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11. Hay algo allí.


El sonido de un celular sonando lo despertó.

Finn jamás había dormido tan cómodo en su vida, pensó que estaba soñando todavía cuando al fin abrió los ojos. El techo era alto y amplio, había una lámpara grande justo sobre su cabeza y las almohadas impregnadas con el olor de ese suavizante de calidad lo hacían desear nunca haber abierto los ojos. Cuando se incorporó y miró alrededor, en vez de estar intrigado, sintió una extraña calma en su interior al ver a Parker acostado a su lado, con la mejilla contra la almohada y los labios un poco separados mientras roncaba. Finn se alegró de por fin ver algo que no fuese bueno de Parker, empezaba a dudar de su supuesta perfección. Pero por lo menos ahora sabía que era más o menos defectuoso a la hora de dormir.

Aun así le alegró estar allí.

Tal vez no había sido la mejor primera vez, ni la que él hubiese esperado, pero fue divertida al menos. Dolió, como los mil demonios y la punzada en la parte baja de su espalda se lo recordaba. Parker tampoco era perfecto en esas cosas, él preguntaba si dolía cada cinco minutos, como si fuera el maldito dentista. Finn quiso hacerlo callar, varias veces tuvo que meter su lengua en la boca de Parker con el solo propósito de que se callara. Ninguno de los dos terminó realmente, estaban demasiado agotados y exhaustos para ellos. Pero había sido lindo y gracioso y él estaba contento por alguna razón; Parker había logrado que los pensamientos tristes de Finn se alejaran, permitiéndole dormir serenamente y él agradecía eso.

Sus ojos se dirigieron hacia el celular sonando sobre la mesa de noche. Era su celular y la foto de Clark estaba en la pantalla, por lo que sus torpes ojos podían percibir, así que Finn tomó el celular y contestó la llamada.

—¿Cuándo vas a volver? Hoy es la boda, papá está histérico porque no sabe que ponerse ¿No podías escoger un momento peor para desaparecer con uno de tus novios? —espetó Clark, probablemente tenía en su cara una expresión de disgusto—. Ahora papá quiere que vaya con él también, te detesto.

—Joder, la boda —Finn salió corriendo de debajo de las sábanas—. Pero ¿Qué hora es?

—Casi medio día ¿Tú que te crees? La ceremonia es a las dos, apresúrate ¿Qué demonios hacías?

—Dormía.

—¿Dormías? No me digas qué...

Finn echó un tembloroso suspiro al aire recordando la escena de ayer con su hermano en el pórtico. De pronto recordó que a Verónica le quedaba poco tiempo y que no había tiempo suficiente para comportarse como un cobarde frente a esta situación o cualquier otra.

—Lo necesitaba ¿De acuerdo? No me juzgues, no estoy en un buen momento ahora.

—Joder... ahora sí que lo has hecho ¿No? ¿Estarás en condiciones para ir a la boda?

—Si tú no puedes caminar después del sexo anal, eres una pobre excusa de hombre, hermanito —Finn le espetó, sin ganas de pelear y sintiéndose más valiente que nunca—. Estaré ahí pronto, dile a papá que se calme y que busque el traje que está en mi habitación, el de la corbata roja, ese es el que se pondrá, si vas a ir, puedes usar cualquiera de él, no es como que quiera que te veas mejor que nadie así que...

—Lo que sea, solo regresa y arregla esto.

Clark colgó y Finn echó su celular a la cama antes de saltar dentro de su ropa interior y luego sus pantalones. Se sentía realmente valiente, como si nada más importara. Obviamente muchas cosas importaban, pero ya no eran las mismas. Después del día de ayer, sus objetivos para su último año escolar habían cambiado un poco y su actitud también debía hacerlo conforme a la situación. Finn se dijo que debía dejar de llorar y tratar de escapar de sus problemas. Con Gideon, con Parker, con Verónica, con sus padres... él era joven, tenía oportunidades que personas como Verónica no tenían, debía dejar de ser un cobarde y enfrentar sus tontas decisiones.

—Parker —Finn lo golpeó en la cabeza con una almohada, el chico se sentó recto inmediatamente mirando hacia los lados—, que lindo que estás por la mañana —Finn, con su celular en la mano, presionó el botón de la cámara captando a Parker con su cabello hecho un desastre y desorientado, muy adorable—. Listo, para el recuerdo, por si no me caso contigo, lo que probablemente pase.

—¿Qué pasa? —Parker rascó su nuca—. ¿Ya te vas, ángel?

—Sí, necesito llegar a tiempo a casa para una boda, y son casi las doce ¿Lo sabías? ¿Cómo sales de esta cama por las mañanas? Me ha mantenido cautivo hasta esta hora —Finn se colocó su camisa—. Debe ser una tortura.

—Siempre llego tarde —Parker se encogió de hombros dándole una media sonrisa—. Oye, puedo llevarte, espera, me vestiré.

—No te molestes, tomaré un taxi —él resopló—. Voy a tener que hacer la caminata de la vergüenza frente a los empleados, lo haré con orgullo y mi cabeza en alto, no intentes detenerme.

—Suerte que mis padres no están —Parker rió—. Lo de anoche... fue... un desastre ¿Te gustaría una repetición en cualquier momento?

—Sabes que eso volvería las cosas un enredo total.

Finn lo miró recordando que probablemente no lo volvería a besar y que su yo de treinta años muy probablemente lo iba a maldecir hasta llegar a los cuarenta por haber dejado ir una oportunidad como esa. Finn pensó que era joven, que era el momento de hacer todas las decisiones equivocadas y estúpidas. Él quería conocer mejor a Gideon aún y su yo de treinta años moriría de curiosidad demasiado joven si él no tomaba esa oportunidad... perdía y ganaba de cualquier manera, así que no importaba.

—Lo sé... pasó una vez, fue terrible y aun así quiero más de ti —Parker suspiró—. Voy a golpear a Gideon ¿Sabes?

—Tú no lo harías, eres perfecto, los chicos dulces y perfectos no hacen eso —Finn se sentó en la cama para ponerse los zapatos—. No te salgas del guión o me arrepentiré.

—No soy perfecto —Parker suspiró—. Voy a golpearlo sin razón aparente solo porque tengo ganas, no me importa lo que pienses... además, Gideon probablemente me mate, así que da lo mismo.

—No quiero que Gideon te mate, así que no lo hagas.

—No eres mi jefe.

Ambos se rieron antes de que Finn cruzara la cama para plantarle un beso en los labios. Bien, tenía aliento mañanero. Definitivamente él no era perfecto. Finn se alegró.

Dijeron sus despedidas y el chico se aventuró a su caminata de la vergüenza frente a dos mucamas que estaban en la parte de abajo. Ellas lo veían con sonrisas en sus rostros, como si supieran su secreto, aunque tal vez solo estaban siendo serviciales. Finn trató de no prestarles atención a sus sonrisas hasta que ellas le abrieron la puerta. Una vez fuera de su casa, llamó a un taxi y en el camino hacia su casa, recibió una llamada de Gideon. Él le había mandado mensajes anoche, Abi y Terra también. Él se rió pensando en lo que ellos dirían cuando supiesen que había pasado entre Parker y él.

—¿Finn? Joder, no me asustes así —Gideon resopló cuando él contestó la llamada—. ¿Dónde estabas?

—Larga historia —Finn murmuró—. ¿Puedo contarte después? Necesito llegar a casa, hoy es la boda del amigo de papá, así que tengo que llegar preparándome, es en poco tiempo.

—¿No estabas en tu casa?

—No.

—¿Dónde estabas? Llevo escribiéndote desde ayer por la tarde luego de que te dejé en la biblioteca.

—Con Parker.

Hubo un silencio en la línea antes de que Gideon dijera—: Menos mal estás bien —escuetamente—. Cuéntame cómo va la boda cuando estés allí y contéstale a Terra y Abi que quieren hablar contigo de una reunión o lo que sea.

—Claro, pero luego ¿Podríamos vernos? Mañana tal vez, necesito hablar contigo.

—Desde luego, nos vemos mañana, iré por ti.

—Gracias.

—De nada... disfruta la boda.

Gideon colgó la llamada.

A Finn le producía una malsana alegría que Gideon sonara un poco cabreado porque él estaba con Parker. Él estaba muy mal, soñando con que a Gideon le importaba más de lo que debería y en una manera bonita. No era bonito, para nada, que Gideon se creyera algo que no era pero sus posibles celos encendían la esperanza de Finn y él solo quería gritar de desesperación y emoción al mismo tiempo. Quería matar su lado humano y ser un robot o lo que fuera.

Él le contestó a Terra y a Abi sus preguntas; ambos estaban planeando una fiesta privada entre ellos y otro par de amigos, para el cumpleaños de Gideon. Por supuesto, Gideon no lo sabía y pensaba que era una reunión cualquiera, porque de cualquier manera su cumpleaños no estaba tan cerca, solo a un mes de distancia. Sin embargo, querían adelantarla antes de que Finn fuera a participar en el campeonato nacional de futbol. Estaría para su cumpleaños en el campeonato y no podrían celebrarlo bien. Finn se anotó inmediatamente para ayudar con lo que fuera necesario y prometió contarles donde había estado y que había hecho a Terra y a Abi, al parecer Parker había hablado con ellos la noche anterior y estaban interesados en los detalles.

Cuando por fin llegó a casa, su padre estaba más o menos calmado, practicando un discurso de disculpas frente al espejo mientras su madre lo veía, sentada en el sofá mientras comía yogurt y se reía de él. Ella no era tan mala, Finn sabía eso, por lo menos estaba calmada con el hecho de su padre recuperando su amistad con su mejor amigo y no había dicho nada sobre Finn estos días. Al parecer su padre la obligó a tener una charla seria y como una pequeña niña, fue regañada y obligada a asistir a terapias junto con su padre. Después de todo, su madre era muy parecida a Clark en ese aspecto.

Ellos no habían hablado de la historia de su madre y el padre que escapó con un hombre. Su padre solo le había dicho que después de que la abuela muriera, el hombre había intentado volver a contactarla, pero ella no quiso, así que el padre de Finn guardaba las cartas, solo en caso de que Melody se arrepintiera alguna vez. Él nunca vio a su madre ceder a nada que su padre dijera, pero la vez que ambos hablaron a solas y él la convenció de ir a terapias, él le había dicho algo que apretó un botón en ella. Finn no estaba seguro de que fuera algo bueno.

Finn no tardó en vestirse y lo único que tuvo que hacer fue peinar a su hermano y a su padre, porque a los dos les iba fatal en ese asunto.

—Dejé comida en el microondas —dijo su padre a su madre, quien abrazaba un cojín y miraba la televisión—. No te burles del aspecto, cómetelo, juro que sabe bien.

—Jesucristo —ella rodó los ojos—. Bien, pero si te pasaste al cocinarlo no me lo comeré.

—¡Solo pruébalo! ¿Por qué no me tienes fé?

—Quemaste la cocina, Carson, te va a llevar más que unos pocos intentos redimirte de eso.

—Está bien —Clark asintió—. Ya lo probé.

—¡Oye, pero que es mío! —su madre le reclamó—. Tú vas a comer en el banquete, ¿Por qué te robas mi comida?

—¿No querías una referencia? —Clark se encogió de hombros—. Tú no te preocupes, cocinó como para una docena.

—¿Ya nos vamos? Son casi las dos —interrogó Finn.

—Tráiganme un recuerdo o algo —dijo Melody.

—Le mandaré tus saludos a Gregory, le diré que estás enferma y que por eso no fuiste pero que te mueres por verlo y pedirle perdón —le recalcó su padre a la mujer como si ella tuviera cinco años.

—Si no se lo va a creer —ella bufó—, pero como sea.

—Bueno, igual falsifiqué tu firma en la carta del regalo —murmuró el hombre antes de salir de la casa seguido de sus tres hijos—. Ella no tiene remedio.

—No te despeines —Finn golpeó la mano de Clark fuera de su cabello.

Los tres se subieron al auto de su padre y en sus trajes sumamente normales y baratos se dirigieron hacia hotel donde se celebraría la boda. La tarjeta era bastante elegante y el hotel era uno de los más caros, Finn supuso que alguno de los novios tenía dinero. Él no imaginaba cuanto hasta que llegaron al hotel y los empleados con mejores trajes que los suyos los dirigieron hacia la capilla del hotel donde la boda estaba por comenzar. Los tres fueron escoltados a los asientos de adelante, justo detrás de la familia de uno de los novios. Habían un montón de gente y la intención del madre de Finn era sentarse atrás para no ser notada hasta el banquete, pero al parecer, según los empleados, los asientos ya estaban asignados.

—¿Cuánto dinero tiene tu amigo? No mencionaste que era rico —murmuró Clark a su padre mientras los tres se acomodaban.

—¡No lo es! —su padre exclamó en voz moderada, aunque había mucho ruido con el montón de gente hablando y la música tocando—. Es decir, sus padres lo echaron de casa y ellos no tenían mucho dinero tampoco... además, estudiaba contaduría —el hombre miró hacia adelante antes de quedarse estupefacto por algo—. ¿Señor y señora Millesent? —interrogó en voz alta.

El hombre y la mujer de adelante voltearon inmediatamente.

—¡Carson Kelly! —la mujer le sonrió—. Hace tanto que no te veía ¿Cómo estás?

—Bien... —él rió con nerviosismo—. Que raro, ustedes aquí... en la boda... homosexual de Gregory.

—Ah ¡Siempre en el pasado! —la mujer rió—. No, no, nuestro hijo es nuestra gran bendición.

—¿Oh sí? —su padre se veía afectado—. Y... ¿con quién se casa?

—¡El dueño del hotel! —exclamó la mujer con alegría—. ¡Qué gran dicha! Qué gran dicha... —dijo riendo y miró a Finn y a Clark—, veo que tuviste lindos chicos ¡Mira que guapos! Él se parece a ti —ella apuntó hacia Clark, luego su dedo se movió hasta Finn—, pero él es todo Melody, Dios mío, es una versión de ella en un hermoso jovencito.

—Sí, que cosas ¿No? —murmuró Carson, estaba notablemente incómodo, cuando ella se volteó, él se inclinó hacia Finn para susurrar—. ¿Notaste eso? ¡Lo quieren de nuevo porque su novio es rico!

—Papá... —Finn apretó los dientes—, puedes indignarte luego, te va a escuchar.

—Lo echaron, Finn, Gregory lloró durante semanas —Carson sacudía la cabeza.

—Qué bueno que decidiste ser su amigo de nuevo —murmuró Clark, Finn le pisó el pie.

—No sabía con quien se casaba, no tenía idea —Carson se colocó una mano sobre la boca—. Ahora creerá que también soy un interesado... será mejor que nos vayamos, sí, vámonos —él se levantó, Finn lo tomó por una mano.

—¡Papá, siéntate! —Finn lo obligó—. No te odiará, solo sé honesto y para casa, no es como que vas a pedir nada de él.

—Pero vine a su boda, comerme un pastelillo del banquete costará más que todo mi sueldo...

—¿Cómo no sabías con quien se casaba? Lo decía en la tarjeta, debiste haber notado que el apellido del novio coincidía con el del hotel, es un Ferguson, es una cadena de hoteles de la familia Ferguson —dijo Clark.

—¡Pensé que se habían equivocado en la imprenta! Mejor me voy...

—¡Ya basta! —Finn tiró de nuevo de él cuando intentó levantarse, por suerte la música de la caminata hacia el altar empezó a sonar y todos los invitados se levantaron—. Ya, no puedes salir, solo párate en la multitud y aplaude.

Su padre pareció calmarse mientras el ministro anunciaba la llegada del primer novio. Ese era Gregory, un hombre alto, guapo y fuerte, pelirrojo, con una linda barba, embutado en un elegante traje negro. Él entró de la mano de una chica joven, debería estar en sus veinte. Al parecer el que sus padres no estuvieran llevándolo al altar hizo suspirar al padre de Finn de alivio. Finn también se alegraba.

—Es Sue —murmuró su padre refiriéndose a la chica que iba de la mano de Gregory—. Su hermanita.

—Lindo —susurró Finn.

Luego, el otro hombre entró. Era más bajo que Gregory, con un aspecto delicado y una linda sonrisa de comercial, el cabello castaño lacio bien peinado, iba en un traje casi igual al de Gregory, solo que en color vinotinto. Era un color original para un traje de bodas, pero a Finn le gustaba. El hombre lucía solo un poco más joven que su futuro esposo. Ambos se veían tan felices. Finn se rehusó a imaginar ese momento para sí mismo con nadie en específico a su lado. Simplemente pensó que realmente quería casarse en el futuro, con alguien especial... quería sentirse tan enamorado como esos dos se veían, algún día.

Su padre logró pasar a través de la ceremonia sin sufrir una crisis. Los tres se las arreglaron para pasar al banquete entre toda la gente que había. Al parecer estaba invitado medio mundo. Un montón de personas se acercaron para saludar a su padre y decirle lo guapos que eran sus hijos y recordarle a Finn lo mucho que se parecía a su madre. En verdad sus padres habían estado juntos desde hacía un largo tiempo ya.

—Llegó la hora —le susurró Finn a su padre—. Él está hablando con algunas personas, se desocupará en poco tiempo.

Gregory no estaba muy lejos de ellos y la mesa que les habían asignado no estaba exactamente lejos de la mesa principal con los novios.

—No estoy listo —murmuró Carson—. Necesito prepararme.

—¡Papá! —Finn resopló.

—¡Señor Gregory! —Clark levantó su mano y la ondeó en el aire, llamando la atención de Gregory inmediatamente—. Quiero decir, señor Ferguson ¿Podría venir un minuto?

—¿¡Qué haces!? —su padre dejó salir un susurro-grito-chillido no muy decente.

—¿Carson? —Gregory se acercó con una gran sonrisa—. ¡No puedo creer que viniste!

El hombre se puso de pie inmediatamente y no pudo decir nada antes de que Gregory lo abrazara con fuerza. El hombre era grande, mucho más que su padre, parecía que había salido de las montañas.

—¡Hace tanto tiempo no te veo! —Gregory parecía genuinamente emocionado—. Dios, estás igual, es que no cambias.

—Ni tú, sigues siendo un monstruo —murmuró Carson deshaciéndose de su abrazo—. Que gusto verte, Greg ¡Felicidades por tu boda! Yo... tengo muchas cosas que decirte.

—Lo que sea, no importa, estoy feliz de verte —Gregory lo volvió a abrazar, luego lo soltó—. Espera, tienes que conocerte ¡Ramses! —él se dirigió a su esposo, que no estaba lejos—. ¡Ven aquí!

El hombre se acercó con alegría hasta la mesa, parecía muy amable.

—Ramses, este es Carson, mi amigo de la infancia... Carson, Ramses, mi esposo.

—¡Un placer! Gregory me contó sobre ti ¡Que alegría que te animaras a venir! Espero que puedan hacer las paces —el hombre le estrechó la mano con efusividad.

—Gracias, um... ¡Felicidades por la boda! Qué bonito todo... que lindo es tu hotel.

Ramses le ofreció una risa tonta y negó con su cabeza.

—Es de mi padre, ¡Pero gracias! —él asintió antes de voltear a ver a Finn y a su hermano—. ¿Y estos chicos tan guapos quiénes son? ¿Tus hijos?

—¡Sí! —Carson se paró detrás de ellos—, Clark y Finn.

—Mucho gusto, disfruten del banquete por favor —dijo Ramses cortésmente.

—Ya disfruto —Clark levantó su copa de vino.

Su padre la quitó de su mano y le dio un leve golpe detrás de la cabeza antes decir—: Deja eso, no tienes edad.

—Es increíble —Gregory se tomó su tiempo para mirarlos—. Él se parece a ti, literalmente eres tú cuando éramos jóvenes —dijo apuntando a Clark—, pero él... —Greg sonrió nostálgicamente—, Melody.

—Ella está enferma, no pudo venir, te manda saludos y felicitaciones, muere por verte y disculparse.

—Te inventaste eso ¿No es así? —Gregory sacudió la cabeza—. Ella no diría eso.

—Casi lo dice, ha cambiado... o la hará, iremos a terapia.

—Me alegra —Gregory rió.

—Sí... yo... Finn es gay —murmuró—. Por eso, nosotros...

—Comprendo —Gregory asintió—. Y me alegra que estés aquí.

—¿Cuándo parten el pastel? —susurró Clark tratando de desviar su mirada.

—Hay pastelillos —respondió Ramses con alegría, intentando hacer lo mismo que Clark y escapar del momento sentimental—. ¿Saben qué? Les traeré, ya vuelvo —él literalmente escapó.

—Es una linda boda —susurró Finn.

Sí, era un bonito momento.

***

Gideon se sentía contrariado.

Tenía que admitir una cosa; no le agradaba Parker, no cerca de Finn. No podía descifrar por qué, simplemente no lo hacía. Se confió pensando en que Finn solo le había ido a explicar que tendría una cita con él, solo para no lastimarlo por si se enteraba por error... pero eso aun no justificaba que el chico desapareciera casi un día entero y buena parte del otro. Él había tratado de llamar a Verónica incluso. Ella solo había enviado un mensaje.

«Contigo no me equivoqué, eres moldeable, Pez Gato. No es algo malo, no te ofendas... pero con Finn estoy sorprendida. Él no es tan predecible como yo esperaba. Piensa en ello hoy mientras duermes»

Ella le ponía los pelos de punta y no tenía tiempo para descifrar los acertijos de Verónica, así que no le prestó atención, él no era tan listo en el aspecto de la adivinanza, ni siquiera trató. Además, estaba demasiado preocupado por Finn y su paradero y la razón por la que no le respondía a nadie.

Y ahora parecía, alegando que la razón de su desaparición era Parker y que tenía que decirle algo importante a Gideon.

Lo hizo temer.

No era como que Finn iba a terminar con él. Ni siquiera eran algo... no eran nada. Pero, se sentía como que había algo. Por primera vez Gideon admitió para sí mismo que entre ellos había "algo". Muy pequeño, casi intangible pero era algo que él no quería que desapareciera.

Gideon no era un idiota, no le haría a Finn la vida imposible si no quería salir con él... pero él mismo se llevaría una decepción. Significaría entonces que todos los sentimientos de la carta que le había escrito eran solo eso, un amor de perrito y que desapareció con el tiempo cuando alguien más llegó.

Era imposible, Gideon estaba genuinamente preocupado porque Finn no lo quisiera.

Estaba mal... estaba tan mal.

Cerró el capot de su auto y se dio por vencido, no podía revisar su falla sin concentrarse porque no sabía tanto de mecánica y pensar en Finn queriéndolo o no, no estaba ayudando para nada.

—Hola —él saltó cuando escuchó la voz de alguien más en su garaje.

Cuando se volteó, se dio cuenta de que era Parker.

—Joder, que susto me has dado —Gideon se llevó una mano al pecho—. ¿Qué haces aquí, quién te dejó entrar?

—Tu mamá iba de salida y me dejó entrar —respondió Parker, acercándose, lucía extrañamente serio.

—Claro ¿Qué haces aquí? —repitió Gideon—. ¿Sabías donde era mi casa para empezar? Me estoy preocupando.

—Te vine a dejar una vez en una borrachera con Terra, por eso sabía —respondió él—. Mi razón de estar aquí es confusa... no quise venir, pero sí quise venir, probablemente no debería haber venido... yo... vas a tener que disculparme.

Gideon sigilosamente tomó una herramienta como arma y se alejó.

—No, no, no voy a hacerte daño —Parker se acercó levantando sus manos, Gideon bajó la herramienta entonces—, mucho, quiero decir —entonces Parker lo golpeó con el puño cerrado justo en la nariz—. ¡Oh, joder!

El golpe en la nariz probablemente no le dolió tanto como le dolían los nudillos al chico, pero aun así dolía y lo había dejado mareado y confuso.

—¿¡Qué mierda te pasa, amigo!? —exclamó Gideon, volviendo a sus sentidos.

—Que nariz más dura tienes —Parker sacudía su mano—. Joder ¿Eres de acero?

—¿¡Tú te quejas!? ¡Me has golpeado en la nariz sin razón, en mi propio garaje! —Gideon exclamó—. No te golpeo de vuelta porque es que no sería justo, si te pagaste tú solo, tienes lo que mereces.

—Eso es por Finn —Parker lo miró fijamente.

—¿Finn? ¿Qué tiene que ver Finn con tus problemas mentales?

—¡Que al parecer soy muy perfecto para él y te quiere a ti!

—Joder, así que era eso —Gideon suspiró tranquilo por alguna razón—. Era eso...—comenzó a reír—. Oh Dios... gracias.

—¿Gracias? Tú no eres gay ¿Por qué agradeces?

—Oye, que vienes y me golpeas ¿Y te crees que quiero que te quedes con Finn?

—No, si desde antes que no querías, me veías como si fuera Satanás.

—Soy adivino, mira que sí he acertado.

—Cállate, el que parece que está hecho de roble eres tú —Parker hizo una mueca—. ¿Por qué actúas así con Finn? Solo vas a lastimarlo, conozco a los tipos como tú... y no puedo culparlo, todos nosotros amamos estar enrollados con un pseudo hetero, yo estuve allí, pasé por eso, fue horrible... no quiero lo mismo para Finn pero parece que es inevitable.

—Oye, yo no lo elijo así ¿Vale? Finn... él dice que quiere un romance sin rumbo y yo...

—¿Tú qué quieres? ¿Follarlo?

—¡No!

—¿Entonces? ¿Qué quiere un chico hetero como tú con un chico gay totalmente enamorado de ti? ¿Lastimarlo más?

—Creo que Finn está grandecito, lo suficiente como para ver por sí mismo.

—Claro, eso te parece ahora, pero cuando hacías comentarios sobre mí él no estaba lo suficientemente grande, hace dos meses.

—¡No lo sé, Parker! —Gideon explotó—. ¡No sé que siento por Finn! Todo lo que sé es que me alegra mucho que me eligiera a mí y si él quiere ese romance... pues, bien, haré lo mejor que pueda. No me alegra que esté cerca de ti y muero por saber que hicieron anoche ¿Contento? Golpéame otra vez, que quiero golpearte yo a ti y siento que te mataré si lo hago, así que golpéame para que te duela más a ti que a mí.

Parker suspiró y se alejó.

—Soy lo suficientemente maduro como para irme ahora y dejar a Finn decidir por sí mismo —dijo él—. Los berrinches para mí ya acabaron, pero recuerda una cosa... un chico gay no se conforma con los romances a escondidas, ser gay es lo que él es, es quién es y más si no lo esconde... si lo llevas muy lejos él querrá que todos lo sepan, como cualquier otra persona. Probablemente Finn no te lo diga, pero él lo va a querer... nunca le creas cuando te diga que no quiere la gente lo sepa.

—Gracias por el dato, adiós.

—Adiós —Parker resopló—. Te detesto.

—¡Y yo a ti!

Parker se dio la vuelta y salió del garaje, Gideon esperó a escuchar la puerta principal cerrarse para sentarse dentro de su auto a pensar.

Bueno, Parker lo había hecho admitirlo en voz alta.

Había hecho admitir a Gideon que había algo allí.

Ahora la pregunta era ¿Qué es ese algo?

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