿Que vas a hacer ahora, eh?- me pregunta con diversión en la voz. Mientras juega con su cabello de manera coqueta.

Erica.

Una chica lanzada a cualquiera tema. Con una fuerza de voluntad increíble. Con demasiadas mentiras, demasiadas farsas consigo. Que decía confiar en mi, que decía ser mi amiga.

Aunque yo supiera que aquello solo podía existir en su patética mente. Aunque yo supiera que podía ir contra ella cuando quisiera, cuando fuera necesario.

-no lo sé - seguí cortando aquellas verduras. Que Iban dirijidas a esa cena en la comodidad de mi casa.

Erica seguía riendo. Cómo si mi simple presencia le causará demasiada risa. Aquello me tenía mordiendome la lengua.

-¿Que otro plan tienes en mente, Alexa?

-Me he olvidado de los planes, desde hace un tiempo- le conté, con la misma sequedad que tenía desde que empezó la conversación.

Sus ojos se fijaron en mi, con aquel control que tenían siempre.

Erica siempre quiso sobresalir. Siempre quiso intimidarme o mentirme. Pero ella sabía que no importaba que tipo de manipulación usará, ninguna se compararía con la manera en que yo las evitaba. Con las técnicas que yo usaba. Erica no entendía nada de lo que yo quería. Erica no sabía quién era yo.

-eso no te lo crees ni tu misma- sonrió con cinismo.

Erica me había ayudado en aquellos planes de guiar a André hacia mi. Se había echó pasar por una chica con interés frente a el. Con grandes amenazas de mi, por supuesto. Para luego desaparecer de el mapa y dejarlo en mis manos.

-piensa lo que quieras.

-¿Enserio quieres a André o es un simple capricho más?- preguntó. Poniendo aquella cara de estúpida e inocencia fingida.

Me detuve. Deje de cortar verduras. Me limpie las manos con aquel pañuelo de la cocina y levanté la cara hacia la chica que me observaba en burla.

-andré, no es un Capricho.

-¿Ah, no? - dijo -con diversión -nisiquiera tu sabes lo que sucede con el. Haz hecho todo esto por simple placer.- termino diciendo.

No era cierto.

-¿Debería importarte a ti eso, erica?- pregunté. Girando el cuerpo hacia ella, mientras le dedicaba miradas de confusión irónica.

Se acomodó el cabello con las manos, al mismo tiempo que se apoyaba en la pared de esa cocina. Mis miradas de odio y resentimiento ante aquel comportamiento, hicieron que dejara de sonreir de golpe

-no.

-eso creí.- dije. Retomando aquellos cortes de cuchillo sobre las verduras.

La chica con atrevimiento. Se encontraba ahí, fingiendo demencia ante lo que había dicho. Por supuesto, lo más falso que había podido soltar.

-no podría juzgarte, igual - se adelantó diciendo. - André es muy lindo - acabó con las palabras. Mientras se reía con coquetidad y se cubría la boca en emoción desquiciada.

Mire un punto fijo en la tabla de cortar. Viendo más allá que las verduras que yacian ahí. Las risas felices de las chicas y esas palabras me habían mandado un golpe de poca realidad en segundos.

¿Ella había dicho aquello? La risa me amanezo. Mis manos se empuñaron con rapidez. Mi mente mandó imágenes desagradables al instante.

-¿Lindo?- pregunté. Llevando mis ojos hacia ella. Con la mentirosa calma en ellos.

-el fue un amor conmigo, no te imaginas - soltó con tono de burla y algo de atrevimiento.

Maldita puta.

-¿Ah sí?- pregunté fingiendo paz. Al mismo tiempo que apretaba aquel cuchillo con odio sobre esa estúpida tabla de madera.

-¿Vas a ponerte celosa?- se rió. Al verme en ese estado. En el que nisiquiera podía levantar la cara para dedicarle alguna mirada.

Me uni a ella riendo con sarcasmo. Ante la repulsión y furia que me provocaba su risa detras de aquellas palabras de fascinación hacia André. Ella sabía que estaba propasando aquel límite, ella sabía que estaba ocasionando.

Los caóticos murmuros en mi mente no tardaron mucho en aparecer.

“¿Escuchaste lo que ha dicho? Erica solo es una maldita amenaza" opinaron las voces con el mismo enojo que yo “acaba con ella, acaba con ella" siguieron.

-relajate Alexa, ¿No puedo mencionar lo tierno que es André acaso? ¿Lo bien que me trató?- pregunta. Cómo si lo que buscará fuera hacerme entrar más en desesperación.

Los gritos subieron de intensidad rápido. La presión en mi cabeza ocasiono que tuviera que tomarmela con ambas manos, en busca de que todas esas voces dejarán de discutir entre si.

-callate Erica..- pedí en voz baja. Mientras ella continuaba riendo.

-ay, alexa- soltó con un tono de lastima fingida - André podría quedarse con perla, incluso conmigo. ¿Pero sabes con quién nunca se quedaría?- pregunto sonriendo con malicia, mientras me señalaba.-¡Exacto, contigo!- .

Retrocedi. Mi espalda choco con la pared, en un intento desesperado de tranquilizarme ante lo que ella mencionaba. Pero todas esas voces yendo en mi contra, me recordaban que esas palabras eran muy reales.

La cabeza me iba a reventar. Todo ese ruido desordenado que nisiquiera se lograba entender, estaba ahí. Gritos, insultos. Todas esas voces se encontraban ahí, haciendo desorden en mi mente.

-¡JODETE!- le grite. Mientras me retorcia contra esa pared, tomándome de los brazos con fuerza, dejando rasguños en el proceso. Mientras intentaba no caer en alguno de esos ataques compulsivos.

-¿Tienes miedo acaso, eh Alexa?.

Aquella chica sonriente en cinismo. Se acercaba lentamente a mi, con la realidad sumamente alterada.

-C-Callate.

-¿Enserio piensas que todo esté teatro que has armado, significa algo para André?.

-¡SILENCIO!

-eres tan ilusa Alexa...- murmuró, con un odio confuso. Un odio que yo seguramente podia duplicar.

La risa me atacó de golpe. La imagen de aquel cuchillo tambaleándose sobre esa tabla de picar. Fue mi punto clave en solo segundos. El chiste que me causaba todo provocaba aquel ardor en la garganta.

No importaba cuando me riera, las manos y la mente me estaban temblando.

Los murmuros de aquellas voces se encontraban bastante alegres. Yo seguía riendo desde esa esquina, donde me aferraba con fuerza a los brazos, intentando que todo ese ruido se fuera.

-no vas a lograr nada- tomé aire. Me adelante. Sonriéndole tanto como podía, entre los temblores que provocaban todas esas emociones.

Se acercó, intimidante.

-¿No?.

-es una lastima, Erica.- mencioné. Alejándome unos pasos, sin apartar los ojos llenos de resentimiento e ira -tuviste tanto potencial, Pero bueno ¡Nos vemos luego!- grité.

Me lance a aquel estante. Tirando aquellas verduras al suelo entre el caos que me obligaba. Tome ese bonito cuchillo entre mis manos. Al mismo tiempo que la chica reaccionaba algo tarde. Y mi respiración se encontraba en su punto más desquiciado.

Amé Empujarla. Ame acercarla como si de un abrazo se tratase. Al mismo tiempo que aquel fino cuchillo encajaba en su estómago en un seco y preciso golpe.

Sus ojos se desvanecieron rápido. No hubo gritos, no hubo drama. Ella me observaba sin aire, con aquel cuchillo en su estómago, clavado.

Era claro que nada de eso había sido suficiente para todo el descaro que Erica había tenido. Así que mande otra apuñalada. Mientras me aferraba a ella con ira. Luego otra, otra, otra y otra.

Se merecía todo ese escenario. Todo ese show, todo ese dolor.

-¿Te gusta André, no?- me reí en su cara con demencia. Al mismo tiempo que la sangre me manchaba las manos. Y en el suelo se formaba un charco de el mismo líquido.

Que arte.

Era desastroso, era caótico, era tan tranquilizante. Hice otra apuñalada, otro golpe con aquel cuchillo en el pecho, seguido de algunos más.

Rapidos, con furia, con desquite. Todo entre gritos llenos de molestia por lo que aquella chica había dicho. Llenos de irá y desastre.

La sangre cubría su cuerpo. Casi ni se podía distinguir que había debajo de ella. La sonrisa en mi cara era demasiado sincera.

Me mire las manos. El líquido rojo en ellas, mi ropa, el entorno completamente chistoso.

Aquella cocina hecha un caos. Mi cabeza gritando y mandando golpes de ruido. Ocasionando que me acercara gateando hacia esa esquina para golpearme repetidas veces con aquella pared, en un estado bastante paranoico.

Basta.

Un golpe.

Basta.

Otro golpe.

¡Basta!

Otro golpe más.

“bien hecho" la voces dijieron en seriedad. Felicitando mi obediencia.

Me puse de pie entre todo ese mar de sangre, quitándome el cabello de la cara y sonriendole a aquel cuerpo sin vida, que había deseado ir en mi contra, sabiendo que no le convenía.

•••

Ese era el caso.

La bolsa de basura negra. Yo riéndome mientras la arrastraba por aquella calle. Al mismo tiempo que las gotas de agua caían, de el oscuro cielo.

Lo sé, Aquello sonaba un poco cliché. El simple hecho de que comenzará a llover, mientras yo transportaba un cadáver como si nada, eres bastante ridículo.

¿Pero que era yo? Una simple chica a altas horas de la madrugada, con la ropa mojada y machada de sangre. Dando mi mejor esfuerzo por no perder la poca coherencia.

¿Coherencia? No pude haber dicho algo más sarcástico que eso. Bueno, al diablo, Erica merecía cada maldito grito de sufrimiento.

La bolsa de basura negra a mi lado, mientras yo me posicionaba delante de aquella puerta, con el cabello mojado en la cara y las manos temblandome por algo más que el simple frio.

-¿Alexa?.- la cara de confusión en aquel chico abriendo la puerta, fue lo primero que ví, provocándome aun mas descontrol mental.

-hola, André.

Sus ojos pasando por encima de mi, con la absoluta extrañeza y show en la cara. Frente a el caos que era yo delante de el en esos momentos. La sangre, la ropa, la lluvia. Yo en su puerta, sin ningún gesto en la cara.

-¿Que te sucedió? Porque... ¿Que haces aquí? Es demasiado tarde..- preguntó entre cortes. En dónde me miraba ido. Era demasiado comprensible como para poder sentirme mal.

Se movió incoherente. Se echo a un lado de la puerta, en un signo de que me dejaba entrar. No faltó mucho para que la bolsa negra tirada a mi lado cobrara más significado de repente.

-ayudame con la bolsa.- pedí en voz muy bajita. Intentando sonar lo más cuerda posible.

El chico de suéter que me observaba desde aquel marco de la puerta. Se detuvo un minuto para bajar la mirada hacia ella -¿Que es eso?- pregunto, mientras se proponía a acercarse a esta.

Provocando una reacción rápida en mi, que lo detenía a golpe, en busca de preparlo solo un poco para aquello.

-Andre, ¿Vas a ayudarme?.

-No estoy entendiendo nada.

-ella lo merecía - solté de golpe. Pero aquello solo pudo dejar a aquel chico aún más perdido.

-¿Ella? ¿Quien es ella? - se retiró un poco de la puerta para acercarse a mi -¿Estás bien, Alexa? ¿Porque coño estás así? ¿Qu sucedió?- pregunto muchas cosas al mismo tiempo que mi pobre mente intentaba seguir el ritmo.

Avancé. El frío de la noche provocó miradas desubicadas entre los dos.

En la cercanía que había entre ambos, me destine a acariciar su mejilla en delicadeza, con aquellas manos atroces cubiertas de sangre. Manchandolo un poco en el acto.

Lo acaricié. Le sonreí sin sentido. Mientras observaba sus lindos ojos, con la cabeza llena de todo ese alboroto.

-nada ha pasado.

-¿No?.

Di un pequeño beso en su boca. Tomé sus  sus mejillas, al mismo tiempo que el me miraba con aquella vibra calmada, que intentaba camuflar la mía en estado caótico en esos instantes.

-alexa...

-tranquilo, cariño.- bese su frente. Me aleje un poco de el y mire la bolsa de basura sobre mis pies, con la ira en la mente con solo recordar aquel escenario.

-alexa..que...

-erica.

-¿Eri..

Tome los extremos. Abrí aquella bolsa y lo único ante sus ojos fue la cabeza de aquella chica sobresaliendo un poco de esta.

Las manos de André fueron a parar directo a su boca. Abriendo los ojos y guardando silencio de golpe. Ante el rostro pálido de aquella chica sin vida, cubierta de sangre y cortada en varias zonas de el cuerpo sin piedad.

-no fue mi culpa - me adelante diciendo. Mientras el seguía mirando aquella bolsa en un completo y abrumador silencio.

-alexa..tu..joder, tu...- murmuró sin coherencia, clavado en aquel marco de su puerta. Mientras yo me mojaba bajo esa lluvia.

-la mate. - dije sin problemas. -ella se lo busco. No fue mi culpa.- no parpadie ni un segundo, tampoco dude en mis palabras.

André retrocedió un poco. Su respiración se volvió pesada rápido. Se vió demasiado abrumado en segundos. Si, seguro tanto como lo estaba yo.

-seguro no lo fue..- levanto la cabeza para mirarme e intentó sonreírme, con los nervios en el rostro - seguro no fue tu culpa...- susurro.

No hice ninguna mueca. Me frote el brazo ante aquel frío de la madrugada y
la fuerte lluvia que me caía sobre la cabeza, mientras yo temblaba.

-andré. ¿Te doy miedo ahora?.

Negó con la cabeza después de unos minutos de silencio.

-no, no lo haces.- dijo. Se acercó a mi, mojandose en esa fría lluvia conmigo. Me dedico una mirada de calma, como si todo aquello que había ocasionado fuera muy simple.

Me abrazó. En aquel caótico entorno de lluvia y demencia. Mientras yo me aferraba al chico, en un intento desesperado de coincidir con aquella paz.

-esto es lo que soy, André.- susurré.

Me acarició la cabeza. Sonrió.

-lo sé.- devolvió.

-esto es lo que soy ¿Vas a quererme, así?.

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