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6. Cada vez más difícil.

—¿Entonces Finn está interesado? —interrogó Terra sentándose frente a él en el piso de su habitación—. Esto va a ser tan interesante ¿Sabes? Nunca he visto a Parker tener pareja pero está entusiasmado acerca de Finn y pienso que se verían absolutamente lindos juntos.

Abi dejó caer su botella de soda sobre el piso a su lado y se reclinó hacia colocando sus palmas sobre el piso para apoyarse, se veía pensativo cuando dijo—: No lo sé, siento que esto terminará mal.

—¿De qué hablas? —preguntó Gideon—. Es buena idea.

—¿Estás seguro? —Abi hizo una mueca—. Es que siento que Finn está enredado alrededor de tu meñique y honestamente, conozco a los de su tipo, es un fiel seguidor, tiene alma de fan, seguirá mirándote con ojos de soñador hasta que te cases y tengas hijos, sufrirá por siempre el pobre.

—¿No serás tú uno de esos? —Terra miró a Abi con las cejas arriba.

—Joder, no —Abi rodó los ojos—. Es difícil dejar a Gideon, es amable, comprensivo, lindo con todo el mundo, una bola de caridad humana, algo que no se puede decir de Kurt y no soy un jodido masoquista, sé que mi trasero está más que bendecido de tener a Brian.

—Eso es genial —Terra pasó una mano a través del cabello rosa de Abi, como si eso fuera una recompensa.

Gideon lo pensó durante unos minutos; era verdad que estaba siendo muy amable con el chico y que probablemente eso hiciera las cosas difíciles para él. Claro, no porque él se creyese la gran cosa, sino porque al ponerse hipotéticamente en su lugar, podía sentir lo duro que sería olvidar a una chica si ella lo tratase como un amigo, eso involuntariamente lo empujaría a pensar aun mejor de ella y lo llevaría al inevitable sufrimiento. Él no quería poner a Finn a través de eso, pero no quería alejarse de él. Era un buen chico, le agradaba y las cosas con Verónica no iban bien para él, así que quería seguir ayudándolo tanto como pudiera.

Pensando en Finn, volvió a revisar su celular. En la mañana le había dicho que iría a perseguir a Verónica a algún lugar; no le dio detalles y Gideon realmente no preguntó pero estaba implícito que probablemente Verónica no sabía que Finn iba a estar siguiéndola, así que estaba preparado para una llamada de emergencia. Sin embargo, habían pasado horas y Finn no había llamado, lo que lo preocupó un poco.

Dejando a Abi y a Terra discutir en su habitación, salió y se paró al final de las escaleras para sacar su celular y marcar el número de Finn. Luego de un par de tonos, él por fin contestó.

—¿Hola?

—¡Hola! ¿Qué tal está yendo la investigación?

—Um, el auto de mamá en algún momento del viaje se averió, tuve que dejarlo en un taller al otro lado de la ciudad... y estoy en la estación de autobuses —su voz era baja y apagada—. Supongo que el plan falló.

—Joder, Finn, es tarde —Gideon miró el reloj en su muñeca, daban las siete de la noche—. Y estás al otro lado de la ciudad.

—Tomaré un autobús.

—Es peligroso, déjame ir por ti.

—No tienes que hacer eso...

—Tengo que, deja de quejarte y envíame un mensaje con tu dirección, iremos por tu auto luego ¿Vale? —Gideon se dio la vuelta y empezó a caminar de nuevo hacia su habitación para avisarles a Terra y a Abi—. ¿Al menos lograste ver hacia donde iba Verónica?

—Sí, ella... estaba visitando a alguien —murmuró Finn, sonando desganado—. Un chico.

—Oh ¿Lo conoces?

—No.

—Hablaremos de eso luego, quédate dónde estás y envíame la dirección.

—Okay, adiós.

Gideon avisó a Terra y a Abi que iría por Finn, ninguno de los dos quería moverse de su cómodo puesto así que ofrecieron quedarse a cuidar la casa mientras él iba en busca de Finn, puesto que su madre no estaba. Gideon estuvo de acuerdo y se metió en el auto una vez que recibió un mensaje de Finn con un capture de la dirección en Google maps. En el mismo podía notar que el celular de Finn estaba casi muerto de batería. Solo podía rodar los ojos ante la torpeza del chico y sus pobres habilidades de supervivencia.

Le tomó alrededor de dos horas llegar al destino y encontrar la estación de autobuses donde Finn se encontraba. Una vez que estacionó el auto se dio cuenta de que él estaba parado fuera del establecimiento y en cuando lo vio, empezó a caminar hacia el auto. Gideon solo abrió la puerta y lo dejó pasar. Finn solo traía una mochila seguramente muy mal equipada porque sus ojos gritaban que tenía hambre.

—No pensaste bien esto ¿Eh? —Gideon alzó las cejas—. Debiste dejarme ayudarte, podríamos haber usado el auto de mi madre, Verónica no lo conoce, estoy seguro de que ella ya ha averiguado para ahora que estabas siguiéndola.

—Probablemente —murmuró Finn con suspiro de pesadez mientras conectaba su celular al cable del cargador portátil en el auto de Gideon—. Estoy seguro de que saldrá del país o algo, se encontró con este chico en un parque, caminaron un poco y luego fueron a una cafetería, iban a otro lugar después pero cuando fui por el auto para seguirlos, no encendió de nuevo.

—Probablemente se recalentó, no debiste haberlo arrastrado por la autopista hasta aquí —Gideon arrancó su auto y lo condujo hacia la esquina—. Vendremos por él mañana, ¿No quieres comer? Creo que estás hambriento.

—De acuerdo —él asintió.

Gideon buscó por el lugar alguna cafetería, confiando en que su GPS lo sacaría de nuevo del lugar que no conocía. Llegaron a un establecimiento decente y bajaron, pidieron dos hamburguesas con papás y soda. Finn caminaba con los hombros abajo y su expresión estaba apagada. Era obvio que el viaje lo había agotado y que lo poco que había logrado ver no le había gustado. Probablemente también estaba un poco celoso de que Verónica estuviera por allí con algún chico que él desconocía y solo su hubiese ido dejándolo a él con un montón de preguntas. Gideon no podía evitar estar disgustado con esa chica, pero no se lo diría a Finn, sabía que hablar mal de Verónica no era una opción después de todo. Finn la quería y no podía olvidarla tan fácil y él debía aceptar eso.

—Entonces ¿Realmente no conoces al sujeto con el que ella estaba? —interrogó Gideon una vez que ambos estuvieron sentados el uno frente al otro en la mesa.

—Nop —Finn se encogió de hombros—. No lo conozco de nada.

—Tal vez es un familiar —Gideon se encogió de hombros.

—Conozco a todos sus familiares —Finn lo miró hostilmente, como si estuviera molesto por dudar de que conociese a Verónica lo suficiente—. No sé quién es este chico o por qué ella vino a verlo, solo sé que... ambos parecían cercanos, incluso ella le tomó la mano... ¡Y a mí solo me dejó pistas! Palabras inconclusas ¿Qué quiere que haga? ¿Qué juegue a seguirle la pista?

—Tal vez no quiere eso —Gideon reflexionó y pensó sus palabras antes de decirlas—. De acuerdo, escucha... creo que este plan que ella tenía de pasar este último año contigo o lo que sea, al final no funcionó, se le fue de las manos... ahora tiene otro plan y... no lo sé, tal vez deberías dejarlo así, no es como que ella desaparecerá ¿Verdad?

Finn lo miró a los ojos, esos bonitos ojos lucían como los de un bebé a punto de romper en llanto y Gideon tuvo que alejar la mirada para poder mantener las palabras que usaría para aclarar mejor su punto en su mente. Aun así, tomó su mano a través de la mesa y la sujetó.

—Tal vez lo haga —susurró Finn y quitó su mano rápidamente del agarre de Gideon para limpiar sus lágrimas—. No sé que está sucediendo pero estoy asustado.

—¿Por qué? —Gideon frunció el ceño—. No es como que ella...

El celular de Gideon empezó a sonar en su bolsillo, interrumpiéndolo. Él lo sacó y frunció el ceño al ver la pantalla, era un número desconocido. Hizo una mueca pero respondió la llamada.

—¿Hola?

—Sé que estás con él, pez gato —espetó la voz de Verónica.

—Joder, ¿Eres Beetlejuice? —Gideon rodó los ojos—. ¿Cómo sabes que estoy con Finn?

—¿Intuición? —ella soltó una risa—. Eres la persona más moldeable que he conocido, puedes creer que lo tienes todo bajo control pero eres plastilina en los dedos de Finn, un revoloteo de sus pestañas e irías a donde él quisiera, puedo verlo en ti, estás más cerca de cruzar al otro lado que cualquier hombre pseudo heterosexual en este planeta.

Gideon calló por un minuto mirando directamente hacia los ojos de Finn y pensando en que él lucía como un cachorrito atento en ese preciso momento, esperando que Gideon le dijera que era Verónica quien estaba al otro lado de la línea y por primera vez se sintió aterrado de que lo que estuviese diciendo ella fuera cierto. Su primera reacción fue lanzar el celular hacia adelante y ponerlo en la oreja de Finn.

—Tu loca está llamando —dijo antes de levantarse y torpemente excusarse para ir al baño.

Él estaría en problemas si seguía pensando que esa mujer tenía razón.

Finn por otro lado se sintió feliz de escuchar la voz de Verónica saludarlo aun cuando Gideon estaba actuando extraño y se fue de la mesa tan rápido como él pudo contestar la llamada.

—¿Estás bien? —interrogó ella—. Te perdí la pista cuando volviste a tu auto para seguirnos fuera de la cafetería.

—Um... se supone que yo te estaba siguiendo.

—No eres muy bueno en eso, cariño, me di cuenta de que me seguías desde que salí de mi casa.

—¿Y dejaste que lo hiciera?

—Bueno, no estaba haciendo nada especial —él podía escuchar la risa en su voz—. Mi madre no sabe que estoy aquí, de todas maneras, cree que estoy contigo en alguna parte, ya sabes, si ella te llama ¿Podrías no contestar?

—Mi teléfono está muerto de cualquier manera —él suspiró—. ¿Dónde estás, Nica?

—Por ahí.

—¿Con quién?

—Un chico, lo viste.

—Sí, lucía mayor —él gruñó, regañándose a sí mismo mentalmente por juzgarlo—. ¿Quién es?

—Un amigo perdido —susurró ella—. Volveré a casa pronto, no te preocupes, tú has lo mismo y dile a tu chico que espero que vuelvas sano y salvo a casa.

—No es mi chico, no digas eso —murmuró Finn, mirando hacia los lados—. Deja el asunto de Gideon, nunca funcionará, así que puedes volver a casa y decirme lo que está sucediendo, Nica, porque estoy asustado.

—No te preocupes —ella parecía bastante calmada—. Volveré pronto y pasaremos tiempo juntos pero no podré quedarme mucho tiempo... de todas maneras, quiero que conozcas a Hugo, lo harás pronto... solo acostúmbrate a esto y consigue a tu hombre, es tu oportunidad porque luego estarás demasiado ocupado ¿Lo entiendes? Hazlo ahora, hazlo enamorarse de ti.

—No haré eso y tú lo sabes.

—Pasará lo quieras o no... es mejor que lo quieras, porque será inevitable después.

—¿Y si sucede, volverás?

Ella soltó una risa despreocupada, como si él le hubiese contado un chiste.

—Estoy segura de que hallaré la forma —dijo—. Ahora, nos vemos, cariño, duerme bien esta noche... o no, puedes meterte en las sábanas de Gideon y adelantar el proceso ¿Qué te parece?

Finn rió.

—Cállate —espetó mientras intentaba calmar su risa—. Te quiero, Nica.

—Y yo a ti.

Ella colgó luego y Finn dejó caer el celular de Gideon sobre la mesa y pasó las manos por su pelo, calmándose e intentando parecer relajado. Gideon volvió luego de unos minutos y le sonrió, tomó su celular y lo guardó de nuevo en su bolsillo justo antes de que les sirvieran lo que habían pedido. Comieron en silencio y así mismo volvieron al auto después de pagar. Solo escucharon música durante el trayecto. Finn descubrió que a Gideon le gustaban muchas bandas de las que él nunca había escuchado, bandas de metal. Mantenía el volumen bajo, pero casi todo eran gritos sobre sentimientos profundos, sobre frustración e impotencia, a veces superficiales, pero hubo algunas que realmente tocaron a Finn, dándose cuenta de que él también quería gritar con una banda muy fuerte tocando en el fondo. Se sintió comprendido por un momento.

Cuando llegaron frente a la casa de Finn, él se quedó un momento mirando hacia el frente, como si no pudiera moverse. No quería entrar, odiaba su casa en ese momento, odiaba tener que entrar y ver a sus padres o a su hermano, odiaba el que su madre no lo escucharía ni lo regañaría cuando le explicase lo que le había pasado a su auto, ella solo diría que es su problema. Odiaba que a nadie le importaba.

—Ugh, que cansancio —Gideon estrelló su frente contra el volante y Finn volteó a verlo—. Tienes que dejarme pasar, quiero comer algo y tomar una ducha y mi casa está lejos.

Las mejillas de Finn se colorearon cuando Gideon mencionó la ducha pero respondió un fuerte y claro—: Sí.

—Genial —Gideon sonrió—. Tengo un cambio para la práctica de futbol en el asiento trasero.

—Bien —Finn asintió y salió del auto.

Esperó a que Gideon tomara la mochila que usaba para guardar su uniforme y el cambio de ropa y luego ambos caminaron juntos hacia la entrada. Él abrió la puerta sigilosamente, parecía no haber moros en la costa hasta que su padre apareció por caminando desde la sala y los encontró de frente, pero él estaba concentrado en la pantalla de su celular.

—¿Clark? —preguntó el hombre levantando la mirada de su celular—. Oh, eres tú ¿Qué estás haciendo?

—Um, nada, solo... mi amigo va a quedarse un rato, le dije que puede usar la ducha —Finn trató de actuar casual—. De hecho, creo que se conocen, papá, él es Marshall Gideon, practica con Clark en el equipo de futbol de la escuela, es el capitán.

Su padre examinó a Gideon de arriba abajo y luego asintió tendiéndole la mano.

—Gideon ¿Eh? Clark habló sobre ti alguna vez —asintió el padre de Finn—. Y te he visto jugar, eres muy bueno.

—Gracias, señor —Gideon parecía halagado y nervioso al mismo tiempo—. Espero que no le importe que esté aquí, me iré pronto.

—Quédate a cenar, está bien, pidan pizza, hay dinero en la alacena y tu madre no volverá hoy pero puede quedarse o lo que sea —el hombre empezó a retroceder pero entonces se detuvo y volvió a mirar a Gideon con los ojos entrecerrados—. No sabía que jugaras para ese equipo también.

—Um ¿Los tiburones de Roosevelt High? —Gideon frunció el ceño.

—No —él apuntó entre Finn y Gideon—. Ya saben, están juntos ¿No?

La cara de Finn se llenó de color rojo una vez más y no fue capaz de dejar salir nada más que una pobre risa que se atoró en su garganta, como si estuviese a punto de morir ahogado. Gideon rió también, mucho más ligero y preocupado. Antes de que Finn pudiera organizarse a sí mismo, él tenía un brazo puesto alrededor de los hombros de Finn.

—¿Quién lo diría, eh? —Gideon lo estrujó—. Solo somos amigos, pero sí, le atinó.

—¿Qué...? —Finn recibió un pellizco que solo lo hizo saltar antes de que pudiera terminar su pregunta.

—Bien —el hombre asintió—. Supongo que es... —se aclaró la garganta, como si estuviera en una situación sumamente incómodo y Finn podía entenderlo un poco— normal ¿No?

—Lo es —Gideon asintió—. Y quiero aprovechar para decirle lo excelente persona que su hijo es, estoy tan pero tan agradecido de tenerlo, es un increíble amigo y yo realmente lo aprecio, usted debe estar muy orgulloso de él.

—Um, sí —el hombre se veía más incómodo todavía—. Gracias —apenas pudo esbozar una pequeña sonrisa.

—Vamos arriba —Finn tomó la mano de Gideon y lo arrastró hacia las escaleras—. Adiós papá.

—¡Ah, señor Kelly, debería decirle a Clark que deje de faltar a los entrenamientos, su desempeño baja de nivel cada vez más pero realmente hizo un buen trabajo con Finn, es increíble! —exclamaba Gideon mientras era arrastrado escaleras arriba por Finn—. ¡Gracias por recibirme!

Eso fue lo último que dijo Gideon al padre de Finn antes de que este cerrase la puerta de su habitación, encerrándolos a ambos. Lo volteó a mirar como si estuviese demente mientras Gideon estallaba en risas dejando caer su mochila en el piso. El chico se sentó en la cama, aun riendo y Finn se acercó a él para golpearlo en el brazo.

—¿Qué te sucede? —interrogó Finn en voz baja, aunque no tenía que hacerlo puesto que su padre estaban abajo.

—Nada —Gideon se encogió de hombros—. Es solo que por lo que me dijiste acerca de tus padres, pensé que era buena idea darles una lección, como decirles sí, soy gay pero también juego futbol de puta madre, porque no hay relación entre esas dos cosas.

—¡Pero no eres gay! —Finn lo golpeó de nuevo—. ¡Mentir es malo!

Gideon empezó a reír de nuevo y tomó las muñecas de Finn para detenerlo, aunque él estaba casi seguro de que no estaba haciéndole daño en lo absoluto.

—¿Qué importa? No es como que estoy mintiendo sobre la parte importante del asunto —Gideon rodó los ojos—. Hay chicos en el equipo de futbol que sí son gays o bisexuales... ¿Conoces Rudy Stapleton? Es gay y no quiere que nadie lo sepa ¡Pero él sabe que es gay! Eso es lo importante, aun así, es un gran jugador, también está Chip Winter, que... sí, él probablemente no sabe que es gay pero la manera en que quiere restregar su trasero en el miembro de alguien cuando se emborracha dice otra cosa ¿Entiendes? Y podría mencionar a más, pero estoy seguro que no debería estar hablando de esto con nadie, es extra oficial y lo que sucede en los vestidores, se queda en los vestidores.

—De repente el futbol suena divertido —Finn sopesa.

—Pervertido —Gideon tiró de él hasta hacerlo caer sentado a su lado en la cama.

—Oye... ¿Mi hermano realmente falta a las prácticas? —de repente sonaba preocupado, pero ese comentario había llamado su atención.

—Él lo hace —Gideon asintió—. Es mayor de edad y no deberíamos avisárselo a sus padres, así que nos da igual o no, tenemos un reemplazo para él pero... bueno, sí, no lo está haciendo bien, cada día parece menos concentrado.

—Creo que es por el divorcio —murmuró Finn.

—Eso sería infantil —respondió Gideon—. Tiene diecinueve años, tiene que aceptar que mami y papi ya no van a estar juntos.

—Supongo —Finn se encogió de hombros—. Para él es difícil, mamá y papá solían ser el uno para el otro, creció rodeado de su maravilloso y desbordante amor adolescente, ellos se casaron muy jóvenes porque él apareció.

—No me sorprende que ya no quieran estar juntos —Gideon se echó de espaldas en la cama y su cabeza chocó con algo, así que metió la mano debajo de ella y sacó el álbum de fotos unido por un aro de metal que Verónica le había traído—. ¿Qué es esto?

—Fotos, de Verónica y yo.

Gideon empezó a mirarlas mientras hacía comentarios que Finn dejó de escuchar en algún punto porque la camiseta que el chico llevaba había subido un poco debido al movimiento, dejando que la V de su vientre fuera visible, él podía imaginar lo deliciosos que se verían sus abdominales si tan solo pudiera subir la camiseta con su mano. Gideon seguía hablando pero Finn no estaba escuchando en lo absoluto, solo podía imaginarse cosas indecentes en su cabeza, solo podía pensar en lo caliente que sería verlo completamente desnudo.

—Finn...

—¡La ducha! —Finn se puso de pie—. Es tarde, la pizzería más cercana cierra a media noche así que debemos apresurarnos y ordenarla, iré a hacer eso y veré si hay algo que beber abajo, ponte cómodo y... toma tu ducha, el baño está justamente en frente de la habitación, es la puerta blanca de en frente.

—¡Gracias! —Gideon se incorporó y le dio una sonrisa.

Finn salió de la habitación y trató de calmarse a sí mismo, suspirando varias veces y trotó escaleras abajo mientras llamaba a la pizzería. Cuando terminó, se dirigió hacia la cocina y miró en la nevera. Había un par de sodas e incluso había galletas de chocolate que su abuelo había enviado en el tarro de galletas, así que pensó en llevarle unas cuantas a Gideon luego de comer.

Él tomó una mientras y se apoyó en la barra, pensando en que era extraño que su madre saliera para no volver. Su padre se veía relajado, probablemente porque ella no estaba en casa. Últimamente no se podían ver el uno al otro y solo estaban de buen humor cuando no se veían. Él realmente pensó que su padre diría algo grosero si se daba cuenta de que Gideon estaba en casa con él, pensó que de pensar que algo estaba pasando entre ellos, trataría de echarlo, pero sorprendentemente actuó bien. Eso no lo esperaba. Sabía que su abuelo lo había regañado y obligado a ir a terapia pero nunca hubiese pensado que su padre cedería, él nunca escuchaba al abuelo.

Su padre lo sorprendió pensando, estaba usando un pijama lo cual era raro, era él el que usualmente salía de noche y no volvía. Al parece los papeles se habían intercambiado.

—¿Sabes dónde está tu hermano? —interrogó su padre.

—¿Por qué habría de saberlo? —Finn frunció el ceño.

—Pues, yo no sé donde está ¿Lo sabe alguien por aquí?

—Lo dudo.

—¿Realmente falta a las practicas?

—Sí, si Gideon lo dice debe ser cierto.

—Gideon... —su padre resopló mirando el techo—. ¿Realmente... no pasa nada entre ustedes?

—Dios, no —Finn rió con nerviosismo—. No, no para nada.

—Bien —el hombre se aclaró la garganta—. Quiero decir, bien, entiendo... eso es...

—No te esfuerces —Finn levantó una mano—. No debes decir nada, solo aceptarlo y estará bien, yo no espero que te involucres así que lo que sea que estés tratando, puedes dejarlo si es difícil para ti, no lo necesité antes y no lo necesito ahora ¿Vale?

Finn estalló con ese comentario y por lo mismo, decidió escapar, dejando a su padre sin decir nada. Subió rápidamente las escaleras y entró en su habitación, tratando de mantener la compostura. Parecía que no podía escapar del drama o de la conmoción. Se mantuvo mirando el reloj, esperando que la pizza apareciera en cualquier momento cuando escuchó la puerta abrirse. Pensó que Gideon ya estaría vestido, pero no, él traía una toalla alrededor de su cintura. Finn estaba sentado en la silla de su escritorio y abrió los ojos de par en par cuando Gideon dejó caer la toalla al cerrar la puerta. Él traía solo bóxers debajo —bóxers muy ajustados—, pero era suficiente para que Finn sintiera como que iba a morir.

—¿Qué... te sucede? —él se levantó de repente.

Gideon se volteó mientras se secaba con la toalla y le dio una sonrisa confundida.

—¿Nada? Me estaba bañando.

—Déjame preguntarte algo —Finn dio un paso hasta él—. ¿Entrarías en la habitación de una chica usando solo unos bóxers mientras estás mojado todavía?

—Um... —Gideon miró alrededor—. ¿No...?

—¿Por qué?

—Porque... bueno... no tenemos lo mismo —murmuró Gideon visiblemente nervioso—. ¿Esa es la respuesta correcta? Hombre, no lo sé, porque... ella... bueno...

—Porque eso subiría su temperatura —Finn lo golpeó en el pecho—. ¡Porque no quieres jugar con ella, porque no quieres que mire tu cuerpo con lujuria! ¿¡Por qué no puedes tener el mismo respeto por mí!?

—¡Oye, oye, oye, deja de golpearme, auch, auch! —Gideon tuvo que sujetar las muñecas de Finn con fuerza para que este se detuviera—. ¡Lo siento ¿Vale?! Yo... no sabía que te afectaría.

—¿En serio? ¿Qué pasaría si una chica entrara en ropa interior a tu habitación?

—Entendí tu punto, te puedes detener ya ¿No puedes tener una erección callada como yo lo haría si una chica entrando media desnuda a mi habitación fuese remotamente posible?

—No quiero tener erecciones por ti, se te han subido los humos —Finn intentó patear la espinilla de Gideon pero este quitó el pie y cayó contra él hacia el piso, aprisionándolo debajo de su cuerpo—. ¡Oh por Dios, ¿Qué te hice?!

—Shhh —Gideon trató de cubrir la boca de Finn con sus manos—. Tu padre pensará que es raro.

—Lo que sea —Finn rodó los ojos y empujó a Gideon hacia un lado.

Alguien tocó a la puerta de su habitación.

—Chicos, la pizza está aquí —dijo su padre a través de la puerta, tocándola levemente—. Ya la pagué, así que está bien.

Finn se levantó y abrió la puerta levemente, tenía que abrirla por completo para que la pizza pudiese pasar por desgracia, así que su padre obviamente miró a Gideon medio desnudo e intentando desesperado encontrar su ropa dentro de su mochila. Finn tragó grueso y le sonrió a su padre que lo miró un tanto preocupado.

—¿Estás bien? —susurró.

—Genial —Finn asintió—. Él... está buscando su ropa, estará vestido en un segundo.

—No estoy seguro de que esto esté...

—¡Adiós, papá, gracias por pagar la pizza! —Finn cerró la puerta en su cara.

—Él piensa que quiero follarte —susurró Gideon—. Está preocupado, lo sentí.

—A mi papá no le importa con quien follo ¿Por qué lo haría? Nunca le importó que Clark trajera chicas a casa porque es estúpidamente machista y cree que los chicos no necesitan supervisión —Finn dejó la pizza sobre su escritorio y trató de no mirar a Gideon mientras se ponía la ropa—. Solo está tratando de, no lo sé, hacer las paces o algo, en lo cual no estoy realmente interesado, dijo algunas cosas horribles sobre mí y no creo que su repentina preocupación por mí o lo que sea lo arregle.

—Tal vez deberías... ser más suave con él —Gideon dijo con un tono de sinceridad—. Lo está intentando, creo que eso cuenta.

—No dije que no lo perdonaré, solo que eso no lo arreglará... no de la noche a la mañana.

—Supongo que no.

—¿Terminaste?

—Sí, estoy vestido.

Finn lo miró, estaba usando pantalones deportivos y una sudadera.

—Es tarde, deberíamos comer para que puedas volver a casa rápido —dijo entonces, alcanzando la pizza para ponerla sobre la cama.

—¿Qué tal si me quedo? —Gideon abrió la caja e inmediatamente tomó una rebanada.

—¿Quieres quedarte?

—Sí, Abi y Terra se quedarán en mi casa a dormir así que está bien, me quedaré contigo.

Finn resopló con incomodidad pero sonrió y asintió, no quería rechazar la oportunidad de mirar a Gideon dormir de nuevo. Pero joder, él se lo estaba haciendo cada vez más difícil.

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