Suya
¿Quién era Ishigami Senku? El bastardo miserable que intentaba robarle presupuesto a su club de kendo. Alguien a quien Kohaku nunca podría tolerar.
—No es tan malo... —insistió Yuzuriha mientras almorzaban bajo la sombra de un árbol detrás de la escuela—. Lo conozco desde secundaria y sé que puede parecer que solo le preocupa su club de ciencia, pero es un buen amigo. —Kohaku la miró con escepticismo—. ¡En serio! Taiju-kun solo habla maravillas de él. —Asintió rápidamente.
—¡Ja! Puede que Taiju piense que lo trate bien, pero todos sabemos que Senku solo lo usa de esclavo, igual que usa a todo el mundo. Él solo se preocupa por sí mismo.
—Si le dieras la oportunidad, estoy segura de que verías que no es así —aseguró Yuzuriha, pero Kohaku no le hizo mucho caso.
Ishigami Senku era una escoria y la más grande piedra en su zapato. Era un egoísta e insensible que solo buscaba su propio beneficio sin preocuparse de los demás, y Kohaku necesitaba derrotarlo.
Kohaku luchó muchísimo por unirse al club de kendo que antes era solo para varones, convirtiéndolo en un club mixto. Este año se volvió la capitana gracias a sus grandes habilidades, ¡y tenía grandes planes para su club! Solicitó un pequeño aumentó al presupuesto, pero resulta que Ishigami Senku estaba buscando quedarse con todo el presupuesto para su tontería de lanzar metal y rocas al espacio. ¡¿A quién le importaba eso?! ¡Él iba a arruinar su sueño y el fruto de su trabajo por puras tonterías!
Lo peor era que Senku era hijo de Ishigami Byakuya y Lillian Weinberg, los líderes de la ciudad, y además amigo de famosos como Shishio Tsukasa, Asagiri Gen y Nanami Ryusui. ¡¿Por qué no les pedía dinero a ellos?! Pero no, en lugar de eso, Kohaku sabía que por sus influencias el director tendía a ceder a los caprichos de Senku, ¡y ahora ese bastardo le quitaría todo a su club por su egoísmo!
La conversación con su amiga Yuzuriha solo empeoró su malhumor y sus ganas de matar a ese bastardo.
Siguió ceñuda incluso cuando se terminó la hora del almuerzo y su malhumor persistió hasta después de clases y después de entrenar en su club, a pesar de que estuvo horas dando su mayor rendimiento para intentar sacarse a ese bastardo de la cabeza. Mandó contra una pared a uno de sus compañeros del club y luego de eso todos se fueron y la dejaron entrenando sola, aterrados por su malhumor.
Luego de un tiempo, se cansó y decidió que ya era hora de irse, por lo que fue arrastrando los pies a darse un baño a las duchas del club de natación.
Por suerte era tan tarde que ya no había alumnos, pero no lo suficientemente tarde para que cerraran la escuela, así que se duchó tranquila, sintiendo sus músculos relajarse mientras el agua caliente corría por su cuerpo desnudo.
Tan relajada estaba que no se dio cuenta de una presencia ajena sino hasta que sintió unas manos en su cintura, haciéndola tensarse de inmediato.
Un aroma familiar llenó sus fosas nasales y esa fue la única razón por la cual no le rompió las manos al intruso inmediatamente, aunque ganas no le faltaron.
—Lárgate, Senku —ordenó sin mirarlo, cerrando los ojos y tratando de concentrarse en el agua cálida sobre ella.
—Escuché que hablaste con Yuzuriha hoy. ¿Sigues molesta por el presupuesto? Te dije que puedo darte un extra cuando me den el dinero a mí.
—¡Ja! ¡Tú quieres darnos las sobras! —Volteó a verlo, sin sorprenderse de que estuviera totalmente vestido con el uniforme escolar y su bata de laboratorio, sin importarle mojarse—. Si crees que puedes tratarme como tu esclava en todos los aspectos de mi vida estás equivocado. Deja que el director acepte mi propuesta, ni siquiera pedimos tanto, pero quiero más de lo que tú me darías.
—Qué mal piensas de mí, aunque el fin de semana me estabas suplicando que te diera todo y viste que efectivamente te lo di. —Sonrió descaradamente.
Kohaku estiró su mano hasta el cuello de su camisa y lo jaló para estrellarlo contra la pared, dejándolo empaparse con el agua de la ducha mientras ejercía una leve presión sobre su cuello, haciéndolo sudar frío.
—Le dices a todo el mundo que no necesitas cosas como el amor o el sexo, pero me usas como tu juguete desde que nos emborrachamos en la fiesta de Ryusui y lo hicimos. Te jactas de que yo siempre iba a buscarte, pero ahora tú eres el que vino detrás de mí. Ja, parece que hablas más de lo que actúas. Además, sé que Yuzuriha no te dijo nada. ¿Me estabas espiando, bastardo? —Dejó de hacer presión sobre su cuello, pero siguió presionándolo contra la pared.
—Tú misma lo dijiste, eres un juguete. Y yo cuidó mis juguetes. —Rio descaradamente, enfadándola más—. Puedo ser un licántropo débil, pero sigo siendo hijo del alfa, mátame y te expulsaran de la manada o algo peor. En cambio, si me dejas marcarte serás oficialmente mi propiedad y hasta podrías dirigir la manada junto a mí algún día.
—¡JA! ¿Y por qué dejaría que alguien que no es mi mate me marque? No voy a renunciar a mi verdadera alma gemela porque al hijo mimado del alfa le gusta meterse entre mis piernas. —Sonrió altaneramente—. Si fueras fuerte, podrías marcarme a la fuerza, pero no lo eres y como lo intentes te mataré y no me importara lo que tu padre piense al respecto. —Acercó mucho su rostro al suyo, de forma amenazante.
—No necesito marcarte a la fuerza. —Sonrió seductoramente, mirando a sus labios de tal manera que algo en ella empezó a flaquear—. Algún día me lo suplicaras.
—Eso... eso jamás... —Cuando su agarre en su cuello cedió, él aprovechó para librarse y lanzarse rápidamente a besarla, cosa que la derritió por completo, como cada maldita vez que lo hacía.
A pesar de lo mucho que lo odiaba, no podía resistirse a él cuando la besaba o la tocaba.
Eran solo dos licántropos jóvenes, en una ciudad conformada mayormente por licántropos y que parecería normal para el resto del mundo, o para los humanos, más bien. Kohaku era una más de la manada, con un padre muy fuerte y una madre humana. Senku era hijo adoptado del alfa, muy débil, pero destinado a liderar la manada por su astucia y enorme inteligencia.
Todos creyeron que él nunca tendría pareja, ya que él afirmaba que el lazo entre licántropos no aplicaba a todo el mundo, que era solo para los que querían creerlo cuando en realidad solo estaban cegados por hormonas. Buscaba darle lógica a algo que no lo tenía, por eso a Kohaku desde el principio no le agradó del todo.
Sin embargo, a medida que lo fue conociendo lograron hacerse amigos, y todo estuvo bien hasta que en una fiesta él se sintió atraído por ella y la sedujo con sus malditas sonrisas y voz ronca y sensual, entregándose a él en vez de esperar por su alma gemela como había querido. Desde entonces lo detestaba profundamente, pero su cuerpo era débil y no podía evitar ceder a él cada vez que quería sexo. Muchas veces ella misma lo buscaba para ese propósito.
Ahora mismo, aunque hace un segundo estaba amenazarlo con matarlo, ahora le estaba bajando los pantalones con desesperación, frotando su entrepierna descaradamente contra su muslo, buscando algo de fricción anticipada, todo mientras él le recorría el cuello con sus labios y le apretaba los pechos.
Los dos estaban empapados por el agua de la ducha que seguía cayendo, los dos estaban dominados por sus más bajos instintos, y ella no tenía la fuerza de voluntad suficiente para parar esto.
Senku tomó su cintura y la pegó con brusquedad contra su cuerpo, su verga ya estaba fuera de los pantalones y estaba dura y rígida, a la espera de hundirse en su interior, pero él solo la mantuvo contra su vientre mientras su mano bajaba por su espalda hasta sus nalgas, apretándoselas con descaro, antes de dirigirse directo a su entrada y comenzar a introducir sus dedos, arrancándole fuertes jadeos.
Kohaku se retorció, abrazándose a él y clavándole las uñas en los hombros, conteniendo sus ganas de pedirle más. ¡No podía seguir tragándose su orgullo ante este bastardo!
Sin embargo, mientras sus dedos entraban y salían cada vez más rápido de su interior, su orgullo empezó a marchitarse como flor en una hoguera. Cuando sus dedos alcanzaron su clítoris, ella gritó su nombre y él cubrió su boca con la suya, metiéndole la lengua hasta la garganta y contribuyendo a avivar el fuego que le recorría las venas.
Finalmente, él se apiadó de ella, la empujó contra la pared, intercambiando posiciones, le levantó una pierna y se introdujo en su interior, arrancándole un gemido de satisfacción.
Los dos estaban demasiado desesperados para tomarse las cosas con calma. Ella le apretó el culo por encima de los pantalones, obligándolo a penetrarla con más fuerza y más velocidad, mordiéndole el hombro para no gritar como perra en celo y que los descubrieran.
El agua caliente empezó a volverse fría, pero ellos no se detuvieron, ni siquiera lo notaron, con lo calientes que estaban sus cuerpos.
Al poco tiempo, Kohaku empezó a sentir su orgasmo cerca y echó la cabeza hacia atrás, cubriéndose la boca para no gritar desesperadamente, cosa que le fue muy difícil cuando Senku empezó a morder su cuello mientras la penetraba con más salvajismo, finalmente llevándola a un orgasmo que tambaleó todo su mundo.
Le tomó varios segundos recomponerse, y fue entonces que notó que ese bastardo hijo de puta estaba intentando marcarla.
Lo empujó de golpe, lanzándolo al suelo con brusquedad.
—¡Te dije que no, bastardo! —Le dio la espalda, respirando agitadamente mientras el agua ahora helada lavaba los rastros de semen corriéndole por las piernas.
Tendría que tomar un anticonceptivo de emergencia después.
Una vez se sintió más limpia, fue a buscar su toalla y su ropa y se marchó de allí pisoteando, dejando a Senku solo empapado y aturdido aún en el suelo.
Él se sentó con dificultad, increíblemente cansado por la tarea de domar a la fiera más salvaje de toda la ciudad.
Fiera que, por fortuna o por desgracia, era su alma gemela, su mate.
Solo los hombres podían saberlo, y él debería haberlo dicho desde el principio, desde la primera vez que ese aroma putamente dulce y delicioso le llegó a las malditas fosas nasales, pero... era tan ilógico y estúpido. ¡Estaba intentando contrarrestar la existencia de las almas gemelas! ¿Cómo podría seguir el juego y admitir tener una?
Y claro, como no lo dijo desde el principio, ahora sería muy difícil que los demás le creyeran.
Pero bueno... ya encontraría la forma de que ella aceptara ser suya. Quizás debería dejar de intentar llamar su atención molestándola y quizás debería dejar de lado su orgullo y admitir que no era un juguete, sino su compañera de vida, pero por ahora la extraña relación que tenía no estaba tan mal, incluso con las amenazas de muerte.
Lo único diez billones por ciento seguro era que, tarde o temprano, de una forma u otra, ella sería suya.
Fin.
Holaaaa :D
Sé que esto está raro, pero bueno xD Fue lo primero que se me ocurrió xP
Esto está basado en esas tipicas historias de hombres lobo con almas gemelas, pero no sigo ningun conjunto de reglas en particular, yo me invento mis reglas cuando escribo cosas sobrenaturales o no las escribo, así q si algo está raro ni modo, un hechicero lo hizo :P
Como cada fin de mes, esto es para la actividad del Día Riko del grupo de facebook de Senku & Kohaku! ;D
Aunque quizás la actividad ya no se celebre el proximo mes, porque solo se hace mientras la gente participe, y si no participan mejor para mí porque odio escribir lemons XD
En fin, ojala q esto les haya gustado y me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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