Capítulo 28
Carter.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto?—preguntó sosteniendo la perilla de la puerta.
Laurel se muerde el labio con nerviosismo y asiente, su rostro está pálido y entrelazo mi mano con la suya demostrándole que estoy con ella.
—Solo quiero que sepas que no tienes que hacerlo ahora, estoy seguro que él entiende.
—Pero yo quiero hacerlo.
Le doy un último vistazo antes de abrir la puerta y adentrarnos a la sala de hospital. Addison West, mejor conocida como mi madre nos regala una enorme sonrisa de bienvenida.
—Pero si aquí está mi chica favorita —mi mamá deshace el agarre de nuestras manos cuando atrae a mi chica hacia ella para darle un abrazo.
Luego de que los padres de Laurel se fueran de la ciudad sin despedirse de su hijo, ella estuvo un poco triste, mi madre estuvo pasando algunas mañanas en casa con nosotros y su presencia animaba bastante a mi esposa y no había cosa que me hiciera más feliz que ver a las dos mujeres de mi vida llevándose tan bien y aunque me sentía decepcionado por la postura que tomaron sus padres respecto a nuestra relación, también entendía que ellos solo querían lo mejor para su hija y claramente no me veían como el indicado, pero no había forma en el infierno que compartiera el mismo pensamiento.
La simple idea de Laurel estando con otro hombre que no sea yo, simplemente hace que mi sangre hierva ante la imagen mental. Sin embargo, me obligo a mi mismo apartar esa idea por mi bien y me concentro en lo que está sucediendo Justo ahora.
Ambos nos pusimos de acuerdo que si queríamos dejar aquella noche atrás y seguir con nuestras vidas entonces era necesario que Laurel y Jason tuvieran una conversación. Sé que ella tiene aún muchos resentimientos por las acciones de mi hermano que nos llevaron a estar en aquel edificio, pero también entiende que todo fue por algo mucho más grande y que nunca tuvo la intención de ponernos en peligro.
Jason las observa a ambas darse un abrazo y cuando se separan lo veo mover la mirada al suelo. Es extraño ver a Jason West nervioso, pero también sé que él mismo se culpa de todo lo que pasó.
Le doy palmadas en el hombro en mi intento de tranquilizarlo, pero admito que yo también estoy jodidamente asustado sobre lo que puede ocurrir luego de que hablen.
Claramente ambos son importantes en mi vida y no me imagino una vida en la que mi chica deteste a mi hermano.
—Hola—Laurel saluda a Jason con un pequeño abrazo incómodo mientras él aún está sentado sobre la cama.
—Hey—la respuesta de mi hermano llega luego de que ambos rompan el abrazo.
Laurel se balancea sobre sus pies mirando alrededor y luego mi madre da un pequeño salto y la observó confundido sin entender qué sucede mientras me hace señas con los ojos, le preguntó con la mirada qué quiere decir y luego finge una sonrisa mientras se acerca a mi lado y toma mi brazo.
—Olvidé que tenía que hablar algo importante con el cirujano antes de que le den el alta a Jason—me jala en dirección a la puerta y Laurel nos observa como si la estuviésemos traicionando—Carter viene conmigo, estaremos esperando a que le saquen los puntos.
Ella cierra la puerta detrás de nosotros y luego suspira.—Creo que es mejor que hablen a solas.
Asiento, no quería dejarlos a solas porque soy consciente de que ambos están lidiando con un montón de mierda, pero mi madre tiene razón y esa conversación es algo que deben hacer solos, sin mi de por medio.
—¿Al menos era verdad que debías hablar con el cirujano?—preguntó mientras nos alejamos de la habitación.
—Claro que no, ya tengo todo listo para que Jason regrese conmigo a casa —ella gira en dirección a la cafetería y me limito a seguirla.
Pido dos cafés negros y cuando me los entregan nos sentamos en una mesa vacía, extrañamente la cafetería del hospital no está tan concurrida como las últimas veces en las que he estado aquí y es raro no ver a un montón de personas angustiadas en estas sillas.
—Hay algo que he querido darte desde hace días, pero no había encontrado el momento correcto—mi madre rompe el silencio y la veo hurgar en su bolso hasta que saca una pequeña caja negra y lo desliza en la mesa hasta que queda frente a mi.—Puedes abrirlo.
Hago lo que me dice, estoy jodidamente confundido con lo que está sucediendo y cuando veo el anillo dentro no puedo evitar abrir la boca con sorpresa.
—Es el anillo de tu abuela, lo estuve guardando hasta que tú o Jason encontrarán a la chica indicada y veo que tú ya lo hiciste —explica sosteniendo mi mano.—Laurel y tú se aman mucho, me recuerdan a mi y a tu padre cuando teníamos su edad.
Niego con la cabeza y suelto una pequeña risa antes de buscar en el bolsillo de mi sudadera otra caja que contiene dentro el anillo que compré para Laurel.
—Creo que me adelanté —bromeó mostrándole el anillo y mi madre lleva las manos a su boca con sorpresa.
—Es hermoso—sus ojos se cristalizan y me levanto de mi asiento para sentarme junto a ella y rodearla con mis brazos.
—Es perfecto para Laurel, no me la imagino utilizando otro que no sea este —digo acariciando su espalda y ella asiente.— Supongo que el anillo de la abuela será para Jason. Maldito bastardo.
—No le digas bastardo a tu hermano—me regaña y golpea mi brazo en broma mientras toma el anillo y lo guarda de nuevo.
—Ya sabemos quién es él favorito —me quejo sonando burlonamente el área en donde mi golpeo aunque no me duele en lo absoluto.—Además, ¿por qué tenías el anillo contigo?, ni siquiera sabías qué estaba casado.
—Siempre lo tengo conmigo—se encoge de hombros.—Nunca sé con qué sorpresa me pueden salir Jason y tú. Cómo casarse en Las Vegas, por ejemplo.
***
Saco los ingredientes que faltan para la pasta que estamos preparando y los dejo al lado de Laurel mientras ella se encarga de preparar la salsa y no puedo evitar sonreír al pensar en el anillo que ahora permanece escondido hasta que esté realmente listo para volver a pedírselo y así poder hacer una boda digna para ella cuando sea el momento. Ciertamente no me importaría esperar años si el final nos lleva a verla caminar hacia mi en un vestido blanco el día de nuestra boda.
—¿Qué ocurre contigo?—pregunta Laurel sonriendo cuando la rodeo con mis brazos.— No has dejado de sonreír desde que llegamos del hospital.
—¿Un hombre no puede simplemente estar feliz y querer darle amor a su chica?—inquiero, mientras dejó un camino de besos en su cuello y mis manos se deslizan a sus pechos en donde sus pezones se fruncen agradeciendo mi atención y ella suelta un pequeño gemido. —Solo me hace feliz tenerte en mi vida y saber que ahora estás en mejores condiciones con mi hermano.
—Creí que estarías enojado luego de lo que te dijeron en el hospital.
—No estoy enojado por tener que quedarme en la banca la primera mitad de la temporada, nada de esa mierda va arruinar más mi felicidad, tengo otros planes en mente para hacer con mi nuevo tiempo libre.
—¿Y qué planeas?—interroga y luego jadea cuando la giro y la callo con un beso.
Al principio parece sorprendida, pero en cuanto mis labios comienzan a trabajar se relaja. Su mano se hace puño en mi sudadera acercándome más a ella, el beso es lento, suave y dulce. Nos tomamos nuestro tiempo en esta dulce tortura y cuando ella gime en mi boca, sé con certeza que no hay vuelta atrás.
Ella me sostiene con fuerza y abre la boca para mi, tomo esa oportunidad para sumergirme en ella, probando su lengua contra la mía. Mis manos se mueven hacia su cintura y cuando la levantó del suelo no tiene más remedio que envolverme. Jadeo sin poder contenerme cuando sus caderas se mueven haciendo fricción de su lugar más suave contra el mío más duro.
Con una mano hago a un lado todo lo que estaba sobre la isla y la siento sobre el mármol frío, rompiendo nuestro beso, Laurel gimotea ante la falta de atención, sin embargo no pasa ni un segundo antes de que vuelva a atacar, pero haciendo mi camino más abajo. Lamo y beso desde su cuello hasta llegar a sus tetas cubiertas por su blusa, puedo ver sus pezones sobresalientes en la tela y me lamo los labios antes de con un solo movimiento romper los botones y estos caen al piso.
—Carter, por el amor a Dios. Me gustaba esa blusa—jadea al ver los botones sobre el suelo.
—Te conseguiré una nueva.
No le doy tiempo para responder porque de inmediato mis labios están sobre sus tetas, chupando y trabajándola . Sigo mi camino por su vientre, mis manos sostienen sus caderas y cuando la levantó un poco sin siquiera decirle nada ella levanta su falda y se deshace de sus bragas tirándolas a un lado.
Me lamo los labios, observando lo húmeda que está ahí por mi culpa. Estoy tan jodidamente caliente ante la visión de Laurel expuesta y lista para mi, cuando la escucho gemir ante mi escrutinio no hay vuelta atrás.
Me dejo caer en el suelo, arrodillado frente a ella y sus dedos se deslizan en mi cabello antes de sostenerlo y obligarme a mirar hacia arriba en donde está viéndome a los ojos, todo en ella delata lo excitada que está y sinceramente yo también estoy apunto de volverme loco si simplemente no me deja sumergir mi rostro en su suavidad y hacer mi trabajo.
—Los chicos pueden llegar en cualquier momento —dice agitada.
—Créeme, ellos no van a interrumpirnos—le aviso antes de sujetar su trasero y empujarla hacia adelante.
Mi rostro está entre sus piernas y mi lengua se desliza en la primera probada y su sabor dulce y picante me hace delirar, sostengo una de sus piernas colocándola en mi hombro y la escuchó jadear con con fuerza mientras le doy de mi atención.
Al principio lo hago lento, tomando mi tiempo de probarla, saciando mi necesidad por ella mientras la sostengo en su lugar.
Sus dedos se tensan en mi cabeza y sus caderas se balancean con necesidad.
—Esto es una tortura—su voz suena agitada y ronca.
Sonrió sabiendo con certeza lo que estoy ocasionando en ella y no me detengo para responder, porque ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que tuvimos un momento como este y me estaba volviendo completamente loco sin poder tener una dosis de ella.
Esta vez le doy la atención que tanto me pide, la trabajo con ganas y cuando mis dedos se unen ya Laurel está al borde, sus jadeos y gemidos son cada vez más fuertes y sé que está cerca cuando deslizó un dedo dentro de ella y grita, todo su cuerpo tensándose a mi alrededor, pero no me detengo, lamo, chupo y succiono mientras mis dedos trabajan en ella.
—¡Carter! —grita mi nombre y puedo sentir las oleadas de su orgasmo llegar.
Saboreó su liberación y es tan deleitante sentirla desmoronarse por el placer que no me detengo hasta que haya terminado.
Cuando estoy de pie nuevamente, Su pecho se sube y baja agitadamente, sus ojos verdes brillan y la sonrisa en sus labios me hace darme palmaditas imaginarias por hacerla sentir así.
—Ven aquí —gruño, tomando su rostro entre mis manos y besando sus labios.
Ella me recibe probándose en mis labios y suelta un gemido cuando la levantó de la encimera y me rodea con sus piernas mientras camino fuera de la cocina.
—¿Dónde vamos?—pregunta riéndose.
—A terminar lo que empezamos—aviso dándole una pequeña nalgada mientras la cargo escaleras arriba.
***
¡Hola! Aquí nuevo capítulo con dosis de #Lauter para todos ustedes. ❤️
El capítulo de hoy es dedicado a @jepao1
Gracias por el tremendo gran apoyo que le das a la historia, un grande abrazos para ti.
Ya estamos en la recta final, me gustaría saber qué tal les pareció el capítulo. Estaré leyendo sus comentarios.👀
Pregunta random para conocerlos más: ¿Cuál es su tv show favorito?
Eso es todo, pronto actualizaré el nuevo capítulo.
¡Besos y abrazos! ❤️
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