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Rosa Dorada

Senku estaba reunido con sus amigos en un bar, en medio de Tokio, todavía comentando lo impresionante que fue la llegada del hombre a la Luna del mes pasado, pero ellos parecían más interesados en hablar de negocios, deportes y mujeres.

Él mismo perdió interés en hablar con esos ignorantes ingratos y prefirió mejor concentrarse en beber su té y ver el espectáculo de geishas tocando instrumentos de forma bastante decente.

Japón en serio necesitaba renovarse, seguían con los mismos espectáculos que hace siglos, cuando Senku viajo a Estados Unidos, Byakuya y Lillian lo llevaron a un bar donde tocó un tal "Elvis", eso sí fue impresionante.

Ya estaba aburrido y pensando en una excusa para irse, cuando de repente Gen habló.

—Oh, miren... una geisha rubia.

Sin mucho interés, Senku volteó a la dirección en la que Gen señalaba, encontrando a una mujer rubia de ojos azules con el maquillaje típico de las geishas, aunque sus rasgos parecían asiáticos, así que no era una simple extranjera jugando a ser geisha. Qué inusual.

Ryusui, con una sonrisa de galán barato, llamó a la geisha rubia para que les sirviera bebidas a todos.

Una mujer mayor de inmediato intervino antes de que la rubia pudiera acercárseles.

—Esta geisha es exclusiva, no encontraran a otra igual en todo Tokio, sus servicios cuestan el triple.

—¡Pues lo pagaré! —Ryusui ni dudo—. ¿Y qué sabe hacer? —Solo después de entregarle los billetes se le ocurrió preguntar eso.

—Esta es Kohaku, nuestra rosa dorada, no habla mucho, pero tiene una hermosa voz para cantar, es una agraciada bailarina y puede vencer en un duelo de katanas a cualquier hombre —aseguró con una sonrisa.

Senku rodó los ojos, pensando que era pura palabrería para impresionar, pero se estremeció un poco cuando notó que la tal Kohaku le envió una mirada indignada.

—Si duda de mí, amo, puede enfrentarme a un duelo. —Se adelantó varios pasos, mirándolo con la barbilla muy en alto.

Senku se rio de inmediato.

No era normal encontrar a una mujer con esa actitud aquí en Japón, Senku solo las había visto así de bravas en sus viajes a Sudamérica.

—Di-disculpe su actitud, por favor, ella es una imbécil que... —Senku interrumpió a la mujer mayor sin siquiera prestarle atención, hablándole directamente a la rubia.

—Lamento decepcionarte, pero hasta un niño podría vencerme a mí con una espada, pero si quieres un duelo intelectual, ahí sí te ganaría fácilmente. Aunque si quieres tú puedes elegir el tema, química, física, historia... o bien gastronomía o maquillaje, lo que quieras. —Sonrió descaradamente, retándola con la mirada a meterse con él en donde más sabia.

La tal Kohaku alzó una ceja.

—Bien, que sean matemáticas.

Senku se quedó boquiabierto.

No había esperado eso, pero ella acababa de cometer un gran error.

—Bien, espero que estes lista para perder humillantemente. —Rio divertido.

—Pongamos un límite de tiempo —dijo ella—. Diez segundos para contestar.

—Hecho. —Rascó su oído con una sonrisa.

Ryusui le hizo una seña a la mujer mayor de que todo estaba bien y más bien pidió más bebidas y bocadillos para disfrutar del espectáculo. Gen estaba intrigado de que hubiera sido Senku el que acaparara a la geisha, pero no dijo nada y observo. Taiju también estaba allí, pero estaba tan borracho y medio dormido que ni entendía qué estaba pasando.

—Pregunta tú primero —le concedió Senku a la geisha.

—Mmm... ¿Siete por siete?

Senku alzó una ceja.

¿Iba a ser de este nivel tan bajo? Bueno, quizás quería empezar por lo fácil.

—Cuarenta y nueve. ¿Doce por veinticuatro?

A ella le tomó tres segundos contestar:

—Doscientos ochenta y ocho. ¿Cuatrocientos veinte más doscientos cincuenta menos seis más veinticuatro menos ciento cuarenta?

Ella habló tan rápido que a Senku le tomó también tres segundos procesar todo y contestar.

—Quinientos cuarenta y ocho. ¿Once por mil quinientos menos treinta mil más dos millones? —le devolvió su truquito de preguntar rápido.

Ella frunció el ceño, pero tardó solo cuatro segundos en responder.

—Un millón novecientos... —Hizo una mueca, dudando por un momento, antes de seguir— ochenta y seis mil quinientos... —Lo miró con una sonrisa complacida.

Honestamente, Senku estaba más sorprendido de lo rápido que contestó y no tanto de que haya contestado bien, aunque tuvo un momento de duda, pero eso fue muy impresionante.

Ella le hizo otra pregunta de dificultad similar y él contestó a los cinco segundos, pero entonces le hizo una pregunta más difícil:

—¿Setecientos ochenta y nueve por ochocientos cuarenta y dos menos tres mil setecientos dieciocho dividido por tres?

Y entonces ella se quedó en blanco.

—¡¿Cómo se supone que voy a saber eso?! —le gritó luciendo muy molesta, y Senku más que sentirse feliz por su aplastante victoria y la humillante derrota que sufrió esta chica, estaba intrigado.

—No es mucho más difícil que la anterior... —Le sorprendía demasiado que no hubiera podido con algo tan simple.

—¡Eso no es cierto! Multiplicar once por mil quinientos es fácil, ¡entonces solo haces una simple resta y una simple suma! ¡Pero aquí ya metiste demasiados números! —Lo señaló acusadoramente.

Y, en realidad, tenía razón, era algo que bien podría resolver un estudiante de primaria, pero... ¿por qué se había metido a esto si su nivel solo llegaba hasta aquí?

—Bueno, sí hasta ahí llega tu nivel de matemáticas... —La miró con una sonrisa condescendiente que la hizo mirarlo completamente ofendida— probemos con otro tema. ¿Qué tal literatura?

—¿Lite-qué?...

—Ya sabes... libros...

¿Qué tan ignorante era esta chica? ¿Acaso solo era una fanfarrona que estaba desesperada por aparentar ser algo que no era?

—No he leído nunca un libro.

—¿Ah? —La miró perplejo—. ¿Ni siquiera en la escuela?

—Nunca he ido a una. —Apartó la mirada, cruzando los brazos bajo su pecho—. No sé leer, solo sé escribir mi nombre.

Senku parpadeó lentamente.

—¿Y cómo sabes tanto sobre matemática?... —Para alguien que nunca había ido a la escuela, tenía un nivel muy bueno.

—Sirve para organizar mejor las cosas... —Se mordió el labio—. En la granja donde crecí, debíamos ser cuidadosos con los números... y cuando pescaba, era muy útil agarrar la mayor cantidad de peces si calculaba las columnas en las que se agrupaban... —Alzó la mirada al techo, luciendo pensativa—. También, en realidad es muy fácil razonar esos números grandes si lo piensas lo suficiente.

Senku la miró boquiabierto.

¿Ella calculaba así y a esa velocidad solo por pura experiencia de campo y razonamiento?

Sintió las miradas de Ryusui y Gen clavadas en él con ojos picaros y les dedicó una mueca de fastidio, antes de bufar y rascar su oído con el meñique, intentando tragarse la culpa de haber tratado de ignorante a una chica que aún sin ninguna clase de educación le había seguido el ritmo al menos por unas cuantas ecuaciones.

Antes de que pudiera decir nada, la mujer mayor regresó y empezó a arrastrar a Kohaku por el brazo.

—Vamos, niña, te toca. —La empujó lejos y luego se volteó hacia Ryusui con una sonrisa de disculpa—. Perdonen, pero ella no podrá seguir atendiéndolos, sin embargo, podrán disfrutar de su espectáculo en el piso de arriba si lo desean —dijo con voz supuestamente dulce, pero luego siguió empujando bruscamente a Kohaku como si no fuera nada.

Senku hizo una mueca de disgusto, y no protestó cuando Ryusui y Gen lo llevaron al piso de arriba, dejando a Taiju dormido allí, ya demasiado borracho.

Ryusui pagó para sentarse muy cerca del escenario y finalmente Kohaku salió un poco más arreglada que antes, con un abanico y un kimono rosa mucho más lujoso.

Dio un baile bastante disfrutable, con más energía de lo que era normal en las geishas típicas, pero con la misma gracia.

De vez en cuando, sus ojos se clavaban en Senku, que estaba casi hipnotizado mirándola.

Y, entonces, ella empezó a cantar.

Su voz era dulce, suave, pero también firme, enérgica, al principio parecía triste, pero fue cobrando más y más energía.

Cuando se detuvo, la mujer mayor de antes y otra más vieja aún se colocaron en el escenario frente a ella. Un hombre grande y musculoso también apareció y, para sorpresa de Senku, tomó los hombros de Kohaku y los apretó, con fuerza evidente que la hizo estremecerse.

—Nuestra flor dorada cumplió la edad adecuada hace unos meses atrás. Como dicta nuestra costumbre, ofrecemos su virginidad al mejor postor. —La anciana sonrió como si no estuviera diciendo nada malo, pero Senku vio la sorpresa y el horror en la cara de Kohaku—. Al ser nuestra joya más exclusiva, espero que comprendan que el precio será más elevado de lo normal. No se aceptará nada menos a un millón de yenes.

De inmediato, las ofertas comenzaron a alzarse. Un millón doscientos mil, un millón quinientos mil, dos millones, dos millones doscientos...

Senku se estaba sintiendo enfermo del estómago al ver como Kohaku intentaba librarse de ese tipo tras ella que ahora también le estaba cubriendo la boca.

De repente, la voz de Ryusui se alzó:

—Cinco millones.

Senku volteó a verlo con puro odio, y estuvo hasta a punto de gritarle, pero Gen le hizo una seña de que no era lo que parecía.

Nadie ofreció más, y las mujeres mayores le pidieron a Ryusui seguirlos tras el escenario.

Gen arrastró a Senku a ir tras ellos también.

Cuando ingresó tras el escenario, Kohaku estaba pataleando y casi llorando, y Senku tomó del cuello de su traje a Ryusui, que solo le sonrió divertido.

—Por cierto, la compre como regalo para mi amigo aquí. —Señaló a Senku.

Kohaku dejó de patalear en ese instante, pero aún se veía perturbada y confundida.

Senku estaba a punto de gritarle que no pensaba participar en algo así, pero Gen le cubrió la boca de inmediato.

—¡Sí, sí, acepta encantado, tuvieron una gran química hace rato cuando nos sirvió bebidas!~

—Muy bien. —Las mujeres mayores estaban encantadas de haber logrado sacar tanto dinero, así que no pusieron queja alguna—. Sin embargo, emm... la chica es un poco... salvaje, denos unos minutos y corregiremos su comportamiento, solo esperen...

—No. —Senku se zafó de Gen y habló sin pensar.

No quería ni imaginarse a qué se referían con corregir su comportamiento, pero seguro que involucraba lastimarla de alguna forma y eso no lo iba a soportar.

—Eh... ¡Ah, claro, claro! ¡A Senku-chan le encantan las mujeres bravas y salvajes! ¡La compramos justamente para que se haga la súper difícil con él, claro, claro!~ —Gen intervino una vez más.

—No creo que pueda manejarla... —opinó el hombre fornido, volviendo a apretar con notable fuerza los hombros de Kohaku.

—Él podrá, solo~... atenle las manos un momento. —Gen rio nervioso, ignorando la mirada de desaprobación tanto de Senku como de Kohaku.

Ataron las manos de la joven geisha y la empujaron a una habitación lujosa en la que Senku se metió con una mueca.

Gen le había susurrado que "Ryusui solo lo hizo para que ella no cayera en las manos de un pervertido, y que él podía simplemente fingir que lo harían". Sin embargo, ese mentalista lo arruinó agregando: "Claro que, nada te detiene de hacerlo realmente si ella quiere".

Ahora Senku realmente quería matarlos más a ambos.

Kohaku se estaba levantando del piso, ya que la empujaron muy bruscamente, pero apenas estuvo de pie lo miró con desconfianza.

—No pienso hacerte nada —dijo él con una mueca—. Vender la virginidad de las geishas hace mucho que está prohibido, apenas salga de aquí los voy a denunciar.

Ella lo miró impresionada, antes de bajar la mirada.

—No hará diferencia... los denuncian por muchas cosas, siempre salen librados... tienen gente poderosa con ellos...

Senku hizo una mueca.

—Tiene que haber una forma de...

—No la hay. —Negó con la cabeza, antes de tomar aire—. En realidad es inútil que luche... aunque tú no hagas nada conmigo hoy, ellos pensaran que sí, entonces me venderán por otra noche más barato a otro tipo quizás mañana mismo... —Sus ojos estaban llenos de amargura, pero luego lo miró fijamente, luciendo pensativa.

Senku estaba luchando contra su propia frustración.

¿De verdad no podía hacer nada?

Antes de que pudiera pensarlo más, ella se le acercó y se arrodilló frente a él, que la miró confundido.

—Si no eres tú, será otro... así que... —Apartó la mirada de sus ojos, luciendo avergonzada e incluso deprimida—. ¿Podrías... hacer esto por mí?... Quisiera que mi primera vez... fuera con alguien como tú...

Senku la miró horrorizado.

—Ni hablar, no tienes por qué hacer esto si no quieres.

—¡Ja, es fácil para alguien tan inteligente y que ha tenido tanto en la vida decir eso! —Se puso de pie con dificultad y lo miró directo a los ojos—. ¡Pero claro, seguro que no quieres tocar a una sucia e ignorante como yo! ¡Si es así tan solo vete, no me debes nada!

Senku tensó la mandíbula, cerrando los ojos con fuerza.

No podía creer lo que estaba a punto de decir...

—E-está bien...

—¿Qué? —Ella lo miró aún con rabia.

—Podemos tener sexo... si eso es lo que quieres.

Ella lo miró con sorpresa, antes de suspirar y asentir tristemente.

—La verdad... creo que es mejor contigo que con el próximo que me compre por quinientos yenes...

Senku prefirió no pensar en eso y se acercó a ella con algo de duda, pero si ya había dicho que iba a hacerlo, entonces mejor ir al grano de una vez.

—Acabemos con esto.

Tomó su cintura y la acercó a él, mirándola fijamente. Ella parecía nerviosa, pero se acercó para besarlo, hasta que él se apartó de repente.

—¿Podrías quitarte todo ese maquillaje? No es que no te veas bien, pero...

—Ja, está bien, tampoco me gusta. —Había un baño en la habitación, así que ella se metió ahí y tardó más de lo que Senku habría esperado, luego emergió y pudo ver su cara ya sin molestias.

La verdad, se veía más hermosa así.

Rápidamente se acercó a ella, volvió a tomar su cintura y la besó sin pensarlo dos veces.

En momentos como estos, era mejor no pensar.

La sensación no fue nada desagradable, y los dos se perdieron en el beso por un largo, largo tiempo, hasta que ella se apartó un poco y luego comenzó a quitarse su complicado kimono.

Senku se quitó su sombrero y notó que ella pareció sorprendida por su maraña de cabello puntiagudo.

—Peinarse es una molestia. —Rio sin vergüenza alguna.

—Ja, pienso lo mismo, pero mis compañeras me obligan. —Se quitó algunas flores del cabello y un montón de adornos, dejando que su cabello se desatara como una melena revoltosa y aún más desordenada que ella rápidamente atrapó en una coleta más cómoda.

—Pareces una leona. —Senku rio, y se rio todavía más cuando ella lo miró mal.

Definitivamente tenía el carácter de toda una leona orgullosa.

Terminaron de desvestirse hasta quedar él solo con su ropa interior y ella con una delgada yukata que dejaba apreciar mucho mejor sus generosas curvas.

Era... verdaderamente hermosa...

No la dejó seguir desvistiéndose y se acercó para besarla otra vez, llevándola hasta la cama.

La recostó allí y pasó las manos por su rostro, luego por su cuello, contorneó sus hombros y rozó solo con la punta de los dedos sus senos, antes de acariciar su cintura y sus caderas hasta llegar a sus muslos que masajeó casi maravillado, para luego separar sus piernas y deshacerse de su ropa interior que también tenía varias capas, pero que pudo liberar sin tanta dificultad.

Tomó aire y la miró fijamente, antes de arrodillarse delante de ella.

—¿Q-qué haces? S-solo mete... lo que tengas que meter y ya. —Parecía que mientras más nerviosa se ponía más molesta llegaba a ponerse también.

—Solo quiero... asegurarme de que no te duela... y que lo disfrutes... —Separó más sus piernas y observó con curiosidad su entrepierna.

—¿Disfrutar? Da igual, nadie aquí lo disfruta... mis compañeras dicen que solo debo fingirlo y ya...

Senku frunció el ceño, volviendo la vista a su rostro.

—No te atrevas a fingir. Si algo no te gusta, me lo dirás, ¿entendido? —Sonó más duro de lo que pretendía y ella se estremeció, pero no sintió ni pizca de culpa alguna, siguió mirándola con severidad, dejándole claro que no toleraría actuación alguna.

Tragando saliva, Kohaku asintió.

Él no le quitó la vista de encima mientras hundía la cara entre sus muslos, ni mucho menos mientras extendía la lengua directamente hasta su clítoris, dando una probada tentativa.

Se puso a trabajar en eso con esmero, buscando que estuviera lo suficientemente húmeda para lo que seguía, muy atento a sus reacciones.

Ella parecía sorprendida al principio, luego incrédula, luego curiosa, luego finalmente pareció cerrar los ojos y relajarse, y pronto comenzó a respirar agitadamente, con su cuerpo retorciéndose, sus dedos contrayéndose, su boca abriéndose y cerrándose, y Senku decidió sumar sus dedos a la ecuación, arrancándole los primeros pequeños, estrangulados gemidos que solo se acallaron cuando se mordió el labio con fuerza.

—Te dije que no finjas, no que no emitas sonido alguno. —Rio divertido, antes de volver a concentrarse en su tarea, explorando con sus dedos su entrada hasta que encontró cierto punto que le arrancó un grito que ella pronto tapó con sus dos manos.

Dios, él mismo estaba comenzando a perder el control...

Ya no podía aguantar más, tenía que tomarla, tenía que hacer lo que ella le había pedido, no porque unos idiotas lo hubieran pagado o porque fuera una especie de regalo, sino porque esta mujer lo había encantado desde la primera vez que fijó sus fieros ojos azules en él.

Sin embargo, si la tomaba ahora... no estaba seguro de que pudiera ser capaz de dejarla ir.

Fin.

¿O no?

Pues no, porq este fanfic está incompleto!

Tienen la versión completa en mi Patreon! ;D

La versión completa continua con el lemon consumandose 100% 7w7 y concluye la trama de Kohaku geisha owo

Ya saben, si quieren acceder al patreon pueden buscar el link en mi página de Facebook, o googlear "CELESTE kaomy patreon" o bien mandarme mensaje al privado! :3

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Espero q les haya gustado, muchas gracias por su apoyo y me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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