Epílogo
Houlson.
—¡Qué bueno que estás aquí! —su primo Baxter lo apretó entre sus brazos, tanto que Finn se quedó sin aliento, él era un hombre grande—. ¡Te extrañé tanto, niño! —él desordenó su cabello con su mano, buscando hacerle cosquillas también.
—Gracias por la bienvenida, Bax —Finn trató de que lo hiciera bajar, riendo.
Hace tanto tiempo que no veía a Baxter que había olvidado lo entusiasta y cariñoso que era; él era el hijo de su tía Tati, la hermana menor de su padre de quien no se sabía nada desde el nacimiento de Baxter, quien quedó a muy corta edad al cuidado de sus abuelos. Cuando la abuela murió, se quedó a vivir con el abuelo en las afueras de Houlson, ya que este daba clases en la universidad.
Baxter era grande y fortachón, solía ser el chico gordito en la escuela, pero se había estirado y ahora solo era el chico fuerte con anteojos y un gran conocimiento en tecnología. Ahora viviría con él en casa del abuelo, la cual no era demasiado grande pero estaba bien para tres personas.
El abuelo había ordenado a Baxter que ayudara a Finn a acomodar sus cosas en su habitación. Usualmente él solo iba a Houlson a pasar vacaciones y siempre iba con Verónica, así que el abuelo y Baxter la conocían y la querían como a una pariente más. Estuvieron en shock luego de escuchar la noticia, sobre todo Baxter, quien siempre se había llevado especialmente bien con ella.
Mientras ambos ordenaban todo, Baxter encontró una foto de Verónica. Tímidamente le sonrió a Finn, quien le sonrió de vuelta. Siempre era difícil volver a hablar de ella, pero se estaba acostumbrando.
—Fue duro ¿Eh? —Baxter suspiró mientras ponía la fotografía sobre la mesa de noche de Finn—. El abuelo y yo estábamos bastante tristes, Verónica era como... de la familia y fue bastante duro para nosotros, no me imagino como fuera para ti.
—Sí —Finn asintió, encogiéndose de hombros—. No quiero pensar en eso ahora.
—Lo siento —Baxter se limpió una lágrima—. Es solo que... pienso en que algo así pudiera ocurrirme y... no sabría cómo manejarlo. Perder a Isaac sería lo peor del mundo para mí, así que pienso que eres muy fuerte.
Isaac era el mejor amigo de Baxter y estaba tan involucrado en su familia como lo había estado Verónica, siempre estaba para los grandes eventos, siempre paraba en su casa para comer, hacían todo juntos desde que Baxter y él estaban en la primaria. Finn lo recordaba con cariño por haber sido su primer mentor en aquello sobre ser gay y estar en el closet. En ese entonces Baxter no lo sabía y cuando se enteró, se enojó... no porque Isaac fuera gay, sino porque no se lo había dicho a su mejor amigo.
Finn siempre había pensado que hacían una linda pareja.
Sabía que no era de esa manera para ninguno de los dos, pero no podía evitar pensarlo, eran tan cercanos y amorosos entre ellos que era casi imposible pensar que no estaban saliendo. Baxter siendo el grandulón cariñoso que era, con el adorable Isaac entre sus brazos, era algo que a Finn siempre le había parecido adorable ¿Alguien podría culparlo?
Se preguntaba como Isaac había logrado no sentirse atraído sexualmente por su primo, con tanto contacto físico involucrado.
—¡Hola! —se echó en la puerta de la habitación.
Unos rizos castaños, suaves y abundantes se asomaron, seguidos de unas lindas pecas y una nariz respingona. La cara de un chico guapo. Isaac. Finn fue directamente a darle un abrazo.
—¡Que gusto que ya estés aquí! —Isaac casi lo levantó del piso, tal vez era lindo pero Isaac era mucho más alto y fuerte que Finn—. Nos vamos a divertir tanto juntos, Finn, ya lo verás.
—Estoy ansioso —Finn sonrió.
—Deberíamos ir a algún lugar hoy y celebrar —propuso Baxter.
—¿Tú proponiendo salir? —Isaac alzó una ceja.
—Quiero darle la bienvenido a mi primo —él se encogió de hombros—. Además, tiene amigos que también asisten a Houlson ¿No? La pareja de la que me hablaste —él miró a Finn—. Deberíamos invitarlos también.
—Brian y Abi, sí —él asintió—. Claro, podríamos.
—Bien, tengo el lugar perfecto —Isaac le guiñó un ojo.
—¡Ahora que estás aquí! —Baxter se colgó del cuello de Isaac con su brazo alrededor de este—. Hazme de comer, llegué tarde para el almuerzo y el abuelo no quiere cocinar para mi —el chico hizo un puchero.
—No seas infantil, hazte tu propia comida —Isaac rodó los ojos, arrastrando al chico por el pasillo hacia las escaleras.
—¡Vamos! —Baxter rodeó la cintura de Isaac con sus brazos—. Por favor, Izzy.
—¡No me llames así en frente de Finn!
—¡Por favooor!
—Está bien, ¿Qué quieres?
—Arroz.
—Eres tan molesto.
Finn miró a los dos conversando, tan cómodos el uno con el otro... a él no le recordaba mucho a como solían ser él y Verónica, tal vez porque ya tenía una idea de ellos como pareja en su cabeza. Sin duda era algo a lo que valía la pena darle un segundo pensamiento, o pedir una segunda opinión... no podía ser el único que veía las chispas saliendo de esa relación.
Tal vez eran solo ideas suyas... pero si algo sabía de la vida, es que era malditamente inesperada y a veces, muy sádica.
Solo quedaba que el tiempo lo probara ¿Cuánto pasaría antes de que se dieran cuenta?
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