
5 -La vida en tu mirada-
La tarde con mis amigas fue rápida y efectiva.
Era diciembre y habían pasado dos semanas desde que nos dijimos "hasta pronto",
era incapaz de comprender que esos días yo estaba contigo y con tus cálidos brazos sobre mi espalda, me sentía en mi hogar, en mi lugar eterno de descanso.
La tarde fue impresionante: nuestro camino fue besado por la luz del sol y las estrellas hacían aparición.
Intenté contactarte por mensaje y una llamada, sin embargo, tu teléfono dejaba sonar la contestadora.
Parecía como si hubiésemos peleado, sin embargo, no era así; teníamos nuestras diferencias como cualquier otra pareja, si no tendríamos discusiones: ¿Qué seríamos?
Cuál fuera nuestra diferencia de opiniones, no dejábamos solo al otro porque éramos nosotros dos contra el problema, no uno contra el otro.
Intenté contactarte en la mañana y aunque solo pudimos hablar por una hora, fui feliz de escuchar tu voz rasposa y dormida.
Esa noche me encontraba haciendo la cena, y después dejé que el agua se deslizara por mi piel.
Esa noche no fue tan mala, pero tu me hacias falta; me hacía falta tu risa, tu tacto, pero sobre todo,
necesitaba a esos ojos que me miraban con dulzura cada que se disponían,
y necesitaba tus dedos entrelazados con los míos.
Te necesitaba, mi amor, y aunque pude vivir sin ti, decidí vivir contigo.
Nunca te dí por sentado, y nunca lo haré, te demostré y demostraré mi amor hacia ti todo el tiempo, incluso en las cartas.
Hablé con mi familia esa noche, me hizo sentir reconfortada, me hizo dormir en la noche.
Ellos te amaban y adoraban en verdad, y aunque nuestro tiempo juntos no ha sido el mas largo, cada que pueden preguntaban sobre nuestros futuros hijos, amaría un hijo contigo.
Esa noche me desperté con el sonido de mi celular, era una llamada perdida tuya,
no contestaste cuando te devolví la llamada.
Levanté mi cuerpo para ir a la cocina a buscar un vaso de agua, y entonces escuché el timbre de la puerta,
me asusté ya que era poco más de la medianoche,
incluso mi miedo no pudo impedirme abrir la puerta.
Eras tú.
Tu estabas con una sonrisa en el rostro,
no creía lo que mis ojos estaban presenciando, era hermoso, era mágico.
Fui corriendo hacia ti y tu me recibiste con ese aroma de aeropuerto.
Ya estabas aquí, lo cuál me hizo extremadamente feliz.
Tu dejaste las maletas, me alzaste y llevaste a mi habitación,
Me dejaste tendida y besaste apasionado y chistoso.
Te desvestí y acomodé en mis brazos, respiraste en tranquilidad y besaste mi mano antes de quedarte dormido.
El invierno que alguna vez estuvo, fue reemplazado por la primavera.
Carta número cinco, gracias por todo lo que hiciste.
—Con amor, Cynthia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro