❇|Prólogo|❇
—¡Oigan, ¿sabían qué las inscripciones para ir a U.A., ya están?
—¡¿De verdad!? ¡Eso es maravilloso! (🌟w🌟) ¿Ya habrán hecho los exámenes escritos?
—Todavía no, pero será hasta la próxima semana el lunes. Estoy muy emocionada por entrar.
—¡Estoy seguro que mis padres estarán orgullosos de mí!
—¡Sí!—. *Al unísono gritan entusiasmados.*
—“No entiendo porque se ponen tan emotivos... no es tan fácil entrar.”
Y es la verdad, si estudiaran lo suficiente como para pasar el examen escrito, no se imaginan el práctico, bueno, al menos que entrenen hasta morirse.
No podía comer en paz mi sándwich, hay muchos chicos en la cafetería que ni siquiera me dejan oír el silencio que tanto me gusta, solté un suspiro cansado cerrando mis ojos, como si quisiera imaginar que soy solamente yo y mi sándwich, nada más.
—.......
Lo único que escuchaba eran fetiches y murmullos de su parte, tendiendo esa manía de hablar muy fuerte como si quisieran que me molestara a propósito, me levanté de mi mesa solitaria con una mirada sombría, sosteniendo mi almuerzo junto con la bandeja azul, sin intenciones llamé la atención por pararme bruscamente del asiento, justo lo que no quería. Con pasos lentos y despreocupados me dirigí a la salida de aquella zona, pero... tenía que pasar “eso”.
—¡Oh! ¡Pero si es Ueda-kun!—. Esa voz gruesa, altanera y sarcástica, sin duda es “él”. —¿Cómo te ha ido “Mu-ko-sei”?—. Sigo sin entenderle el porqué me llama así, es injusto.
—“Katsuo Watanabe. Él es un año menor que yo, va en el salón 2-C, tiene trece años, a pesar de que nuestra estatura nos diferencia, ya que él es mayor por un centímetro, no tiene respeto hacia a mí y me trata como si fuera un error en el mundo, faltando decir que tiene dos amigos que cumplen con sus caprichos.”— Informo con la cuarta pared. A veces no lo tolero por su forma de tratar a los demás, y más en su habla.
—¿Eh~? ¿Estás tan sorprendido qué ni siquiera me das la cara? ¡Que poco hombre eres!—. Si te doy la cara ahora mismo verías el infierno donde perteneces.
—¡No será que el nene quiere llorar como la última vez!—. Esa vez fueron gotas de agua, ni siquiera puedo soltar lágrimas de cocodrilo.
—¿O quieres que te dejemos en ridículo? ¿Eso quieres?
Tantas amenazas de ellos me dará un calambre celebral, lo digo en serio.
—“Genial, éste chico definitivamente está más asustado como un gusano.”— ← *Piensa el amigo de Katsuo; Akeshi.*
—“Si seguimos así, nadie nos va a molestar jamás, y así seguiremos molestándolo con lo que resta del semestre.”— ←*Piensa Katsuo.*
—“Y no es sólo eso, también podremos impresionar a las chicas si mostramos nuestra hombría.”— ←*Piensa el otro amigo de Katsuo; Nori.*
—“Estos idiotas piensan en su propia popularidad. Ahh, necesito librarme de esto, antes de que se ponga más fastidioso.”
Sin pensarlo dos veces, usé mi habilidad: Telepatía Forzosa. (1)
Los tres chicos bravucones me miraban con malicia, al saber sus verdaderas intenciones no me sorprende, una cosa llegó a la otra, y es que ahora Katsuo, Akeshi y Nori, se hallaban peleando entre sí como perros rabiosos por la forma en que se pusieron sus dientes.
Tomé con rapidez solamente el sándwich salvando de una guerra mundial corriendo hasta la salida de la cafetería, que suerte tengo de que ellos no sepan que tengo Kosei.
Básicamente mi primera habilidad que mostré fue: Telepatía Forzosa, solamente me enlacé en sus tres mentes nulas, en otras palabras, los tres pueden escuchar sus propios pensamientos, sólo que dura dos minutos ese efecto. Al descubrir que los tres no se consideraban como verdaderos amigos, causé un conflicto en su “amistad” si se le puede llamar así por pensar inconscientemente lo mal que se caían el uno al otro. Bueno, me siento aliviado que descifren entre los tres que no eran como esos dichos de amistad. No importa.
Espero que no sé den cuenta que fui yo quien hizo eso sin querer.
[En Casa]
Cuando iba a abrir la puerta principal, tuve un mal presentimiento de que algo malo pasaría si entraba, suelto un largo suspiro, mis ojos turquesa brillaron leve, dejándome a mí ver detrás de la puerta como mis padres estaban parados ahí con una sonrisa teniendo sus manos detrás de su espalda, cerré los ojos por un momento y agarré el picaporte girándolo a la derecha. (2)
Mala idea.
—¡Ueda-kun~!—. Siento unos brazos rodearme por todo el cuerpo y mejilla izquierda siendo restregada por otra; mi madre. —¡Te tenemos una sorpresa!
Como pude me quité los zapatos poniendo las pantuflas blancas, sin que mi queridísima madre me soltara, pero ahora siento como soy arrastrado de mi uniforme, llevándome hasta la sala.
—¡Bienvenido a casa, hijo! ¡Te tenemos una sorpresa!—. Mis ojos demostraban una pizca de impresión por tomarme desprevenido, ni siquiera de tanto ajetreo pude leer sus mentes.
Mis padres me sentaron en el sofá con suavidad sin entender que pasa, es mejor que no lea sus mentes, sino arruinaría su sorpresa. En un dos por tres aparece una caja que ahora tengo en manos, la envoltura era celeste y las cintas que la rodeaban eran rojas con un moño en la parte superior, no quería mirar lo que traía en el interior, así que jalé el moño suavemente para abrirlo sin hacer mucho desorden, bueno, trataba.
—“¡Ah!”— Solté sorprendido al mirar lo que había, y era...
—.....
—.....
[*Silencio*]
—¡¡Sorpresa~!!—. Tienen que estar bromeando...
Ahh, bueno, después de todo la mayoría de sus regalos las he aceptado con el propósito de no herir sus sentimientos por lo que hacen por mí, sin duda esto no es la excepción.
Bien, antes de que les diga que cosa en específica fue lo que me regalaron, les presento a mis padres.
Madoka Ueda, ella es mi madre, es muy pacífica, alegre, tiene un lado muy positivo, y a veces nos consiente a mí y a mi padre, pero es mejor no hacerla enojar. Su cabellos es de color negro al igual que sus ojos, su estatura es de 1.60 a pesar de estar en sobrepeso, aunque no tanto, trabaja entre semana como cajera de un mini mercado.
Kazuo Ueda, él es mi padre, para ser honestos, es un hombre atractivo, ni sé si soy hijo biológico suyo, porque aparenta de tener unos 30 años cuando en realidad se ve como de 18, en fin, es muy serio con la mayoría de la familia (menos con nosotros) pero tiene un lado amable, también es medio cariñoso, a veces se comporta muy Tsundere con mamá, mide 1.80 y pesa como 59 Kg, tiene el pelo negro y ojos marrones, trabaja de constructor y a causa de eso, tuvo resultados de tener un cuerpo “envidiable” como dice él.
Yo no creo que aparenta de 18.
Y bueno, acabando de decir todo eso, me dieron de regalo un boleto para ir a ciudad Musufatu y una playera blanca con unas iniciales que dice ‘U.A’. Mi cara estaba en blanco, no sabía que decir ante esto, pero dejé de estarlo y miré a mis padres sin cambiar mi expresión neutra.
—Tu padre y yo pensamos que podría ser una muy buena idea meterte a esa academia de héroes, ya que tienes...— Dice mi madre muy sonriente., pero la callé poniendo mi mano al frente frunciendo el ceño, cerré los ojos al mismo tiempo que negaba con la cabeza. —Oh, si, no te gusta que lo diga.
—Sabemos que nunca te ha gustado ser un héroe— Comienza a decir mí padre seriamente, sobándole la cabeza a mi progenitora. —, pero esa podría ser una gran oportunidad para que les enseñes al mundo, de lo que eres capaz de hacer.— Lo miré con curiosidad. —Es verdad que es extraño que tu tengas mucho más, de lo que otros no son capaces de hacer.
(...)
Todo esto es demasiado rápido, primero me dicen que me vaya a inscribir en la Yūei, segundo; mis padres me están “obligando” a ir a esa preparatoria para tener un “mejor” futuro del que ya tenía planeado hace mucho. Solamente faltaba que me metan por recomendación sin habérmelo pedido, pero así son ellos realmente, quieren hacer las cosas despacio pero que tenga algo sorpresivo.
La razón por la que no quiero asistir a esa “escuela”, si se le puede llamar así, es porque me podrían considerar un rarito de una manera diferente, o podrían llegar a otros extremos que me podrían tomar desprevenido. También porque le veo con algo de ilógica, es obvio que para convertirse en un súper héroe necesitas estar entrenado tanto físicamente como mentalmente, y para eso necesitas ir a una escuela de héroes que estén especializados para cualquier tipo y forma de estudiar, pero también es mucho trabajo y tienes que cargar con muchas preocupaciones de las cuales no incumben a nadie.
Aparte, todo héroe, tiene un villano del cual después con el paso del tiempo te olvidas de él, es mejor que cuides de la ciudad y de las personas envés de prepararse para lo que viene, o para lo que él te llegue; además, son muchos problemas de los cuales no sabes ni por donde empezar a solucionarlos, es una total frustración.
—¡Tamada-chan! ¡Hice pudin, tu postre favorito!—. ¡¿En serio!? —¡Apresurate si no quieres que papá se lo coma primero~!—. Otō-san ya sabrá si quiere guerra o no.
Cerré los ojos por un segundo para después abrirlos lentamente, en la mesa se hallaba un delicioso pudin recién hecho por Okā-san, no saben lo maravillado que siento en este momento. Usar la teletransportación si sirve de mucho. (3)
—¡Wow, no llegues así de la nada! Casi tiro el almuerzo de tu padre, Tamada.— No me regañes mamá, que estoy disfrutando de mi postre rico y dulce. —“No sé porqué se me ocurrió idear que mi hijo fuese un héroe, es muy obvio que no va a serlo. Está bien que él tome su propio futuro.”— Mamá...
No tolero ver a mi madre así decepcionada, ahh. Voy a arrepentirme de lo que le diré después...
(...)
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