11
—Hacia adelante y luego hacia atrás, después en círculo y quedará como nuevo.
El omega no paraba de hablar mientras restregaba el plato redondo que tenía en sus manos.
Yoongi rodaba los ojos y reía divertido ante la escena. —¿Puedes callarte?
—¿Me va a besar? —alzó una ceja.
—No.
—Entonces no me voy a callar —puso su atención de nuevo sobre el trasto, y siguió repitiendo lo que anteriormente decía.
Yoongi ya estaba cansado de restregar tantos platos. Llevaban apenas alrededor de media hora lavándolos, y ya se estaba frustrando, aunque la presencia del omega y las palabras de este hacía que aguantara un poco más la situación.
—Jimin, ¿cómo puedes estar tan feliz por lavar unos míseros platos? —preguntó confundido.
—No estoy feliz por ello, hyung —en ningún momento lo volteó a ver.
—¿Entonces por qué no te quejas o haces algo para que los lave solo? —cuestionó aún más confundido.
El omega dejó de hacer lo que estaba haciendo, y se dio la vuelta, encontrándose con el pálido viéndolo con sus brazos cruzados y una ceja alzada.
—Porque estoy con usted.
Jimin le sonrió y se giró de nuevo para continuar con su labor.
No importaba si le tocaba recoger basura, popo de animales o hasta estar en una guerra, porque mientras estuviese Yoongi a su lado nada le importaba más que la presencia de este.
Pueden llamarlo obsesionado, loco, o darle cualquier otro adjetivo, pero estaba malditamente enamorado de ese tonto alfa.
Antes de si quiera haber alguna vez hablado con Yoongi, él a veces se cuestionaba si lo que sentía solo era una atracción física hacia el pálido, ya que jamás habían hablado, pero después de comenzar a interactuar con el alfa, se dio cuenta de que sus sentimientos jamás cambiarían porque el chico era todo lo que él deseaba.
Yoongi se quedó pensativo ante las palabras del omega, y sin decir nada, copió la acción del omega, disponiéndose a terminar de fregar lo que les faltaba.
Mientras, pensaba en cómo era posible que alguien como Jimin estuviese enamorado de su persona, y no es que Yoongi se considerará feo, no, es más, se consideraba un poco atractivo, pero habían muchos más alfas mucho más guapo que él; altos, fornidos, con lindas sonrisas, etc...
De hecho, muchos intentaban obtener un poco de la atención del pequeño y dulce omega peli-rosa, queriendo que este les diera permiso para cortejarlo pero Jimin jamás había si quiera volteado a ver a otro alfa.
Curiosamente, Yoongi se ganó su corazón sin siquiera haber intentado algo.
Después de una hora, ambos chicos estaban agotados y con dolor de brazo. Se sonrieron el uno al otro, mientras se quitaban los mandiles que les había dado Taemin.
—Es hora de irnos, hyung —su alegría hizo que Yoongi se sintiera mejor.
—Sí, Jiminnie, es hora de irnos.
Los dos comenzaron a revisar que no faltara nada más que guardar. Cuando terminaron se dirigieron a la salida solo para encontrarse con el omega mayor.
—Veo que ya acabaron —sonrió satisfecho.
—Pésimo servicio el que da, hyung —dijo bromeando el alfa—. Mire que poner a su mejor cliente a lavar los platos junto con su omega. No, no, no. Le quitaré una estrella.
Yoongi se quedó esperando algún golpe por parte de Taemin, ya que el alfa siempre lo molestaba por cualquier cosa, y el omega siempre terminaba propinándole una palmada en su espalda o cabeza, pero curiosamente, el omega lo veía con una picardia que no le gustó, además que tenía una sonrisa de oreja a oreja y el brillo en sus ojos le decía que no era nada bueno lo que estaba pensando.
—Con qué tu omega, eh... —sonrió burlesco—. ¿Se lo pediste mientras estabas fregando los platos?
Fue entonces que Yoongi se dio cuenta de lo que había dicho.
Sus mejillas se colorearon de un rosado intenso, y abrió su boca levemente para luego voltear a ver al peli-rosa, quien se encontraba parado justo al lado de él.
El chico parecía estar muy sonrojado, pero tenía una sonrisa que ni le cabía en la cara. Sus deditos se movían de manera nerviosa y lo miraba con un brillo peculiar en sus ojos.
—Oh, hyung... —chilló emocionado y sonrojado el omega—. Sí quiero ser su omega.
Jimin se aferró fuertemente al cuerpo del mayor, dándole un abrazo de lado al chico que estaba avergonzado.
—Yo... N-no te l-lo he pe-pedido —tartamudeó al sentir el aliento del omega en su oreja.
—Usted dijo que soy su omega. Así que si usted lo dice, es porque es cierto y no hay nada que hacer al respecto —excusó—. No puede retractarse.
—Sí, bueno... yo ya me voy... —soltó Taemin, huyendo hacia la cocina para dejar a ambos chicos solos.
—Vamos, Jimin... Iré a dejarte a tu casa —tragó saliva.
—No quiero ir a mi casa todavía —puchereó.
—Ya es tarde.
—No lo suficiente.
Yoongi soltó un suspiro de rendición. No iba a replicar más, él también quería pasar más tiempo con el omega, ya no se iba a mentir a él mismo, porque vamos... Le estaba comenzando a gustar su pequeño acosador.
—Vamos —le extendió la mano al omega.
—¿A donde?
—Solo vamos a caminar —le sonrió dulcemente para que el omega no le tomara desconfianza.
Jimin aceptó la mano del alfa sin ninguna duda o desprecio. Entrelazó sus pequeños dedos con los grandes de Yoongi. Salieron del lugar y se quedaron un momento parados en la acera de la calle. Estaba haciendo frío, y el que anduvieran solo con remera no ayudaba mucho.
Yoongi dudo un momento de lo que tenía planeado hacer, luego de sentir el aire frío pegando furiosamente contra su cuerpo. Pero finalmente, decidió que era lo mejor.
—Ven aquí —soltó la mano de Jimin, obteniendo una queja por parte de este.
Sin hacer caso hacia el pequeño birrinche que comenzó a hacer el omega, lo jaló de su brazo y junto sus cuerpo de lado, para así, poder pasa su brazo derecho sobre los hombros del menor.
Jimin se sorprendió mucho ante la acción del alfa, pero en ningún momento renegó o se alejó, es más, él mismo se acercó mucho más al alfa, oliendo el delicioso aroma del pálido a su vez.
—Hyung...
—Mmm...
—Yo puedo hacer algo que no se atreve a hacer —dijo, volteando a ver al alfa de manera juguetona.
—¿Sí?, ¿El qué? —confuso bajo un poco su vista hacia Jimin.
—Esto.
Sin deshacer el abrazo, Jimin se giró un poco para quedar cerca de los finos labios del mayor. Se relamio los labios, y antes de que el contrario articulara algún tipo de palabra, lo besó.
Lo besó con toda la dulzura del mundo. Tan puro y suave. Al principio solo fue una pequeña unión de sus labios, el omega estaba un poco inseguro ahora que tenía sus labios, pero al sentir las manos de Yoongi sobre su cintura, comenzó a mover sus labios.
El alfa dejó por un momento que el omega impusiera el ritmo. Los labios del chico se sentía tan bien unido con los suyos.
Jimin lo estaba besando tan dulce, que quiso llevárselo a su casa y meterlo a su cuarto para que nunca nadie pudiese hacerle daño al pequeño.
Continuaron así por unos segundos más, hasta que Jimin rodeo con sus brazo el cuello blanquecino del mayor.
La cordura del alfa se fue al diablo, por lo que, atrajó más al menor, y lo abrazó fuerte, para luego tomar por completo el control del pequeño beso, convirtiéndolo en uno más necesitado y salvaje, tanto que incluso sus diente comenzaron a chocar.
A Jimin le encantó que el alfa lo besara de esa forma. También le encantaba que el chico lo tuviera aprisionado y agarrándolo con tanto ímpetu.
Yoongi sonrió internamente cuando comenzó a sentir como el pecho del omega vibraba al estar soltando pequeños ronroneos.
¡Diablos! Los labios de Jimin sabían tan endemoniadamente dulces.
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