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Capítulo 20





Laurel.

Lo primero que siento antes de abrir los ojos es el olor a humedad, mis manos sienten el suelo áspero y todo mi cuerpo se siente adolorida y desgastado. Cuando abro los ojos, me doy cuenta de que estoy encerrada una fuerte hilera de barrotes me rodean y no puedo ver qué hay más allá de la oscuridad.

El temor, la angustia y el dolor se hacen presente, un sollozo de desesperación sale de lo más profundo de mi ser y me doy cuenta de que estoy realmente perdida.

No sé dónde estoy, ni cuánto tiempo estuve fuera de mi, no tengo idea si han pasado días o solo horas desde que fui tan ingenua como para creerle algo a Cassie y todo resultó ser un engaño para hacerme lo que sea que está en sus planes.

Empiezo a recordar sus palabras, ninguna con sentido alguno. Ella parecía estar más drogada que consiente, pero la mirada en su rostro, el odio en sus ojos no podían solo ser resultado de su adición.

No encontraba nada en mis viejos recuerdos que la hiciera odiarme, siempre fui buena compañera, siempre estuve atenta a cada pequeña cosa. Si, explote aquel día en que le dije que no la ayudaría, sin embargo aquellas no son razones suficientes para amenazar a alguien con un cuchillo y secuestrarla.

Recuerdo una parte en su discurso en la que hablaba sobre los West e inmediatamente pienso en Carter.

Él claramente notaría mi ausencia, seguramente ya está con los chicos buscándome y si hay alguien que puede encontrarme, serían ellos.

Me obligo a mi misma a tranquilizarme, no creo que Cassie sea lo suficientemente cuerda para llevarme a un lugar demasiado lejos, esto solo debe ser parte de su delirio, sin embargo, habló sobre llevarme con otra persona.

Respiro profundo, observando a mi alrededor, tratando de mentalizar un plan para escaparme de este lugar.

No hay ventanas, la una manera de salir de estos barrotes es que alguien los abra desde afuera y solamente hay una puerta para entrar a este lugar.  En algún punto del día van a tener que venir por mi, ya sea para llevarme al baño o simplemente para traerme algo de comer o beber.

Al menos que me hayan traído aquí a morir.

Con una sacudida de cabeza, alejo esa imagen de mi cabeza. Así no será la manera en la que voy a morir, me niego a morir en manos de mi compañera odiosa y drogadicta.

—Hey, necesito hablar con alguien —gritó, levantándome del suelo y sacudiendo los barrotes con fuerza. —Sáquenme de esta maldita jaula.

No hay respuestas, sabía que no me harían caso a la primera, ¿pero lo harían si gritaba en todo momento?

—¡Cassie, maldita perra! ¡Sácame de aquí!—zarandeó los barrotes con fuerza. —¡Te vas a pudrir en el infierno!

Sigue sin haber respuesta, pero escucho pasos al otro lado de la puerta, eso significa que no estoy sola.

—¡Abran la maldita jaula!—gritó con todas mis fuerzas. —¡Esas no son maneras de tratar a una mujer embarazada!

Escucho movimiento al otro lado de la puerta y esta se abre con un crujido, la poca iluminación que proviene de afuera no es suficiente para ver el rostro del hombre que se está adentrando a la habitación.

Retrocedo lentamente, alejándome de los barrotes y pegándome a la pared cuando puedo visualizar la figura de un arma en su mano. Trago con fuerza al darme cuenta que todo estaba mejor si me mantenía callada, pero ya no había vuelta atrás.

—¿Por qué no dijeron que estabas embarazada?—interroga el hombre, su voz suena como alguien que fuma demasiado e intento reconocerla, pero jamás lo había escuchado en toda mi vida.

—Porque nadie lo sabe—me abrazo a mi misma cuando veo su mano acercarse a la pistola, pero en vez de tomar eso agarra un juego de llaves.

—Vas a hacer todo lo que yo te diga— dice y yo asiento en respuesta.—Te voy a llevar a otro lugar, pero necesito que guardes silencio y te comportes como la pequeña perra que eres.

Abro la boca para replicar, pero ante su mirada de fastidio decido callarme. Cualquier lugar es mucho mejor que este y estoy segura de qué hay mejor posibilidades de escapar si me vuelvo dócil.

Con un chirrido de metal los barrotes ceden y él me pide con un movimiento de manos a qué me acerque. Lo hago, lentamente esperando no hacer ningún movimiento en falso que le haga decidir dejarme aquí encerrada.

El hombre me sostiene por las manos y me conduce hacia la puerta. Afuera el pasillo está tenuemente iluminado por un foco, no hay nadie más a la vista, el lugar parece deteriorado, con trozos de pintura en el suelo, moho en cada rincón y telarañas enormes en las esquinas.

El hombre luce acostumbrado con el camino, lo detallo a la perfección, su cabello calvo y sus ojos oscuros, no es demasiado alto pero si está lo suficientemente fuerte como para atacarlo, sé que no hay manera en el mundo en que lo ataque y salga victoriosa, por lo que me dejó guiar por él a donde sea que me esté llevando. Llegamos a un tramo de escalera y me empuja para que suba primero, sosteniendo su arma con una mano como advertencia para que no haga nada estúpido.

Sin embargo, soy la reina de hacer cosas estúpidas, como casarme en las Vegas borracha, tratar de ayudar a mi compañera loca que me dejó sin hogar y terminar secuestrada, sí, definitivamente mi suerte no es lo mejor.

Arriba de las escaleras el lugar parece mucho más cuidado, sin embargo no hay rastros de muebles o señales de que alguien más se encuentre aquí.

—Vamos, camina—me vuelve a empujar guiándome a la izquierda. —Hay otro tramo de escaleras allí, el edificio tiene muchos pisos y vamos a subirlos todos.

Otra pista más, estamos en un edificio que parece estar abandonado. Trato de pensar en cuántos edificios hay abandonados en la zona y son demasiados como para saber exactamente en cuál estoy.

Subimos las escaleras, estoy agitada y adolorida cuando finalmente llegamos al décimo piso y es entonces cuando me guía hasta una puerta y me empuja dentro.

—Quédate quieta, no hay manera de que salgas de aquí y estamos en un décimo piso así que dudo que estés tan loca como para tratar de escapar por la ventana, volveré en unos minutos, con alguien que quiere hablar contigo.

Cierra la puerta en mi rostro y me giro para detallar con detalle el lugar. Es como un pequeño apartamento, hay un sofá tapado con una enorme sábana blanca y nada más, en el siguiente cuarto hay una cama ligeramente desprenda lo que me da a entender que alguien estuvo durmiendo allí y hay una puerta que conduce a un diminuto baño.

Lo primero que veo es un espejo colocado en un mueble dentro del baño, sé que le dije al hombre que no haría nada estúpido, pero mentí.

Me quitó la chaqueta y la enrollo en mis nudillos para evitar cortarme demasiado, golpeó con fuerza el espejo una vez, pero este no cede, no sé cuántas veces tengo que hacerlo, mis nudillos me arden, pero cuando finalmente se rompe tomó el pedazo más grande y lo guardó en el bolsillo de mi chaqueta.

A pesar de mi prevención, pequeñas gotas de sangre caen en el suelo por una cortada inevitable, pero lo ignoro.

No estoy segura de qué voy a hacer con un pedazo de vidrio, tomando en cuenta que el hombre que me trajo aquí tenía un arma y Cassie un cuchillo, no tengo suficiente ventaja en la escena y mucho menos tomando en cuenta de lo débil que me siento.

Por la ventana puedo ver que aún es de noche, lo que significa que el tiempo en el que estuve inconsciente sólo habían pasado horas.

Pienso en si Carter realmente notará mi ausencia, él sabía que iba a estar con Jessie y Evan, puede que aún no sepa que estoy desaparecida porque piensa que estoy con mis amigos, nosotros no teníamos planes para esta noche. Lo más seguro es que regresara cansado del entrenamiento y cenará junto a los chicos para luego irse a dormir. Sin embargo, Landon y yo habíamos quedado en que lo ayudaría con un proyecto que debía hacer, ¿él se habrá dado de cuenta?

Suspiro con frustración caminando alrededor del reducido espacio, pensando con mayor claridad. Estoy siendo demasiado paranoica, no hay manera en que Carter se vaya a dormir sin saber dónde estoy, siempre ha demostrado estar atento con cada cosa que sucede a mi alrededor y todas las noches se toma el tiempo de demostrarlo.

Estoy apunto de sentarme en el sofá cuando la puerta se abre de golpe.

Cinco hombres que jamás había visto en mi vida se adentran en la habitación, son tan grandes que tengo que levantar la cabeza para mirarlos, todos están armados y toda sensación de tranquilidad se esfuma con el aire.

Después de todas esas personas, la que entra en el lugar es nada más y nada menos que Cassie y juro por Dios, que si no temiera por mi vida en este instante escupiría su rostro de perra arrogante.

—Por tu rostro m, puedo deducir que estás a punto de mearte en los pantalones—se burla ella, pareciendo mucho más cuerda que hace unas horas.

—Yo pensaba que las únicas personas que nadaban en su propia orina eran los drogadictos y hasta donde estoy enterada, la única drogadicta entre nosotras dos eres tú —expecto.

—Vaya, por fin la pequeña Laurel sacó un poco de garras— se ríe y cierra la puerta detrás de ella. —Sin embargo, no es el momento ni el lugar para hacerte la fuerte, tomando en cuenta que todos estos hombres te eliminarían con una sola orden mía.

—¿Qué es lo que quieres, Cassie? —preguntó, ignorando a los hombres, aunque estoy temblando por dentro ante la expectativa de morir por una orden de ella.

—¿Qué quiero? —lleva el dedo índice a su barbilla de manera pensativa y luego cierra la distancia que nos separa. —Quiero muchas cosas, Laurel. Sin embargo, esto no significa de lo que quiero, sino de lo que tú nos puedes dar.

—¿A qué te refieres sobre lo que te puedo dar? —cuestionó.

La puesta de abre y cuando veo a la persona que entra es como si un balde de agua fría cayera sobre mi. Mis ojos se abren ante la sorpresa y por instinto llevo mis manos al bolsillo de mi chaqueta en donde se encuentra el trozo de vidrio.

—Siempre es un gusto verte, señorita Hanson— dice el profesor Xander con una sonrisa ladeada, mientras se adentra a la habitación con las manos metidas en sus bolsillos.

—¿Qué hace usted aquí?—pregunto sorprendida, de todas las personas que me habría imaginado entrando por esa puerta él jamás hubiese sido una de ellas.

—Creo que es bastante obvio por qué estoy aquí —responde él, tomando un mechón de mi cabello entre sus dedos y dejándolo ir cuando un escalofrío recorre mi cuerpo. —Te advertí que te alejarás de los West y ahora por ellos estás en esta situación.

—¿Qué tienen que ver ellos con todo esto?

—Carter, no tanto —chasquea la lengua. —Sin embargo, Jason West es el problema.

—Es una rata—susurra Cassie. —Por lo tanto, ya que eres la esposa de su querido hermano, estamos seguros de que tienes información importante que darnos.

Xander hace un ademán con sus manos y uno de los hombres armados me obliga a sentarme sobre el sofá.

—Ahora quiero que me digas todo lo que sabes sobre Jason West trabajando en la policía.

—No tengo idea de qué me estás hablando,he hablado muy pocas veces con Jason y en ninguna de esas conversaciones parecía alguien que trabajara con la policía .

Xander niega con la cabeza y el hombre apunta su arma en mi cien.

—Mientes, ahora quiero que me hables con la verdad al menos que quieras terminar lastimada.

***

Esto se está saliendo de control. Laurel está siendo un poco más fuerte de lo que pensábamos ante esta situación, pero eso no significa que no esté en peligro.

Este capítulo va dedicado para: @Saaraprincs En agradecimiento al apoyo que le da a la historia, no sabes lo feliz que me hace leer tus comentarios.

En fin, espero que les haya gustado este capítulo. Aún hay muchas cosas que se tienen que resolver. Estaré leyendo sus teorías y comentarios cómo siempre. 👀

¡Besos y abrazos!

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