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Capítulo 29

Me aplasta en su contra con tanta fuerza que logro sentir cada parte de su cuerpo, no me da tiempo de nada, su boca cae en la mía con determinación, quiere sacarme la vida en un beso y no va a detenerse, no deseo que se detenga. Me consume con hambre, con desesperación, me besa como nunca me había besado, como nunca alguien lo había hecho.

Sus manos me afianzan como cadenas, bajan por mi columna, se adueñan de mi trasero y me pegan a su cadera. Una sensación agradable me invade, se siente bien cuando me toca.

Camina hacia atrás, siento el filo de la cama en la parte interna de las rodillas. Caemos en el colchón sin dejar de besarnos, pero luego suelta mis labios hinchados y se refugia en mi cuello, donde hace cosas que me ponen de los nervios. Y si a eso le sumo que se coloca entre mis piernas... Creo que haré combustión.

Bajo mis manos tocando su torso y llego al borde de su camiseta, voy a quitársela, pero su voz ronca me detiene.

—Hannah, ¿estás segura de lo que estamos haciendo? —cuestiona echando la cabeza hacia atrás, busca mi rostro. Mi ceño se frunce, ¿qué?—. Me refiero a... ¿vas a volver con él algún día? No quiero ser un juego, ¿entiendes? Me lastimaron una vez, si tú lo haces no voy a soportarlo.

Hay tanta intensidad en su timbre que lo creo, después de todo, yo tampoco podría soportar que me lastimara.

—Estoy segura —murmuro—. Tú eres mi presente, quiero muchísimo esto, Oliver.

No tengo que decirlo dos veces, regresa a lo que estaba haciendo, pero ahora sin detenerse. Me acaricia por encima y por dentro del sostén, deja mis poros erizados, y me lleva a un profundo estado de excitación cuando su boca hace lo mismo que sus dedos. Estoy delirando cuando sus yemas hacen un recorrido por mi estómago, rodean mi obligo y alcanzan el encaje de mi ropa interior.

Mierda.

No soy virgen, pero tampoco he experimentado demasiado y, a pesar de que sé qué es el sexo, jamás alguien me ha tocado de esta forma. Estoy muy nerviosa.

Al principio no siento nada más que su mano deambulando dentro de mis bragas, luego es como si encendiera un mechero y pusiera un tubo de ensayo frente al fuego. Me convulsiono, no soy más que una reacción.

—Tú eres mi futuro, solecito —dice él sin detener las caricias que me convierten en una explosión de átomos.

Oliver se desviste, me ayuda a quitarme la ropa y une nuestras pieles. Toco su pecho, su abdomen tiene esas marcas que volverían loca a cualquiera, pero lo más hermoso es su mirada, no deja de observarme. Estoy desnuda, sus manos juegan con mi cuerpo, lo envuelvo con las piernas para acercarlo más a mí y movemos las caderas para sentirnos.

Después de asegurarnos con un preservativo que obtiene de su mesita de noche, me hace el amor lenta y dolorosamente dulce.

Al final nos acurrucamos, sus brazos me rodean, deposita un beso en mi frente y nos cubre con una sábana. La habitación está oscura, no puedo ver más allá de mis dedos dibujando figuras deformes en su pecho. Trago saliva al sentir el nudo y parpadeo para no llorar. Así debió de haber sido mi primera vez, pues no solo tuvimos sexo, les hicimos el amor a nuestros corazones.

—¿Estás bien? —pregunta él adhiriéndome más a su costado, voy gustosa y me enredo a su alrededor, no pienso soltarlo.

—Fantástica —susurro.

—Fantástico.




El domingo me siento en la barra de la cocina con el libro de Literatura abierto y mis útiles desperdigados. Mientras leo La letra escarlata hago anotaciones para que el resumen me resulte más sencillo.

Mi padre entra en la estancia y se aclara la garganta, así que levanto la vista y presto atención.

—Hablé con tu madre, ha aceptado el divorcio —dice. A continuación, suelta un suspiro, no se ve feliz, solo agotado. Dejo mi lápiz en la mesilla y me enderezo, esperando que continúe—. Está muy molesta conmigo, piensa que te estoy alejando de ella.

Mi ceño se frunce, papá no tiene la culpa de nada, eso es lo que hace mamá, ve los errores de los demás, pero nunca los suyos. ¿De verdad no se da cuenta de que fue su actitud la que me orilló a marcharme?

—Tal vez deberías hablar con ella, Hanny.

—Yo quería hablar con mamá, estuve esperando durante semanas porque no me dejaba visitarla en el hospital, solo quería abrazarla, pero empezó a decir todas esas cosas que no pienso tolerar, ya he soportado demasiado como para regresar al mismo lugar. —Respiro hondo y desvío la vista—. Me gusta esta nueva Hannah, es una buena versión.

—Todas las versiones de mi hija son buenas. —Alzo la vista y lo observo, papá sonríe de oreja a oreja. De pronto, se vuelve serio—. Hablando de que «has soportado demasiado», quiero que me expliques qué es exactamente lo que has soportado.

Mis párpados se abren con asombro, ¿dije eso? En mi mente empiezo a formular una respuesta rápida que pueda desviar la información verdadera. No lo logro, él es mi padre, él sabe lo que estoy haciendo en medio del silencio.

—No quiero mentiras ni pretextos, ¿qué cosa has soportado y por qué el viernes le dijiste a tu madre que Liam te humilló durante años? —Me escudriña con los ojos, se queda callado, no va a permitir que evada el tema. Me quedo en blanco, los nervios hierven en mi garganta—. ¿Qué te hizo William, Hannah?

Ahora se ve enojado, muy molesto.

—No fue nada, papá, en serio —murmuro—. Solo cosas de adolescentes.

—¿Cosas de adolescentes es el video de tu cumpleaños que vi en Internet donde parece que Liam ha besado a tu amiga y tú sales corriendo hecha un mar de lágrimas? ¿Quieres explicarme eso?

—No sabía que usabas Twitter —susurro, agachando la cabeza con vergüenza.

—No lo hago, pero tenía que saber qué estaba ocurriendo, la mayoría de tus seguidores tenían ese video en sus cuentas, no fue difícil encontrarlo, Hannah.

Suelto el aire y hundo mis hombros.

Después de unos cuantos minutos, decido que no puedo escaparme esta vez, entonces le cuento todo a papá, absolutamente todo, exceptuando que perdí la virginidad con William y que para él no significó lo mismo que para mí. No guardo nada, sin embargo, no lo miro mientras hablo, pues de alguna forma siento que lo he defraudado.

Cuando termino de hablar guardo silencio, me siento mejor ahora que le he contado, aunque eso no borra lo defraudada que estoy conmigo misma por haber mendigado amor tantos años. Cuando una persona te ama lo hace y ya, no puedes obligar ni quedarte sentado esperando algo que tal vez nunca va a llegar, debí de haberlo sabido.

Espero que llegue su furia y me regañe, me grite o me diga que está decepcionado, que esperaba cualquier cosa de mí excepto eso. Sin embargo, no pasa nada.

Sin más remedio me fijo en él, papá tiene la vista sobre mí, pero creo que su mente está en un sitio muy lejano, luce como si estuviera perdido en sus pensamientos.

De pronto, su mirada se enciende, veo cruzar muchas emociones por su rostro, ninguna es agradable. Saca el celular del bolsillo de su pantalón e, inmediatamente, sé qué va a hacer. Dejo caer mi rostro en mis palmas y cierro los párpados apretándolos.

Eugene le habla al padre de Liam y, con notable enojo e indignación, le pide un escarmiento para su hijo. Escucho la pelea, pues al parecer el señor Baker no puede creer lo que dice, no obstante, William le confirma sus actos y una guerra se desata en contra de él; una de la que no pienso ser testigo.

Me escondo, como si haciendo eso pudiera borrar lo que una vez pasó.




Esa misma noche, mi celular comienza a sonar una y otra vez, el identificador arroja el número de Liam Baker. Ignoro las primeras llamadas, luego se vuelve imposible pues no deja de marcar.

No digo nada cuando contesto, me quedo en silencio, esperando que diga algo.

—¡Hannah! —exclama—. ¿Dónde estás? Dime q-que no está c-contigo...

Aprieto el móvil con fuerza, mi corazón duele, nunca quise que esto pasara, no quise hacerle daño.

—Ve a casa, William, por favor —murmuro.

—¿Todavía te preocupas por mí?

Lágrimas se forman en mis ojos, parpadeo para no llorar. No importa cuánto daño me haya hecho, siempre será mi amigo, la persona que metía bichos a la casa para molestar a nuestros padres. Y me duele escucharlo así, alcoholizado y seguramente roto en algún bar, en medio de la calle o poniéndose en peligro.

—Claro que me preocupo por ti —digo.

—No quiero —arrastra las palabras, está tan ebrio que lo imagino tumbándose en la acera, recargado en las paredes, caminando sin poder mantenerse de pie—. Ya no me q-queda nada, mis padres me odian y tú no estás aquí.

—Liam, por favor... —Apenas puedo hablar, un nudo aprieta mi garganta con fuerza, me deja sin aire.

—Perdóname, soy un imbécil, Hanny, lo siento tanto.

—Tranquilo... —susurro. Sus sollozos son como dagas clavándose en mi pecho, sacándome el aire. Nos quedamos callados, escucho que llora y no sé qué hacer, en otra época habría ido en su búsqueda, y aunque quiero ayudarlo, no creo que esa sea la manera. Tiene que parar, tenemos que detenernos—. Le hablaré a Nathan para que te ayude, ¿está bien?

No me responde al instante, sorbe por la nariz y suspira.

—D-de acuerdo.

Le hablo a Nathan y le cuento lo ocurrido, me vocifera un «yo me encargo» antes de colgar y dejarme hablando sola.

¿Por qué de pronto me siento como si fuera la villana y estuviera haciéndole daño? Lo lamento, de verdad lo hago.

Limpio una gota refugiada en la esquina de mi ojo. Mi teléfono móvil vuelve a sonar, lo primero que pienso es que Liam me ha enviado un mensaje, sin embargo, es un correo electrónico de otra persona.

Abro el documento y esbozo una sonrisa mientras leo el texto:

«¡Ya están listas las invitaciones para el baile de graduación! ¡Mira qué lindas quedaron! Necesito la aprobación de la jefa del evento, o sea tú, para poder entregarlas lo antes posible. ¿Qué dices? ¿Quieres cambiar algo? Piénsalo bien porque ya imprimimos más de mil»

Es de Natalie Drop.

Cuando me dijeron que tendría que hacerme cargo del baile de graduación, casi me dio un infarto. Mi madre se emocionó tanto que durante dos semanas no dejó de hablar del tema, quería que fuera temática cancán, que usáramos plumas y collares de perlas. Yo la verdad estaba agotada, quería respirar un poco, aunque fueran los últimos meses restantes.

Mirian me insinuó que quería encargarse del evento después de que se dio cuenta de que estaba buscando a alguien que se subiera al barco, fingió que no le interesaba y que era una actividad basura cuando se lo pedí a Natalie, la chica chispeante de cabello miel que se la pasa riendo en clases, pero que dibuja y hace arte como los dioses.

No solo se lo pedí por su creatividad, sino porque me sentía fatal. Todavía me sigue afectando lo que pasó, a pesar de que han pasado unos cuantos meses. Deseaba redimirme, pedirle disculpas y mostrarle que estaba arrepentida, no obstante, me sigo sintiendo como la mierda cada vez que hablo con ella y veo una chispa de desconfianza en sus ojos o... cuando Shawn me ignora.

Shawn Price, el chico que me limpiaba las lágrimas y me susurraba que todo estaría bien, el que me abrazaba y me decía que merecía a alguien mejor que Liam, el único que me acompañaba al taller de debate y me aplaudía cada vez que pronunciaba bien un discurso, el que no dudaba en venir a casa si lo necesitaba. Shawn Price, el único amigo de verdad que tuve, el único que no me hablaba solo porque era la novia popular de William Baker, y al que lastimé tanto que decidió borrarme de su mapa.

Sentía que lo perdía, estaba tan desesperada por recuperarlo. Cuando él encontró a Natalie y me hizo a un lado, me di cuenta de que si se iba no tendría a nadie, así que fui egoísta, lo besé, esperando que se quedara, que no me dejara. Al final me quedé sola, herida porque lastimé a dos personas que no tenían la culpa de que no me atreviera a mandar al carajo a Liam. Jamás me he arrepentido tanto de algo en mi vida.

Antes de que Oliver llegara no dejaba de martirizarme recordando la decepción en la mirada de Shawn, luego Doms empezó a molestarme y dejé de pensar en eso. Sin embargo, lo que hice no puede borrarse, así como no puedo recuperar la confianza y amistad de una de las personas más importantes de mi vida.

«Están perfectas, este año vamos a rockear», contesto.

* * *

UFFF, a partir de este capítulo saldrán a la luz algunas cosas que no aparecieron en MA porque tenía que guardarme algunos secretillos ;)



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