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04. Wrist

A su padre le había parecido gracioso, de hecho, si no hubiera tenido la mirada amenazante de su otro padre sobre el, él mismo se hubiese reído, tal vez de forma nerviosa o de manera divertida pero igual lo hubiera hecho

Después de todo debía de mantener su imagen de niño tranquilo ¿no?

- Ignora a tu padre; ve a tu habitación a guardar tus regalos mientras nosotros recogemos esto- pidió Aizawa sonriéndole pero a la vez fulminando con los ojos a Hizashi

- Claro, gracias por los regalos papás -besó la mejilla de ambos adultos y corrió a su cuarto con las cajas en sus manos

Al escuchar la puerta cerrarse, Mic pudo presenciar como la cabeza de su esposo giraba 360 grados

- Amm... ¿amor?

- ¿Como se te ocurre decirle eso al niño, Yamada?

Hizashi intentó parecer arrepentido pero una risita amenazaba con salir de sus labios

- ¡No te rías, es algo serio!

- ¡Ya, ya, ya! -levantó ambas manos en señal de paz pero su risa sólo empeoraba la situación- solo fue una bromita

Aizawa lo fulminó con la mirada

Pero pongamos en contexto

¿Que había hecho Hizashi para enojar tanto a su esposo?

Fácil. Aquella mañana mientras Shinso recibía sus primeros regalos de cumpleaños hubo una caja que llamó la atención del hombre pelinegro.

Se suponía que solo le entregarían dos regalos por la mañana y en la tarde durante su fiesta de cumpleaños le entregarían el resto, sin embargo en el sofá había tres cajas.

- ¿Que hay ahí? -había preguntado tomando el paquete envuelto en papel azul

- Un regalito

- No recuerdo que lo hayamos comprado

- Lo compre por mi cuenta -le guiño el ojo y desde ahí Aizawa supo que algo iba mal

Pero no lo detuvo

Y ahora se arrepentía completamente

- Esposas, Hizashi. Le regalaste unas malditas esposas a nuestro hijo

Si, tal vez reírse no fue lo más inteligente que pudo hacer el rubio en esa situación, pero vamos, recordar el rostro de su hijo al abrir el obsequio era más fuerte que su instinto de supervivencia

- ¡Tómatelo enserio Yamada! Porque no solo le diste un regalo absurdo, indecente e innecesario, sino que también dijiste algo completamente fuera de lugar

De solo recordarlo una vena en su sien comenzaba a palpitar

- Es un regalo para dos; úsalo con sabiduría

Hitoshi ladeó la cabeza cual gato y miró a su padre de cabellos negros quien intentaba asesinar a su esposo con la mirada

- ¿Para que es esto, papá?

- No le prestes atención, Toshi; es una tontería de tu padre -le quito las esposas y las volvió a meter en la caja

Eso era básicamente lo que los había llevado a este preciso momento donde Shouta comenzaba a replantearse sus decisiones de vida e Hizashi intentaba contener su risa para no enfurecer más al menor

- Si te hace sentir mejor, estoy muy seguro de que Hitoshi es el de arriba

Okay, mala idea

¿Que tan malo sería saltar desde la ventana?

Bueno, cualquier cosa era mejor que enfrentarse a Aizawa Shota enojado, incluyendo un par de huesos rotos

- En primer lugar, ese comentario no ayudó en nada; en segundo, estar abajo o ser pasivo no tiene nada de malo y en tercero, la vida sexual de nuestro hijo solo le concierne a él y a su pareja, nosotros no deberíamos meternos de más

Bien, en eso si tenía razón. Punto para el gato gruñón

- Okay, mi error -el rubio levantó las manos nuevamente- solo creía que sería divertido ver su reacción, ademas, él y Denki son jóvenes, experimentar algo nuevo no les vendría mal ¿o acaso ya olvidaste nuestros viejos tiempos?

El rostro de Aizawa tomó color, tal vez por la ira o tal vez por el recuerdo, da igual; punto para la bocina con patas

- Esto no se queda así Hizashi, hablaremos de esto en la noche ahorita debemos de ordenar todos para empezar con la decoración

- Como órdenes, my love

Shouta lo fulminó nuevamente con la mirada; aún seguía molesto

Sin embargo; entre la discusión, las bromas y el recoger las envolturas de los regalos y barrer el confeti, ninguno se percató que el tan polémico regalo había desaparecido

O mejor dicho, había sido aceptado por su dueño

Claro que Shinso sabía que eran y para que servían, es decir, que fingiera ser un chico bueno y tranquilo no significaba que lo fuera

Y aún con esos conocimientos decidió dejar el par de esposas en su lugar y botar la caja en alguna repisa, centrándose en los regalos que su padre Shota si había autorizado  

Nunca pensó en utilizarlas, de hecho la mayor parte del tiempo olvidaba que esa caja existía, y a decir verdad le causaba risa como su padre al entrar a su habitación veía "discretamente" la repisa, asegurándose que al caja siguiera ahí

Pero siempre hay una primera vez para todo ¿no?

-  ¡Lo siento, lo siento! -se disculpó Denki, abriendo los ojos asustando y apartando las manos rápidamente

- Descuida fue un error, no te preocupes

Kaminari no quería hacerlo a propósito pero el calor de la situación le hacía olvidarse de aquella cuestión

La espalda de su novio aún estaba marcada con largas líneas rojizas que el rubio se había encargado de hacerle justo aquella mañana y como no habían pasado ni veinticuatro horas aún se encontraban un poco sensibles

Le había pedido a Denki que evitara rasguñarlo esta vez, solo hasta que su espalda dejara de arder para evitar que dolieran o que las heridas se abrieran causando algo grave; pero como lo mencionamos antes, la temperatura lograba nublar la mente del menor y ese pequeño detalle se le olvidaba, siéndole recordado gracias a los soniditos de dolor que el pelivioleta dejaba salir cuando tocaba la piel dañada

- Den, por favor -gruño sobre el cuello del menor

- Ya, lo siento, esta vez si va enserio

Y claro que lo cumplió... por unos minutos

Hitoshi suspiro cansado de la situación; se separó del cuerpo más pequeño y se sentó en la cama escuchando como el rubio prometía controlarse -otra vez-

Entonces, mientras pensaba en una solución su mirada recayó en un punto en especial

¿Era a esto lo que llamaban señales divinas?

Se levantó y caminó hacia la repisa bajo la atenta mirada de su novio

Había pasado alrededor de cinco o seis meses desde aquel regalo y desde entonces no lo había vuelto a sacar de su caja, pero creía fielmente que ahora era el momento indicado

Tomó el paquete, sacó las esposas y volvió a dejar la caja en su lugar

- ¿Que es eso? ¿Que era esa caja? ¿Estás molesto? -como siempre, su hiperactivo novio intentaba ver lo que llevaba Shinso consigo, haciendo mil preguntas por segundo y estirando el cuello un poco para ver lo que su pareja escondía

Y solo lo descubrió cuando Shinso lo tiró a la cama, enjaulandolo entre el colchón y su cuerpo y tomando sus muñecas para así llevar sus manos sobre su cabeza

- Eres un niño travieso Den, pero a veces debes controlarte -el menor tembló ante el tono de voz ronco y dominante y la lujuria que oscurecía los ojos del mayor- y si no puedes hacerlo entonces tendré que obligarte

Nunca se hubiera dado cuenta de lo que sucedida si no fuera por el pequeño click que hicieron las esposas al cerrarse alrededor de sus muñecas

Si no hubiera entrenado su resistencia con Shinso, seguro hubiera podido llegar al orgasmo con la sola imagen de su sexi y dominante novio esposándolo

- Ahora si. Continuemos

Después de esa noche, Hitoshi no sabía si agradecerle o maldecir a su padre

Es decir, gracias a él -y su inolvidable regalo- había evitado que Denki le desgarrara la espalda, ademas de que había tenido el privilegio de ver a su bellísimo y desesperado novio presionar tan fuerte las esposas al punto de que sus nudillos quedaran blancos en busca de algún confort que le aliviara esa nueva sensación de no poder usar las manos como usualmente lo hacía 

Pero también había descubierto su nueva obsesión por atarle las muñecas a Denki; no siempre con las esposas, muchas veces solo las tomaba con una mano y las inmovilizaba sobre su cabecita rubia sin ningún fin en especifico, otras veces las ataba con la correa de uno de los chokers que le había regalado a su novio e incluso en algunas ocaciones lo había llegado a hacer con su cinturón

A su padre la había parecido gracioso, después de todo era un regalo muy poco común y que en otra situación hubiera causado muchas carcajadas; y aunque Hitoshi no se hubiese reído en ese momento ahora sí que se reía al ver a su novio observando sus muñecas rojas y preguntándose porque tenía esas líneas rodeando su pálida piel, olvidando por completo la noche anterior

Solo esperaba que su padre no se diera cuenta que la caja de la repisa en realidad estaba vacía

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