Capítulo 8
Carter.
Laurel me sorprende en el instante en que sus labios chocan contra los míos, he besado a una cantidad de chicas considerable y siempre se había sentido bien, pero demonios ella era todo lo que las otras chicas no eran, con un simple toque se sentía como nada que hubiera sido capaz de probar en mi vida.
Sin embargo, la sorpresa se disipa de inmediato cuando empieza a moverse y es entonces que me doy cuenta que esto jodidamente sí está sucediendo.
Su pequeño cuerpo se presiona contra el mío a medida que nos besamos, siento cada partícula de electricidad rodeándonos y volviéndose casi palpable a nuestro alrededor. Es una lucha inquietante entre quién está más desesperado por tener una dosis del otro, deslizó una de mis manos hacia su cuello y asaltó su boca con mi lengua ocasionando que un fuerte gruñido se instale en mi garganta en el momento que ella deja salir un gemido contra mi boca.
Sus pequeñas y codiciosas manos hacen un recorrido a través de mi espalda hasta posicionarse en el borde de mi camiseta, lentamente empezó a adentrarse con curiosidad y entonces su toque se volvió ansioso contra mi piel.
Mis manos se aferran a su cabello mientras debo tomar todo el autocontrol de mi cuerpo para no arrancar su corto vestido y arrastrarnos hasta mi cama. Muerdo su labio inferior y ella vuelve a gemir el sonido es tan sensual que siento como mi erección reacciona dentro de mi bragueta.
—Carter...—susurra cuando empiezo a depositar besos alrededor de su barbilla.
—¿Mmm?—murmuró mientras mordisqueó, lamo y chupo la piel delicada y dulce de su cuello.
—Ayúdame con esto—jadea levantando mi camiseta.
Con un movimiento fluido saqué la camiseta de nuestro camino, su mirada cayó a los adornos en mis pezones y sonreí cuando se mordió el labio con fascinación, su mano estaba encuentra alrededor de mi cuello y me cansé de rodeos.
La alcé porque era demasiado pequeña y estaba cansado de inclinarme hacia abajo para besarla, su vestido se levantó cuando envolvió sus piernas alrededor de mi. Ella gimió cuando nuestra posición ocasionó que se frotará contra mi dureza y silencie los sonidos que salían de sus labios con mi boca. De todas las cosas que me había imaginado ninguna de ellas había sido ni de cerca en lo magnífico que se sentiría tenerla envuelta a mi alrededor y presionada contra mi.
Ella siempre lucía tan seria e inalcanzable, pero en este momento solo era la definición de sexo, con solo la vista de sus labios hinchados y su mirada ansiosa estaba haciendo estragos en mis pantalones.
Laurel despega su boca de la mía y cuando pienso que va a retractarse de lo que estamos haciendo ella sonríe y sus labios hacen un recorrido desde mi barbilla hasta mi pecho en dónde se mete uno de los aros y chupa con fuerza.
—Mierda.
Jodido. Infierno. Adiós autocontrol.
Mis manos se aferran a su trasero envuelto en bragas de encaje y nos encamine a ambos en dirección a la cama. Dejó de jugar con mi aro cuando la bajé al suelo y entonces ella me miró a través de sus ojos avellana, lamió sus labios y juro que por un instante morí, nunca en todos los años de mi vida había visto algo tan ardiente.
—Me estás volviendo loco—dije contra sus labios hinchados por nuestros besos.
—Entonces demuéstramelo.
Ella me miró con esos ojos jade y dejó caer su vestido al suelo quedándose tan solo en ropa interior de encaje negro. Había visto muchas chicas desnudas, pero ninguna de ella se acercaba ni un poco, ella era perfección con todo su cabello castaño cayendo en cascadas sobre su hombros desnudos, sus ojos verdes brillando con deseo y labios rosados e inflamados por mi culpa.
No entiendo en qué momento la Laurel que conozco distante y tímida se convirtió en la chica que está frente a mi que es la definición de chica valiente y decidida, pero definitivamente me encanta esta nueva Laurel.
Di un paso cerca de ella y sus manos se deslizaron en mis pectorales.
—Entonces finalmente vamos a consumar nuestro matrimonio.
—Deja de hablar tanto—susurró observándome con deseo.
Le di un pequeño empujón para que cayera en la cama, si realmente quería esto entonces iba dárselo y de una manera que al día siguiente lo recordará. Con una mano desabrocho su sujetador y con la otra levantó su cabeza para sellar mis labios con los suyos en un beso fuerte. Sus manos descansan en mis hombros cuando dejó sus labios y mis besos hacen un recorrido de su barbilla y cuello hasta llegar a sus pechos.
Sus pezones rosados y erectos me dan la señal que necesito para avanzar, entonces toda mi atención está en adorar, besar y chupar mientras le doy mi atención al otro pecho con mis manos.
Ella se arquea y suelta un jadeo cuando le doy un pequeño mordisco y con una sonrisa de satisfacción le doy esa misma atención al siguiente.
—Carter...—gime cuando terminó de darle atención a sus senos.—Yo estoy casi desnuda y tú aún tienes tus pantalones.
Suelto una risa cuando sus manos van hacia mi cinturón. —Cariño, debes dejar de empeñarte en desnudarme siempre, el día de nuestra boda no salió muy bien.
Laurel rodeó los ojos y con un movimiento fluido me quité los pantalones y los dejé caer en el suelo quedándome solamente en bóxer. Ella rozó con su mano mi entrepierna cubierta por la ropa interior, pero aquello no impidió que mi amigo se levantará con curiosidad ante su toque.
—Espera, ya llegaremos a eso—la detengo y llevó la mano que antes estaba ahí a mis labios y le doy un beso.—Primero me encargaré de que tengas el mejor orgasmo de tu vida.
Empiezo a besar la piel desnuda justo de su abdomen bajo.
—¿Qué vas a hacer?—pregunta entre jadeos.
—Te voy a hacer sentir muy bien— es mi respuesta antes de retirar su braga y observar hipnotizado su núcleo.
Pasó un dedo en su núcleo de manera tentadora, un sonido similar a un gruñido de satisfacción sale de ella cuando hundo el dedo en ella y no puedo evitar soñar un gemido cuando siento lo mojada y apretada que está.
Esto me está torturando, debo tener un grave caso de pelotas moradas en estos momentos y lo sonidos que salen de sus labios no ayudan en lo absoluto, sin embargo vale cada maldito segundo de abstinencia si puedo adorarla de esta manera.
—Carter...—dice casi sin voz.
No le respondo, deslizó otro dedo y sus caderas se mueven en sincronía. Lo mejor que he visto jamás.
Suelto un gemido y entonces retiro mis dedos.
—No te detengas, por favor—prácticamente súplica.
—No voy a parar hasta que te corras— le aviso y de inmediato empiezo a cumplir mi palabra.
Enganchó ambas de sus piernas en mis hombros y le doy una mirada juguetona y luego mi inclino al centro de su placer.
Mi lengua juega alrededor, puedo escuchar su respiración errática, la manera en la que trata de no moverse y el movimiento ansioso de sus manos en mi cabello. Sin embargo, me cansé de rodeos. Dejó de jugar, le doy toda la atención lamiendo y chupando su nervio. Sus caderas se mueven de manera vehemente, su gemidos son cada vez más alto.
—Carter, por favor—gimotea.
Le doy unas últimas lamidas antes de que explote en éxtasis y alcance el orgasmo. Con una sonrisa victoriosa le doy un beso a su pelvis y subo para besar sus labios, ella me recibe con besos dóciles.
—Eres hermosa—besó su mejilla.
Ella está apunto de responder cuando alguien toca la puerta de mi habitación interrumpiendo nuestro momento.
—¿Qué demonios quieres?—preguntó molesto por la interrupción, pero sin dejar de acariciar el vientre desnudo de mi chica.
—¿Así es cómo tratas a tu hermano? Voy a entrar.
Demonios.
—Espera—gritó levantándome de la cama con urgencia y colocándome los pantalones.
—Como sea.
—Cariño, debo salir a hablar con él—le digo a Laurel y ella asiente cubriendo su pequeño cuerpo con mis sábanas.
Necesito dibujar esa imagen. Le doy un beso en la frente mientras recojo mi camiseta del suelo que está justo al lado de su sostén y me la pongo antes de salir de la habitación y encontrarme a Jason cruzado de brazos en el pasillo.
—Diablos hombre, al menos esconde a tu amigo bien—masculla señalando la evidente erección que tengo.
—No tendría que esconderla si no me hubieras interrumpido— puntualice con molestia.
—Es importante, necesito quedarme aquí por esta noche—se rasca la barbilla y observa al final del pasillo donde se encuentran las escaleras. —Keith me dijo que estabas trabajando en un proyecto, por lo que veo era otro tipo de proyecto al que se refería.
—Claro que puedes quedarte hombre, no necesitas preguntarme, está también era tu casa— no lleva ninguna maleta consigo lo cual es extraño. —¿Qué demonios pasó con tu apartamento? Solo me sorprende que luego de que te lo pidiera un montón de veces solo vengas sin nada de ropa.
—Dejé la llave adentro y mi compañero no llega hasta mañana de su trabajo para abrirme—informa rodando los ojos y añade.—¿Entonces dónde voy a dormir? Tu habitación no está disponible para una pijamada de hermanos, que por cierto, espero que la chica ahí dentro sea mi cuñada porque entonces estarás en muchos problemas hombre.
Niego con la cabeza. —Jason, por el amor de Dios, cierra la boca, Laurel puede oírte.
—¿Entonces sí es ella?—susurra asombrado y luego grita. —¡Hola cuñada!
—Ahora hazme el favor de desaparecer y buscar un lugar para dormir, estoy bastante seguro de que encontrarás en dónde hacerlo — le doy un empujón en dirección a las demás habitaciones y vuelvo a entrar a la mía.
Cuando cierro la puerta detrás de mí es que notó que de hecho Laurel no había escuchado ni una sola palabra de lo que dijo mi hermano mayor, porque ella estaba dormida.
Tome una toalla y fui en dirección al baño porque la ducha fría y yo teníamos una cita.
Al día siguiente desperté sintiendo el delicioso aroma de tocino en el aire, el lugar en dónde Laurel se había quedado dormida anoche ahora estaba vacío y su ropa ya no se encontraba en el suelo. Bostecé y restregué mi rostro con mis manos antes de levantarme de la cama.
Sabía que lo de anoche había sido demasiado bueno para durar lo suficiente, seguramente despertó en medio de la madrugada y se dió cuenta de la locura que había cometido y aprovechó que estaba dormido para huir y tengo que admitir que el hecho de que huya constantemente de mi lastima mi jodido ego.
Sin embargo, tengo que admitir que a pesar de que anoche fue asombroso, supe antes de acostarme a dormir que ella se asustaría por lo que había pasado.
Cepillo mis dientes antes de bajar por las escaleras, puedo escuchar las voces de mis amigos venir desde la cocina y estoy realmente confundido hasta la mierda porque ninguno de esos desgraciados sabe cocinar.
—Me estás jodiendo, no puedo creer que conociste a Chris Evans—escuchó decir a Landon.
—Si verlo a metros de distancia cuenta entonces sí—para mi sorpresa esa es la voz de Laurel.
Entró a la habitación sorprendido y todos me observan en silencio. La estufa está encendida y ella tiene una espátula en la mano y se encuentra moviendo los tocinos en el aceite.
Y si ya no estuviéramos casados, con esa vista definitivamente estaría de rodillas pidiéndole matrimonio.
—Buenos días —dice con una sonrisa asombrosa y juro que me quedé como estúpido antes de responder.
—Buenos días, cariño.
Laurel se sonroja y si no fuera porque mis compañeros y mi hermano están justo frente a nosotros la hubiese arrastrado por un beso, sin embargo no quiero hacerla sentir incómoda así que tomó asiento en un taburete libre junto a Drew que está devorando como loco el tocino y los panqueques.
Laurel desliza un plato de tocino crujiente y panqueques frente a mi.
—No tenías que hacer esto—comentó señalando los platos de todos y ella solo se encogió de hombros.
—Estaba por irme, pero escuché a tu hermano quejarse en la cocina sobre no saber hacer una mierda de lo que tenían en la alacena y pensé que podía hacerles el desayuno ya que tenía tiempo y hoy tienen un partido y deben estar bien alimentados. ¿Te molesta? —pregunta con timidez.
—No me molesta en lo absoluto—suspiro cuando veo el rostro de mi hermano luego de que mencionara el partido. —Eres asombrosa, gracias.
—No hay de qué —apaga la estufa y se gira hacia nosotros. —Ahora debo irme, tengo clases en treinta minutos y debo ir a mi casa.
—¿No vas a desayunar con nosotros? —preguntó.
—No puedo, ya el Uber llegó por mi —se excusa, agarra la mochila que se encontraba en el suelo de la cocina y no había visto hasta ahora y hace un ademán de despedida con la mano. —Los veré en el juego.
Entonces desaparece por la cocina y escuchó la puerta de la sala cerrarse.
***
¡Hola! Aquí reportándome con un nuevo capítulo. Espero les guste ya que me esforcé mucho para lograr escribir el momento íntimo #Laurter.
También espero que hayan pasado una feliz navidad con su familia y amigos.
¿Qué les pareció el capítulo? Estaré leyendo sus respuestas.
¡Un beso y un abrazo! ❤️
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