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Capítulo 03

* * *

Dos semanas después no he sabido nada de Oliver Doms, gracias al cielo porque no quería hacer ni demostrarle lo débil que soy a ese sujeto. 

Las cosas no han marchado bien estos últimos días, la situación en casa sigue siendo la misma, mis padres discuten todo el tiempo. Esta mañana, mamá me permitió tomar solamente te con una cuchara de azúcar, mi padre se molestó tanto que arrojó el periódico a la basura, lo que le dijo fue tan hiriente que no me atreví a levantar la mirada hasta que mamá salió llorando del comedor, no creo que sea agradable que tu esposo te llame gorda, mamá solo tiene unos cuantos kilos de más como la mayoría de las personas. A veces papá no se da cuenta de que lo único que mi madre quiere es agradarle, por eso se vuelve doloroso saber lo que sucede entre ellos cuando no debería tener idea 

de sus problemas. No puedo reclamarle a mamá que me de consejos masoquistas, pues ella vive a diario un infierno y hace lo mejor que puede.

Mirian y Brenda están a mi lado en total silencio, miro de reojo cómo acomodan las ondas de sus cabellos y retocan su maquillaje. Cada vez que Mirian me pide un consejo de moda, descarto la idea de decirle que el color rojo no se le ve bien pues sé que eso podría herirla ya que asegura que es sexy, y Brenda... bueno, ella es una copia de Mirian, nunca he entendido su amistad, a mí no me gustaría platicar con alguien que intenta imitarme. Pero ¿quién soy yo para criticarlas? Muy en el fondo agradezco que finjan conmigo y no me dejen en ridículo.

—A Nathan le doy un siete —dice Mirian—. Su trasero es tan comestible que le da puntos extras, ¿tú qué piensas, Han?

—Sí, tienes razón —digo para seguirle el juego, si algo he aprendido con ellas es que a Mirian le gusta que todos piensen como ella.

—¿Debería emocionarme que tres chicas lindas estén calificando mi trasero? —Nathan aparece con los brazos puestos en jarras. Las chicas ríen con coquetería, yo me limito a sonreír. La sonrisa se borra de mi rostro cuando veo la cara molesta de Liam, él se sienta a mi lado, me ahorro el suspiro y hago como que no soy consciente de su evidente enojo.

Desde ese día en la fiesta no hemos hablado más que lo necesario, cuando nuestros padres están presentes o no nos queda más remedio que dirigirnos la palabra. Se dirige a mí de forma tensa o molesta, no sé cuánto tiempo más pueda soportar esta situación. No puedo con su actitud, me está superando, así que lo evito. Somos como una liga que está a punto de reventarse, solo puedo esperar la explosión.

—Hola, Liam, ¿te veo al rato? —La odiosa voz de Iveth hace que todos enmudezcan, la observo por debajo de mis pestañas. Es tan linda que da miedo, podría tener a cualquier chico, pero ella ha elegido a William, y él está encantado de darle lo que quiere, por supuesto.

—Hola, preciosa, no voy a poder verte en la tarde, tengo una reunión con mis padres, pero ¿qué te parece si salimos mañana?

Miro el suelo como si pudiera partirlo en dos, siento la mano de Nathan en mi espalda, impartiendo un masaje tranquilizador, pero la furia crece dentro de mi pecho y nada podrá calmarme ahora.

—De acuerdo —contesta Iveth antes de marcharse con sus amigas, quienes creen que es muy divertido atormentarme.

Me levanto como si fuera un resorte y doy un paso para plantarme frente a él, quien eleva la mirada. Es la primera vez que lo miro a los ojos desde hace casi tres semanas, entre más pasa el tiempo más me pregunto en dónde quedaron aquellos ojos claros de los que me enamoré una vez mientras hacía casas de lodo; somos tan diferentes que no lo reconozco.

—¿En serio, William? ¿Acabas de citarte con alguien en mi cara? —Una grieta más se forma en mi corazón cuando veo que encoge los hombros como si no le interesara en absoluto.

—Tú calificaste el trasero de Nathan en mi cara, ¿o no lo hiciste? —Lo miro con incredulidad y los párpados entrecerrados. Mirian suelta una risita, pero no me parece gracioso.

—Eres increíble —digo entre dientes. Tomo mi bolso, lo cuelgo en mi hombro y salgo disparada. He adoptado un nuevo hábito: escapar. Eso es bajo hasta para mí, por lo que me repito una y otra vez que de todas formas tengo que irme, la clase de Química está a punto de comenzar.



La profesora repite Protio, Deuterio y Tritio más de diez veces, incluso quiere que hagamos planas para que no los olvidemos. Imagino que William y yo somos isótopos, pertenecemos a un mismo elemento, pero nuestros núcleos tienen diferente masa atómica y diferente cantidad de neutrones; no somos idénticos, tampoco diferentes, y evidentemente no hay atracción entre dos isótopos, ¿o sí? Tienen que tener cargas opuestas para que dos átomos puedan atraerse y hacer una molécula, somos demasiado parecidos como para que eso nos suceda.

Creo que ya me estoy volviendo loca.

—Hannah, ¿estás bien? —Busco la fuente del sonido y me topo con los ojos castaños de Milton Strike, asiento con una sonrisa. Es mi compañero de laboratorio, y es una de las personas más auténticas que he conocido, usa lentes gruesos de contacto y siempre lleva un inhalador en el bolsillo—. No prestaste atención en toda la clase.

Puedo escuchar la reprimenda en su tono.

—Isótopos y energía nuclear, nada que no pueda encontrar en los libros de texto. —Niega con diversión—. Ya sabes, puedo pensar en muchas cosas al mismo tiempo.

—Lo sé, ¿ya tomaste una decisión? —El timbre nos interrumpe, ambos guardamos nuestros útiles y nos levantamos para salir del aula.

—Todavía no, la verdad es que no quiero pasar todo el verano sumergida en la Química y las Matemáticas, espero que el director no le llame a mi madre o no me quedará más opción que ir a las Olimpiadas Académicas. —Milton empuja sus lentes por el largo de su nariz.

—Comprendo, pero ¿ya pensaste en que es una gran oportunidad para obtener créditos para la universidad? —Afirmo con un sonido nasal, lo he pensado un montón de veces, sería genial para mi historial académico ganar unas Olimpiadas, pero por alguna razón sigo frenándome, no es algo que quiera hacer. En medio del pasillo nos encontramos a los amigos de Milton—. Piénsalo, no quiero ir solo.

—Te lo prometo. —Guiño, él se despide de mí con una sonrisa ladeada. Sigo mi camino sin ver a nadie en particular, solo siguiendo la marea de los estudiantes que necesitan ir a la clase siguiente.

Voy concentrada analizando los pros y los contras de entrar a las Olimpiadas, no me doy cuenta de la muralla que se planta frente a mi cuerpo hasta que es demasiado tarde y choco contra alguien. El impacto del golpe hace que salga volando hacia atrás. Dejo que una exclamación de sorpresa salga desde la base de mi garganta, ya me imagino cayendo de sentón, pero unas manos se cierran en mi brazo y me estabilizan.

—Vaya, sabía que tarde o temprano caerías en mis brazos, pero nunca creí que sería tan rápido. —Le arrebato mi mano para que deje de tocarme.

—Tus expresiones son... —Respiro hondo para calmarme—. Horribles.

Oliver Doms se carcajea, aprieto el entrecejo y me doy la vuelta. Milton había alegrado mi día, ahora la sangre empieza a hervirme otra vez.

—¿Eso es lo mejor que tienes? ¿Horribles? ¡Dios mío! ¡Es el peor de los insultos! No podré dormir esta noche porque me la pasaré llorando abrazando mi almohada. —No importa cuánto acelere mi andar, él se adapta y me persigue.

—¿No tienes nada mejor que hacer que molestarme? —cuestiono agitada.

Noup. —Contengo el deseo que siento de gritarle porque seguramente eso es lo que quiere, que pierda los estribos y le suelte una bofetada para que todos puedan ver y se pregunten por qué Hannah Carson está hablando con Oliver Doms si Liam lo detesta—. No creas que se me ha olvidado que me debes algo.

Me detengo en seco cuando llegamos a mi casillero, con rudeza pongo la clave en el candado y abro la puertilla. Enmudecida, dejo los libros y obtengo los de la clase siguiente. Voy a ignorarlo, quizá eso baste para que se largue.

Por el rabillo del ojo lo veo recargado, su hombro sostiene su peso, tiene una mueca extraña en los labios que empieza a enervarme, no hay nada más que disgusto en él. No me agrada cómo me mira, me estudia como si estuviera contando todos mis defectos, es una sensación muy desagradable.

—¿Sabes qué? Aunque suene estúpido tenía esperanza, creí que debajo de toda esa mierda había algo rescatable, no sé, antes me parecías agradable, pero sí, creo que solo eres una chica más que necesita atención para sentirse mejor consigo misma, y como su novio no le hace caso no se le ocurre hacer otra cosa más que besar a otros sin importarle un infierno los sentimientos de los demás.

—Deja de hablar de mí como si de verdad tuvieras idea, Doms. —Cierro el casillero con fuerza, causando que unas cuantas miradas se dirijan a nosotros—. ¿Qué demonios te pasó? Recuerdo a un buen chico al que le gustaba la música, ahora fumas y detestas a las personas. ¿Cuál es tu problema conmigo? ¿Es porque obligaste a Mirian a besarte y es mi amiga? ¿Porque Liam y Shawn te obligaron a pedirle disculpas frente a toda la escuela? ¿Porque el director cerró tu tonta radio después de eso y de que te encontraran rayando las paredes del centro de la ciudad? Porque te informo que no tengo la culpa de tus acciones...

Oliver golpea el casillero con su puño, cierro la boca aplanando mis labios.

—Tú tampoco tienes idea de quién soy. —Gruñe. No me muevo cuando da un paso hacia mí, en serio debe parar de aproximarse como si tuviera derecho, alzo las palmas para que no se me acerque más de lo debido y porque otra vez siento el mareo, me aturde.

—Lamento haberte besado, ¿de acuerdo? No fue mi intención molestarte ese día, estaba teniendo un mal momento, tú llegaste y lanzaste tus dagas, y yo solo quería que cerraras tu maldita boca. No volveré a hacerlo, así que tranquilo, solo fue un besito, no me tragué tu alma. —El silencio que le sigue a eso me inquieta, me está costando mucho trabajo no salir corriendo.

Como no musita palabra alguna, me atrevo a alzar los ojos, los estanco en los suyos y me quedo sin aliento. Son hermosos, como lagunas verdes; y no debería estar pensando que probablemente son los ojos más lindos que he visto porque es un cretino.

—Bien, al menos sabes pedir disculpas.

Una vez más me deja con las palabras en la boca, se gira y empieza a caminar por el pasillo. ¡Oh, no! ¡Eso sí que no! ¡No lo va a hacer de nuevo! ¿Qué se ha creído? No puede ir por ahí amenazando a las personas y luego darse la vuelta, desaparecer por semanas y fingir que nada ha pasado.

A pesar del dolor que me causa ir tras él en mis tacones altos, lo hago sin quitar la vista de su espalda ancha. Afortunadamente el pasillo ya no está repleto de estudiantes, lo que menos necesito es un rumor más.

—¡Vuelve aquí, tú, cobarde infeliz! —Se detiene de golpe, por lo que me detengo también, no creo que mi exclamación haya sido correcta, la única cobarde aquí soy yo, todo el mundo lo sabe. Me encara con los puños hechos nudos, abre la boca para hablar y dice algo, sin embargo, una risita hace que mi corazón se acelere. No le presto más atención a Oliver, lo esquivo presurosa y asomo la cabeza agarrando fuerte la pared, la misma que utilicé para esconderme el otro día.

Mis ojos se nublan al contemplar a Liam abrazando a Iveth, no es un abrazo común y corriente, rodea su cintura como siempre he querido que rodeé la mía; y la está besando también. No puedo despegar la mirada de dicha escena, me echo hacia atrás para que no puedan verme y me recargo en el concreto pues temo caerme.

—Mierda, estoy cansado de esto. —Su voz es un sonido lejano, pero la dureza con la que agarra mi muñeca me trae de nuevo a la realidad. Doms me jala con fuerza y empieza a caminar conmigo a rastras.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! —grito sin importar si alguien se percata del escándalo. No le importa cuánto intente deshacerme de su agarre férreo, sigue avanzando hacia la salida—. ¡No! ¡Tengo que ir a clases!

Suelta una carcajada justo cuando cruza el umbral de la puerta de la entrada de la escuela, el sol matutino me pega en la cara.

—¿Tú crees que eso me importa? En este instante haré que te arrepientas de sufrir por estupideces.

* * *

Pronto empezaremos a conocer un poquito más a Liam, aunque todos lo odien jajaja xD

Espero que hayan disfrutado del capítulo, presionen la estrellita si les gustó y dejen sus comentarios. Ya saben que los quiero con todo mi corazón, les mando un abrazo y un beso.

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