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Capítulo 12



Carter.

El celular se ilumina sobre la mesita de noche, resoplo y dejó de lado el diseño de tatuaje en el que estoy trabajando y me concentro en mi teléfono.  Un montón de notificaciones aparecen en mi pantalla y con curiosidad me adentro a Instagram para ver qué demonios está ocurriendo.

Las notificaciones me llevan a una imagen en concreto, en esta puedo ver a Jason de pie fuera de un edificio junto a otro chico, pero lo que realmente me sorprende en la imagen es lo que están haciendo, el chico extraño le está dando una pequeña bolsa de lo que parecen ser pastillas a mi hermano mientras él le da dinero.

¿Qué carajos?

Entró a la cuenta, pero aquella es la única foto y parece haberse creado con el único fin de postear esa foto.

Bloqueo el celular completamente furioso y tomó mi chaqueta bajando la escalera con rapidez.

Keith y Landon se encuentran en el sofá jugando algún extraño juego cuando pasó a su lado. Ambos se giran poniendo pausa a su juego intrigados sobre qué estaba pasando.

—¿Estás bien?—pregunta el pelinegro.

—Perfectamente —gruñó buscando mis llaves.

—No pareces estarlo—interviene Keith levantándose del sofá. —¿Qué pasa?

—Es Jason—nuevamente gruño y le enseñó el celular para que vea con sus propios ojos lo que yo vi.

Keith no parece para nada sorprendido por la foto y eso me hace preguntarme si realmente todas las conversaciones que había tenido con mi hermano no habían servido una mierda.

—¿Vas a buscarlo?—pregunta el rubio y luego añade. —Puedo llevarte.

Quiero rechazar su oferta diciendo que es algo de hermanos, sin embargo, conozco lo suficiente a Keith para saber que no va entrometerse ni hablar con nadie sobre lo que pase.

—Es mejor que no estés solo en ese estado de ánimo—puntualizó Landon desde su posición.

—Bien— me quejo y los chicos no parecen inmutarse en lo absoluto.

Finalmente encuentro las llaves y me encamino hacia la puerta, la furia calentándose dentro de mí con cada segundo que pasa.

Keith me sigue de cerca.

—Drew baja tu maldito trasero perezoso y ven a jugar conmigo—es lo último que escuchó antes de que el rubio cierre la puerta detrás de nosotros.

Ambos nos dirigimos al auto estacionado y cuando finalmente arranca la furia se convierte en ansiedad. Sabía que mi hermano no la estaba pasando bien desde su lección, debí prestarle más atención, obligarlo a volver a clases o decirle a nuestros padres sobre lo que pasaba.

Pero no hice nada de eso, seguí en mis clases, enfocándome  en mi trabajo y jugando en el equipo cuando realmente debía preocuparme sobre lo que ocurría con él.

Keith gira hacia la inquieta conociendo a la perfección el camino que nos lleva hacia el nuevo apartamento de mi hermano.

Él parece sentir mi ansiedad porque habla.— Estoy seguro de que tiene una explicación lógica sobre lo que está pasando en esa foto.

—No le veo una explicación lógica a que esté comprando pastillas de contrabando.

Luego de eso mi amigo se mantiene en silencio mientras nos acercamos cada vez más al apartamento. Las notificaciones no paran de llegar y tengo que apagar el celular para evitar tantas menciones a esa foto.

Cuando finalmente el auto se detiene frente al edificio las ganas de gritarle a mi hermano regresan instalándose en mi garganta. Me bajo del auto sin esperar a que Keith me siga y subo por las escaleras incapaz de pensar en otra cosa que no sea lo jodidamente estresante que era esta situación.

Toque la puerta tres veces sin recibir respuesta, podía escuchar ruidos provenientes del interior, sin embargo nadie se dignaba a abrir la puerta.

Mis nudillos lastimados volvieron a chocar contra la madera y al no recibir respuesta la desesperación incrementó.

—Abran la maldita puerta—gritó golpeando nuevamente la madera.

Keith llega a mi lado finalmente, sin embargo se mantiene sabiamente en silencio detrás de mi.

Las puertas se abrieron dejando a la vista a una chica que había visto en este lugar en otras ocasiones pero jamás nos habíamos dirigido palabra por lo que no sabía siquiera su nombre.

—Que agradable sorpresa, no los esperábamos por aquí chicos—dijo sonriendo y envolviendo un mecho de cabello con su dedo índice.

—¿Quiénes son?— pregunta una voz masculina desde lo que deduzco es la sala de estar.

—Soy Carter—respondí por ella y me adentre al apartamento sin invitación.

El lugar era un completo desastre, ni los días siguientes a las fiestas en casa el lugar queda tan destrozado. Hay todo tipo de latas y botellas arrojadas por todo el suelo, hay montañas de ropa sobre los sillones y ni hablar del asqueroso olor que proviene de los platos sucios y lo que parece ser vomito en el suelo. Arrugó la nariz incapaz de creer que mi hermano está viviendo en un lugar así, que me abandono a mi y a los chicos para vivir en un cochinero.

Demonios, estoy seguro que jamás había visto un lugar tan desagradable y eso que he estado en muchos bares de mala muerte.

Entonces la realización del porqué Jason jamás dejaba que subieramos al apartamento llegó de golpe.

—¿Dónde está mi hermano? —preguntó observando alrededor.

Dos chicas más están fumando en una esquina mientras el compañero de mi amigo simplemente está en una silla giratoria con una lata de cerveza en mano y una botella de ron en la otra. Él se ríe como si mi pregunta fuera el mejor chiste que la había contado en su puta vida.

—Mi amigo te hizo una pregunta —añade Keith cruzándose de brazos.

Él deja de reír y nos mira a los dos como si fuéramos completo ridículos.—Jason West no vive aquí desde hace más de tres días.

Eso simplemente no puede ser cierto, si él no tuviera un lugar en donde vivir simplemente me lo habría dicho. No tiene sentido que simplemente hubiese omitido decirme, no tiene sentido que esté comprando pastillas de contrabando y me preguntó en qué más me estará mintiendo.

***

Hace más de quince minutos que estoy de pie frente al edificio de Laurel preguntándome si debería entrar. Todas las recientes noticias sobre mi hermano aún me tienen agobiado y por más que trate contactarlo no hay respuesta de su parte.

Le envío un mensaje avisándole que estoy abajo, realmente necesito verla aunque sea por cinco minutos y olvidarme de toda la mierda que está ocurriendo.

Ella no se tarda en lo absoluto, la veo bajar por las escaleras acomodando su abrigo y no puedo evitar la descomunal ganas de simplemente acercarme y besarla.

Sonrió cuando choca con sus propios pies mientras se acerca y acortó la distancia sosteniéndola en mis brazos.

—Siempre supe que querías caer en mis brazos —bromeó y ella me da un empujón divertida.

—No seas ridículo.

—Solo lo soy cuando estoy contigo—la envuelvo en un abrazo y Laurel parece estar cómoda con aquella acción. —¿Te gustaría ir conmigo a otro lugar más tranquilo?

—Me gustaría.

Entrelazo nuestros dedos y la hago seguirme hacia el único lugar en el que encuentro un poco de paz siempre que estoy ahí. Bajamos la calle agarrados de manos y doblamos a la derecha hacia el local de tatuajes.

Laurel me sigue dentro, parece pensativa sobre él porqué estamos aquí, sin embargo, se mantiene en silencio. Enciendo las luces dejando ver el área de espera, todo alrededor es blanco y negro todo completamente esterilizado.

—Nunca antes había estado en un lugar para hacer tatuajes—confiesa ella rompiendo el silencio.

—Aunque no nos quedaremos aquí.

Ella vuelve a seguirme hacia la puerta trasera y soy completamente consciente de su aroma, a la forma en la que su pecho se mueve con cada respiración y al brillo curioso de sus ojos.

Cuando abro la puerta y enciendo las luces ella parece asombrada, es un espacio al aire libre que he mantenido habitable a lo largo de los años que he estado trabajando aquí, colgué hileras de focos y luces alrededor de los pocos árboles que hay en este área.

—Aquí es donde pinto y guardo la mayoría de los cuadros que hago—anunció mientras ella desliza un dedo alrededor del caballete.

—Este lugar es hermoso—suspira girando a su alrededor como una niña en un parque.

—Me he esforzado para conseguir que luzca así.

Me siento en el césped y la veo mirarme de reojo. Nos envolvemos en un silencio agradable en el que ella observa mis pinturas y yo la observo a ella.

Laurel es hermosa de una manera descuidada, ella no se empeña en lo absoluto para lucir asombrosa pero simplemente es imposible no poner los ojos sobre ella. Es delicada, su sonrisa es capaz de derretirme y logra sacar todo lo estúpido de mi jodido trasero con tan solo estar alrededor.

—¿Por qué realmente vinimos aquí?—pregunta ella al cabo de unos largos minutos.

—Necesitábamos esto, estar solos, conocernos—hago una pausa. —Dijiste que no sabemos nada el uno del otro y quiero cambiar eso esta noche, estoy harto de las mentiras, de los engaños y de estar siempre en las sombras, no quiero que lo que estamos construyendo sea así.

—Bien— ella asiente y se sienta en el césped frente a mi.—¿Con qué empezamos?

—Dame un segundo—digo levantándome del suelo y tomando un lienzo y lápiz.—Ahora si, puedes iniciar contándome sobre tu niñez.

Laurel se ríe y señala los instrumentos en mi mano.—¿Piensas dibujarme mientras hablamos?

—Demonios, sí.

Ella vuelve a reír y negó con la cabeza como si estuviera completamente loco. Y puede que tenga algo razón, porque estoy loco por ella.

—Mi niñez no fue tan normal en el sentido de que mi madre siempre ha sido estricta conmigo—Laurel empieza a contarme y yo empiezo a trazar.— Mi padre murió de cáncer y desde entonces ella tuvo un gran cambió en su forma de ser, ya no era la madre divertida se había convertido en un monstruo anti diversión. Era difícil crecer con una madre así, yo jamás pude ir a pijamadas, nunca fui ni siquiera a un parque de atracciones y en la escuela siempre se alejaban de mí porque les parecía aburrida a los otros niños. En casa había un montón de reglas y se hizo peor cuando conoció a su esposo, mi padrastro básicamente me crió desde pequeña junto con ella y ambos son igual de estrictos. Tenía hora exacta en que debía dormir, comer, hacer mis tareas en un horario muy específico. Puede que sean cosas simples pero si rompía cualquiera de esas reglas a mi madre le daba una gran crisis y creo que por eso ahora soy tímida y no hago lo que se supone que debo hacer, a pesar que ella está lejos temo no hacer las cosas como ella lo querría, temo ser impulsiva.

Laurel se queda en silencio luego de terminar de contarme sobre su familia y estoy seguro de que está esperando que diga algo.

Paro de dibujarla y sostengo la mano que descansaba en su muslo entre la mía.

—Lamento lo de tu padre, mereces tener cada una de las experiencias que te perdiste en tu niñez.

—No estuvo tan mal, siempre fueron amorosos y sé que mi padre está en un mejor lugar—ella me dedicó la sonrisa más hermosa del mundo y luego suspira.—Ahora te toca a ti contarme sobre tu familia.

Entonces le cuento todo sobre mi niñez, las travesuras que hacía con Jason y lo único que siempre fuimos. Todos esos recuerdos me hacen pensar en qué fue lo que cambió entre nosotros.

No sé cuánto tiempo pasa mientras estamos sentados en el césped con la luna sobre nosotros, hablando de todo y nada.  Hay carcajadas y silencios entre nosotros pero todo se siente correcto.

Terminó el dibujo de Laurel con una brillante sonrisa y lo giró para que ella puede apreciarlo.

—Es fabuloso—dice sorprendida llevando una mano a sus labios. —Es como verme en un espejo.

Ella da pequeños aplausos de emoción y salta sobre mi para darme un abrazo, le devuelvo el abrazo presionándola contra mi. Laurel me mira sin romper nuestro abrazo.

—No eres el chico que pensé que eras, no eres un arrogante mujeriego sin corazón como le haces creer a todos.

Entonces presiona su boca contra la mía. Nuestro beso es lento, como si ambos temieramos a que este momento no estuviera pasando en verdad. Ambos nos dejamos guiar por la caricia de nuestros labios, lo tomamos con calma, disfrutándonos, anhelándonos.  Mi lengua se abre camino y choca contra la suya en una lenta y sincroniza danza de nuestras almas.

Este beso no es nada comparado con el que nos dimos en mi habitación, ese beso era pura pasión carnal y en este estamos entregando nuestro corazón al otro.

Ella suspira sobre mis labios y en ese preciso momento sé que cada parte de mí es suya y nada va a cambiar eso.

Nos separamos por falta de aire, ambos jadeando y asombrados. Ella me mira sorprendida y sé que sintió lo mismo que yo con este beso. Acarició su mejilla y le doy un beso en la frente cuando la sentí estremecerse a causa del frío.

—Creo que tengo que llevarte a casa—rompo el silencio.

—Es buena idea—sonríe poniéndose de pie y tomando el cuadro con su rostro. —Gracias por esta noche.

—Todas las noches conmigo van a ser espectaculares para ti—le digo guiñandole el ojo y ella se sonroja.

No puedo evitar reír y entrelazar nuestros dedos mientras salimos de ahí con la brisa de la noche golpeando nuestros rostros.

***

¡Hola! Aquí nueva dosis de #Laurter para todos ustedes.

Poco a poco se irán enterando de muchas cosas más que darán un nuevo giro a la historia, pero por ahora quiero saber tres cosas.

1. ¿Qué les pareció el capítulo? , personalmente todos los capítulos narrados por Carter son mi debilidad.

2. ¿Qué estará pasando con Jason West?, Leeré sus teorías. 👀

3. ¿Cuantas estamos derretidas luego de la escena de Carter dibujando a Laurel?, hagamos una cadena de oración a Thor para conseguir un Carter.

¡Espero les haya gustado!

¡Besos y abrazos!

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