Debía ser cuidadosa cuando pensé en entregarte mi corazón,
Lo pensé tanto.
Lo pensé tanto que me dolía la cabeza.
No podía hacerlo, porque tú tenías que ganártelo.
Tenías que demostrarme:
que te importaba,
que me amabas así estuviera molesta,
que estabas ahí para mí.

No fue sencillo para mí estar en esa posición, pero valió la pena porque tú lo diste todo por mí, apostaste por lo nuestro.

Debía ser cuidadosa, pero ya no más.
Mi corazón ya te pertenecía.

"¿Y esto?" -dijiste mientras traías una maleta de al fondo de la cama.
"Ábrela"

Carta número doce.
Ya casi es el final.

Con amor,

—Cynthia.