💕Uno💕
Al igual que el clima puede llegar a ser impredecible, algunos acontecimientos también. ¿Quién podría haber imaginado que el peor día de su vida se convertiría en el mejor solo por una inesperada llegada?
Cuando el reloj despertador marcó las seis en punto sonó sin parar hasta que su mano presionó el botón que lo apagaba, se sentó en su cama y bostezó mientras estiraba sus extremidades alejando de esa forma la flojera que aún inundaba su cuerpo, se quitó su antifaz para dormir y lo puso en su mesita de noche, salió de la cama, se puso sus pantuflas y se dirigió a su ropero en busca de algo que ponerse.
Después de tanto buscar Taehyung decidió usar una camiseta blanca de manga corta y sobre ella un chaleco de punto color beige, también se puso unos jeans celestes y unas zapatillas blancas, cuando estuvo listo entró al baño para lavarse los dientes, se secó la boca con su toalla y se miró sonriente al espejo con la esperanza de que sería un gran día, salió de allí con su mochila en su hombro y bajó las escaleras hasta llegar al comedor donde su papá ya se encontraba sirviendo la comida.
—Hijo, que bueno que ya te levantaste— exclamó su padre a la vez que le indicaba con un movimiento de cabeza, ya que tenía sus manos ocupadas, el lugar donde debía sentarse, cuando así lo hizo colocó su comida y bebida frente a él. Había preparado un delicioso bibimbap y un poco de arroz además de manzanilla.
—Gracias papá— hizo una pequeña reverencia solo con la cabeza y comenzó a comer apenas vio a su papá sentarse a su lado.
—Yeonjun ¿Aún esta durmiendo?— preguntó por su hermanito menor después de varios minutos en un profundo, pero cómodo silencio. Luego de la muerte de su madre, los tres tuvieron que salir adelante y no fue nada fácil para ninguno. Su padre entró en una profunda depresión por la muerte de su alfa destinada, tuvo que ir al psicólogo por un buen tiempo para evitar que su lobo y él murieran, mientras que Taehyung tuvo que hacerse cargo de Yeonjun quien se sentía igual de mal que él al respecto.
—Sí, luego lo despertaré para que desayune y vaya a la escuela— le restó importancia al asunto y animó a Taehyung para que terminara la comida pues le faltaba poco.
—¿Aún sigues creyendo que no es necesario contratar a alguien que sea de ayuda? siempre llegas tarde al trabajo y si no fuera porque eres un excelente empleado seguro ya te habrían despedido— le reclamó.
—Lo sé, ya veré como le hago— acarició la espalda de su hijo para que se relajara.
—Bien, ya me haré tarde— exclamó después de ver la hora en su celular— Cuídate papá, te quiero— besó la frente de su padre y salió de su casa.
Cuando estuvo fuera, caminó por la acera ya que su universidad no se encontraba demasiado lejos. Se colocó sus audífonos inalámbricos, los conectó a su celular mediante el bluetooth y reprodujo su canción favorita del momento, aun con su celular en mano caminó tranquilamente hasta que por no fijarse que una chica en su patineta le decía que se hiciera a un lado, chocó con ella ocasionando que su celular se rompiera al caer y uno de sus audífonos rodara y llegara a la pista donde un auto le pasó por encima.
—Lo lamento mucho, soy nueva en esto— exclamó la chica de cabello corto, negro y ondulado después de levantarse del suelo y alzar su patineta para hacerle entender al pelinegro que se refería a que apenas estaba aprendiendo a andar en eso. Dio varias pequeñas reverencias e hizo una mueca de tristeza, le extendió la mano con la intención de que el contrario la tomara y se levantara.
—Esta bien, no hay problema— aceptó el gesto de la beta y se puso de pie gracias a su ayuda, ella se despidió, él también y ambos tomaron caminos diferentes.
Taehyung algo triste miró su celular y lo guardó en su pantalón e hizo lo mismo con el único audífono que le quedaba, continuo caminando pero ahora casi completamente desanimado. De repente sintió como pequeñas gotas de lluvia caían en las zonas no cubiertas de su cuerpo y se maldijo internamente por no tener un paraguas en ese momento; sin embargo, no se supone que llovería pues según el pronóstico sería un día soleado.
—Lo que faltaba— bufó algo enojado. A cada paso que daba la intensidad de la lluvia aumentaba así que por más que corrió no pudo evitar quedar empapado al igual que su mochila.
Apenas llegó a la universidad, su mejor amigo Jimin lo interceptó y cubrió con el paraguas que llevaba en su mano. Taehyung lo miró algo apenado por su aspecto y a la vez molesto por los anteriores sucesos, Jimin al notar su humor y el estado en el que se encontraba intentó calmarlo con la ayuda de sus feromonas con aroma a una exquisita mezcla, jazmín y azucena. Para su pesar, no consiguió nada así que simplemente decidió hablar al respecto porque quizá si se desahogaba se sentiría mejor.
—¿Qué pasó Tae?
—Demasiadas cosas, la pantalla de mi celular se rompió, un carro malogró uno de mis audífonos inalámbricos y solo me queda uno, la lluvia me mojó por completo y ahora necesito ropa porque así no creo que les agrade que entre.
—Ten— Jimin le entregó su paraguas para que lo sostuviera mientras el buscaba algo en su mochila— Puedes usar esto— el rubio le entregó, ropa interior, una camiseta de mangas largas color blanco y un pantalón negro algo rasgado y zapatillas blancas— Tae lo miró algo sorprendido y Jimin se encogió de hombros.
—Sabes que soy muy precavido— respondió.
—Gracias— recibió la ropa y le sonrió.
—Entremos y en el baño te cambias— juntos entraron a la universidad y se dirigieron al baño más cercano, Taehyung entró, se secó y se cambió, en el momento en que estuvo listo salió del baño y junto a Jimin se dirigió a la primera clase que tenían.
Llegaron algo tarde, pero por suerte el profesor los dejó entrar. Cuando ya estuvieron en sus respectivos asientos y Tae escuchó al profesor decir que habría exámen sorpresa se maldijo a sí mismo por no haber repasado el día anterior y haberse quedado jugando videojuegos casi toda la tarde. En el examen le fue muy mal, el resto de clases fueron algo aburridas, pero sin mucho problema, a excepción de la última donde Tae se dio cuenta de que se había olvidado de la exposición que habría y para su mala suerte fue el primero al que llamaron. Expuso lo poco que se acordaba, sintió que había quedado en completo ridículo y la nota que obtuvo tampoco fue muy buena. Jimin trató de animarlo, pero nada funcionaba.
Taehyung se despidió de Jimin y regresó caminando a su casa, la lluvia ya se había detenido por lo que no necesitó algún paraguas. Cuando entro en su casa, su hermanito menor corrió hacia él y lo abrazó fuertemente, aquello lo ánimo en demasía, el pequeño de ocho años alzó los brazos para que lo cargara y así lo hizo.
—¿Qué hay de nuevo Junnie?— preguntó
—Tenemos nuevos vecinos— respondió sonriente mientras balanceaba sus piernas de adelante hacia atrás.
—Me refería a tu escuela, pero ¿En serio?— dijo Tae, Yeonjun asintió, pidió con un pequeño gesto de mano que lo bajara y Tae le hizo caso.
—Mira— exclamó y corrió hasta una de las ventanas de la sala desde la que podían ver lo que pasaba en la casa de al lado, Tae lo siguió, cuando llegó a su costado miró a través del cristal y se dio cuenta de que su hermanito tenía razón. Esa casa ha estado en venta desde hace ya algunos años y al fin alguien se había animado a comprarla y se trataba de nada más y nada menos que una pareja que al parecer tenía un hijo casi de su edad.
—Bueno, espero que nos llevemos bien— dijo Tae en un suspiro.
—¿Qué tal si a parte de hacer un rico almuerzo, también hacemos un postre para darles la bienvenida?— opinó Yeonjun.
—Me gusta la idea— Tae estuvo de acuerdo, así que junto a su hermano se dirigió a la cocina y comenzaron a preparar para su almuerzo bulgogi con arroz y de tomar hicieron Subak-Hwachae. De postre para sus vecinos eligieron hacer Patbingsu, pero no el tradicional que está hecho a base de frijol rojo más bien otra clase de bingsu, una que a parte del hielo triturado le agregaron la deliciosa combinación de helado de té verde con galleta, chispas de chocolate a pedido de su hermano, y fresas.
—Creo que está listo ¿Está bien si les llevamos algunas de mis pequeñas botellitas de leche de plátano?— habló Yeonjun mientras abría el refrigerador y sacaba tres leches de plátano.
—¿Seguro que quieres dárselas? Tú las amas.
—Seguro papá podrá comprar más cuando pueda y si no no importa, igual quiero compartirlas con ellos— exclamó emocionado, solo esperaba tener una buena relación con sus nuevos vecinos.
—Bueno, si eso quieres así será— dijo Tae, colocó los tres postres en una bandeja y salió de la casa junto a su hermano. Caminaron hasta la puerta de la casa de al lado, el pequeño Yeonjun tocó tres veces y luego de unos minutos les abrieron.
—Buenas tardes, somos sus vecinos y les trajimos un rico postre de bienvenida— exclamó Tae y esbozó esa hermosa sonrisa cuadrada tan característica de él.
—Oh, muchas gracias— dijo la señora frente a él y tomó uno de los bingsu de la bandeja y recibió la leche de plátano que el pequeño Yeonjun le entregó, su esposo imitó su acción.
—Son ustedes muy amables. ¿Cómo se llaman?— les preguntó el señor.
—Yo soy Kim Taehyung y el Kim Yeonjun— se presentó al igual que a su hermano y ambos hicieron una pequeña reverencia
—Bueno, yo soy Jeon Eun-ji y mi esposo es Jeon Dong-sun— la señora Jeon hizo lo mismo y ya que faltaba un integrante de la familia decidió que lo mejor era llamarlo para que también se conocieran.
—Jungkookie— gritó la señora Jeon mirando las escaleras que llevaban al segundo piso de la casa.
—¿Qué pasa?— gritó su hijo levantándose de su cama dispuesto a salir de su habitación.
—Baja, nuestros vecinos han traído postre y es de tus favoritos, helado de té verde y leche de plátano— exclamó con una gran sonrisa en sus labios
—Ya voy— dijo, guardó su celular en el bolsillo de su pantalón, salió de su habitación, corrió por el pasillo y bajó las escaleras rápidamente hasta llegar a dónde sus padres estaban.
Con los ojos cerrados se acomodó sus cabellos azabache con las puntas pintadas de un tono de azul muy bonito, dejó escapar un pequeño suspiro y sonrió, pero cuando abrió los ojos y vio al alfa que tenía en frente se quedó sin aliento y sin palabras, aunque lo intentara negar con todas sus fuerzas tanto él como su lobo quedaron encantados con Taehyung y las feromonas que desprendía, que eran una mezcla del aroma de la bella flor ylang ylang, el delicioso chocolate y de la menta, eran una combinación exquisita y llena de frescura que lo envolvía por completo y lo llenaba de una paz y tranquilidad absoluta.
Taehyung sintió lo mismo, cuando lo vio bajar corriendo su corazón comenzó a latir como loco, sintió como si sus pies se adhirieran al piso y parecía que tenía hielo en sus manos por los nervios de tener tan cerca a un chico tan lindo como él, su aroma a margaritas, caramelo y galletas también lo cautivo a él y a su lobo.
—Jungkook él es Taehyung y él Yeonjun, son nuestros vecinos— le comentó su padre, quien no obtuvo una respuesta sino un silencio absoluto que comenzó a reinar en el lugar por varios minutos.
—¿Jungkook?— preguntó su madre preocupada tocando su hombro.
—¿Taehyung?— lo mismo hizo Yeonjun con su hermano, pero jalándole la camiseta.
—Ah sí perdón, mucho gusto— dijo Jungkook e hizo una pequeña reverencia a Tae.
—Igualmente— esbozó aquella hermosa sonrisa que tanto lo caracteriza haciendo que Jungkook sienta sus mejillas levemente calientes— es para ti— le entregó el único bingsu que quedaba en la bandeja y Yeonjun se acercó para darle la botellita de leche de plátano.
—Taehyungie, ya tengo hambre— exclamó Yeonjun captando la atención de su hermano quien volteó a él rápidamente y lo cargó en sus brazos.
—Esta bien pequeño, ya nos vamos— le dijo Tae mientras sobaba la pancita del menor provocándole una contagiosa sonrisa.
—Espero que su estadía aquí sea la mejor y si necesitan ayuda en algo pueden decirnos— habló Taehyung esta vez dirigiéndose a sus tres vecinos.
—Muchas gracias jovencito— el padre de Jungkook manifestó su agradecimiento estrechando su mano con la de Taehyung.
—Pueden llamarnos por nuestros nombres con confianza— opinó Yeonjun.
—Bien, así será— aseguró la madre de Jungkook mientras acariciaba la cabecita del pequeño de ocho años.
Ambos hermanos se despidieron de sus vecinos moviendo sus manos de un lado a otro y regresaron a su casa. Yeonjun le pidió a Tae que lo bajara e inmediatamente se dirigió a la cocina en busca de su almuerzo y lo llevó a la mesa del comedor, hizo lo mismo con el de su hermano mayor junto con palillos para los dos, mientras que Tae se mantenía en su mundo aún pensando en su nuevo vecino, todo el enojo y tristeza de la mañana se había esfumado por completo gracias al lindo Omega con ojitos de Bambi y un cautivante olor dulzón.
—Taehyung— gritó Yeonjun enojado— Ayúdame— se quejó, pues hace varios minutos le estaba diciendo a su hermano mayor que no podía alzar la jarra de Subak-Hwachae pues pesaba más de lo que esperaba, pero él estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ni siquiera se había percatado de ello.
—Perdón pequeño— corrió a su lado y lo ayudó, llevó la jarra a la mesa y también dos vasos.
Ambos se sentaron en sus respectivos asientos, uno frente al otro y comenzaron a comer, todo se mantuvo tranquilo por tan solo unos minutos pues de pronto Tae sintió un intenso dolor en su vientre bajo y supo el porqué inmediatamente.
—¿Estás bien, Tae?— preguntó su hermanito preocupado.
—Creo que mi celo se adelantó— contestó Tae tratando de aguantar el dolor.
—No te preocupes te traeré un supresor, pero de todos modos subes y descansas yo apenas acabe lavaré los platos ¿Está bien?
—Sí, gracias Yeonjunnie— le dijo Tae y lo esperó sentado mientras Yeonjun subía se dirigía al baño del primer piso y buscaba en el botiquín supresores para alfa, cuando los encontró le llevó uno a Tae e hizo que se lo tomara con la ayuda de un vaso de agua.
Taehyung se sintió un poco más tranquilo, se despidió de su hermanito y subió a su habitación, se acostó en su cama para dormir sin darse cuenta que frente a su habitación se encontraba la de Jungkook quien estaba en el mismo estado. Ambos se dieron cuenta de que todo lo que les estaba pasando era porque sus lobos se habían reconocido como destinados. Uno de ellos estaba dispuesto a ir paso a paso con aquel chico pues dejando de lado el hecho de que era su destinado, a su lado humano también le gustaba y no quería apresurar las cosas solo por sus lobos, mientras que el otro no quería darle importancia al asunto, solo quería olvidarlo o siquiera hacer como si no supiera o no sintiera absolutamente nada.
Taehyung creyó que solo podría ver a Jungkook de vez en cuando y trataría de conversar con él desde su habitación ya que desde donde estaba podía verlo regar las plantas que tenía en su balcón mientras él tocaba guitarra en el suyo, pero se equivocó pues lo vería más tiempo de lo que pensaba.
—Jiminie— exclamó Taehyung y lo abrazó fuertemente. Después de almorzar en su casa al fin había llegado a la universidad y su mejor amigo lo estaba esperando en la entrada.
—¿Qué te ha hecho tan feliz?— cuestionó apenas se separaron.
—Tengo un nuevo vecino— le contó sonriente.
—¿En serio? Y ¿Te gusta?
—Sí, mucho— admitió sin ningún problema.
—Hablando de nuevos, parece que han venido algunos chicos de intercambio, y algunos están muy guapos— comentó Jimin recordando las caras nuevas que había visto entrar y que se notaba que eran de otros países o ciudades.
—La verdad no me importa— se encogió de hombros e hizo una mueca, no le interesaba nada alguien más.
—Claro, olvidé que ya te gusta alguien— recordó lo que hace unos instantes Tae le había dicho y rio levemente. Era la primera vez que veía a su amigo tan interesado en alguien y eso lo ponía feliz por él.
—Entremos, si vamos tarde no nos dejará entrar el profesor— dijo Tae después de ver la hora en su celular.
—Ese tipo es insoportable— exclamó, el profesor que les enseñaba a esa hora no era del agrado de muchos alumnos de la clase.
Subieron por el ascensor al piso correspondiente y buscaron el salón cuando lo encontraron entraron en el y se sentaron en los asientos de la penúltima fila. Tan solo unos minutos después el profesor llegó listo para dar a todos un pequeño anuncio.
—Buenos días a todos, al parecer hoy han llegado algunos estudiantes de intercambio, entren y siéntense en los asientos restantes— dijo el profesor y abrió la puerta, cuatro chicos y una chica entraron, la fémina era italiana, mientras que de los cuatro chicos, uno era Francés y los otros dos coreanos, pero uno de Daegu y otro de Busan.
Cuando Taehyung alzó la mirada de su cuaderno al escuchar hablar al profesor su mirada se asentó en solo uno de todos ellos, Jeon Jungkook, su vecino. En verdad no podía creer que estuviera allí, ahora podría pasar más tiempo con él, conocerlo y comenzar siendo buenos amigos. Sonrió cuando Jungkook se sentó a su lado izquierdo frente a la larga mesita blanca, donde también se encontraba Jimin a su lado derecho y al lado de este, Yoongi, el beta que vino de Daegu.
—Hola— saludó Tae a Jungkook.
—Hola— respondió algo cortante y sin dirigirle la mirada. Tae se sintió confundido por su cambio de actitud, pero quiso pensar que quizá solo sería porque quería concentrarse en las clases; sin embargo, no costó mucho tiempo para darse cuenta de que él se portaba así con todos todo el tiempo.
No tardaron mucho en comenzar a difundir rumores sobre Jungkook por diferentes razones, rechazó a varios que se le insinuaban, fue cortante con aquellos que lo saludaban o le hablaban, no le hacía favores a nadie y no tenía amigos.
Todos los rumores sobre él eran malos, decían que venía de una pandilla, que lo vieron drogándose, que se habían equivocado al decirle la casta a la que pertenecía, que habían hecho tríos con él, entre muchas otras cosas. Lo peor era que la gente creía todo eso solo por su aspecto físico porque él tenía tatuajes, usaba piercings y la mayoría de su ropa era negra.
Entre las pocas personas que no creían en esos rumores estaba Taehyung. Jungkook era su vecino y lo podía ver desde su habitación, nunca notó que hiciera algo malo como tanto decían y de todos modos tampoco hubiese creído nada de lo que inventaban, para él Jungkook era un lindo Omega con unos ojitos que brillaban y expresaban miles de emociones sin necesidad de decir nada, un porte lleno de elegancia y seguridad, una actitud proactiva y un aroma dulce que le encantaba a él y a su lobo y nada más que eso importaba.
Mientras que Taehyung era demasiado torpe, cariñoso, amable, algunas veces hablaba sin pensar y también dejaba que otras personas le pasaran por encima porque no le gustaba meterse en problemas, en la hora de salida antes de regresar a su casa se quedaba leyendo en un rincón de la biblioteca o en los pasillos cuando había poca gente rondando por ahí, incluso a pesar de que su único y mejor amigo Jimin intentó que se uniera a algún curso extracurricular que la universidad ofrecía y se hiciera amigo de más personas, a Taehyung no le llamaba la atención ningún curso ni hacer más amigos, pues para él valía la calidad no la cantidad.
Aquellos luceros que su rostro iluminaban no eran del mismo color como la mayoría de las personas, más bien era una magnífica combinación de un verde esmeralda precioso como el anillo con la gema jade que llevaba en la mano —uno de los tantos que le gustaba llevar casi todo el tiempo— y un marrón ni tan claro ni tan oscuro como uno de los tonos pertenecientes a la gema ojo de tigre, el primer color mencionado lo ocultaba con la ayuda de una lente de contacto marrón claro. Además de todo esto, aunque era muy unido a su lobo y seguía sus instintos casi todo el tiempo muchos no lo consideraban un verdadero alfa.
El hecho de que los demás pensaran que era un Omega o que no merecía estar con uno por ser el tipo de alfa que era no lo iba detener de acercarse a Jungkook e intentar de todo para poder ser considerado aunque sea su amigo.
—Hola Jungkookie— exclamó Taehyung alegre cuando dando pequeños saltos llegó al lado del pelinegro quien caminaba hacia su casillero en busca de los libros o cuadernos de la siguiente clase que le tocaba.
—Deja de llamarme así— detuvo su andar, volteó hacia su casillero, colocó la combinación y lo abrió.
—Te traje esto— Taehyung colocó frente a él un pequeño ramo de margaritas de color amarillo pues tanto ese color como Jungkook le transmitían una intensa alegría.
—Gracias, pero no las quiero— apartó las flores y sacó del casillero uno de sus tantos cuadernos.
—¿No te gustan?— preguntó desanimado y gracias a su tono de voz y el cambio en sus feromonas Jungkook pudo darse cuenta de eso e hizo como si no le importara cuando en realidad no era así.
—No, vete— Jungkook sacó su libro, cerró su casillero e intentó mantener la compostura ante las inmensas ganas de decirle a Tae que no se sintiera mal por lo que decía ya que no era cierto.
—Esta bien, entiendo supongo que nos veremos luego— exclamó viendo como poco a poco el Omega se alejaba de él para dirigirse a su siguiente clase.
Suspiró cabizbajo dejando caer su brazo que lo había tenido, momentos antes, pegado a su pecho con las flores en mano. Hizo un pequeño puchero, se dirigió a su casillero y guardó las margaritas allí, de pronto sintió una presencia atrás de él así que volteó inmediatamente, se sorprendió de ver qué Jimin estaba ahí analizando su situación.
—Taehyungie ¿Qué tienes? ¿Jungkook de nuevo?— preguntó preocupado por la expresión triste en el rostro de su mejor amigo.
—Supongo que no eran sus flores favoritas— rio sin gracia y se encogió de hombros.
—Pero dijiste que su jardín y su balcón estaban llenos de esas flores y que incluso las cuida más de lo que lo hacen sus padres que son los dueños de la casa— se cruzó de brazos, le comenzaba a fastidiar la actitud que tenía Jungkook con Taehyung pues sabía que el castañito no se merecía ese trato. Era el alfa más simpático, dulce y de buen corazón que había conocido y no quería que nada cambiara menos por un corazón roto, sabía lo que se sentía ser rechazado por tu destinado y no quería que aquello le pasará a su mejor amigo.
—No importa, quizá la próxima vez acepte alguno de mis regalos— exclamó con una pequeña esperanza expandiéndose en su corazón por solo imaginar la posibilidad.
—¿Será que tiene pareja?— preguntó Jimin de brazos cruzados ya no tan molesto como momentos antes y comenzó a caminar hacia su aula con Taehyung a su costado.
—¿Tú crees eso?— el solo imaginarlo con alguien más hizo que tanto su lobo como él se sintieran tristes.
—No lo sé, es que es muy raro que sea así contigo así que o es muy apático o tiene pareja, uno de dos— dijo y se encogió de hombros, no encontraba otra razón para que fuera así con alguien como Taehyung.
—No es así solo conmigo— respondió luego de recordar y analizar el como suele ser con otros de sus compañeros.
—Entonces es apático— aseguró.
—No le digas así— lo regañó y Jimin solo puso los ojos en blanco como respuesta— él en verdad es lindo y tierno.
—Sí ¿Cómo no?— exclamó con notable sarcasmo.
—Lo digo en serio— se cruzó de brazos con un puchero en sus labios y el ceño fruncido. Comenzó a recordar los pequeños momentos en que lo había visto desde su balcón y aquello hizo a su lobo mover la cola de alegría y a él tener una sonrisa bobalicona en su rostro—. Sonríe mucho cuando lee sus libros y es tan lindo cuando se pone a bailar coreografías de los grupos femeninos de Kpop, estoy seguro de que se sabe la gran mayoría, cuando estudia siempre frunce el ceño y su naricita por la concentración que le pone, es muy tierno cuando repite algunos diálogos de sus animes favoritos— miró arriba sin un punto fijo mientras recordaba esos lindos y pequeños detalles que había notado en el omega.
—Vaya que estás enamorado— comentó. Nunca había visto a Taehyung tan interesado en algún omega, ni siquiera hablaba maravillas de alguno como lo hacía con Jungkook. Los sentimientos de su amigo eran tan puros y sinceros que tenía miedo de que acabara como él.
—Yo y mi lobo— admitió orgulloso.
—Agh que empalagosos— bromeó, pero como Taehyung estaba tan distraído aún pensando en Jungkook, no se dio cuenta y pensó que lo decía en serio.
—Oye, yo te apoyé cuando te enamoraste de Namjoon y estuve cuando te rompió el corazón ¿Por qué eres así conmigo?— hizo un puchero imperceptible a simple vista. Y al recordar toda la situación por la que su amigo tuvo que pasar se sintió muy molesto.
Namjoon era su destinado y también la persona de la que estaba perdidamente enamorado, él lo rechazó porque no sentía nada por él. Taehyung se la pasó cuidando de su amigo y tratando de animarlo por un buen tiempo pues un corazón y un lazo roto no eran tan fáciles de sanar. Después de aquel suceso Taehyung lo protegía de cualquiera que intentara hacerle daño, sobrepasarse o aprovecharse de él y Jimin no se quedaba atrás, hacia lo mismo por Taehyung, por lo que si Jungkook llegaba a hacerle daño era más que seguro que él saldría en su defensa.
—Solo bromeaba, corramos o no llegaremos a tiempo y no nos dejarán entrar al salón— entrelazó su mano con la de su amigo y juntos entre risas y miradas cómplices llegaron al salón, tocaron la puerta y como aún no comenzaba la clase, el profesor los dejo pasar.
El tiempo pasó, las clases transcurrieron de lo más normal y sin ningún contratiempo, Jimin y Taehyung pasaron gran parte del día juntos a excepción del momento después de la salida donde Tae aprovechaba a leer un poco y Jimin se alistaba junto a Hoseok para ir a su clase extracurricular de baile. Jungkook por otro lado apenas llegó la hora de salida guardó sus cosas y caminó tranquilo hasta su casa.
—Ya llegué— exclamó Jungkook después de abrir con su llave la puerta de entrada de su casa.
—Buen día joven Jeon— saludó Hyun-ah, la nueva empleada, que sus padres habían contratado para que cocinara y ayudará en la limpieza.
—¿Mis padres aún no han llegado?— preguntó Jungkook dejando caer su mochila en el sofá de la sala de estar.
—Siguen en el trabajo— le contestó.
—Entiendo, estaré en mi cuarto— estiró sus brazos con la intención de alejar la flojera y suspiró. Quería descansar un poco pues el haber corrido escaleras arriba varias veces en la universidad, le había cansado un poco.
—¿Quiere que le lleve su almuerzo arriba?— preguntó y tomó el plato de galbitang entre sus manos dispuesta a subir con el y dejarlo en el escritorio de su habitación.
—Lo llevaré yo, no te preocupes— tomó el plato con mucho cuidado de derramar la sopa y le sonrió amablemente.
—Esta bien joven Jeon— hizo una pequeña reverencia.
—Solo dime Jungkook— pidió amablemente.
—Claro, aún no me acostumbro— sonrió algo avergonzada.
—Esta bien— le restó importancia y subió a su habitación con su plato de comida en mano.
Apenas llegó a su habitación, dejó la sopa en su escritorio y se lanzó boca abajo en su cama, se removió quedando minutos después boca arriba y abrazando su almohada mientras su mente divagaba, no pudo evitar recordar a Taehyung y el hermoso ramo de margaritas amarillas que le había intentado dar. Debía admitir que amaba esas flores y el solo hecho de que Taehyung haya notado eso y haya conseguido un ramo solo para él, le había gustado y mucho, pero simplemente no podía aceptarlas, ni ningún otra cosa que pudiera regalarle porque sabía cómo terminaría.
Suspiró y se sentó en el escritorio al costado de su cama, encendió el televisor y colocó «Your name» tenía ganas de volver a verla mientras almorzaba. De vez en cuando, y tal y como le dijo Taehyung a Jimin, repetía uno que otro diálogo y sonreía, su nariz se arrugaba, sus ojitos se cerraban levemente y mostraba sus dientes delanteros como un tierno y lindo conejito. Terminó de comer antes de que la película terminara, así que le puso pausa, bajó directo hacia el lavador de la cocina y limpió lo que había ensuciado, se secó las manos en su ropa y subió a seguir viendo la película, pero esta vez sentado en el borde de su cama.
Estaba sentado con las piernas cruzadas entre sí y los brazos descansando en el hueco que se formaba, toda su concentración estaba en los dos protagonistas hasta que el sonido de una guitarra captó toda su atención.
—¿En serio está tocando la guitarra a esta hora?— se preguntó a sí mismo e intentó volver a lo que estaba, pero no podía evitar seguir mirando como Taehyung sentado en una silla movía sus manos sobre el instrumento, presionaba las cuerdas y escribía con un lápiz en unas hojas de papel frente a él.
Se veía muy contento mientras tocaba y escribía, seguía sonriendo y riendo incluso cuando tachaba una que otra cosa porque no le gustaba ni le convencía, le gustaba aquella sonrisa cuadrada tan contagiosa que no podía creer que ahora estuviera sonriendo también.
—¿Por qué es tan lindo cuando sonríe?— volvió a preguntarse, no entendía como es que todo lo que hacía le parecía lindo, incluso sus caídas y tropiezos o cuando hablaba demás por los nervios.
Nuestro alfa siempre es lindo, no solo cuando sonríe.
Aquella afirmación de parte de su lobo lo hizo volver a la realidad, quitó la tonta sonrisa que tenía y dejó de mirarlo, la película ya estaba muy cerca del final, pero a ese punto ya no le importaba mucho.
—No es nuestro alfa, para con eso— lo regañó en voz baja.
Sí lo es
Claro que lo era y Jungkook lo sabía, se había dado cuenta de eso, pero no quería hacerse ilusiones porque algo que aprendió a medida que pasó el tiempo es que siempre habrá algo que acabe con ellas. Apagó la televisión cuando vio los créditos de la película en la pantalla del televisor y volvió a sentarse en su escritorio.
—Como sea, tengo que repasar lo que nos han enseñado hoy, así que no me distraigas con tus cursilerías— pidió. Sacó de su mochila el cuaderno de la primera clase que tuvo ese día y lo abrió, lo dejó en su escritorio y comenzó a leer lo que había anotado cuando de repente escuchó que algo había caído dentro de su habitación.
—¿Qué fue eso?— se preguntó a si mismo y se puso de pie en busca del objeto.
En el piso vio como un avión de papel de color azul y lo recogió, alzó su mirada y casi sonríe al ver como Taehyung agitaba su mano de un lado a otro muy rápido mientras mantenía esa hermosa sonrisa que tanto lo caracteriza. Estuvo muy cerca de decirle que dejara de lanzar cosas para llamar su atención porque estaba muy ocupado como para hacerle caso, pero fue Taehyung quien hablo primero.
—Jungkookie— exclamó aún contento.
—¿Qué quieres ahora?— preguntó en un tono de aparente fastidio.
—Solo me preguntaba si quizás querrías salir a distraerte, pareces estresado— dijo algo nervioso por su respuesta o reacción porque no quería molestarlo o incomodarlo, esa no era su intención, él solo quería ser su amigo, quien lo animara cuando estaba triste, con quien saliera a distraerse, a quien podría decirle lo que quisiera hasta las cosas más locas o tontas que podrían ocurrírsele y ese en quien pudiera confiar, tal vez después si ve que Jungkook siente lo mismo que él podría comenzar a cortejarlo solo si él lo deja o podrían simplemente ser novios sin necesidad de ello si así lo quiere. Claro que aún no se daba cuenta de que nada de eso estaba en los planes de Jungkook.
—No, gracias— contestó y comenzó a cerrar la puerta corrediza y las cortinas solo para no verlo; sin embargo, se detuvo al darse de que Taehyung iba a decir algo más
—Entiendo, suerte con tus estudios y si necesitas ayuda me puedes avisar. No solo si necesitas ayuda también si quieres o cuando sea, yo estaré para ti si lo necesitas, pero si no es así está bien no hay problema. Yo entiendo que no quieras mi ayuda porque soy pues así, ¿sabes qué? olvídalo no me hagas caso— expresó con algo de dificultad, pues no solo estaba nervioso siempre que se dirigía a él si no que también no sabía como decir lo que quería.
Jungkook no entendió del todo lo que Taehyung estaba tratando de decirle, pero siempre se le hacía muy tierno, carismático, algo torpe de vez en cuando, pero sobre todo lindo.
¿Cómo puedes rechazarlo? Solo míralo, está triste y es tu culpa. Arréglalo
Jungkook abrió tan solo un poco la cortina y pudo ver a Taehyung recostado en el asiento de su balcón, con el brazo cubriendo sus ojos y pudo notar su expresión decaída a pesar de lo poco que podía ver de su rostro. Volvió a cerrar la cortina y se cruzó de brazos, aunque su lobo quisiera hacer algo él no estaba dispuesto a dejarlo.
—No lo haré ni te dejaré—declaró.
Te odio
—No me importa— dijo y se encogió de hombros, volvió a sentarse y comenzó a leer de nuevo; sin embargo, el sonido de una llamada lo interrumpió.
—¿Por qué les gusta interrumpirme?— se preguntó, sacó su celular del bolsillo delantero de su pantalón, se dio cuenta de que era un número desconocido, optó por contestar esa vez y se puso de pie.
—Sí ¿Quién habla?— dijo, escuchó una pequeña risa del otro lado de la línea y reconoció al instante a quien le pertenecía.
—¿Seokjin hyung?— preguntó solo para asegurarse de que no era parte de su imaginación.
—Jungkook, tanto tiempo— saludó Jin.
—¿Cómo conseguiste mi número?— preguntó entre sorprendido y emocionado.
Jin y Jungkook se conocieron cuando tenían ocho y siete años respectivamente, pasaron varios años juntos antes de que los padres de Jungkook consiguieran un trabajo muy bueno en Estados Unidos, aprendió inglés gracias a que vivió un tiempo allá, tenía la esperanza de regresar y reencontrarse con Jin, pero nunca pasó, desde ese momento el trabajo de sus padres lo llevó a viajar por diferentes partes del mundo para terminar regresando a Corea y estar recibiendo una llamada de él tan de repente y después de tanto tiempo. Casi parecía irreal todo pues había perdido cualquier esperanza al respecto, pero en verdad estaba sucediendo.
—Tus papás me contactaron, no sé cómo es que se acuerdan de mí aún, pero bueno— explicó —. Me dijeron que estás todo el tiempo solo y que estaban preocupados por ti, así que te tengo una sorpresa.
—¿Cuál?
—Iré a Seúl, da la casualidad que mis padres consiguieron trabajo allí, así que estudiaré en tu universidad— exclamó emocionado y expectante a la reacción de su mejor amigo.
—No entiendo porque hacen esto si nos volveremos a mudar— susurró algo decaído.
—¿En serio volverán a mudarse?— preguntó sin creérselo del todo— Por la forma en la que lo dices se me hace que lo han hecho varias veces— Jin solo sabía de la vez que se fueron a Estados Unidos mas no de los demás viajes, mudanzas y cambios de escuela por las que Jungkook había tenido que pasar, por lo que en realidad dedujo gracias al comentario de Jungkook que se habían mudado más de una vez.
—Siempre nos tenemos que mudar de la ciudad o del país por su trabajo— aclaró.
—Ay pequeño, quizá esta vez todo sea diferente, no creo que me hayan pedido todo esto si se volverían a ir— dijo, tenía ganas de abrazar y consolar a su amigo, pero le era imposible en ese momento.
—No lo sé— había tenido esperanza de eso durante años, no quería tenerla de nuevo para luego perderla.
Si esperas tanto que algo suceda y no sucede te decepcionas, pero si no esperas nada de algo ni de alguien llega un punto en el que te da igual lo que pase. Por eso para Jungkook siempre era mejor cuando esperaba decepcionarse que cuando tenía demasiada esperanza.
—Anímate, nos veremos de nuevo después de años, deberías estar feliz— reclamó Jin, no quería que Jungkook pensara de manera negativa por algo que ni siquiera sabía si pasaría y tampoco quería que estuviera desanimado cuando debería estar feliz de que se volverían a ver después de tiempo.
—Lo estoy, pero— dijo, pero Jin lo interrumpió.
—Nada de peros, nos vemos mañana.
—Esta bien hyung, adiós— respondió y cortó la llamada. Esta vez ya nada interrumpió su tarde y se dedicó a repasar lo que le habían enseñado en cada clase.
Mientras tanto, en la casa de al lado Jimin había llegado y se encontraba junto a Taehyung jugando en la consola de videojuegos cada uno con un mando. Ambos conversando de diferentes temas de vez en cuando hasta que Taehyung sacó a relucir el tema de Jungkook.
—¿Qué crees que debería regalarle mañana?— preguntó.
—No lo sé, ya has intentado de todo ¿No crees que deberías darte por vencido mejor?— opinó. Sentía que estaba haciendo demasiado por alguien que ni siquiera lo volteaba a ver.
—No te dije nada, pero siento que somos destinados— admitió Taehyung y eso le preocupo aún más a Jimin.
—¿Jungkook y tú? ¿Cómo lo sabes?
—Mi lobo me lo dice todo el tiempo— exclamó sonriente. Ya había dejado atrás lo que había pasado unos momentos antes de la llegada de su mejor amigo y su buen ánimo había vuelto a él.
—Bueno, si quieres seguir intentando está bien, pero por favor ten cuidado— expresó temeroso. Deseaba que no tuviera que pasar por lo mismo que él.
—No te preocupes por mí, estaré bien pase lo que pase— aseguró y Jimin sonrió un poco más tranquilo.
Continuaron jugando aquella partida que al final Taehyung ganó, luego de ello bajaron a ver una película con el pequeño Yeonjun, cuando esta terminó el padre de los hermanos Kim llegó e hizo la cena para todos. Después de cenar y conversar un poco más Jimin se despidió de todos y regresó en su auto hasta su casa.
Al día siguiente en la universidad casi todos estaban hablando del nuevo, de lo guapo e irresistible que era el alfa y de lo mucho que deseaban que se fijara en ellos, incluso algunos alfas admitían eso obviamente solo con sus amigos más cercanos. El único que no tenía idea de lo que decían era Taehyung puesto que casi no les prestaba atención a alguien más que no fuera su mejor amigo o Jungkook.
—Taehyung-ssi ¿Oíste el rumor que está circulando?— Jimin abrazó a Taehyung por detrás apenas lo vio entrar, aquello lo sorprendió un poco, pero rápidamente aceptó el abrazo y se separaron cuando Taehyung llegó a su casillero y dispuso a guardar algunos de sus libros y cuadernos para solo tener en su mochila los que le tocaba a la primera hora.
—¿Cuál rumor?— preguntó y cerró su casillero.
—Hay un chico nuevo ¿Lo has visto?
—No estoy muy seguro, pero ¿Qué tiene?— preguntó un poco intrigado.
—Apenas ha llegado, pero ya hay algunos diciendo que es el primer amor de Jungkook, otros que en realidad es su novio que vivía en otro país y vino por él y el resto que solo es un amigo de la infancia ¿Crees que algo de todo eso sea verdad?— preguntó Jimin y es que no quería creer en lo que decían ya que se la pasaban inventando muchas cosas y muy pocas resultaban ser ciertas.
—No lo sé, pero prefiero no creer en rumores menos si tienen que ver con Jungkook, no me gusta que inventen esas cosas solo porque no tiene amigos— espetó con los brazos cruzados y un mohín en sus labios.
—Pienso lo mismo, ojalá pronto paren con el tema.
—En fin, iré a ver a Jungkook ahora vuelvo— había notado que el Omega estaba en el patio delantero de la universidad escuchando música acostado en el césped debajo de un gran roble.
—Claro y suerte campeón— palmeó la espalda del alfa, esperaba que esta vez le fuera bien. Jimin se fue a la biblioteca para pedir prestados unos libros para uno de los trabajos que tenía pendiente aún y Taehyung salió en busca de Jungkook.
Para su fortuna, Jungkook seguía en el lugar donde lo había visto minutos antes y todavía escuchando música. Se acercó con total tranquilidad y se sentó a su lado, sonrió cuando el aroma del omega lo invadió y aunque él no supiera Jungkook había sonreído también por su aroma y no por la canción que escuchaba, como había creído al notar aquello. Suspiró y tocó con total delicadeza el hombro del omega con la intención de no asustarlo, Jungkook abrió sus ojos y lo miro con una expresión completamente seria incluso aunque la música que escuchaba era una canción muy alegre de su grupo femenino favorito de kpop.
—Hola Jungkookie— exclamó alegre.
—Deja de llamarme así— le contestó y cuando estuvo a punto de volver a cerrar los ojos Taehyung habló de nuevo.
—Te traje banana milk, sé que te gusta por lo que dijeron tus papás y también porque siempre lo compras y te lo tomas en el receso— sacó de su mochila el banana milk y extendió su brazo con la intención de entregárselo, pero Jungkook alzó su brazo y empujo el banana milk hasta que quedó en el pecho del alfa.
—No quiero— negó con la cabeza y cerró los ojos.
— ¿No es su favorito? ¿Me equivoqué?— preguntó más para si mismo, pero Jungkook lo escuchó y quiso darle una razón solo por esta vez y más que nada para que no se sintiera mal.
—No tengo hambre— se excusó.
—Puedes guardarlo y tomarlo en el receso— comentó y se encogió de hombros, esperaba que Jungkook le dijera que no y que lo alejara como siempre; por lo que, cuando vio que Jungkook abrió los ojos, tomó la botellita de banana milk y la pegó a su pecho, no pudo evitar abrir ligeramente la boca por la sorpresa que le causó.
—Gracias, adiós— exclamó y cerró los ojos. Taehyung rio levemente, asintió y con una gran sonrisa se pudo de pie y se alejó dando pequeños saltitos, no llegó a darse cuenta de que cierto alfa de cabellos rosados lo había visto interactuar con Jungkook y ahora caminaba hasta llegar al pequeño Omega que aún se encontraba con los ojos cerrados disfrutando de la música.
Jungkook estaba tan concentrado en la música y perdido en el delicioso aroma de las feromonas de Taehyung, las cuales aún sentía a su alrededor, que no se percató de la nueva presencia allí. Jin le habló y no obtuvo respuesta, no sabía si reír o hacer un berrinche porque se sentía ignorado por su mejor amigo, así que simplemente puso los ojos en blanco y se acostó en el césped al lado del Omega, quien recién en ese momento se fijó en él.
—Vaya, al fin sales de tu ensueño— exclamó solo con la intención de molestarlo. No tenía idea de quien era o que era para su amigo aquel alfa que se había ido, pero siempre le gustó molestar a su amigo cuando veía que a alguien le interesaba o que a él le interesaba alguien, pues las expresiones que hacía cuando estaba enojado eran muy tiernas.
—No sé de qué hablas— jugueteó con la botellita que tenía en sus manos tratando de ignorar las ganas de sonreír que de repente lo invadieron.
—¿Quién es el galán con el que estabas hablando hace un rato?— preguntó claramente interesado. A su parecer, el alfa era una buena persona, atenta y detallista.
—Se llama Taehyung— contestó. Aunque quisiera seguir negando la etérea hermosura que irradiaba el alfa, solo porque no quería ilusionarse con un futuro con él, ya le era imposible sobre todo porque estaba hablando de él con su mejor amigo y no cualquier desconocido.
—¿Te gusta?— preguntó a pesar de que creía que la respuesta era obvia.
—No— se limitó a decir, se sentó y apoyó su espalda en el árbol detrás de él.
—No sé porqué no te creo nadita— imitó las acciones de su mejor amigo y le ayudó a abrir su banana milk para que pudiera tomarlo con tranquilidad, cosa que hizo.
—De verdad no me gusta— dio un sorbo a su bebida, su mirada esquivó la de su hyung y recibió un silencio profundo como respuesta a aquella afirmación.
—No te creo y estoy seguro de que ni tú lo crees, pero puedes seguir diciéndolo para convencerte a ti mismo— dijo a modo de burla y pellizcó su mejilla derecha.
—No me hace gracia— se cruzó de brazos y dio otro sorbo al banana milk hasta que lo dejó completamente vacío.
—Pues a mí sí. Por cierto ¿Por qué nos miran tanto?— preguntó cuando al ver a su alrededor reparó en que cada persona que entraba o salía de la universidad se quedaba observándolos un buen rato.
—Creen que somos pareja— contestó y se encogió de hombros. A estas alturas le daba igual lo que decían o no sobre él o las personas que le rodeaban. Él sabía que era verdad y que no y eso era más que suficiente.
—Tu y yo, eso sí jamás. Sin ofender, pero no eres mi tipo— dijo Jin mientras que ordenaba sus cabellos con chulería y una mirada de orgullo a sí mismo.
—Ni tú el mío y lo sabes— dijo y se puso de pie puesto que ya era hora de su siguiente clase, Jin imitó su acción.
—Claro, tu tipo es Taehyung— lo codeó y Jungkook se cruzó de brazos con un puchero en sus labios.
—¿Sigues con eso?— preguntó, bufó y puso los ojos en blanco.
—Que amargado— se quejó con una pequeña y falsa mueca.
Cada quien se dirigió a sus respectivas aulas de clase para escuchar lo que los profesores iban a enseñarles. Después de dos clases llegó la hora del almuerzo, por lo que Jin y Jungkook no tardaron mucho en dirigirse a la cafetería.
En la entrada de la cafetería, Jungkook vio a Jin sentado junto a dos almuerzos y haciendo una seña de que se apurara para sentarse a su lado, Jungkook rio y caminó a paso tranquilo cuando de la nada chocó con alguien y sintió como un líquido se derramaba sobre su camiseta blanca, probablemente la mancha no saldría tan fácilmente.
—Jungkookie, lo siento tanto— se lamentó Taehyung y aún con su bandeja llena de comida en mano trató de limpiar con su otra mano llena de varias servilletas, la mancha de leche de fresa; sin embargo, solo terminó empeorando todo.
No era la primera vez que le pasaba y probablemente tampoco sería la última, pero él solo hecho de que le haya sucedido con Jungkook era lo que lo hacía sentir aún peor que normalmente.
Jungkook por primera vez al verlo tan triste tuvo la intención de decirle que no había problema, era solo una mancha sin importancia, pero la llegada de Jin casi corriendo para ayudarlo no dejó que así fuera.
—No te preocupes, yo me encargo de él— exclamó con la respiración ligeramente agitada por haber corrido y casi caído para llegar al lado de ambos.
Taehyung vio como Jin con total delicadeza tomaba la cara de Jungkook para que lo mirara a él y como después agarró a Jungkook por los hombros y lo llevó hasta donde minutos antes Jin había estado sentado esperándolo. Tae sintió como si alguien apretujara su corazón muy fuerte y estaba tan concentrado en ellos que no se dió cuenta de la presencia de su mejor amigo quien comenzó a soltar un poco de sus feromonas con la intención de calmarlo.
—No te pongas así Tae— le dijo al ver que no estaba consiguiendo nada con su anterior acción.
—¿Crees que me debería rendir con él?— cuestionó sin dejar de verlos y Jimin hizo un pequeño mohín.
—La verdad no estoy muy seguro— admitió, pues cuando pasó todo lo anterior pudo ver y sentir que Jungkook estaba preocupado por Taehyung. Eso le hizo ver qué quizá había cierta posibilidad de que aunque sea le importara su destinado.
Taehyung dirigió su mirada a su amigo ya harto de los celos y el dolor que sentía al ver a Jin y Jungkook tan juntos. Se fue a sentar en una mesa, notablemente alejada del par, junto a Jimin.
—Me duele demasiado— admitió tocándose el pecho y sintiendo a su lobo inquieto y triste.
—Ser rechazado por alguien que amas y que encima es tu destinado es lo peor— expresó con dolor, el verse reflejado en Tae le estaba afectando tanto como el ver a su amigo sufrir por amor. Tae sonrió sin gracia, quería que dejara de importarle, pero le era imposible y poco a poco su respiración comenzó a ser entrecortada y sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas.
—Oye, tranquilo ¿Sonreirías por mí?— Jimin se sentó a su lado y ya no frente a él, tomó su cara entre sus manos y lo vio muy de cerca buscando la sonrisa que esperaba apareciera pronto, pero el intento de Taehyung terminó volviéndose una mueca y las pequeñas lágrimas corrieron por sus mejillas sonrojadas.
Jimin limpió con sus manos todo rastro de lágrimas y dejó un pequeño beso en la mejilla derecha, desde lejos podría parecer otro tipo de beso, pero no era así y finalmente lo abrazó fuertemente.
—Ay Taehyungie— Jimin dio pequeñas palmadas en la espalda de su menor y este se dejó envolver por el dulce aroma del Omega que solo intentaba calmar esa tormenta de sentimientos en la que se había convertido el alfa.
Mientras tanto, Jungkook no podía apartar la mirada del par sin saber que sentía, no estaba seguro si eran celos por verlos tan juntos o dolor por ver a Tae triste por su culpa, quizá era una extraña combinación de ambos sentimientos.
Nuestro alfa está así por tu culpa, haz algo.
No puedo, alguien ya ocupó ese lugar.
Tanto Taehyung como Jimin, Jungkook y Jin terminaron de comer, llevaron sus bandejas dónde correspondía y se fueron a sus respectivas aulas. Durante la clase a Taehyung se le ocurrió una idea, ya que al final había decidido darse por vencido con Jungkook creyó que sería buena idea expresarle cada uno de sus sentimientos en una carta y así lo hizo, en lo que duró esa clase y la última que tenía en el día, se dedicó a escribir y escribir lo que llegaba a su mente con tan solo pensar en él y cuando la tuvo lista esbozó una sonrisa melancólica.
Cuando finalmente terminó su última clase, le contó a Jimin lo que había hecho y lo que tenía pensado, su mejor amigo aprobó la idea pues sería una buena forma para dejarlo ir y sentirse mejor muy pronto.
—Dejaré esto por aquí— dijo mientras sacaba la carta de su mochila y la metía en el casillero de Jungkook—quizá no cambie nada, pero al menos sabrá todos mis sentimientos al fin.
—Todo va a estar bien ¿Sí? Vámonos— lo animó Jimin y juntos salieron de la universidad para caminar hasta la casa de Taehyung y pasar el rato allí.
Por otro lado Jin y Jungkook después de haber corrido rápido porque se hacían tarde para llegar a su siguiente clase luego de lo de la cafetería, al termino de esta se dirigieron al baño pues Jin le había dicho que tenía ropa en su mochila para que se cambiara.
—Gracias por prestarme algo de ropa ¿Por qué tenías por cierto?— habló mientras se quitaba su camiseta mojada y algo pegajosa y se colocaba la rosada que su amigo le había entregado.
—¿Qué? Siempre soy precavido. Además si llego a escaparme para salir con alguien algún día debo estar listo y vestir lo mejor que tengo— aquello que dijo hizo reír mucho a Jungkook y eso tranquilizó a Jin quien había estado preocupado por él y su tristeza repentina por un accidente tonto, aunque al principio pensó que era por eso no tardó demasiado en darse cuenta de que en realidad no era así después de ver cómo su amigo no dejaba de mirar a Taehyung
—Tu ropa no es muy mi estilo, pero gracias. Mañana te la regresaré— dijo y salieron del baño camino a su siguiente y última clase.
Cuando finalmente llegó la hora de salida, Jungkook y Jin fueron casi los últimos en salir del aula, se dirigieron a sus respectivos casilleros para sacar sus cosas y guardarlas en su mochila, Jin fue el primero en terminar de hacerlo, por lo que se acercó a dónde estaba Jungkook y lo ayudó con sus cosas, cuando ya terminaron con ello, se dispusieron a caminar fuera de la universidad e ir a sus casas; no obstante, Jin notó que algo había caído del casillero de su mejor amigo y por curiosidad decidió recogerlo.
—¿Qué es esto?— se preguntó a sí mismo, analizó y dedujo que se trataba de una carta.
—Jin ¿No vienes?— exclamó a lo lejos Jungkook.
—Sí, ya voy— guardó la carta, lo más rápido posible, en su mochila y corrió hasta la salida donde Jungkook se encontraba esperando.
°•°
Espero que les esté gustando <3
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