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19. El último juego.

Gideon miró el interior de su casillero con nostalgia, no solo recordando que su último año estaba por acabar, si no también que no había quitado la nota que alguna vez Verónica le dio de la pared del fondo de este. Él tragó grueso. Todos los sentimientos se le vinieron encima. Él había dejado de gustar de Verónica pero había pasado mucho tiempo suspirando por ella en el pasado porque ella alguna vez le escribió una nota que decía "No me impresionas, pez gato", en el sexto grado o algo así.

Nunca había impresionado a Verónica, por eso se convirtió en el objeto de su obsesión, quería impresionarla y mostrarle que era el mejor en lo que se propusiera. Era estúpido, se había fijado en eso tanto tiempo que había olvidado que solo era por diversión al principio, ella llegó a gustarle realmente. Pero como un soplo, se fue de su vida tan rápido que era difícil asimilarlo.

Si él estaba confundido no podía imaginar cómo estaba Finn.

Lo había visto en el funeral, habían hablado, jamás lo había visto tan mal en su vida.

Le dolió porque aun lo apreciaba. Gideon llegó a la conclusión muy pronto de que solo se había apegado a Finn porque él parecía deslumbrado por su presencia siempre, porque lo adoraba... y no era su fuerte, pero Gideon amaba ser adorado, quería una persona que lo quisiera tanto como él podía llegar a querer. Finn pareció ser esa persona en el pasado, sin embargo, era verdad que él no podía darle lo que quería, no podía tomarlo de la mano abiertamente, no podía besarlo porque no quería acostumbrarse a una relación con un hombre, porque aun veía chicas y deseaba estar en una relación con una de ellas y porque sabía que, para él, resultaba mil veces mejor ver a su lado a una chica linda que a cualquier chico, por suave y bonito que este fuera.

Quiso corresponder a Finn y pensó que podía hacerlo pero besarlo no era placentero, pensar en tener sexo con él lo perturbaba y tomarle la mano no era necesariamente malo, pero se sentía mal si la gente lo miraba. Y lo había lastimado por solo intentarlo, los había lastimado a ambos.

No le agradaba Parker pero estaba feliz de que estuviera allí para Finn en esos momentos. Los vio durante el funeral, estaban pegados el uno al otro y Parker lo sostenía y lo consolaba como si fuera su única razón de existir. Y Gideon estaba feliz por eso, era realmente feliz de que estuvieran juntos.

En lo que a él respectaba, se había sentido solo y muy mal en los últimos días, pero por suerte Abi y Terra habían estado ahí para él. Gideon los apreciaba tanto, como nunca antes. La presión del equipo, el entrenador, sus compañeros, la muerte de Verónica... todo se le venía encima y a veces no sabía qué hacer pero Abi y Terra lo sostenían muy bien.

Hoy era su juego final para el instituto; todos iban a estar ahí. Y sentía que el mundo se caía sobre sus hombros, todos estaban esperando que fuera el mejor capitán, que saliera allí y pateara traseros. Encima el juego estaba dedicado a la memoria de Verónica porque ella solía hacer las mejores tomas en cada partido para la página de la escuela. Gideon sabía que ella se las arreglaría para estar ahí y gritar "¡Mueve tu trasero, Pez Gato!" aunque él no pudiera escucharla.

—Gideon, es hora de ponerte el uniforme —la voz del entrenado lo sacó de sus pensamientos—. Debemos repasar el plan una vez más, te quiero concentrado ¿De acuerdo? Hoy tienes que dar lo mejor de ti.

—Bien —Gideon asintió y cerró el casillero.

—Ten —el entrenador de repente estampó un sobre de color lila contra el pecho de Gideon.

Gideon lo miró desconcertado.

—Verónica vino a mi oficina hace algunas semanas atrás, mucho antes de enterarme de que estaba enferma. Se veía mal, pero no consideré que fuera así de malo —le hombre dijo con pesar—. Aun así, me llamó cerdo homofóbico con todas sus fuerzas y ahora entiendo por qué no tenía miedo cuando dije que haría que la expulsaran.

Gideon no sabía que decir, simplemente se limitó a escuchar.

—Me dio esa carta para ti y pidió que te la diera en el último juego.

—Um... —Gideon asintió—. Gracias —susurró simplemente.

El hombre se retiró.

El sobre decía:

"De: Verónica.

Para: Gideon.

Un cierre."

Él suspiró profundo antes de abrir el sobre y sacar la hoja de papel.

"Querido Marshall...

No creo jamás haberte llamado por tu primer nombre, pero esta es una ocasión especial.

Quería escribirte una carta porque a pesar de todo, no te odio ¿Sabes? eres molesto, tonto, superficial algunas veces... pero no eres una mala persona y creo que necesito que lo sepas. Quiero que sepas que no pienso que eres malo, solo no eres para mí.

No te lo voy a negar, eres guapo y en algún momento me sentí atraída por ti. Pero fue algo del momento, sabía que estaba mal porque Finn te quería y yo era su mejor amiga así que terminé olvidándome de eso. No me malinterpretes, no tengo sentimientos por ti, no de los que tú esperabas al menos.

Solo quiero darte las gracias porque en algún momento me hiciste sentir bien acerca de mí misma, diciendo constantemente que era bonita, halagándome todos los días, invitándome a salir.

No creo que lo recuerdes, pero cuando aparecí con el cabello corto al volver de mi tratamiento en la primaria, todo el mundo se burló de eso... excepto tú. Dijiste que me veía bonita y que golpearías a todo el que se burlara de mí. Y eso significó muchísimo en ese momento, Marshall, no tienes idea.

Sé que a lo largo de los años tuvimos diferencias y que mis rechazos no fueron nada sutiles pero tú entenderás que hubo múltiples razones para ellos. Sin embargo, no quita que aprecio tu manera de jugar y solo porque hoy es tu último juego quiero decirte que pienso que eres un excelente jugador y que realmente estoy impresionada por la manera en que te desenvuelves en la cancha.

Y hoy más que nunca eres un tiburón.

Puedes oficialmente deshacerte del título de pez gato, para mí ahora, ganes o pierdas, eres un tiburón.

Olvidando lo que pasó con Finn y cualquier otra cosa que haya salido mal, espero que seas feliz. Sé que tuviste un mal momento con él y si quieres mi opinión, creo que tienes que aprender a diferenciar cuando tus acciones son impulsadas por la culpa o por la gratitud.

Mereces a alguien por quien no sientas obligación.

Con cariño, Verónica."

Gideon sintió sus lágrimas venir... porque de alguna manera Verónica le había dicho todas las cosas que le habían estado faltando. Ella había llenado todos los vacíos que habían quedado en él con esa carta. Estaba feliz de haberla conocido... no porque ella fue el amor de su infancia, simplemente porque era ella y de alguna manera siempre sería especial en su vida.

Un poco de la presión fue liberada de sus hombros.

Se preparó para el juego, había muchas personas afuera y Abi se las arregló para entrar en el vestidor de chicas y darle un gran abrazo en cuanto logró localizarlo.

—No puedo dejar que me vean o me echarán, pero quería darte buena suerte —dijo su primo, aferrado alrededor de él—. Te quiero, grandote, espero que te vaya muy bien y des lo mejor de ti.

—Lo haré —él apretó a Abi—. Gracias por estar aquí.

—Oh, sabes que siempre lo estaré —Abi se separó de él—. Finn te manda sus saludos, por cierto, está emocionado.

—¿Está bien?

—Sí, luce mejor, está aquí solo, lo cual es increíble. Pero Terra está con él, estar en la escuela y sobre todo en un juego lo pone emocional, hay fotos de Verónica en cada esquina, lo pone sentimental.

—Pensé que Parker vendría con él.

—Está arreglando algunas cosas, ya sabes, se va a China —Abi suspiro—. Sabes, nada de esto resultó como debería, siento que hubo aldo que realmente salió mal pero... bueno ¿Qué se puede hacer?

—Estoy seguro de que él volverá y estarán juntos —Gideon rió—. Parker golpeó mi cara por él.

—¿Qué? —Abi abrió mucho los ojos—. ¡Parker es un hombre pacífico, él nunca haría eso!

—Pero lo hizo, que saliera de sus principios porque estaba enojado, ese coraje que sacó por Finn... yo creo que no quería perderlo y estaba desesperado y le concedo que fue algo bueno para ambos —Gideon se encogió de hombros—. Estoy seguro de que volverá a él en algun momento.

—Eso espero, son lindos juntos —Abi suspiró.

—¿Quieres por favor salir de aquí, Abelard? —Kurt interrumpió el momento acercándose a ellos con una mueca de enojo—. El partido va a comenzar y distraes a los jugadores con tu cabello brillante.

—Oh, gracias, Kurt, tan dulce como siempre —Abi rodó los ojos y le plantó un beso en la mejilla a Gideon—. Nos vemos, buena suerte ¡Buena suerte a todos! —él levantó su pulgar y salió del lugar inmediatamente.

Gideon suspiró y se colocó su casco.

Era hora de impresionar.

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